Solo son negocios.

Von Darknessanarchy

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Descubrirás con el tiempo que lo que vivías era otra cosa y no lo que pensabas. Todo por ser una persona que... Mehr

Déjame vivir en tú casa
¿Cómo pasó esto?
¿Cómo que un Ship?
Principio de la teoría del caos
El comienzo
Daños del pasado sacude el presente
aparece Amber y esto está en llamas
Soy una basura
Only You
Stay With Me
Wat Talk
Binarie Codes
T2 No metas a otros en tus asuntos
Half Life
ha vuelto!!!!
Un increíble día🔞
Introspectiva🔞 (parte 1)
La Lola
Dicen que los hombres no deben llorar
DARK
After Dark
The nights
Good Day :)
Bittersweet
Symphony
preludio
I-ll stay with you
The Less I Know The Better
Son los 30
Unwritten
Nunca Es Suficiente (Crimen)
Castigo (Para mi)

Y eso que solo es el comienzo (fin del volumen 1 )

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Von Darknessanarchy

¡Capitulo 10!

Esto hay que celebrarlo, tú qué lees esto y no le has dado ninguna estrella a los anteriores 9 capítulos ya debe ser hora de que le den su estrella, porque así me inspira más en seguirle a está rara historia…

Y pensar que solamente era una carta de disculpa a un buen tipo, que en verdad es una gran persona, así que si lo estás leyendo espero que sigas siendo una gran persona.

Y ahora a los que escriben sus comentarios en la historia, en verdad me encanta leerlos, me da inspiración sus comentarios que me hacen reír, gracias por tú apoyo, te estimo mucho.
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Capitulo 10, si mi querido lector es el 10!!!!!!!!!!!!!!!!

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[Casa de Piper]

Piper estaba regañando muy feo a Colette por el atrevimiento de comer todos los pastelitos que había dejado, Edgar por su parte bebía té en una taza, la taza que Colette no bebió, él estaba sentado en la mesa viendo como su amiga era regañada mientras tanto la rosa que llevó consigo, pues la rosa también solo que esta bailaba alegremente con su gesto relajado.

—Ahora tendrás que pagarlos, no puedo creer que te comiste 10 pasteles de vainilla... —Piper estaba cruzada de brazos mientras que Colette estaba de rodillas con la cara llena de crema.

—Lo siento es que no desayuné… —Se escusaba la peliblanco, Piper estaba molesta y no era para menos, ahora tenía un cliente que quería comprar su postre y que Colette se los haya devorado todo.

—Y tú crees que con eso voy a pagar mis deudas, obviamente no vivo de esto pero me gusta mucho el tema de tener una tienda y vender mis postres que con mucho esfuerzo aprendí a preparar, pero eso no es lo que me molesta, sino que te dije que comas solo uno y te aprovechaste de mí. —Piper le dió la espalda y se fue a sentar al lado de Edgar, ella se cruzó de brazos, no quería saber nada de Colette.

Edgar miró a Colette y observó que ella estaba a punto de llorar, él en ese mismo instante recordó todo lo que estuvo pensando y supo que era buen momento de hacer un buen cambio en su actitud.

—Señora Piper, ¿hay algo que pueda hacer? —Piper lo miró y pensó, miraba a Edgar de arriba hacia abajo.

—Si, puedes hacer algo. —Piper le tomó la mano a Edgar y colocó el brazo del chico en su nuca, ella acercó su cabeza en el pecho de Edgar y miró a Colette—. Ya que te comistes todos los pastelitos y me voy a quedar a tú novio, hasta que me pagues todos los pastelitos.

Colette vió la escena y se levantó de inmediato, se veía claramente molesta, Piper sintió un pequeño miedo ya que no esperaba esa acción por parte de la chica, sino algo más suave como llorar o algo así pero en vez de hacer algo más rudo, Colette sacó su teléfono y tomó una foto, eso dejó a Piper con una ceja alzada, por su parte Edgar tenía problemas en sus pantalones todo por la cercanía y el aroma de Piper, aunque también era porque ella le estaba acariciando suavemente la pierna.

—Es que son las personas que más estimo y están juntos, por alguna razón se ven bien y eso me gusta… —Colette guardó su teléfono y ahora sí iba a hablar, aclaró su garganta y empezó hacer un berrinche—. ¡No! Por favor Piper no lo hagas, te daré lo que quieras pero no lo hagas.

Colette le suplicaba a la rubia que no dejaba de perturbar la paz de Edgar, seduciendo al frágil trabajador de Griff y lo peor era Edgar, ver como él se quedaba estático siendo un monigote, quieto sin hacer nada, disfrutando de las caricias de la rubia maliciosa, quien se excitaba mucho más por la presencia de Colette.

Piper ignoraba a Colette pero la veía a los ojos, Edgar igualmente no apartaba su mirada la peliblanco, ella seguía suplicando a Piper y esta negaba rotundamente por cada cosa que Colette le prometia a cambio de no quedarse a Edgar, Piper subió su mano hasta tocar y sentir el bulto que se formó en la entrepierna del chico, ella mordió su labio inferior y suspiró aliviada.

—Esta bien Colette. —Piper se levantó, llamando la atención de Colette sin embargo Edgar se cruzó de piernas para así intentar esconder su poderosa erección—. Aceptaré tus súplicas y te perdonaré.

Colette con alegría empezó a saltar y se quería acercar a Edgar pero Piper detuvo su avance con la palma de su mano, Colette se detuvo y se la quedó viendo, Piper negaba con su dedo índice izquierdo y le volvió a hablar.

—Antes tendrás que hacer unos mandados. —Piper caminaba haciendo gala de sus atributos, claramente para llamar la atención de Edgar, aunque no solamente este caía en ellos, Colette veía como meneaba sus caderas y su trasero, sonrojándose al igual que Edgar.

—Pero quería abrazar a Edgar celebrando que no te lo vas a quedar… —Colette miraba a Edgar y este parecía estar asustado por solo pensar que su amiga lo abrazaría en ese estado.

Piper que estaba dándole la espalda a los dos, sonrió ampliamente y tomó un pequeño blog de notas que estaba en una repisa junto a un lapicero de tinta azul, Piper empezó a escribir y habló.

—¿Qué te detiene a hacerlo, cariño? —Piper reía internamente al escuchar como la chica reía como si estuviera haciendo una travesura y Edgar intentando alejarla de él

“Espera no quiero abrazo”

“No importa yo si quiero”

“¡No!, Recuerda lo que te dije de los abrazos”

“No seas aguafiestas si estás sentado”

Cada una de esas palabras hablaron y después solo eran ruidos de empujones, quejidos y risas de Colette, Piper seguía en lo suyo pero con su maquiavélico plan en la mente, se veía que no era nada bueno ya que su sutil sonrisa daba a entender muchas cosas.

Al terminar ella dió la vuelta y vió una escena que le dió aún más gusto por lo que iba a hacer, vió que ambos chicos habían unido sus labios en un inocente beso. Piper vió que Edgar la veía con su ojo derecho, ella lo señaló y luego a ella, después hizo una seña con sus dedos que era algo obsceno, dándole a entender que es lo que harían, Piper notó que el chico tragó hondo y vió como Colette se separó lentamente.

—Edgar… —Colette se detuvo por un momento y le puso sus manos en las mejillas del chico y lo obligó a verla a los ojos—. No sé de qué otra forma molestarte lo que quiero hacer contigo… pero quiero que hagamos de todo para hacernos sentir bien, no sé como pero quiero hacerlo contigo.

Edgar notó que los ojos de su compañera tenía un brillo muy intenso y de color rojo, además vió que el iris de la chica tenían otra forma; como si fueran corazones, eso le provocó un ligero temor, así como las intenciones escabrosas de Piper.

—Niños, será que podrían dejar de ser tortolitos y prestarme atención. —Piper se acercó a los dos con la hoja y la ondeaba frente a ellos, Piper notó la mirada de la chica y sintió una leve incomodidad.

De un momento a otro Colette sacudió su cabeza y sus ojos cambiaron, volvió a sonreír nuevamente y se puso frente a Piper.

—Eh, bueno, ya que estás aquí ten. —Le entregó la hoja a Colette—. Mira necesito que vayas a la ferretería y consigas eso, te daré para que vayas en taxi, luego de comprar eso, necesito que vayas al super mercado y compres todo lo que está atrás de la hoja.

Colette leía detenidamente la hoja y saludando como si fuera militar dijo.

—Comprendo señora. —Se volteó y fue a dónde Edgar, le agarró la mano y se lo iba a llevar pero Piper habló antes.

—Edgar se tiene que quedar, me ayudará a tapar las goteras de mi techo, por eso te mando a tí a comprar el resto de las cosas que necesito para reparar el techo. —Colette parecía desconfiar de lo dicho, vió a Edgar y luego a Piper, suspiró con pesadez y se cruzó de brazos.

—¿Y cómo voy a cargar todas estas cosas? —Colette parecía estar molesta, Piper se tapó la boca con su mano y le respondió.

—Colette, cariño, todas esas cosas son pequeñas, podrás traerlos en bolsas. —Colette no parecía estar contenta pero se rindió y salió, no sin antes despedirse de Edgar.

—¡Nos vemos luego Edgar! —Colette se acercó a Edgar y le dió un beso en los labios y luego se fué, Piper se acercó a Edgar y este sintió un ligero escalofrío en su espalda, la rubia maliciosa habló.

—¡Ay Colette!, se que vas a regresar… —Y cual profeta se cumplió lo que dijo.

Colette había regresado y se veía apenada, se acercó a dónde Piper y la miraba con ojos de cachorro, Piper le entrego una tarjeta roja, Colette al verla se sorprendió de gran manera y se la fue a mostrar a Edgar.

—¡Mira Edgar!, ¡Mira! —Colette le restregaba la tarjeta en la cara, este con su bufanda apartó a la chica.

—Si, es una tarjeta roja, que tiene de especial… —Edgar parecía no importarle nada esa tarjeta y Colette con la boca abierta parecía estar ofendida.

—¿Cómo osas hablar así de una tarjeta rubí? —Colette levantaba la tarjeta al cielo —. Está tarjeta supera a la tarjeta negra y pero no a la tarjeta diamante rosa, con esta Literalmente puedes comprar muchas cosas y está no se sobregira, según escuché puedes comprar lotes de peluches de Spike Sakura y es como gastaras 10 gemas, esto es una obra maestra en las tarjetas…

Ahora Edgar si estaba sorprendido por la explicación, uno por lo increíblemente específica que fue Colette con la explicación sino que también fue precisa, ya que los peluches de Spike Sakura, eran muy escaso y por eso eran muy caros, podrían llegar a valer casi las 500 gemas, dependiendo de su estado, recordando uno de los relatos de Colette uno de eso peluches llegó a costar casi 200.000 gemas ya que estaba en su caja y era la primera generación de Spike Sakura.

Si hablamos de dinero es demasiado y exagerado para una adquisición de ese tipo, si lo comparamos a nuestro universo vendría valiendo lo mismo que un objeto de colección difícil de encontrar y muy caro.

Edgar vió a la mujer quien lo veía tranquilamente y relajada, sonrió y luego aclaró su garganta, llamando así la atención de Colette, quien supo que era a ella a quien le llamaba.

—¡Oh sí! —Colette reía nerviosamente y se acercó a Edgar y le dedicó otro beso y se fué, dejando al chico aún más confuso—. ¡Adiós Edgar!

Colette se despidió y se marchó dejando a los dos solos, Edgar estaba sentado sin ningún movimiento, esperando a que la mujer se quedara en su lugar sin hacer nada. Pero fue imposible, la mujer caminaba lentamente hacia su posición, Edgar tragó grueso y cerró los ojos, sudaba a mares por los nervios que sentía, él en su interior no quería hacer lo que estaba pensando pero era imposible sus hormonas lo estaban traicionando y su líbido lo ponía como un animal.

Piper se colocó detrás de él y le colocó sus manos en el pecho, lo acariciaba suavemente mientras juntaba sus labios a la oreja del chico, solo para soplarle con suavidad y darle un pequeño mordisco, acción que hizo que él se levantara de su asiento y se pusiera frenta ella.

—Se vé que no me olvidaste. —Piper levantó su cabeza para poder verlo a los ojos, la diferencia de estatura era notable a simple vista, ella levantó su brazo y con su mano derecha acariciaba la mejilla del chico—. Sabes, eso me encanta.

Al terminar bajó su mano y recorrió el pecho del chico hasta llegar a su mano, la agarró y lo llevó hasta su habitación.

Piper hizo que el chico entrara primero, luego ella y después cerró con llave la puerta, Edgar veía con asombro la habitación de la mujer, a su parecer era muy hermosa y le gustaba lo buen arreglado y ordenado que estaba, Piper llamó a Edgar y este la miró, ella lo guío hasta su cama donde empujó al chico, este cayó sentado y miraba como Piper caminaba meneando con un vaivén sus caderas.

Edgar no podía evitar sentirse excitado por dichos movimientos, ¿Razón? Simplemente era un chico calenturiento.

—Dime Edgar. —Piper se soltó el moño dejando su cabello suelto—. Te gustaría ver esto. —Piper levantaba levemente su vestido para mostrar más que sus muslos pero se detuvo y ahora mostraba un poco del escote del vestido—. O te gustaría ver estás dos…

Edgar parecía estar en una dualidad al no saber que elegir, se quiso hacerse el hombre que sabía que hacer, pero Piper lo detuvo con la voz.

—Traquilo tigre, no comas ansias, aún nos queda mucho tiempo. —Piper se sacaba una manga del vestido—. Además no me has mostrado que querés hacer esto conmigo.

Edgar se sorprendió y se quitó nos bufanda y luego su chaqueta, las dobló y las puso debajo de sus pies, Piper de acercó a la cama y colocó su mano en el hombro del chico, con un tono de voz bajo y sonando provocativa habló.

—Deja que la señora Piper te ayude con eso. —Piper levantaba la camisa de Edgar, y este al ver que lo que ella hacia levantó sus brazos, cuando la camisa estaba por salir y esta tapaba los ojos de Edgar, Piper aprovechó y de regaló un beso en los labios, el chico se sorprendió y se quitó rápidamente la camisa, miraba que Piper lo veía con los ojos entrecerrados y una sonrisa coqueta—. Te debes sentir como el chico más afortunado, primero te besó tu novia y luego una mujer te besó en el mismo día y solo con minutos de diferencia.

Edgar que parecía idiota solo balbuceaba ya parecía que el gato se le había comido la lengua y Piper sin esperar otro segundo más, lo volvió a besar, solamente que este beso llevaba pasión y deseo, la mujer profundizó el beso y este parecía estar fuera de si, con sus ojos aún abiertos veía como la mujer lo besaba, ella se detuvo y con sus dedos hizo palanca y le pegó en la frente.

—¿Vas a dejar de ser una estatua y también pondrás de tu parte o dejamos esto aquí? —Piper sentenciaba a Edgar ya que sabía que él chico parecía estar en otro lugar, Edgar que ni corto ni perezoso se dió una bofetada que sonó fuerte y contestó.

—Lo siento mucho señora Piper, no volverá a pasar. —Dicho eso y volvió a besar a Piper que también le siguió el juego.

Ambos se besaban con vehemencia, pero era obvia la diferencia entre los dos, Piper era una profesional a la hora de besar y Edgar un novato, Piper lo separó de ella y se limpiaba con sus manos la saliva de sus labios y parte de su quijada, Piper acariciaba las mejillas de Edgar y habló.

—Deja que yo lleve el ritmo y tú me sigues cariño, se que quieres demostrar que sabes pero ambos sabemos como lo estás haciendo. —Edgar se congeló al escuchar eso, no podía ver a los ojos a Piper, pero está no se quedaba atrás y con sus manos lo obligó a verla—. No te pongas como un idiota, no me estoy quejando, solo te muestro que te estoy enseñando todo esto para que cuando lo hagas con tu noviecita no quedes como un tonto.

Edgar se sorprendió y quería hablar pero Piper lo calló con beso, este se sorprendió aún más y la mujer volvió a tomar la palabra.

—Entonces vas a hablar o seguiremos haciendo esto. —Edgar asintió y rápidamente volvieron a juntar sus labios con gran ímpetu, Piper llevaba el ritmo y este le seguía, Piper se separó y le dijo —. Ya ves, a eso me refería, ahora vas aprender mucho conmigo pequeño.

Piper se arrodilló frente a Edgar y con una paciencia quitaba los pantalones de Edgar este se sorprendió, ella se acercó y con su dedo recorría las piernas del chico hasta intentar llegar a su entrepierna.

—Te voy a regalar sensaciones que no sentirás con otras mujeres. —Dijo la rubia al bajar la última prenda del chico y ver lo que ella escondía, Edgar tragó grueso y solo le quedó muy atento a todo lo que Piper haría.

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[Departamento de Edgar]

Dicho lugar donde Edgar podía disfrutar su soledad, pero ahora era el hospedaje de dos chicas más, Amber y Colette, pero está vez hablaremos de la primera, quien estaba limpiando lo sucio que estaba el departamento, claro lo hacía con lo poco que tenía a disposición, una simple escoba y un trapeador, era algo que a Amber le encantaba hacer, además de sus actos de escupe fuego.

Ella limpió la sala, la cocina y pensó si subir a las habitaciones que eran dos, sin contar el baño. Amber decidió ir a ver si los cuartos de todos los chicos eran iguales, pues ella vivió con dos, aunque uno era un calaco pero este tenía su propio cuarto y si era desordenado al igual que ese otro.

Al llegar se paró frente a la puerta, suspiró profundamente y entró. A primera vista todo estaba bien pero luego de observar con mayor detenimiento notó ropa interior de mujer en el suelo y la cama toda desarreglada, además de ver ropa del chico tirada por otro lado, Amber se sonrojó ligeramente al mirar todo eso ya que su mente le mandó un mensaje que seguramente estaba mal entendiendo…

—Puta madre andaban muy calientes… —Ella salió de la habitación y la cerró, no quiso volver a entrar a ese lugar.

Al bajar dejó la escoba y el trapeador en una esquina, luego se estiró con gusto pudo escuchar como su cuerpo crujía al estirarse, al acabar se fue a sentar en una silla que estaba en la cocina, miraba a su alrededor y suspiró…

—Pinche Edgar apuesto mi vida a qué estás donde la güerita... —Ella sacó su teléfono y en el fondo de pantalla estaba una foto de ella cargando una copa de la championship—. Se que ella está dándote una cromada el rifle, algo en mi me lo dice.

Amber entró en su facebook y lo revisaba sin el más mínimo ánimo, pero su sexto sentido de mujer no la dejaba en paz… ella sabía que no tenía nada que ver en eso, al fin y al cabo era la vida de él y no tenía nada que ver en ella, es más ni siquiera era su novia, ya que si lo fuera seguramente fuera la mujer más tonta del mundo, según su pensar hacía el emo, ella conocía bien a Edgar y sabía bien quien era él, por eso para ella Edgar sería la última opción para todo; en eso en su mente le vino a la mente, la imagen de la compañera de trabajo de Edgar, que según para ella era su novia.

—Esa morra peliblanco debe tener unos cuernotes del largo de sus brazos. —Dijo entre risas al ver su teléfono, siguió avanzando hasta que vió un anuncio de la tienda donde trabajaba Edgar—. Ewww que asco anuncios…

Ella dejó su teléfono en la mesa, no sin antes bloquearlo; ella rascó su cabeza y se levantó de la silla, levantó su axila y la olió, hizo una cara de pocos amigos y se dirigió al baño, eso sí; primeramente fue a buscar su ropa.

Amber entró al baño y se quitó su ropa, luego de eso la bandana en su frente la cual tapaba su falta de cejas, al quedar totalmente desnuda entró a la ducha y la abrió, ella empezó su baño sin mojar su cabeza y cabello; al sentir el agua recorrer su cuerpo, en su mente le llegaron todas esas malas vivencias que la llevaron a este punto, uno en el que no sabía que hacer con su vida, todo era un lío y no sabía cómo resolverlo.

Amber miró el jabón con aroma a banano y lo tomó entre sus manos, pasándolo por todo su cuerpo, se lo aplicó en las axilas, la cara, sus pechos grandes y firmes, su esbelta silueta y por las fuertes piernas que mostraban ciertas cicatrices causadas por las quemaduras.

—Si que tiene buenos productos este emo. —Amber habló luego de que terminara de enjabonarse y enjuagaba por debajo de sus pechos.

Al terminar de bañarse ella salió de la ducha y vió que estaba la toalla blanca con estrellas azules en ella, Amber la tomó y secaba su cuerpo, al terminar la dejó en el mismo lugar que la encontró y se vistió allí mismo. Al salir fue en busca de su teléfono y lo desbloqueó viendo que el anuncio de la tienda de regalos aún estaba, en la última escena estaba la imagen de Colette trixie señalando la tienda, Amber soltó una pequeña risa burlona todo por la skin de Colette.

—Jajajaja, al final si tenía los cuernos. —Bloqueó el teléfono y se volvió a sentarse iba a estirarse nuevamente pero una voz o mejor dicho un grito salió de la nada.

—¡Qué haces aquí! —Amber giró y miró quien era iba a decir algo pero la persona fue más rápida y se le acercó frente a frente—. ¿Cómo una persona no puede tener cejas?, Al menos yo las tengo.

Amber se levantó y se alejó rápidamente, se puso a la defensiva ya que esa chica se comportó muy extraño al llegar a casa y lo peor de todo era que no hizo ningún sonido al entrar, eso no era de su agrado.

—Oh mira nomás, la pálida, ¿Qué te trae aquí? —Amber respondía seriamente con el afán de no quedarse quieta, sabía dentro de si que no podía quitarle la vista de encima a Colette ya que actuaba de una manera extraña, por alguna razón esa peliblanco quería acercarse a ella.

—Me llamo Colette, que no se te olvide. —Colette la veía de arriba hacia abajo y luego la vió a los ojos—. Panchita.

Amber solo sonrió y no le puso mente a esa palabra, sabía que era lo que intentaba decirle con eso, era claro que la chica peliblanco quería provocarla pero no le daría el gusto.

—Amber, me llamo Amber y es un gusto conocerte, Colette. —Amber se acercó hasta la cocina, dónde había una sartén.

Colette caminaba para acercarse a Amber pero esta se alejaba a cada paso de la peliblanco.

—Para mi no hay ningún gusto en saludarte, y ni siquiera me interesaba saber tu nombre, digo para mí los de tu parte tienen el mismo nombre, Panchito y Panchita. —Colette se detuvo y retrocedió dos pasos.

Amber sentía una molestia pero sabía que eso era lo que Colette buscaba y no le daría ese gusto, aunque también le molestaba esa idea de tener que pelear allí con la novia de su amigo sin embargo había otra razón.

—¡Oh sí! —Amber se acercó rápidamente a tomar su teléfono, Colette solo la observó y vió que Amber marcaba un número—. Espera un momento, solo un ratito.

Colette grito furiosa debido a que Amber no caía presa de sus insultos, el grito fue fuerte y agudo, claramente se escuchaba la ira de la peliblanco, eso no pasó por desaparecido para Amber, lo cual la sorprendió y dejara lo que está a haciendo, Colette se acercaba pero Amber daba la vuelta a la mesa.

—¿Qué rayos estas haciendo? —Colette parecía estar exigiendo la respuesta pero Amber analizaba si sería contraproducente el decirle a Colette lo que iba a ser.

Pensó y pensó, hasta que no hallaba de otra, sentía que su vida corría peligro si no hacía algo pronto.

—Le estaba llamando a Edgar. —Amber estaba seria mientras esperaba cualquier movimiento raro por parte de la peliblanco, pero Colette solamente grito con fuerza y de un fuerte puñetazo rompió la mesa de Edgar en dos.

—¿Qué diablos quieres con Edgar? —Colette preguntaba con molestia, apretaba con fuerza sus dientes, pareciendo un animal peligroso.

Amber estaba sorprendida por esa presencia pero no sé dejó amedrentar.

Si bien Colette estaba buscando pelea, eso seguramente era por alguna razón, talvez ella sabía sobre las dificultades por las cuales pasaba la chica de fuego y porque no debería tener más problemas de los que tiene, pero Colette no se la iba a dejar fácil eso se notaba a leguas, pero Amber aún siendo torpe no dejaría que los problemas se le acomulen, así que analizó bien lo que iba a decir y habló.

—Simplemente quiere su ayuda. —Amber veía muy cuidadosa los movimientos de Colette y esta apretaba sus puños fuertemente, viendo ese detalle volvió mirar el rostro de la peliblanco—. Además no tengo que decirte nada más, digo eso no te debe importar.

Colette escupió al suelo con un claro desdén y habló con odio.

—Oui, bien sûr, des mensonges dégoûtants sortent de votre bouche. —Colette dió dos pasos en retroceso sin quitarle la mirada a la escupe fuego.

—¡Tú mamá por si acaso!. —Amber se molestó por lo que dijo Colette, la peliblanco siguió caminando en retroceso hacia la habitación que compartía con Edgar y así salió de la vista de Amber que suspiraba con Paz, aunque esa iba a ser momentánea.

(Mientras tanto con Colette)

Ella al entrar a la habitación se tiró a la cama de Edgar y con la almohada se tapó la cara y empezó a gritar para desahogarse, pasó así por un minuto, gritando entre intervalos de unos segundos para poder respirar y seguir gritando, al terminar ella se quitó la almohada y la puso en su lugar; no sin antes oler el aroma de su amado compañero, miró al techo del cuarto y empezó a hablar con molestia.

—Maldita baneada si me hubiera golpeado primero ya estaría eliminada de la lista de este lugar. —Colette tomó la almohada y la pegó en su pecho y la abrazó fuertemente, recordaba como Edgar hablaba con Amber y eso la hizo molestar aún más de lo que ya estaba—. I know those of your race, they always look for a way to take away the being you love.

Colette recordaba las novelas que había protagonizado su actriz favorita, Lola; quien tenía una larga lista de novelas las cuales dicha actriz tenía el papel de la protagonista y en todas esas la villana hacía un plan para robarle el amor a Lola. Curiosamente en la mente de Colette estaba la idea que en su vida está pasando algo parecido a una novela que vió.

—Me está pasando lo mismo que Lola en Café con aroma a Supercell, o Lola la del barrio, también Lolamar, pero es más parecido a esa novela llamada "Lola Mercedes Benz de carrera"…. —Colette contaba con sus dedos las novelas que recordaba y al parecer habían más pero eso no quedó allí ella siguió hablando sola—. Y lo peor es que todas tienen a esa amiga que se pega mucho al chico que amas y dice que solo es una amiga, ¡Pero no es así! Ellas siempre están enamoradas de su amigo…

Al terminar de hablar Colette abrazó fuertemente la almohada y volvió a oler y esta vez respiró con fuerza ese aroma que le encantaba. Dejó la almohada y de un salto salió de la cama, se dirigió a su maleta y fue en busca de su ID ya que tenía que mostrarla para poder usar esa tarjeta diamante rosa.

Al encontrarla la guardó en su cartera y se marchó, no sin antes ir al baño a revisar el cepillo de dientes de Edgar, revisó las cerdas y luego las olfateó detenidamente, lo metió en su boca y con su lengua lamía las cerdas también lo masticaba, al hacerlo unas dos veces lo dejó en su lugar, con una gran sonrisa radiante y un leve rubor en sus mejillas, salió dando brinquitos del baño y al pasar por la cocina notó a la escupe fuego pero se despidió de ella sin molestarse.

—¡Adiós Panchita! —Amber estaba muy confundida por eso es más ni siquiera se molestó por la forma en la que Colette se refirió a ella, Colette salió del departamento y empezó a correr para poder comprar todo y poder estar con sus dos personas favoritas.

Amber se levantó a cerrar la puerta de la entrada ya que Colette dejó la puerta abierta, mientras caminaba solo podía decir una cosa de esa peliblanco.

—Esa pendeja usa drogas… —Amber cerró la puerta no sin antes sacar su cabeza para ver si no había nadie por allí y la cerró.

Amber no sabía que alguien estaba muy al pendiente de la vida de ciertos brawler y al verla en la casa de Edgar, seguramente era una gran y jugosa noticia la cual causaría muchas pero muchas situaciones las cuales le encantaría ver.

Mientras que en la casa de Piper la lujuria pecaminosa y desenfrenada la cual embriagaba a una mujer que se deleitaba con la idea de apoderarse de él hombre de otra mujer, Edgar en su interior estaba embelesado debido a que volvió a sentir el placer de la carne rozando la carne, sin duda Edgar era quien disfrutaba aún más de esas sensaciones que nunca había experimentado.

Mientras tanto Colette se dirigía al centro de súper ciudad donde buscaría en alguna tienda ferretera para buscar lo que Piper le había pedido, quería terminar todo rápido para pasar el tiempo con Edgar y Piper, era algo que en verdad iba a disfrutar.

Amber que perdía su tiempo viendo en brawl tube, las mejores estupideces hechas por el primo Volumen 1, por cada segundo que pasaba la chica no sabía que ella estaría metida en uno de los peores malentendidos de su vida.

Sin embargo cerca del desierto una niña pelirroja miraba desde el techo de una casa toda la inmensidad del desierto que era territorio de los vendedores nómadas, ella miraba con malicia mientras sonreía y sus manos estaba detrás de su espalda, el viento ondeaba y movía su chaqueta negra, al parecer tenía algo en mente y al parecer esta a punto de ponerlo en marcha.

Hoy será un día soleado. —Al decir eso una fuerte corriente de viento levantó arena la cual se esparcía por el desierto, ella dejó de sonreír mientras seguía esa nube de arena con la vista, al perderla de su rango de vista, negaba con su cabeza.

Siempre debemos aprovechar los días soleados”

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