"La otra cara"
—¿Win?¿Estás ahí? Voy a entrar.— Termino de colocarme los pantalones y arreglarme la ropa justo a tiempo. Mi corazón late al mil por hora, veo a Gigie entrar. Lo primero que pienso es ¿Escuchó todo lo que pasó? ¿Me va a abofetear?¿Me va a arrastrar por toda la escuela, acaso?—Hola Gigie..— Le digo.—¿Por qué no abrías la puerta?¿Además que haces aquí solo?— Me dice, yo giro hacia atrás, Bright se ha ido. No sé cómo sentirme ahora, solo se que estoy más calmado, al no ver su presencia. No debí haber dejado que me hiciera tal cosa aquí sabiendo que alguien nos podía ver, además no había razón alguna para tener sexo.—Y-Yo...me quedé dormido.—Me excuso torpemente. No quiero herir a Gigie, siento que no se merece lo que le estoy haciendo. Pero tampoco puedo controlar mis sentimientos hacia Bright. Yo amo a Bright, ya me enamoré de él, no pienso dejarlo, aunque debo hacerlo. Creo que estoy sufriendo una crisis existencial ahora mismo. —Oh bueno, vamos a comer pizza ¿Quieres venir?— Me dice, con un tono tranquilo.— Bueno.— Le contesto.
¿Alguna vez sintieron culpa por amar? Eso es lo que estoy sintiendo justo ahora, ya miré los pros y los contras de esta situación y claro hay mas cosas malas que buenas. Miro a la ventana de mi habitación desde mi cama. De solo imaginar a Gigie llorar ya me dolía bastante y no entendía cómo tanto dolor podía caber en mi corazón, aún cuando éste ya no lo soportara, era algo que seguía acumulándose más y más cada vez hasta volver el corazón pesado y luego lo desplomaba hasta mis pies, dejando así solo un espacio en la cavidad de mi pecho. Y dolía. Dolía bastante. Todo ese dolor tenía el mismo peso que la culpa que tenía yo. Porque sabía perfectamente que a ella le gustaba y yo me metí donde no me llamaron. No sé que hacer ahora. Ya lo conseguí y ahora....¿Tengo que dejarlo? No quiero hacer eso. Pero debo. Se que fui yo quien se lo pedí, yo le dije que lo intentáramos, pero no quiero arruinar la amistad que tengo con ella. Aunque a veces puede ser un poco agresiva conmigo. Nadie se merece esta clase de engaño. Voy a dejar a Bright.
Me escondo entre las sábanas y trato de dormir, para no pensar y no llorar. Escucho los pasos de alguien acercándose a mi cama. Su mano se posa en mi cadera y pasa su nariz en mi cuello, yo me estremezco, y escondo mis ojos llorosos en la almohada—¿Qué sucede?— Me pregunta, pero no respondo. Su mano viaja hacia la parte baja de abdomen. Cerca del elástico de mi pantaloneta, de conejitos. Tomo su mano y la alejo. Él me mira confundido y algo enojado a la vez por la acción.
—¿Me vas a decir ya lo que te pasa?—
—Quiero que nos dejemos de ver...— Él se levanta de golpe de la cama y me mira, pero yo sigo recostado.
—¿Porque?¿Hice algo malo?— Me dice.
—A m-mi a-amiga Gigie le gustas....—
—¿Y? ¿Eso que tiene que ver con nosotros?—
—Bright...no debe haber un "nosotros"—
—¿Por que?—
—Porque no quiero herir los sentimientos de Gigie, ella es mi amiga.—
—¿Tú las sigues llamando amiga?¿A esa perra?—
—¡Oye! ¡No te expreses así de ella!—
—¿PORQUE NO PUEDO?¡ESO ES LO QUE ES!—
—¡Por que no debes!¡No puedes!—
—¿Sabes por qué la llamo así?—
—Si quiero saberlo, no voy a permitir que expreses de ella así sin una razón.—
—Ella le puso una droga a tu bebida en la fiesta del Lago.—dijo Bright.
—¿Qué?—