Un crush pero sin el candy

By CalisaSoler

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¿Cuál es la tontería mas grande que has hecho en nombre del amor? Si le preguntases a Erick, definitivamente... More

Dedicatoria
Prólogo
CAPÍTULO I
La terrible primera noche
Flashback
El martirio continúa
La verdad tras la máscara
CAPÍTULO II
Preparativos
Inocente hasta que se demuestre lo contrario
CAPÍTULO III
Recuperación
Reposo
Sano

Yo nunca, nunca...

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By CalisaSoler

Capitulo II


No hizo falta que se explicasen las reglas más de una vez, los adolescentes se sentaron en círculo, las chicas se miraban con recelo, era tanta la tensión que los tipos se vieron obligados a arrumarse en una parte del círculo, con la finalidad de que si una de las muchachas decidía (por algún motivo) lanzarle la botella a otra, ellos no se viesen afectados en un primer plano.

—Comienzo yo —sonrió Stephany—. Yo nunca, nunca... me he copiado en un examen.

—¡Ay, por favor! —exclamó uno de los muchachos.

—Ya saben las reglas —canturreó la morena.

Todos bebieron del líquido que se encontraba repartido entre sus vasos de colores, bueno, todos excepto Stephany.

Más de uno arrugó la cara mientras otro tosía... por no decir que el mismo chico que había retado a Peter minutos antes dejó salir una arcada, que, por poco, pasaba a mayores.

—Sigues tú. —le dijo Stephany a la chica que estaba a su derecha, quien era nada más y nada menos que Vanessa Cooper.

La chica se encogió en su lugar y trató de ocultar su rostro entre su cabello— prefiero pasar. —dijo casi en un murmuro.

—Bien —espetó la morena, ganándose malas miradas por parte de los demás presentes—. Siguiente.

—Yo nunca, nunca me he besado con un chico.

—¿Bárbara, es en serio? —le preguntó un muchacho mientras levantaba el vaso para darle un trago a su bebida.

—Absolutamente. —respondió la chica mientras observaba con entusiasmo como la mayoría bebía.

—¡Voy yo! —exclamó alegre Emily.

—Amiga, apenas llevas dos tragos —se burló Erick al ver la emoción de la castaña.

—Yo nunca, nunca... —esperó unos pequeños segundos antes de hablar—... he puesto en duda la fidelidad de mi mejor amiga.

Hally y Emily se encontraban viéndose fijamente, la rubia levantó lentamente su vaso y bebió de él, como si estuviese desafiando a la castaña con la mirada.

—Supongo que voy yo —dijo el mismo chico que había cuestionado a Bárbara—. Yo nunca, nunca... —pero se detuvo mientras pasaba la vista por los presentes, buscando a alguna victima en especial, sus ojos terminaron en Peter, quien lo veía impaciente—... me he enamorado de Hally.

Erick, quien había estado pasando desapercibido todo el rato sufrió una especie de baja de tensión, sintió como el alma se le iba hasta los pies y un mareó repentino le invadió. Peter bebió tranquilamente de su vaso, dejando que su rostro se arrugase por el fuerte sabor, pero el siguiente muchacho no habló, estaba igual de expectante que el resto de los presentes... esperaban por Erick.

El pelinegro sabía lo que debía hacer, como si fuese una especie de efecto en cámara lenta, levantó su vaso y bebió de él. Peter borró su sonrisa y la reemplazó por una expresión de sorpresa, al igual que Hally, y al igual que todos los demás, ciertamente era algo que jamás creyeron alcanzarían a ver.

—Yo... —dijo otro—... nunca, nunca... me he escapado de casa.

Algunos bebieron, pero la verdad que estaban muy ocupados pasándose la mirada entre ellos, sabían que las aguas se estaban poniendo turbias y en cualquier momento podrían ponerse... difíciles.

—Yo nunca, nunca me he llamado Peter —soltó Erick.

Peter no daba crédito a lo que escuchaba, sin embargo, bebió, pero no hubo terminado cuando otra voz se alzó.

—Paso. —dijo un muchacho, el cual tuvo que beber para dejar su turno... lamentablemente tuvo que soportar otra arcada, esta vez, dejándole un brillo de dolor en sus ojos.

—Entonces yo nunca, nunca he regado rumores falsos y secretos por toda la escuela —rugió una de las chicas.

Stephany se convirtió en el centro de atención, pero la morena no levantó su vaso en ningún momento.

—¡Oh, vamos! —se quejó Bárbara.

Stephany estaba bajo los terribles efectos del alcohol, la adrenalina, la ira, y, sobre todo, los cambios de humor repentinos adolescentes. Ante la exclamación de Bárbara su cara no tardó en deformarse en una mueca de disgusto.

—¡¿Alguna vez me han visto diciendo chismes por ahí?!, ¡¿eh?! —preguntó de golpe, ganándose miradas de furia—, ¡jamás!, ¡ni una sola vez me han visto con sus propios ojos regar chismes que tengan nombres y apellidos! —la muchacha lanzó su vaso y se apoyó en sus rodillas—, estoy harta, ¡todas ustedes, malagradecidas, me arruinaron el bachillerato con un rumor que empezaron!

—¡Fuiste tú, no te hagas! —reclamó Hally mientras se tambaleaba en un intento por apoyarse en sus rodillas para estar a la misma altura que la gritona de su invitada.

—¿Quién te dijo que fui yo? —preguntó devuelta la morena—, ¡anda, dilo! —espetó.

El rostro de Hally estaba rojo, la rubia había comenzado a apretar sus puños— ¡¿qué importa quién me lo haya dicho?!

—¡Dilo! —gritó devuelta.

El grito hizo que la rubia se tambaleara más y terminase por perder el equilibrio cayendo de sentón en el suelo— Emily —respondió—, fue Emily.

Los múltiples ojos se posaron en la castaña— no me vean así, a mí me lo dijo Maara —respondió la acusada mientras se cruzaba de brazos.

Maara, quien había hecho la pregunta sintió su labio temblar cuando fue expuesta; la muchacha, en defensa, señaló con la mirada a Bárbara— a mi le lo dijo ella.

—Ah, ¿sí? —preguntó más para sí—, pues a mí me lo dijo Vanessa.

La pelirroja que permanecía escondida entre su cabello tenía la mirada gacha.

—¿Hay algo que les quieras decir? —preguntó Stephany con el ceño fruncido.

Para sorpresa del público, Vanessa se rio, levantó la mirada e iluminó el lugar con una sonrisa bastante sombría— sí, yo inicié el rumor, ¿y qué? —la pelirroja se deleitó con las miradas de sorpresa, pero su favorita, sin duda, fue la de enojo por parte de la morena— ¿Cuánto tiempo te tomó descubrirlo?

—¡Eres una perra desgraciada! —maldijo Stephany—, ¡me dejaste sin amigos, me creían un adefesio, me hundiste!

—¡Pero si te convertiste en una chismosa! —fingió celebrar la pelirroja—, al final, te convertiste en lo que todos creyeron que eras, una patética.

—Oigan, creo que... —uno de los chicos intentó detener lo que estaba por convertirse en una trifulca, pero ellas solo se miraron de frente, de todas formas, se habían sentado una seguida de la otra.

Por primera vez en la historia observaron como a Stephany de le cristalizaban los ojos; después de todo, la morena estaba enfrentando una parte turbia de su pasado que la había marcado, había dejado una cicatriz en ella que seguramente jamás sanaría. Los niños podían llegar a ser tan crueles como un adulto frustrado... Stephany vivió eso en carne propia por mucho tiempo, observó cómo gente más grande que ella la señalaba por los pasillos, revivió esos momentos cuando pasaba por la escuela y todos se callaban solo para verla, y luego comenzar a murmurar.

Cuando esas imágenes pasaron por sus ojos no se contuvo al momento de abalanzarse sobre Vanessa, quedó sobre ella mientras la pelirroja se reía en su cara y le hacía muecas. Los demás brincaron en su lugar, y, como pudieron, se movieron para separarlas, el problema era que habían bebido sentados, para muchos era la primera vez ingiriendo bebidas alcohólicas, así que descubrieron las múltiples desventajas de levantarse con mucho impulso.

El primero en hacerlo fue el menos tolerante, Marcos... quien había estado teniendo arcadas todo el rato, y, finalmente, quedó fuera de juego detrás de un macetero.

Los chicos hicieron una mueca de asco y mientras uno lo socorría los demás permanecían alerta ante los movimientos bruscos de se tenían las chicas.

—¡¿Por qué lo hiciste?! —exigió saber la morena—, ¡¿qué hice para ganarme tu odio?!

—Ya suéltala —Peter tomó a Stephany y la apartó de Vanessa.

—¡Peter Vogel! —dijo la pelirroja mientras intentaba reincorporarse—, el otro maldito que traicionó a su amigo.

—¡No le digas así! —amenazó Hally mientras gateaba hasta el lugar de la pelirroja.

—¿Erick, de qué están hablando? —preguntó Peter mientras forcejeaba con Stephany para que esta no se soltase y matase a Vanessa.

Erick recordó las palabras de su padre y Stephany en el peor de los momentos, mientras la rubia era sujetada bruscamente a centímetros de Vanessa por uno de los chicos, cuando Emily lograba ponerse en pie para defender la libertad de su amiga (a la cual había decidido perdonar sin ninguna razón sólida), el pelinegro reunió el valor que le faltó durante mucho tiempo.

—¡Me gusta Hally desde hace mucho tiempo! —exclamó Erick en un arrebato de cordura, dejándose llevar por la adrenalina. El calor lo abrazó como si fuese un mueble en medio de un incendio, sintió como aparecía en su espalda y comenzaba a regarse por su cuerpo—, ¡y justo cuando decidí decirle, tú le pediste que fuera tu novia!, ¡en frente de mí!

—Erick... —comenzó el alemán—... pero yo no tenía idea.

—¡Lo sé!, por eso nunca te reclamé nada, ¡porque eras mi amigo!

Algo se removió dentro de los dos, Peter sentía celos, había convivido con un enemigo potencial todo este tiempo, pero también se sentía triste, su amigo de toda la vida no quiso comenzar una discusión porque había puesto su amistad por delante de sus sentimientos... lo que no sabía era que al mismísimo Erick le había costado mucho tiempo y energía entender eso, de hecho, el pelinegro no se había dado cuenta de sus sentimientos hasta esa noche cuando por fin sus labios hablaron si solos, siendo movidos por el rápido palpitar que ejercía su corazón.

Stephany aprovechó ese momento de debilidad y se soltó de Peter, corrió hasta donde estaban Hally, Vanessa y el intento de Emily por avanzar a socorrer a la rubia, sin detenerse, tomó el impulso de la carrera y le propinó un golpe en la mejilla a la pelirroja. Vanessa no iba a dejarse golpear, así que le devolvió el gesto con un tirón de cabello que hizo gruñir a la morena.

—¡Las odio porque siempre se burlaron de mí! —explicó Vanessa mientras era separada de Stephany—, y para mí es un placer ver como se les arruina la vida, ¡especialmente si es por mi mano!

—¡Estas dañada! —le reprendió Bárbara mientras la señalaba.

—¡¿Sabes que es peor que recibir el odio de los demás?!, ¡odiarte a ti mismo!, ¡¿A dónde escaparías en ese caso?! —pataleó la pelirroja desde el suelo.

El hermano menor de Hally se despertó por los gritos, apartó las cortinas de su ventana y observó cómo Emily le lanzaba un vaso desechable al chico que sostenía a Hally. El niño pensó rápidamente en cómo ayudar a su hermana sin salir físicamente afectado, tomó el primer objeto que vio y lo lanzó por la ventana... el chico esperaba que le fuera suficiente.

Mientras tanto, abajo, Erick escuchó las palabras que había soltado Vanessa, él sabía cuánto odio podías recibir de ti mismo, el pelinegro quiso decirle algo, pero de repente, la libreta cubierta de calcomanías de Hally llegó volando de alguna parte.

Los adolescentes siguieron la trayectoria del objeto, terminando en una ventana.

—¡Pégale con eso, Hally! —exclamó el hermano menor en apoyo de la rubia.

Los ojos de la cumpleañera se llenaron de espanto, rápidamente tomó la libreta y le fue a propinar un golpe a Vanessa, pero la pelirroja se movió y el atentado se detuvo en el rostro de Emily.

—¡Emily, lo sien-! —pero antes de que pudiese terminar su disculpa, la pelirroja le empujó, haciendo que cayera al suelo.

La castaña quedó perpleja en su lugar, de hecho, se había caído de la impresión... en su estado físico y mental le era difícil ser racional; aun así, había hecho su mayor esfuerzo por defender a su amiga, y la rubia solo le había golpeado.

—¿En serio crees que ella te perdonaría? —inquirió Vanessa sobre Hally mientras sostenía sus brazos, inmovilizándola—, ¿luego de que arrebatases la atención de Erick y fueses a su casa a visitarlo por las noches?

—¡¿De qué está hablando?! —se quejó Peter mientras dejaba de escuchar a Erick y avanzaba hasta Hally.

—Cuando le pediste ser tu novia... —comenzó Emily, quien ya se estaba poniendo en pie luego del golpe que recibió—... esa misma noche fue a buscar a Erick para hablarle.

—¡Yo te conté lo que hicimos!, ¡no generes más problemas, Emily! —vociferó Erick en defensa de Hally.

—¡Todo yo! —se quejó la castaña mientras avanzaba peligrosamente hacia el—, ¡siempre estoy contigo y la terminas defendiendo a ella!, ¡yo te consolé!, ¡te di mi apoyo, mi consejo!, ¡¿y que recibo de ti?!, ¡me abandonaste en el almuerzo dejándome bajo miradas de lástima! —las lágrimas comenzaron a escurrir por sus mejillas mientras caminaba, sin querer, en un movimiento bruto de su parte, volcó la botella que habían estado compartiendo—. ¡Te disculpaste con todos menos conmigo!, ¡siempre es Hally!, ¡me has desplazado!

Erick se quedó en silencio, el sentimiento de culpabilidad le estaba invadiendo y no sabía cómo afrontarlo, jamás creyó que su crush les traería tantos problemas a sus amigos.

—Nada de esto estuviese pasando si Erick no hubiese guardado sus sentimientos por tanto tiempo —la voz de Bárbara, quien había estado en silencio se alzó en protesta.

—Y supongo que tú eres muy buena hablando sobre tus sentimientos —dijo Stephany, observándola desde una distancia prudente. La morena sabía uno que otro chisme de Bárbara, después de todo, le estuvo dedicando mucho tiempo a la recolección de información.

—Pues claro —apoyó Vanessa el comentario de Stephany—, ¿quién crees que engatusó con dulces palabras al novio de Maara?

La mencionada que se encontraba refugiada detrás de una mesa dirigió la mirada lentamente hasta Bárbara; la última no se movió de su lugar, sabía que estaba entre la espada y la pared. Maara tenía sentimientos encontrados, al igual que muchos, ella sabía que la mayor parte de su enojo debía recaer en su novio (después de todo él fue quien le falló) ... pero, al ver a la pelinegra ahí parada, tratando de probar su inocencia con palabras notablemente improvisadas y atropelladas; a quien veía y saludaba todos los días en la escuela, simplemente le produjo un calor en su cuerpo que apenas podía controlar.

—¡Maldición! —la voz de un chico detrás de Emily resonó. Eso distrajo la atención latente que ejercía Peter entre las múltiples discusiones que se estaban llevando a cabo.

El chico extraño (el que había estado ayudando a Marcos) levantó del suelo la libreta parcialmente llena de calcomanías que le pertenecía a Hally, las pequeñas figuritas pegadas comenzaban a caerse producto del alcohol que había caído sobre ellas cuando Emily tiró accidentalmente la botella.

Peter surcó el campo de batalla para llegar hasta el objeto que le pertenecía a su novia, el chico le pasó la libreta, notando que esta tenía calcomanías hasta del lado interno de la tapa... cosa que extrañó al alemán.

«¿Por qué alguien cubriría la parte que no se ve?», pensó mientras trataba de secarla como podía con su sudadera.

Las calcomanías dañadas comenzaron a caerse, revelando un par de letras. ¿Alguna vez has escuchado ese refrán que dice: «la curiosidad mató al gato» ?, pues eso fue exactamente lo que pasó.

El rostro del rubio de llenó de horror cuando las iniciales de «H» y «E» aparecieron reflejadas con varios corazones alrededor.

—¿Qué demonios significa esto? —no necesitó gritar para llamar la atención, de todas formas, se encontraba en el centro del lugar.

Hally entreabrió la boca mientras la risa de la pelirroja se escuchaba de fondo, Emily dejó de respirar por unos instantes. Erick no enfocó mucho la vista, pero, uniendo los puntos y entreviendo un poco la forma de las letras, se logró hacer una idea.

—¡Peter! —se apresuró a intervenir Erick—, no la confrontes —volvió a defender a Hally—, sabes que jamás intentaría algo con ella sabiendo que está contigo.

El alemán, se cegó por el odio y el orgullo; no logró medir sus palabras— ¡eso lo sé, ella jamás te querría! —escupió.

Y, finalmente, esas fueron las palabras que derramaron el vaso, el calor invadió a Erick y se abalanzó sobre Peter, comenzando así una batalla que parecía haber estado predestinada a ocurrir desde hace mucho tiempo, brindándole a Maara el golpe de adrenalina que necesitaba para dejarse caer sobre Bárbara.

Los ojos de Vanessa se iluminaron, su plan de enemistar a las personas que alguna vez la dejaron caer en un hoyo profunda de obscuridad que habían cavado especialmente para ella y que solía agrandarse más y más con el paso del cruel tiempo había surtido efecto. Sentía que estaba vengando el odio que surgió en ella misma por mucho tiempo a causa de los demás, se sentía bien.

Emily no tardó en agredir física y verbalmente a Hally. La rubia en un principio intentó ser razonable pero cuando la castaña le hubo dicho que la consideraba una falsa, mandona y regañona no pudo reprimir sus impulsos primitivos y comenzó a devolver cada ataqué que le propinaba a la que consideraba su mejor amiga.

La diversión de Vanessa fue interrumpida cuando Stephany aprovechó que todos estaban ocupados y se lanzó sobre la pelirroja, pero, en un movimiento rápido la morena quedó debajo del adefesio rencoroso de su rival. Vanessa aprovechó la oportunidad para terminar de descargar su ira sobre la chica.

El patio se había convertido en una arena de combate, los únicos dos chicos que quedaron absueltos de los ataques nos sabían cómo reaccionar, entendían que no los podían detener a todos, ya que en el solo intento de poner un pie dentro de ring podría costarles su salud física, pero si no lo hacían lo más probable es que alguien terminase muerto. Uno de ellos miró en dirección de la sala.

¿Cómo es que ninguno de los que estaba en la planta de abajo se había percatado de la situación fenomenal que estaba ocurriendo afuera?

En breve, el chico en mejor estado le advirtió a Marcos que debían buscar ayuda más «profesional» mientras señalaba el interior de la casa. Cuando se dieron la vuelta para correr hasta adentro escucharon el característico sonido de una botella siendo rota; seguido de un grito desgarrador.

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