Love letter -JiCheol-

By bigbadgiirl_

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A Jihoon le gusta Seungcheol, y a Seungcheol le gusta Jihoon. Ninguno de los dos se ha animado nunca a dar el... More

Love letter

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—Venga Jihoon, levántate que nos vamos —dijo Seungcheol por tercera o cuarta vez ya, tirando del brazo de Jihoon mientras que este permanecía con el torso sobre la mesa, negándose una y otra vez a levantarse.

—Pero todavía no hemos tomado la última ronda —se quejó Jihoon, teniendo que esforzarse más de lo normal para vocalizar bien cada una de las palabras.

El bar en el que habían pasado gran parte de la noche estaba empezando ya a quedarse vacío. El numeroso grupo que habían sido al principio, había empezado a dispersarse hacía un par de horas, quedando ya apenas la mitad.

Seungcheol suspiró y miró a su alrededor en busca de ayuda. Fue entonces cuando Jeonghan se unió a la misión de hacer que Jihoon saliese de aquel local por su propio pie.

—Jihoon, nos hemos tomado ya cuatro "últimas rondas" —dijo Jeonghan sentándose a su lado—. Tenemos que irnos ya, y te recuerdo que tú mañana tienes que coger un avión.

Jihoon había conseguido una beca para el siguiente curso en una universidad extranjera, lo que le suponía una gran oportunidad para su futuro tanto académico como profesional. El único inconveniente es que quedaba a más de cinco horas en avión de donde vivía actualmente.

Jihoon levantó la cabeza, incorporándose en la silla, dejando a la vista su colorado rostro.

—¿Me vais a echar de menos? —preguntó Jihoon con los ojos brillantes.

Seungcheol se sentó al otro lado de Jihoon y lo rodeó sus hombros con el brazo, haciendo que Jihoon se apoyase sobre su pecho.

—Sabes que sí, por eso hemos venido todos a despedirte hoy —dijo Seungcheol.

Jeonghan mientras, miraba aquella escena con una sonrisa. Sabía, igual que casi todo el mundo, que Jihoon y Seungcheol se gustaban el uno al otro. Nunca se habían confesado sus sentimientos, pero en momentos como aquel era donde se podía ver cuánto cariño se tenía. Por un lado, le alegraba saber que siempre iban a estar el uno para el otro, pero por otro lado le daba lástima saber que, en el fondo, sufrían por no estar juntos.

—Venga Jihoon, no te duermas ahora, vámonos —dijo Seungcheol levantándose y colocando el brazo de Jihoon sobre su hombro, haciendo que este se pusiese también de pie.

—Os vais juntos, ¿no? —preguntó Jeonghan y Seungcheol asintió con la cabeza. Jihoon había dejado las maletas en la casa de Seungcheol con la idea de pasar allí la noche y que este lo llevase al aeropuerto a la mañana siguiente—. ¿Necesitarás ayuda? —preguntó al ver cómo Seungcheol batallaba por que Jihoon se mantuviese solo en pie.

—No te preocupes, en cuanto le dé un poco el aire se espabilará. Ya sabes cómo es.

Jeonghan asintió y observó cómo ambos salían del local. En cualquier otra ocasión, Jeonghan se habría preocupado y habría insistido en acompañarlos o acercarlos en el coche. Pero sabía que Jihoon estaba seguro estando en manos de Seungcheol. Siempre lo estaba.

Tal y como esperaba Seungcheol, a los pocos minutos de ir caminando por las solitarias calles y sentir la fresca brisa de la noche, Jihoon comenzó a despejarse, pudiendo caminar de nuevo por su propio pie.

—¿Estás mejor? —preguntó Seungcheol, aun no queriendo apartarse mucho de Jihoon para poder agarrarlo a tiempo si tropezaba.

Jihoon asintió con la cabeza como única respuesta y ambos permanecieron en silencio lo que quedaba de camino, pero no era un silencio incómodo. Después de tantos años de amistad, podían pasar horas el uno con el otro, cada uno en sus cosas, disfrutando de la compañía mutua sin necesidad de cruzar palabra.

Nada más llegar a la habitación de Seungcheol, este se dejó caer boca abajo sobre la cama. Apenas había bebido, pero notaba su cuerpo completamente cansado.

—Voy a darme una ducha —dijo Jihoon, quien se había acostumbrado a moverse por aquel pequeño apartamento como si fuese suyo. Seungcheol emitió un sonido, que quedó amortiguado contra la almohada, indicando que le había oído, escuchando segundos después la puerta del baño cerrarse.

Seungcheol no sabía en qué momento se había quedado dormido, pero se despertó al notar como el lado de la cama se hundía al subirse alguien más. Antes de darse cuenta, sintió el calor de Jihoon contra su espalda, mientras sus brazos rodeaban su cintura, estrechándolo en un abrazo.

—Perdón, no quería despertarte —se disculpó Jihoon cuando sintió a Seungcheol removerse ligeramente entre sus brazos.

—No te preocupes, me he dormido sin darme cuenta. Voy a prepararte la cama —contestó Seungcheol.

Seungcheol intentó deshacerse del abrazo de Jihoon, pero este apretó más los brazos.

—¿Puedo dormir contigo? —preguntó Jihoon pegando aún más su torso a la espalda de Seungcheol.

Seungcheol guardó silencio un par de segundos antes de afirmar con un leve sonido. El sueño que tenía hacía unos minutos se había desvanecido por completo, y notaba su corazón latir como si se le fuese a salir del pecho. No era la primera vez que dormían juntos en la misma cama, pero sí que era la primera vez que dormían abrazados de aquella manera.

—Seungcheol, tengo frío —susurró Jihoon sin cambiar de posición, haciendo que Seungcheol notase su cálido aliento sobre la espalda—. ¿Me abrazas tú también?

El corazón de Seungcheol dio un salto en su pecho al escuchar aquellas palabras. A esas alturas no sabía si seguía despierto o estaba soñando.

Jihoon aflojó el agarre de sus brazos, permitiendo que Seungcheol se girase sobre sí mismo, quedando uno frente al otro. Jihoon se acercó aún más a Seungcheol, escondiendo el rostro en su pecho, y Seungcheol pasó uno de sus brazos sobre su cintura, dejando la mano posada sobre su espalda.

—Seungcheol —volvió a susurrar de nuevo Jihoon—. ¿Te puedo dar un beso?

Jihoon no estaba seguro si lo que acababa de decir era culpa del alcohol que aún seguía en su cuerpo, o porque los sentimientos que tanto tiempo había intentado retener estaban saliendo sin control. Lo único que sabía es que se moría por recibir una respuesta afirmativa. Pasaron unos eternos segundos en los que lo único que podía escuchar eran sus propios latidos acelerados.

—Seungcheol —empezó de nuevo Jihoon con intención de repetir la pregunta, por si existía la remota posibilidad de que Seungcheol no la hubiese escuchado la primera vez.

—Jihoon —dijo Seungcheol, interrumpiéndolo antes de que pudiese seguir hablando—, has bebido demasiado. Duérmete ya, por favor.

Jihoon sintió como su pecho se oprimía tanto que parecía que se le iba a romper el corazón en mil pedazos, pero se limitó a apretar los puños y cerrar los ojos con fuerza.

Por otro lado, las palabras de Seungcheol no paraban de retumbar en su propia cabeza. No había nada en el mundo que le hubiese gustado más que besar a Jihoon, pero en aquellos momentos, sabía que Jihoon no era él al cien por cien, que era el alcohol quien hablaba. Intentaba mentalizarse de que había hecho lo correcto, pero eso no evitaba que sus propias palabras se le hubiesen clavado como puñales.

Finalmente, cada uno enfrentándose a su propio martirio, cayeron rendidos ante el sueño.

A la mañana siguiente, nada más Jihoon despertarse y sentir los brazos de Seungcheol aun rodeando su cintura, sintió de nuevo la misma opresión en el pecho de la noche anterior.

Con mucho cuidado de no despertar a Seungcheol, Jihoon se deshizo de su abrazo y se deslizó fuera de la cama. Con paso sigiloso, se dirigió hasta el baño, donde se encerró, intentado poner sus ideas en orden. La escena de la noche anterior se repetía una y otra vez en su cabeza mientras luchaba por no dejar escapar las lágrimas que amenazaban con caer en cualquier momento. Jihoon sentía que lo había arruinado todo, que tantos años de amistad con Seungcheol estaban a punto de irse a la basura, y todo por su culpa.

De pronto, la realidad impactó contra él. Tenía que coger aquel avión, pero se negaba a mantener una conversación sobre lo ocurrido la noche anterior. No estaba preparado para ser rechazado por segunda en un lapso tan corto de tiempo.

Cuando Seungcheol se despertó y sintió la cama vacía, se incorporó de inmediato. Pasó la vista rápidamente por la habitación en busca de Jihoon, pero no había rastro de él ni de las maletas que había dejado allí el día anterior. De pronto, el recuerdo de la noche volvió a su cabeza en forma de estampida, y se dejó caer de nuevo de espaldas sobre la cama.

Sabía que había hecho lo correcto, que Jihoon no habría querido que lo besase si hubiese estado en plenas facultades, pero aun así no podía evitar sentirse un idiota por haber dejado escapar aquella oportunidad.

Al estirarse sobre la cama, sintió un trozo de papel crujir bajo uno de sus brazos. Lo cogió extrañado para ver de qué se trataba. Era la letra de Jihoon.

Querido Seungcheol,

Lo primero es que no me puedo creer que te esté escribiendo una carta en pleno siglo XXI, pero bueno, no creo que hubiese sido capaz de decirte esto a la cara.

Y lo que te quería decir es que te quiero. Te quiero desde hace mucho tiempo, y no como un amigo, ni como un hermano. Te quiero como querría a la persona con la que me gustaría pasar el resto de mi vida.

No espero que me correspondas, porque sé que eso no va a pasar. Lo único que espero es que esto no acabe con nuestra amistad, que es lo que más me importa en estos momentos.

Te quiere, Jihoon.

En cuanto más iba leyendo, más se abrían sus ojos por la sorpresa. Notaba sus manos temblar y su corazón latir con fuerza. Como pudo, se levantó corriendo de la cama y se vistió con la misma ropa que la noche anterior había dejado desperdigada por la habitación antes de haberse puesto el pijama. Cogió las llaves del coche y su teléfono móvil y condujo lo más rápido que pudo hacia el aeropuerto.

Por el camino, intentó ponerse en contacto con Jihoon en incontables ocasiones pero, cada una de las veces, le saltaba el aviso de que el teléfono de Jihoon estaba apagado.

Ya en el aeropuerto, corrió sin descanso desde una punta a otra, hasta llegar a la zona del control de seguridad. Había muchísima gente, pero no paró de correr mientras buscaba el rostro de Jihoon entre la multitud. De pronto, escuchó su nombre ser llamado por la única voz que sería capaz de reconocer en cualquier lugar. Se giró y ahí estaba Jihoon. Sin pensarlo dos veces se abalanzó sobre él y, sujetando su rostro con ambas manos, le besó.

Jihoon se quedó inmóvil y abrió los ojos con sorpresa, hasta que por fin pudo asimilar lo que estaba ocurriendo y corresponder al beso.

—Te quiero —susurró Seungcheol sobre los labios de Jihoon antes de abrazarlo—. Te quiero, te quiero, te quiero —repitió una y otra vez mientras lo apretaba con fuerza contra su pecho.

Jihoon sentía que su corazón se hinchaba de felicidad. No podía creer que aquello estuviese pasando de verdad pero, si era un sueño, no quería despertar nunca.

Seungcheol deshizo el abrazo para poder mirar a Jihoon a los ojos.

—Te quiero —volvió a decir Seungcheol y Jihoon sonrió.

—¿Me vas a esperar? —preguntó Jihoon.

—Siempre —contestó Seungcheol antes de volver a perderse en sus labios.

¿La escena del aeropuerto es lo mas cliché que he escrito en mi vida? Efectivamente. ¿Que aun así me encanta? Por supuesto.

En fin, espero que os haya gustado y que hayáis disfrutado leyéndolo aunque sea una mínima parte de lo que yo he disfrutado escribiéndolo.

¡Por cierto! Esta no es la primera historia que publico este año para la Jicheol Week, así que si todavía no habéis leído la otra, la podéis encontrar en mi perfil bajo el nombre de Crossdressing. Supongo que por el nombre ya os hacéis una idea, pero la temática es bastante diferente a la de esta ;)

¡Hasta pronto!

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