CAPÍTULO 6 ⨾
international kiss day
; Ese día despertaron con una no muy agradable sorpresa.
Pero terminaría siendo un día realmente bueno a pesar de lo que se avecinaba. Caspian sabía algo, y es que Lord Miraz, como recién nombrado rey, tenía que someterse a las tradiciones y expectativas de su pueblo. Había algo que podía hacerles ganar tiempo, como era un combate a muerte entre el sumo monarca y aquel tirano para poder evitar un derramamiento de sangre, terminando por la recompensa, que sería la rendición total.
Nadie quería pensar en eso, ningún narniano, y menos los hermanos del Rey Peter, que a pesar de mantener la compostura, los tres realmente estaban preocupados y asustados. Querían disfrutar de aquel día, del tiempo que disponían hasta tal dicho acontecimiento. Y aún tenían que informarle de todo a un integrante realmente importante del grupo, la querida Edelia Rymer.
La mañana ni siquiera le había despertado, estaba realmente agotada. Su energía desapareció por completo en la noche anterior que tomaron el castillo, ver la muerte de los suyos le destruyó. Solo quiso venganza, y eso cansaba mucho.
Además, aquel dolor continuo en su tobillo fue de lo más horrible, pero ahora que había desaparecido y le dejaba dormir gracias a la magia existente en las plantas narnianas, ni el sol lograba despertarla. Aunque duraría poco.
Peter se encargó de hacerlo, pudo ver a la guardiana de Narnia tumbada sobre la tierra blanda en forma fetal, durmiendo profundamente. Sabía cómo se iba a tomar la noticia, pero también sabía que lo entendería ya que era su obligación y seguro que le diría algo como: 'Yo también lo haría'.
Se sentó a su lado, sonriente, y el rubio se posicionó para poder dejar un beso en la cabeza femenina, de forma cariñosa y protectora que la hizo despertar poco a poco, con sus ojos pesados bajo las palabras de Peter por desvelarle.
─── Despierta, De. Te traje frambuesas, tus favoritas.
Edelia protestó en un pequeño murmuro al mismo tiempo que se incorporaba. Una vez lo hizo, la fémina se quedó mirando a un punto fijo con un ojo cerrado y el otro medio abierto, comenzando a frotar estos para entonces mirar a su amigo.
─── ¿Cuánto llevo durmiendo, Pet? ¿Qué hora es? ───Sus manos frotaron entonces su rostro hasta acabar en su cabello, el cual recogió en una coleta baja atada por un mechón de su pelo.
─── Tarde, pero necesitabas descansar. ───Dijo el rubio alzando un poco la voz cuando casi fue interrumpido por la contraria, sacó un pequeño pañuelo de seda de su bolsillo con las frambuesas dentro y se las tendió, siendo abiertas de inmediato───. ¿Cómo está tu tobillo?
─── Pues . . .
Hizo una pausa, dejando las frambuesas para luego quitar las hojas que funcionaban como venda en su tobillo, al mejunje ya no existía, lo había absorbido todo y pudo mover el pie sin problema alguno. Eso hizo sonreír a la rubia, pues con dolor o sin dolor iba a formar parte de la batalla igualmente. Miró a Peter totalmente ilusionada, volviendo a tomar la fruta.
─── Ya no me duele, es un alivio. Iba a pelear igual, pero con el dolor lo iba a tener bastante más difícil.
Tomó una frambuesa y se la llevó a la boca para así poder saborearla. Estaba amargo y ácido, sus glándulas lo percibieron al instante pero a ella le encantaba. Solo que aquella vez no lo pudo disfrutar del todo ya que visualizó algo de preocupación a través de los ojos azules de su amigo; obligándola a fruncir suavemente el ceño.
─── A ver, que no me dejas disfrutar de este manjar. ¿Qué sucede, Pet?
El sumo monarca no tenía ni idea por cómo empezar. Creía que iba bien pero si su amiga se dio cuenta por la expresión de su rostro que algo iba mal es porque no lo estaba disimulando tan bien como él creía.
─── Tengo que contarte algo, pero no te alteres.
Tarde. Esas palabras ya le pusieron en lo peor.
─── ¿Dónde está Edmund? ───Preguntó después de haber mirado a su alrededor.
Y no supo por qué preguntó, de entre todas las personas que había allí, por el pelinegro.
─── Edmund . . . Edmund está bien. ───Respondió el rubio, sin mirarle a los ojos aunque no muy convencido; todo había pasado mientras ella dormía y no tuvieron el valor de despertarla. No sabía cómo se lo tomaría ahora, pues estaba seguro que no le hubiera gustado dejar que su hermano fuera solo a pesar de saber defender bien él solito, Edmund era el mejor espadachín. Al igual de conocer que tampoco le iba gustar oír la noticia del combate───. Fue . . . Él fue hacia las tropas enemigas para leerle un acuerdo a Miraz.
Los labios femeninos se entreabrieron un segundo, intentando decir algo que finalmente no dijo. Su ceño se frunció como habitualmente, claramente molesta, siendo así que el muchacho decidió continuar hablando antes de que le regañara. Cuanto antes lo soltara, mejor.
─── Tenemos que prepararnos para la batalla, Edelia. Tenemos un as bajo la manga gracias a Edmund, te prometo que está a salvo. No le hubiera dejado ir solo de no ser así, Caspian nos explicó algunas cosas que no sabíamos, y es que Miraz tiene leyes que seguir como rey. ───Se estaba explayando mucho más de lo necesario, alargando lo inevitable, lo diría y ya───. He retado a Miraz en un combate a muerte por la paz de Narnia.
Peter esperaba unos golpes y unos gritos por parte de la contraria, pero no fue así. Su rostro se relajó, aunque por dentro estaba repleto de nervios, esa no era la típica reacción de su amiga. La rubia se quedó perpleja, no dejaba de mirar a Peter a los ojos, pestañeando alguna que otra vez.
Quiso llorar, no iba a negarlo, pero logró contenerse. ¿Un combate a muerte? ¿Su mejor amigo Peter? No podía digerir algo de ese calibre, mucho menos recién despierta.
─── ¿Estás loco? ───Preguntó por fin, con calma, sin dejar de estudiarle───. ¿Edmund ha aceptado esto? ¿Qué os pasa en la cabeza?
─── Ya está hecho, Edelia. Mi hermano tiene que estar de vuelta con los demás.
Un gruñido salió de la fémina, eso ya era más propio de ella, también apretaba sus puños.
─── Sabes de sobra que no voy a poder evitar quedarme de brazos cruzados viendo como ese desgraciado intenta matarte.
─── Pues tendrás que contenerte, Edelia. Porque pondrás en peligro a toda Narnia si no lo haces.
Después Peter se dedicó a explicarle a su amiga el plan, Peter se batiría en duelo con Lord Miraz mientras Lucy y Susan marchaban a buscar a Aslan. Los demás estarían preparados por si acaso, todo salía mal y las tropas enemigas acababan incumpliendo el trato.
Todavía quedaban unas horas para eso, en el regreso de Edmund, Edelia se encargó de desayunar y de reposar un poco, no había visto en todo el día a su hermana, aunque por alguna razón, tampoco le importaba. Sentía que algo en ella había cambiado y no notaba ningún vínculo, ninguna complicidad entre ambas, ninguna hermandad y eso no le sorprendía, porque realmente tampoco recordaban que existiera cuando eran pequeñas.
Unos pasos le sacaron de sus pensamientos, se levantó para poder ver de quién se trataba y su corazón se disparó de alegría, mientras su cuerpo solamente sentía alivio. Edmund Pevensie le regaló una radiante sonrisa aperlada, amplia al ver a la rubia. Y es que sus ojos se iluminaron.
Los de ambos.
─── Oh, por Aslan. No vuelvas a irte sin decirme nada. Estaba preocupada. ───Edelia no dejaba de hablar con rapidez por la emoción y la preocupación que había experimentado previamente, sin embargo el pelinegro mantenía algo de orgullo entre su sonrisa. Ambos se abrazaron, como pocas veces hacían, pero siempre se sentían genial al hacerlo.
El brazo derecho del Pevensie rodeaba a la contraria por la parte superior, acariciando su cabello, mientras el izquierdo rodeaba su cintura. Ella solamente rodeó al chico por su nuca, con fuerza, como si fuera la última vez que lo viese.
─── Lo siento, estabas descansando y no quería molestarte.... ¿Te ha contado alguien el plan?
Edelia solamente asintió con su cabeza ante la pregunta y antes de romper el abrazo, la rubia dejó un prolongado y tierno beso en su mejilla, sonriéndole después.
─── Eso no es muy Edelia por tu parte. ───Bromeó el pelinegro, provocando que la rubia estallara en carcajadas, las cuales fueron contagiadas de inmediato.
─── Bueno, es un día especialmente horroroso, así que lo ocasión lo merece. Estoy preocupada por tu hermano, ¿sabes? Ese hombre... Es capaz de cualquier cosa.
─── Es Peter, todo saldrá bien. Te lo prometo y si no sucede como nosotros esperamos, tendrás derecho a retirarme la palabra o golpearme. ───Añadió con diversión, claramente bromeando mientras extendía su brazo hacia la contraria. Edelia se lo pensó por unos segundos, divertida, pero finamente estrechó su mano, cerrando el acuerdo.
─── Trato hecho.
────── ✾ ─────
Edelia apretó el brazo de Edmund en un pequeño grito de preocupación que solo ambos pudieron escuchar cuando el más mayor dislocó el brazo de Peter pisando el escudo narniano que el sumo monarca portaba, pero al ver cómo Susan llegaba con Caspian, el mayor de los Pevensie se levantó y pidió unos minutos de descanso. Tenía que saber qué había pasado con su hermana.
─── ¿Y Lucy? ───Su rostro estaba rojo por el esfuerzo, con el pelo pegado a su frente por el sudor, golpeado. A Edelia le dio un pellizco en el pecho al verle así, no era la primera vez, pero sí la que luchaba él solo mientras los demás solo miraban.
─── Sigue adelante. Gracias a Caspian.
Gracias. ───Peter asintió con su cabeza, al lado de su hermano y de su amiga.
─── Tú estabas ocupado.
─── Será mejor que os preparéis, por si acaso, no me fío de la palabra de los telmarinos. ───Les lanzó una cómplice mirada a todos los presentes, que no tuvieron que esforzarse para entenderlo.
Susan le abrazó y aunque le hizo daño, Peter agradeció aquel gesto. Quién sabía si esa podía ser la última vez que pudieran abrazarse. Edelia quiso hacerlo pero no quería hacerle daño, además, confiaba en su amigo aunque sí que estaba asustada y preocupada por él. Solo podía mirarle, con sus ojos llenos de preocupación.
Edmund le aconsejó que sonriera más, por los narnianos, y eso hizo mientras levantaba su brazo bueno con la espada hacia ellos en señal se que estaba al cien por cien, a pesar se ser evidente que no era así, pero todos gritaron en señal de ánimo. Peter tenía el brazo dislocado, aunque eso no fue un problema cuando el pelinegro lo arregló una vez tiró de este; haciendo que interrumpiera el bonito discurso que su hermano mayor le estaba brindando.
─── ¡Ed! ───Exclamó Edelia como reproche, pero entendía al chico. Quería que se lo dijera luego porque iba a vivir, las palabras de Peter sonaban a una despedida.
Y es que así lo creía el sumo monarca, ya que se acercó a la rubia con una pequeña sonrisa tranquilizadora. Bajo la atenta mirada de básicamente, todo el mundo, hasta de Delila y Mellea. Peter se acercó un poco más a su amiga, teniendo que agacharse un poco para poder depositar sus labios en la frente femenina, regalando un tierno cariñoso beso que provocó los murmullos de muchos narnianos. Todos sabían de sobra la clase de relación que tenían, una especie de hermanos de diferente sangre, aunque para otros, como a Delila les daba mucho de lo que hablar. Y es que una sonrisa de satisfacción se formó en su rostro al darse cuenta de que a Edmund no le cayó en gracia. Pero aún así no se apartó cuando Edelia volvió a posicionarse a su lado y presenciar la pelea de su hermano y el tirano de Miraz, que recién se había reanudado. No dijo ni mostró nada, porque el pelinegro era consciente de que no tenía derecho a algo así.
Aún así se concentró en la batalla de su hermano, Edmund de removía algo inquieto en su sitio, al lado de Caspian y de Edelia, quien apoyaba a Peter con murmuros llenos de ánimo hacia el rubio, quien estaba claro que no podía escucharle. Sin embargo, el pecoso a su lado sí que podía hacerlo, y le fascinaba que la rubia siempre tuviera tanta fé en sus seres queridos; si bien Peter era un estupendo guerrero pero Miraz tenía una crueldad que el sumo monarca no poseía. Por lo que cuando la pelea fue cada vez más intensa a favor de Peter, al menor de los Pevensie no le transmitió confianza que el telmarino pidiera otro descanso, pero su hermano como buen chico, se lo coincidió.
Pero todo pasó muy rápido, cuando la advertencia de Edmund gritándole a su hermano: '¡cuidado!' al ver a Miraz a punto de atacarle por la espalda. Edelia dio un pequeño gritito, muerta de preocupación por su amigo, haciendo que de la impresión tomará rápidamente la mano del rey justo con fuerza. Pero fue suficiente para que Peter reaccionara y pudiera salvarse.
Sin embargo, en todo el barullo de la pelea en la que el telmarino había sido gravemente herido por el sumo monarca y mantenían una disputa, los ojos de Edmund descendieron hasta ver cómo la mano más pequeña aún estaba entrelazada con la propia, al alzar la mirada y ver a la guerrera con ojos realmente llenos de miedo por su hermano, sintió una ola que le dio calidez por todo el pecho.
───── No me corresponde a mí.
Caspian vaciló, dejando atrás a la pareja de amigos para llegar hasta su nuevo amigo y tomar la espada por él. Miraz había hecho mucho daño, él fue quien asesinó a su padre solo con la idea de ser el rey, incluso planeaba su propia muerte desde que era un crío en ocasión de tener un varón. Hizo que Narnia estuviera en ruinas, y a pesar de no haber conocido la tierra antaño, sabía el dolor de sus amigos por ello y las pérdidas. Tal vez Lord Miraz merecía más que nadie morir pero Caspian no podía decidir algo así, no estaba en su mano. ¿En qué le convertiría si lo hiciera? Seguramente en un tirano y un asesino al igual que él.
Finalmente clavó la espada en el suelo con rabia, haciendo que esta se tambaleara. A metros de distancia se pudo ver cómo el tirano suspiró con alivio.
───── Uno como tú no. Te perdono la vida, pero les devolveré su reino a los Narnianos.
Los narnianos comenzaron a vitorear y festejar, llenos de felicidad. Al fin lo habían conseguido, podrían vivir como hacía años sin tener que esconderse y salvar sus vidas. Susan sonreía desde lo más alto, notablemente orgullosa de Caspian, incluso Mellea y Dalila lo celebraban a pesar de ser bastante nuevas en todo aquello. Peter y Edmund se abrazaban, Edelia besó la mejilla de Caspian en señal de agradecimiento en mitad del abrazo.
Todos estaban felices, incluso la hermana de la guerrera se había acercado para felicitar a los reyes, al rey justo le extrañó bastante aquella muestra de afecto convertida en un beso en su moflete, se separó confuso y sonrojado pero agradecido igual. Edelia no tardó en llegar corriendo hacia el sumo monarca y saltar sobre él para abrazarle, haciendo que el rubio soltara una exclamación por el dolor de la pelea.
───── ¡Lo siento, lo siento! Ha sido la emoción. ───Aseguró sintiéndose culpable mientras se separaba del mayor con cuidado, testeando con sus manos que estuviera de una pieza. Y cuando se aseguró, se giró hacia Edmund, pasando justo por al lado de su hermana; a la cual le lanzó una mirada llena de advertencia para que pudiera darse cuenta de que había sido testigo de la escena. Al menos hasta que la dejó atrás y estuvo delante de Edmund. Sus ojos azules como el océano se fijaron en los marrones, estaban llenos de felicidad por haber ganado, pero escondían algo más que no logró identificar qué era exactamente. Y finalmente se abrazaron con fuerza───. No me puedo crees que estemos todos de una pieza y sin ninguna pérdida más... Es increíble, Ed.
El pelinegra se separó para mirarla con una sonrisa radiante, sosteniendo sus brazos con cuidado y sin dejar de mirar a aquella chica.
───── Narnia será libre por fin, ¿cuándo será que por fin dejarán esta tierra en paz?
El tono de su pregunta hizo reír a la guerrera, y así como ella empezó a reír sin sentido (tal vez por la emoción de la victoria), Edmund también le siguió, contagiado de sus buenas vibras. Manteniéndose la mirada el uno al otro sin dejar de reír con suavidad, hasta que fueron interrumpidos.
───── ¡¡Traición!! ¡Lo han matado! ¡Han asesinado al rey!
El caos se desató en lo que fue la tumba de Aslan. Los narnianos corrieron a sus puestos, cada uno sabía perfectamente lo que tenía que hacer a pesar que era algo de suerte. Edelia corrió hacia su hermana, la cual parecía totalmente aterrada.
───── ¡Delila! Te quiero fuera de esto, ve con Susan, es la forma en la que puedes estar más protegida, manteniendo distancias con el enemigo. Toma. ───Le prestó su propio arco, el cual fue tomado por la castaña con bastante miedo y confusión───. ¡Sólo tienes que apuntar, Delila! Sé que puedes hacerlo, no puedes quedarte aquí tan cerca. ¡Vete! ───Su hermana dudó unos instantes, incluso quiso reprochar. Pero Edelia no la dejó───. ¡Vete de una vez con Susan!
La rubia vio cómo su hermana salió corriendo, era su turno para hacer lo mismo hacia su caballo y empezar con su parte. Pero entonces vio a Edmund y Peter bajo la entrada de piedra frente a todos los soldados telmarinos y tuvo la imperiosa necesidad de acercarse.
───── Chicos, tened cuidado, por favor. ───El rubio asintió con su cabeza y le regaló una sonrisa única, a pesar de que estaba de lo más preocupado───. Voy a estar bien, ya lo sabes.
───── Confío en ti, De. Nos vemos más tarde, ¿sí?
Y tras un guiño, se preparó para la batalla. Sólo había una persona que no podía seguir sin saber cómo iba a acabar aquello, su último viaje por Narnia le enseñó que tenía que aprovechar el tiempo.
Edmund corrió hacia el caballo, antes de que la rubia pudiera montar en este. Edelia se extrañó, pero le dedicó una sonrisa.
───── Ten cuidado ahí abajo, ¿sí? ───Le pidió el chico, señalando hacia las ruinas───. Sal la primera si es necesario, pero sal de ahí.
───── ¿Tan poco confías en mí, Edmund Pevensie? ───Bromeó la fémina, chasqueando su lengua con una sonrisa divertida, haciendo que el más alto riera suavemente───. Tendré cuidado, te lo prometo. Nos encontraremos en el campo de batalla una vez haya salido sana y salva, te lo prometo. Y ya sabes que yo siempre cumplo mis promesas.
La mano de la chica se alzó, con el dedo meñique hacia arriba en dirección a su amigo. Esa acción le instó a Edmund a entrelazar ambos dedos, y para sellar aquel juramento y hacerlo más personal, se llevó ambas manos unidas hacia sus belfos para dejar un prolongado beso en el dorso de la mano impropia, sin romper el contacto visual en ningún momento.
Edelia se sonrojó hasta las orejas.
───── Eso espero, Rymer, te las vas a tener que ver conmigo si acabas herida por no ponerte a salvo. ───Le advirtió mientras se alejaba, quedándose con cada detalle del hermoso cabello de la rubia mientras se montaba al caballo.
───── ¡Mira cómo tiemblo, Pevensie! ───Exclamó desde la distancia, tomando las riendas con su izquierda mientras le enseñaba la mano libre con su pulso totalmente firme───. ¡No me das miedo!
Edmund llegó a su sitio entre risas, no se colocó en su posición hasta asegurarse de que llegaba a salvo hacia el punto de su posición. Al no divisar el cabello dorado de su amiga, sacó su espada al mismo tiempo que su hermano.
La batalla comenzaría en minutos y entonces, la cosa se pondría fea para los narnianos.
───────────
💌 𓈒𓄹
¡perdón, perdón, perdón y mil veces más perdón! espero que podáis perdonar mi desaparición y haberos dejado colgadas, pero por desgracia se me hace imposible ser tan constante por aquí. espero que me sigáis queriendo :(
aquí tenéis capítulo después de casi un año, ojalá no me odieis, prometo seguir actualizando pero por desgracia, no podré hacerlo de seguido.
espero que os guste mis cielas, muchos besitos.