Falsos prejuicios

By Coldstar3212

3.3K 203 39

¿Te imaginas tener un compañero detestable? ¿Te imaginas que "ese compañero" fuera tu nuevo novio? Él es Jaso... More

Bienvenido a Prince, donde las paredes tienen oídos
Houston, tenemos un problema
Truco o trato
Sin peligro no hay castigo
Muñeca de porcelana
¿Arrogante? Ni que fuera él...
Born To Die
KARMA
¿Qué el dinero no compra la felicidad?
Fireball
Fireball II
Los amigos de tu enemigo son tus amigos
Aló?
Adiós

A lo Mario y Luigi

210 16 4
By Coldstar3212

Spoiler: sigo sin saber donde se hacen las carreras.

¿Sabéis la típica pregunta que sale en los filmes? La de: ¿Dónde estaría yo, si fuera...? Pues me temo decirte, que en la realidad, este método no es aplicable. Llevo alrededor de media hora deambulando por las calles que rodean la universidad, preguntándome: ¿Si fuera un coche donde estaría?

Y no es por alardear, pero una cría me ha confundido con el Jorobado de Notre Dame. Si hasta me ha pedido un autógrafo. Sabía que la fama llegaría a mis pies, en un momento u otro...

Si fuera por mí, os aseguro que me quedaría en mi apartamento, pero no puedo estar un día sin fastidiar a alguien, y "ese alguien" es; Jaden Haidyn. Nah, también es porque los coches es algo que desde pequeña me fascinan, y si encima le añades carreras...

No sois capaces de comprender la adrenalina que se siente en el momento. Saber que tienes todo el control, es simplemente..., como si estuvieras al borde del éxtasis.

Gracias a que acabo de escuchar el sonido de un claxon, puedo confirmar mi teoría; de que los niñatos ricos son tan inútiles como para indicar su ubicación en una carrera ilegal.

Otra vez el zumbido de un claxon ensordece mis oídos, pero esta vez el ruido es más cercano.

-¡Jera, sube! -chilla una voz a mis espaldas.

Giro sobre mis pies, y de modo automático ladeó una sonrisa.

Porque sí, el inútil que está junto al auto esperándome es Jaden Haidyn.

Oh mierda, otra vez el corrector del maldito WhatssApp, ¿dije Jaden?, quise decir Harper. ¿En serio?, pensaste que Jaden...

-¡Jera que empieza en cinco minutos! -chilla Harper.

Me acerco a la puerta del conductor y la abro con algo de rabia. Pero a lo «friendly».

¿Qué haces? -me pregunta confuso.

-Conduzco yo -le informo.

A ver, antes de que me digáis algo tipo: «No puedes hacer eso», «es su coche» o «pobrecito». Tengo que decir en mi defensa; que tengo los depósitos de venganza desbordados.

-No hagas nada, de lo que pueda arrepentirme -me advierte, mientras se desliza hacia el asiento del copiloto.

Con un mohín confuso, tomo su lugar.

-¿Es en serio? ¿Te quito el volante y tú ni te inmutas? -le suelto, entornando los ojos.

El auto no es nada del otro mundo, comparado con lo que podrían llegar a traer los demás. Pero si sabes como manejarlo, puedes modificar sus defectos en tu beneficio. Y eso es lo que voy a hacer yo.

-Tú, solo intenta que salgamos de una pieza -murmura sin mucha confianza.

-Eso, es lo de menos -me apresuro a decir, con un tono indiferente-. Tienes que darme las indicaciones de...

Empiezan a oírse varios susurros de bocinas, que con mucha suerte no estarán a más de medio kilómetro, «con mucha suerte».

-¡Murphy, arranca! -gruñe Harper.

De una sacudida piso el acelerador hasta el fondo. Nos abalanzamos hacia delante de un golpe seco y el cinturón de seguridad se endurece en mi torso.

El auto empieza a avanzar a niveles que ni yo me hubiera imaginado para ese pobre, pero humilde chatarra.

-Izquierda -indica Harper en un tono tenso.

Cambio de dirección agarrando el volante con más fuerza. Nos metemos en un callejón algo angosto. Me inclino, entornando los ojos para tener una mayor visibilidad del camino.

-La segunda a la derecha.

Vuelvo a pisar el acelerador, superando así los cien kilómetros por hora. Giro el volante hacia la derecha en un movimiento brusco y rápido

-Estamos en la pista -me informa con orgullo, pero sin desviar la vista de la carretera.

Ladeó una sonrisa de satisfacción.

¿Quién lo diría, Jaden? Estoy a nada de patearte el culo.

-Si la siguiente curva, consigues hacerla limpia, podremos avanzar a un par de ellos -suspira Harper, en un tono agitado.

-Todo está bajo control -le aseguro.

¿Qué?, a veces, solo a veces, las mentiras son buenas.

-Cuando te avise, reduces la velocidad y giras con todas tus fuerzas -me indica-. ¿Entendido?

Asiento, rasgando el cuero del volante.

Entonces, el auto de detrás nos golpea. Me abalanzo de tal forma que siento el volante contra mi pecho.

«Hijo de puta...», maldigo por dentro. Nos ha destrozado las luces traseras. Bueno,«le ha roto las luces traseras», pero un poco de empatía, ¿no?

-¡Murphy, ahora!

Recorto la velocidad, al mismo tiempo que volteo el volante con toda la rapidez que mis brazos me permiten.

-¡Si! -chillamos al mismo tiempo.

Habíamos dejado a atrás a uno de ellos.

El orgullo que siento ahora mismo ni con una patada pueden arrebatármelo.

-Solo falta uno -me informa.

El coche de delante es... impresionante, un Porsche 718 negro mate. Y el conductor joder no me gustaba reconocerlo, pero era bueno. Bastante bueno.

-Jera, al máximo -susurra Harper.

Piso el pedal de un golpe seco.

Si hemos logrado adelantar a los otros, también podemos ganar. Presiono la mandíbula con fuerza, al tiempo que aumento la velocidad, hasta que quedamos pegados al primer coche. Los cristales ahumados no nos permiten ver el conductor del deportivo.

-Jera, adelanta a ese cabrón -me incita Harper.

¿Quién lo diría? Harper el responsable. Harper el erudito. Harper el calmado. Harper el sabio. Harper animándome a sobrepasar los límites del auto.

Hago lo que me pide y vuelvo a presionar el acelerador.

Ladeo una sonrisa. Porque sí amigos, acabamos de dejar atrás a un maldito Porsche 718, en una carrera con un todoterreno.

Tres metros, dos metros, un metro.

Alcanzamos la meta.

-¡Si! -soltamos al unísono.

La gente empieza a estallar a gritos y silbidos, algunos saltan sobre ellos con euforia, otros agitan su camiseta en el aire. Pero nadie sabe que dentro del auto hay un nerd y una pardilla.

Los conductores restantes empiezan a aproximarse a la línea de meta.

Salgo del coche con el ego bien marcado. Pero se me termina de subir, en cuanto veo la cara de Jaden. Que según mi humilde diccionario, esta expresión está catalogada como: cara de culo; es un síntoma bastante habitual, en el cual la población con sobredosis de orgullo, que por equis razón su ego se ve afectado. En pacientes neófitos pueden desenvolverse varios efectos secundarios como: agresividad de tipo Z, insomnio, perdida de la interacción social y andar ebrio en los primeros veinte años de tratamiento.

-¡¿Que coño haces aquí?! -me gruñe Jaden.

Pongo mi mejor cara de perplejidad.

No quería confesároslo. Apenas nos conocemos, pero sí; Netflix quiere contratarme en su próxima filmación.

-Conduzco -le respondo indiferente.

Parece que utilizar el sarcasmo le irrita, porque la cara de culo a pasado a ser a lo que se denomina como: expresión Goomba, efectivamente; la seta gruñona de Mario Kart. Describiría los síntomas, pero creo que ya se pueden hacer una idea.

-¡Ya lo veo, no soy imbécil! -me grita tan de cerca que puedo notar su vaho.

-¿Tú crees? -le escupo sarcástica.

Me agarra del cuello sin ningún tipo de intensidad alzo la cabeza con la intención de que no me vea como a alguien que puede moldear a su antojo.

Aunque no les esté dando importancia, puedo notar varias docenas de ojos apuntando en nuestra dirección. Algunos de ellos solamente les falta los lentes 3D y un saco con palomitas.

-Eh tío, déjala -le suelta un chaval, reteniéndole por el hombro.

Este solo lo empuja, en un arrebate de nervios.

-Si te vuelvo a ver cerca de mí, me encargo de que lamentes incluso tu propia presencia -me amenaza señalándome con el dedo índice.

Resoplo procesando aún sus palabras. Viniendo de otra persona, simplemente las ignoraría, pero viniendo de él..., no le perdonaría ni un: "ha sido sin querer"

-Acéptalo, lo que te jode; es que te hayan ganado un nerd y una mujer, con un coche que perfectamente podría estar usando mi abuela -le rebato con una sonrisa ladina.

Os he soltado una pequeña mentira: no tengo abuela. Eh, ¿pero qué querías?, quedaba de madre en la frase.

Jaden me lanza una mirada asesina, intensificando su agarre en mi garganta. Me pongo de puntillas para que no termine por estrangularme, solo por herir su orgullo.

-¡Eh, imbécil! -gruñe Harper a mis espaldas-. Suéltala

Pero si al final nos haremos un colgante de mejores amigas y todo, diría incluso que me está terminando por caer bien.

Podían tacharlo de empollón y todo lo que quisieran, pero el chaval de acojonar; acojonaba. En otras palabras: tenía los ovarios bien colocados.

-Vuelve a ordenarme algo y te cruzo la cara -le advierte, liberándome de su agarre.

El ambiente a pasado de ser de castaño a castaño oscuro. Acaba de empezar un duelo de titanes en toda regla.

-Venga nos vamos -le aviso a Harper.

Estaréis pensando algo tipo: «¿hola?», «¿te faltan neuronas?», «¿te diste un golpe de cría?», «¿qué pasa contigo?». Tranquilos, calma por favor, dejadme que os explique; Sabéis la típica sensación de vacío, cuando momentos después de una pelea se os ocurre un sinfín de respuestas que podrían haberle cerrado el ano al imbécil que tenéis en frente? Pues eso es justamente lo que le va a pasar a Jaden, lo único que "ese imbécil" va a ser moi.

Lo sé, lo sé no es suficiente venganza, pero esto es solo el principio de una trilogía.


































































Continue Reading

You'll Also Like

1.1M 96.3K 45
¿Y si por accidente te ganas el odio del cantante más famoso del país? *♫* Kale es el cantante juvenil más amado de la década, pero está cansado de s...
24.2K 4.9K 39
Marcus juró que nunca volvería a amar. Luego de regresar a Nueva York por petición de su padre, Marcus intenta retomar su vida, intentando ignorar la...
79K 7.4K 26
Eliza Jones y Stella Lambert son el prototipo de: "personas correctas en el momento equivocado", pues sus vidas habían coincidido en preparatoria, cu...
837K 50.5K 42
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...