Solo son negocios.

By Darknessanarchy

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Descubrirás con el tiempo que lo que vivías era otra cosa y no lo que pensabas. Todo por ser una persona que... More

Déjame vivir en tú casa
¿Cómo que un Ship?
Principio de la teoría del caos
El comienzo
Daños del pasado sacude el presente
aparece Amber y esto está en llamas
Soy una basura
Only You
Stay With Me
Y eso que solo es el comienzo (fin del volumen 1 )
Wat Talk
Binarie Codes
T2 No metas a otros en tus asuntos
Half Life
ha vuelto!!!!
Un increíble día🔞
Introspectiva🔞 (parte 1)
La Lola
Dicen que los hombres no deben llorar
DARK
After Dark
The nights
Good Day :)
Bittersweet
Symphony
preludio
I-ll stay with you
The Less I Know The Better
Son los 30
Unwritten
Nunca Es Suficiente (Crimen)
Castigo (Para mi)

¿Cómo pasó esto?

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By Darknessanarchy

(Tienda de regalos de Star park, oficina del CEO)

Eran las 5:12 PM, Edgar había cerrado la última ventana y había puesto seguro en las puertas principales, Colette ya había arqueado caja con todas las ventas, en pocas palabras sus turnos habían terminado, solo faltaba la reunión de último momento con su jefe.

Ambos se encontraban frente a unas escaleras, las cuales llevaban a la oficina de su jefe, unos cuantos escalones y giraban a la derecha esa era la dirección de la oficina de Griff, ahora ambos estando  frente a la puerta se vieron y firme dejaron ir un profundo suspiro.

Edgar tocó la puerta dos veces, como era la forma de hacer, según el manual del buen empleado de Griff.

—Pasen. —La voz ronca de su jefe retumbó por esa zona, ambos sintieron un escalofrío pero aún así entraron.

Colette entró primero y Edgar después, cerrando la puerta detrás de él.

La oficina de Griff era grande tenía un gran escritorio de caoba con unos detalles muy lujosos, dos sillas de madera con tapizado rojo frente a la mesa que de igual manera parecían ser caras porque parecían ser de materiales finos, el sillón de Griff era lo más sorprendente; era ridículamente grande, parecía pertenecer a la realeza ya que era muy fino, la silla estaba dándole la espalda a los jóvenes, a ambos lados de la silla estaban dos estantes de libros y bajo esos estantes una caja fuerte

Colette se había sentado mientras Edgar estaba de pie, pues según el manual del buen empleado de Griff eso debían hacer al entrar a la oficina de Griff.

—Edgar toma asiento. —Griff habló y ordenó al chico—. Supongo que Colette ya está sentada así que no le diré que tome asiento…

Colette sonreía mientras le mostraba el pulgar arriba a Edgar, el simplemente rodeó los ojos y se sentó.

—¿Como está mi líder supremo y jefe de jefe? —Colette saludaba de manera informal a Griff.

—No diría que me va bien… —Contestó seriamente.

—Señor Griff, le juro que eso que vió es un malentendido. —Edgar sonaba muy preocupado por lo que pasó y quería arreglar todo para que no fuera despedido.

—Edgar, Edgar, Edgar... —La voz desilusionada de Griff se pudo escuchar, Edgar temía lo peor—. Mi muchacho, eres el único empleado que ha leído todo mi manual del buen empleado de Griff y aún no sabes que es lo primero que debes hacer al hablar conmigo…

Edgar quedo con la boca abierta, incrédulo y pasmado se dió un manotazo en su cara, suspiró profundamente y dijo lo siguiente.

—Buenos días supremo líder y gran jefe de jefes. —Edgar se cruzó de brazos y se dejó ir en la silla.

—Ejem. —Griff aclaró su garganta y Edgar suspiró con más fuerza.

—Hermoso y gran líder supremo... —Griff dió media vuelta en su silla y ahora los encaraba.

—Ese es mi muchacho, el empleado del mes, el mejor cargador de cajas. —Griff aplaudía y alababa a Edgar, este no podía ver a la cara a su jefe así que solo bajó la cabeza por una increíble vergüenza que estaba sintiendo.

Colette sin importarle nada estaba con su teléfono en mano, por su parte Edgar sostenía su cara por la vergüenza que había pasado con lo anterior dicho.

Griff se sentó recto y derecho, aclaró nuevamente su garganta y ahora su voz sonaba mas madura que antes, y ahora quien hablaba era el CEO.

—Les daré el beneficio de explicar que pasaba en el comedor, pero claro que solo a uno ya que pueden mentir y no quiero eso, así que sepan bien lo que van a decir ya que eso determinará la toma de decisiones.— Griff juntó sus manos y con una mirada acusadora el jefe analizaba a sus trabajadores esperando una explicación coherente.

Edgar levantó la cara y dispuesto a responder y limpiar cualquier cosa que podría ensuciar su nombre, así que abrió la boca pero de ella no salió nada ya que Colette habló antes robando así la oportunidad que tenía para hablar

—No pasó absolutamente nada. —Colette apagó su celular y y lo guardó en su chaleco de trabajo, habló con una seriedad que ni Edgar podría pensar que tendría.

—Señorita, entonces que fue eso que ví en el comedor—. La voz de Griff denotaba la seriedad del asunto y Colette parecía importarle poco sin embargo Edgar era un manojo de nervios y molestias por lo que hizo Colette.

—Como le dije no pasó nada. —Colette se cruzó de brazos y piernas giró su cabeza hacia la derecha cerró sus ojos, a Edgar solo le bastó eso para intentar hablar pero una terrorífica mirada por parte de su jefe lo hizo retractarse de esa idea.

Griff juntó sus manos y las colocó en su boca, analizó el asunto y pensó muy bien lo que diría.

—Bueno sino pasó nada entonces solo queda dar por terminada está reunión. —Edgar asombrado por la respuesta de su jefe, mientras colette seguía igual sin prestar atención—. Pero si vuelvo a ver algo así habrán consecuencias.

Dicho eso el Griff giró su silla dandole nuevamente la espalda a sus empleados.

Colette se levantó y se fue sin decir alguna palabra, Edgar siguió a Colette pero había algo que aún lo tenía incómodo…

(***)

A las afueras de la tienda de regalos, ambos caminaban tranquilamente y en un silencio acojedor; bueno eso es lo que pensaba Colette, por su parte Edgar iba muy molesto con ella, así que decidió sacar lo que llevaba dentro.

—No te voy a dar la gracias si eso es lo que esperás. —Edgar habló, Colette se detuvo y le pidió a Edgar que se detuviera.

Haciendo caso Edgar se le quedó viendo a los ojos.

—La verdad es que no espero mucho de tí. —Colette lo veía seriamente, Edgar se sorprendió ante lo dicho—. Digo, eres como un niño que piensa que si hace algo "malo" puede ser regañado.

Edgar ni se inmutó ante las palabras de Colette, seguía viéndola a los ojos, ella caminó hasta estar cerca de él.

—Eres muy temeroso y por eso aparentas que eres rudo y que nada te importa, pero no es así, solo eres un miedoso y temes a lo que puede pasar en un futuro. —La leve sonrisa de Colette relucía en el color naranja del atardecer, ella acortó la distancia entre ambos pero Edgar dió dos pasos atrás, tomó aire y respondió.

—Puede que tengas razón en eso… —Edgar rascaba su cabeza—. Puede que sea temeroso, osea ¿quién no le teme a lo desconocido? Y sí. Nunca hago nada por alguien ¿Porqué? pues me gusta reservarme para las personas que en verdad me importen. —Edgar al terminar de hablar dió media vuelta y dejó a Colette sola y sorprendida.

—¡O-oye! —Colette aceleraba su paso para poder estar cerca de Edgar—. No vas a recapacitar sobre lo que te pedí en el almuerzo.

Edgar aceleró su paso y Colette también ella quiso tomarle de las manos pero la bufanda le daba suaves manotazos.

—Recuerdas que dije sobre las personas que me importan. —Colette sintió el brillo de la esperanza relucir en Edgar, es más ella notó una bella y reluciente sonrisa en esa tétrica cara de emo y eso la hizo sonreír—. Tú no eres una de esas personas.

Y la luz desapareció en un instante, la sonrisa se volvió una cara triste, pero eso no impedía que ella siguiera rogando.

—Por favor Edgar ayúdame, solo te pido esto, nunca te he pedido nada en estos 2 años que llevamos juntos…

Edgar se detuvo por un momento y dió media vuelta, decidido a encarar a Colette.

—Te recuerdo que cuando nos conocimos me pediste prestado 10 gemas y aún no me las has devuelto. —Alegó Edgar.

—Dejemos el pasado atrás y vivamos el presente, señor quejidos... —Colette se cruzaba de brazos fingiendo estar ofendida.

—Entoces dejemos en el pasado tú petición de vivir conmigo. —De un momento a otro Colette se le lanzó encima a llora fue tan rápido que Edgar no tuvo tiempo de reaccionar y ambos cayeron al suelo.

Colette restregaba si cara en la de Edgar mientras ella aferraba sus brazos en el cuello del chico.

—Por favor te lo suplico, déjame vivir por un tiempo indefinido en tu casa. —Colette llenaba de lágrimas, baba y mocos a Edgar este ya no soportó más y usó la bufanda en ella, la levantó y le dió unos leves golpes en la cabeza.

—¡Carajos! —Edgar sacó un pañuelo de su pantalón y se limpió los fluidos que Colette le impregnó en el rostro—. ¡Es que no entiendes que no lo voy hacer!

—Pero por qué no? Si te puedo ser muy útil, se cocinar y muy bien, la comida me queda rica, deberías probarla en algún momento, por ejemplo en tu casa. —Colette estaba en el suelo arrodillada frente Edgar, solo que este se había alejado un poco de ella.

—Creo que te lo dije anteriormente, por tu culpa no puedo conseguir novia… 

—Y que culpa tengo yo que seas pésimo con las chicas…

—¡Qué ellas piensen que eres mi novia! —Alegaba Edgar, Colette empezó a reír suavemente, molestando a Edgar—. Suficiente ya terminó está plática.

Edgar se marchaba dejando sola a Colette, pero ella era una astuta serpiente y aún tenía muchos planes de contingencia.

—¡Oye llorona espera! —Gritó Colette mientras se acercaba peli negro pero este no dejó de avanzar—. Si quieres novia puedo ayudarte a conseguir una y rápido.

Eso fue suficiente para detener la marcha del peli negro… Colette sonrió ampliamente al ver a Edgar detener pero cambió esa sonrisa cuando vió que Edgar se volteaba.

—¿Qué puedes saber tú de ellas? —Edgar la señalaba mientras que ella solo veía muy detenidamente sus uñas luego le lanzó una sutil mirada a Edgar.

—Ahora te parezco interesante, ¿Verdad? —Colette intentaba parecer genial pero no le salía se veía rara, Edgar la observó y dió media vuelta, ella de inmediato salió a detenerlo para que no se marche—. ¡Está bien! Te lo diré todo pero por favor déjame vivir contigo solo eso te pido, es más si lo haces te diré amo y señor.

Edgar veía como su amiga se denigraba más por cada palabra que decía, sabía que Colette no era muy confiable en ciertas cosas pero cuando era algo relacionado con sus brawlers así que solo suspiró profundamente, sabía que esto era algo de doble filo y él podría ser más afectado si algo salía mal, aunque si lo pensaba bien, llevar a vivir a Colette a su apartamento ya era una mala decisión.

Edgar lo pensó, lo volvió a pensar y prefirió no dejar que Colette viva con él… lo iba a decir pero vió directamente hacía los ojos de la peli blanco y ella lo acribilló con una triste y aunque parezca extraño, una dulce y tierna mirada la cual lo hizo dudar...

—Se que voy arrepentirme de esto, lo sé pero... —El chico pensaba, miraba a su amiga y empezó rascarse la cabeza, suspiró y luego hablo con desánimo—. Ok puedes quedarte a dormír conmigo.

Colette empezó a saltar de la felicidad cada ves mas alto pero sin pasar más allá de lo normal, ella se detuvo y miró a su mejor amigo, ella le dedicó una gran y amplia sonrisa que hizo retroceder unos pasos a Edgar.

—Ni se te ocurra hacerlo. —Sentenciaba Edgar a su amiga, su preocupación era evidente.

—¡Amigo! —Dijo colette y de un brinco se lanzó encima de su amigo como leona a su presa, en un intento de abrazarlo.

Edgar usó la bufanda para distribuir el peso de Colette, así no se caerían al suelo, la bufanda la sostenía del estómago y ella pataleaba y braceaba para intentar atrapar a Edgar pero era inútil.

—¿Qué te he dicho de los abrazos espontáneos? —Cierta molestia era evidente en Edgar, pero a Colette parecía importarle poco ó nada lo que él decía.

—Que no lo hiciera. —Colette dejó de moverse—. ya que eres muy débil para poder sostenerme. —Colette se reía por lo último y Edgar la dejó caer bruscamente al suelo pero aún así no pudo borrarle la sonrisa a Colette, Edgar la vió, rodó los ojos y caminaba hacia su hogar.

Ella aún estando en el suelo reía como maniática, se levantó y se fué directamente hacía Edgar para poderlo abrazar; logrando su cometido, Edgar mostraba su cansancio y bajó sus hombros mientras lanzó un fuerte quejido, Colette levantó su cara y vió a Edgar, aún riendo ella dijo una palabra.

—Muchas gracias amigo. —Edgar se asombró al ver lo cerca que estaba sus rostros, tan cerca que podía apreciar muy bien el rostro de su amiga.

Sus ojos café, su piel blanca como la nieve, su fina y larga nariz, la grandes bolsas debajo de sus párpados debido a la falta de sueño y sus labios, pequeños, carnosos labios, podía sentir el calor de su aliento y un olor que no era malo, era un extraño aroma que le obligaba a querer abrazarla y besarla de inmediato.

El latir de Edgar se aceleró y su respiración se agitaba, en los pensamientos de Edgar estaba la idea de besarla y no soltarla, Colette no tenía idea de lo que pasaba por la mente del chico y seguía abrazando a Edgar, de un movimiento Edgar tomó con sus manos la cara de su amiga, Colette parecía no importarle lo que Edgar haga, Edgar empezó acariciarle las mejillas y también el cabello.

Colette cerró sus ojos aceptando con docilidad las suaves caricias de su amigo, Edgar bajaba lentamente su pulgar y lo deslizaba con paciencia desde la mejilla hasta la comisura de los labios de Colette, Edgar la vió nuevamente y notó que ella estaba sonrojada.

Grande fue la sorpresa de Edgar al verla tan dócil y tan... ¿hermosa?, ¿esa sería la palabra que la describía?, no lo sabía, era extraño ver a su amiga en esta circunstancia, esa sensación se sintió aún más fuerte y ya lo estaba dominando, quería besar a toda costa a su amiga sin importar que pasara más tarde.

Edgar tomó a Colette de la cabeza y la acercó a su rostro, mandando todo al diablo con tal de probar esos labios, por alguna razón lo hacía lentamente, Colette abrió los ojos y vió las intenciones de Edgar, pero en lugar de apartarlo ella también se dejó llevar por el momento, sus frentes se tocaron y sus narices se rozaron, ambos se veía a los ojos y sus alientos de combinaban en uno solo.

—¡Consigan un cuarto par de calentones!

De un terrible y fuerte golpe ambos aterrizaron en la realidad, vieron a su alrededor y notaron que habían algunas personas y estás los veían, unos extrañados y otros con ternura, pues ellos estaban acaramelados en medio de la acera, ambos en un rápido movimiento se separaron.

—Ahm, Iré a comprar comida así que ve por tus cosas y nos vemos en ya sabes. —Edgar intentaba cubrir su rubor con su bufanda sin embargo aún se podía notar.

—Si… —Colette por arte de magia sacó su álbum de recortes y lo abrió para así ocultar su rostro sonrojado, pero era evidente que estaba feliz por lo que había pasado—. Nos vemos en casa. —Terminó de hablar con una pequeña y hermosa sonrisa.

***

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