Al subirnos a la camióneta de Ares me estaba colocando el cinturón cuando el me toma de la barbilla empezandome a besar.
Me coloque en su asiento sentandome es sus piernas sin dejarlo de besar.
Él bajo su asiento hasta atrás haciendo que los dos cayeramos acostados.
Él bajo deslizó sus manos por mis piernas hasta llegar a mi falda.
—Ares.—dije en un jadeo separandome de él.
—¿Que? —alzo una ceja tratando de recuperar el aire.
—Nos verán, estamos en un estacionamiento donde pasan miles de personas.
—Entonces te follare en mi casa, no hay problema —volvio a levantar el asiento haciendo que topara al volante.
El en mi movimiento, me volvió a sentar en el asiento de copiloto.
Al sentarme el arranco y comenzó a manejar un poco rápido.
—Ares, si sigues manejando así de rápido envés de acabar en tu habitación acabaremos en un hospital.—reclame mirándolo.
A él le valió madres y siguió con su velocidad.
Si me llegó a morir juro que vuelvo de la muerte a solo matarlo.
Llegamos a la mansión Hidalgo, los dos nos bajamos del auto y él me tomo de la mano jalandome.
Al entrar Ares observo que nadie estuviera en la sala.
Al no ver a nadie corrimos y empezamos a subir las escaleras.
—Ares, me saldré quebrando el tobillo, ando tacones.—susurre.
Le valió.
Llegamos a su habitación, me tiró a la cama y cerro la puerta con llave.
—Ahora si, preciosa.—me miro.
—No tendremos sexo hasta que me prometas algo.—lo detuve y me acomode en la orilla de la cama cruzando mis piernas mientras que colocaba mis manos hacia atrás.
—Por Dios, Rodríguez.—solto un suspiro—¿Que es?—fruncio el ceño.
—Algo muy simple, Dios Griego.—sonrei —Que mañana te vistas de Flynn Ryder para Halloween.
Él se empezó a reír—Yo no haré eso, preciosa.—se nego.
A pero vestirse como un dios Griego con bata si ¿No?
—Ah no.—alce una ceja—Bien, si no lo haces no tendrás sexo esta noche, simple.—di una sonrisa de labios cerrados.
—Si acepto, ¿Me dejaras follarte?—se cruzo de brazos.
Me levanté caminando hacia él hasta llegar a un punto que nuestras respiraciónes se mezclaron.
—Si—roce sus labios con los míos.
Él se quedó pensando por algunos minutos.
—No me vestire de él.—respondio.
—Muy bien.—me aleje de él y saque mi celular—Llamare a Gregory estoy segura que a él le encantaría.—fingi buscar el nombre de Gregory en mi celular.
—Ah y nos vemos mañana, Dios Griego.—camine hacia la salida mientras que me llevaba el celular al oído
—Bien, me pondré el maldito traje
—bufo.
Me gire a verlo con una gran sonrisa apagando mi celular.
—Sabia que aceptarías.
—Ahora, si te follare,preciosa.—me tomo de la cadera jutandome hacia él —No hay vuelta atrás.
Empezó a besar mi cuello mientras que yo solo le daba paso que bajara sus besos húmedos.
Maldito celular se me está trabando al escribir y eso me dificulta, pero bueno.