Solange

By KryzizBonny

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Solange nació en una familia de cazadores de vampiros legendaria, y por tanto, es su deber formarse como una... More

Advertencia
Prefacio
Capítulo 1 - Una Segunda Vida
Capítulo 2 - Emblemas
Capítulo 3 - Fracasos y Conquistas
Capítulo 4 - Liderazgo y Confrontación
Capítulo 5 - Equipo Integrado
Capítulo 6 - El Punto Débil
Capítulo 7 - Vida Mortal
Capítulo 8 - Iniciación
Capítulo 9 - Cabeza Fría
Capítulo 10 - Siguiente Nivel
Capítulo 11 - Dulces 16
Capítulo 12 - Corazón Roto
Capítulo 13 - Delirio
Capítulo 14 - Jack de la Morte
Capítulo 15 - Promesas, Secretos y Dudas
Capítulo 16 - Historias que se Tocan
Capítulo 17 - El Innombrable
Capítulo 18 - Doble Pérdida
Capítulo 20 - Recompenza
Capítulo 21 - Verdades
Capítulo 22 - Confianza
Capítulo 23 - Convivencia
Capítulo 24 - Rivales
Capítulo 25 - Invitada
Capítulo 26 - Vándala Juvenil al Volante
Capítulo 27 - Verdades que Destruyen
Capítulo 28 - Un rostro extraño
Capítulo 29 - Colapso
Capítulo 30 - Torn el Vampiro
Capítulo 31 - Ayuda
Capítulo 32- Bloqueos y Reuniones Secretas
Capítulo 33- Fuego, Lluvia y Burbujas
Capítulo 34- Revolución
Capítulo 35 - Cosas que se ganan, cosas que se pierden.
Epílogo
Créditos

Capítulo 19 - Rostros Amigables

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By KryzizBonny

⚔️ Antes de empezar: Además de la imagen de arriba, cada capítulo tiene un audio por si lo quieren escuchar al tiempo que leen. Solo hagan swipe izquierda en cada imagen y den play al video.


Entró a su casa decidida. Su padre arrugó la nariz. Ante el gesto, Solange decidió revisarse, toda su ropa olía a humedad y estaba segura había pisado excrementos de perro ya que había corrido de regreso sin ver por donde iba.

—Quiero regresar a la pre-elite —le dijo a su padre al tiempo que él leía los periódicos. En la mesa estaba su café, Solange lo tomó y se lo empinó, lo necesitaba más que él en ese momento, estaba helada, cansada, decepcionada y harta.

—Hasta crees —le dijo su padre observando con apatía como su bebida, que se había preparado con tanto empeño en la máquina de espresso, desaprecía frente a sus ojos.

—Quiero encontrar al vampiro que le hizo eso a Catrina.

—No son razones válidas. La venganza solo va a eclipsar tu mente, tu juicio y bajará tu rendimiento.

—¡Me necesitan. Soy buena!

—Hay muchos cazadores muy buenos. Que no lo veas, me deja claro que eres algo egolatra además de problemática.

—Seré egolatra pero es la verdad.

Su padre se encogió de hombros.

—Por muy buena que seas, todos son reemplazables —le dijo antes de volver a poner el rostro en el periódico.

Solange sintió una ira ardiente acrecentarse. Si quería que le rogara por una oportunidad estaba muy equivocado.

—¡Reemplazables como todos tus hijos! —le espetó Solange con furia y subió a su cuarto. Escuchó a su padre gritarle pero no le importó, no necesitaba su autorización. Agarró el teléfono y marcó un número que conocía muy bien.

—No quiero hablar contigo —le dijo la voz en el auricular. Era Julieta.

—Nadie quiere hacerlo —le dijo Solange.

—¿Sabes bien porqué o te lo explico? —dijo Julieta.

—Lo sé bien.

Hubo un silencio.

—¿Cómo pudiste? —se le quebró la voz a Julieta.

—Solo quería protegerlo. Lamento no haberlo logrado.

—¡Eres una estúpida! ¿Crees que estamos molestos contigo porque no protegiste a Nolan?

Solange agitó la cabeza sin entender. No había hecho nada más.

—No entiendo porqué otra cosa estarían molestos

—¡PORQUE ESTUVISTE A PUNTO DE SER ASESINADA! ¡PORQUE NO CONFIASTE EN TU EQUIPO! ¡PORQUE NOS DEJASTE BUSCANDO POR SU CUERPO!

—Oh... eso.

—Sí, ESO. ¿Qué es lo que quieres? ¿Cuál es el motivo de esta llamada?

—Quiero volver a la cacería.

Julieta soltó una carcajada.

—Mereces que te regresen a novata, no regresar a los privilegios pre-elite tras lo que hiciste.

—Julieta... —comenzó, no podía más que sincerarse, por más difícil que fuera—, yo sé que muy dentro de ti sabes porqué hice lo que hice. Quizás no lo entiendas pero Nolan... no podía dejarlo. No podía arriesgar que supieran de él, hubiese hecho lo mismo por cada uno de ustedes, sin importar qué.
No quería involucrar al equipo. No quería ponerlos en esa situación. No sabía... sigo sin saber cuáles fueron sus intenciones... por favor —hubo un silencio, Julieta aún no le contestaba—. Necesito algo que me distraiga o me volveré loca. He perdido tanto... —pidió Solange mientras sostenía el teléfono temblando.

Pero el silencio solo se prolongó y Solange ya no sabía que más decir. Estaba a punto de colgarlo, desesperanzada pero entonces la escuchó.

—UGH. Bien. Puedes regresar pero ¿estás dispuesta a hacerlo aunque involucre tener que trabajar con Siria?

Solange refunfuñó, pero su meta, encontrar a aquel que le había robado a su amiga, le daba fuerza.

—Sí, lo haré.

—Bien, tienes una sola oportunidad. Hoy a las 7pm nos reuniremos para logística. No la cagues.

—Es una misión de dificultad media pero de suma importancia —les explicó Julieta en cuanto todos llegaron al lugar de encuentro—. El Círculo de la Luna niega que estos vampiros estén involucrados en actividades ilicitas pero se los ha visto en varias ocasiones traficando víctimas, obteniéndolas de humanos criminales, así que hoy juntaremos las pruebas necesarias para quitarles la protección. Se pusieron cámaras captavampiros escondidas en el área de intercambio.

Solange la miró apática. Ella sería la víctima. La habían vestido en ropas comunes al punto que sus únicos lugares con armas eran entre el cabello y una estaca entre las nalgas en un tipo de tanga especial.
Le habían también puesto un perfume que a la nariz de los vampiros la hacía oler humana. No quería saber qué ingredientes tenía.

—Desde que nos den el maletín de dinero aceptando a la víctima, podemos cazarlos o capturarlos PERO ya que tenemos a Solange, elevaremos la misión unos grados de dificultad. Se les dijo que Solange es una cazadora independiente que conoce su locación. Por tanto es seguro que la lleven a interrogación en donde sea que operen. Solange trae un rastreador, los seguiremos y haremos una redada ahí —continuó explicando Julieta.

—Le encantan las redadas —le dijo Kim a Solange en un murmullo—. Es bueno tenerte de regreso —añadió.
Solange sonrió al tiempo que Miranda le apretaba la mano y le dirigía otra sonrisa.

Otro auto llegó entonces.
—Bien, narices cerradas, nos ayudaran vampiros-cazadores en esta— dijo Julieta con cierto desagrado que no pudo fingir—. Ellos te entregaran, Sol.

Del auto bajaron tres hombres que aparentaban unos treina y tantos. Lucían como modelos, sus ropas, cabello y rostros estaban impecables, como si alguien los hubiera editado en Photoshop.

—Los tres mosqueteros— le dijo Miranda en un susurro a Solange. Todos los vampiros-cazadores usaban un nombre/código relativo a la ficción cuando los ponían de cacería ya que no tenían permitido usar sus nombres reales.

Los tres mosqueteros llevaban bastante tiempo como cazadores y en general, todos gustaban de trabajar con ellos, sus actitudes amigables hacían sentir el trabajo mucho más ligero.

—Aramis— se presentó el más alto mostrando una tarjeta. Tenía la piel negra, el cuerpo delgado y torneado. Sus piernas eran bastante largas.
Sus ojos eran amarillos, posiblemente habían sido verdes en vida y llevaba una gabardina de cuero de diseñador. Solange estaba segura haberlo conocido antes por sus padres, según lo que recordaba era originario de Zimbabue.

—Athos— dijo otro de ellos haciendo lo mismo, tenía el cabello rojo y rizado, la piel de sus parpados alrededor de sus lagrimales brillaba como plata. De los tres era el que se veía más joven y vestía de forma más juvenil. Llevaba unos pantalones de mezclilla negra con varios agujeros y una playera sin mangas.

—Porthos —dijo el último de piel morena y parche en un ojo. Tenía el cabello recogido y aunque vestía bastante casual; unas sandalias, pantalones arriba de los talones, y camisa ligera, el gorro que llevaba le hacía ver como si hubiese salido de un desfile de alta moda.

—¿Estás lista, querida? —le preguntó Aramis. Solange asintió.

—No te preocupes. Una vez que te entreguemos, los seguiremos de cerca, aunque hemos escuchado cosas muy sorprendentes de ti. Trabajamos con Garret varias veces —le dijo Porthos guiñándole el único ojo que tenía y Solange le sonrió agradecida.

—Si te manejamos muy fuerte solo saca la lengua, lo tomaremos como señal para parar. Tenemos que dar la apariencia de que no nos importa tu bienestar —dijo Athos.

—No hay problema —le dijo Solange —, tengo bastante aguante.

Julieta les pasó de largo sin decirles siquiera "hola", le ató las manos a Solange con cuerdas que podía romper fácil y le tapó los ojos con una máscara que aún la dejaba ver.

Los chicos la dirigieron al auto como si realmente estuviera cegada y la depositaron con cuidado.

—Si llega a pasar lo peor, asesinas a los traficantes. La misión es importante pero no tanto como tu vida, ¿entendido? —le dijo Julieta desde la ventana—. Son vampiros recientes, no son un reto, además son asesinos y traficantes, no te toques el corazón.

Solange asintió. Kim y Miranda le dieron un saludo desde afuera antes de que todos se pusieran en marcha.

Tras algunas horas, llegaron al lugar de intercambio, era un camino de tierra en medio de la nada y sin alumbrado.
Los tres mosqueteros la jalonearon pero se notaba que no deseaban lastimarla, ella tuvo que arrojarse fuerte al suelo en cuanto vislumbró otras cinco siluetas para hacerlo creíble.

—¿Es ella? —preguntó una voz.

—Sí —dijo Porthos —. ¿Tienen el dinero?

—¿Cómo sabemos que realmente es una cazadora?

—Traía esto con ella —Aramis les mostró tres estacas.

—Eso no es prueba alguna. Podrían ser de cualquiera.

—No sé qué pruebas desean entonces. ¿Quieren soltarle los amarres y comprobarlo? —pregunto Athos.

Los otros vampiros se miraron, aquello había sido un buen punto.

—Nosotros éramos cuatro antes de poder capturarla. Si no quieren pagar por ella, estoy seguro que podemos venderla a otros —añadió Aramis.

Uno de los vampiros le arrojó un maletín tras dudar. Athos lo abrió y asintió.

—Todo está en orden. Bien. Suerte —dijo él. Les dio una señal a los otros mosqueteros y volvieron al auto para marcharse.

Solange sintió como los otros vampiros la sujetaron. Ella pretendió librarse de su agarre sin realmente intentarlo. Los traficantes la tiraron en la parte trasera de la camioneta y arrancaron.

El recorrido empezó normal pero en cierto punto, notó que aceleraron bastante en diferentes tramos y dieron varias vueltas, manejaban de forma violenta al punto que hasta a ella le costó mantenerse sentada sin caer o rodar.
¿Sabían que los seguían? esperó tratando de visualizar por dónde estaban pero no tenía una idea certera.

Al final se estacionaron, escuchó las puertas abrirse y luego la puerta trasera. ¿Habían llegado ya?

Solange los miró a través de la venda y ellos la vieron de regreso, sus miradas se sentían invasivas y hambrientas.
Estar frente a ellos en ese vestido negro corto... se parecía... ahora que lo veía mejor, lucía como el disfraz de halloween de su amiga... la última vez que la vio viva...

Sintió ahogarse.

No. ¿Por qué tenía que pasarle en ese momento?

Sus manos temblaron sin que pudiera controlarlas y todo a su alrededor se oscureció. Diferentes visiones de todas sus pérdidas aparecieron frente a ella en su lugar.

Los vampiros le hablaron pero ella no escuchó nada. Su mente simplemente apagó cualquier sonido y su visión repitió aquel refrigerador mortuorio frente al cual se paró por unos segundos para disculparse con Catrina por su muerte.

Sintió desesperanza, la misma del cementerio tras ver a Israel marcharse. ¿Por qué le estaba pegando tan fuerte en ese momento? Necesitaba la fuerza para cobrar venganza... necesitaba... si llegaba a la Elite todo mejoraría.

Pero todo le pareció tan lejano... además, ¿Qué le esperaba en el camino? El año aún no terminaba, ¿cuál sería el siguiente funeral? Todavía ni había vengado a su hermano, ¿hasta qué punto la lista de venganza pendiente se incrementaría?

Tal vez era todo una niñería, el sentirse capaz de hacer una hazaña como esa, de vengarse... estaba siendo ridícula. Jamás asesinaría a Jack de la Morte y jamás tendría pista alguna del asesino de Catrina.

El que fueran pre-elite con una misión como esa, con vampiros recién hechos lo dejaba claro.

Las Tribus Sinne se colgaban de eso para mantener a tantos cazadores. Pretendían comprometerlos a años de servicio, sin quejas, moviéndoles un premio casi inalcanzable frente a sus narices. Les lavaban el cerebro con la idea de que debían esforzarse un poco más para lograrlo. Dedicarse más...

Y ahí entonces, le vino un vacío abrumador. Aceptar aquello fue bastante crudo.
Ya no quería pensar, ya no quería sentir. Quería rendirse.

—Dinos qué es lo que sabes. No estamos jugando, dinos o te mataremos en este mismo instante —escuchó decir a uno de los vampiros traficantes.

Solange parpadeó volviendo en sí. Podía librarse de los amarres fácil y estacar a cada uno de los cinco con la misma estaca que traía entre las nalgas, vaya hasta uno estaba justo en posición para intentar una de esas legendarias patadas que lograban hacer explotar la cabeza de los vampiros.

Pero no lo haría.

Solange lo miró directo y se encogió de hombros. Sintió su corazón latir fuerte, era un sentimiento torcido, lo sabía, pero ya no le importaba. Sería rápido. Unos minutos a lo mucho.

—No sé de qué hablan.

Entre los vampiros se miraron.

—Si no sabes de qué hablamos entonces nos eres inútil.

Esperaron a que dijera algo más, a que rogara por su vida, a una negociación pero no hubo tal.

—No va a hablar. Mátenla.

Sintió a aquellos rodearla y cerró los ojos. Sintió cada mordida de los cinco. Sonrió satisfecha ante la noticia que le llegaría a su padre, la última Soleil asesinada por tres vampiros novatos.
Se dejó llevar, sería una muerte exquisita. Respiró profundamente, era abrumador estar entre todos ellos. Entre todos sus aromas intoxicantes, su cerebro le proyectó este lugar de fantasía donde su hermano, Nolan y Catrina la esperaban con una sonrisa. Soltó una risita al verlos, Catrina vestía de Alicia, su hermano del sombrero loco y Nolan del conejo blanco.
Se miró con curiosidad para saber qué personaje de Alicia en el País de las maravillas era ella y se dio cuenta que era una ostra.

Y entonces, un grito agudo y potente distorsionó su fantasía. Alguien, o varios alguienes intervinieron, quitándole a cada vampiro en no más de un segundo. Nadie la sostuvo más, y cayó de cara contra el pasto.

Ay, no. ¿Por qué no la dejaban morir en paz?

Abrió un ojo. Los cuerpos de los traficantes estaban rígidos en el piso con expresiones de sufrimiento y los ojos volteados. Era una visión terrorífica pero estaba tan acostumbraba que no se inmutó. Cada uno tenía una estaca profunda en el pecho, excepto por uno de ellos, al cual le habían cortado la cabeza.

Solange se tapó una de sus heridas en el cuello, como si aquello fuera a detener la hemorragia que le manchaba el vestido, exhaló y se levantó tambaleándose mirando hacia el frente.

—¿QUÉ DEMONIOS, SOLANGE? — le gritó Julieta dándole una cachetada tan fuerte que la derribó al suelo de nuevo —¡¿Qué fue eso?! —añadió tirándosele encima. Los tres mosqueteros intentaron separar la pelea pero Julieta se saco del pecho un crucifijo en su dirección y no lograron avanzar más.

Solange no podía ni mirarla. Sintió un puñetazo fuerte en el rostro y otra cachetada, esta vez con la mano que sujetaba el crucifijo de metal. Seguro que aquello dejaría marca.
Kim y Miranda corrieron, también haciendo el intento de separarlas pero Julieta se los quitó de encima con facilidad. No fue hasta que Kathy intervino y sostuvo a Julieta que el rostro de Solange tuvo un descanso.

—¡Si crees que voy a perder a alguien más del equipo..! —lágrimas corrieron por el rostro de Julieta y su voz se quebró, sus sollozos eran tan fuertes que parecían lastimarla—, por favor... no podría. ¿No crees que ya me siento lo suficientemente culpable?

—Tú no tuviste nada que ver —murmuró Solange.

—Y eso es por lo que Nolan está muerto. Si hubiera ido...

—Te hubieran asesinado — dijo Solange levantándose cubierta de tierra y sacudiéndose desganada—, escucha, renuncio al equipo —añadió revisandose. Seguía sangrando de cada mordida pero ya no era una hemorragia. Su cuerpo se reparaba rápido. No le habían hecho tanto daño.

Hubo un silencio.

—Solange... —comenzó Kathy pero no pudo siquiera continuar.

—¿Renuncias al equipo E? —le preguntó Julieta con los labios apretados.

—Sí —contestó Solange.

Julieta se puso roja, su expresión cambió por completo. Se limpió las lagrimas con la manga, se soltó del agarre de Kathy y se dirigió a Solange.

—¡¿Cómo te atreves en estos momentos?! Acabamos de perder a uno de nuestros miembros. Ahora es cuando debemos estar más unidos.

Solange negó. Se sentía abrumada. Era un golpe de sentimientos que no podía controlar. Vergüenza, ira, culpa, asco, impotencia, tristeza...
—¡ME DA LO MISMO! —fue lo único que se le ocurrió decir.

—¡TÚ QUISISTE VOLVER!

—Solange, eres la más fuerte del equipo —le dijo Kim, se veía molesto pero hacía un esfuerzo enorme para intentar calmar las cosas —. Probablemente la más fuerte de nuestro año ahora sin Paris ni Nolan. ¿Qué demonios te pasa?

—Es claro que de nada me sirve esa fuerza física si apenas puedo estar de pie mentalmente. Lo siento. No lo supe hasta ahora.

—Podemos conseguir ayuda con la psicóloga—le dijo Miranda.

—Una cita con urgencia —dijo Julieta entre dientes —, en cuanto regresemos a la academia, si no es que la encierran por sabotaje de misión, me aseguraré de hacer la reservación.

—No, basta. Este es mi límite, Julieta. Basta —espetó Solange.

—Bien —contestó Julieta con amargura —. No regreses entonces.

—Chicas— intentó calmarlas Miranda.

—Bien —le contestó Solange.

Hubo un silencio.

—No la necesitamos —espetó Julieta.

Solange asintió, se limpió lo que pudo de la sangre que le había manchado el rostro y se marchó.

Caminó, Caminó, Caminó.

Empezó a llover fuerte, se le helaban la nariz y las manos pero no reaccionaba.
Se sentía perdida aunque estuviera solo a cuadras de su casa.

—Jesús, más vale que vengas en este momento, no, no, que llueva no es una razón para faltar al trabajo, te lo he dicho varias veces —escuchó a alguien en la esquina acercarse—. ¡Oh disculpe! Pásele güerita. ¿Qué va a llevar?— le dijo el anciano que atendía el puesto de revistas en la banqueta, saliendo tras el plástico que cubría su negocio con el celular en la oreja. Pero tras verla de nuevo se quedó con una expresión de entre shock y lástima.

—Gracias... estoy bien —Solange despertó de su transe, se había quedado mirando la portada de una revista para adolescentes.

—Perdóneme niña, pero no se ve nada bien... quizás debería llamar a la policía...

—No. De verdad estoy bien.

El señor la miró entre confundido y angustiado.

—Eh... está bien. Mire, tome por mientras —dijo él entrando al puestito, llenando y entregándole un vaso de unicel con café—, va por la casa.

Lo menos que necesitaba era no dormir por la cafeína, pero era reconfortante sentir el calor de la bebida.

—Pase y siéntese niña —le dijo el señor mostrándole una sillita que el plástico transparente protegía.

Solange asintió y obedeció, y ahí, en casi mitad de la calle con gente caminando por todos lados con sombrillas, rompió a llorar.

¿Qué le había sucedido? ¿En qué se había convertido? No solo causó el fallo de la misión y lo que eso significaba, sino que había seguramente saboteado la oportunidad de Julieta y de sus compañeros de entrar a la elite. Había echado a perder todo.

—¿Solange?— preguntó una voz conocida.

Ella volteó, era el papá de Catrina.

—¿Estás bien?

Verlo fue una mezcla de emociones.
A diferencia de su propio padre, el papá de su amiga siempre la había tratado bien, y la habían siempre hecho sentir parte de su familia, pero también notó cómo le había afectado la muerte de su hija.
Se veía mucho más delgado de lo que ya era, y en general, parecía haber envejecido unos años instantaneamente. Sentía una culpa terrible al verlo.

—No— contestó ella abrazándolo.

El señor del puesto de revistas se asomó preocupado.

—¿La conoce, jefe?

—Es amiga... era amiga de mi hija, que en paz descanse. Me da estos— dijo el padre de Catrina señalando un periódico y unas revistas —y cóbreme el café de la niña.

—No, jefe, ¿cómo cree? Fue cortesía, no es nada, para eso estamos.

—Bueno, quédese con el cambio entonces —le sonrió él y el señor asintió.

—¿Ya cenaste, Sol?

Ella negó.

—Vamos entonces.

Llegaron a una taquería cerca de ahí, se sentaron y de inmediato les tomaron la orden.

—¿Necesitas ir al doctor? —preguntó él.

Solange se dio cuenta entonces el estado en el que estaba. Todas las mordidas aunque ya cerradas, se habían hecho moretones bastante visibles, además Julieta golpeaba fuerte. Se tocó la mandíbula, la tenía hinchada al doble, probablemente la traía rota, comer sería un reto, debió pedir quizá un caldo.

El padre de Catrina la seguía viendo preocupado. Le agradaba el señor Lianann porque además de su amabilidad y dadivosidad, no hacía muchas preguntas fuera de las necesarias.
Probablemente, como todos, sospechaba que su familia estaba envuelta en asuntos criminales donde era mejor para todos "no saber".

Solange negó ante su pregunta.

—Estoy bien, es solo... —le vinieron mil pretextos y posibles escenarios pero ninguno realmente cubría todas las heridas que traía, excepto el haber sido arrollada por un tractor.

Él la miró con severidad.

—Solange, si necesitas en cualquier momento un lugar, nuestra casa siempre está abierta. ¿Lo sabes verdad? Catrina... —se detuvo, dió un respiro discreto —. Catrina te apreciaba mucho. Bianca y yo, sabemos que tú la protegías cuando nosotros no podíamos. Si podemos devolver el favor al menos...

Solange esbozó una sonrisa triste que le hizo palpitar el rostro.

Se refería a todas esas veces que Solange golpeó a alguien que quiso pasarse con Catrina. Fueron unas tres veces, camino a la escuela en el transporte público. Al último desafortunado le había tocado una patada tan fuerte en los genitales que se le tuvo que hablar a la ambulancia. Pero por lo mismo, no podía evitar volver a sentir lágrimas llenar sus ojos. Si la hubiese acompañado, Catrina no hubiera muerto.

—Tenemos suficiente y podrías quedarte el tiempo que desees, años inclusive. Es algo que Catrina nos pidió múltiples veces y Bianca siempre estuvo de acuerdo.

—Gracias, lo pensaré —dijo ella. No sabía qué más decir.

—Escucha... Solange— dijo incómodo el padre de Catrina mirando a todos lados antes de continuar—, no sé si sepas que rompimos lazos amistosos con tu padre...

Solange miró al señor Lianann sin entender.

—No voy a preguntar sobre sus negocios, pero por la forma en la que sonaba... quizás el abuso de substancias...

Solange lo miró aún más confundida.

—No lo sabes... bien, esto es incómodo pero tu padre fue a decirle a Bianca que Catrina podría regresar de la muerte y que le llamáramos.

A Solange se le cayó la mandíbula.

—¡Disculpe por favor a mi padre! Es... ha sido mucho estrés y mezclo su medicamento con... —dijo Solange sintiendo casi como si fuera a vomitar. ¿Hasta esas habían llegado? No se revelaba el secreto a menos que realmente hubiese una sospecha... aunque quizás todo aquello había surgido por el comportamiento de los Aldo.

El padre de Catrina se detuvo.

—No. No te preocupes, Sol—dijo él ante aquello y se mantuvo silencioso. Como si se arrepintiera por siquiera haberlo mencionado.

Después de la cena, Solange le pidió al señor Lianann que la llevara a su casa. Aunque apreciaba la invitación, no se sentía preparada para ver a Bianca, la madre de Catrina, pues la culpa la inundaba.

Al llegar a su casa, su madre ya la esperaba. Notó que había estado fumando, algo que hacía muy rara vez cuando la angustia la dominaba.
Tenía los ojos hinchados y las pestañas mojadas. Solange no pudo siquiera caminar tras notar aquello. ¿Había estado llorado por ella? ¿Su madre?

Se quedó congelada ahí a medio pasillo. Tragó saliva con dificultad.
Su madre la miró por unos segundos y tras dudar, corrió hacia ella y la abrazó. Habían sido años desde su último abrazo y ella jamás lo había iniciado, aquello la tomó por sorpresa.
La escuchó llorar y ella misma no pudo aguantar tras eso.

—Lo siento tanto —dijeron las dos al unísono solo para mirarse y reir ante ello.

Su madre entonces la sentó, habló con ella por un rato y la llevó de inmediato a su psicóloga.

Tras unas horas y después de pasar también con la psiquiatra, ya tenía una prescripción que aseguraba mejorarla las cosas.
Solange dudaba seriamente que esas pastillas trajeran de vuelta a sus seres queridos o evitaran que más de ellos murieran, pero estaba agotada y solo obedeció la receta. Lo haría al menos por su madre. No quería volverle a ver esa expresión de preocupación.

Después de unas semanas, pese a lo que pensó al inicio, sintió una calma que no había sentido en varios meses.
Se le dejó tomar una pausa de la academia y su vida había empezado a ser tan normal que todo lo pasado parecía un sueño difuso. Se sentía entumecida, sí, los efectos secundarios al principio lo hicieron incluso más difícil pero en cuanto su cuerpo se adaptó, el poder volver a dormir fue glorioso.

Lo más estresante en su día a día se habían vuelto las matemáticas, y que Telma quisiera dominar la feria de las ciencias.
Por semanas trabajaron duro cultivando chícharos para reproducir los experimentos de Mendel en genética, solo para que al final, les ganara uno de los 50 modelos genéricos de volcán con bicarbonato y vinagre.
Telma estaba furiosa, pero al menos se tranquilizó cuando el premio se reveló; una ida al planetario para todo el grupo del ganador. Telma justo acababa de ir esa misma semana.

Tras pasar el día en la feria de las ciencias, Solange subió a su habitación y se dio una ducha. Al fin podría descansar tras tanto esfuerzo. Necesitaba con urgencia sacarse el resto de la tierra entre las uñas.

Al salir del baño, se recostó en su cama y respiró hondo mientras cerraba los ojos y sentía su piel caliente por la ducha aún emitir vapor.

Todo iba mucho mejor. Las cosas seguirían mejorando. Pero entonces escuchó la puerta de su habitación abrirse de golpe y ella abrió los ojos con un sobresalto.

—¡KIM! —Solange andaba en toalla y casi la mata del susto.

—¡Lo siento, lo siento! —gritó él cubriéndose los ojos —. Pero es importante, tenía que venir a decirte, ¡es Jack de la Morte!

Notas de la Autora

Espero hayan disfrutado este capítulo :) estoy intentando editar y publicar tan rápido como me es posible.

Sus votos y comentarios me ayudan muchísimo a saber qué les ha gustado, qué opinion tienen de los personajes etc.

Me gustaría saber también si les gustaría más apoyo visual en cada capítulo o si prefieren imaginar todo.

Los veo en el siguiente capítulo.

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