El amor de tu vida | Yandere...

By PrincesaMorada19

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Nuestra querida Ayano sueña con estar junto a Sempai por el resto de su vida y darle el amor que no logro sen... More

Prólogo
Semana 1: Osano Najimi
2. Toma mi tarea
3. Me darás un bentō
4. Eres mi primer amigo, tsundere
Semana 2: Amao Odayaka
6. ¡Es tu culpa!/Debo matarte
7. Ricos brownies
8. Deliciosa sopa de verduras
9. Gracias por quererme como amiga
Semana 3: Kizano Sunobu
11. Mala actuación
12. Malabares obligatorios
13. Metiendose en el papel
14. Muertos o vivos, me pertenecen
Semana 4: Oko Ruto
16. Sombras del pasado
17. Consecuencias malditas
18. Cuando la muerte llega
19. Una noche para recordar
Semana 5: Aso Rito
21. Salta y resiste
22. Animadora y no reina
23. Tarjeta roja: cuidado con el demonio
24. Meta de los incomprendidos
Semana 6: Mujo Kina
26. Recordar cura el alma
27. Fiebre alta
28. Dolor de cabeza
29. Bye, bye enfermedad
Semana 7: Mido Rana
31. Alumna estrella
32. Dieces de la discordia
33. Si, profe
34. Aprobada con honores
Semana 8: Osoro Shidesu
36. Primera pelea: shock credital
37. Relaciones corruptas
38. Segunda pelea: secretos que se cantan
39. Falsificación de vida: condena terminada
Semana 9: Hanako Yamada
41. Notice me, senpai
42. ¡Juguemos a ser novios!
ESTOY EN "RETO WEBTOON"
44. Realmente me gustas, es una cita
Semana 10: Megamo Saikou
46. Reglas torcidas a mi favor
47. Status alto para esclavizar
(1) El dia que la muerte se escapó

43. Te quiero, ¿me quieres?

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By PrincesaMorada19

Info-kun estiro sus brazos y soltó un sonoro bostezo antes de tomar la toalla que Ayano le había dejado para comenzar a secarse el cuerpo. Nada mejor que un largo y relajante baño luego de una cena casera. Tal vez era el amor, pero a su parecer la comida de la asesina era mil veces más deliciosa que la que cocinaba su hermana.

Una vez su cuerpo dejo de escurrir agua, se colocó la bata de baño que colgaba desde el toallero y volvió a ponerse la máscara para que su identidad permaneciera secreta. Era tan molesto no hacer todo como queria.

—Yan-chan— su buen humor volvió en cuanto llamó a la chica para que fuera a atenderlo.

Su cuerpo podía estar seco, pero había dejado su cabello intacto a propósito para que ella se ocupara. Estuvo a punto de volver a llamarla cuando esta llego corriendo por las escaleras; los leves brincos que daba con cada escalón hacían que los bordes de su falda se elevaran dejándole ver aún más de sus muslos y hasta algo de la tela de sus bragas.

—Aquí estoy, amo. Disculpe mi tardanza, por favor— la azabache realizó una reverencia, provocando que su cabello suelto resbalara de sus hombros hasta el frente. Al enderezarse, miro al pelirrojo con una sonrisa —. ¿Me permite secar su cabello ahora?

—Sí, se hace tarde y debo llegar más temprano que todos a la escuela. Apresúrate— se alejó del baño y empezó a caminar hacia la que, muy bien sabia, era la habitación de la asesina.

—Mi señor, su cuarto esta por aquí— indico Ayano hacia el otro lado del pasillo: la pieza de sus padres. Debía dejarlo dormir ahí ya que no tenían cuarto de invitados.

—Yo quiero dormir aquí— dijo sin detenerse. Desde adentro, reafirmo que no se movería de aquel cuarto — ¡Aishi!

Ayano gimió con desgano, apresurándose con la toalla en sus manos para ir y acatar las órdenes de Info-kun. No podía quejarse, ella era quién le había ofrecido servirle como su maid. Solo era seguir el juego un rato más y su deuda estaría pagada.

Más tarde, siendo casi las tres de la mañana, ambos estaban en la cama con sus pijamas puestos y solo tenían la luz de la televisión para no estar por completo a oscuras. Ayano había aceptado darle su cama, diciendo que ella dormiría en el cuarto de sus papás. Claro que el pelirrojo se negó, diciéndole que él quiera que se quedara.

Estaban listos para dormirse, la asesina solo terminaba de peinar el cabello de su amigo quién le daba la espalda.

Bajo la máscara, Info-kun sonreía genuinamente. El dulce y cuidadoso tacto de la chica con sus cabellos, además de la cercanía que tenían lo hacía sentirse embriagado de la felicidad. Solo verla lo hacía sentir como su corazón latía más rápido, pero nada era como estar al cuidado de ella y ver como lo miraba con sonrisas y sonrojos.

Comida deliciosa. Acercamientos con roces. Atenciones. Y Ayano haciendo todo lo que él quería. Por un instante, cerró sus ojos y se imaginó en un futuro donde estuvieran juntos por fin, y cada dia ella estuviera a su lado tratándolo con ese mismo cariño.

—Listo, amo— Ayano dejo el peine sobre su cómoda y desdoblo más su edredón para que ambos lados de la cama fueran descubiertos —. ¿De qué lado quiere dormir?

—En la orilla.

No quería que ella escapara de su lado en medio de la noche. Era mejor acorralarla para que no tuviera escapatoria.

La televisión se apagó, y ambos se acomodaron a su gusto bajo las sabanas, quedando frente a frente. Cerraron sus ojos al mismo tiempo luego de que ella le deseara buenas noches, agotados por la escuela, el trabajo y luego todo su espectáculo de amo y sirvienta, cayeron dormidos para aprovechar las tres horas que les quedaba de sueño, cuatro si decidían llegar apenas a tiempo a la escuela.

Por desgracia para Info-kun, quién tenía que madrugar, su alarma lo despertó de muy mal humor apenas una hora después. Entre gruñidos se sentó, soltando maldiciones y deseándole la muerte a quienes si podían seguir durmiendo.

Una mano se sujetó de su antebrazo derecho, volteó con el ceño fruncido y encontró a la chica bostezando mientras se arrastraba más cerca de él. Estaba más dormida que despierta, pero parecía entender bien como se encontraban porque lo jalo devuelta a su lugar, acostándolo, y lo abrazó con fuerza poniéndose encima de él.

—No te vayas— balbuceo —. Quédate más...

—Suelta. Debo irme.

—No me... dejes, por favor...— guiada por sus deseos, los labios de la asesina se elevaron y besaron con cuidado la mejilla del contrario, quién se quedó petrificado y con la mente desconectada por varios segundos —... te quiero... aquí...

Info-kun hecho a la basura el tiempo, las alarmas que aun iban a sonar y hasta a su hermana que pronto lo esperaría en Akademi. Dejo de importarle todo lo que debía hacer para tomar a la chica y, en un giro cambio lugares poniéndose encima de ella.

Al diablo si era brusco y la lastimaba, al diablo que no tuviera puesta su máscara. Lo único que queria en ese momento era tomar a Ayano Aishi de una vez por todas, y era lo que iba a hacer.

En un corto quejido que la azabache liberó por el cambio de posiciones, Info-kun se apresuró y unió sus bocas causando un beso desenfrenado, tosco y muy torpe. Era de esperarse, él no había besado a nadie desde la primaria, no tenía ninguna experiencia en eso. Pero ya no pensaba resistirse más, necesitaba probarla y tocarla al menos un poco por todos esos años en que solo había fantaseado con su imagen.

Ayano correspondía vagamente por aun estar dormida, no se esperaba que ella fuera de sueño tan pesado, pero no era como que le molestase pues asi podía hacer más sin que ella lo notase. Bajó sus manos, que hasta ese momento estaban a cada lado del rostro de la asesina, y mientras que con una acariciaba la pierna de la chica, con la otra tocaba su abdomen bajo el pijama.

—Ayano— suspiró contra sus labios cuando los soltó para poder respirar —. Te amo, Ayano Aishi.

La había hecho desde que la vio por primera vez. En su vida, no había otra chica a la que quisiera a su lado más que a la asesina bajo su cuerpo. Solo ella lo hacía ver más allá de las mentiras y los favores, hasta lo hacía sentir cierta compasión. No quería a nadie más. Solo a ella.

«Te amo— murmuró de nuevo el pelirrojo, dejo de besarla en los labios para bajar a su cuello. De la misma forma, dejo de solo acariciar su abdomen y procedió a levantarle la blusa del pijama. La sintió temblar y no pudo hacer más qué sentirse satisfecho por como la hacía reaccionar. Él hacia que ella actuara asi, y le encantaba.

—Te... amo...— las mejillas de la yandere se sonrojaron, tanto por las sensaciones que sentía como por la vergüenza de admitir sus sentimientos. A Info-kun le daba ternura como arrastraba las palabras, era tan linda cuando hacía cosas estando dormida —...mucho... Oko-senpai.

Su sonrisa se borró, detuvo sus manos cuando estaba a punto de retirarle la blusa por completo y levanto su cabeza para verla de frente. Ella sonreía como tonta, sus mejillas se hallaban más rojas que antes y aun lanzaba suspiros aunque ya no la tocaba.

No estaba asi por él. Estaba soñando con el ocultista.

Se sentó hincado sobre ella, observándola con los ojos muy abiertos y sus manos hechas puños mientras temblaban por la fuerza que les ponía.

Su respiración se comenzó a agitar, levanto sus manos y se inclinó para poder ponerlas sobre el cuello de la chica Aishi. Ella no podía pensar en otro, tenía que amarlo solo a él. ¡Ella era suya! ¡El único que podía tenerla de cualquier forma era él! ¡Y SI MUERTA ERA COMO LA SEPARARIA DEL RESTO DE MUNDO...!

En cuestión de segundos, sus manos se alejaron de ella y comenzó a lastimarse a sí mismo. Rasguñó su cara y brazos hasta que el propio dolor lo hizo volver en sí; el cansancio de la chica era demasiado como para no despertarse por los movimientos bruscos ni los lamentos de su aliado.

Info-kun perdía la cabeza fácilmente gracias a su impulsividad, al grado de que había estado a punto de matar a la mujer que amaba. Pero no, quería estar con ella viva, en donde pudiera devolverle los besos, almorzar con él y abrazarlo en cada momento del dia. Pero en ese estado de ira y odio, necesitaba aliviar su necesidad de dolor, y termino dañándose a sí mismo para no lastimarla a ella.

Se bajó de la cama y se vistió con el mismo uniforme del dia anterior. Salio de casa sin ver atrás y se fue directo a la escuela corriendo. Tenía mucho trabajo que hacer, trabajo que debía poner en marcha ya.

Cuando llego, tuvo suerte de que ninguna de las del consejo estuviera en su ruta, porque no le habría importado aparentar que se había confundido con la hora, hubiera apartado a quién se le pusiera en frente y habría gritado que no lo molestaran. Llegó a su salón, y apenas entró vio a su hermana con una expresión molesta.

— ¡¿Por qué tardaste tanto?! ¡Bien podría seguir en mi cama, pero tengo que ayudarte ya que no eres ni remotamente capaz de...!— la menor guardo silencio en cuanto las manos de su hermano mayor se cerraron entorno a su cuello. Forcejeó esperando tener la fuerza sufriente para apartar sus manos, pero por el contrario, el pelirrojo la empujo hasta la pared golpeándole la cabeza para que se aturdiera y dejara de pelear. Con la vista nublada, la chica solo pudo sentir como era asfixiada y que sus ojos se cerraban aunque luchara por seguir despierta.

—No estoy de humor— murmuró Info-kun con un odio sumamente cortante antes de lanzar a su hermana al piso. Camino hasta su silla y se acercó a sus monitores desde donde controlaba el mundo que era todo adentro de Akademi High School. Tomó su teléfono y empezó a mandar mensajes a tres personas que le servirían de mucho ese dia —. Haz lo que sea.

— ¿Q-Que dices? — pregunto confundida entre ataques de tos mientras se sostenía la garganta. No se atrevía a levantarse del suelo todavía.

— ¡HAZ LO QUE SEA PERO SECUESTRAR HOY A OKO RUTO! — gritó a la vez que estampaba su puño libre sobre el escritorio. Las pantallas inferiores juntos a su teclado y demás cosas que estaban ahí saltaron por el impacto. Info-kun se cubrió la cara, alterado y buscando pequeños rastros de paciencia en su interior. Se quejó al sentir como las heridas en su cara ardían al tocarlas —Voy a matarlo hoy. Y si ella llega a llorar un nombre, más le vale que sea el mío.

—Buenos días, Ayano-senpai— la saludo Hanako en cuanto la vio cruzar la entrada de la escuela. Se separó de su hermano y de Osano para interceptarla antes de que los demás la vieran —. ¿Dormiste bien anoche? ¿Quieres que lleve tu maleta hasta el salón?

—No, Hanako-kun, estoy bien. Y si, dormí bien. Pero es más importante que tú seas el que descansa bien, estas en primer año apenas— le respondió con una sonrisa mientras llegaba a su casillero y se cambiaba de zapatos —. Y sobre eso, ¿qué tal tus clases? Tienes mucha tarea atrasada también, ¿no?

—Sí, es horrible— se quejó alargando de forma exagerada la primera "i" —. Mi hermano me ayuda a veces, pero no siempre puede porque tiene sus propias tareas.

— ¿Y Osano-kun?

—Nah. Apenas tiene tiempo para hacer lo suyo por las rehabilitaciones. No entiendo como todo es más complicado de lo que veía en mi otra escuela, ¿no se supone que debería ser lo mismo por ser el mismo grado?

—Bueno si, pero... esto es Akademi. Fue fundada por los Saikou y, tú entiendes, ellos son muy...

— ¿Presumidos?

—Mmm, si— acepto sin pensarlo de más —. Son perfectos. Solo quieren que los que estudien en su escuela sean vistos igual. Por eso hay mucha presión en las notas. Todos sufrimos por eso.

—Hmp, creo que es lo único que no me gusta de aquí.

—Te acostumbraras— le palpó la cabeza y se adelantó para encontrarse en el segundo piso con sus mejores amigos que ya estaban ahí.

Sin que Ayano se percatara, tres miradas recelosas seguían sus pasos desde los casilleros. Estas en específico formaban parte de un grupo, el cual se separó cuando cada quién tuvo que dirigirse a su aula.

Esas tres miradas femeninas se vieron entre si antes de despedirse. Una de ellas, la de color azul zafiro, permaneció unos pasos alejada de Ayano hasta que llegaron al salón. La vio sentarse y empezar a hablar con sus dos amigos y los hermanos Yamada. Ella tomó lugar en su propio asiento y saco su celular para revisar unas imágenes en su galería, las cuales eran unas inner-shots que no se hubiera imaginado que existieran. Y que sin embargo, ahora eran su morbo secreto.

Ella era Hana Daidaiyama, la cruel y vulgar bully, que en sus manos tenía fotos inéditas de Oko Ruto.

La chica ganguro se mordió el labio al deslizar una imagen y encontrar una vista muy reveladora del ocultista. Miró a su derecha, vigilante de que la novia del chico que le gustaba no se enterara que tenía ese tipo de imágenes.

Ugh, no lo mereces, bulímica de mierda— pensó Hana antes de ponerse de pie y salir del salón para su caminata en solitario.

Y por si se lo preguntaban, las otras dos miradas eran de Kashiko Murasaki y Hoshiko Mizudori. En realidad, Info-kun no había tenido que mentir del todo al darle la información a Ayano sobre quien estaba tras su novio.

El cómo las tres bullys se habían fijado en Oko eran por demás extraño y enfermizo, pero para todas ellas resultaba bastante valido. Al menos para una de ellas, su justificación empezaba mucho tiempo atrás. Sim embargo, ninguna había decidido dar el primer paso por lo que los demás pensaran de ellas, ¿una chica hermosa y popular con un freak antisocial? Serian el chisme principal y nadie las trataría igual nunca más.

Pero ahora ya no era solo cuestión del corazón, sino también de propiedad. Antes de que Aishi se acercara a él y lo sedujera, ellas ya lo habían vuelto su entretenimiento. Oko Ruto seria de una de ellas. Porqué asi lo habían decidido.

—O-Oye, baka— Osano y Ayano tenían un momento a solas. Amao había sido "raptado" por sus kohais para que juzgara sus nuevos postres. Y Hanako lo siguió al escuchar que habría dulces gratis, llevándose a Taro consigo —. Ese viernes... ¿tú... saliste bien? Digo, no es como que me interesa mucho. N-No es que no me intereses, ¡no me interesas, pero...!

—Si— puso su mano sobre la de su amigo y le sonrió con tranquilidad, haciendo que este se coloreara por completo de rojo —, gracias por salvarme. Pero, me siento mal de que por mi culpa estés asi.

— ¡Hey, fue mi decisión! ¡Y aún estoy vivo asi que no fue tan malo! ¡Tú no iniciaste el incendio asi que deja de decir estupideces! — bufó molesto, y retiro su mano con vergüenza para cruzarse de brazos. Luego de unos segundos, Osano suavizó su mirada y se giró para verla de reojo —Pero... si de verdad te sientes mal, puedes invitarme a salir. D-Digo, como ir por un helado o salir al parque.

Tan lindo— pensó al verlo en esa faceta que casi nunca mostraba. Vamos, había extrañado a su mejor amigo, no dejaría pasar ninguna oportunidad de estar con él —. Si, salgamos juntos. También puede venir Amao-kun, y seguro Hanako-kun querrá...

Osano se aclaró ruidosamente la garganta, demostrando su disgusto con la sugerencia. La azabache, al recordar la situación, casi se pega en el rostro por lo distraída que era; claro, era una salida de ellos dos solos... porque eran novios.

Bueno, tal vez un momento asi era lo que necesitaba para explicarle que no estaban saliendo realmente, y que su amistad no necesitaba acabar por ese malentendido. Recuperó su sonrisa y asintió mostrando su buen ánimo.

«Perdón, una cita solo tú y yo.

Osano dibujo una sonrisa tímida mientras sus mejillas aún tenían carmesí sobre ellas. Con algo de esfuerzo, Ayano consiguió convencerlo de qué siguieran viendo el manga de Kuroshitsuji en lo que los demás regresaban. Y a contra petición del tsundere, ella leía los diálogos en voz alta mientras él se juntaba hombro con hombro contra ella para poder ver las imágenes.

En medio del agradable momento, Ayano se sintió mal -física y emocionalmente- al pensar por un momento que no sería tan malo que su relación falsa fuera de verdad.

Oko llegó al segundo piso, y con la vista clavada en el suelo mientras apretaba un libro de hechizos en su pecho, empezó a caminar hacia el salón de su novia. Había visto cuando estaba en la planta baja, que todos sus obstáculos estaban en el club de cocina, asi que esperaba poder encontrarla sola para que le diera una explicación del porque había cancelado tan de repente lo que ambos habían planeado para ayer en la noche. En un principio se enojó porque ya estaba listo con todo lo que necesitaba para pasar la noche en casa de ella, pero luego su mente insegura le hizo considerar en la posibilidad de que lo débil del hechizo también fuera lo que la estuviera alejando de él.

Necesitaba ver como se comportaba Ayano para encontrar otro conjuro que arreglara todo lo que estaba pasando.

—Hola, lindura— Oko se detuvo en seco al reconocer la voz de quién se había parado frente él, cerrándole el camino. Titubeante, levantó la cabeza y se encontró con Kashiko, quién tenía ambas manos juntas detrás de la espalda y le regalaba una sonrisa coqueta —. ¿Por qué esa carita, bombón? ¿No te da gusto verme luego de taaanto tiempo?

Por inercia, dio un paso atrás y se aferró más a su libro. Temblando ligeramente por el miedo de que el resto de sus bullys aparecieran para molestarlo de repente.

—Um... hola— respondió mientras en su mente pensaba alguna forma de salir de esa situación.

— ¿Qué? ¿Tu novia no te deja hablar con otras chicas? Que insegura es Aishi-chan— soltó con malicia mientras acentuaba más el movimiento de sus caderas —. No le habrás dado motivos para hacerlo, ¿o sí?

—N-No...

— ¿Y porque no? Ser novios no es como ser esposos— comentaba mientras más iba acorralándolo a una pared. Rio en tono bajo como si todo eso fuera un chiste —. Qué yo sepa, ella tiene muchos amigos. Literal, está rodeada de hombres. Quién sabe si tiene otra forma de divertirse con ellos de la que no sabes. Y no tiene nada de malo, solo es pasar el rato. ¿No te gustaría hacerlo también?

Negó rápidamente. Él nunca engañaría a Ayano, y aunque si tenía sus temores de que estuviera cerca de sus amigos y Taro, tampoco creía que ella lo traicionara asi.

—Perdón debo... irme ya...— consiguió pasar al lado de la bully y empezó a caminar a más velocidad hacia el salón 2-1. ¿Por qué en ese momento no había ninguna chica del consejo para salvarlo?

— ¡Hey! No te vayas cuando estamos hablando— Kashiko dio dos grandes pasos y lo tomo de la muñeca para detenerlo. Aún asi, una tercera persona apareció robándose toda su atención.

— ¡Amiga! — gritó Hoshiko con una gran sonrisa que delataba un chisme por explotar. En un movimiento veloz, se interpuso en medio de ambos, dándole la espalda al ocultista y tomando las manos a su compañera —Nena, tienes que ver esto: Musume-chan y Gema-senpai están la plaza comiéndose como si no hubiese un mañana. ¡Y Kizano-san va para allá!

— ¡Oh. No te. Pases! ¿Es en serio? Linda, no me voy a perder eso— y sin contener su emoción, la bully de mechas moradas comenzó a correr hacia donde su amiga había indicado la acción.

Hoshiko, viendo que había conseguido ahuyentar a su amiga, miro sobre su hombro al chico peliañil y le guiño el ojo mientras sacaba su lengua juguetonamente. Se giró para verlo bien y saco su celular, extendiéndoselo para que él lo tomara.

—Oko-senpai, tú y to tenemos un asuntito que tratar juntos. Algo de lo que no podemos hablar aquí. ¿Tienes algo que hacer en la tarde? Me gustaría ir contigo a otro sitio.

—Yo no... es que...

— ¿O es que tengo que pedirle a Aishi-chan que te deje solito por un rato? — murmuró de forma cínica mientras se cubría la boca con la yema de los dedos, y lo miraba con una insana diversión. La imagen lo intimido por completo, temblando desde los pies a la cabeza sin poder evitarlo por el pánico qué le tenía a esa chica —. ¿Quieres que le diga?

— ¡N-No, por favor! Iré a donde... tú digas— nervioso, aceptó el celular de la chica y se apresuró a escribir su número. Una vez hecho, se lo devolvió y la bully entonces se mostró más compresiva, incluso feliz.

— ¿Ves? No soy un monstruo, ósea, no por ahora. Jiji, te veo a la salida, querido.

Para ese momento, el pobre Oko Ruto estaba aterrado de cualquier otra cosa que le pudiera pasar. Aún había otras tres bullys con las que no se había topado y no queria averiguar lo que estas le harían si lo encontraban solo. Por su bienestar, lo mejor era seguir su investigación en su club. Donde podía cuidarse y no llamaría la atención (aunque igual casi todos lo ignoraban), volvió a ir escaleras abajo y procuró no toparse en el camino de nadie hasta que regresó a ese lugar seguro para él.

Lástima, queria hablar con Ayano, pero eso tendría que ser más tarde. De todas formas, esperaba que ella misma lo buscara después. Aunque el hilo negro estuviera débil, ella todavía no debía poder vivir ni un dia entero sin él.

Oko Ruto no tenía idea de qué en ese momento, una chica de cabello largo lo tenía en la mira, pensando en cómo podría encargarse de él para que su hermano mayor no siguiera desquitándose con ella. Necesitaba secuestrarlo, y fallar no era una opción esta vez.

Ni bien el descanso comenzó, Hanako arrastró a Ayano hasta el club de jardinería. El pequeñín había sido demasiado listo, pues apareció cuando Osano y Amao hablaban con la maestra sobre sus trabajos atrasados y sin decir nada tomó a su senpai y la sacó del salón sin siquiera decirle a ella a donde iban, o como había llegado tan rápido desde el primer piso.

— ¿Porque me sacaste de clase? ¿Y... que hacemos aquí? — inquirió ella con duda. Todo había sido tan repentino que ni siquiera había podido tomar su almuerzo antes de irse del salón.

—Oh, nada en especial— respondió Hanako restándole importancia a la repentina situación donde estaban parados. Este caminaba con sus manos juntas por delante y tarareando una canción para sí mismo mientras recorría el lugar. Se detuvo frente a un grupo de flores azules y suspiro de forma exagerada luego de inclinarse y olerlas —. Este es un lugar muy lindo, ¿no? Podría estar aquí por horas.

—Las flores son hermosas— camino hasta quedar junto al menor y acaricio con cuidado los pétalos de una. Eran tan suaves, ¿ella podía tocarlas como si nada luego de haber tenido sangre en sus manos? ¿Uekiya aceptaría que estuviera cerca de sus "hijas" si supiera el tipo de persona que era? Tal vez estaba pensando de más; aun asi retiro su mano y la escondió detrás de su espalda.

— ¡Si! ¿No sería genial unirse a este club?

— ¿Estás pensando en hacerlo? A Uekiya-chan le encantaría.

—Mmm, aún no lo decido. ¿Tu que dices? ¿A qué club te unirías? ¿Tienes algo en mente ya o...?

Suspiró. Ya entendía a donde iba todo eso.

—Hanako-kun, no tienes que unirte al mismo club que yo.

— ¿Porque no, senpai? Seria genial que estemos toda la tarde los dos juntos— dijo agachando la cabeza y cambiando su expresión emocionada a una triste. Agarro los bordes de su chaqueta y comenzó a jugar con esta, sin atreverse a ver a Ayano.

—Creí que querías estar con tu hermano y Osano-kun. ¿Por qué no hablas con ellos sobre unirse en un mismo club? — dejó su mano sobre los cabellos de Hanako y lo desordeno unas cuantas veces para tratar de qué este no se entristeciera...

—Si quiero estar con ellos... pero también contigo, senpai— sin levantar la cabeza, elevo su mirada para observar a la azabache que seguía palpándole la cabeza. Trago en seco mientras se sonrojaba y junto sus manos en su pecho, nervioso —. Me gustaría que pasáramos más tiempo juntos.

—Tal vez deberías tratar de llevarte bien con tus compañeros. Ellos podrían ser mejores amigos que yo. Y a pesar de lo que te digan, tantas tareas no son obstáculo para conseguir una novia— de acuerdo a lo que Osano les había dicho ayer, Hanako no se relacionaba con los demás y por eso siempre dependía de las mismas personas. Tal vez conseguirle amigos en su grupo o alguien que le gustara ayudaría a que se hiciera más sociable —. Vamos, dime que te gustaría en una chica. Puede que haya alguien aquí que te pueda interesar.

Hanako inflo sus mejillas, tímido. Miró a su alrededor, el jardín parecía un lugar encantador y muy bello para hacer su declaración. Podía decir sus sentimientos ahí mismo, pero su senpai queria una confesión en el cerezo... y para ser sincero, él también.

Pero, ¿porque ella insistía en que estuvieran separados? ¿No queria estar cerca suyo?

— ¿Te escondes de alguien, gatita? — una vos desconocida para Hanako interrumpió su momento de conflicto interno. Ambos se fijaron en la nueva persona que estaba ahí. Un chico alto, rubio y que llevaba la chaqueta de su anterior colegio sobre los hombros. Abrió sus ojos con sorpresa al saber quién era: el líder de los delincuentes, Osoro Shidesu.

—Cierra la boca, baka— Ayano se mostró molesta al ver quién era el qué interrumpía su escape con Hanako. Se giró para encarar a Osoro y le dedico una mueca de estar aburrida. Al menor le sorprendió que ella no tuviera miedo de tratar a un delincuente asi, de nuevo veía lo increíble que Ayano, y en su mente guardo qué de seguro ella no le tenía miedo a nada—. ¿Por qué siempre te encuentro a esta hora?

—Bueno, siempre vuelves a que te rompa tu bonita cara— soltó con una sonrisa divertida. Ella siempre le buscaba pelea, y él siempre ganaba. Esa era su diversión en el almuerzo. Encogió sus hombros y extendió su sonrisa —. Asi que tú me buscas a mí.

—Ya no necesito demostrarte nada; olvídate de eso. Soy capaz de pelear con quien sea, aunque no pueda ganarte.

—Ja, si tú lo dices— Osoro se fijó en el pequeño azabache que se mantenía escondido detrás de ella. Si mal no recordaba era el hermanito de Taro Yamada, era extraño no verlo junto a él —. ¿Ahora también cuidas niños en la escuela?

Ayano sintió como Hanako comenzaba a temblar y como luego se aferró a ella con fuerza. Endureció su mirada e imito la pose del líder, cruzándose de brazos.

—Déjalo en paz. ¿O tienes algún problema?

—No me interesa tu vida, Aishi. Y tampoco eres mi problema ya. Aunque sea divertido, no puedo seguir lastimando a una chica.

— ¿Ah sí? ¿Es por qué se lo puedo decir otra vez a tu mamá? — Ayano sonrió al verlo gruñir. Rio para sí misma y colocó a Hanako de su lado mientras empezaban a andar hacia la salida del club de jardinería —Dijiste que ya no me golpearas, ¿no?

—Tienes que aprender a cerrar la boca, Aishi.

—Tú no me enseñaras eso— empujó a Hanako por el camino que llevaba hacia la entrada principal, antes de seguirlo miro sobre su hombro al delincuente. Respiro con tranquilidad mientras miraba al piso, de forma lenta regresó su vista a él y le sonrió de manera más amistosa —. También fue divertido para mí, cuando podía confundirte. Me agradas también, un poco.

Corrió para alcanzar a Hanako, dejando a Osoro extrañado por ese momento en que ella había dejado de atacarlo para ser amable y decirle... ¿un cumplido? ¿Una despedida en buenos términos? No estaba seguro de que había sido ese momento entre ambos. Pero luego de varios almuerzos peleando entre ellos -aunque no se lo tomaba como peleas reales por qué no usaba toda su fuera contra ella- y de los choques que tenían en el café, se sintió extraño de que ella lo viera sin odio, y que le sonriera como si no la hubiera humillado en cada derrota.

Pensativo, regresó a donde los demás delincuentes lo esperaban, volteo casi sin darse cuenta para ver si conseguía observarla antes de que se fuera con su nuevo amigo. Y es que no entendía la razón, pero a la vez que se sentía aliviado de recuperar la normalidad en sus días, también se desilusiono de que ella ya no fuera a volver para enfrentarlo.

¿Ese punto medio en donde los dejaba entonces? Si ya no eran enemigos, ¿qué eran ahora?

Las clases terminaron sin mayor inconveniente.

Hanako decidio esperar y aun no inscribirse a ningún club. Antes debía tener una conversación muy importante con Osano y su hermano mayor: la charla. Aún se confundía si asi le decían al tema de las relaciones o de como conquistar a alguien, pero fuera como fuera tenia que pedirle consejos a ellos. Tampoco habían tenido novia antes, pero algo tendrían que saber para guiarlo.

Gracias a esto, los tres se fueron temprano. Amao escapo con ellos antes de que sus estudiantes volvieran a buscarlo, queria practicar más en casa antes de volver con sus kohais por miedo a decepcionarlos.

Eso dejo a Ayano libre para irse a encontrar con Oko Ruto en el club de ocultismo. Y el peliañil por fin pudo hacer algo que había esperado desde hace mucho: hacer miembro oficial a su novia.

Ayano se retiró la gargantilla de corazón, guardándola en su falda para no perderla, y con una gran sonrisa se colocó la correspondiente a su nuevo club que mostraba una luna creciente como adorno. Sonrió mucho más cuando Oko la beso de sorpresa, felicitándola asi por unirse a ellos. Juntó sus manos tímidamente y lo miro con sus mejillas coloradas de la pena. Amaba con locura a su bello y espectral novio.

Pasaron juntos el resto de la tarde en el club, por primera vez en días no tenían a nadie que los interrumpiera. Ningún Hanako que llegara en plena lectura para pedir la atención de Ayano, ni sus mejores amigos que la necesitaran para algo. Ambos pudieron estar sin preocupaciones, acompañándose con besos profundos y una que otra caricia mientras seguían leyendo las descripciones de varios demonios

La mente de Ayano estaba despejada, le había explicado a Oko que simplemente no se había sentido bien la noche anterior y por eso había cancelado la sorpresa; pero prometió que lo harían luego, sin darle una fecha por más que él se lo pidió. El único detalle que aún le perturbaba era que esas tres zorras que andaban tras su novio seguían vivas. Luego del trabajo, dedicaría el resto de su noche a pensar en cómo las mataría.

Por otro lado, la cabeza de Oko estaba hecha un lio. Se sentía una basura por no poder disfrutar el tiempo que tenía junto a su querida súcubo, finalmente la tenia de nuevo en sus manos, a su lado donde podía vigilarla para qué que ningún otro chico intentara quitársela. Era el instante que había querido tener desde que Osano y Amao llegaron para robarle su atención. Y ni hablar de que ahora ella parecía estar llevándose mejor con Taro Yamada, su antiguo y verdadero amor. Pero lo que de verdad le tenía casi sin poder respirar, era que saliendo de la escuela tendría que encontrarse con la más despiadada y cruel de sus bullys.

Y asi, con Oko perdido en sus inseguridades y Ayano viviendo el momento con alegría, las actividades se dieron por finalizadas.

Oko intentó escapar de la cita preguntándole a la azabache si podía ir con ella a su trabajo, pero esta le dijo que no para evitar problemas con su jefa, pues las maids tenían prohibido salir con los clientes. Una verdad que la misma Aishi había optado por ignorar hasta ese momento en que le convenía mantener distancia con Oko.

Se despidieron con un beso cargado de cariño, y el chico se quedó de pie a la salida del colegio viendo como ella se perdía entre las calles más alejadas qué la llevaban hacia el muelle. Tenía mucha suerte de tener una novia como ella.

Bueno, tenía suerte de saber mucho de magia negra para hechizarla y que ella quisiera ser su novia.

—Hola, hola, guapo— apretó más sus manos contra su pecho y se giró lentamente con la cabeza gacha. Hoshiko estaba de pie ante él, muy sonriente; era su típica sonrisa de planeaba algo. La chica se acomodó uno de sus mechones verdes y avanzó como si nada hasta él, asustándolo cuando esta lo tomo con fuerza del cuello del uniforme —. No hay tiempo que perder, esta cita será fa-bu-losa.

No hubo tiempo de responder, pues Hoshiko empezó a caminar sin soltarlo de la ropa, llevándole con ella casi como a un perrito con su correa. Aunque estaba temeroso de lo que ella fuera a hacerle, no tuvo el coraje para detenerla ni para zafarse. Conociendo a esta chica en particular, era mejor que solo hiciera lo que quisiera y no la provocara de más.

Detrás de los dos árboles más cercanos a la salida, se asomaron Aso y Kizano, fijándose concretamente hacia donde su rival se iba a rastras junto a la bully de mechones turquesa.

Todo el dia se había dedicado a espiar a Oko Ruto y a Ayano. Necesitaban averiguar que rayos era lo que el ocultista había hecho para que su amiga no pudiera resistirse a él. Y en medio de su espionaje, consiguieron averiguar que tres de las cinco bullys de repente tenían un interés muy grande en Oko Ruto. Y al estar ahí desde que la pareja se había despedido, habían podido captar a su enemigo irse con una de las amigas de Musume.

—Cielo santo, no tenía idea de que mi querida darling trabajaba— se lamentó Kizano mientras se recargaba en el árbol y se pasaba una mano por la cara. Aún no se sentía emocionalmente bien, hasta sus piernas y brazos le dolían por no hacer más que estar tumbado en el sillón del club o en su cama. Aún asi, enterarse de que su princesa no vivía con las comodidades de una reina le había hecho olvidarse de su propio estado para centrarse en el de ella —. Son las seis, quien sabe hasta que hora de la fría noche pueda volver a su casa. Oh, amore mío, ¿por qué no me lo habrás dicho?

—Tampoco lo sabía— murmuró Aso, herido por ese detalle oculto, pero sin dejar de fijarse que la bully y el ocultista no los descubrieran siguiéndolos —. Aunque, puedo imaginar porque no te lo diría ti.

— ¡¿Qué?! ¿Insinúas que no me tiene confianza para decirme ese tipo de cosas? ¿Oh que no merezco saber que pasa en su vida? ¡Fui su amigo antes que tú, no tienes derecho a decir algo como eso!

—Llegas en limusina a la escuela. Presumes que tu familia es importante y exitosa. Te autoproclamas un príncipe. Y ves a todos los que tengan menos dinero que tu como... gusanos o bichos, no sé. Has hecho que esa sea la imagen que tiene de ti, y solo digo, qué tal vez pensó que si te decía que debía trabajar la tratarías como cuando era tú asistente o peor.

La mención de aquel suceso provocó que Kizano deshiciera su gesto ofendido y lo volviera uno de vergüenza. El cómo había tratado a Ayano en el pasado era algo que nunca lo dejaría de perseguir. Sacrebleu, ¿Cómo explicaría eso a sus futuros hijos cuando estos les preguntaran como se conocieron?

—Hmp, bueno, ella sabe que mi corazón le pertenece de forma incondicional. Además, por más actos desesperados que hiciste para gustarle, tampoco te lo dijo. Asi que cierra la boca.

—Ahh— suspiró —. De verdad que solo hago esto contigo para saber qué le pasa a Yan-chan. No me gusta cómo ve a Oko-kun, es casi como si...

— ¿... él le hubiera robado el alma? ¡Yo le dije que no se juntara con ese engendro del mal!

Aso prefirió guardar silencio y concentrarse en pasar desapercibido para que Oko y Hoshiko no los notaran; parecía algo simple, pero con el actor gritando sus líneas dramáticas cada tanto en voz alta se volvía una tarea más complicada. Por más que trataba de no juzgar a Kizano, era imposible con la personalidad de este; se quejaba de todo y le exigía cualquier cosa como si fuera su sirviente. Simplemente no le gustaba tener que hacer equipo con él, pero ambos eran los únicos dispuestos a interferir en la más reciente y llamativa relación de Akademi para ayudar a la azabache. Estaban de acuerdo en que algo no cuadraba, algo debió ocurrir entre el viernes pasado y ese lunes para que ella cambiara de forma tan abrupta, solo debían descubrir que era ese algo.

Siguieron a sus compañeros hasta el centro, dónde la chica escogió una cafetería de moda para que se sentaran a hablar. ¿Qué estarían tramando esos dos? Aun sin saberlo, ver a una víctima con la peor de sus cinco pesadillas no les auguraba nada bueno.

Ocultándose con los gorritos de las sudaderas que Aso llevaba consigo (y por las cuales Kizano se quejaba de que le arruinaban el peinado) se sentaron en una mesa cercana a la de ellos para poder escuchar la conversación. Y por si se les escapaba algo, ambos tenían los micrófonos de sus celulares grabando.

— ¿Y-Y... de que querías... hablarme? — inicio Oko con la conversación. Le ponía cada vez más nervioso que la chica sentada frente a él no dejaba de maquillarse con toda la calma del mundo a la espera de su vainilla latte. Solo lo estaba torturando con la espera.

—Mmm, ¿qué tanto te gusta Aishi?

— ¿Por-Porqué preguntas eso?

—Responde, rarito. ¿Cuánto te gusta esa perra?

Los tres chicos se molestaron por el insulto hacia la chica qué les gustaba, pero cada uno sabia no podían responderle en nombre de Ayano para defenderla; el dúo de líderes por qué no se suponía que estuvieran ahí, y Oko porqué simplemente no podía enfrentarse a esa chica.

—La amo... con todo mi corazón— respondió con sus manos juntas bajo la mesa y la mirada fija en el menú de papel. Comenzó a temblar de forma notoria, llegando a cruzar sus pies y escondiéndolos entre las patas de su silla.

Hoshiko disfruto la reacción del ocultista, pero torció sus labios al escuchar la respuesta. No ocultó su desagrado, solo se cruzó de piernas y cerro con fuerza el estuche de maquillaba donde se observaba hasta hace pocos segundos. Comenzó a jugar con su coleta, acariciándola con su mano izquierda mientras la sostenía al frente de su hombro con la otra.

—Tengo muchos gustos y expectativas para los chicos, pero... eso no hace qué me gusten para novios— explicó a la ves que trataba de ver fijamente a su senpai a los ojos, cosa difícil porqué este no levantaba la cabeza —. Uy, debo decir... que ni yo sabía cómo me gustaban los chicos. Solo elegía a uno lindo y lo llevaba a mi cama. Pero, estas semanas por fin encontré a alguien que es todo lo que busco. Tú.

— ¿A-Ah? ¿Pero que hice yo?

—Jiji, senpai. Sabes como soy: me gusta torturar a mi victima hasta dejarle una marca con la que siempre se acuerde de mí, ser quién lleve las riendas y grabar su llanto para reírme después de esa persona antes de dormir como reina. Es súper divertido. Pero, también quiero a un chico malo y sin corazón para que le encante maltratar a los demás, como yo.

—No entiendo... Yo no soy... asi...

— ¿En serio? — Hoshiko se levantó de la silla, inclinándose hacia adelante para poder pasar una de sus uñas por la mejilla de Oko Ruto, relamiéndose cuando lo sintió erizarse y temblar con más fuerza —. Ohh, nadie se ve más lindo y delicioso que tu cuando estas en el piso, llorando del dolor, suplicándome que deje de pisarte las manos con mis tacones, o que ya no te patee el rostro. En verdad, no me había dado cuenta de cómo me encanta hacerte daño.

Al decir aquello, presiono con mayor su fuerza su uña contra el rostro del contrario, provocándole un dolor agudo que se intensifico a ardor cuando esta lo rasguño al quitar de forma rápida la mano, dejándole una línea roja de las que brotaban pequeñas y finas gotas de sangre.

«Aja, y asi fue como me empezaste a gustar. ¿O porqué creías que te buscaba cuando estaba sin mis amigas? Jajaja. Pero lo que vi el lunes... wow. Ósea, luego de verte asi supe que tenías que ser mío y no de esa bulímica que tienes de novia.

—¡No¡ ¡No hice nada¡ ¡El lunes yo solo...¡

—Oh, no me engañas, lindo. Mientras Ayano Aishi les rompía el corazón a sus amigos frente a tooodo el mundo, tu solo la veía muy feliz. Te gustó verlos sufrir, y saber que por tu culpa se hacían pedazos. ¿Querías verlos llorar también? Creo que eso hubiera sido súper wow, inmejorable.

Oko se mantuvo callado varios segundos, mismos en que cerró sus ojos para pensar. Al abrirlos de nuevo, su cabeza aún estaba agachada, pero su vista gélida y cínica chocó contra los ojos verdes de la menor, mismos que se iluminaron con ese simple gesto.

—No hubo nada mejor... que quitarles a quién más querían, y ponerla en su contra— sonrió complacido, con deleite al recordar como Ayano dejaba a sus amigos para estar con él. Aún recordaba de forma clara los rostros dolidos de los dos líderes, y nada se comparaba con lo descuidado y abatido que Kizano se veía en clase. Rio un poco, burlándose de quienes solían ser sus rivales —. Yan-chan nunca los volverá a querer, y todo lo que esperaban tener con ella es mío ahora. Yo soy su apoyo al nadar... y su príncipe también, porqué me encargue de que a sus ojos... solo-exista-yo.

Hoshiko chilló encantada, junto sus rodillas de la emoción y al terminar de celebrar su vista de una parte encantadoramente manipuladora y retorcida de Oko Ruto, acuno su rostro entre sus dos manos. Respondiéndole con una sonrisa igual de torcida y sádica.

—Oh si, sin duda eres mi tipo, rarito lindo. Entonces, ¿vamos a mi casa, o al motel que está en la otra calle? Se nota que tu novia aun no te da nada de lo que quieres.

En la mesa cercana, Aso pensaba en cómo partirle la cara a Oko Ruto al dia siguiente sin que nadie lo descubriera, mientras que Kizano se había levantado e ido a un callejón para poder liberar su ira sin el riesgo de que lo descubrieran, la próxima vez que viera a ese sombrío hijo de satanás, no se contendría para nada en hacerle pagar por cada segundo qué mantuvo a Ayano lejos de él. Y si era necesario, con gusto lo mandaría al infierno de una vez por todas.

Ayano estaba más qué agotada, había sido un dia bastante movido en el café, pero finalmente habían cerrado y estaba lista para irse y planear tres asesinatos.

Terminó de acomodar su última mesa, yendo con otras chicas hacia la cocina en donde estaba Maleni con el resto del personal. Al entrar, vio como todos estaban alrededor de la isla central hablando sobre los clientes de ese dia. Antes de irse debía recibir su pago, acción que usualmente se retrasaba unos minutos por las conversaciones que se extendían. No habiendo nada más que hacer con eso, se acercó metiéndose entre las demás chicas para saber cuál era el tema en ese momento.

—... y asi fue como herede el café. Lo sé, muy conmovedor— terminó Maleni mientras se limpiaba una lágrima invisible. A su lado, Osoro resopló con fastidio; ya había escuchado esa historia miles de veces, igual que las maids pero ellas al menos seguían fingiendo sorpresa a cada detalle, él se había rendido luego de que fuera la anécdota central en cada uno de sus cumpleaños. Maleni se soltó el cabello de la coleta alta que siempre usaba, suspirando cuando sintió sus cabellos extenderse y ser libres. Ese acto fue suficiente para recordar que todas debían irse a casa antes de que se hiciera más tarde —. Ok, niñas. Hoy sobro mucha comida, tomen lo que quieran que aquí no servimos sobras a los clientes.

Asi, Maleni comenzó a entregar a cada chica un sobre con su pago del dia, a continuación esta tomaba una o dos cosas de la comida y marchaba. A su vez, varios del personal seguían hablando mientras tomaban una que otra porción de comida mientras esperaban. Ayano se sintió un poco excluida, Horuda no estaba ese dia y las compañeras con las que solía hablar ya se habían ido, asi que solo veía todo lo que había en la mesa sin sentir apetito.

Cuando no quedaban más que tres chicas además de Maleni y Osoro, este pareció recordar algo y se acercó a su madre para susurrarle algo en el oído, la mujer asintió con una sonrisa, misma que le contagio a su hijo que salio disparado hacia el refrigerador. Curiosa, Ayano siguió al delincuente con la mirada, y lo encontró sacando un recipiente grande con tapa. Osoro regreso a la mesa, trayendo dos tenedores consigo, procedió a destapar el envase y fue ahí que vio rodajas grandes y gruesas de algo amarillo que no supo reconocer.

— ¿Qué es? — inquirió casi sin darse cuenta.

— ¿Ah? — la madre de Osoro se fijó en lo que la chica observaba y capto rápido que era el postre que su hijo le había pedido. Se acercó tomando el otro tenedor y atrapo uno de los trozos picados de la fruta —Solo es mango. ¿No lo habías probado antes, Aya-chan?

—Mmm— trató de hacer memoria, le parecía haber comido algunas veces en el pasado, cuando era niña sobre todo. Nunca pudo sentirle algún sabor, asi que solo fingía que le gustaba pero sin importarle realmente —, no. Creo que a mi papá no le gusta y por eso mamá no lo compra.

— ¿Qué rayos le pasa a tu papá? — murmuro el delincuente luego de masticar un poco. Tosió desesperado al casi atragantarse cuando su madre le dio un golpe tras la cabeza.

—No a todos le gusta, no seas grosero— era mucho mango, razón suficiente para que las pocas maids que quedaban también pudieran comer un poco. Al ver que Ayano no se animaba a probarlo, Maleni le extendió un nuevo tenedor —. Vamos, tal no vez no heredaste el gusto de Jokichi-kun y termine gustándote.

Intrigada por el comentario, asi como por los gestos de aprobación que hacían los demás, se decidio a tomar un pedazo pequeño. Lo olio un poco antes morderlo, con timidez lo tomo como si fuera una paleta y comenzó a dar pequeñas lamidas a la espera de conocer el sabor. Ayano ignoraba qué mientras hacía esto, Osoro la observaba cautelosamente.

Finalmente se metió el trozo entero a la boca, masticando con cuidado y recibiendo como rayo el sabor de la fruta. Ante tal shock de sabor, no pudo evitar poner sus manos sobre su pecho y unirse a los sonidos de aprobación y encanto qué le daba aquella qué desde ese dia sería su fruta favorita. ¡Gracias a Dios y Lucifer por hacerla que no heredara el gusto de su padre! ¡El mango sabia tan delicioso!

— ¡Sabe tan rico! — murmuró feliz una vez que hubo pasado sus momentos de iluminación. Tomó otro pedazo y disfruto cada segundo que el sabor invadía su boca.

Maleni sonrió enternecida por la emoción que Ayano mostraba con una simple fruta, sin duda era idéntica a Ryoba en sus tiempo de la academia. Pero también se fijó en como Osoro no dejaba de verla. Ya no parecía haber tensión entre ellos, al menos no como antes que casi mostraban las ganas de querer pelear. Ahora su hijo simplemente la veía con naturalidad, como si observara a Kitty jugando con una bola de estambre.

Una vez terminó de entregar los pagos, solo quedaron ellos dos. Madre e hijo. Maleni se alboroto el cabello un poco más, buscando relajarse del estrés de ese dia.

—Se te está cayendo el tinte— señalo Osoro antes de seguir comiendo lo que le quedaba de mango. Obviamente los tres colores que tenía su cabello no eran naturales, y de hecho, esa mañana se había visto en el espejo como las raíces rubias comenzaban a hacerse más visibles. Maldita sea, renovar el tinte siempre era un dolor de cabeza.

Pero no era momento de pensar en eso. Sus labores aun no acababan, antes, debía hacer su última tarea de mamá por ese dia.

—Cuéntamelo. Algo paso entre ustedes. ¿No?

Osoro dejo de picar los pedazos que quedaban de mango y miro a su progenitora confundido.

— ¿Algo con quién?

—Aishi.

—Ah— le desvió la mirada centrándose en la fruta, la cual comenzó a jugar al pensar en lo que Maleni le había preguntado. ¿Pasaba algo? —. No hay nada.

—No nací ayer, mocoso. Dímelo.

—Mamá...

— ¿Pelearon de nuevo y casi te gana?

—No.

— ¿Entonces qué es? Habla o no te guardare más mango.

El rubio bufó molesto. Clavó el cubierto en un pedazo que estaba por tomar y se giró hacia la mayor, esquivándole todavía la mirada por algún motivo que no entendía. Se alboroto el cabello igual que había hecho ella y se acomodó en una silla para comenzar a contarle.

—... me dijo que le agrado. Y que se divirtió en las peleas.

—Eso no es malo. Me contaste que gracias a eso aprendió a controlar mejor su fuerza. ¿Y no dijiste ayer que cocinaba rico? Para que digas cosas asi es que ella también te empieza a agradar. Tu problema es que eres demasiado orgulloso para admitirlo.

—Aishi es rara.

—Y tú muy normal.

—En serio, ma. ¿Visto cómo se puso con el mango? Parecía enamorada de esta cosa. En la escuela aparenta ser perfecta, que esta en veinte clubs y niñera de quién se le cruce en frente. ¡Y aquí se porta asi por un mango!

— ¡Por favor, Osoro! Estuviste peor cuando lo probaste por primera vez.

—Era un niño.

—Llenaste el carrito de súper con mangos. Y cuando te dije que solo podíamos llevar un kilo...

— ¡Bueno, ya entendí!

—Aish. Lo que quiero decir, es que aunque parezca rara solo es cosa de las Aishi. Y de todas formas, ¿por qué te preocupa tanto? ¿No querías que te dejara en paz?

—Mamá, es que— gruñó agobiado, se recargo en la mesa de nuevo y retomo el tenedor para juguetear más la fruta —... no sé qué rayos me pasa. Ya no pelearemos en el almuerzo, digo, era divertido luchar con alguien que no se rendía. Si siguiéramos, tal vez para cuando estuviéramos en tercero hubiera podido pelear con toda mi fuerza y ella sabría defenderse.

—Hijo, esto no es por las peleas. Es porqué ya no hay una razón para verse, ¿cierto? — Osoro se mantuvo callado, con el ceño fruncido. Ni el mismo entendía como entre golpes y mucho fastidio había empezado a tomarle gusto a sus encuentros, a pasar el rato asi con ella —En fin, tienes suerte de que cuando estuve en Akademi forme buenas amistades. Levántate y vámonos, si vas a ser un gran bebé llorón hazlo en la casa que no aguanto los pies.

Ayano se sintió aliviada una vez que estuvo dentro de su casa. Se apoyó en la puerta para poder descansar un poco y calmar su respiración luego de haber corrido para llegar pronto. Era una asesina, pero había muchos otros locos ahí afuera y mejor no arriesgarse.

Se empezó a quitar los zapatos, al igual que la falda y el resto del uniforme, lanzando su mochila hacia el sillón para que no le estorbara ahí. Al agacharse para recoger todo, se dio cuenta de que alguien había pasado un sobre bajo la puerta.

El correo no se entregaba asi, por lo que se puso alerta y saco su cuchillo para mover el sobre más hacia ella. Lo tomo y sintió que era bastante grueso, ¿Cómo había entonces podido pasar bajo la puerta? Se fijó por ambos lados en busca de más información, en donde encontró escrito a computadora en una etiqueta que se lo enviaba su madre. Un poco más tranquila con ese dato, lo abrió para saber de qué trataba.

No le importo que casi fuera media noche, gritó emocionada como si fuera su cumpleaños y corrió descalza de un lado a otro de la casa brincando y riéndose con alegría. Pues ahí dentro, estaba el dinero que no había podido retirar en esas dos semanas.

A esa hora sus padres ya seguro ya estaban dormidos, pero temprano les llamaría para agradecerles que se preocuparan por ella.

Y hasta aquí el capítulo. RESUMEN DE PORQUE NO HABIA ACTUALIZADO: Terminé mi carrera, no alcance el título en automático y por eso estoy en un diplomado que cada semana deja tarea muy importante, mi universidad contrato a todo mi salón menos a mí (soy la vergüenza de publicidad) y estoy en crisis existencial para conseguir un trabajo porqué soy una inútil. Además, hice un webtoon para entrar al reto webtoon...

¡POR FAVOR VAYAN Y APOYENME! ¡SI GANO TENDRE UN EMPLEO Y DINERO PARA ESTUDIAR LA CARRERA QUE SI QUERIA EL PROXIMO AÑO! ¡POR FAVOOOORRRRRRR!

Para esto, sigan los siguientes pasos:

Paso #1. Ve al buscador y escribe "Jacky in the box"

Paso #2. Vota y/o comenta en los primeros tres capítulos y sigue la historia.

Es de romance, drama y fantasía entre el Infierno y el Inframundo.

Gracias por leer todo el capítulo y esto también. Nos leemos luego.

PD: Justo ahora, entre tareas y demás, empiezo con el maratón hacia el jueves de la semana de Megamo. Muy seguro estará hasta diciembre, asi que perdonen de nuevo. ¡Vamos por la ultima semana!

PD2: ¿Alguien ha visto los Sustos Ocultos de Frankelda? Para hablar de lo hermosa que es la serie.

¡Votos y comentarios se agradecen!

¡Hasta el próximo capítulo!

¡MoriDark19, fuera!

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