The firstborn | Jujutsu Kais...

By daaisxke

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๐“๐…๐ (Pausada) | โ Un demonio en el รบtero de una mujer โž Por el corto tiempo que el grupillo de hechiceros... More

Prรณlogo
I
II
III
IV
V
VI
VII
VIII
IX
X | ๐”ช๐”ข๐”ช๐”ฌ๐”ฏ๐”ถ
XI
XII
XIII
XIV
XV
๐”ˆ๐”ฐ๐”ญ๐”ข๐” ๐”ฆ๐”ž๐”ฉ ๐”ก๐”ข ๐”–๐”ž๐”ซ ๐”™๐”ž๐”ฉ๐”ข๐”ซ๐”ฑ๐”ฆ๐”ซ
XVI | ๐”ช๐”ข๐”ช๐”ฌ๐”ฏ๐”ถ
XVII
XVIII
XIX
XX
XXI
XXII
XXIII
XXIV | ๐”ช๐”ข๐”ช๐”ฌ๐”ฏ๐”ถ
XXV | ๐”ช๐”ข๐”ช๐”ฌ๐”ฏ๐”ถ
XXVI
XXVII
XXVIII
XXIX
XXX
XXXI
XXXII
XXXIII
XXXIV
XXXV | ๐”ช๐”ข๐”ช๐”ฌ๐”ฏ๐”ถ
XXXVI
XXXVII
XXXVIII
XXXIX
XL
XLI
XLII
XLIII
XLIV
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XLVIII
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LI
LII | ๐”ช๐”ข๐”ช๐”ฌ๐”ฏ๐”ถ
LIII | ๐”ช๐”ข๐”ช๐”ฌ๐”ฏ๐”ถ
LIV

XLIX

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By daaisxke

Tanto Sukuna como Yūji estaban preocupados. Desde luego que la maldición solo tenía en mente a su pequeña, pero el hechicero recién formado en realidad estaba preocupado por ambos lados. Ver a su compañera de esa manera tan devastadora le hizo creer que realmente Yashiro le había hecho algo terrible, pero no era tan así como él creía. Y por otro lado le preocupaba Yashiro, pues ese repentino sentimiento de fraternidad que creció en él desde la primera vez que la vió frente a él no lo dejaba en paz, y le causaba ansiedad el constante debate que tenía entre detener a los hechiceros de cualquier alocada idea que tuvieran en contra de la muchacha como también cualquier mal acto proveniente de ella.

Sukuna tenía algo en claro, y eso era que Yashiro iría por él. La conocía... no, en realidad, no la conocía tanto como él creía. Yashiro había evolucionado, se había vuelto una adulta, no conocía realmente lo que podía estar pasando por la mente de su pequeña, pero algo era seguro; le darían una paliza.
Sukuna sabía que Yashiro iría por él. Mierda, desde luego que lo buscaría, y tenía ese mal presentimiento en su estómago que no lo dejaban disfrutar con tranquilidad el extenso aburrimiento que había dentro de su recipiente. Le atormentaba la idea de encontrarse con ella después de tanto tiempo, aún más si ella creyó que estuvo muerto. No estaba preparado para ver en lo que se había convertido su primogénita, porque bien sabía que tendría que aceptar todo lo que Ruther había alardeado sobre ella, y esa paternidad que se ocultaba en lo más recóndito de su interior bajo las múltiples máscaras de maldad y desprecio se negaba rotundamente a creer que Yashiro ya no era la niñita de papi.

Quería creer que la conocía, quería creer que se parecía a su madre, aunque siendo más realistas eso sería más bien el físico, pero habían múltiples aspectos que ella había adoptado de él, aspectos que él probablemente rechazaba incluso en sí mismo. Por mucho que deseara convertirla en un soldado, convertirla en la sucesora al trono, esos pequeños momentos que pasaron juntos durante la infancia de la castaña lo hacían retroceder pasos lentos.

¿Cómo podría ser capaz de corromper a tal criatura que solo buscaba una vida en paz? Lo hizo, lo hizo egoístamente solo pensando en su legado, en que el terror permaneciera en la vida de los demás incluso si su tiempo se llegara a terminar. Lo hizo egoístamente porque sabía que si ella continuaba la vida que tenía en un inicio... Entonces estaría cazándolo, y sería la única hechicera capaz de desaparecerlo en su totalidad de este vil mundo, sin dejar un rastro de su mísera existencia.

Por lo cual, sí, lo hizo para salvarse a sí mismo, aunque en el camino se interpuso este rol parental que despertó los sentimientos que alguna vez creyó extintos.

— ¿Qué crees que le ocurrirá si Gojō sensei la atrapa? —preguntó el pelirosa-palo, sacándolo de sus pensamientos y obligándolo a alzar la mirada en ese oscuro lugar.

— Ella seguramente escaparía —suspiró Sukuna un poco relajado, pero no del todo, porque la verdad es que se sentía un tanto inseguro de sí todo lo que alardeaba su subordinado era real o no, sobre todo tomando en cuenta que ella no tenía a mano todos sus corazones y, por ende, la fuerza de su cuerpo no se encontraba en su totalidad.

— Pero es Gojō sensei, y se veía realmente molesto —continuó el puberto, provocando que la maldición rodara sus ojos—. ¿Es que no viste como hizo callar a Megumi? Es la primera vez que veo una expresión tan molesta en él y, ni siquiera se veía enojado, simplemente se encontraba demasiado serio, pero es Gojō sensei-

— Gojō esto Gojō esto otro ¡Ya cierra la jodida boca! —necesitaba pensar seriamente en qué momento debía explicarlo, más debía pensar en las palabras que ocupar para hablarle al niñato porque se ve más torpe de lo que es, aunque, Sukuna pareciera tener algo de experiencia tratando ya con su primogénita, y aun así lo que le faltaba era paciencia—. Ustedes los hechiceros alardean y alardean de que el nacimiento de Gojō Satoru creó un balance entre las maldiciones y los humanos pero ¿Qué demonios? ¿Han siquiera escuchado hablar del Yin y el Yang? —otra vez Sukuna alardeando demasiado—. El maldito universo, desde sus inicios, siempre consto de dos fuerzas fundamentales completamente opuestas y, adivina que, ¡TU JODIDO PROFESOR SOLO ES UN MALDITO LADO DEL YIN Y EL YANG, NO HABLES DE ÉL COMO SI FUERA TAN ESPECIAL! —¿molesto? desde luego, su orgullo no permitía que dejaran llevar la existencia de su hija tan a la ligera.

— S-Sukun-

— ¡En un inicio, solo gobernaba el Yin! Y EL MALDITO YIN ERA REPRESENTADO POR... —su respiración se sentía acelerada, algo no iba bien con la energía maldita que recorría su cuerpo—, ¡Por...! —ni siquiera podía terminar a gusto lo que quería decir, era vergonzoso.

— S-Sukuna no me siento bien...

Era cierto, ni él ni Sukuna se sentían bien. Ese cansancio y el sudor frío, ambos tenían en cuenta que algo estaba ocurriendo con la pequeña primogénita, y los hizo entrar en pánico.

— Gojō sensei...

— Cierra la boca —ordenó el mayor—. Cierra la boca y no digas nada —su mano trémula pasó por su rostro quitando ese sudor frío, un extraño y doloroso escalofrío le recorrió la espalda mientras corría su cabello hacia atrás—. Ella sabe cómo manejarlo.

Sentía que moriría.

Se dirigía al cuarto de baño con pasos trémulos, estaría mintiendo si dijera que no chocó con varios muebles en el camino y acumuló el dolor en su cuerpo. Caminaba, con su mano izquierda sujetando con fuerza la piedra de fluorita de su collar como si de ella sacara las fuerzas necesarias para mantenerse de pie, como si sujetar aquella piedra  fuera sujetar la mano de su primera amada.

Logró llegar al cuarto de baño. Se sentó con cuidado en la tina, poco a poco se hundió  en esta hasta que el agua la cubrió hasta el cuello, y tomó un gran respiro sujetando las orillas de la tina con fuerza y dolor.

Si bien ya había pasado por situaciones similares, había olvidado lo devastador que se sentía tener un solo corazón. La brutalidad con la cual se le arrebató gran parte de su fuerza de un día para otro y sin cuidado alguno provocó que la situación fuera peor que muchas otras, tal vez a Ruther se le había pasado la mano pero no podía hacer mucho hasta estabilizarse y poder controlar los temblores de sus extremidades.

Parecía llevar más tiempo de lo que ella creía, y eso estaba comenzando a distorsionar sus planes. Si Gojō Satoru aparecía antes de lo que ella tenía previsto entonces todo se iría a la mismísima mierda. Yashiro era alguien extremadamente  calculadora, y sabía que si las cosas se atrasaban o demoraban aunque sea quince segundos entonces todo saldría completamente diferente a lo que tenía planeado en un inicio. A pesar de verse tranquila, en realidad siempre se encontraba en un constante sentimiento de ansiedad y estrés ante los planes explicados hacia sus subordinados.

Pero Ruther estaba allí, en el minuto justo que ella le indicó hace tres días, tal y como estaba planeado.

— Todo está yendo bien —comentó con una sonrisa leve y una mirada apagada, con ambas manos guardadas en los bolsillos de su pantalón mientras la veía aferrarse a la fría cerámica de la tina de baño—. ¿Cómo lo conllevas?

— A la perfección —mintió, desde luego, ella lo sabe, tú lo sabes, yo lo sé, Ruther lo sabe, todos lo sabemos.

— ¿Quieres que te ayude con eso? No vas a resistir mucho si continúas así —ella no respondió, así que no dejó en claro si estaba aceptando o no, pero una sonrisa ladina se asomó en el rostro del hombre mientras daba algunos pasos para dirigirse a la tina de baño.

El hombre se despojó de sus dos zapatos de traje, se acercó a la tina hundiendo su pie derecho en el agua, luego fue con su pie izquierdo. Se mantuvo de pie, con el agua llegando poco más abajo de sus rodillas, observado desde su posición a la castaña pálida. Había perdido el color de su piel, de sus labios e incluso el brillo de sus ojos.

— ¿Qué crees que haces mirándome hacia abajo, huh, Ruther? —ah, claro, sabía cuánto le molestaba eso.

Sus rodillas se flexionaron con lentitud hasta quedar sentado en el lugar, el agua llegando ahora poco más abajo de sus pectorales, con una pierna a cada costado de las piernas de Yashiro. Luego, extendió ambas manos a cada costado de la tina y se inclinó hacia adelante mientras ladeaba levemente su cabeza.

— Te dije que sería un plan arriesgado y aun así decidiste seguir adelante —su mano derecha desabotonó los primeros botones de su camisa blanca para descubrir su cuello hasta sus pectorales—. Mírate ahora, me recuerdas a tu padre —una risilla se escapó de sus labios—, después de arrancar tu corazón y gastar toda su energía maldita tratando de revivirte —el ceño de la menor se frunció recordando  aquel tiempo—. Luego, también se alimentó de mí, tal como tú deberías hacerlo ahora mismo.

— Yo no seré suave, Ruther.

— ¿Crees acaso que él sí lo fue? —burló, aunque era algo claro pero, aun así Yashiro quería recordarle que no habría manera alguna en la que ella fuera suave con cualquier cosa relacionada con él.

Lo detestaba, realmente esperaba el momento justo para desecharlo.

— Sé bien qué quieres esperar hasta probar la energía maldita de Gojō Satoru, pero no lograrás nada si te encuentras en este estado —descubrió su cuello y su sonrisa se amplió a la vez que sus ojos se achinaban—. Puedes beber de mí, sería un gust-

No alcanzó a terminar sus palabras cuando un dolor agudo y repentino se sintió en todo el largo de su garganta. Fue algo lento, una línea roja se fue formando desde su lado izquierdo hasta el derecho, y pronto, una cascada de sangre corrió por la línea manchando sus clavículas y el resto de su pecho. Su garganta se cerró, no logró hablar, ni tampoco respirar con normalidad. La sangre rápidamente se tornó de un color oscuro, negro y brillante, casi similar al color del petróleo.

— Debería cortarte la lengua, muchas personas estarían agradecidas —comentó Yashiro, mientras sus uñas negras y puntiagudas volvían a la normalidad, y observaba como el agua se teñía de negro ante la energía maldita derramada del cuerpo del rubio—. Pero conociéndote, seguramente te crecerían dos más —una burlona y retorcida sonrisa se asomó en el rostro del nombrado, quien trataba de retener el líquido haciendo presión en el tajo de su garganta con sus dos grandes manos—. Quita tus manos Ruther, no recuerdo haberte dicho que detuvieras la hemorragia.

El rubio alzó ambas manos a los costados de su cabeza, sus palmas se mancharon de la energía negra, el líquido continuó corriendo por su cuello, continuó tiñendo el agua y su camisa blanca, mientras Yashiro hacía un esfuerzo por sentarse un poco más derecha en su lugar para acercarse hacia él.

— Recuérdalo bien, esta será la primera y última vez en la que me alimente de ti, idiota miserable.

Viendo las estrellas en la azotea de aquel alto edificio, su respiración era tranquila y el palpitar de su corazón era débil. Bien sabía que no podría recuperarse fácilmente, pues ya no trataba de que le hayan arrancado un corazón aun teniendo cuatro más, sino que ahora había sido arrancado uno de dos, y eso bajó su inmunidad drásticamente.

No importa, todo era parte del plan. Siempre fue así, Ruther lo recuerda... La manera a la cual llevaba siempre las cosas al extremo con tal de conseguir lo que desea, parecía ser algo sacado de genética o eso quería creer.

Cuando vives tantos años observando la evolución del mundo y del ser humano, cuando pierdes a cada persona posible de la cual en algún momento te viste rodeada, y ves como la pureza de la humanidad se marchita poco a poco, la verdad es que el valor de la vida va siendo denigrada por tu visión.

Si bien es cierto que existen humanos que son en su totalidad puros, como los niños recién nacidos, o más fácilmente humanos que en realidad si son buenas personas, como la mayoría que ella conocido, pero no eran ni una pizca comparado al resto del mundo en total podredumbre.

Demasiado sufrimiento, eso es por lo que ella pasó, y no solo hablamos de la masacre de su tribu cuando era tan solo una pequeña niña, sino que hablamos de todas las pérdidas que tuvo de sus seres queridos alrededor de más de mil años. Y aun así seguía de pie.

Había escuchado por ahí, de un viejo anciano que la ayudaba en sus estudios en una antigua universidad Europea, que ella era más fuerte que cualquier problema por el cual estuviera pasando, y si bien cierto era, para ella difícil era de creerlo viéndose tan destrozada cada día en el espejo. Sin duda un camino difícil, pero no imposible de continuar.

A veces hubiera deseado que su padre no la hubiera salvado de su muerte, hubiera deseado que él no la trajera de vuelta entre los muertos como lo hizo, hubiera deseado no revivir con cinco corazones en su cuerpo que le proporcionaron esta eternidad. Conforme caminaba por su extensa vida, solo pensaba en una cosa: descansar en paz. Ya no quería despertar, conocer a alguien y enamorarse, porque ya había andado por aquellos rumbos y sabía cómo terminaba en cada maldito fin, como si estuviera destinada a nunca tener que volver a amar. Por ende, que le arrebataran uno de sus cinco corazones no le daba gran importancia, no es como si le hubieran arrebatado demasiado poder. Luego, que arrebataran otro más de los cuatro que le quedaban le daban una esperanza a conllevar una vida normal. De cinco pasaron a cuatro, de cuatro a tres y de tres a dos; ya nada importaba, no tenía que seguir luchando en guerras, ni con maldiciones, ni con brujos o hechiceros antiguos, finalmente parecía humana y, ahora, de dos pasaron a ser uno.

Había olvidado lo que era ser humano, lo que era tener solo un corazón. Si bien nunca fue completamente humana aun así constaba únicamente con la cantidad exacta de órganos que consta cada ser humano, por lo cual su debilidad era tal por cuál. Pero, lo había olvidado, la paz que se sentía tener únicamente un corazón, como si todo el peso y la tortura y el poder que fue colocado sobre sus hombros a su corta edad finalmente había caído, a pesar de que dolía como el infierno y le hacían creer que estaba en su lecho de muerte, en verdad la hacía sonreír.

El simple hecho de pensar que dar un paso adelante del borde de la azotea la podía matar le dibujaba una sonrisa en el rostro, porque consciente era que su corazón se detendría y no tendría otros cuatro latiendo, ni tampoco se regeneraría, simplemente moriría como cualquier otro humano y...

— Ten cuidado —su voz retumbó en sus oídos—. Podrías caer —su muñeca fue jalada y su cintura aprisionada.

Nuevamente se le había arrebatado la oportunidad de ser libre. Pero de cierta forma se sintió reconfortante la calidad de esos fuertes brazos que la rodearon.

— Ruther dijo que no estabas muy bien —su voz grave pero suave se escuchaba con su barbilla entre su hombro y cuello—. ¿Me dejarás acompañarte esta vez?

El silencio invadió por un largo momento. Su mirada verdosa fija en la orilla de la azotea, pronto subió a las luces de la ciudad y escuchó el bullicio de los carros en las calles.
Tiempos atrás, todo aquel lugar no era más que un prado vasto y solitario siendo recorrido por una pequeña a caballo, sujetada por los brazos de su padre. Nada más que ello, un terreno puro y fértil.

— ¿Ruther te lo entregó? —se limitó a preguntar, mientras se voltea aun siendo sujetada con sus brazos esperando encontrarse con esos oscuros ojos negros, pero en cambio, sus iris ahora eran rubí.

Lobo. Recordó, se quedó totalmente pegada en esa mirada que le traía recuerdos del bosque.

— Sí, podría decir que... Tu corazón ahora me pertenece ¿No, Yashiro?

Y en el pecho de Nakerama Takeshi latía ahora potente el corazón maldito de la Princesa de las Maldiciones, y la energía maldita recorría sus venas entregándole la fuerza que se le fue arrebatada durante todas estas vidas reencarnadas.










🚨
Buenos días/tardes o buenas noches, les quería informar que he creado un Pinterest donde guardaré en tableros públicos las portadas y encabezados de las historias, también cree un tablero donde se encuentra el armario del estilo de ropa que usaría los personajes destacados y una tabla de diferencia de altura entre personajes.

Si les interesa seguirme, y constan con la plataforma o  página, acá les dejo todo <3

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