【 𝓐. 008 】
𝓔 | ESME STANFORD
El siguiente mes siguió normal - dentro de lo que se puede decir. Ya estábamos llegando a la primera semana de exámenes, y con Rose habíamos estado casi todas las tardes estudiando en la biblioteca.
Benditos sean los apuntes de Rose Granger-Weasley.
—¿Tú papá te mandó otra carta?—Preguntó ella, quitando la mirada de su libro.
—Sí. Era la primera ecografía de su bebé.—Dije desinteresadamente, mientras movía mi varita entre mis dedos.
—¿Te emociona?
—¿Por qué debería? No es como si fuera alguien presente en mi vida. Sólo quiere hacerse el bueno conmigo por el bebé en camino. Estoy segura de que su esposa tiene que ver en algo.—Me encogí de hombros.
Mis papás habían estado separados desde que mi hermano tenía ocho - eso ya había sido hace siete años.
Después de eso, todo se limitó a salidas los fines de semana y festividades. Mi relación con mis abuelos y tíos paternos era algo... mala. Siempre prefirieron a sus otros nietos antes que a mí, pero me daba lo mismo.
Tenía todo el amor que necesitaba en mi abuela y la hermana de mi mamá, y claro, mi hermano.
Luego, papá conoció a Rebecca, una mujer de 26 años que era recepcionista en su oficina. Se casaron un año después - y no me sorprendió el hecho de que terminara de alejarse completamente de mi hermano y yo después de eso.
—Hola señoritas, venimos a interrumpir su agradable sesión de estudio.—La voz de Albus nos hizo llevar nuestra mirada a él.
Scorpius y él venían vestidos con sus uniformes de Quidditch, y algo sudorosos.
—¡Ew, Scorp!—Rose comenzó a empujar al platinado lejos de ella cuando él comenzó a besar su rostro.
Este año parecían compartir mucho más afecto a comparación de años anteriores, pero quién sabe lo que realmente pasaba ahí.
Era día viernes, por lo que la biblioteca estaba más vacía de lo usual. Ya casi iban a ser las ocho de la noche.
—Venimos a avisarles que mañana es el primer partido, y si ganamos, habrá fiesta en la sala común.—Scorp se sentó a mi lado, agarrando mi varita para comenzar a jugar con ella.
Yo se la quité de inmediato, casi gruñendo.
—¿Contra quién?—Pregunté, cerrando el libro que tenía sobre la mesa, y estirándome mientras bostezaba.
—Gryffindor.—Respondió Albus, arreglándose su cabello.
Rodé los ojos. Me gustaban las fiestas - mucho, pero con todos los exámenes que teníamos por delante, dudaba seriamente si es que gastaría una valiosa noche de estudio a cambio de una fiesta.
—Bueno, esperemos a que ganen y luego hablamos de fiestas.—Rose suspiró, también guardando sus cosas dentro de su bolso.
—Esme, tu cumpleaños se acerca. ¿Harás algo?—El rubio a mi lado pasó su brazo sobre mis hombros, y lo aparté de inmediato con asco.
—Primero que todo, ew. Apestas.—Arrugué la nariz, ganándome una risa por parte de él.—Y no. Odio mi cumpleaños. Ustedes saben eso.
Y sí, odiaba celebrar mi cumpleaños. No encontraba nada especial en agregar un dígito a mi edad. Me conformaba con que mi mamá me mandara una carta con dinero extra, y nada más.
Pero claro, desde que había llegado a la escuela, mis tres amigos se la habían arreglado para hacerme pasar vergüenza cantándome feliz cumpleaños frente a todo el Gran Comedor.
Y sabía que lo hacían solo para hacerme enojar.
—Como sea, mañana el partido es a las cinco. Si no van, no entran a la fiesta.
Rose y yo rodamos los ojos al mismo tiempo, antes de levantarnos de nuestros asientos y comenzar a caminar hacia la salida, seguidas de los chicos.
Como era viernes, los pasillos estaban aún llenos de estudiantes, ya con ropa casual.
Después de nuestra última clase de ese día, había aprovechado de cambiarme de ropa - un vestido que me llegaba hasta la mitad del muslo con diseño de cuadros, y encima un suéter con cuello de tortuga.
Había traído sólo tres pares de zapatos este año - mala idea - por lo que me puse mis botines negros y unas mallas para no morirme de frío con la brisa de otoño.
Después de llegar a nuestro dormitorio, Rose me dijo que iría a la sala común de Gryffindor para pasar algo de tiempo con su hermano y su prima - lo cuál sabía era mentira, pues se había arreglado más de lo normal.
Era más que obvio que se juntaría con Scorpius en algún lugar del castillo.
Me recosté en mi cama y miré las cartas de mi papá sobre mi mesa de noche — y una vez más, vi la ecografía de mi futura o futuro hermano. A veces sentía pena. Muy pocas veces.
Pensar en qué hubiese pasado si él hubiese estado en mi vida constantemente, me hacía cuestionarme si sería como soy ahora.
No le había respondido ninguna de sus cartas a mi papá, y ya comenzaba a sentirme culpable. Su esposa era una mujer maravillosa, y si no lo hacía por él, quizás debería hacerlo por el bebé que venía en camino.
Sabía que una vez que quedara en la pasantía en Francia, él iba a querer que lo visitara seguido.
No tenía esperanzas de que me pidiera que viviera con él — total, no vivía en la misma ciudad que el Hospital en el que estaba aspirando a ser Medibruja.
Miré la ecografía una vez más, y me pregunté si es que en el mundo mágico ya hubiese sabido si era niño o niña.
Hablando de bebés...
—Mierda.—Murmuré, recordando que no había ido a hablar con la enfermera para que me diera mi poción anual anticonceptiva.
Desde quinto año, cuando comencé a interesarme más en chicos, me di cuenta que iba a necesitar comenzar a cuidarme, por lo que hablé con la enfermera de la escuela, la cuál me dio un folleto con varios hechizos que me ayudaría, y me dio la opción de tomar una poción más permanente.
Era olvidadiza, por lo que obviamente opté por la última. Aunque pensándolo bien, ¿cuál era la necesidad de tomarla ahora...?
Pero pensándolo aún mejor, la tomaría de todos modos, porque conmigo nunca se sabe nada.
Me reí ante mi conversación conmigo misma; no estaba acostumbrada a pasar tanto tiempo sin Rose, y comenzaba a sobre pensar demasiado las cosas. Odiaba estar sola.
Pero no había nada que un cigarrillo muggle no solucionara.
Caminé hasta mi baúl, registrando en el fondo de mi ropa, hasta encontrar la cajetilla nueva que tenía guardada. Sonreí al tenerla entre mis manos, y guardé mi varita dentro de uno de mis botines, mientras abría la puerta de mi dormitorio con calma. Miré ambos lados, y sólo vi a unas chicas de quinto año conversando fuera de una de las habitaciones.
Al verme, me sonrieron, y yo les devolví el gesto, antes de dirigirme a la sala común. El toque de queda los días viernes era a las diez de la noche, entonces tenía tiempo de sobra para ir a la Torre de Astronomía y volver antes de que alguien me castigara por andar fuera de mi sala común tan tarde.
Hubiese sido mucho más fácil simplemente abrir una ventana en mi dormitorio - tomando en cuenta que literalmente dormíamos en lo más alto del castillo, pero por esto mismo, las ventanas de todo el lugar estaban bloqueadas con un hechizo de protección que hacía completamente imposible abrirlas.
Lo sé, porque con Rosie ya lo habíamos intentado varias veces.
Al llegar a la sala común, vi a varios estudiantes de mi casa, y algunos Slytherin sentados en los sillones mientras reían entre ellos. Era normal que al comienzo del fin de semana, alumnos de otras casas vinieran a pasar el rato. Algunos incluso se quedaban a dormir.
Sin querer llamar la atención, caminé lentamente hasta la entrada del lugar, y bajé las escaleras rápidamente. Cuando llegué a la entrada de la torre, espere a que se abriera para luego adentrarme en los pasillos del castillo.
La Torre de Astronomía quedaba prácticamente a la vuelta de la esquina, por lo que me tomé mi tiempo para llegar.
Los pasillos estaban completamente vacíos, lo cuál agradecí; por más que odiaba estar sola, mis ganas de socializar con cualquier persona se habían hecho nulas, y mi mente estaba concentrada en llegar rápidamente para poder inhalar algo de aire fresco.
Sonreí en el momento en que finalmente llegué al lugar. La fresca brisa de otoño chocó contra mi rostro, y mi cabello comenzó a azotar suavemente, chocando con mis ojos. Me peiné mis mechones sueltos detrás de mis orejas, antes de acercarme a la barandilla de la Torre.
Me tomé un momento para observar el paisaje frente a mí. Árboles oscuros, el sol ya escondido - y el gran Lago Negro brillaba como por arte de magia.
Raro decirlo cuando literalmente soy una bruja, ¿no?
La primera vez que había subido a este lugar había sido en mi primer año. Aún recuerdo lo maravillada que estaba en mi primera clase de Astronomía. Se sentía completamente raro en ese tiempo el sólo hecho de saber que la magia existía.
Saqué un cigarrillo de mi cajetilla que estaba escondida dentro de mi manga, para luego dejarlo sobre los labios y encenderlo con la punta de mi varita. Inhalé profundamente, cerrando los ojos, sintiendo el humo llenar mis pulmones. Al abrir los ojos, solté todo lo que tenía, posando una vez más la mirada en la oscuridad del cielo.
Las estrellas ya habían comenzado a aparecer, y mentalmente, comencé a repasar todas las constelaciones que pudiera recordar. Reí para mí misma cuando reconocí la constelación Scorpius.
Aún recordaba la historia de la tradición de la familia por parte de su abuela. Me dijo que cada nombre de la familia Black iba directamente relacionado a las estrellas.
Narcissa. Bellatrix - su tía abuela loca, por lo que me dijo. Andrómeda. Regulus.
Draco.
Un par de ojos grises invadieron mi mente de inmediato, y fruncí el ceño.
Seguía sin entender cómo una persona como Scorpius podía ser hijo de una persona como el señor Malfoy. No tenía sentido - la única similitud que lograba ver entre ellos, era el cabello platinado y los ojos.
Inhalé nuevamente mi cigarrillo, esta vez sosteniendo el humo por más rato de lo normal, causando que un repentino mareo me golpeara. Fue otro pinchazo en mi cabeza - quizás era una señal para dejar de fumar.
Boté la colilla a un lado y la pisé, murmurando un hechizo para que quedara hecha polvo.
Apoyé mi cabeza sobre mis manos, las cuales estaban aferradas al fierro helado de la barandilla. Hogwarts realmente era un lugar hermoso, con gente maravillosa. No sabía que habría sido de mi si mi vida fuese otra.
Me puse a pensar en que ya era mi último año - y aunque la magia siempre iba a ser algo constante en mi vida, no iba a ser lo mismo que desayunar todos los días comida que aparecía mágicamente sobre la mesa, con noches llenas de risas junto a mis amigos, o la emoción de ver un partido de Quidditch rodeada de chicos de mi edad.
Siseé al sentir otro pinchazo en mi nuca. Esta vez más fuerte. Decidí que era mejor devolverme a mi sala común - quizás había estudiado demasiado, y una jaqueca se aproximaba.
Me alerté al escuchar unos pasos detrás de mí, pero al darme la vuelta, no había nadie. Suspiré de alivio, antes de murmurar otro hechizo para quitar cualquier olor a humo que hubiese quedado sobre mí.
Caminé de vuelta a mi dormitorio, pensando nuevamente en todas las cosas que extrañaría de este precioso lugar, y no pude evitar imaginar el vacío que iba a sentir una vez que me graduara.
Este lugar era mi hogar.
ꨄꨄꨄ
un cap para profundizar un poco más el personaje de mi querida Esme<3 ya la amo tanto ay.
También quería decirles que nuestra querida señorita Stanford tiene MUCHOS tatuajes, así que aquí les dejo un par de fotos (para que las consideren al momento en que sean mencionados en los próximos caps)
esme es una chica sensual q puedo decirles
opiniones?