𝑩𝑹𝑰𝑵𝑮 𝑴𝑬 𝑻𝑶 𝑳𝑰𝑭𝑬...

Da MinToryPotter7

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"...¿Quién lo diría? Aquel chico de hermosos ojos de dragón que me sostuvo para no dejarme caer y que conocí... Altro

𝓟𝓻𝓸𝓵𝓸𝓰𝓾𝓮 ♛
𝓜𝓮 ✔︎
𝓐 𝓢𝓽𝓻𝓪𝓷𝓰𝓮𝓻 𝓘𝓼 𝓦𝓪𝓽𝓬𝓱𝓲𝓷𝓰 ♣
𝓐 𝓣𝓱𝓸𝓾𝓰𝓱𝓽 𝓘𝓼 𝓗𝓪𝓾𝓷𝓽𝓲𝓷𝓰 𝓜𝓮 ☽︎
𝓦𝓱𝓪𝓽 𝓐𝓻𝓮 𝓨𝓸𝓾 𝓦𝓪𝓲𝓽𝓲𝓷𝓰 𝓕𝓸𝓻? ☯
𝓐 𝓵𝓲𝓰𝓱𝓽 𝓲𝓷 𝓽𝓱𝓮 𝓻𝓸𝓪𝓭 ✫
𝓦𝓮'𝓻𝓮 𝓐𝓵𝓻𝓮𝓪𝓭𝔂 ☀︎︎
𝓕𝓪𝓵𝓵𝓲𝓷𝓰 𝓐𝓰𝓪𝓲𝓷 ❣︎
𝓓𝓾𝓼𝓽𝔂 𝓦𝓸𝓻𝓵𝓭 ❄︎
𝓣𝓱𝓮 𝓩𝓸𝓷𝓮 ☢
𝓗𝓮𝓪𝓻𝓽 ❦︎
𝓛𝓸𝓿𝓮 𝓶𝓮 𝓵𝓲𝓴𝓮 𝔂𝓸𝓾 𝓭𝓸 ❤︎
𝓘 𝓪𝓶 𝓱𝓲𝓼, 𝓪𝓷𝓭 𝓱𝓮'𝓼 𝓶𝓲𝓷𝓮 ✵
𝓖𝓪𝓷𝓰𝓼𝓽𝓪 ⌫
𝓖𝓪𝓷𝓰𝓼𝓽𝓪 𝓟𝓽.2 ⍟
𝓓𝓸𝓷'𝓽 𝓵𝓮𝓽 𝓶𝓮 𝓰𝓸 ❥︎
𝓦𝓸𝓻𝓵𝓭 𝓐𝓼𝓱𝓮𝓼 ✴
𝓛𝓸𝓿𝓮'𝓼 𝓢𝓱𝓪𝓭𝓮𝓼 ♥

𝓛𝓸𝓿𝓮 𝓽𝓻𝓸𝓾𝓫𝓵𝓮 ♥︎

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Da MinToryPotter7

Abrí los ojos después de dormir reconfortantemente. Había soñado con NamJoon, por lo que me desperté algo sobresaltado.

Me encontraba entre sus brazos, él ya estaba despierto y me miraba, lo que hizo que se me enrojecieran las mejillas.

—Buenos días, ángel—saludó con una sonrisita e sus labios.

—Buenos días—contesté escondiendo la cara en su cuello.

— ¿Por qué te escondes? —interrogó riendo—No te escondas, déjame ver tu hermoso rostro.

Se despegó de mí y trató de mirarme poniéndose sobre mi cuerpo., pero escondí la mirada entre las sábanas juguetonamente. Se apoyó sbre sus manos para no aplastarme y trató de hacerme mostrar la cara, pero me resistí.

Comenzamos a jalonear las cobijas en una pequeña batalla graciosa que nos dejó un buen rato de risas y carcajadas. Fue casi de milagro que no rasgamos las sábanas.

Empleó la fuerza que ya no pude contrarrestar al cabo de unos minutos y no logré seguir escondiéndome más.

Nos miramos a los ojos y, de nuevo, extrañamente no me puse colorado. Podía apreciar a través de su mirada un sentimiento que no pude descifrar.

Aquella chispa con la que me miraba era tan única y lucía aún más hermosa desde sus bellos ojos de dragón.

Me sonreía de forma de forma tan indescriptible y de una forma que me hacía sentir un tierno calorcito en el pecho.

Elevé mi mano hasta su precioso rostro y cubrí con mi palma toda su mejilla. Las puntas de mis dedos tocaban sutilmente su oído y, con el pulgar, acaricié delicadamente sus facciones.

Presionó su cara con suavidad sobre mi mano, dejándome saber que disfrutaba de mis caricias.

Curvé ligeramente los labios formando una sonrisita torpe y mis párpados se fueron cerrando poco a poco conforme comenzaba a acercar su rostro al mío.

Su respiración chocaba contra la piel de mi cara, erizándome los vellos de todo el cuerpo.

Noté que me encontraba con las piernas abiertas y lo tenía a él en medio de ellas. Me sentí extraño, aun teniendo ropa puesta.

¿Por qué abrí de esa forma tan inconsciente las piernas?

Inhalé y retuve el aire, luego giré el rostro hacia otra dirección. Aún tenía los ojos cerrados mientras sentía como él se quitaba de encima de mí.

Una vez más, quien sabe en que hubiéramos terminado de haber iniciado un beso.

En cuanto supe que ya no estaba tan cerca de mí, me levanté de la cama improvisada.

No tengo idea de que se suponía que iba a hacer ya que me hallaba de pie, tal vez vagabundear por la rosada y aniñada habitación polvosa y sin cama, sin mencionar la estrellada ventana y los muebles rotos.

Me encontraba un poco acalorado y supuse que lo que necesitaba era agua.

Me calcé los Converse negros y traté de acercarme a la mochila de las provisiones, pero el golpe moderado de una mano sobre mi trasero me detuvo, además de que sonó estruendosamente por toda la silenciosa habitación.

Me di media vuelta instintivamente y sobando la zona que me habían golpeado para tratar de apagar el ardor y hormigueo que me había ocasionado el impacto.

Solo vi a NamJoon parado como niño pequeño, tratando tal vez de contener una carcajada.

— ¡Oye! ¿¡Que te pasa!? —le reclamé incrédulo—¡Deja de golpearme el trasero!

Empezó a reírse a carcajadas, ocasionando que comenzara a molestarme y bastante.

— ¿¡Te parece chistoso!? —me crucé de brazos enojado—¿Quieres parar de reír?

—Sí, lo siento—habló haciendo caso a mi petición y se incorporó.

Me miró fijamente y de la nada, volvió a estallar de la risa.

—¿Qué es lo que te parece tan gracioso? —interrogué desafiante.

—Es que hubieras visto tu cara—apenas se le podía entender por el hecho de que se estaba riendo.

—Mira—dije amenazante—O paras de reírte o te juro que me voy en este mismo instante.

— ¿¡Qué!? —cuestionó parando de reír.

—Lo que escuchaste—rezongué extrañamente sincero.

—Ya, ya. De acuerdo.

Se puso las manos en la cintura con una expresión supuestamente seria, pero a los pocos instantes comenzó a torcer los labios y los presionaba, tratando de contener la risa.

Lo amenacé con la mirada, pero eso no impidió que volviera a estallar en carcajadas.

— ¡Es todo! ¡Me voy! —grité furioso y luego me dirigí a la puerta para abrirla—¡Te será fácil reemplazarme!

— ¡No, no, no! —gimoteó corriendo hacia mí.

Me cerró la puerta prácticamente en la cara, me hizo dar media vuelta para mirarlo y me atrapó ahí, poniendo sus manos a mis costados y apoyándose en la entrada.

— ¿Qué fue lo que dijiste? —interrogó con su voz grave, haciendo que se me enrojecieran las mejillas—¿Qué me será fácil reemplazarte?—acercó amenazadoramente su cabeza hacia mí—¿Eso es lo que piensas? ¿Crees que eres reemplazable para mí? —bajó lentamente una de sus manos a mi cintura—Por supuesto que no. nadie puede reemplazarte o igualarte. Nadie.

—Y-yo...—tartamudeé tratando de articular una palabra y bajando la cabeza.

Me tomó sutilmente del mentón para hacerme mirarlo. Las orejas me ardieron y cerré los parpados, luego tragué saliva, nervioso, y me mordí el interior de las mejillas.

Fue de un momento a otro que aprisionó mis labios con los suyos. No puse oposición, solo dejé que me comiera la boca y decidí corresponderle.

Puse mi mano en su nuca y lo presioné contra mí. Acerqué lo más que pude mi cuerpo al de él y ladeé la cabeza. Él me rodeó con sus manos y me abrazó tiernamente.

Mi interior se hallaba en llamas, pero a comparación de la vez anterior, solo era en una zona: mi corazón.

Estaba envuelto en un cálido fuego, que solo NamJoon sabía cómo encender y mantener avivado. Solté un gemido de placer al sentir las llamas acariciándome el corazón.

Él tenía una actitud tan dominante aun en un beso tan sutil. Eso me excitaba tanto.

Estuve a punto de comenzar a protestar cuando se separó de mi boca.

¿Por qué le encanta dejarme tan alborotado?

— ¿Todavía quieres irte? —me preguntó apoyando su frente en la mía.

—No—negué con la cabeza, manteniendo los ojos cerrados.

Me dejó un tierno beso sobre la mejilla. Con sus labios posados sobre esa zona me acarició con ellos y comenzó a deslizarse hacia abajo.

Eché la cabeza hacia atrás mientras soltada un complacido gemido. Una corriente eléctrica me subió por la espalda al sentir como me daba un sutil mordisco.

Con los labios entreabiertos, comencé a jadear excitado y me abracé a él.

Al cabo de unos instantes, dejó de besarme el cuello y mantuvo sus labios en la zona. Incorporé la cabeza, confundido.

Todavía estaba muy alborotado, así que tomé su rostro entre mis manos, lo levanté para que mirara y lo atraje a mí para besarle de nuevo.

Esta vez, le devoré la boca con deseo, sin embargo, él se mantuvo imperturbable y continuó con sutileza.

Me detuve al sentir esto último, no despegué mi boca de la suya y abrí los ojos para mirarlo.

—Por favor— supliqué sobre sus labios y acariciándole.

Pareció comprender y se abalanzó hacia mí. Me sostuvo de la cintura mientras me besaba ardientemente, tanto que me hacía inclinarme ligeramente hacia atrás.

Coloqué mi mano en uno de los costados de su cuello para sostenerme mientras le correspondía con los ojos cerrados, sumergido por completo en mi mundo.

En nuestro mundo.

Sentí sus dedos escabulléndose por debajo de mi ropa para comenzar a acariciarme la espalda baja, ocasionándome espasmos de placer.

Gruñí excitado, besándolo todavía.

Llevé mis manos a las orillas inferiores de mi playera, con todas las intenciones de quitármela.

Sus manos detuvieron las mías repentinamente y se separó de mi boca para mirarme.

—No—susurró suavemente—No lo hagas, por favor. No es el lugar ni momento, mi amor—me dio un dulce beso sobre la frente.

Asentí con la cabeza. Suspiré y abrí los ojos. Con el dedo índice, me tocó la punta de la nariz, sacándome una risita. Él sonrió tiernamente, mostrando sus lindos hoyuelos.

—Iré abajo para ver que hay, ahora que es de día ¿sí? —me miró fijamente.

—Está bien.

Me besó sutilmente la mejilla y se separó de mí. Me quité de la puerta, él se acercó para abrirla y salió.

Me recargué en la pared y me quedé ahí. Los labios me cosquilleaban y el pecho me palpitaba.

¿Qué rayos acababa de pasar?

—Espabila, idiota—me ordené sacudiendo la cabeza—Espabila.

Me abaniqué con la mano. Tenía la cara toda roja y eso me ocasionaba calor. Me mordí los labios, aun me cosquilleaban mucho y las mejillas me ardían.

— ¿Qué me pasa? ¿Por qué me pongo así? — me palmeé las mejillas con mis dedos, dándome ligeros golpecitos—Ya, tranquilo.

Me acerqué a la puerta. Salí de la habitación y corrí al cuarto de baño a encerrarme ahí. Seguí usando mis manos como abanico para tratar de desacalorarme.

Di media vuelta y topé con un espejo de medio cuerpo algo sucio. Lo limpie con mis manos hasta que pude ver el reflejo.

Me miré a mí mismo a través del cristal y hubo algo que me llamó la atención.

Toqué con mis dedos una marca rojiza y que se estaba tornando de un tono violeta en mi cuello, con forma circular.

Oh, mierda ¡Es un chupetón!

Salí del baño como espantado y corrí hacia abajo. La sala estaba pintada de color blanco y la mayoría de los muebles de ahí estaban rotos. Era iluminada por un enorme ventanal que daba hacia un jardín lleno de maleza.

NamJoon estaba junto a la pequeña isla de la cocina, haciendo quien sabe qué. Me acerqué y golpeé la barra con ambas manos.

— ¿Ves esto? —apunté a mi cuello escandalizado— ¿¡Ves lo que me hiciste!?

Me miró impacientado y dirigió la mirada hacia donde yo apuntaba. Inmediatamente, su expresión cambió a una de sorpresa y formó un "Oh" silencioso con sus labios.

Hizo como que no se dio cuenta y se volteó lentamente.

— ¡Ey! ¡Te estoy hablando! ¡No me ignores! —reclamé casi gritando—¡Me hiciste un chupetón! ¿¡Y ahora como voy a cubrir esto!?

—Jin...—trató de intervenir apoyándose en la barra y moviendo la cabeza a los lados.

— ¿¡Qué!? ¿¡Yo qué!? —admito que estaba portándome muy infantil— ¡Agh! ¡Esto es tan...! ¡Tan...!—y comencé a decir un montón de reverendas ridiculeces.

—Ya basta, Jin—advirtió pacientemente—Si no paras, te voy a callar yo.

— ¡No! ¡Espera, pero es en serio! ¡Es...!—ni siquiera yo mismo entendía que era lo que balbuceaba.

—Te lo advierto—me miró sonriendo pícaro—No me hagas besarte de nuevo.

Ese fue el remedio que me hizo callar. Las orejas y las mejillas se me pusieron rojas y tragué saliva mientras él trataba de no reírse.

—Anda—me apresuró—Come algo. Tenemos que buscar un poco de ropa aquí, si es que hay— ¿Cómo puede actuar como si nada después de lo que me dijo?

— ¿Para que la ropa? —pregunté ignorando sus "órdenes" —Tenemos la nuestra.

—Es que...—miró hacia abajo y se mordió el labio inferior—No te quería decir, pero...—contuvo una risita—Traes rasgado el pantalón, de la parte de atrás.

— ¿¡Qué!? —me escandalicé— ¿¡Donde!?

—En...—se le escapó una diminuta risilla—En tu... Bueno...

No necesité que siguiera hablando para entender la referencia. Me llevé las manos al trasero para tratar de cubrir cualquier cosa de más. Qué vergüenza.

¿Cómo no se me ocurrió pensar que estaba rasgado? Ya decía que era extraño que se sintiera fresco de más...

— ¿Está muy rasgado? —pregunté apenado.

—Emmm...Sí, un poco—torció ligeramente los labios.

— ¿¡Por qué no me dijiste antes!? —chillé molesto—¡Qué vergüenza! ¡Anduve por ahí con el trasero al aire! —mi comentario le sacó una carcajada— ¿¡De que te ríes!?

— ¿No traes ropa interior o qué? — se burló

— ¡No era eso a lo que me refería! — es un sucio, de verdad un sucio—Bueno, como sea. Vamos a buscar ropa, quiero cubrir esto...







Bajé la escalinata casi resbalándome de forma ridícula y todo empolvado. Creo que no fue muy buena idea subir al puto ático. Se me quedó la dignidad en eso.

Hice el ridículo frente a NamJoon al subir porque le di una muy grata vista de mi parte inferior trasera y fue el doble ridículo porque al maldito pantalón se le ocurrió rasgarse todavía más.

Al estar arriba, me percaté de que había muchísimos polvo. Comencé a buscar algo de ropa entre las cajas de cartón llenas de cosas inútiles.

Como era más que obvio que nadie las había movido en un buen lapso de tiempo, había un puto criadero de insectos, como arañas o cucarachas.

Grité de forma ridículamente afeminada al ver a los animalitos. Dejé ir todo el aire de mis pulmones en ese alarido, así que inhalé accidentalmente el polvoso aire.

Me dio un ataque de tos horrible que me hizo patear una de las cajas con frustración. Fue una pésima decisión, porque salió corriendo una maldita araña que parecía tarántula.

Volví a gritar de forma poco masculina al verla y traté de huir de ella. Me tropecé con unas cajas que salieron de la nada y me fui de bruces, terminando en el suelo.

Ya no soportaba más, así que decidí salir de ahí. Corrí a la trampilla y bajé de ahí con torpeza.

Me senté en el piso al tocarlo con los pies. NamJoon estaba colorado de la risa y apenas y podía respirar. Lo miré reprobatoriamente.

—No te burles—involuntariamente torcí los labios y los ojos se me humedecieron sin razón alguna.

—Oh, Jin—se sentó sobre sus talones—No debería burlarme, pero...— soltó una última risilla para tratar de ponerse serio. El hecho de verlo conteniendo las carcajadas no fue de gran ayuda.

Se me escaparon unas lágrimas de vergüenza. Las sequé con frustración y desesperación, pero comencé a chorrear por los ojos, como si se hubiera roto un grifo dentro de mí.

—Oh, no—suplicó preocupado—No, no llores. Perdón, perdón, perdón. No debí burlarme—se disculpó mientras yo sollozaba—Por favor, mi amor. No llores, no me gusta verte así.

Se acercó a mí y me envolvió entre sus brazos con cariño. Me apoyé en su hombro y de inmediato, comenzaron a disminuir mis sollozos.

Su tierno calorcito no tardó mucho en hacer efecto y, al cabo de unos instantes, ya había parado de llorar. Aun así, me mantuve aferrado a él, como si mi vida dependiera de ello.

Parecíamos un par de koalitas.

—Hoy descubrí algo nuevo sobre ti ¿sabes? —me dijo abrazándome todavía.

— ¿De verdad? —le pregunté sin mirarle a la cara— ¿Y qué es?

—Te gusta que te mimen—expuso con seguridad.

— ¿Ah, sí? —reí ligeramente. De verdad era algo que me gustaba, pero ni siquiera lo sabía.

—Sí—corroboró, rodeándome la cintura con sus manos y con su cabeza sobre la mía— Y ¿sabes qué? Yo te voy a mimar, ángel.

Reí tímido y me puse colorado. Le besé tiernamente la mejilla y le abracé el cuello.

—Vamos—soltó una risita—Cámbiate la ropa, la dejé toda en el baño. Mientras tú te cambias, yo recojo las cobijas para irnos ya ¿de acuerdo?

—Sí, está bien.

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