Mi chico de los ojos tristes...

By Kaiby_02

3.7K 1.5K 465

«Y cuando creí tenerlo todo, tu luz decidió apagarse» 🍬🍬🍬 ¿Es posible... More

🍬Nota
🍬Dedicatoria
🍬Sinopsis
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 1
🍬Carta 2
🍬Carta 3
🍬Carta 4
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 5
🍬Carta 6
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 7
🍬Carta 8 y recuerdo
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 9
🍬Carta 10
🍬Carta 11
🍬Carta 12
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 13 y recuerdo
🍬Carta 14
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 15
🍬Carta 16
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 17
🍬Carta 18
🍬Carta 19 y recuerdo
🍬Cajita de recuerdos
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 20
🍬Carta 21
🍬Carta 22
🍬Carta 23
🍬Carta 24
🍬Carta 25
🍬Carta 26
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 27
🍬Carta 28
🍬Carta 29 y recuerdo
🍬Carta 30 y recuerdo
🍬Cajita de recuerdos
🍬Carta 31 y recuerdo
🍬Carta 32
🍬Cajita de recuerdos
🍬Recuerdo del corazón destrozado y la tregua
🍬Recuerdo de la notita con tinta de glitter

🍬Recuerdo del baile bajo la lluvia

99 17 14
By Kaiby_02

«Y busqué en tantos brazos el calor que me faltaba. No lo encontré, porque eras tú a quien mi cuerpo necesitaba»
🍬

POV Valeria.
Recuerdo.

¿Quién en su sano juicio se pondría un vestido, cuando en las noticias anunciaron vientos fuertes y posibilidad de lluvias en la ciudad?

¡Ding, ding! Así es amigos, Valeria Brown.

No entiendo como le pude hacer caso a Cynthia y colocarme el vestido color rosita que me recomendó. Aunque conociendo a mi amiga, para ella es completamente normal salir sin suéter y con mini prendas de vestir en pleno invierno. Lo contrario a mí, que si en mis manos estuviera, llevaría mi cama y cobijas a todos lados.

—Uh, cuanto frío hace —tartamudee caminando con más velocidad de la que mis zapatillas de tacón me permitían. Como se imaginarán, pasé de ser una chica, a la versión live-action de Bambi bebé.

El camino hasta el lago de la ciudad donde Santi me esperaría, era de aproximadamente 30 minutos a pie desde mi casa, por lo que llevar zapatos altos tampoco fue favorable esta vez.

Y para agregar a mi lista de infortunios, estaban mis intensos nervios en aumento.

¿Qué le diría?

¿Y si nada es igual?

¿Y si lo arruino?

¿Y si pasa una paloma sobre mí y...?

—Debes estar tranquila, deja de pensar en tantas desgracias —mentalicé, rogando a Dios que nada malo sucediera.

La velocidad de mis pasos titubeantes fue en disminución, al echar en cuenta de que había llegado a mi destino, sin estar preparada.

—¡Chispas! —solté en un refunfuño. Y sí, no acostumbro a decir groserías, prefiero... desahogarme con "insultos sutiles" que se decían en décadas pasadas.

Mi corazón comenzó su habitual desenfreno de latidos descordinados, los mismos que siempre me acechaban al visualizar a ese chico, cuyo recuerdo había permanecido impregnado en mi mente todo este tiempo.

Él estaba ahí, recostado bajo la sombra de un frondoso árbol. Su mirada estaba perdida en una dimensión para mí desconocida, que siempre lo hacía perder la noción del tiempo.

—Osito... —mi voz inaudible rogaba porque fuera escuchada. Mi corazón batallaba por correr a esos brazos que por tanto tiempo había estado anhelando. Pero mi temor, el miedo, esa inseguridad que me apresaba le decía a mi mente que era momento de huir, huir como siempre lo hago.

—Es mejor esconderse del peligro y salvarse, que enfrentarlo sin miedo y llegar a quebrarse —analicé las palabras que sin querer se habían adueñado de mi mente.

Irme. Huir. Correr. Olvidarlo...

—¿De qué servirá huir para salvarme, si entre sus brazos se encuentra mi refugio? —habló mi sentido común, ese que sabía claramente que mi modo de defensa solo traería más dolor—. ¡Andando!

Dibujé una sonrisa en mis labios rosados y caminé firme, con leves tropiezos, pero segura.

Pero todo ese avance que obtuve durante mis 5 minutos de meditación interna se fueron por la borda cuando su rostro giro y su mirada curiosa se poso sobre la mía, conectándonos.

Una inevitable corriente eléctrica traspasó mi espina dorsal.

Verde. Su mirada tan brillante y hermosa como la recordaba.

Mis piernas comenzaron a flaquear al irme acercando cada vez mas a él.

—Hola, Santiago —dije con un hilo de voz, sin atreverme a mirarlo directamente a los ojos.

Santi se paró frente a mí, con una mano tomó mi mentón y con suavidad lo elevó, con el propósito de que nuestras miradas se encontraran de nuevo. Al lograr su cometido, me hizo sonrojar con una de sus tiernas sonrisas genuinas, para luego avalanzarse sobre mí y envolver mi cuerpo en un calido y reconfortante abrazo.

—Te extrañé tanto —habló con su rostro enterrado en el huequito de mi cuello.

—También lo hice —sonreí con amplitud.

Lo necesitaba, lo necesité siempre. Sus abrazos, su calor, su presencia; necesitaba verlo, sentirme segura nuevamente entre sus brazos.

Ahora lo estaba, sabía que lo estaba.

Despegamos nuestro abrazo después de varios minutos. Nuestras miradas aún conectadas y nuestros corazones bailado al son de los latidos.

Santi entrelazó nuestras manos y comenzamos a caminar en silencio. No uno incómodo, sino uno necesario y familiar.

Llegamos hasta un lugar cubierto de grama.

Los niños corrían libres, mientras sus padres sonreían al notarlos felices. Los perros jugueteaban y corrían. Todo se veía tan real y puro, hasta el aire que se respiraba en ese lugar era distinto.

Mi mirada curiosa recorrió cada parte de su rostro. Esas pecas diminutas en sus mejillas, los huequitos que se forman con las comisuras de sus labios cada de sonríe. Sus ojos verdes.

Amaba todo de él, sin dudarlo.

—Así que, ¿Eras tú? —dije al fin lo que quise preguntar desde que nos encontramos—. ¿El pequeño niño despeinado?

Sonrió—. Desde pequeño has tenido un cachito de mí en tus manos, Valeria —dijo sin borrar su sonrisa—. Y es tan aterrador y hermoso pensar que tienes en tus manos mi vida, tienes el completo poder de hacerme feliz o destruirme con tan solo una palabra.

Llorar cada que Santi expresaba lo que siente hacía mi se está convirtiendo en una de mis pasiones últimamente.

La sinceridad en su voz me hacía estremecer. Porque estaba segura que no era necesario dudar, o utilizar un polígrafo al escucharlo decir aquellas palabras, su mirada lo delataba. Su alma era tan transparente al estar a mi lado, que sus ojos eran diminutos espejos hasta su interior que confirmaban la veracidad de sus relatos. Era real, lo que decía y hacía.

Santiago se puso de pie y sacó una mantita color celeste de una canasta campera que no había notado que traía consigo.

—Venga, siéntate conmigo —sonrió dando leves palmaditas a su lado.

Obedecí al instante, aunque mi vestido complicó un poco el trabajo. Sin hablar de mis zapatos, cuyos tacones se enterraban en la tierra cada que daba un paso.

Al lograr sentarme agradecí con un suspiro pesado al aire.

—Ten, Caramelito —dijo al poner frente a mi una apetecible pizza de peperonni, pero al notar que una rafaga de viento revoloteaba entre los pliegues de mi vestido, dio una risita tímida.

—Ten, Caramelito —sonrió de lado alzando su sudadera azul marino.

Lo miré anonadada por su acción.

—Q-qué... no Santi, no es necesario —objete al ver que no desistia a su decisión—. Santi...

—Tomala, Val, ponla sobre tu vestido, quiero que pases un rato agradable, no uno incómodo luchando contra el viento —achinó sus ojos al sonreír de nuevo.

Luego de un rato acepté su noble gesto, tomando la sidadera y colocandola como manta sobre mis piernas.

—Muchas gracias, Santiago —un mechón rebelde de mi cabello se resbaló por mi rostro, ocultando una parte de mi ojos—. Que noble gesto de tu parte, es muy difícil encontrar a personas dispuestas a hacer... esto.

Y no exageraba.

Quizá puede parecer un acto sin valor, pero no todos los días se ve a alguien darle su suéter a alguien aún habiendo un terrible frío. Ni en parejas, mucho menos entre personas desconocidas. Es difícil verlo actualmente, aunque no imposible, pero si complicado de encontrar.

—No me agradezcas por ser tratada como te mereces, Caramelito —habló comiendo un trozo de pizza—. Actos tan simples de cordialidad deberían comenzar a ser hábitos y no rarezas, Val —dijo alzando los hombros, mientras daba otro mordisco a la rebanada.

Sonreí tomando también un pedazo de pizza, la cual tenía peperonni por todos lados y queso en las orillas que se estiraba al irla llevando hasta mis labios. Su aroma era exquisito, un verdadero elixir para mi olfato.

—Tienes razón —hablé—. Gracias, Santi.

Él solo asintió mirandome con ternura y seguimos hablando de cualquier cosa que llegara a nuestras mentes, olvidando todo, dejando los problemas atrás y solamente disfrutando uno del otro, gozando a todo explendor de la compañía mutua que tanta falta nos había hecho durante este tiempo distanciados.

Sin sentirlo, los faroles del lago se encendieron, haciéndonos saber que la noche había caído, trayendo de manta un firmamento de estrellas y como tiara a una brillante luna creciente.

Las luciérnagas pasaban a nuestro lado, iluminando con sus lucecitas el paisaje. El canto de los grillos comenzó a entonar la conocida melodía nocturna, y los árboles bailaban al son del viento.

—Oye... ¿Estás sudando? —preguntó Santi ladeando su cabeza, pero al ver que mi "sudor" incrementaba, comenzó a guardar las cosas en la canasta—. Oh, rayos...

Mil gotitas de agua comenzaron a mojar con delicadeza mi vestido... y la manta... y a Santi... ¡Estaba lloviendo!

—¡Corramos por nuestras vidas! —entré en paranoia fingida mientras reía sintiendo la lluvia sobre mi rostro, tomando a Santi de la mano.

—Humm, tengo una mejor idea —sonrió de forma linda, muy linda...

¡Ya Valeria! Controlate, mujer, que estás riendo como boba.

Me recompuse al notarlo riéndose en mi cara, para después ser fuertemente jalada, mientras mis pies abrian paso uno detrás del otro con rapidez y torpeza hasta llegar bajo una ceiba inmensa y frondosa que se encontraba frente al lago, el cual nos regalaba un reflejo de ensueño de la luna.

De la nada, comenzó a escucharse una melodía muy conocida, la cual provenía de algún lugar... aún que no tenía la mínima idea de donde.

"I found a love for me. Oh, darling, just dive right in and follow my lead..."

—¡Es Ed Sheeran, Santi! ¡Perfect!

Él rió mientras sacudía su mano sosteniendo un pequeño reproductor de música.

—Vaya, y yo pensando que el árbol en realidad era una rocola —solté riendo, contagiando mi risa al chico a mi lado.

—Vamos, canta —indicó ansioso, mientras su cabello castaño se adheria a su frente por la lluvia que aún caía—. We are still kids, but we're so in love —siguio el fragmento de canción que se escuchaba en el dispositivo—. Fighting against all odds. I know we'll be alright this time.

Darling, just hold my hand. Be my girl, I'll be your man —seguí un poco apenada, pero luego junte valor y sigilosamente comencé a entrelazar nuestros dedos, quedando frente a frente —. I see my future in your eyes.

Una melodía comenzó a sonar y mi corazón insistía en volver a sentir sus latidos, en volver a tenerlo cerca de mí. Entonces decidí abrazarme a su cintura y recostar mi cabeza sobre su pecho lentamente, moviendo mi cuerpo al ritmo de mis pies que seguían la canción.

Santi sin dudarlo envolvió mi cuerpo con sus brazos, agachándose un poco para poder lograrlo, luego comenzó a guiar mejor mi intento de baile.

Nuestros cuerpos bailaban sin sentido ni dirección, sin un manual al cual seguir, solo se movían juntos siendo guiados por el momento. Bailando inquietos bajo la lluvia, tan complementados que me aterra decirlo.

Baby, I'm dancing in the dark, with you between my arms, barefoot on the grass, listening to our favorite song —siguió susurrando la letra de la canción en mi oído, causando una oleada de emociones en mi cuerpo y logrando que mi corazón, ya de por sí alocado en latidos, aumentara su ritmo cardíaco.

When I saw you in that dress, looking so beautiful —despegue mi rostro de su pecho para mirarlo fijo a los ojos, aunque la lluvia me lo dificultaba un poco, pude notar el brillo intenso en su mirada iluminada por los faroles del lugar.

Nuestro baile seguía sin parar. Mi vestido se encontraba empapado; mi cabello estaba desordenado y mojado por el aguacero que caía sobre nosotros.

Bajé mi mirada apenada, pero la mano de Santi se apoderó de mi mentón de nuevo y devolvió mi vista hasta la suya, sonriendo, para luego susurrar la última parte de la canción.

I don't deserve this, darling, you look perfect tonight... —terminó con una gran sonrisa implantada en su rostro y su respiración acelerada.

Y así, poco a poco me dejé llevar por el momento y la esfera creada.

Me acerqué sin cuidado, aceptando sin tomar medida a mi lado locamente enamorado que gritaba por tenerlo más cerca.

Me paré de puntillas y dejando de lado la cordura uní nuestros labios en un beso.

Uno tierno, tan delicado que podría describirse como el pétalo de una rosa. En un vaivén coordinado y unificado bailaban nuestros labios y corazones alocados.

La parte que espero tanto este momento en mí estalló y logré sentirme plena, completa al tenerlo así de cerca, al sentirlo así de emocionado, sollozando sobre mis labios en un adorable llanto.

—Valeria, tienes mi corazón en tus manos —susurró—. Esta noche y para siempre.

Al separarme de él hice lo posible por secar sus lágrimas, pero era imposible debido a la lluvia que recorría su rostro.

—El roce de tus labios en los míos es como rozar una suave nube con mis dedos —dijo acariciando mis mejillas—. Como lograr tener en mi dominio un tesoro incalculable, mientras sigo siendo un simple chico enamorado —pausó—. Aunque teniendote a tí en mi vida, es sinónimo de riqueza y plena felicidad.

Nuestros cuerpos siguieron abrazados por un largo tiempo. Aunque para ser sincera creo que fueron unos minutos, pero al estar así con mi Osito despeinado, cada segundo parece un hermoso momento eterno mientras mi pulso enloquece, y me gusta, pero me asusta.

Él es tan adictivamente aterrador que me encanta.

—Ten, es para tí —sonrió separando el gesto anterior, entregándome una pulsera con una frase escrita en una plaquita dorada brillante—. "Perfect" Será nuestro pequeño y especial "Para siempre".

Volví a abrazar su torso con fuerza, tratando de tragar mis sollozos. Pero no estaba lista, sabía que lo amaba, pero necesitaba un tiempo y Santi presintió eso.

—Entiendo, no te presionaré, Caramelito —con su dedo índice acarició con delicadeza mi mejilla empapada—. Te esperaré mi vida entera, y si en esta no estamos juntos, te prometo amarte en la otra mucho más de lo que ahora lo hago.

Un escalofrío recorrió mi espalda, y los habituales chimpancés hicieron de las suyas en mi estómago al escucharlo pronunciar aquellas palabras.

—Val, debemos irnos —habló mirándome con dulzura—. La lluvia viene más fuerte. Creo que hay una parada de taxis cerca, puedo llevarte y luego yo...

—O... ¡Tengo una mejor idea! —propuse, imitando sus palabras.

Lo tomé de la mano, pero antes me deshice de los tacones fatidiosos que cargaba. Comencé a correr descalza por el pasto, siendo seguida por Santi riendo a carcajadas.

Salimos del parque donde estaba el lago, llegando a la solitaria carretera, solamente acompañados por nuestras risas y la lluvia impactando el pavimento.

El reproductor volvió a reproducir una canción, esta vez "Te regalo" de Carla Morrison, lo sabía porque a mis padres les encanta esa canción, aman bailarla a media cocina cuando creen que nadie los mira.

Seguimos corriendo, tarareando la romántica melodía, chapoteando cada charco que estuviera en nuestro camino.

En la banqueta visualizamos a una pareja de abuelitos bajo una sombrilla. Ellos al vernos rieron mirándose a los ojos, acto seguido entrelazaron sus manos, creando una escena digna de enmarcar si se pudiera.

—Desearía llegar así con mi medio caramelitodije sin dejar de correr.

—Rayos —refunfuño entre jadeos, se notaba cansado, por lo que decidí reducir un poco la velocidad de mis pasos—. ¿Medio caramelito? ¡Si yo técnicamente soy un oso!

Reí ante tal locura que escuché.

—Pero... podríamos ser una pareja dispareja —propuso—. Dos locos que corren bajo la lluvia descalzos...

—Bailando enamorados. Riendo sin descanso —terminé sin mirarlo.

—¿Dos locos enamorados? —cuestionó.

—Dos locos enamorados —afirme.


🍬—————————————🍬

¡Este capítulo fue dedicado a Apiedrasanta17!❤

Muchas gracias por el apoyo tan grande que el han brindado a esta historia.❤🍬

Pero, díganme, ¿Qué les pareció?

Espero haya sido de su agrado.😊

¡Bendiciones!

Los quiere, Kaiby
<3

Continue Reading

You'll Also Like

101K 5K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...
284K 11K 41
Se llama Marcos. Se apellida Cooper. Y toca la guitarra. Jude Brown es una estudiante de periodismo, tras un largo camino en su vida, tiene que busc...
37.9K 1.5K 36
en esta historia seras Mia 🔞
33M 4.3M 45
[COMPLETADA] ¿Es posible enamorarse de alguien sin conocerlo? ¿Sin haberlo visto? ¿Es posible desarrollar sentimientos por una persona que solo has e...