—No puedes ir a México—dijo con severidad la voz aguda de Lydia a través de mi celular.
—Lyds, ¿estás bromeando? Mi hermano está allí, necesito salvarlo—respondí mientras Liam y yo regresábamos a mi casa.
—Rebecca, no puedes ir...
—Si esto es por Allison...—corté cuando la escuché suspirar por el teléfono. —Alguien va a morir esta noche, ¿no es así?.
Liam me miró con nerviosismo mientras seguíamos caminando / trotando por la calle.
—Solo tengo un presentimiento. Igual que la noche que Allison murió, se siente exactamente lo mismo.
—Podría ser cualquiera de nosotros, Lydia. No puedes evitar que me vaya—le dije.
—Rebecca...
—¿Soy yo?—Mi voz se quebró. —¿Me voy a morir....?
—¡No tu no!—Ella exclamo.
—¡Entonces por qué estás siendo tan protectora conmigo!—Prácticamente grité.
—Porque ya perdí a una hermana.
Mi corazón dio un vuelco y, sinceramente, me sentí enferma. Dejé de caminar y miré mis zapatos.
—No pude detener a Allison. Pero puedo detenerte a ti.
Una lágrima cayó por mi mejilla y rápidamente la limpié. Definitivamente ahora no es el momento. —Lydia, te amo, ¿de acuerdo?
—Becca...
Aparté el teléfono de mi oído.
—¡No! ¡Rebecca, espera!
—Lo siento—susurré mientras colgaba.
Liam tomó mi mano y la apretó.
—¿Estás segura de que quieres hacer esto?—preguntó nerviosamente.
—Demonios si.
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Stiles suspiró cuando vio a Liam y yo nos sentamos en la mesa.
—Vayan a casa.
—Esta es mi casa, idiota—rodé mis ojos.
—No vendrán con nosotros—miró entre Liam y yo.
—¿Por qué no?—Preguntó Liam.
—Porque es luna llena y no tengo ganas de conducir hasta México solo para que me desgarres la garganta.
Miré a mi hermano idiota no relacionado.
—Puedes encerrarme, ¿verdad? Encadenarme al asiento trasero o algo
—Rompiste las últimas cadenas, recuerda—recordó Malia.
—Sí, tendríamos que congelarte en carbonita para llevarte allí—dijo Stiles. Puse los ojos en blanco ante la referencia que acababa de hacer.
—Está bien, entonces, ¿de dónde sacamos la carbonita?—Cubrí una risa cuando Stiles dejó escapar un largo suspiro.
—En serio, ¿tú tampoco lo has visto?
El pobre Liam parecía desconcertado.
—Star Wars—dije.
Liam asintió con la cabeza y luego se volvió hacia Stiles.
—¿Y si me pones en el maletero?
—Tú también saldrías de eso—dijo Malia.
—Liam, has sido un hombre lobo durante cinco minutos. No tienes que hacer esto—dijo Stiles.
—Sé que no, pero yo también quiero.
—Tiene que haber cadenas más grandes, un baúl más grande o algo así—dije, tratando de pensar en algo.
—Tiene que haber— dijo Liam.
Mis ojos se iluminaron cuando se me ocurrió una idea.
—Quizás haya.
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—¿Cómo conseguiste una camioneta de transporte de la prisión?—Stiles le preguntó a Braeden.
—Soy un mariscal de los Estados Unidos—respondió con orgullo.
—Sí, pensé que era solo una tapadera.
La puerta de un coche se cerró de golpe y me volví en esa dirección.
—¿Realmente lo vamos a llevar?—Derek señaló a Liam.
—¿Realmente lo vamos a llevar?—También miré a quién estaba indicando Stiles.
—Tienes que estar bromeando—gemí, mirando a Peter Hale con disgusto.
—Estamos trayendo a todos los que podemos—dijo Satanás. —Y considerando que Scott y Kira fueron secuestrados la noche antes de la luna llena, probablemente deberíamos irnos.
—¿Que significa eso?—Malia cuestionó.
—Si Kate llevó a Scott al mismo templo en el que llevó a Derek, ¿cómo sabemos que no planea hacerle lo mismo?—Dijo Peter.
Liam frunció el ceño. —¿Qué, ella quiere hacerlo más joven?
—O llevarlo de regreso a cuando no era un hombre lobo—dijo Derek.
—Un hombre lobo no puede robar el poder de un verdadero Alfa, pero tal vez un jaguar nagual, con el poder de Tezcatlipoca detrás de ella, tal vez pueda.
Miré a Stiles quien intercambió una mirada conmigo.
—Entonces, si todos están lo suficientemente asustados, digo que nos vayamos.
—No podemos—dijo Stiles.
Di un paso adelante y me enfrenté a Peter, mirándolo directamente a los ojos.
—No sin Lydia.
—Bueno, ¿dónde está ella?—Se cruzó de brazos, todavía mirándome.
Dios, lo odio.
—Está en la escuela—respondió Malia.
Stiles dijo algo sobre intentar llamarla de nuevo y luego salió.
—¿Qué está haciendo en la escuela?—Preguntó Derek.
—Tenemos la espada de Kira—dije, sosteniendo la Katana. —Pero necesitamos algo con un olor más fuerte. Lydia fue a sacar una chaqueta de su casillero.
Stiles volvió a guardar el teléfono en el bolsillo y resopló mientras caminaba hacia nosotros. A juzgar por la expresión de su rostro, Lydia no respondió a su llamada. Lo cual había empezado a preocuparme seriamente.
—Nada—dijo.
—Hablé con ella como hace media hora—dije con el ceño fruncido.
—Si tiene auto, puede alcanzarnos—señaló Braeden.
—Ese es un buen punto. La llamaremos desde la carretera—dijo Peter.
—No—Stiles y yo dijimos firmemente.
—¿Qué pasa si algo le pasa? ¿Qué pasa si ella está en problemas?—Dije, la preocupación se acumulaba dentro de mí.
—Bien—Peter se encogió de hombros. —Te quedas, la encuentras. Vamos a seguir sin ti.
—¡No!—Alrededor de tres voces diferentes dijeron al mismo tiempo.
—La necesitamos—dijo Malia.
—¿Podría llamar a Mason?—Sugirió Liam. —Tiene un grupo de estudio en la escuela. ¿Quizás podría buscarla?
Stiles suspiró. —Está bien. Bien.
—¿Qué? No. ¡No está bien!—Dije estridentemente.
—¿Quieres ayudar a tu hermano, o no?—Preguntó Peter.
Suspiré cuando todos volvieron su atención hacia mí.
—Bien—espeté. —Pero no voy a subirme a un auto contigo—Miré a Peter y luego comencé a caminar hacia la camioneta de Braeden.
Liam, Stiles, Derek y Braeden se acercaron segundos después.
—Recuerda a lo que nos enfrentamos—dijo Peter. —No es solo Kate, son Berserkers.
Liam se movió incómodo a mi lado.
—Este pequeño les tiene terror, ¿no?—Peter le sonrió a Liam.
—Dice el chico que se escapó cuando intentaron atacarte en la escuela—le contesté levantando una ceja. Stiles se rió entre dientes detrás de mí y me dio una palmada en la espalda.
Peter me ignoró y continuó con su pequeño discurso. —No te preocupes, amigo mío. Es ese miedo el que te mantendrá con vida.
—Estoy seguro de que mucha gente desearía que no estuvieras vivo—me burlé de Peter.
—¿Ya has terminado?—Levantó las cejas.
—Mi sarcasmo está en su mejor momento cuando estás cerca—Sonreí con descaro.
—Un recordatorio para todos...—comenzó.
Respiré hondo. —Oh, aquí vamos de nuevo.
Peter me miró y sonreí dulcemente.
—No luchas contra los Berserkers para sobrevivir, luchas para matar.
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—Traje algo para ayudarte—le dijo Derek a Liam. —Ha estado con mi familia durante siglos. Es un Tailsman sobrenatural muy poderoso—le mostró a Liam el objeto. —Lo usamos para enseñar a los Betas cómo controlarse en luna llena.
Derek me miró como si esperara que dijera algo.
—¿Qué?
Puso los ojos en blanco y miró a Stiles, quien pareció confundido por un momento.
—Sí, es poderoso—dijo Stiles, aclarándose la garganta. —Muy poderoso.
Puse mi cabeza en mis manos y suspiré.
—Y recuerda, tu ancla está aquí— Derek palmeó mi hombro. Levanté la vista y le sonreí a Liam de manera tranquilizadora.
—¿Crees que lo lograremos a tiempo?—Le pregunté a Derek.
—Eso espero.
—¿Entonces cuál es el plan?—Miré a Stiles.
—No se nos ha ocurrido nada exactamente—se pasó una mano por el pelo.
—Está bien, bueno, tengo una idea.
Los tres chicos se volvieron para mirarme.
—Los hombres lobo y Malia entrarán primero y Stiles, Braeden y yo los seguiremos. Nos dividiremos en grupos más pequeños y buscaremos a Scott y Kira...
—¿Qué pasa si nos detiene un berserker, o Kate?—Derek interrumpió.
—Entonces Stiles y yo iremos y todos los demás pelearán.
—¿Qué hay de Peter?—Stiles cuestionó.
—¿Qué hay de él?
—Bueno, él no es exactamente la persona más leal, ¿verdad?—él dijo.
Mordí mi labio y miré a Derek.
Justo en ese momento, sonó mi teléfono.
—¿Es Chris?—Dije con el ceño fruncido —¿Hola?
—Rebecca, ¿vas camino a México?
—Sí. Nos dirigimos hacia la iglesia. ¿Qué te pasó? ¿Estás bien? ¿Dónde estás?—Me apresuré.
—Estoy bien. Peter trató de evitar que llegara a Kate, pero Parrish me ayudó. Estamos de camino a la iglesia en este momento.
Hice una pausa, pensando por un momento.
—¿Tienes alguna matanza de lobo?—Solté.
—¡Aconito!—Derek, Liam y Stiles dijeron simultáneamente.
—Por supuesto que sí. ¿Por qué? ¿Lo necesitas?
—Creo que lo vamos a necesitar.
La camioneta se desvió y mi teléfono salió volando de mi mano, chocando contra un costado. Me agaché para alcanzarlo, pero noté que la pantalla se había roto.
—¿Becca? ¿Sigues ahí?
—Estoy bien. Te veré en la iglesia, no te olvides del aconito.
—Está bien. ¿Y Rebecca?
—¿Mmm?
—Cuídate.
—Tu también, Argent—Colgué y puse mi teléfono en mi bolsillo.
—¿Por qué necesitas Aconito?—Preguntó Liam con ansiedad.
—Dos palabras—miré entre los tres chicos.
—Peter Hale.
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Mi sueño profundo fue interrumpido por un gruñido bajo. Derek saltó sorprendido haciendo que mi cabeza, que había estado cómodamente apoyada en su hombro, golpeara accidentalmente el costado de la camioneta.
—Liam, ¿me escuchas?—Preguntó Derek. Me senté y puse una mano en la rodilla de mi novio. —Tenemos un mantra que usamos. Lo repites, te concentras en las palabras.
—Es como meditar—agregué.
—Dices las palabras hasta que sientas que el control vuelve a ti—dijo Derek con calma.
—¡Está bien, está bien! ¿Cuáles son las palabras?—El sudor cubría la frente de Liam y su respiración se hizo más pesada.
—Está bien, mira el triskelion. ¿Ves el símbolo? Tengo un tatuaje en la espalda, es lo mismo. Cada espiral significa algo.
—Alfa, Beta, Omega—dijo Stiles.
—Representa la idea de que siempre podemos subir a uno y retroceder a otro—continuó Derek.
—Los Betas pueden convertirse en Alfas. Los Alfas pueden convertirse en Betas—hablé.
—¿Pueden los Alfas convertirse en Omegas?
Derek y yo asentimos.
—Todo lo que tienes que hacer es decir las tres palabras y con cada una, te dices a ti mismo que te estás calmando, más en control—explicó Derek. —Adelante.
—Alfa Beta...
—Más lento.
—Alfa...—Liam cerró los ojos. —...Beta...—agarró el triskelion. —...Omega...
—Dilo otra vez.
—Derek, no creo que el poderoso tailsman del autocontrol esté funcionando—dije con la voz de una canción.
Derek me fulminó con la mirada y yo levanté la mano como si me rindiera.
—¡Liam, dilo de nuevo!
Liam rugió y se quitó una de sus cadenas. La camioneta se sacudió por el tirón y caí de espaldas.
—¿Derek?—Braeden volvió la cabeza.
—¡Creo que tendremos que ir un poco más rápido!—Stiles le gritó.
—¡Liam!—Exclamé cuando le espetó a Derek.
Braeden volvió a girar la cabeza y la furgoneta se desvió, enviándome a volar hacia atrás de nuevo.
—¡Casi estámos allí!—Braeden informó.
Liam nos rugió de nuevo y yo retrocedí contra Stiles.
—¡Pon Atención!—Derek le gritó a Liam mientras trataba de arañarse la cara.
—¡Derek, no creo que Alpha, Beta, Omega esté funcionando con él!
—¿Conoces otros mantras?—Derek le respondió a Stiles.
—Sí. Lo hago—Di un paso adelante. —Liam, mírame—dejó de gruñirle a Derek y giró la cabeza para mirarme. —Liam, ¿cuáles son las tres cosas que no se pueden ocultar?—Gruñó y se lanzó hacia mí.
—¡Becca!—Stiles me agarró de la cintura y me apartó del camino.
—¡Liam!—Grité. —¡Mírame! Concéntrate en mi voz.
Sus ojos se encontraron con los míos y se suavizaron.
—¿Cuáles son las tres cosas que no se pueden ocultar?—Extendí la mano para tocar su brazo. —¿Qué tres cosas?
—El sol...—jadeó. —...La luna...—froté su brazo reconfortante. No estaba sintiendo totalmente sus músculos. —...La verdad...
—Eso es. Dilo de nuevo.
Él gruñó. —El sol, la luna—respiró hondo. —La verdad.
—¿Derek?—Braeden volvió a mirar a nuestro alrededor.
—Estamos bien.
—El sol, la luna, la verdad.
Exhalé un suspiro de alivio y Stiles puso una mano sobre los hombros de Derek y míos.
Envolví mis brazos alrededor de Liam, enterrando mi cabeza en el hueco de su cuello. Podía sentir su corazón latiendo con fuerza.
—No puedo creer que lo hice—dijo incrédulo mientras me alejaba. —Por un minuto, pensé que los iba a destrozar a los tres—soltó una pequeña risa.
—Sí. Eso hubiera sido un viaje incómodo a casa. Así que gracias—dijo Stiles.
—¿Crees que puedes traer el mismo nivel de control y fuerza dentro de La Iglesia?—Preguntó Derek.
Liam movió sus muñecas, extendiendo sus garras.
—Estaré bien.
Alcé una ceja, impresionada.
—Es posible que podamos hacer esto.
Braeden se detuvo en la iglesia y Derek asintió con la cabeza hacia nosotros, abriendo las puertas. De repente, su cuerpo fue arrojado por una persona grande.
O debería decir,
Un Berserker.
—¡Derek!
Salí a trompicones de la camioneta, murmurando una serie de blasfemias en voz baja.
El berserker se cernía sobre Derek y Braeden empezó a disparar. Salté hacia atrás sorprendido y miré impotente como el berserker apuñaló a Derek.
—¡No no no!—Comencé a correr hacia él pero Stiles me tiró hacia atrás.
El coche de Peter se detuvo y él y Malia saltaron del coche. Stiles estaba distraído por Malia, así que aproveché esta oportunidad para correr hacia Derek.
—¿Qué tan malo es?—Preguntó Peter.
—Estoy bien, estoy bien—jadeó
—No te ves bien—le dije.
—Solo ve a Scott. Solo encuéntralo. Estaremos justo detrás de ti.
Todos nos miramos. —¡Vayan! —dijo sin aliento.—¡Ahora!
Peter corrió de inmediato, seguido de Liam. Stiles y Malia vacilaron.
—Oye, oye, sálvalo.
Los dos siguieron a Peter y Liam, pero yo me quedé quieto.
—Rebecca—dijo.
—No me voy a ninguna parte—dije con severidad.
—No—se detuvo para recuperar el aliento. —Encuentra a tu hermano.
Una lágrima rodó por mi mejilla y la limpié.
—Derek...
—Vete—susurró.
Limpié mis lágrimas y sonreí débilmente. —Te amo, lobo amargo.
—Siempre me caíste mejor que los demás—Él sonrió un poco y luego me di la vuelta, corriendo hacia los demás.
No mirar atrás fue una de las cosas más fuertes que he tenido que hacer.