Atracción Fatal (Yaoi/Gay) (A...

By sunimi

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||2ª parte de Atracción Peligrosa|| Siete años han transcurrido desde que Uriel Blackwell se reencontró con L... More

Capítulo 1 ''Locura desatada''
Capítulo 3 ''Vacío''
Capítulo 4 ''Besos compartidos''
Capítulo 5 ''Pasado''

Capítulo 2 ''Miedo''

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By sunimi


¡Hola! Aquí les traigo por fin el capítulo 2 de Atracción Fatal :D
Tras ver que ha sido tan bien aceptada, me animé y me llené de confianza, por lo qué decidí seguirla ^^ Espero que os siga gustando hasta el final

Y siento el retraso (también el mental, okno xD), pero las ideas para un capítulo... no crecen de un árbol(?) xD

Cuesta tiempo imaginarlas y mucho más plasmarlas a escritos, todavía más aún cuando tienes dos historias más activas .-. no sabes cual escribir xD

Bueno, terminando mi rollo... :v

Espero que os guste ^^

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—Yo también podría decir lo mismo de ti… —le devolví la sonrisa —. Usted también es realmente único… —mis ojos no lo perdieron de vista en ningún momento. Mi mirada estaba fija y clavada en él.

Aquel chico era como una fuente de magnetismo para mí. No podía evitarlo.

Las comisuras de sus labios se curvaron, como si se estuviese riendo en secreto.

—Hasta luego profesor Blackwell… —dijo esto casi en un susurro y se retiró de la clase, echándome una última mirada en el umbral de la puerta.

¿Qué podía decir de Axel Vandeviere?

Era un chico único. Único, interesante y enigmático.

Sentía que por más que lo llegara a conocer, nunca terminaría de hacerlo completamente. Me daba la sensación de que aquel chico ocultaba algo que no dejaba a la vista a nadie.

Recogí el cuaderno de profesorado y salí yo también de la clase. Había terminado mi clase de Matemáticas y la de Biología no la tenía hasta última hora.

Me encaminé hacia mí despacho, lugar que no me tomó tiempo encontrar. Justo cuando iba a entrar, sin embargo, me choqué con una mujer que iba distraída.

—¡Oh, lo siento mucho! —se disculpó apenada y se agachó para recoger los libros que hace unos segundos estaba sosteniendo.

Menuda manera de hacer perder el tiempo a alguien…

—No te preocupes —le aseguré con una sonrisa falsa y la ayudé a recogerlos.

—Gracias —me sonrió ampliamente —. Por cierto… no te había visto nunca antes por aquí.

—Soy el nuevo director, Uriel Richardson Blackwell —me presenté cordialmente y  extendí mi mano.

—Un gusto, yo soy la profesora de Historia y Literatura, Clarice Peterson —me estrechó la mano efusivamente —. Bienvenido y esperemos que te sientas a gusto.

—El gusto es mío —hice media sonrisa —. Señorita Peterson… si no es mucha molestia, ¿podría informarme de un asunto?

—Sí, claro, ¿qué asunto? —preguntó tanto curiosa como extrañada.

—¿Qué ocurre exactamente con la clase de 3ºA? —solté finalmente.

Acababa de integrarme a este instituto, pero no era tonto para no darme cuenta que algo fallaba aquí. O al menos en aquella clase.

¿Porqué en un instituto tan grande y un curso tan lleno de alumnos, había un número de estudiantes que no se habían presentado?

Podría haber sido solamente hoy, ¿pero tantos a la vez?

Clarice quedándose muda de la sorpresa, no hizo más que reafirmar mis sospechas. Algo iba muy mal aquí.

—¿Cómo que qué ocurre? N-No le entiendo… —rió nerviosa y se ajustó las gafas

Si intentaba mentirme, no es que lo estuviese haciendo muy bien.
En el momento en el que había quedado callada y se había puesto tensa, había sido el mismo momento de su perdición.

—La clase de 3ºA —insistí una vez más adoptando una expresión seria —. ¿Por qué han faltado tantos alumnos?

—Señor Blackwell… —empezó —. Usted acaba de instalarse aquí y no sé si debería…

—No importa —la interrumpí.

Ella cerró la boca, respiró hondo y dejó salir un suspiro.

—No sé qué está pasando exactamente, pero hay un rumor… un rumor que  podría ser muy cierto —comenzó a alterarse —. Se dice que esa clase está maldita.

Mis ojos se abrieron de par en par a lo último y arqueé una ceja incrédulo.

¿La clase estaba maldita?

—¿Cómo qué maldita? Explíquese —me crucé de brazos.

Clarice tragó saliva antes de continuar.

—Cada principio y final de mes, un estudiante de esa clase, desaparece sin dejar rastro —musitó con la voz quebrada —. Dicho estudiante deja de venir a clase, así sin más. Llamamos a la casa de los padres y ellos tampoco saben nada al respecto. Este caso ya ha ocurrido varias veces, así que es posible que muy pronto la policía se involucre en él.

No podía creerlo.

¿Desapariciones? ¿Una vez más?

Era como si alguien quisiese atormentarme haciendo de mi vida una pesadilla viviente. Desafortunadamente, esta era una pesadilla de la que no podía despertar.

¿Desde cuándo es que ocurre esto?

—Desde el comienzo del año —su mirada perdida viajó para otro lado.

—¿Y no han hecho nada? ¿En serio? —reí cínico internamente—. La policía debería investigar esto cuánto antes. Esto es realmente serio, señorita Peterson. Esos estudiantes desaparecidos podrían haber sido secuestrados por un asesino serial.

—¿A-Asesino serial? —repitió horrorizada.

—Es una mera suposición —traté de tranquilizarla —. Aunque una muy posible. Sé que yo no soy ni un policía ni un detective, pero yo también investigaré cuanto pueda. Y por favor manténgame informado de cualquier cosa.

—Por supuesto, director Blackwell —asintió.

—Bien —Fue todo lo que dije —. Una cosa más… ¿podría dejarme fotos y fichas personales de los estudiantes desaparecidos?

Clarice volvió a sentir, se despidió de mí y marchó a paso acelerado a traérmelos. Yo por mi parte, me encerré en mi despacho y me senté en la silla del escritorio. Eché la cabeza para atrás y tan solo me limité a pensar. Mi mente era una desastre en este momento, la cual trataba de procesar y digestionar toda esa información que se me había sido contada de alguna forma.

Era muy posible que estos fueran los actos de un asesino serial. Sin embargo una parte de mí deseaba y tenía la esperanza de que no fuera así, de que no podía estar pasando lo mismo de nuevo. La otra me culpó de ser delusivo y de negar la realidad que tenía en frente de mis ojos.

Estaba más que claro. Estas no eran unas desapariciones comunes y corrientes. Al igual que el posible asesino.

El cual no podía ser uno cualquiera de la calle. Tenía que ser alguien cercano a todos ellos. Alguien del instituto.

Mis pensamientos, fueron interrumpidos, cuando se oyó el sonido de los nudillos de alguien tocando la puerta.

—Adelante.

—Director Blackwell, aquí tiene —me entregó los documentos y las fotos —. Cuando termine con ellas simplemente, ve a secretaría.

—Muchas gracias señorita Peterson.

—No es nada —le restó importancia con una sonrisa forzada y abandonó el despacho.

Cogí una foto con el respectivo documento del estudiante.

—Aldéric Millers: 15 años, nacido aquí… —murmuré —. No hay nada fuera de lo normal.

Lancé un suspiro frustrado y leí los otros documentos que faltaban.

No había ninguna relación entre ellos, excepto el hecho de que todos tenían la misma edad, iban al mismo instituto y cursaban el mismo curso.

Parece ser que ahora tenía que investigar más de un caso…
El de mi padre y mi tío, Dark Crawford y el de los estudiantes desaparecidos de este instituto.

~~
LEVIATHAN~~

Había pasado aproximadamente una hora y media de mi clase de criminología, y aún así no podía dejar de estar inquieto.

Necesitaba saber de Alistair cuánto antes.

Desde un principio me había opuesto a esa cita en la que le habían ofrecido a ser modelo. Y era simple: Si lo llegasen a aceptar, y él siendo modelo ya no podría pasar tanto tiempo con él y sobre todo porqué otros se fijarían en él. Otros que no eran yo.

Si, estaba celoso. Jodidamente celoso.

Ni siquiera era seguro de que lo fueran a escoger, pero no podía evitarlo.

No quería que nadie lo mirase o tocase con otras intenciones. Diablos, ni si quiera quería que se le acercasen a mi Alistair.

Solté un resoplido y terminé de contar los 60 segundos que quedaban para que terminara la clase.

Cuando, finalmente esos 60 segundos, llegaron a su fin, salí de la clase para un breve momento de descanso que nos daban. Me apoyé en la pared del pasillo y por el rabillo del ojo pude ver, por la derecha, cómo se acercaba hacia aquí Alistair.

—¿Qué tal te fue? —le pregunté casualmente.

—¡Me escogieron! —exclamó emocionado lanzándose a mis brazos.

¿Tan rápido? ¿No se supone que se esperaban días hasta decidir a quién escoger?

No. No podía pensar tan egoístamente. Tenía que estar feliz por Alistair. Y es que si Alistair era feliz yo también lo era.

—Felicidades —forcé una sonrisa correspondiendo su abrazo segundos después.

Alistair se separó de mí un poco y me miró extrañado.

—¿Te pasa algo? —cuestionó mirándome de arriba para abajo —. No has soltado ningún comentario sarcástico ni nada —mencionó burlón.

Rodé los ojos y tomé su mano, sorprendiéndolo levemente.

—Me pasa que estoy celoso, ¿vale? —admití  sin pudor—. Por eso te dije que me oponía a la idea desde el principio. Y aunque esté feliz por ti, una parte de mí no lo está ni puede serlo. No dejo de pensar en la posibilidad de qué si te haces famoso, otros podrían fijarse en ti…

Alistair se quedó sin palabras, y segundos después una débil sonrisa se esbozó en sus labios.

—Tú sabes que aunque otros se fijen en mí, yo solo tengo ojos para ti —entrelazó los dedos de su mano con los míos—. Además no olvides, que con ellos posaré frente a las cámaras, mientras que contigo posaré personalmente para ti —su sonrisa se tornó a una lasciva.

—Idiota… —sonreí ladeado —. Esperaré con ansias ese momento.

—¿Tantas ganas tienes?

—Muchas —nos miramos intensamente durante varios segundos que parecieron eternos—. Tengo ganas de ti, Al —le susurré al oído causando que se estremeciera.

—Joder… no digas esas cosas en medio del pasillo —jadeó.

En eso tenía razón. Si esto seguía así, no me importaría terminar empujándolo con la pared y hacerlo aquí mismo en el pasillo.

Eso de alguna manera había sonado como algo que diría el exhibicionistade Alexis.

Tosí incómodamente y me separé unos centímetros de él.

—Te veo luego.

—Sí, claro —agitó su mano despidiéndose.

Antes de que se fuera, lo agarré del brazo atrayéndolo otra vez más a mí y lo besé.

—Ahora sí que hasta luego —sonreí con suficiencia.

Alistair se sonrojó tenuemente por una mejilla y se fue a su clase.

Mierda… lo quería. Lo quería tanto que dolía. Nunca en mi vida había imaginado que podría llegar a querer tanto a alguien.

~~
AXEL~~

Horas y horas pasaron y finalmente, las clases llegaron a su fin. ¿Para siempre? No, desgraciadamente. ¿Por hoy? Sí.

El timbre sonó, y le devolví el libro que me había prestado —obligado— un compañero de clase mío.

Le sonreí falso y este recogió todavía más rápido para irse.

Y antes de que se fuera otro compañero más, Andrew, coloqué mi mano encima de su hombro y le susurré al oído.

—Acompáñame a casa.

Andrew, temblando un poco, asintió levemente con la cabeza y me esperó afuera. Justo cuando estaba a tan solo un paso de cruzar la puerta para irme y mientras echaba una última mirada por detrás a mi profesor, este último me pilló mirándolo y una sonrisa indescifrable se formó en sus labios.

—Vandeviere… lo he notado mucho antes, pero usted es realmente querido por todos, ¿eh?

No pude evitar soltar una carcajada fría ante su comentario, lo cual hizo que me mirase un tanto desconcertado.

¿Yo? ¿Querido por todos? Pfft, buen chiste.

—Profesor Blackwell… —empecé —. Yo no soy querido ni adorado por ellos. Tampoco me siguen como su rey y líder porque quieran o por esas dos razones. Lo hacen por qué me temen. ¿Nunca ha  escuchado que el miedo es el arma más poderosa? El miedo domina el ser humano, profesor —concluí con el rostro inexpresivo.

En vez de mirarme más raro aún, para mi sorpresa, hizo todo lo contrario. Sonrió. Aunque era una sonrisa, más bien, curiosamente tétrica.

Esto era exactamente lo que lo hacía tan intrigante.

—Cómo el silencio qué es el grito más poderoso… —murmuró como si se lo dijera para sí mismo —. Un silencio puede decir muchas cosas, incluso más que cuando estás diciendo algo. Por eso pienso que las personas calladas, tienen mucho que contar. Y que ocultar —Esta vez me miró fijamente. Cómo si se estuviese refiriendo a mí.

No. Indirectamente se estaba refiriendo a mí. Y tenía toda la razón.
Nos acabábamos de conocer, y aunque fuera solo un poco, sentía que me conocía más que nadie.

—Podría ser —fue todo lo que dije devolviéndole la sonrisa de antes —. Hasta mañana, profesor…

—Hasta mañana, Vandeviere.



                                                                           *     *     *



Ya llevábamos un tiempo caminando y sin mencionarle nada, le invité a que entrara en mi casa —que se encontraba vacía en esta hora del día—.

—¿P-Porqué querías que te acompañara a casa, Axel? —preguntó Andrew claramente nervioso.

Déjame pensar…

¿Porqué eres un hijo de puta que me hacía bullying cada día, porque te odio y porqué quiero que te mueras, quizá?

—Te voy a matar —recalqué serio y sonreí nuevamente falso, cerrando la puerta con llave.

—Jajajaja, q-que gracioso Vandeviere.

—No, en serio. Corre.

Volteó a mirarme solo para quedarse espantado y correr inútilmente hacia la salida, dónde me encontraba apoyado en la puerta. Sonreí ampliamente al ver su rostro tan lleno de desesperación.

—¡Por favor no me mates, Axel! ¡Perdón! ¡Lo siento mucho! —suplicó al borde de las lágrimas y sujetándose a mi camiseta.

—¿Acaso tú te detuviste cuando te pedía ‘’Por favor’’? ¿Alguno de vosotros se detuvo cuando os suplicaba que no me golpearais ni me humillarais más? —aparté violentamente su mano echándole una mirada llena de desprecio y asco —. No, no lo creo —finalicé sarcástico y lo arrastré hacia la cocina.

Básicamente mi reinado de terror, comenzó cuando, en un ataque de rabia, finalmente le puse frente a uno de mis bullys, a quién golpeé brutalmente y repetidas veces cerca de las taquillas.

Seguramente si no me hubiesen detenido, este habría muerto.

Oh, pero de todas formas ya lo estaba. Heh.

—Por favor… —volvió a suplicar con la voz quebrada mientras intentaba zafarse de mi agarre.

Lo ignoré completamente y saqué de uno de los cajones de la cocina, un martillo y unos cuantos clavos.

—Deja de moverte tanto, ¿de acuerdo? —sonreí y coloqué su mano encima de la mesa.

Retiré un clavo que tenía sujetado entre mis labios y lo puse encima de su mano. Agarré el martillo y golpeé repetidas veces, causando que el clavo se clavara cada vez más en su carne, hasta el punto de que el clavo se quedase clavado entre su mano y la mesa de madera.

Agarré otros dos clavos más y repetí el proceso, manchando de su sangre la mesa y arrancándole múltiples alaridos y chillidos de dolor.

Esto no era nada más que el principio, y aún así, sentí arder mis mejillas de la excitación.

Andrew alzó su mirada horrorizado en mi dirección y dejé caer el martillo al suelo.

—Sé un buen chico y espérame aquí —mi mirada se endureció y saqué un cuchillo afilado de otro de los cajones.

Andrew se paralizó del miedo al verme sacar el arma afilada.

Me acerqué lentamente a él y con una sonrisa sádica, hice un pequeño y largo corte en su cuello. Lamí el filo del cuchillo saboreando su sangre y le quité la camiseta. Tras eso, volví a atacar su cuello haciendo incisiones poco profundas y menores. Luego bajé lentamente hacia su pecho y seguí haciendo cortes por toda su extensión.

Aburrido de lo lento que iba esto, hundí el afilado objeto de metal en la carne de su pecho y él aulló de dolor. Sonreí ladeado y profundicé los cortes cada vez más, dejándolo hecho un desastre sangriento.

Me sonrojé todavía más, y entre gritos de agonía suyos, comencé a desgarrar pequeños trozos de su piel. Tentado, metí mi dedo en uno de los cortes y comencé a estirar la frágil piel.

Al  notar que estaba a punto de colapsar debido al dolor al que estaba siendo sometido, enterré el cuchillo en su pecho, cerca de su corazón. Lo apuñalé una y otra vez, mientras reía histéricamente y la sangre me salpicaba, hasta que finalmente dejó escapar su último suspiro de vida.

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Ahora creo que entenderéis porque decía que la secuela iba a ser más gráfica en algunos sentidos (?) Y uno es en las muertes. No son de las más gráficas que leeréis por aquí. Diría yo que son muy suaves, comparado con otros. Pero es lo que hay para una primeriza(?) Aunque algo, es algo... En Atracción Peligrosa no había ni pizca de esto D:

Por otra parte... Axel tiene problemas... concretamente mentales, y creo que eso ha quedado más qué claro con este capítulo xD
Pero aún así lo amo(?) Yo y mi obsesión con los psicopátas :v (Más aún si son jodidamente ukeables como Axel *---*)

Habrán notado también que Levi es... menos violento con Alistair(?) xD
Bueno, pues eso lo notaréis más a seguido... se podría decir que Levi ha madurado :') Ya es todo un hombre, en todos los sentidos 7u7



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