Mi chico de los ojos tristes...

By Kaiby_02

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«Y cuando creí tenerlo todo, tu luz decidió apagarse» 🍬🍬🍬 ¿Es posible... More

🍬Nota
🍬Dedicatoria
🍬Sinopsis
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 1
🍬Carta 2
🍬Carta 3
🍬Carta 4
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 5
🍬Carta 6
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 7
🍬Carta 8 y recuerdo
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 9
🍬Carta 10
🍬Carta 11
🍬Carta 12
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 13 y recuerdo
🍬Carta 14
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 15
🍬Carta 16
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 17
🍬Carta 18
🍬Carta 19 y recuerdo
🍬Cajita de recuerdos
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 20
🍬Carta 21
🍬Carta 22
🍬Carta 23
🍬Carta 24
🍬Carta 25
🍬Carta 26
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 27
🍬Carta 28
🍬Carta 29 y recuerdo
🍬Carta 30 y recuerdo
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 31 y recuerdo
🍬Carta 32
🍬Cajita de recuerdos
🍬Recuerdo de la notita con tinta de glitter
🍬Recuerdo del baile bajo la lluvia

🍬Recuerdo del corazón destrozado y la tregua

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By Kaiby_02

«¿Es posible que una persona que te hizo demasiado daño pueda convertirse en tu amigo?»
🍬

POV Valeria.
Recuerdo.

—¿Por qué tuvo que ser así? —dije acostada en la alfombra de mi cuarto, con el rostro empapado—. ¿El amor siempre duele tanto?

Después de ver a Santiago con la chica en la heladería, esperé a que se fueran para poder salir y dirigirme a mi casa deprisa. Aunque mis pies se habían adherido a la madera del lugar y no querían obedecer. Estaba en shock.

—Santi, ¿Tú en realidad no me querías tanto como yo a ti? —susurre limpiando las lágrimas con el dorso de mi mano.

Quería pensar que todo fue una confusión o una horrible pesadilla; pero no. Yo lo presencié, y eso es lo que más me duele.

—Valery, hija —habló mi mamá del otro lado de la puerta— ¿Estás bien?

—¡No estoy! —grité— ¡Estoy en tristelandia!

La puerta se abrió dejándome ver la silueta de mi progenitora entrando en la habitación a paso lento y seguro.

—Oh, es una lástima —dijo sin mirarme—. Había preparado unos deliciosos pancakes para ella, pero como está en tristelandia no podr...

—¡Volví! —dije con desánimo, aunque ver los ricos pancakes con Nutella que mi mamá había preparado me animó a regresar de tristelandia.

Lo sé, soy una chica de 19 que aún actúa como niña, pero madurar no es lo mío, eso dejenselo a las manzanas.

—Vale, ¿Qué sucede? —dijo con dulzura.

Suspire sentándome en la alfombra.

—¿Por qué el amor duele tanto? —pregunté metiendo un trocito del pancake en mi boca.

Me miró con una sonrisa y respondió:—Val, si duele aquí —colocó su mano en mi pecho—, es porque el amor es verdadero.

La miré con atención metiendo un trozo de pancake en mi boca.

—Si no doliera sería porque no tienes interés por la persona, por ende no te preocupas cuando se ha alejado —sonrió y acarició mi cabello.

—¿Por qué siempre salgo lastimada? —me queje entre sollozos.

—Valeria —susurró—. No reproches pequeña, solo abre tu corazón y siente. Yo sé que te han dañado demasiado, pero eso te convirtió en lo que ahora eres, hija. Sé que costó mucho levantarse, pero de eso se trata la vida: de caídas y levantadas.

Solo asentí y mordi otro pedazo del Pancake—. Tienes razón, como siempre mamá.

Ella me miro con dulzura y antes de salir de la habitación me dijo:

—Los días nublados traen consigo un sol resplandeciente; sin la ocuridad antes vivida, no podrías apreciar del todo la belleza de la claridad.

[...]

Mi cuello dolía con intensidad, y no solo mi cuello, ¡Todo mi cuerpo!

—Me quedé dormida en el piso —susurré con voz soñolienta.

Abrí los ojos con lentitud, ya que de la ventana entraban unos ligeros rayos de sol que impactaban mi rostro.

Revisé mi teléfono y miré la hora. Eran las 5:30 am, demasiado temprano para mi gusto.

Como zombie mañanero me fui caminando hasta el baño, me di una refrescante ducha e hice todo lo que debía.

—Llegaré muy temprano a la Universidad hoy —dije con desgano—. Aprovecharé para ir a la biblioteca un ratito.

Sonreí al imaginarme con un buen libro, despejando mi mente; solo leyendo sin pensar en nada... ni nadie.

Salí del baño y fui hasta el enorme armario, lo abrí y me encontré con varias prendas de ropa, ¡Era casi imposible decidir!

Busqué por más de diez minutos alguna prenda que me convenciera.

—Short de lona con una blusa campesina blanca —dije al fin y saqué lo que había elegido—. Converse blancos, ustedes también se irán conmigo.

Me vestí con las prendas elegidas y me di una mirada en el espejo que estaba junto al armario.

—Está bien —sonreí levemente.

Me senté frente al tocador y desenrede mi cabello con suavidad.

—¿Coleta? ¿Trenza? ¿Peinado extravagante de Lady Ga Ga? —pensé riendo por mis ocurrencias—. Me pondré un turbante.

Abrí la pequeña gaveta de uno de los muebles y elegí un turbante color blanco con pequeñas florecitas amarillas.

—Este me gusta —sonreí y lo coloqué en su lugar—. Bien, estamos listas para irnos.

Dije a mi reflejo para luego tomar mi mochila junto con mi teléfono y salir de la habitación.

Bajé las escaleras con lentitud, aún tenía mucho tiempo antes de llegar a la Universidad.

—Hija, buenos días —me saludó mi mamá impresionada— ¿Tan temprano?

—Hola mami —la saludé de beso—. Si, quiero ir a la biblioteca antes de que empiecen las clases.

—Bueno, entonces debes darte un buen desayuno —sonrió—. Te preparé un rico homelet, anda, come cielo.

Asentí sonriente, aunque no tenía mucho apetito el homelet que me preparó se veía exquisito.

—Hija, dime, ¿Qué te sucede? —preguntó mientras servía mi desayuno sin mirarme.

Suspire, en realidad toda la situación con Santi me tiene mal.

—Santiago —le dije, por lo que ella captó de lo que se trataba.

—Ten, comer te hará bien —sonrió colocando el plato sobre la mesa, junto a un rico vaso con jugo de naranja.

Comencé a comer con mamá al lado mío, y no preguntó nada sobre él. Solo hablaba de temas variados y trataba de hacerme reír entre veces. Es la mejor mamá del mundo.

Al terminar tome mis cosas para luego despedirme de mi mamá y salir de casa como caracol.

—¿Ahora mis ganas de estudiar se han quedado dormidas junto con mi valor? Si, así es.

[...]

Sorprendentemente no me dormí en medio de las clases, estuve a punto de imitar al gato Tom y colocar pinzas en mis párpados para evitarme parpadear y quedarme dormida.

El timbre de descanso sonó indicando el final de ésta tortura llamada clases.

Al llegar a la cafetería ubique a mi amiga sentada en una mesa hasta el fondo, ¡Genial! Tendré que caminar más.

—Cyntia, hola —le dije con una sonrisa... bueno, una mueca parecida a una sonrisa.

—Uy, parece que alguien madrugo mucho hoy.

—Me conoces tan bien, querida —reí—. Pero eso no es lo único que me tiene así.

Me miró inspeccionando mi rostro, buscando algún indicio sobre lo que me había sucedido.

—¿Quieres hablar?

Asenti con la cabeza y tomé asiento frente a ella.

—Es que ayer fui a la heladería y vi a...

Alguien a mis espaldas carraspeo su garganta sonido que me hizo interrumpir mi relato. Por instinto, miré el rostro de mi amiga frente a mí buscando información sobre quien estaba tras de mi. Ella movió sus labios tratando de decirme quien era.

Pero no entendí nada de lo que trató de decirme y decidí voltear.

Un chico alto de ojos azules me veía sonriendo con nervios, y en sus manos sostenía un pequeño pastel de limón.

—Valeria, yo venía a...

—¿Qué haces aquí, Marcos?

Lo miré alzando una ceja en espera de su respuesta.

—Yo... —retorcio sus dedos con nervios—. Quiero... disculparme contigo y llevar las cosas en paz, Valeria.

Estaba confundida. Marcos estaba frente a mi pidiendo, ¿Disculpas? ¿Es un sueño o algo así? No podía creerlo.

—Entiendo que quizá una disculpa sea poco comparado con todo lo que te hice —bajó su mirada—. Pero créeme cuando te digo que cada palabra que sale de mis labios las digo con el corazón en las manos.

Increíble, alguien debe darme un pellizco ahora mismo. Esto es... simplemente inaudito.

—Sé que fui un imbécil —prosiguió.

—Fuiste un taradúpido —corregí con cierto humor en mi voz.

Él dio una sonora carcajada.

—Muy taradúpido —recalcó— ¿Eso quiere decir que..?

—Mira, Marcos, lo que me hiciste me dañó mucho —dije con sinceridad y un nudo en la garganta—. Poco a poco he ido sanando, pero hay heridas que aún no cierran.

Su mirada se nublo y su sonrisa ladeada fue reemplazada por una línea recta.

—Sin contar lo que le hiciste a Santiago —solo con pronunciar su nombre comenzaban a balancearce varios chimpancés en mi estómago.

—Yo... lo sé —bajó la mirada—. Solo que nadie ha logrado entender como yo me siento.

—¿Entender?

—Nada, Val —su voz salió quebrada—. Entiendo tu desconfianza, lo jodí todo contigo, por ser un imb... —se interrumpió él mismo para lueho sonreír—. Un taradúpido —corrigió.

Sonreí un poco para tratar de relajar mis pensamientos.

Sé que me lastimó demasiado en el pasado, pero ahora viene a disculparse —mucho tiempo después, pero lo hizo—. Y la verdad, nunca había presenciado a un Marcos Smith arrepentido, nunca. Lo que me hace sospechar que algo le sucede, pero no me corresponde indagar de más en eso.

Aunque en realidad su rara actitud no es solo ahora, hace algunas semanas que comenzó a portarse gentil y caballeroso.

Un día yo venía cargada con algunas carpetas, mi mochila y una dona en la boca —¿Qué? ¡Amo las donas!—, por lo que mis manos estaban totalmente ocupadas, y al tratar de abrir la pequeña puerta de entrada, mis brazos parecían manitas de dinosaurio y mis intentos por abrirme paso eran en vano.

Marcos —aún estando a una distancia considerable—, notó mi incómoda situación por lo que dejó de hacer lo que en ese instante realizaba y corrió a mi ayuda; abrió la puerta y me ayudó a cargar las cosas.

En ese momento fue extraño, pero cada día su amabilidad crecía y sus acciones de nobleza me hacían notar sus ganas enormes de cambiar.

¿Segundas oportunidades? Todos las merecemos, ¿No?

Además, él no solo me hizo llorar en el pasado; él al inicio fue el motivo de mis sonrisas, me regaló ese sabor agridulce en una primera relación.

Me mostro lo duras que son las mentiras cuando salen de labios de alguien amado; lo crueles que son las humillaciones y la intensidad con la que una palabra puede llegar a dañar a un corazón enamorado.

Me enseñó demasiado; me hizo gozar, reír y llorar. Me dio la oportunidad de tocar las nubes con cada choque de sus labios en los míos, y me dejó caer a lo profundo de un abismo cuando me dijo ese se acabó.

Marcos fue mi primer amor, la persona que se llevo las primeras veces en muchas cosas importantes de mi vida.

Me quebró, pero eso me hizo crecer, me ayudó a valorarme y amarme más.

Gracias a lo que viví con él, pude descubrir que Valeria no es solo la chica risueña e infantil que todos creen que soy. Soy más que una sonrisa en el rostro y un corazón débil. Noté que soy fuerte y capaz de levantarme de cada caída.

No puedo ni debo odiarlo.

Así que analice todo en mi mente y calculé cada palabra que diría.

—Aunque si podemos ser... ¿Amigos en proceso? —sonreí mientras le daba un leve apretón en el hombro—. Tendrás que ir ganando mi confianza para llegar a ser amigos supremos.

Su rostro se iluminó y una chispa apareció en sus ojos, por lo que decidí ser sincera con él; yo no soy capaz de ilusionarlo y luego dejarlo caer.

No haría lo mismo que él me hizo.

—Marcos, no podremos ser nada más que eso —lo miré con sinceridad—. Porque yo estoy... —hice una leve pausa dando un suspiro profundo y cansado—. Enamorada de una persona, y aunque mis sentimientos creo que no son correspondidos con la misma intensidad, sé que debo respeto a este amor que siento.

Wow, enamorada, si me hubieran dicho que el amor volvería a tocar las puertas de mi vida y yo lo aceptaría sin protestas, me hubiera reído sin parar.

Santi fue la excepción a esa frase que dije el día que Marcos me dejó tan vulnerable y lastimada: si el amor toca mi puerta, le pondré seguro y cerraré las ventanas.

—Entiendo, Valeria —dijo decaído—. Prometo que no haré nada que te moleste, prometo que te respetaré, a ti y a la persona afortunada.

Marcos rozo mi mejilla con la llema de sus dedos.

—Prometo no volver a dañarte. La hermosura de tu corazón no merece ser destruida por un taradupido como yo.

Su alegría volvió ya que se veía reflejada en su rostro, y sin prepararme, un abrazo atrapó mi cuerpo.

—Gracias —me susurró al oído.

Al despegar nuestro cálido abrazo, volví a sentarme frente a mi amiga y un delicioso aroma a pastel llegó a mis fosas nasales.

—Oh, lo olvidaba —dijo Marcos—. Este pastelillo es para ti, Val.

¡Pastelito! Yummy.

—Gracias Marcos, pero yo no...

—Aceptalo como un regalo de tu... —pensó muy bien sus palabras antes de hablar—. Amigo en proceso.

Sonreí, éste Marcos no lo conocía, a pesar de haber estado con él durante 5 meses.

Lo recibí sonriente para luego ver como se alejaba dando saltitos.

—¡Hey! —grité y él volteó su rostro—. Te extrañé mucho, Shrek.

Sonrió otra vez—. Y yo a ti, Duraznito.

Voltee mi rostro con una sonrisita en el, hasta toparme con la cara en shock de mi amiga.

¿Qué había sido eso? ¿El inicio de una amistad? ¿O un grave error? No lo sé, pero muy pronto lo averiguaria.

———————————

¿Creen que la decisión que Valeria tomó fue correcta?😮

¿Ustedes que piensan sobre los argumentos de Valeria sobre lo que vivió con Marcos?😮

¡Los leo, mis ácidos Caramelitos!

Los quiere, Kaiby
<3

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