Capítulo 36: Mis dos caminos.
Un día, mientras Satoru se preparaba para ir con Izana a enseñarle los límites de su territorio, le llegó un mensaje. De ser otra persona lo habría ignorado, pero el nombre de Mikey resaltaba demasiado sobre su pantalla y, al tener una idea de lo que quería, tomó el aparato con su mano derecha y leyó lo que citaba.
"Vamos a hablar."
Leyó unas 5 veces ese mensaje, hasta salió de la aplicación y volvió a entrar solo para asegurarse que no leyó mal lo que el rubio le ordenaba. No tardó en contestar con un seco "Ok" y al instante recibió un mensaje con la ubicación actual de Mikey que hizo arder su sangre en rabia.
Está en su territorio.
Olvidando su compromiso de hoy bajó enfurecido las escaleras y fue rápido hacia la puerta principal, encontrando justo a Izana y a Kakucho que estaban por tocar el timbre. El rapado iba a hacer un comentario sarcástico sobre la aterradora coincidencia, pero Izana le ganó de mano porque el moreno supo leer aquella mirada enojada de su nueva mascota.
— ¿A dónde ibas? — pregunta tranquilo, con una sonrisa que no hizo más que poner nervioso a Satoru.
—... La Toman está en mi territorio, iba a... Hablar con ellos, señor. — informa más serio de lo planeado y se regañó mentalmente por ser tan dócil.
—Mhm... Si es una charla no veo el problema. Vamos, iremos contigo. — Satoru no tuvo de otra que ir con esos dos a pie, pero apenas estuvo junto a su jefe sintió como este lo tomaba fuertemente del brazo para dejar en claro un punto importante. — Eres libre de hacer lo que quieras, pero se consciente de las consecuencias de tus actos y cómo estos afectan a otros.
—... Es una falsa libertad. — razona, no muy convencido.
— ¿Mh? Entonces... ¿Si asesinas a alguien sin razón alguna deberías seguir libre como un pajarito?
Se quedó callado por la pregunta, la analizó minuciosamente y negó lento, Izana lo felicitó con unas palmaditas en su hombro. Kakucho los miró unos pasos atrás de ellos, admirando la forma tan fácil con la cual su hermano de alma podía domar tan fácilmente al más alto, entonces entiende porqué todos se refieren a Satoru como un animal salvaje; "Era salvaje hasta que llegó alguien capacitado para domarlo... ¿O sólo haces creernos que Izana es el único?" pensó, analizando un poco la situación e intentando averiguar cuál de todos los miembros de la Toman era capaz de domar al ex Yoru no Ikari.
Mientras tanto, Mikey admiraba el inmenso parque que tenía en frente y a toda la gente que circulaba por este, felices y ajenos a todo el mundo que puede llegar a ser la otra persona o los problemas de estos. Ahora que Satoru no está en la Toman es consciente que lo dejó sin protección alguna y, luego de meditarlo junto a Draken, el más alto lo logró convencer para prometerle a su mejor amigo mantener aquel pacto de protección a su territorio.
Hablando de Draken, el rubio miraba demasiado nervioso a su alrededor, esperando reconocer a su novio en alguno de los rostros que pasaban caminando por ahí. Respiró hondo para intentar calmarse, agradeció que Mikey que encontraba lo suficientemente distraído como para no ver su deplorable estado, o tal vez si es consciente, pero no dice nada por su bien. Cualquiera de las dos opciones se agradece.
— ¿Pudiste recuperar el anillo? — le pregunta curioso el más bajito. Se comenzaba a impacientar por la tardanza del otro y es por eso que quiso hacer algo de charla con su amigo.
—No, casi me arranco la trenza intentando encontrar el condenado anillo... — insulta a esa joya que le costó conseguir.
—Tal vez es una señal, esa cosa era muy fea para dársela a Satchin. — opina Mikey, irritando a Ken por su elección de joya. — A demás, dudo que le sea cómodo golpear con un anillo puesto ¿Qué tal un collar? ¡Tal vez un dije para su gargantilla!
—Él odia usar dijes porque les recuerdan a las placas de los perros, sabes cómo es con ese tema... — murmura distraído cuando desvía su vista a un costado, sintiendo su corazón detenerse y los hermosos colores explotar en tonos vivos cuando se encontró con ese hermoso par de plata. — Satoru...
Mikey se giró de igual forma con una enorme sonrisa para saludar a su mejor amigo, eso hasta que notó la ropa con la que venía y las personas que lo acompañaban. Toda muestra de felicidad se borró apenas reconoció al tipo moreno que hace unos días le declaró la guerra, Izana Kurokawa, su medio hermano. Mikey se había preocupado por la batalla que se acercaba, no por él, sino por su mejor amigo, pero acaba de notar que no debió preocuparse por nada.
Se ve demasiado cómodo con esos tipos.
—Mikey, Ken. — saluda, sintiendo rápidamente el aire incómodo por aquel saludo tan seco. — ¿Por qué me llamaste?
—Siempre al punto, nunca cambias. — murmura serio Majiro. — Y viniste con compañía ¿Debo tomarlo como que estás implicado en esta guerra?
— ¿Ah? ¿Guerra?
—Sato- — Draken intentó acercarse, siendo imposible porque Kakucho rápidamente se interpuso, sorprendiendo a la pareja de diferentes formas. — Maldito...
—Debería darte vergüenza, invadir el territorio de Tenjiku solamente para molestar a uno de sus miembros. — Satoru no supo que cara poner ante las palabras de Izana, mucho menos Mikey que ahora asesinaba con la mirada a su supuesto mejor amigo, con un claro mensaje que Satoru supo leer como "¿A ellos si les diste tu territorio?" — Mi dragoncito dijo que venía a hablar, así que por esta vez perdonaré tu falta de respeto, pero a la otra... No dudaré en romperte los huesos, Sano Manjiro.
—... Vámonos, Kenchin. — el rubio les dio la espalda para comenzar a caminar hacia su moto, sin poder controlar su afilada lengua y su mente corrompida por el dolor. — Espero que tengas suerte con él, ten cuidado que la fidelidad no entra en su vocabulario.
—MIKEY.
El grito que le lanzó Ken sonó más a una advertencia que a un regaño, es por eso que pudo bloquear con su pierna la poderosa patada de Izana que de igual forma lo hizo retroceder. Draken estaba por ir a ayudar a su comandante, pero una presencia conocida se interpuso en su camino. Ambos se miraron fijamente a los ojos, sus rostros eran serios, pero las ventanas del alma nunca mentían al revelar aquel quebrado reflejo del más puro dolor.
Si antes les dolía fingir odiarse en la misma pandilla, estar enfrentados en diferentes bandos era incluso peor.
—Muévete. — ordena enojado.
—Muéveme, si puedes. — reta el otro. — Ambos sabemos que no eres capaz de dar el primer golpe, Ken.
—No golpeo a mis camaradas, pero tú ahora no cumples con ese rol, así que no me provoques.
Las chispas volaron, pero ese enojo que reflejaban externamente no era suficiente para tapar aquella grieta en sus corazones. Les dolía estar en esa situación tan tensa, uno por serle fiel a su mejor amigo y el otro por obligación de demostrar su lealtad a su nuevo rey. Detrás de ellos Izana y Mikey se observaban esperando el primer movimiento del otro, ambos como líderes sabían lo que pasaría una vez se dé el primer paso, es por eso que el albino tomó la decisión de hacerse para atrás.
—Les doy 10 minutos para que salgan de aquí. Cuando el tiempo acabe, los mandaré a cazar. — avisa.
Ambos conocían esa orden, es por eso que posaron sus miradas sobre la bestia que ahora portaba el uniforme rojo del ying y yang. El rubio de trenza rodeó a su pareja para seguir a su comandante que ya lo esperaba sobre su motocicleta montado, ninguno se giró para ver hacia atrás, es gracias a eso que Kakucho pudo ver de frente las gruesas lágrimas que cayeron de los ojos del más alto.
Izana se acercó a ellos para tomar entre sus manos el rostro del Sadao, este no se dejó tocar y eso molestó al moreno. De por si la presencia de Mikey lo molestaba, ahora que le hizo perder el avance con su mascota no va a dudar en matarlo cuando inicien con esa guerra.
—Lo voy a matar... — amenaza muy enojado Izana. Se dio la vuelta para caminar por donde ellos vinieron, sin esperar a los otros dos. — Cancelo nuestra salida de hoy, mañana a primera hora, Yokohama Tenjiku controlará todo Japón.
Esto era la guerra.
[N/A]: Desde este punto se separa el libro en 2. Si amaste la pareja de Satoru e Izana te invito a leer el libro azul de "Reyes" que sigue la ruta del moreno. Si aún tienes fe o aún quieres que Satoru y Ken tengan ese final feliz te recomiendo seguir leyendo el libro rojo (o sea este).
Les recomiendo solamente leer uno de los libros hasta que finalicen, ya que no me gustaría que se mezclen o confundan las interacciones de un libro con otro. A no ser que sean pros y quieran leer ambos al mismo tiempo, no me hago responsable del lío mental y sentimental.
Pago terapia grupal gratis, hagan fila.
También me es un privilegio anunciar que cuando finalice ambos libros saldrá a la luz un libro amarillo que contará historias que no pudimos contar, como el ship de los Haitani con Touya, el Bloody Halloween, la boda de Satoru y Ken en la segunda línea y varios ships que el fandom ame (algo como un Satoru bowl)
Nos leemos en la próxima chikis <3