Be reborn : I will always com...

By Mej-Rod

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El Hereje Negro era conocido por ser un hombre frío y despiadado, cualquiera que lo viera pensaría que no es... More

BE REBORN
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IV
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VI

III

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By Mej-Rod























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—¡El camino está bloqueado!— dijo el conductor deteniendose de pronto —tengan cuidado

—Quédense aquí— les dijo el mayor —no se vayan a ir— salió del carruaje.

—Quiere lo mejor— les dijo el menor antes de seguirlo.

Ambas estaban esperando tranquilamente a qué regresarán cuando de repente empezaron a escuchar mucho alboroto.

Larissa tomo la mano de su hermana y se asomo por la ventana para saber que sucedió, pero solamente vio un cuerpo en el suelo antes de que empezarán a dispararle a la carroza.

—¡Agáchate! ¡Agáchate!— ambas se agacharon al suelo para evitar las balas.

Un Grisha abrió la puerta de la carroza y las saco a ambas de ahí.

Pero alguien lanzó varias bombas de humos ahí bloqueandoles la vista.

—¡¿Larissa?!— escucho la voz alarmada de Alina a lo lejos —¡¡¿LARISSA?!!

—¡Estoy bien!— respondió tosiendo —¡Llevensela de aquí! ¡Yo los estoy siguiendo!— mintió y escucho los pasos alejarse junto a las súplicas de su hermana de ir por ella.

De pronto sintió a alguien golpearla en el rostro derribandola antes de que la tomarán de las piernas y la arrastrarán.

Empezó a forcejear para que la soltaran pero no estaba ni cerca de funcionar, el hombre la dejo en el suelo, se puso encima de ella para evitar que se escapara y saco un hacha diciendo palabras en Fjerdano.

Pero antes de que le hiciera algo, el general Kirigan se acercó a ellos en su caballo y bajo de este para generar una cuchilla con las sombras.

La chica al ver eso y que el hombre se levantó, alzó sus piernas por instinto para empujar a su agresor justo al tiempo en que el general le lanzaba la cuchilla cortándolo a la mitad.

Larissa se sentó en el suelo viendo el cadáver del hombre mientras Kirigan se acercaba a ella.

—¿Estás herida?— le pregunto agachandose a su lado y ella asintio sin dejar de ver el cuerpo.

—¿Dónde... Dónde está...?— titubeó.

—Tu hermana con el resto de los Grisha camino al Pequeño Palacio, estará bien— la calmo —hey— tomo su rostro para que lo mirara —los otros huyeron porque saben que estoy aquí— le ofreció una mano —tu irás conmigo

La pelirroja lo miro a los ojos asustada pero ese sentimiento desapareció en su mente casi de inmediato y acepto sin dudar.

Ambos subieron el caballo, ella al frente y el detrás de ella dirigiendo el caballo y se dirigieron al Pequeño Palacio.

—¿Crees que podamos parar un momento?— pregunto la chica después de un largo rato.

—¿Por qué?

—Creo que me lastime la pierna— respondió haciendo una mueca.

El hombre se detuvo unos metros después y la ayudo a bajar del caballo y a recargarse en un tronco cercano antes de acercarse al caballo.

La chica se quitó su bota y vio que llevaba una cortada en la pierna, uso una pequeña venda que siempre cagaba y la envolvió con cuidado antes de volver a ponerse la bota.

Kirigan se volvió a acercar a ella y le tendió un pañuelo.

—Para tu frente— señaló su frente.

La joven tocó el área señalada y noto que se había lastimado un poco pero sangraba, tomo el pañuelo y mascullando un pequeño "gracias" antes de limpiarse con cuidado.

—¿Qué pasó allá?— pregunto después de unos segundos se silencio.

Drüskele. Miembros elite del ejército Fjerdano entrenados para infiltrarse en nuestras líneas y matar o secuestrar a los Grisha— explico.

—Es bueno saberlo. Pero me refería al modo en el que lo cortaste por la mitad a 3 metros de distancia— corrigió.

—¿Prefieres que use una espada?— pregunto sarcástico.

—No . . no lo sé. Lo lamento— mascullo jugando con el pañuelo.

—Está bien— respondió el y tomo el pañuelo —permíteme— ella asintio y le ayudo a terminar de limpiar la herida de su frente.

—Solo quiero saber cómo es que funciona todo esto

—Lo sé— respondió gentilmente —Hay materia, está en el aire, o en la sombra, muy pequeña para verla. El corte es algo que un invocador logra hacer pero requiere mucha habilidad, solo lo usaría como último recurso. Como esa emboscada— la chica suspiro.

—¿Así es como viviré ahora? ¿Me cazaran en todas partes?

—Te acostumbras— le regreso el pañuelo.

—¿Como es que se enteraron sobre mi?— pregunto mirando alrededor —Alina es La Invocadora Del Sol, ¿Por qué me quien a mi?

—Tu tienes el mismo poder que yo, y ambos tenemos el mismo poder del Grisha que creo la Sombra— respondió simple —cualquiera que haya sido su misión original seguro se desviaron para encontrarte. Por eso viajo contigo

—¿Tanto los asustas?

—Creo que más lo asustan tu y tu hermana

—¿Por qué? Alina y yo no hemos hecho nada malo ¿Por qué los asustaríamos así?

—Por lo que sus poderes significan, quizá Alina sea la primera de su clase, pero lo que es no lo sabemos

—Por lo que esperan que haga ¿No es así?— Kirigan asintio —ella no querrá hacerlo— el la miro serio.

—¿Por qué no?

—Desde niñas ambas queríamos ir del otro lado de la Sombra para vivir felices y en paz, dónde nadie nos conociera, y en todo el viaje me he dado cuenta de que ella nunca ha querido irse realmente por más que se mientras a si misma— explico dolida levantándose del tronco —. La conozco, ella querrá buscar una manera de no hacer esto, lo más probable es que quiera darle a alguien más ese don. Ella nuca quizo esa vida, y francamente . . yo tampoco

—Te lo preguntaré de nuevo— se levantó y se acercó a ella —¿De niña te hicieron la prueba?

—No— admitió después de unos segundos —Alina, Mal y yo huímos, ya éramos muy diferentes y mi hermana y yo ya no queriamos estar más tiempo solas si dábamos resultados positivos— explico y el se acercó un poco más a ella.

—Tu eres una Grisha, no estás sola— se acercó al caballo —¿Lista para seguir?— monto al caballo y le tendió una mano.

La pelirroja tomo la mano sin dudar y el le ayudo a subir frente a el para dirigirse de nuevo al Pequeño Palacio.

—Aquí estarás a salvó— dijo el general mientras entraban al palacio —el palacio es el lugar más seguro de todo el país, me asegure de ello— le indico que se acercará a dos guardias.

—¿Dónde está Alina?

—Llevenla a la suite nikûde frente a la suite vezda— le indico a los guardias —estarás cerca de tu hermana— dijo antes de irse.

—¿Somos prisioneras?— el se detuvo.

—Todo Ravka lo es. Hasta que tu, tu hermana y yo desintegremos la sombra— respondió y los hombres se llevaron a Larissa.

—No hay presiones, para nada— murmuró mientras caminaba.

Los dos guardias la llevaron hasta el final de un pasillo donde había dos puertas una blanca y una negra, se acercaron a la negra, la abrieron para dejarla pasar y cerraron la puerta detrás de ella.

La pelirroja mira todo lo que había en la habitación, tenía dos grandes ventanas que iluminaban las paredes oscuras y unas pequeñas lámparas que colgaban del techo.

Camino lentamente por el lugar tocando con sus yemas la superficie de los muebles.

Nunca, en su vida había tenido una habitación así de elegante y grande, en realidad nunca había tenido una propia, sin duda era la mejor habitación en la que había estado o estará.

Se acercó a un espejo grande que había ahí y noto que tenía gran parte del rostro cubierto de tierra y algo de sangre seca.

Busco el baño con la mirada y fue a esta para poder lavarse y asearse un poco.

Una vez estuvo limpia se quitó la ropa y la dejo doblada en una de las sillas, -siempre tuvo la costumbre de hacer eso- antes de acostarse en la cama para al fin descansar, lo cual no tardó mucho en hacer.

Lerca— Aleksander se acercó a la joven pelirroja en el suelo —¿Estás bien?— la ayudo a sentarse.

—Si— respondió sobando su cabeza —creo que aún no puedo invocar una cuchilla— río pero el mayor no lo hizo.

—Te dije que el corte requiere mucha habilidad y experiencia las cuales aún no tienes— la regaño —aún no estás lista para esto— ambos se levantaron.

—Tal vez estaría lista si me enseñarás a estarlo— se quejo —Alek, he entrenado durante un largo tiempo pero tú aún no quieres enseñarme lo que tú sabes hacer

—Es demaciado arriesgado

—No si me enseñas a hacerlo bien

—Aún no estás lista

—Por que no me permites estarlo

—¡No quiero que esté poder te consuma como me ha consumido a mi!— exclamó tomándola con fuerza de los hombros sobresaltandola —eres lo mejor que me ha pasado Lerca, lo último que quiero es perderte— la soltó un poco y ella acaricio su mejilla con suavidad.

—No me perderás— aseguró con voz suave antes de abrazarlo —dejare de intentar lo que no está en mis capacidades a menos que me lo enseñes tu misma— murmuró sintiendo como el envolvía sus brazos en su espalda —lo prometo

—Gracias— dijo el en su oído.

—No hay de que— ambos se separaron.

—Practicaremos más si así lo deseas— dijo el —pero no prometo que puedas hacer algo tan grande

—Tendré que conformarme

Larissa despertó sobresaltada.

La pelirroja miro a su alrededor tratando de ubicar en dónde estaba, así que se calmo al recordar que estaba en el Pequeño Palacio.

Se sentó en la orilla de la cama y miro sus manos, penso en los movimientos que había visto hacer al en su sueño, así que junto sus mano para separarlas lentamente; la habitación se torno oscura durante un par de segundos antes de volver a la normalidad.

Larissa soltó un suspiro alegre al ver lo que hizo, aunque fue poco había invocado a las sombras.

De pronto una mujer pelinegra entro al cuarto seguida de más mujeres vestidas de blanco acercándose a ella a paso firme.

—Menos mal— dijo la pelinegra al verla —al parecer tu si sabes lo que es una ducha, no será tanto trabajo del que pensé. Traigan mi equipo— ordenó a las sirvientas y ellas empezaron a moverse por el cuarto.

Dos mujeres la levantaron de la cama y la llevaron al baño para darle una ducha.

La pelirroja se sentó desnuda en la tina bajo la incómoda mirada de la pelinegra que estaba en la entrada, ambas mujeres empezaron a tallarle el cuerpo con algo de brusquedad mientras la criticaban en Ravkano antigüo.

—De acuerdo, ya basta— las detuvo molesta —tengo las suficientes capacidades para bañarme yo sola. Y si huelo a caballo ya que estuve montada en uno durante un largo rato y apenas si pude quítarmelo ayer— les quitó la esponja para tallar su cuerpo —tal vez no lo saben ya que nunca lo pasaron, mucho menos después de un segundo intento de asesinato. Además de que entiendo perfectamente Ravkano antigüo al igual que mi hermana porque yo se lo enseñe y todos esos comentarios fueron muy descorteses de su parte— se limpio la cara y la pelinegra soltó una risa ligera.

—En una hora te presentarás ante el rey Pyotr— dijo la mujer en la entrada —y el general Kirigan nos pidió a mi hermana y a mi que las hagamos lucir presentables a ti y tu hermana

—¿Conoceré al rey?

—En una hora

—Oh

—Si, "Oh"— la imitó —así que sigamos con esto— le hizo una seña a las sirvientas de que levantarán a Larissa.

—Sin ofender pero creo que todo esto es demasiado— le pusieron una bata clara —wow, ¿Es terciopelo?— pregunto sonriendo la suena textura de la bata.

—Yo empezaría por hacerle los ojos menos Shu, señorita Safin— dijo una sirvienta y la pelirroja la miro mal.

—¡Todas fuera! ¡Ya!— ordenó y todas salieron.

La pelinegra ayudo a la joven a salir de la tina y la llevo al tocador del baño

—Gracias— dijo mientras se sentaba.

—Me alegra deshacerme de esas odiosas mujeres— respondió la mayor despreocupada mientras buscaba en su equipo —yo no soy la responsable de elegir a mi personal, lo hace la reina. Es su manera de espiarnos a mi hermana ya mí

—Por favor no me cambies los ojos— pidió obteniendo su atención.

—No me importa en lo más mínimo que seas parte Shu— respondió acercándose a ella —me interesa que te veas bien, aunque debido a tu encantó natural mi trabajo será casi nulo, muchas gracias— la pelirroja río.

La mayor paso su dedo por los rasguños en el rostro de Larissa haciéndolos desaparecer como si nunca hubieran estado.

—¿Eres una Sanadora?— pregunto la menor fascinada.

—Soy una Confeccionadora, pequeña— corrigió con una pequeña sonrisa —puedo arreglar algunas cosas pero también modificarlas

—Nunca había conocido a una Confeccionadora— comento tocando las áreas de su cara que Ágata tocó antes —¿Tu hermana también lo es?— la pelinegra asintio.

—Somos casi tan raras como ustedes— dijo rodeandola —aunque salvar a la reina de unos pechos caídos o a la princesa de un diminuto rasguño en su perfecta tez no nos hace tan importantes— la menor río —importante para la realeza si, pero a la reina no le gusta ver grietas o manchas en su porcelana o en la de su hija pequeña— susurro lo último.

Levantó la manga del brazo de Larissa justo donde estaba la marca de la prueba que me hizo Kirigan así que la borro, la chica alzo su mano para ver el área para la mujer miro una cicatriz en su palma.

—Esa no, por favor— pidió apartando la mano —me recuerda de dónde vengo

—Eres sentimental— afirmó —también trabajaré en eso pero por ahora trabajaré en tu aspecto físico— le entrego un espejo y saco un pequeño pedazo de madera rojizo —este te irá bien— puso la madera cerca de su cabello.

Paso la mano sobre este sin despegar la vista de la madera y el cabello de Larissa cambio a un tono más oscuro que resaltaba su piel.

—Ese tono durará un par de días— le aviso mientras ella admiraba el cabello.

—¿A qué edad te enteraste de que eras Grisha?— pregunto con curiosidad.

—Los examinandores nos encontraron a mi hermana y a mi a los once, fue cuando el general Kirigan nos regaló a la reina— explico mientras hacerca algunas cosas de distintos tonos a su rostro —pero he trabajado en mi misma desde los 5

—¿A los 5? ¿Qué..? No puedo presentarme ante el rey y la reina— dijo alarmada —Alina y yo solo hemos sido Grishas por un día

—Corrección, lo han sabido por un día— puso dos pétalos negros a lado de su rostro —pero hay sido Grishas toda su vida. Y ahora están aquí para destruir la sombra

Un rato después Larissa se visto con un uniforme del primer ejercicio junto con un velo en el rostro y ya estaba lista para ir al salón del trono.

Salió junto a Ágata y esperaron un momento frente a las puertas blancas frente a las suyas antes de que su hermana saliera junto a la hermana de Ágata.

—¡Rissa! / ¡Lina!— exclamaron antes de abrazarse.

—Me alegra que estés bien— dijo la mayor soltandola.

—Que lindo reencuentro familiar pero tenemos que irnos— hablo Agata junto a su hermana antes de que las cuatro comenzarán a caminar.

—Ningún uniforme del ejército incluye un velo— se quejo Alina después de un rato.

—Se ven bien— dijo Genya, la Confeccionadora de Alina.

—¿Y si alguien quiere salir del Pequeño Palacio?— volvió al preguntar.

—Todo lo que necesitas está aquí— volvió a decir la pelirroja mayor.

—¿Siempre es así de parlanchina?— le pregunto Ágata a Larissa en un susurro.

—Y eso que no la has visto en su peor momento— respondió ella de igual manera.

—Olvidamos algunas cosas en el campamento, podríamos volver

—No seas ridícula

—Síganos— dijo la pelinegra mayor dando un giro.

La Starkov mayor empezó a soplar su verlo ya que se le metía a la boca y en ocasiones tapaba su respiración.

—Ya basta— la regaño Ágata —nadie puede verlas hasta que el rey Pyotr lo haga— ambas hermanas se detuvieron frente a un espejo.

—Quizá sea lo mejor— dijo Alina viendo el uniforme —este traje es ridículo

—Lamentablemente si es como el rey ve al primer ejército— dijo Genya tomando la mano de ambas.

—A el no le importa el lodo, la sangre o el sacrificio— completo la pelinegra.

—¿No deberíamos usar una Kefta?— volvió a preguntar Alina.

—Ah, no— respondió Ágata enseguida y Larissa se detuvo frente a la biblioteca —el rey espera ver a dos humildes hermanas sacadas de los filas de su ejército. Querrá tener el crédito por ustedes— les hizo una seña y volvieron a seguirlas —recibirán una Kefta cuando el presencié su poder

—Claro, nuestro poder— ambas las siguieron.

—Según se dice estará el rey Pyotr, la reina, el príncipe heredero Vasily, la princesa Aliona y el consejero espiritual del rey, el Apparat— explico Safin.

—Es una repulsiva rata— murmuró la pelinegra mayor.

—Eso que vimos era una biblioteca ¿Cierto?— interrumpió Larissa —está disponible para nosotros

—Todo está disponible para todos— respondió su Confeccionadora.

—El general construyó este hogar para que prósperemos— los guardias les abrieron las puertas.

—¿Algún Grisha ha escapado?

—¿Acaso planean huir?— pregunto el general estando a lado de Larissa.

Ambas jóvenes miraron al hombre y miraron detrás de ellas un poco confundidas ya que alargó de la nada.

—No fue nuestra intención insinuar eso— corrigió Larissa quitándose el velo.

—Hay santos— dijo Alina al ver el palacio real a lo lejos.

—Creo que el Gran Palacio es el edificio más feo que he visto— comento Kirigan mientras empezaban a caminar.

—¿Entonces cuál es el más hermoso que ha visto?— pregunto Larissa haciéndolo sonreír ante su naturalidad.

—¿Descansaron?

—Apenas / No dormí— respondieron a la vez.

—A pesar de la magia de Genya no creo que...

—No es magia— la interrumpió —es ciencia. Bueno, pequeña ciencia— corrigió —no creamos de la nada, manipulamos lo que ya existe alrededor

—Lo haces parecer tan fácil— dijo la mayor.

—El ave hace que volar parezca fácil— respondió el —pero nació para hacerlo

—Cuando está listo— dijo Alina.

—Entonces prepárense— dijo el.

—Nos pides que hagamos algo que no sabíamos que podíamos hacer hace tres días

—¿Crees que llegar traje para ponerlas en ridículo?— se puso frente a ellas deteniendolas —¿Para ponernos en ridículo?— no respondieron —solo enfoquense en mi y estarán bien. Cuando vean lo que hacen y tengamos su bendición de quedarán aquí para entrenar

—¿Su bendición?— pregunto Larissa —¿Qué no eres el líder de los Grisha?

—Quizá dirija el segundo ejército— se acercó a la mayor —pero el rey es el rey

El general las llevo al gran palacio seguidos de varios Grisha que iban a ver la presentación.

Kirigan les hizo una seña una vez estuvieron frente a los tronos del rey y la reina y ambas Starkov se quitaron el gorro con el velo y se lo dieron a una mujer que estaba cerca.

—Creí que serían más altas— comento el rey analizandolas.

—Yo creí que eran Shu— dijo la reina —bueno, supongo que son muy Shu— Larissa mordió su lengua para evitar decir algo malo —dile... bueno no sé. Buenos días— le dijo a la mujer a su lado.

—No hablamos Shu, su alteza— dijo Larissa con voz neutra.

—¿Entonces que son?— ninguna respondió y el lugar quedó en silencio unos segundos.

—Ellas son Larissa y Alina Starkov— dijo el general por ellas —la invocadora del sol y las sombras, Moya tsaritsa— hizo una pequeña referencia y las hermanas lo imitaron —ambas cambiarán el futuro, a partir de ahora— alzó una mano y el lugar se llenó de oscuridad.

El hombre se puso frente a ambas hermanas que veían asustadas el lugar pero se acercó al oído de ambas

—Invoca al sol y después la sombra— les indico.

Se separó de ellas y tomo la muñeca de Alina, la joven soltó un enorme afuera de luz pura antes de que Kirigan tomara suavemente la mano de Larissa haciéndolos liberar más sombras a su alrededor pero creando una suave armonía con la luz.

Soltó a ambas Starkov unos segundos después y la luz y las sombras desaparecieron dando paso a los aplausos de los presentes.

—¿Cuánto tiempo necesitará?— pregunto el rey de pie.

—Destruir la Sombra no sea una tarea fácil— el general dió un paso al frente —es posible que ellas solas no puedan hacerlo. Se quedarán conmigo, en el Pequeño Palacio para entrenar. Sin interrupciones

—Entrenalas enseguida— ordenó —nuestras guerras fueron una noble persecución, pero todo lo que dicen de que Occidente se convierta en una nación soberana, eso debe para cuánto antes. Volvamos a ser un solo país, mejor

—De acuerdo, motzar— hizo una referencia antes de girar hacia las hermanas —estuvieron perfectas— comento mientras se dirigían a la salida.

—No se de dónde vino— dijo Alina.

—Simplemente vino de todas partes— las miro —porque lo invocaron para que viniera. Bienvenidas a casa, señoritas Starkov— dijo antes de irse.

Ambas se acercaron a los Grisha que vieron todo y algunos de ellos empezaron a abrazarlos y ellas correspondieron procesando todo lo que pasó.

Larissa vio como una Vendaval abrazaba a su hermana y susurraba algo en su oído que le borro la sonrisa a Alina, por lo que se acercó a ella y la tomo del brazo para alejarse.

—Realmente son únicas— Agata y Genya se acercaron a ambas —desde ahora toda la Nación va a hablar de ustedes— las cuatro se fueron de ahí.
































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