Las rosas hurtadas ; km omega...

By bublkook

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Su amor no le hacía mal a nadie, su amor no era prohibido y habían sido escritos en las estrellas. Eran dest... More

I.
II.
III.
IV.
V.
VI.

Prólogo.

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By bublkook

Los viñedos estaban listos para deleitar con su mejor cosecha, los vinos habían sido embotellados y etiquetados, las invitaciones enviadas y los preparativos para la gran fiesta terminados. Al buzón de todas las familias aristócratas llegó la invitación de la gran velada, como una fiesta de presentación todos los omegas salieron de compras para conseguir su mejor atuendo y tener las alhajas más brillantes.

Como era la tradición, muchas rosas fueron compradas y cortadas. Rojas, blancas y amarillas, las flores fueron posadas en la oreja izquierda de los omegas sin pareja. Como todos los años y con cada cosecha; Jimin colocó en su oreja izquierda una rosa blanca esperando que esta vez algún alfa le concediera una pieza en el vals.

Era una tradición de la clase alta esmerarse en la fiesta de la cosecha, siempre era el mismo revuelo con los preparativos y las costumbres durante el festejo; desde las flores en las orejas, hasta el precioso vals final. Y como cada año, Jimin esperaba que su cuento de hadas se cumpliera.

Sus padres se habían enamorado durante la fiesta del viñedo, sus padres bailaron el vals final y cayeron enamorados; vivieron una historia de amor desde aquel día. Y como el romántico que suspira por palomas blancas, Jimin esperaba que aquello se replicará.

Porque el reloj ya marcaba el final, su papá le exigía que se casará para tener protección, su mamá le presentaba a distintos alfas para comenzar una relación y su hermano hacía insinuaciones sobre meterlo a algún convento; para que siquiera fuera algo de su vida. Eran muy conservadores, su tiempo se terminaba.

Para la velada se puso sus mejores joyas, usó poco maquillaje y compro la ropa mas linda que pudo encontrar, tenía fe de que esa noche encontraría a su alma gemela.

Y tal vez algo que le ponía en desventaja era su timidez, no podía compararse con sus amigos que sabían cómo desenvolverse con alfas, no podía compararse con las omegas que sonreían y se sonrojaban de una forma adorable. Todo lo que hacía era torpe, cuando algún guapo empresario le hablaba se ponía tan nervioso que comenzaba a sudar por las palmas, cuando alguien le invitaba a bailar le pisaba los pies de la timidez que le provocaba verle a los ojos.

Era un desastre, ¿y así quería conocer a su alma gemela? No podría, no siendo este desastre de nerviosismo y sonrojos incómodos.

Tal vez su hermano tenía razón y él había sido traído para ser el omega que se una a un convento para entregarle su vida a Dios. Y no era tan mala idea, era un fiel creyente, pero...

Anhelaba tanto enamorarse, pedía ser amado. Más de una vez se había puesto su velo de iglesia y había ido a su capilla para pedirle a Dios por su alma gemela.

No quería creer que Dios le había dado la espalda, no podía ser. Había rezado con fé.

Su fé era grande, las ganas de tener a su alma gemela a su lado carcomía sus huesos, tanto, que llegó él.

El hermano menor de la familia más importante de su país había puesto sus ojos en él desde que llegó, un alfa importante y bueno, todo lo que su familia había esperado para él caminaba hacia su dirección.

Jimin juraba que su corazón se detenía por los ojos redondos que le miraban con fervor, pero su corazón seguía latiendo con cada paso dado por el alfa.

"Buenas noches." Le saludo sonriéndole, era encantador. Un príncipe.

Su apariencia y su carisma lo hacían lucir ante los ojos de Jimin como el príncipe que había leído en los cuentos, con su traje militar y su sonrisa de ensueños.

"Buenas noches." No podía creer que este momento estaba sucediendo, temía arruinar todo con su timidez y torpeza.

"Lo veo muy solo, ¿no me quiere acompañar?" Ofreció su brazo, quería que Jimin se colgará de su lado.

"C-claro." Sonrío ampliamente, mordió su lengua para dejar de tartamudear y se puso a su lado enganchandose al brazo del alfa.

"Perdón, no me presenté." ¿Lo necesitaba? Claro que no, Jimin ya sabía quién era, todo el mundo lo sabía.

"No hace falta." Dijo apresurado, siendo dominado por la torpeza que le caracterizaba. Quiso golpearse la frente. "Es decir ..."

"Bueno, no me tomó de sorpresa que sepa quién soy." Sonrío. "Pero estamos desiguales, ¿no?"

"Me llamo Park Jimin." Sonrío de vuelta, sintiendo sus mejillas enrojecer por la atención del alfa.

"Jimin." Susurró, aún así el omega le escuchó. Sintió un escalofrío recorrer su cuerpo al escuchar su nombre siendo pronunciado por los labios de aquel hombre. "Qué nombre más bonito."

El tiempo que estuvieron juntos en la velada se sintió eterno, el omega disfrutaba demasiado la compañía del alfa, incluso creía que sus plegarias habían sido respondidas a través de esta interacción. Pero no quería ilusionarse tanto, un hombre tan importante como el hijo menor del presidente podría solo estar matando el tiempo hablándole. Sentía irreal los momentos a su lado, su charla, su coqueteo y sus halagos.

Y se sintió aún más irreal cuando el alfa beso su mano derecha con gentileza, sonriéndole le dijo: "¿Jimin, quisieras bailar el último vals conmigo?"

Sintió hermoso, su estómago se llenó de mariposas y sus mejillas se enrojecieron por la ternura que sentía.

"Encantado." Sintiéndose en un cuento tomó suavemente la mano del alfa y caminó a su lado para colocarse en la pista de baile.

Sintió nerviosismo cuando colocó su mano en su cintura y lo apegó a su cuerpo, sentía que en cualquier momento lo espantaria con su torpeza.

Sus pies izquierdos lo traicionaron, en cuanto la orquesta comenzó a tocar su pie pisó al del alfa. Con demasiada vergüenza mordió su labio para disimular las ganas que le entraron de llorar. Su labio comenzaría a sangrar por lo fuerte que se mordía cada vez que sus pies pisaban al alfa.

"Lo lamento mucho, en serio. Usted no debería pasar estas vergüenzas, yo-" Antes de huir de la vergüenza que sentía, el alfa lo tomó del brazo y lo pegó a él. No quería que se fuera, que lo dejara.

Unos cuantos pisotones no arruinarían la velada con el omega más bonito que vio.

"Tranquilo." Le sonrío tiernamente, una vez más posicionándose para seguir con el vals. "Y por favor, solo dime Jungkook. ¿Puedo tutearte?"

"Claro." Agachó la mirada sonriendo. Se sentía en las nubes.

Sabía bailar, de eso estaba seguro, había sido bailarín de ballet por muchos años. Solo que era torpe y nervioso, siempre pisoteaba a sus acompañantes.

Pero ahora, todo se sentía tan distinto, al mirar a los ojos de Jungkook sentía tranquilidad y confianza; logrando así olvidar su nerviosismo y torpeza.

No podía creer, que este pequeño tiempo a su lado, había sido perfecto; como nunca se había sentido antes.

"Déjame llevarte a tu casa." Dijo Jungkook en cuanto el vals terminó y se dio por terminada la velada.

Tímidamente Jimin asintió, tomó la mano de Jungkook y ambos salieron hacia el coche del alfa. Un chófer les abrió la puerta y se dirigió al hogar del omega, mientras tanto conversaban y reían de cosas sin sentido, se complementaban a pesar del pequeño tiempo al lado del otro.

Ambos sentían en su corazón aquella atadura que se incrementaba cada vez que se miraban a los ojos. Aquel corazón, era el que la luna había creado para el otro.

Lo sabían. Esa conexión no se sentiría con nadie más.

Al llegar al hogar del omega, Jungkook se adelantó para abrirle la puerta del coche y ayudarlo a salir. Con unas cuantas risitas tímidas tuvieron que despedirse, no sin faltar el beso en la mano y la sonrisa de encantamiento.

"Espero vernos otra vez." Dijo Jungkook, coqueto y ansioso. Sabía que lo volvería a ver.

Cuando encuentras a tu destinado, ya no puede salir de tu camino.

"Lo espero también." Dijo Jimin. "Mañana... mañana habrá un paseo en los viñedos, me pregunto si tú...."

"Encantado." Asintió sonrojado. "Pasaré por tu a medio día, ¿te parece? Así podemos ir a almorzar, si gustas..."

"Claro." Sonrío ampliamente. "Te espero." Luchando contra su timidez y torpeza, se acercó hacia Jungkook y plantó un beso sobre su mejilla, para así despedirse con una sonrisa y mejillas sonrojadas. "Buenas noches."

"Buenas noches, Jimin." Quería tocar su mejilla para comprobar si era real, no lo hizo, se vería muy cómico.

Aquella noche después de un vals y de risillas tímidas, su amor comenzó. Su historia empezó a escribirse al lado del otro, tomándose de las manos y mirándose a los ojos tímidos.

Aquella noche estaban tan ilusionados por el día siguiente en donde volverían a verse a los ojos, que se les pasó observar cuántos ojos les observaban desde el balcón del hogar del omega.
































🌷

🏷tags:

• angst, fluff, drama

• ambientada por 1918

• jk militar hijo del presidente, jm hijo menor de un empresario

• amor "prohibido"

• jk alfa 25 años / jm omega 25 años

• malos entendidos

• pareja secundaria












🌷

yyyy :3 hola de nuevo en esta nueva historia, estaba ansiosa por escribirla pq ya la tengo planeada jejeje gracias por su apoyo y nos vemos <3

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