ANNIE

Da heroscot

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Ella tan rota y maltratada, sin memoria pero con mucho sentimiento. Él tan serio y por lo que se creía, sin... Altro

Aclaraciones.
Prólogo.
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
CAPITULO 8
CAPÍTULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
CAPITULO 12
CAPITULO 13
CAPÍTULO 14
CAPÍTULO 15
CAPÍTULO 16
CAPÍTULO 17
CAPÍTULO 18
CAPÍTULO 19
CAPÍTULO 20
CAPÍTULO 21
CAPÍTULO 22
CAPÍTULO 23
CAPÍTULO 24
CAPÍTULO 25
CAPÍTULO 26
CAPÍTULO 27
CAPÍTULO 28
CAPÍTULO 29
CAPÍTULO 30
CAPÍTULO 31
CAPÍTULO 32
CAPÍTULO 33
CAPÍTULO 34
CAPITULO 35
CAPITULO 36
CAPITULO 37
CAPÍTULO 38
CAPÍTULO 39
CAPÍTULO 40
CAPÍTULO 41
CAPITULO 42
CAPÍTULO 43
CAPITULO 44
CAPITULO 45
CAPITULO 46
CAPÍTULO 47
CAPITULO 48
CAPITULO 49
CAPITULO 50
CAPITULO 51
CAPITULO 52
CAPITULO 53
CAPÍTULO 54
CAPITULO 55
CAPITULO 56
CAPITULO 57
CAPITULO 58
CAPITULO 59
CAPITULO 60
CAPITULO 61
CAPITULO 62
CAPITULO 63
CAPITULO 65
CAPITULO 66
CAPITULO 67
CAPITULO 68
CAPITULO 69
CAPITULO 70
CAPITULO 71
CAPITULO 72
CAPITULO 73
CAPITULO 74
CAPITULO 75
CAPITULO 76
CAPITULO 77
CAPITULO 78
CAPITULO 79
CAPITULO 80
CAPITULO 81
CAPÍTULO 82
CAPITULO 83
CAPITULO 84
CAPITULO 85
CAPITULO 86
CAPITULO 87
CAPITULO 88
CAPITULO 89
EXPLICACIÓN
CAPITULO 90

CAPITULO 64

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Da heroscot

Annie.

Desde que me desperté, una tranquilidad extraña me invadió. Todavía adormecida mire a mi costado y por la ventana entraba un poco de claridad, sonreí porque lo único que escuchaba era mi respiración. Me di el tiempo de sentarme en la cama con la sabana a las rodillas.

No paso mucho cuando escuché ruido abajo, con pensar en el rubio mis pies picaron con querer ir rápido a la cocina.

Me recibió con el desayuno listo y, con un beso en la frente me comentó que luego me iba a dejar unas perchas, al principio no entendí, hasta que me dijo que era mejor para no tener la ropa como si fuera un costal de verduras.

Me reí, pero a él no le hizo gracia.

Las bolsas seguían a un costado de mi cama, y la verdad pensaba dejarlas ahí. No mucho después de que Andrew dejará de comer, subió y me dejó terminar. Estaba dando el último sorbo de agua con las vitaminas cuando escuché que me llamó por la parte de arriba.

Estuvimos un rato en su habitación sacando perchas de entre su ropa, intenté que no dejará sin colgar la suya por darme a mi el espacio. Cuando ya crei tener suficientes las tome y camine a la habitación donde estaba durmiendo. Por más que ya yo traía más de una docena, Andrew se apareció con unas tantas más.

—Por si acaso.—se excuso sentándose en el borde de la cama para sacar las prendas de la bolsa.

Decidimos que era mejor dejarlas encima de la colcha y nosotros sentarnos en el piso. Así fué, pero no estuvimos mucho tiempo juntos haciendo eso porque su teléfono sonó. Me daba cuenta como le molestaba que le estuvieran llamando, la forma en que su entrecejo se contraía lo confirmaba.

—Viene Manuel,—comentó antes de aproximarse a la puerta—: Dice que quiere hablar contigo,—metió las manos en sus bolsillos—: A solas.

Me detuve.

—¿Por qué?

—No lo sé,—miró distraído a la ropa que faltaba—: ¿Quieres bajar o prefieres que sea aquí arriba?

Sinceramente aquí me sentía mejor. 

—Si a él no le molesta subir.—murmuré algo incómoda. Mis últimas charlas con el oficial no terminaron bien, y la del cumpleaños de Andrew no cuenta.—¿Puedo pedirte algo?

Alcé la vista de lo que tenía en mano y lo ví, sus cejas alzadas al mismo tiempo que asentía con la cabeza.

—Lo que quieras.—el tono de seguridad con el que lo dijo me hizo sentir bien. 

—¿Puedes quedarte mientras habla conmigo?—ya empezaba a sonar tímida—: O detrás de la puerta o..

Me interrumpió su teléfono, empezando a sonar de nuevo en su mano. Miró la pantalla y se dirigió a la puerta, pensé que Manuel había llegado. No me equivoqué, a los segundos un par de voces conocidas inundaron el pasillo.

Me estaba retardando aproposito, las ansias por saber el que dirán me dejarían sin algo que hacer para poder evadir los temas. Del policía nunca se sabe. Suspiré al escuchar el primer toque en la puerta, Manuel quien cargaba su uniforme puesto movió la cabeza en señal de saludo hacia mi.

—Supe que pasaste un buen cumpleaños,—escaneo un poco la habitación, yo seguía en el suelo—: Felicidades.

—Gracias.

Miré algo inquieta el como Andrew permanecía a sus espaldas. Sin embargo, cuando Manuel hizo el ademán de cerrar el rubio se interpuso, caminando hasta el pequeño sillón individual en una esquina de la habitación.

—Reyes..—advirtió Manuel, su amigo alzó los hombros.

—Omite mi presencia—casi sonaba a sarcasmo. Sonreí de costado, se iba a quedar.

—Te dije que quería hablar a sola...

—Yo quiero que se quede,—hablé haciendo que ambos me miraran—: Igual, sino se quedaba le habría contado.

Manuel apretó los puños y tomó aire.

—Bien, supongo que está bien.—parecía cansado—: ¿Me puedo sentar?

Asentí y arrimé hacia atrás lo que quedaba de ropa, teniendo por fin un poco de espacio en la cama. Se sentó, dándole la espalda a Andrew, suponía que se iba a tomar literal eso de omitir su presencia en la habitación.

—¿Esté fue tu regalo de cumpleaños?—pregunta y se que está intentando sacar conversación.

El plástico que cubría todavía mi tatuaje hizo aparición en mi mente.

—Se podría decir que parte de el—murmuré con una sonrisa ladeada, metiendo la percha en uno de los suéters.

—¿Qué es la otra parte?—lo ganó la curiosidad.

No sabía si Andrew le había dicho, tampoco es que yo lo viera como algo malo. Pero era mejor asegurar.

—Algo que no voy a olvidar.—comenté sin mirar al rubio.

Manuel no insistió, debió darse cuenta que no lo quería decir. Frotó sus manos en sus muslos mientras miraba unos segundos hacia atrás. Lo seguí con los ojos.

—Andrew, ¿Te puedes ir? Te juro que no puedo hablar así.—sonaba frustrado.

—¿Así como?

—Me estás taladrando la espalda con los ojos.—se volteó por completo para verlo.—: ¿Podrías esperar abajo?

El rubio se levantó y hasta que la puerta no se cerró Manuel no volvió a mirarme. Juré que me había dejado sola, que en verdad iba a esperar dónde le habían dicho pero justo antes de prestarle atención al policía ví una sombra quedarse quieta del otro lado de la puerta.

Seguía aquí.

Él escaneaba la habitación antes de centrar su atención en mi.

—Annie, quiero que entiendas una cosa,—no me estaba hablando con el mismo tono de voz que usa en la comisaría, sonaba incluso amable—: Que Andrew esté haciendo todo esto por ti, no significa que el lugar a donde perteneces no te esté esperando.

Mis manos se detuvieron, no por sorpresa sino porque la garganta se me secó.

—¿Por qué me dices eso?—murmuré acariciando la tela de mi pantalón.

—He mandado a buscar mapas, registros, fotocopias de todo archivo posible en aeropuertos, en la costa, incluso dónde se reportó tu desaparición. No deberían tardar en llegarme.—su barbilla tembló, como si tuviera más que decir—: Y, creeme que lo mejor que le puede pasar a personas como tú, que han pasado por tanto dolor; es volver con los suyos.

Apreté mi boca en una línea, entendiendo porque no quería al rubio en la conversación. Una sensación en el estómago me abrumó al pensar otra vez en que haría sin Andrew cerca.

—Andrew no es malo.—apreté los ojos cuando me empezaron a picar.

—No, Annie. No lo es pero..

—¿Entonces por qué no puedo quedarme aquí?—las lágrimas que me negaba a dejar caer no me permitían ver a Manuel con claridad.

Sólo de pensar en todo lo que su amigo ha hecho por mi desde el primer momento en que se bajó a recogerme en el callejón, hacia que mi pecho ardiera. Sin Andrew, muy probable me hubieran encontrado.

—Él no es tu familia,—contestó seguro—: Tú familia es la que te debe estar esperando en algún lado. Anhelando que algún día la hija que le arrebataron hace más de una década, vuelva a casa.

Un sollozo se me escapó.

—La que supuestamente es mi familia no hizo nada por mi,—la prenda que tenía sobre las piernas la jale hasta dejarla en la cama de nuevo.—: Nada, sino fuera porque me pude escapar y, si Andrew no hubiera.. —apreté los ojos, haciendo puños sobre la tela del pantalón—: Estuviera todavía encerrada o peor.

Intentaba controlarse, sabía que me quería gritar. La misma expresión de desesperación la he visto más de una vez en su rostro.

—Annie tu no eres de aquí, estás bastante lejos de tu hogar.—subí una mano a mis ojos—: ¿No te gustaría volver a dónde naciste? ¿Ver a tu madre?

La menciono, menciono a la misma persona por la que me preguntaba cada segundo. Cada instante en que estaba sola, lloré mil veces por su nombre. Lloré porque no entendía que estaba pasando o porqué, me lamente haber hecho algo mal. Pedí y suplique por ella y nada, nunca tuve respuesta.

—Annie..

—Andrew me cuida,—murmuré con la voz cortada, mirándolo antes de apoyar la frente en el borde de la cama—: Andrew no me grita, él hace que me sienta bien. Que me sienta querida por primera vez,—me lastimaba la garganta por el esfuerzo de hablar con el nudo en ella—: Sé que muchas cosas no te gustan pero no me has preguntado si me gustan a mi.

—Es que yo se que si,—de reojo ví como alzó los hombros—: Viviste un infierno.

Apreté los párpados y lágrimas silenciosas bajaron. Me dolía el pecho, me dolía que no pudiera haber un momento de paz en todo esto. Para estas alturas debería estar pensando que soy un problema estando aquí, que no hago más que causar disturbios entre una amistad.

—Te quiero preguntar una cosa,—soltó intentando buscar mis ojos—: Necesito que seas muy sincera. 

Asentí.

—Si obtengo los registros, algún número de teléfono o dirección..—estaba nervioso, pero no sé movia de su sitio. Yo me enderecé—: ¿Aceptarías verte con tu familia?

Juré que iba a vomitar, más porque un pequeño golpe seco se escuchó del otro lado de la puerta. Andrew seguía aquí, y seguro estaba escuchando.

—Annie,—llamó mi atención de forma impaciente—: ¿Lo aceptarías?—sonó impaciente.

—No recuerdo cómo son.—balbusee lo primero que se me vino a la mente.

Tenerlos enfrente después de mucho sólo significaba un paso más cerca para que Andrew fuera soltando lazos conmigo. Llevé ambas manos de nuevo al pantalón apretarlo en puños, de repente me faltaba el aire.

—No te preocupes, —estaba esperanzado, sin ser consciente de todo lo que ocurría en mi interior—: Me aseguraré que no sean extraños, que sean los que en verdad están esperando en alguna parte de Australia por ti.—no sabía si eso lo dijo para mí, o para el mismo—: También que sea en un lugar seguro para ti.

—Aquí.—solté antes de que mi mente lo pudiera procesar.

El policía me volvió a mirar está vez con recelo. Manuel estaba muy consciente de que todo lo que estaba diciendo Andrew lo iba a saber, ya sea por boca suya o por la mía. No estoy segura si sabe que está detrás de la puerta.

Puerta de la que Andrew llamaba mi habitación. No cerraba del todo bien pero si lo suficiente para que Manuel sintiera que no estaba y claro que sí, él nunca me deja sola.

«¿Cómo será cuando en verdad no esté?»

Me encontré a mi misma llorando de nuevo, omitiendo que su amigo seguía aquí llevé mis rodillas a mi pecho para abrazarlas y esconder el rostro ahí. Escuché como se levantó, cómo camino hacia la puerta.

Mi cabeza dolía, estaba presionada al igual que mi pecho. Tenía miedo de lo que fuera a pasar ahora, sabía que con mi respuesta Manuel iba a mover cielo y tierra con intentar regresarme a dónde según él pertenezco.

Por la parte interna de mis brazos sentí un jalón, mi cuerpo estaba siendo elevado hasta tener el mismo pecho caliente pegado con el mío. Fuí consciente de que sus brazos me estaban rodeando cuando mi llanto hizo aumento.

Pensar que me quieren alejar de la única persona que no me hecho daño, hace que me empiece a replantear que es lo que verdaderamente merezco. Estaba hundida y me rescataron, me cuidaron. Me dejan sanar.

Estos mismos brazos que me están dejando llorar en el se han convertido en mi lugar seguro. No me ha dicho nada solo me tiene ahí, prensada en su pecho dandome apoyo. Apoyo que no se si sabe que puede o no durar poco de ahora en adelante.

Sin soltarme, se tumbó de forma lenta sobre la cama conmigo encima. Importandole muy poco lo que quedaba sobre las sábanas, se puso cómodo. Era tanto lo que tenía en la cabeza que mis ojos se cerraron, deseando pensar únicamente en lo bueno. En lo único que me mantiene con una sonrisa en el rostro.

Y todo, absolutamente todo. Me llevaba a esos ojos verdes que me tienen sujeta justo ahora.

.
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Gracias por seguir aquí.

Gracias a todos los que me han enviado por Instagram, o por sus comentarios bonitos preguntando cómo estoy. Estoy bien, solo que terminando este trimestre de universidad.

¡En diciembre vengo con toda, ¿Me escucharon?!

Los amo, mil gracias.

Instagram: heroscot_
Twitter: heroscotw
Tiktok: heroscot

Un beso, recuerden que son lo más bello de wattpad❤

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