NO CONFÍES EN NADIE. [SAGA SE...

By MeeryKells

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¿Preparada? More

Empezamos.

Cap 1.

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By MeeryKells

--No sé cómo seguir sin ella, nana.--me abrazo a mi abuela, desconsolado.

--Esta es tu oportunidad para hacer las cosas bien, cielo.--acaricia mis mejillas y me aparta un poco de ella. Gabriella se acerca a nosotros también, con algo en la mano.

--Ella también decía eso, ¿sabes?--mira su café, triste por recordar a su nieta.--Cuando Killian nació la costó mucho retomar los estudios y seguir adelante.--me mira.--Te echaba muchísimos de menos.--su sonrisa es sincera.--Aunque he de reconocer que Adam fue...

--Ese hijo de puta tiene los días contados.--aprieto los dientes y me levanto del sofá.--Tengo que irme, Killian sale de fútbol en nada.--informo.

--¿Vais a ir a verla después?--sé que se refiere a mi veneno.

--Sí.--me agacho a darlas un beso de despedida a cada una, pero no parece que quieran dejarme ir.

--Toma, llévate esto para que meriende mi pequeño.--me dice Gabriella, entregándome una bolsa con algo blando.--Llámame cuando estéis llegando, lo mismo me acerco también.--asiento, pero mi abuela no me deja decir nada.

--¡Ay, hijo!--grita de repente esta, cuando me estoy despidiendo de Gabriella. Ambos la miramos, asustados.--Me ha dicho tu padre que le llamaras, que tenéis que salir de viaje en un par de semanas y...--no sigue hablando, mi móvil la interrumpe.

Mi móvil suena en el bolsillo, por lo que lo cojo y miro quién es.

Pongo los ojos en blanco cuando veo de quién se trata.

--Abuela, luego la llamo. Me voy, venga.--la doy dos besos rápidos y respondo al teléfono mientras voy yendo hacia el coche.

"--¿Qué haces, cabezón? ¿Ya has recogido al enano?

--No, acabo de salir de casa de mi abuela.--digo, frotándome la cara para después sacar las llaves del coche.--También estaba Gabriella...--le digo, tragando saliva.

--¿La has contado lo último que dijo el médico?--pregunta Orien, preocupado.

--¿Cómo se le dice a alguien que quieren desconectar a una de las razones de su existencia?--me monto en el coche, dejo la bolsa dentro de la guantera y cierro de un portazo. Pego un par de golpes sobre el volante, tratando de desquitarme de alguna forma.

--Aún quedan dos meses para que los guisantes nazcan, seguro que despierta para ese entonces.

--Por esta vez voy a pasar que has vuelto a llamar guisantes a mis hijos.--arranco el coche, poniendo rumbo hacia el campo de fútbol donde entrena mi hijo. El móvil se conecta al coche, por lo que lo dejo sobre el asiento del copiloto.

--¿Hoy nos dicen los sexos, no?--pregunta, contento de nuevo.

--¿Nos?--digo, divertido.--Escúchame bien, clon de poca monta...--escucho una risotada al otro lado, lo que me corta lo que estaba diciendo para reírme con él.

--Ha llamado a mi madre.--se queda callado, dejándome procesar lo que significa eso.

--No le pierdas el rastro. -digo, apretando el acelerador a tope para descargar la rabia que estoy sintiendo ahora mismo por dentro.--Le tenemos y no podemos hacer nada porque...--no sigo, a lo lejos veo el colegio de Killian.--¿Vas a venir o qué?--digo, cambiando de tema para no entrar alterado al sitio.

--Lo tengo todo controlado, no te preocupes por nada.--dice, refiriéndose a su hermano.--Acabo de salir de casa de Marla, llego en nada al colegio, en cuanto venga el puñetero metro.--resopla.--Venga, te llamo cuando esté llegando.--corta la llamada."

Aparco en el primer hueco que veo, cojo el móvil, cierro y miro a ver si está bien colocada la silla en la parte de atrás.

Mientras atravieso la pista de atletismo, ya dentro del cole, veo al fondo a los chicos entrar a los vestuarios. Pienso en cómo han sido de duros estos meses, tanto para Killian como para Gabriella y para mí. También Orien ha estado muy mal, aunque se ha convertido en un hermano para mí, cosa que jamás imaginé y que por nada del mundo le diré. Ona sin embargo ha estado más distante con Gabriella y conmigo, pero con sus nietos y su hija se ha desvivido como los demás.

--Hola.--escucho detrás mío. Me doy la vuelta y veo a la profesora de inglés de mi hijo, con una carpeta con papeles y con un escote poco apropiado para alguien que trabaja rodeada de niños.--¿Qué tal?--me da dos besos, que extrañado e intrigado le devuelvo.--¿No te acuerdas de mí?--me dice, terminándome de desconcertar.

--¿Perdón?--no recuerdo habérmela follado, pero quién sabe.

--Soy Delia.--anuncia con una sonrisa, que se esfuma cuando en mi cara no hay ningún cambio.--Íbamos a la misma clase, Sama.--termina, en tono cansino.

--La única Delia que iba a mi clase pesaba como 300 kilos.--alzo una ceja, a lo que ella se carcajea.--¿Eres tú?--digo, sorprendido.

--Sí, soy yo.--sigue riéndose.--Ya ves.--suspira, mirándome poco disimuladamente de arriba a abajo.

--¡Papá!--pego un bote en mi sitio cuando escucho a Killian gritar. Le veo venir corriendo con su macuto en el hombro hasta donde estoy.

--¿Killian es tu hijo?--le mira a él y me mira a mí.--Creía que tu apellido era Car...

--Es una larga historia.--sentencio antes de que diga nada más.

--Me encantaría escucharla.--mira detrás mío y después se acerca un poco para darme un papel. Se vuelve a separar y cambia el tono.--¡Hello, bunnie!--se agacha a la altura del niño, dejando a la vista lo que hay debajo del escote. Meto el papel en el bolsillo trasero del pantalón y cojo el macuto, colgándomelo y cogiéndole a él de la mano.

--Hola.--la responde seco, haciendo que Delia se enderece, cortada.

--¿Vamos a ver a mamá?--le pregunto, ignorando a la profesora calentorra.

Él asiente repetidas veces.

--Tengo hambre, ¿me has traído la merienda?--dice, pero mira a la profesora de malas maneras.

Me doy la vuelta, tirando de él para irnos cuanto antes al hospital.

--Esperad, que os acompaño.--oímos a la profesora, que se pone a nuestra altura, a mi lado para ser más concreto.

Qué mosca cojonera.

Killian la vuelve a mirar mal y me agarra más fuerte de la mano.

--Mi madre es más guapa que tú.--la suelta de repente, lo que a ella parece pillarla desprevenida.

--Ella conoce a mamá.--respondo, mirándola con maldad.

--¿Yo?--se señala, aún aturdida, pero continúa andando a nuestro lado, ya fuera del cole.

--¿No te imaginas quién es?--alzo una ceja y quito los seguros del coche cuando estamos cerca.--Venga, ve entrando.--le insto a mi hijo, queriéndome quedar con Delia a solas.--¿Te acuerdas de Adrianna Caronte?--sí, la recuerda, su cara la delata.--Pues ella es la madre de mis hijos.--digo, orgulloso.

--¿Hijos? ¿Ella?--asiento.--¿Adrianna?--no sale de su asombro.--Pero si me dijeron que había ido hace más de 10 años, que te dejó y se...

--Es parte de la historia que te decía antes.--comento, riéndome amargamente e interrumpiéndola.-Lo que me recuerda...--Me saco el papel que antes me dio y se lo devuelvo.--Toma, no me interesas.--lo recibe y no dice más.--Adiós, buenas tardes.--la digo, aguantándome la risa al imaginarme la cara de habría puesto mi veneno si hubiera estado aquí.

Dejo el macuto en el maletero y me monto en el coche. Saco el móvil y se lo doy a mi hijo.

--Toma, llama a la bisa.--enciendo el motor y mientras se calienta, abro la guantera, saco la bolsa con su merienda y se la dejo sobre las piernas.--Ponte el cinturón y nos vamos a ver a mamá.--digo mientras me pongo el mío, dando ejemplo. Él me imita y abre la bolsa, dando un gritito al ver lo que hay dentro.--¿Qué hay?--digo, poniendo marcha hasta el hospital. El móvil empieza a sonar en sus manos.--Mira a ver quién es.--hablo, saliendo con cuidado de no atropellar a ningún mocoso.

--Es el tío Orien.--me dice.

--Me cago en la puta.--cojo el móvil y lo pongo en mi oreja mientras que vuelvo a aparcar, ahora en doble fila.

"--Hijo de puta, que me habéis dejado tirado y estoy sin coche.--responde nada más descolgar.

--Estamos en el colegio, mueve el culo que estoy en doble fila.--cuelgo cuando empieza a refunfuñar."

--¿El tío Orien viene con nosotros a ver a mamá?--miro a mi lado y caigo en que él debería estar en la parte de atrás, sentado en su silla.

--¿Qué haces ahí sentado?--mi tono pasa a ser uno más duro.--¿Cuántas veces te he dicho que hasta que no cumplas 12 no te puedes sentar ahí?--dejo el móvil en el salpicadero y me quito el cinturón de seguridad.--Sal, venga.--le digo, pero él no se mueve. Voy hasta su lado y abro la puerta.--Killian, que salgas.--ordeno.

--No quiero ir atrás, es de niños pequeños.--dice, enfurruñado, cruzando los brazos cruzados y frunciendo el ceño.

--¿Y tú qué eres?--me pongo en cuclillas y reparo en la bolsa.--¿Entonces no quieres eso? ¿Me lo puedo comer yo?--agarro la bolsa y como si le hubieran quitado su trozo de fruta a un mono del zoo, me la quita de la mano.

--Esto es mío.--dice, quitándose el cinturón y haciéndome a un lado para salir y abrir el asiento trasero y montarse en su sillita con el cinto bien puesto. Me mira y empieza a comer con una sonrisa de victoria en su rostro. Me levanto y le miro con adoración, con una sonrisa estúpida en la cara y las babas chorreando por el suelo.

Ojalá fuera así de fácil siempre.

--Ya ha llegado tu príncipe.--dicen a mi espalda. Cierro la puerta de mi hijo y pongo los ojos en blanco cuando reconozco la voz de Orien.--No desesperéis, mi dulce princesa.--oigo a Killian reírse desde dentro del coche, lo que nos saca a nosotros otra.

--Venga monta.

--El cinturón, tío Orien.--espeta Killian una vez que Orien y yo nos montamos en el coche. Le miro por el retrovisor, asintiéndole.

Nos lo ponemos mientras él nos observa y come algo con chocolate.

--¿Preparado para saber si tienes hermanos o hermanas?--niega con la cabeza varias veces.--¿No?--digo, parando en un paso de cebra.

--No hasta que mami despierte.--ninguno decimos nada más en todo el trayecto hasta que llegamos al hospital.

--¿Esa no es Gabriella?--pregunta Orien de repente, señalando a alguien en la entrada del hospital.

--Salid y quedaos ahí con ella, no tardo en aparcar.--abro las puertas y espero hasta que bajan para tirar hacia el parking del hospital.

Aparco y echo los seguros, saco el ticket del aparcamiento y subo por el ascensor hasta la entrada del hospital.

Saco el móvil y llamo a Leo, quien tiene órdenes expresas de no separarse de Adri bajo ningún concepto.

"--Señor.--responde este al primer tono.

--¿Está todo preparado?

--Sí, está todo listo, pero...--titubea.

--¿Pero?--veo a lo lejos a Killian, que le cuenta algo muy emocionado junto con Orien.

--Está aquí su hermana.--suelta.

--Vigílala, no tardo."

--¿Todo bien?--pregunta Orien al verme llegar. Miro a Killian y niego, esbozando una sonrisa tranquilizadora.

--Id subiendo.--le digo a Gabriella, refiriéndome a Killian.

--¿Podemos?--me pregunta, emocionado.

--Sí, enano.--sonríe Orien.--Venga, sube.--sale corriendo disparado y Gabriella nos mira mal.

--¿Cuántos años creéis que tengo?--se queja, a la vez que sale andando deprisa detrás de su bisnieto.

--De mayor quiero ser como ella.--comenta Orien cuando esta se aleja.

--Mi hermana está arriba.--suelto, con los dientes apretados.

--¿Tu hermana?--su reacción es idéntica a la mía.--¿Con Adri?--asiento y él echa a andar al hospital.--Esa hija de puta tiene mucha confianza en su suerte.--espeta, entrando al hospital hecho una furia.

--Si te ven así no te dejan entrar.--le agarro del brazo, sacándole del hospital.

--No sé cómo puedes estar tan tranquilo, no lo entiendo.--se suelta de un tirón y entra, dirigiéndose al primer ascensor que nos lleve a la cuarta planta.

--¿Cómo crees que reaccionará tu sobrino si te ve así?--él parece caer en eso. Llama al ascensor y esperamos.--¿Y Nata? La pondríamos sobre aviso, joder.--entramos en este y pulsamos la cuarta planta.

--No había pensado en eso, tienes razón.--mira hacia el suelo, aún con los brazos tensos y las manos hechas puños.

--A mí hace menos gracia que a ti que esté cerca de mi mujer, pero necesito que cuando llegue el momento, ella se sienta tan confiada, vulnerable y sola que me...--no sigo hablando porque las puertas se abren en la planta tres, dejando pasar a un par de médicos que nos saludan y siguen con su conversación.

Una de ellas se da la vuelta, haciendo que la reconozca en el momento.

--¿Eres la chica Nestlé?--la pregunto, esta se gira hacia mí, igual que los demás médicos y se empieza a a reír.

--No puede ser...--dice ella. Las puertas se vuelven a abrir y se hacen a un lado para dejarnos salir. La peli azul sale con nosotros, despidiéndose de sus compañeros.--¡Cuánto tiempo!--se abraza a mí, me estrecha y me da dos besos, todo eso en menos de treinta segundos.--Hola, yo soy Nela.--saluda a Orien con la misma alegría y se nos queda mirando. Echo a andar, no queriendo perder más tiempo, pero ella viene con nosotros.--¿A dónde vais? ¿El peque está malito otra vez?--pregunta.

--Adri está estable, pero debido a su estado...

--¿Su estado?--interrumpe ella.--¿Entonces sí es ella?--nos pregunta, pero nosotros no sabemos a qué se refiere.--La chica que llegó embarazadísima y con graves...--se calla al ver nuestras caras.--Lo siento mucho.--nos dice, visiblemente afectada por la noticia.--¿Te importa si paso con vosotros a...?

--Mejor otro día.--me paro en la puerta de la habitación de mi veneno y la corto el paso.--Ve entrando.--le digo a Orien, que está muchísimo más tranquilo.--Bueno, encantado de haberte vuelvo a ver.--le sonrío, sin poder evitar el día que mi veneno la conoció.

--Igualmente, bombón.--me abraza otra vez y se aleja por donde ha venido.

En cuanto entro, mis ojos se van hasta mi veneno y su barriga, donde están nuestros pequeños. Me da pánico haberme acostumbrado a verla así, a no escuchar su voz. Tengo asumido que si despertara sufriría más que estando despierta, también que por mucho que lo desee, no lo va a hacer.

--¡Papá!--dice mi niño cuando me ve. Los demás se giran y me sonríen, incluida mi hermana, que está al lado del clon.

--Hola hijo.--le despeino cuando me pongo a su lado, muy cerca de su madre.--¿Ya le has contado a mamá lo del examen?--le animo. Me acerco un poco más y dejo un suave beso en su mejilla, con cuidado de no tocar ningún cable ni tubo. Bajo la cabeza hasta su barriga y dejo tres besos más, acariciando esta con cuidado.--Hola a vosotros también.--reparto varios besos más y miro a Gabriella.--¿A qué hora tenía que venir la obstetra?--la pregunto.

--Pues...--mira su reloj.--A las ocho y...--no sigue hablando, alguien toca la puerta.

--Buenas tardes, ¿se puede?--es la doctora, que pasa sin hacer ruido con una máquina y varios aparatos más, ayudada por un enfermero. Todos la saludamos y ella nos informa de que en diez minutos estará todo listo.

--Llévate a Killian y a Nata a por algo a la cafetería.--le digo a Leo, que asiente y coge a mi hermana del brazo, haciendo que se revuelva.--Vete con Leo, venga.--le digo a mi hijo, besándole la cabeza y dándole un empujón.

--¿No puedo estar aquí, o qué?--pregunta Nata de malas formas.

--No Renatta, no puedes.--alzo la mano en dirección a la puerta.

--Son mis sobrinos.--repone.

--Tía, ahora venimos.--la agarra de la mano y se la lleva fuera. Leo y yo nos miramos, orgullosos de mi hijo.--Papá siempre me compra lo que yo quiero cuando venimos aquí y...--se alejan por el pasillo, dejándome con cara de tonto.

Leo sale detrás de ellos, cerrando la puerta tras de sí.

--¿Está todo bien?--pregunta Gabriella asiento, tranquilizándola y antes de que se vaya la doctora, me dirijo a ella.

--Un momento.--la digo.

--¿Sí?--se da la vuelta con una gran sonrisa.

--¿Ha habido algún cambio?--digo, temeroso de su respuesta.

--Me temo que no.--frunce los labios y nos mira a cada uno.--¿Han pensado bien lo de la desconexión?--suelta.

--¿Qué?--Gabriella me mira.--¿La vas a desconectar?--empieza a respirar cada vez más rápido.--¿Cómo puedes...?

--No ha sido idea mía.--la grito en respuesta, desesperado por verla así, por la situación, por mi veneno...

--¡PERO LO SABÍAS!--cada vez está más alterada, lo que Orien también nota. La sujeta del brazo cuando ella se tambalea. Acerca una silla y ella se sienta, tomando aire.

--Dado que la mantenemos en este estado para que los bebés maduren lo máximo posible... Creemos que lo mejor para la paciente será desconectarla, pa...--Gabriella no la deja terminar.

--¡VAN A MATAR A MI NIETA!--se le desgarra la garganta, haciendo que a todos se nos ericen los vellos.

--No puede estar eternamente así, señora.--interviene la obstetra.--Si responde bien, en pocas horas después del parto despertará y...

--¿Y si no despierta?--dice, con la voz rota.

--Es un riesgo que... debemos correr.--sentencia.

--Es un riego demasiado alto.--dice Gabriella mirándome a mí, decepcionada.

Tocan la puerta y detrás de ella aparecen Leo, mi hermana y mi hijo. Este último con tres globos azules en los que pone "Es un niño" y una bolsa de palomitas que se va comiendo.

Este niño es un pozo sin fondo.

--¿Pasa algo?--pregunta Nata.

--Les decía que...

--No se preocupe, luego la ponemos al tanto.--la interrumpo.--¿Podemos empezar ya?--trato de cambiar de tema.

--Por supuesto, llamaré a Héctor.--dice, refiriéndose al enfermero que siempre la acompaña.

--Oye...--Nata se acerca a mí y hace que nos separemos de la camilla de Adri y de los demás.--¿Te pasa algo conmigo? Llevas unos días muy raro.--mira al suelo, haciéndose la inocente.

Lo que me encantaría enfrentarla.

--No me pasa nada contigo.--digo, en tono suave.--Es sólo que estoy muy ocupado con el local, el niño, la casa, lo de mamá...--dejo caer esto último, para ver cómo reacciona.

--¿Lo de mamá?--se cruza de brazos, señal de que está a la defensiva.

--Sí.--digo, escueto.--Sé que ella tuvo algo que ver en esto, llevo meses vigilándola.--hago énfasis en esto último también. Veo cómo poco a poco se pone cada vez más nerviosa, mirando a Adrianna, al niño y a Gabriella.--¿Pasa algo?--la digo, acercándome a ella.

--Nada, me tengo que ir.--se separa de mí, echando la mano a su móvil. La agarro del brazo y vuelvo a hablar antes de que se vaya.

--¿Te has puesto nerviosa por algo, Renatta?--aprieto cada vez más, hasta que escucho al enfermero y la obstetra entrar a la habitación de nuevo.

Se marcha corriendo, alzando el móvil hasta su oreja. Miro a Leo y le hago un gesto con la cabeza para que la siga de lejos. Sale tras ella y cierra la puerta.

--Tengo que hacer una llamada, no tardo más de 2 minutos.--digo, saliendo sin hacer ruido.

Nada más desbloquear el teléfono, marco el número de Medina.

"--Señor.--responde al segundo tono.

--Vigilad a mi hermana de cerca.

--Llevamos en eso unos días, señor.--me dice.--Justo le iba a informar después de que saliera del hospital.--no digo nada, dejo que siga hablando.--Su hermana y su madre no se han visto, por lo menos no personalmente. Estaba esperando los últimos informes con las transcripciones de las escuchas. las tendrá para esta misma noche.--termina.

--Buen trabajo, Medina.

--A mandar.--colgamos."

Entro en la habitación, encontrándome con la barriga de mi pequeña Lilit en primer plano.

--Parece que va a reventar.--dice Orien.

--¿Cómo van a salir de aquí, bisa?--dice mi hijo, acariciando la barriga de su madre con mimo. No puedo evitar soltar una risotada al escucharle, lo que les avisa de que he vuelto. Killian frunce el ceño en mi dirección.--¿Qué, a ver?--me acerco a su lado mientras la doctora le esparce por toda la tripa una especie de lubricante.--No me hace gracia.--deja la mano al costado de la barriga y sigue las líneas de lo que un día fueron tatuajes.--Mami me lo diría...--su cara se contrae, pasando a ser una totalmente triste. Sobre la sábana cae una lágrima, pero ninguno decimos nada.

--¿Quieres ser el primero en saber lo que son?--le dice la doctora, que pone un aparato encima del gel. Killian asiente, emocionado. Se pone al lado de esta y mira al monitor.--Ahí tenemos...--se ve una especie de cabeza amorfa, acompañada de un cuerpecito muy pequeño, que parece estar unido por las manos a otro bebé.--Al primer y al segundo bebé.--me mira a mí, después a Killian.--Ven.--le dice para que se acerque. Yo sólo puedo mirar el monitor, donde permanece congelada la imagen de mis dos bebés. Siento un revoltijo de emociones y todas ellas me dan pánico sentirlas. Killian se aleja de la doctora enfurruñado, mirando mal la tripa de su madre.

--Eso quiere decir...--empiezo, ilusionado, ya que él quería que fueran tres niños.

--Enhorabuena, van a tener dos niñas.--dice la doctora, sonriente.

--¿Y el otro bebé?--dice Gabriella, con las lágrimas a punto de salírsele de los ojos, como a los demás.

--El otro bebé es más pequeñito.--responde, volviendo a mover el aparato por la barriga de mi veneno. Siento el corazón latir cada vez más deprisa, expectante. Agarro la mano de mi veneno, que aunque no está caliente del todo, me relajo al sentirla.--A ver si se deja ver...--vemos al tercer bebé, que aunque no por mucho, sí que parece más pequeñito.--¿Lo quieres saber?--le dice a Killian. Este vuelve a asentir, con esperanzas de que sea un chico.--Ven.--deja el aparato a un lado y se acerca a la oreja del pequeño, que empieza a dar saltos de alegría por toda la habitación.

--¿Es un niño?--decimos Orien y yo a la vez.

--Sí, va a tener dos niñas y un niño.--la obstetra vuelve al aparato, moviéndolo por la barriga varias veces. Del mismo trasto, salen varias fotos de los pequeños, en las que con un rotulador que se saca de la bata, apunta quién es cada bebé.--Felicidades, hermano mayor.--le entrega las copias a Killian, que las ojea en busca de la del niño, mirándola conmovido.--¿Podríamos hablar en privado un momento, señor Carmona?--me pregunta la doctora con cara de preocupación.

--¿Pasa algo?--cuestiona Gabriella.

De repente, mi móvil suena. Miro la pantalla y veo que es mi padre.

--Vengo en seguida, tengo que contestar.--digo, saliendo por la puerta y cerrando.

"--Nos acaban de decir el sexo de los bebés.--le digo, afectado.

--Hijo, antes de nada quiero que lo que te voy a contar, te lo tomes con calma, ¿vale? Sólo es un tratamiento que no sabemos si va a...--su voz es pausada, su tono contenido. Se me borra la sonrisa al instante.

--¿De qué hablas?--pregunto, disgustado por su desinterés.

--He estado en contacto con un investigador de la universidad de Wisconsin. Lleva años investigando...

--Ve al grano.--le corto.

--Podemos hacer que Adrianna despierte sin daños cerebrales antes de que nazcan los bebés.

--¿Qu...é?--balbuceo, en shock.

--¿Estáis en el hospital?

--Eh... sí, aquí estamos.--muevo la cabeza de lado a lado.--Pero mejor quedamos en mi casa, está aquí Gabriella y de momento no la quiero contar nada de..."

--¿Que no me quieres contar nada de qué, Samael?

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