Nnaruto se quedó quieto, sin camisa, dejando su torso desnudo. Sus ojos permanecieron pegados a las marcas que había hecho en su dosel. No había otra persona que pudiera haberlo hecho más que él. Sin embargo, estaba confundido, estas abolladuras se ajustaban perfectamente a sus puños, pero eso tendría que significar que había abollado el oro puro. No podía creer que pudiera hacer algo así mientras dormía. Sin embargo, por supuesto, estaba soñando que estaba peleando con alguien.
Una y otra vez ese sueño se repitió. Estaba peleando con alguien y cada vez que parecía que estaba a punto de ganar, se despertaba y se encontraba en el suelo o boca abajo en su cama. No podía entenderlo y una vez incluso decidió pedirle al Gran Maestre Pycelle su propia opinión sobre el asunto, solo para encontrarlo confraternizando con prostitutas de una casa de placer. El Baratheon nunca se había sentido tan disgustado antes. Ni siquiera podía confiar en Joffrey y pedir su ayuda.
Desde el incidente con Joffrey abriendo a la gata embarazada, Joff ya no le hablaba, ignorando a Naruto cada vez que tenía la oportunidad. Pero ahora, desde que había pasado el quinto aniversario de Tommen, Joffrey decidió atormentar a su hermano pequeño. Naruto no podía soportarlo, pero lo que lo enfureció aún más, su madre defendió a Joff y su padre simplemente dijo que Joffrey estaba tratando de endurecer a Tommen para convertirlo en un hombre más fuerte y resistente. Naruto, por supuesto, no podía ver la justificación.
Robert claramente se preocupaba poco por Tommen o su hija menor, Myrcella, como lo demuestra cómo nunca trató de defender a sus hijos o incluso de regañar a Joff. Naruto apretó los puños y apoyó la cabeza contra la almohada con una mirada fulminante. Su padre era un borracho gordo que no se preocupaba por sus hijos ni por su esposa; a su madre le encantaba regañar e incitar a Joffrey, mimarlo como una comida de tres platos; si alguien era normal en esta pequeña familia suya, Myrcella y Tommen eran los normales.
De repente, la puerta de su habitación se abrió de golpe para revelar a un maestre, afortunadamente no al gran maestre. Naruto no reconoció a este hombre pero fue conducido por alguien cercano a él. Los ojos de Naruto se cruzaron para ver a su siempre cariñoso tío; Jaime. El caballero de la Guardia Real entró detrás del Maestre con una pequeña sonrisa en su rostro y se apoyó contra el marco de la puerta.
"Ya conoces a Sobrino; ese corte que recibiste en tu cabeza debe ser vigilado". Dijo Jaime, su sonrisa cayendo.
"No sé de qué estás hablando tío." Naruto desvió la mirada mientras el Maestre cuidadosamente le obligaba a girar la cabeza.
Una de las hermanas silenciosas que llevaba los ungüentos y los suministros médicos se acercó al Maestre y sacó lentamente los diferentes objetos de su caja. Esa caída seguramente hizo un número en el cráneo de Naruto, habiendo roto algunas partes y magullado gravemente. Fue una sorpresa que el niño hubiera sobrevivido tanto tiempo sin caer en un sueño sin sueños. Sin embargo, el maestre estaba asombrado con la resistencia de Naruto al dolor y continuó limpiando la pomada de limpieza sobre la herida.
Cómo la gente no notó el corte estaba más allá del Maestre. Sin embargo, el corte de Naruto no se desinfeccionó ni se registró por más de tres años. El maestre estaba completamente consternado por la aparente longitud y casi abofeteó a Naruto por evitar la ayuda de un maestre. Naruto, por supuesto, ni siquiera se dio cuenta de que estaba tan mal. No se hinchó y ni siquiera sangraba tanto. El maestre, sin embargo, tenía otro diagnóstico; La caída de Naruto había causado algunas fracturas que hicieron que la piel se le metiera en la cabeza y el corte se abriera para revelar una pequeña parte de su cráneo. El maestre una vez más se sorprendió por la resistencia de Naruto a este dolor, y mucho menos por su capacidad para no desangrarse hasta morir.
Naruto se quedó en silencio y dejó que el Maestre hiciera su trabajo, continuando esparciendo el ungüento limpiador sobre el área herida. Los ojos de Naruto se posaron en su tío con una mirada en blanco. Obviamente, Jaime lo estaba examinando como siempre lo hacía; siempre dándole una mirada calculadora. Naruto estaba acostumbrado, pero esta vez, las miradas de Jaime realmente lo estaban afectando.
"Tío, ¿qué es?" Preguntó Naruto con una ceja levantada.
"¿Cómo en siete infiernos lograste mantener oculta una herida durante tres años?" Preguntó Jaime, finalmente sintiendo su curiosidad.
"Por poco." Naruto corrigió. "Y, bueno, nadie preguntó al respecto, así que no se lo dije".
"Si te lastimas, debes decírselo a alguien". Jaime dijo con una mirada de incredulidad en su rostro.
"¿Realmente importa?" Preguntó Naruto con una ceja levantada. "Quiero decir, estoy bien como puedes ver."
"Ese no es el punto, Naruto." Jaime negó con la cabeza con un suspiro exasperado. "Estabas herido y deberías habérselo dicho a alguien".
"¿Así que esperas que corra hacia el Maestre cada vez que me golpeo el dedo del pie?" Preguntó Naruto; su turno para tener la mirada incrédula. "¿Me parezco a Joffrey para ti?"
Los dos rubios compartieron una carcajada, pero el maestre rápidamente los calló, diciéndoles que necesitaba concentrarse. Tanto Naruto como Jaime le dieron al maestre miradas rápidas antes de poner los ojos en blanco; verde y azul en perfecta sincronía. Naruto se quedó callado y Jaime se quedó en la puerta y Maester continuó con lo que estaba haciendo, pero por alguna extraña razón, Naruto no podía sentir qué era eso.
"Maester, ¿qué estás haciendo exactamente?" Preguntó Naruto.
"¿Qué quieres decir?" Preguntó el maestre con la mandíbula caída. "¿No puedes sentirlo?"
"¿No?" Preguntó Naruto. "¿Se supone que debo hacerlo?"
"¡Por supuesto que lo eres!" Dijo el Maestre con una mirada en blanco en su rostro. "Soy viejo, pero recuerdo claramente que no te dí la leche de amapola".
"¡Por supuesto que no lo hiciste!" Naruto rió
Los ojos verdes de Jaime se entrecerraron hacia Naruto. Naruto siempre fue el diferente entre los niños. Naruto siempre fue extraño, pero esto estaba en un nivel diferente. Las agujas que estaba usando el Maestre serían suficientes para asustar a los niños de la edad de Naruto tres veces más; No solo eso, sino que el maestre estaba cosiendo la herida de Naruto para cerrarla y la herida no era tan pequeña como habían pensado originalmente. En todo caso, era el doble de grande de lo que originalmente habían creído.
¿Cómo extrañé su herida durante tanto tiempo? Jaime se reprendió a sí mismo. Naruto ha estado herido durante TRES años y me enteré hace una semana. Oh, cómo me encantaría aprender a ocultar el dolor y las heridas tan bien.
"Terminé." El maestre suspiró aliviado y se levantó de su asiento, secándose las manos con una toalla limpia y húmeda.
Las Hermanas Silenciosas inclinaron sus cabezas respetuosamente tanto a Naruto como a Jaime antes de salir de la habitación. Jaime miró por la ventana preguntándose el tiempo, pero podía escuchar su nombre rugiendo desde el pasillo. Jaime, por supuesto, lo ignoró, pensando que la voz pertenecía a algún escudero, pero quienquiera que lo llamara, realmente lo deseaba. Jaime no reconoció la voz por lo que todavía no iba a reconocer la fuente de la voz. Pero después de unos minutos de silencio, su voz sonó. Era una voz ronca, una voz llena de fanatismo pomposo, moralista.
"¡Matarreyes!" La voz del Rey resonó por el pasillo. "¿Dónde estás, Kingslayer?"
Los ojos de Naruto se abrieron por el miedo y el disgusto total cuando la voz del Rey resonó en su habitación. La sonrisa del príncipe se redujo a un simple ceño fruncido. Jaime respiró hondo y se acercó a su sobrino dándole una pequeña palmadita en el hombro y se dirigió a salvar a Naruto un poco de vergüenza. El caballero de la Guardia Real llegó de la habitación de Naruto y se encontró con el torpe Rey que claramente se había llenado la cara antes de venir a buscarlo. Jaime, por supuesto, no mostró ningún signo de emoción y simplemente dejó que Robert soltara lo que fuera que quisiera decir.
Naruto salió del castillo, listo para darse un chapuzón en las cálidas aguas de Blackwater Bay. Estaba silbando la canción de House Lannister, The Rains of Castamere, y si iba a ser honesto, estaba tan cerca de cantarla en voz alta. Pero, por supuesto, el chico realmente no sabía cantar, encontrando peleas y pateando traseros más de su fuerte. Si Joffrey no fuera una mierda, Naruto sintió que Joff sería un mejor cantante que un Príncipe. Tal vez el tonto debería renunciar a su título y entregárselo a alguien que lo quiera, como yo.
Naruto sonrió y se dirigió a la playa para encontrar a Myrcella y Tommen jugando. Sus septas estaban sentados a un lado con un ojo atento. Junto a las rocas y los escalones que conducían a la Fortaleza Roja, estaban los hombres de armas de Lannister y los hombres de armas de Baratheon. El rojo Lannister fluye a lo largo de la costa, mientras que el amarillo y el naranja Baratheon se quedan a lo largo de la Fortaleza. Asintieron con la cabeza hacia él, tanto Baratheon como Lannister, dejándolo con poco de qué preocuparse.
Saltó de algunas de las rocas y el barril rodó y aterrizó junto a sus hermanos favoritos. Tommen y Myrcella estallaron en una suave risa animando a su hermano mayor. Sus ojos verdes brillaban con adoración cuanto más miraban a Naruto. Por supuesto, simplemente se pasó una mano por el cabello, olvidándose de la costura que acababa de hacer. Tommen y Myrcella, por supuesto, lo notaron y jadearon de miedo. Señalaron e hicieron preguntas, pero Naruto simplemente dijo que eran demasiado jóvenes para recordar el incidente. Por supuesto, solo eran cinco y seis, respectivamente.
Naruto sonrió cuando dejaron la pregunta, volviendo a lo que estaban haciendo en primer lugar. El hermano mayor los vio jugar con la arena, tomando agua de la bahía y mezclándola para hacer formas sólidas. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro cuando se dio cuenta de que los dos niños estaban tratando de construir la Fortaleza Roja con arena. Faltaba el detalle, pero ¿qué esperaría de los niños? Naruto sonrió y se acercó para ayudar a sus hermanitos en todo lo que pudo. Pero así como el tiempo parecía estar tan tranquilo como siempre, la oscuridad tenía que llegar y arruinarlo todo.
Su castillo fue destrozado, nada menos que por su molesto hermano mayor, Joffrey. Tenía el ceño fruncido y detrás de él, Sandor "The Hound" Clegane estaba parado como el perro guardián que supuestamente era. Sandor miraba con una expresión en blanco en su rostro, sin importarle en lo más mínimo ya que él era el escudo juramentado de la pequeña mierda. Joffrey continuó pisando fuerte a través del castillo de arena mientras menospreciaba tanto a Tommen como a Myrcella.
Pero volvió los ojos para mirar a Naruto y se guardó sus mejores insultos para él. Si Naruto fuera cualquier otra persona, esos insultos lo habrían herido y en esas circunstancias, lo habrían hecho estallar en llanto. Pero por alguna extraña razón, no se vio afectado. Miró a Joffrey con una mirada que estropeaba su rostro. Sus ojos azules brillaban con un odio brillante en el fondo. Naruto se disparó con su puño y golpeó a Joffrey en la cara, enviándolo al agua de la Bahía.
Con un gran chapoteo, Myrcella y Tommen estallaron en vítores. Pero Joffrey rompió las aguas con una mirada de horror en su rostro y señaló a Naruto con una expresión horrorizada. Gritó de manera incoherente, de alguna manera le resultaba difícil juntar sus partes del discurso. Sin embargo, The Hound entendió perfectamente al Príncipe y se dirigió hacia Tommen y Myrcella. El hombretón los levantó a los dos por el cuello del cuello, haciéndolos llorar y gritos de miedo.
Naruto miró a Joffrey para verlo con una sonrisa victoriosa en su rostro. Pero Naruto sabía mejor; esto era para fastidiarlos a ellos ya él; esto era solo algo para que él canalizara su ira. Bueno, Naruto sintió que dos podían jugar este juego y corrió hacia The Hound, pateando la rodilla del hombre grande. Sandor soltó a Tommen y Myrcella, pero fue rápidamente respondido con la mano trasera de Sandor Clegane. Naruto tomó aire y voló hacia una de las vigas de madera del muelle, golpeando su cabeza contra ella una vez más.
Joffrey salió del agua y felicitó a The Hound por su trabajo y, por una vez, lo llamó por su nombre. Tommen y Myrcella estaban a punto de volver corriendo hacia Naruto, pero el gigante de un hombre estaba de guardia, bloqueando la vista de su hermano mayor. De lo que los dos atacantes no se dieron cuenta, Naruto ya estaba comenzando a moverse. Su corte se había desgarrado y la sangre corría por un lado de su cabeza y su frente. El Perro miró fijamente a Naruto por un momento y sintió que su cuerpo se congelaba. Los brazos y piernas de Naruto estaban cubiertos por un extraño fuego azul, casi como un aura, y por alguna extraña razón, Joffrey no podía verlo.
Naruto corrió hacia adelante y disparó su puño hacia adelante, clavándolo en la armadura de placas del aturdido Clegane. Joffrey estaba a punto de reír, encontrando inútil el ataque de su hermano, pero rápidamente se le negó la satisfacción. El plato se abolló, la arena debajo de ellos se abolló y no pasó mucho tiempo antes de que Naruto disparara al hombre imponente de regreso al malecón y enviando a Joffrey a la bahía, con un pequeño rastro azul de polvo y humo a su paso. Naruto estaba jadeando y se quedó encorvado mientras volutas azules de energía comenzaban a fluir de sus brazos y piernas. El cabello del niño cubría su rostro de la vista, pero para la pareja más joven presente, estaba teniendo dificultades para respirar.
La Septa finalmente salió de su estupor y corrió pidiendo ayuda a gritos. El lannisterlos guardias y los guardias de Baratheon finalmente habían decidido dejar sus puestos y ver de qué se trataba la refriega. Naruto negó con la cabeza al darse cuenta de que Joffrey probablemente había intervenido en su retraso. El niño estaba temblando cuando su cuerpo comenzó a subir de temperatura, casi como si su cuerpo estuviera en llamas. Por todas partes, sintió que sus músculos ardían y sus huesos le dolían hasta el punto de romperse. Le temblaban los brazos y le temblaban las piernas. Justo cuando su conciencia decayó, su equilibrio no fue diferente.
Antes de que su visión se volviera negra, todo lo que podía ver era una pequeña luz al final de su visión de túnel. No podía olvidar la imagen; era tan extraño para él.
No era la estrella de siete puntas de los nuevos dioses ni era un arciano de los viejos dioses, sino que le estaba hablando a él, y la voz que tenía era profunda y poderosa.
Fue un corazón; un corazón rojo en llamas.