La vida misma
A la mañana siguiente Abbey fue despertada por John.
John — Abbey despierta — mientras ella se removía en las sabanas este sonreía.
Abbey — ¡Cinco minutos más!
John — Michael no querrá eso.
Dicho eso Abbey se levantó corriendo con la camisa de John puesta y está recogió su ropa antes de irse al dormitorio donde estaba Michael e irse a duchar.
Para su suerte Michael estaba dormido y en un susurro "Gracias a Dios" entró en el baño y tras cambiarse volvió a dirigirse a la habitación de John.
Abbey — Creo que es tuya — dijo dándole su camiseta.
John — Lo es. — este la agarró de la cintura y la sentó en su regazo. — Buenos días, princesa — dijo dándola un beso en los labios.
Abbey — Se me olvidaba, yo también te amo.
John — Me es escuchaste.
Abbey — Alto y claro — lo abrazo por el cuello mientras repartía besos por todo su rostro.
Se escuchó la puerta abrirse y Abbey se bajó del regazo de John y entró Tommy a la habitación.
Thomas — Buenos días, no se que hacen los dos encerrados en una habitación pero, Abbey tu familia ha llegado.
Cuando Abbey se fue para la planta baja Thomas hablo con John.
Thomas — Dime, qué pasa contigo John. Desde que llegó estas raro, ahora estas feliz y está comprometida.
John — Lo se, ahora déjame cambiarme.
Tommy salió de la habitación dejando a John solo.
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Amelia — Hija — dijo mientras se abrazaban.
Albert — ¿Que tal todo por aquí?
Abbey — Todo esta... bien.
Gordon — Me alegro — dijo no muy confiado de lo que su hermana había dicho.
Oliver — ¿Y cuando vemos los vestidos? ¿Puede venir los Shelby?
Amelia — Claro, si ellos quieren.
John — Iremos por que ¿no? — dijo con una sonrisa mientras miraba hacia Abbey.
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Llegaron a la tienda de vestido y Abbey se probó cantidades, ninguno la llamaba la atención y John la miraba con asombro tras verla con eso vestidos, pensaba cómo sería su boda con el amor de su vida cómo sería con Abbey.
Abbey pensaba lo mismo descubrió que el hombre que el amor de su vida era John y solo el. No amaba a Michael no quería estar con el.
Amelia — Me encanta como le queda ese vestido.
Polly — Si, es hermoso.
Thomas — Es el mejor de todos, para mi gusto.
John — La amo... Lo amo al vestido — dijo rascándose la nuca.
Abbey se sonrojo y volvió ha cambiarse de vestido, por la ropa que llevaba.
Mañana sería la boda y ya tenían todo listo para ese día.