A cuatro años de la llegada de Draco Malfoy a Hogwarts, Lucius decidió que ya era hora de que su hija también entrase.
-Me gustaría que mi hija sea integrada al Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería -solicitó el hombre al director de la institución.
-Debió haberle permitido venir cuando se le envió la carta. Pero, podemos hacer una excepción para una hechicera tan buena -dijo Dumbledore mientras se acomodaba en su asiento.
-Perfecto -dijo la señora Malfoy-. Jane se alegrará muchísimo al enterarse. Vamos, Lucius.
El hombre no se negó a la palabra de su esposa y se puso de pie. Dumbledore repitió la acción y estrechó la mano con el padre de los Malfoy.
-Más le vale quedar en Slytherin igual que a su hermano -dijo mientras salían de la escuela.
-Quedará en Slytherin, querido... -aseguró la mujer, con un dejo de temor en su voz.
-Lo sé. Pero si no lo hace, yo mismo me encargaré de que no vuelva a poner un pie en mi casa.