El pacto (SASUSAKU)

By ZoeUchihaa

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Esta es una historia original de Elade-chan❤✨ More

ACLARACIÓN
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Epílogo

Capítulo 14

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By ZoeUchihaa

El Pacto

Capítulo 14. Konoha

La entrada de la villa oculta de la Hoja se alzaba ante ellos bajo la luz de la luna.

Habían decidido llegar por la noche sin ser notados e ir directamente a la torre de la Hokage para que nadie se percatara de su presencia.

Todos estaban muy cansados, el viaje había sido largo y agotador. Sabían que seguramente presentarían un aspecto espantoso, cubiertos del polvo del camino, despeinados por el viento y con caras de cansancio. Las cinco oscuras figuras cubiertas con sus capas se adentraron en Konoha amparadas por la oscuridad.

Juugo llevaba al niño dormido en sus brazos, avanzaron con precaución y sigilo a través de las calles de la villa.

Al llegar a una banca de piedra a un lado del camino, Sasuke la pintura sumido en sus recuerdos.

-… Si te vas, para mi será lo mismo que estar sola…… quédate conmigo … te juro que no te arrepentirás …… ¡yo te quiero! ...… si no puedes quedarte, llévame contigo…"

Las frases de Sakura resonaban en su cabeza como si la tuviera al lado recitándoselas, casi podía verla tumbada en la banca, tal y como él la había dejado hacía ya más de cinco años.

Cinco años… . Y aun seguía sintiendo ese lugar como su hogar. No dejaba que se le notara, pero en el fondo estaba nervioso por volver. No sabía cómo lo recibirían, se encontró deseando que le perdonaran y le aceptaran de nuevo, como antes. De pronto, era importante para el antisocial Uchiha tener amigos, ¿amigos? No, sólo uno…. Sentía vergüenza, Naruto debería todo el derecho a odiarle, por Kami, casi lo había matado.

Itachi avanzaba por las calles con majestuosidad y orgullo. Había vuelto de verdad, estaba en casa otra vez. Alzó la cabeza con dignidad y caminó como si fuera el dueño del lugar. Respiraba hondo, como si quisiera que la esencia que impregnaba el aire tranquilo de la aldea le calara hasta los huesos desplazando todo lo que había respirado antes.

El resto de Taka lo miraba todo con curiosidad. Les parecía un sencillo pueblo, tal vez esperar algo majestuoso para la gran Konoha, cuna de los genios ninja más brillantes, hogar de los clanes más poderosos y residencia de los más sabios Kages.

Pero tenía algo especial, algo que no podía medirse en riqueza o grandes edificios. Era un hogar, no una aldea cualquiera, podía verse en el ambiente que los rodeaba, y eso explicaba la reverencia y cariño con la que los ninjas nacidos allí hablaban de ella, así como la añoranza y melancolía que impregnaba sus palabras si se hallaban lejos .

Al pasar frente al Ichiraku ramen a Sasuke se le aceleró el pulso pensando que el rubio podía estar allí, pero se tranquilizó al darse cuenta de que a esas horas estaría cerrado. Intentó contener los millas de recuerdos que se agolpaban en su memoria.

-Flash Back-

- ¡Ramen! ¡Ramen 'ttebayo!

- ¿Nunca te cansas, Naruto? - preguntó una voz resignada.

- Claro que no, Sakura-chan. ¡¿Cómo va a cansarse alguien del ramen?! - preguntó el rubio escandalizado ante tal idea.

- Hmp… dobe.

- ¡¿Cómo me has llamado, Teme?! - gritó volviéndose hacia Sasuke.

- ¡Ya lo has oído, Dobe!

- ¡Teme!

- ¡Naruto ya te he dicho que no grites! - bramó la pelirrosa levantando amenazante el puño.

- Cla-claro Sakura-chan. Vamos, vamos yo invito dattebayo - le dijo sonriendo nerviosamente y apremiándolos hacia el Ichiraku.

Allí comieron con las discusiones habituales entre los dos muchacho, y Naruto se comió su tradicional montón de tazones.

- Ahh- suspiró el rubio dando el último sorbo a su comida - Teme, paga - ordenó satisfecho echándose una mano detrás de la cabeza.

Un tic asomó en la ceja del pelinegro.

- Dijiste que tú invitabas, Dobe.

- Claro Teme, yo invito y tú pagas.- abrió los ojos y se encontró con la mirada psicópata que le dirigía el Uchiha - Es-está bien Teme, te lo devolveré, pero ahora no llevo dinero 'ttebayo.

- Yo tampoco, baka.- los dos se volvieron hacia Sakura que los miraba espantada.

- ¿Sakura Chan? - preguntó Naruto con voz melosa.

- Yo tampoco llevo, Sasuke-kun - respondió al pelinegro como si el Uzumaki no se encontrara allí.

El dueño del local se asomó con una sonrisa macabra ya que había escuchado toda la conversación, y en un abrir y cerrar de ojos los tenía lavando platos en la trastienda.

- ¡Naruto esto es culpa tuya! - gritaba Sakura con las manos llenas de espuma mientras enjabonaba un tazón.

- Lo siento Sakura-chan - decía con una gota escurriéndole por la nuca al tiempo que aclaraba el tazón que la pelirrosa acababa de pasarle. - ¡Teme! ¡Esto no funciona si tú no secas los platos que te doy! - se quejó a gritos el rubio.

- Hn. No pienso tocar esos platos Dobe, no soy tu criado - contestó arrogante el pelinegro observándolos apoyado en la pared con las manos en los bolsillos.

- ¡Te estás escaqueando, Teme! Sakura-chan propongo que dejemos su parte sin lavar y que Sasuke-teme se quede a saldar su deuda para siempre como esclavo del Ichiraku- el rubio asintió cruzado de brazos con seguridad. De pronto comenzó a carcajearse, seguramente imaginando al Uchiha con el delantal y el pañuelo blanco en la cabeza que llevaban los dueños del local.

- Usuratonkachi - le dijo Sasuke girando la cara con altanería.

- ¡Teme!

¡PLONC!

- ¡ITEEE! - el grito del rubio se debe a que la kunoichi del equipo le había atizado con el cazo que estaba lavando - ¿pero Sakura-chan? Pégale a él, me llamó usuratonkachi primero. - se quejó frotándose el chichón con lagrimas en los ojos.

- ¡Eso es porque lo eres, baka! - contestó la pelirrosa.

-Fin del Flash Back-

Sonrió de lado, estado buenos tiempos. No sabía qué era lo que quedaría ahora de esos niños que han compartido tantos momentos. Sakura había cambiado, aunque seguía queriéndole, él mismo no era el niño que había partido de la aldea hace ya tanto, ¿y Naruto? ¿Habría cambiado también ?.

Por fin llegaron a la torre de la Hokage y treparon por los tejados. Antes de alcanzar la ventana del despacho de Tsunade una figura les salió al paso.

Se trataba de un ninja ya entrado en años, con el pelo blanco encrespado atado en una coleta, de sus ojos salían unos surcos rojos que le cruzaban las mejillas. Se trataba de Jiraya, uno de los legendarios Sannin.

El ermitaño de los sapos paseó su mirada por el grupo con seriedad, suavizando un poco su expresión al ver al pequeño Kotaro que dormía confiado en los brazos de Juugo.

- Hmm… ya era hora - comentó en voz baja - empezaba a pensar que nunca llegaríais - y con un gesto les indicó que le siguieran.

Al entrar por la ventana, pudo observar el despacho de la Hokage que dormía plácidamente en su escritorio babeando sobre unos informes, a su lado había una botella de su inseparable sake a punto de caerse de la mesa.

Dormitando en un sillón al lado de Tsunade se resu ayudante Shizune con aspecto agotado, sosteniendo apenas unos papeles en su mano.

Sabiamente, el Sannin decidió despertar primero a la muchacha en lugar que a la Gondaime, ya que sabía de primera mano el mal humor que se gastaba al despertar, eso sin contar la misma fuerza descomunal que poseía Sakura.

- Shizune, despierta. Ya han llegado - la llamó tocando su hombro. La kunoichi abrió los ojos adormilada sin comprender, y entonces divisó a Itachi entre los presentes.

- ¡Ah! - del susto que se dio, el sillón volcó hacia atrás desparramando todos los papeles y haciéndola quedar patas arriba. En cuanto recuperó un poco la calma se levantó recolocando su ropa rápidamente, sonrojada.

El mayor de los Uchiha alzó una ceja mirándola como diciendo ¿en serio? , tampoco era tan amenazador por Kami, seguramente ella ya estaba al tanto de la historia como para saber que no la atacaría.

- No hagas tanto ruido vas a despertarla - le regañó Jiraya.

- Pensaba que esa era la idea - apuntó Suigetsu mirando la escena extrañado.

- Shizune, avisa a la Hokage de que ya han llegado - ordenó el ermitaño.

- ¡¿Yo?! - se alarmó la medic-nin negando con la cabeza.

Finalmente, Jiraya la convenció para que lo hiciera, y retrocedió unos pasos colocándose al fondo de la estancia cuando la chica temblorosa se acercó a la rubia.

Taka presintiendo que el Sannin se apartaba por una buena razón, se apresuraron a imitarlo. Cuando Juugo fue a pasar detrás del grupo, el ninja del pelo blanco se lo impidió.

- No, tú delante con el niño bien visible - le empujó levemente hacia el frente. Si Tsunade veía al crío seguro que se le pasaba el enfado por haberla levantado a esas horas.

- Ts-Tsunade-sama - llamó Shizune con temor zarandeando el hombro de la Hokage, al ver que no respondía movió su hombro más fuerte - ¡Tsunade-sama! ¡Tiene visita !.

La cabeza de la rubia se levantó sobresaltada con el ceño fruncido y una mirada asesina en sus ojos, golpeó la mesa con el puño haciendo que saltaran astillas.

- ¡¿QUIÉN COÑO VIENE A ESTAS HORAS A MOLESTARME ?! - grito enfurecida volviéndose hacia Taka. La pobre Shizune se había librado de la ira de la médico ninja retrocediendo con una maestría que solo da la experiencia.

- ¿Tsunade- obaachan? - el niño del pelo fucsia se había despertado por el grito y miraba a la Hokage con aire somnoliento.

- ¡Kotaro-chan! - la rubia saltó por encima de la mesa y arrebató al chiquillo de los brazos de Juugo para abrazarlo y cubrirlo de besos hasta casi ahogarlo. - mi niño, ¿estás bien ?.

- Sí, Itachi-niisan me rescató - el resto de Taka lo miró amenazante. Al parecer el pequeño había decidido atribuir el rescate a Itachi. - Bueno, también Sasuke-nii, Suiguetsu-kun, Karin-san, Juugo-kun y mi Aneue - concedió.

- ¿Dónde está Sakura? - preguntó preocupada de repente, al darse cuenta de que su apreciada alumna no se vio presente.

- Ella tenía asuntos que atender y vendrá en unos días - contestó Sasuke con voz neutra.

La rubia frunció el ceño.

- Jiraya - llamó sin despegar los ojos del Uchiha - trae a Kakashi ya Naruto.

Naruto se vestía con cara de sueño, Kakasi-sensei y Ero-sennin he ido a buscarle diciendo que Tsunade lo necesario para algo. Esa vieja podía haber esperado a la mañana siguiente para despertarle.

Seguramente algún insensato había interrumpido el sueño de la Hokage, y claro, si ella no dormía nadie tenía derecho al descanso en esa villa.

- Date prisa, Naruto - le apremiaban desde la ventana de su casa, debería haberla cerrado cuando se acostó, así ahora podría estar soñando tranquilamente. En otro tiempo habría saltado de la cama solo con oír las palabras "llamado" y "Hokage", pero ya no. Sabía que no se trataba de una misión, pues tenía prohibido salir de la villa por culpa del maldito Kyuubi.

Su día a día se veía limitado a entrenar hasta caer rendido y después arrastrarse a su casa para dormir oa comer algo de ramen, pero ya no era lo mismo. Antes siempre empujaba emocionado a sus amigos hacia el Ichiraku, pero ahora ninguno estaba

… Sasuke… Sakura-chan …

No le gustaba comer sólo, en alguna ocasión Hinata, Sai o incluso Ero-sennin le acompañaban intentando que se olvidara de sus negros pensamientos.

La última noticia que había recibido de Sakura era que iba a rescatar a su hermano y que Sasuke e Itachi la ayudarían, pero no había dicho nada de cuando iban a volver.

Sabía lo peligrosa que era la misión de Sakura y se le llevaban los demonios al pensar que no podía estar allí para ayudarla y para terminar con sus nervios ella se había encontrado con Sasuke.

No sabía que pensar respecto a eso, las veces que se había encontrado con el Uchiha para intentar que volviera no haber sido de lo más amigables, su amigo había cambiado, ya no era el mismo que había conocido, al que consideraba su hermano y echaba de menos todos los días. Pese a todo ello, nunca había perdido la esperanza de que volviera a la villa, aunque en esos últimos tiempos su ánimo había estado por los suelos.

Había intentado ser el de siempre, hiperactivo y sin rendirse jamás, pero era frustrante saber que todos se estaban jugando el cuello mientras él no podía hacer más que entrenar y bailar al son que el Consejo mandaba para que no sospecharan.

Al principio, había incordiado a Tsunade hasta el cansancio, pero había tenido que calmarse para mantener las apariencias. Se sintió como un animal enjaulado, Necesito hacer algo y hacerlo ya… si tan sólo Sakura estaba allí…

Se ajustó la banda de ninja y dibujó en su cara una de sus radiantes sonrisas, ella no querría que se diera por vencido. Podía imaginar lo que su "hermanita" le diría si se enteraba de que había dejado que la tristeza le ganara la partida. Por ello puso su mejor expresión de determinación y salió de su casa de un gran salto.

- Vamos a ver que quiere la vieja dattebayo - dijo el rubio comenzando a correr por los tejados rumbo a la torre, seguido de cerca por sus maestros.

Unos gritos resonaban claramente desde el exterior conforme unos rápidos pasos se acercaban a la ventana del despacho.

A Sasuke no le hacía falta mirar para saber quien atravesaría el balcón en unos segundos, una sensación de desazón le carcomió el estomago.

- ¡Tsunade-obaachan! ¿Qué es lo que… - el ambiente se volvió pesado cuando el rubio puso sus pies en el suelo del despacho y echó un vistazo a los presentes deteniéndose en Sasuke y componiendo una seria expresión que resultaba extraño ver en su rostro siempre con una alegría infantil .

Nadie dijo nada. El Uchiha contuvo la respiración y no apartó la vista de los azules ojos del Uzumaki.

-… Sa-su-ke… - pronunció quedamente. El portador del Sharingan sólo le devolvía una mirada de ojos oscuros sin pestañear.

De pronto, Naruto frunció el ceño, se adelantó unos pasos y tumbó al pelinegro de un puñetazo.

El antiguo Hebi se tensó inmediatamente ante la agresión a su líder, ahogando una exclamación sorprendida.

Sasuke seguía en el suelo, se incorporó un poco de rodillas y con una mano limpió con lentitud el hilo de sangre que salía de sus labios. Podía buscar apartado, vio claramente sus movimientos y podía haberlos esquivado con facilidad, pero no lo hizo. Aceptó la ira de Naruto porque se la merecía, al igual que el rubio había soportado todos sus desprecios cuando fue a buscarle, todos sus desplantes cuando le habló de la amistad.

No le miró a los ojos, se sintió como un perro apaleado que vuelve con el rabo entre las piernas. Porque aunque todo su orgullo se lo negara, eso era lo que había hecho. Él se equivocó en sus decisiones haciendo daño a mucha gente y destrozándose a sí mismo.

Y ahora había vuelto pidiendo que lo aceptaran de nuevo, aunque jamás lo diría. Aunque actuara como si les estuviera haciendo un favor al volver, era él quien necesita la ayuda.

Él lo sabía.

Ellos también.

Ninguno diría nada.

Tenía la vista clavada en el suelo, pero con su vista periférica pudo captar que Naruto se movía. Sasuke no hizo nada, si quería golpearle de nuevo era libre de hacerlo, él no iba a defender.

No esta vez.

Todo en lo que había creído se había desmoronado al saber la verdad sobre su familia, sus conceptos sobre su misión en la vida, variado radicalmente, y en ese tiempo había aprendido a valorar la amistad que el rubio siempre le ofreció incondicionalmente.

Naruto parece a Sasuke arrodillado en el suelo, con la mirada baja. Como alguien a quien la vida ha dado tantos palos que ya se ha cansado de levantarse. Vio al vengador frustrado, al hijo que se quedó solo, al muchacho que odió a su hermano, al traidor, al orgulloso Uchiha, pero por encima de todo eso vio a su amigo ... a su hermano .

El rubio sabía que nunca se disculparía por venderdo, ni siquiera por haber peleado con él en el Valle del Fin hasta dejarlo casi muerto, el Uchiha era del tipo de persona que se cortaría antes de una mano que admitir un error. Pero allí estaba, en el suelo, sin defenderse. Podría haber evitado su puño con facilidad pero había decidido humillarse, supuso que eso era lo más parecido a una disculpa que podía salir de Sasuke.

Naruto levantó el brazo de nuevo y el Uchiha se preparó para el golpe, pero nunca llegó.

Sasuke miró la mano del rubio tendida ante sus narices ofreciéndole un apoyo para levantarse. El pelinegro alzó la vista mirando a Naruto con curiosidad ¿ya está? ¿Esa era toda la furia contenida de Naruto?

Sasuke sonrió de medio lado, después de todo el Dobe no había cambiado tanto. Seguía teniendo ese estúpido concepto de inquebrantable lealtad a la amistad. Alzó la vista y se encontró con que el rubio tenía los ojos empañados en lágrimas.

- Hmp… sabía que llorarías como una nena, Dobe - se burló el pelinegro agarrando el brazo que le tendía y poniéndose en pie.

Naruto rió limpiándose los ojos con la otra mano y dándole después una palmada en el hombro. Sus ojos quedaban a la misma altura ahora que ambos han crecido hasta igualar sus estaturas. Se miraron en silencio, comunicándose sin necesidad de palabras como siempre hecho.

- Bienvenido a casa, Teme.

Sasuke sonrió de medio lado y le palmeó el hombro de vuelta. Definitivamente, estaba en casa.

Taka lo observaba todo como si estuvieran en un mundo irreal. Ese chico rubio había golpeado a Sasuke y luego le llamaba teme, y encima el Uchiha no lo freía a Chidoris. Era simplemente muy difícil de creer, y algo les decía que si cualquier otra persona, que no fuera el muchacho de ojos azules o en todo caso la pelirrosa, lo intentaba no sobreviviría para contarlo.

- Hn… por cierto, vuelve a golpearme y será lo último que hagas, usuratonkachi - amenazó componiendo su peor mirada.

- ¡¿A quién llamas usuratonkachi, Teme ?! - las viejas costumbres nunca mueren.

Un golpe seco cayó sobre la cabeza de Naruto. El chico lejos de quejarse se volvió esperanzado, sólo había una persona que le golpeaba de ese modo cuando insultaba a Sasuke.

- Mi Aneue me dijo que te pegara así si te ponías a gritar - le dijo con convicción el pequeño Haruno.

- ¡Kotaro! - el niño se encuentra todavía en brazos de Tsunade, pero fue arrancado de ellos por un efusivo rubio que comenzó a darle vueltas por el aire- sabía que lo conseguirías dattebayo. ¡Sakura Chan! - llamó buscando a la pelirrosa para abrazarla.

Nadie contestó.

Naruto se quedó serio de repente y miró a los presentes.

- Teme, ¿Dónde está Sakura-chan? - preguntó temiendo lo peor.

- Hmp. Ella vendrá en unos días, Dobe - contestó el Uchiha.

- Al parecer, mi imprudente alumna ha decidido visitar el Oráculo para obtener más información sobre la profecía - completó Tsunade ya que parecía que Sasuke se había cansado de hablar tanto.

- Mi onee-san me dio un mensaje para ti, Naruto-nii - dijo Kotaro alegremente - dijo que cuando ella volviera te iba a dar una buena por golpear a Sasuke.

El Uchiha no se sorprendió de que la pelirrosa supiera cómo reaccionaría Naruto al verle, ella era la que mejor le conocía.

- No entiendo porqué. - Comenzó a cavilar el niño - antes de que se fuera, ellos estaban luchando en la habitación de Sasuke-nii y ella le dio muchos golpes, los oímos desde abajo ¿verdad Suigetsu-niisan ?.

Suigetsu asintió efusivamente intentando aguantarse las carcajadas.

Un leve sonrojo acudió a las mejillas de Sasuke y desvió la vista alzando con dignidad la cabeza hacia un lado, dispuesto a ignorarlos. Por supuesto, sabía que ninguno se había escapado que no había estado exactamente "luchando" como el pequeño decía.

Tsunade lo miraba con la boca abierta, levemente desencajada, Jiraya había puesto su mejor cara de perversión y Kakashi había dejado a un lado su amado libro para observarle detenidamente, lo único que le faltaba era destapar el Sharingan. No, ya no faltaba nada, acababa de destaparlo.

- Genial. Seguro que le dio una buena paliza - Las miradas aun shockeadas se volvieron hacia el rubio, parecía que no todo el mundo se había percatado del sentido real de la frase.

- Itachi- niisan dijo que se estaban matando - apuntó con entusiasmo el niño.

-… - Itachi, que se mantuvo mantenido callado pasando desapercibido hasta el momento, ignoró el comentario como siempre.

- Bueno. Basta de tonterías - dijo la voz de Tsunade autoritariamente - Itachi, es mejor que nadie sepa que estas aquí. Hemos hecho correr el rumor de que has muerto a manos de Sasuke. Mañana concretaremos los detalles de cómo vamos a actuar, esta noche quédate aquí.

El primogénito Uchiha asintió sin hacer ningún comentario.

- Por ahora, diremos que Sasuke ha sido absuelto de los cargos por matar a Itachi y Orochimaru, peligrosos enemigos de Konoha y por la ayuda prestada en el rescate de Haruno Kotaro. Ahora largos y dejadme dormir - ordenó con tono duro.

- Quedaos en mi casa 'ttebayo - propuso el rubio emocionado, comenzando a caminar hacia la ventana cargando a Kotaro alegre sobre su espalda.

Sasuke suspiró siguiéndole con resignación. Genial, lo que le faltaba era pasar la noche en la casa de Naruto. " Bienvenidos a tugurio Uzumaki " Eso es lo que debería poner en el felpudo de su puerta, no creía que sus hábitos de orden y limpieza hubieran variado mucho en esos años.

- ¿Nosotros también? - preguntó Karin extrañada, en nombre de todos.

- Claro - contestó el rubio sin entender sus dudas - la casa del Teme está deshabitada, no creo que podáis dormir allí.

El Uchiha pensó que quizás podría estar en mejores condiciones que el apartamento del "adorador del ramen".

- Pero ni siquiera nos conoces - se asombró la pelirroja.

- Sasuke-teme dice que sois de fiar ¿no? - El pelinegro asintió a la pregunta - entonces andando dattebayo.

El antiguo grupo Hebi los siguió, confirmando su teoría de que los ninjas de Konoha eran todos muy extraños y con un alto concepto de la lealtad. Pero sin duda, eso los hacía especiales.

Al pasar al lado de Kakashi, este le puso una mano en el hombro a Sasuke que se paró a mirarlo.

- Bienvenido Sasuke - le dijo sonriendo bajo la máscara - sabía que no podías abandonarlos del todo.

- Hmp - compuso una sonrisa torcida - sensei.- saludo con una leve inclinación de cabeza.

Kakashi tenía un concepto demasiado bueno de él. Sus motivos para volver eran puramente egoístas, todo lo que estaba en Konoha, la mujer que quería, su hermano y su mejor amigo vivían allí, la venganza que había buscado tanto estaba en la aldea, a su parecer no motivos muy nobles . Ni siquiera se habría planteado volver de no haber encontrado a Sakura.

Sakura… Ojala volviera pronto, no le gustaba que estaba lejos de él. No estaba tranquilo sin la presencia de la pelirrosa a su alrededor, quien lo hubiera dicho.

- ¡Sasuke! - la estridente voz de Suigetsu le llamó para que los siguiera.

- ¡Sasuke-teme! ¡Vamos! - Naruto le llamaba al mismo tiempo gritando también.

Kami, iba a ser una larga noche. Entre los dos lo volverían loco. Pensaba recorriendo las calles de la villa rumbo a la casa del Uzumaki.

Sakura escalaba con esfuerzo la escarpada ladera que la separaba de su destino.

Había estado viajando durante toda la semana a buen ritmo, ya que quería llegar cuanto antes para así poder volver a Konoha rápidamente. Se sintió inquieta por lo que podía ocurrir en la villa. Según la información que ha sido recogido en la guarida de Akatsuki, el ataque a la aldea era in. De modo que debía darse prisa y volver cuanto antes.

Se verá algo debilitada, estaba cansada ya que únicamente había parado para dormir. Seguramente tenía un aspecto horrible, sucia por la tierra del camino y más pálida de lo habitual pues la asquerosa comida del antro en el que se había hospedado esa noche le había revuelto el estómago.

Había tenido que alojarse en un hostal de mala muerte, ya que el lugar al que se dirigía estaba alejado de toda civilización y era lo único que había podido encontrar. Podría haber dormido a la intemperie, pero al viajar sola le había parecido imprudente bajar la guardia sin un techo sobre su cabeza, aunque este no ofreciera mucha seguridad que digamos.

Llegó a la parte más alta del risco, ante ella se extendían unos doscientos metros de meseta rocosa, se acercó con pasos tranquilos para asomarse al otro lado de la pendiente. Contempló como el escarpado camino descendía a un valle nebuloso. Abajo, en medio del valle pudo observar un majestuoso edificio que brillaba en tonos nácar y plata entre la niebla, parecía un templo hecho con la luz de la luna ya que destellaba como el diamante.

Se disponía a descender cuando la misma neblina que parecía tapizar el suelo se alzó en torno a ella envolviéndola, giró sobre sí misma y correctamente una figura acercándose.

Madara ejecuta a la kunoichi pelirrosa que tenía la mirada fija en un punto de la niebla que la rodeaba. Por fin la había encontrado, esa entrometida molestia que se había cruzado en sus planes desbaratándolo todo.

Había evitado que Sasuke matara a Itachi y luego le había arrebatado al niño que tenía el poder necesario para asegurar la guerra. Todo eso le había irritado profundamente, de modo que había variado sus planes. Atacaría Konoha hasta reducirla a cenizas, sí, pero acabaría con esa mediocre kunoichi que se había atrevido a inmiscuirse en los asuntos de su clan.

Se acercó sin ningún tipo de precaución, ella no era rival para el fundador del clan Uchiha, el legendario Uchiha Madara, líder de Akatsuki. La mataría antes de que ella se diera cuenta siquiera de lo que pasaba, no tenía oportunidad contra él.

La muchacha movió la cabeza y abrió mucho los ojos al verle, tensó su postura como si pensara huir. Demasiado tarde, estúpida. Pensó el ninja.

- De modo que tú eres la zorra entrometida que ha estado entorpeciéndome - le dijo con su rasposa voz mirándola con el Sharingan. Fin del juego. Ella le había mirado a los ojos, ya no saldría jamás de ese risco.

-…… - la chica todavía permanece de piedra, le miraba con los ojos muy abiertos en estado de pánico. Seguramente sabía lo que iba a ocurrir a continuación.

- ¿De verdad creías que ibas a sobrevivir a todo esto? - Dijo en tono despectivamente burlón, y el resultado con desagrado - sé que Sasuke ha mostrado interés en ti, pero jamás permitiré que te mezcles con el clan, no eres digna de la sangre de los Uchiha.

No entendía como su descendiente podía sentirse atraído por esa extravagancia de pelo rosa, era débil e insignificante. Pero eso ya daba igual, ella estaba condenada desde que había decidido meterse en su camino, y seguramente ahora también debería matar a Sasuke e Itachi. Eran sacrificios necesarios para su venganza contra Konoha.

- Tranquila, tu amante pronto se reunirá contigo en el más allá - alzó su katana - si hubieras sido más lista, habrías pudo morir junto a todos los tuyos mañana en Konoha, lástima, ahora tendrás que esperarles.

Con un rápido movimiento atravesó su pequeño cuerpo justo por el corazón, un grito de dolor salió de los labios de la kunoichi que abrió los ojos con sorpresa.

Madara se acercó más a ella todavía sosteniendo el mango de la katana cuya hoja se hundía en el pecho de la muchacha, con la otra mano agarró la cadena plateada que pendía de su cuello y tiró arrancándola.

Miró con desagrado el dije con el símbolo Uchiha que ahora sostenía en la mano, estaba manchado de la sangre que brotaba abundantemente de la herida de la muchacha. Se lo guardó al tiempo que retiraba de un movimiento la espada volviendo a envainarla, lo que hizo que el cuerpo de Sakura cayera inerte a sus pies.

- Es un insulto que tú portes el emblema de mi clan, aunque sea en tumba - se agachó para comprobar que ya no respiraba. Él no era un inútil y no iba a dejar nada al azar.

Sonrió con satisfacción y se dio la vuelta para marcharse de ese lugar, su aura no le gustaba en absoluto. Había tenido suerte de alcanzar a la kunoichi antes de que descendiera al valle, ya que la energía que emergía del oráculo lo rechazaba impidiéndole la entrada. Supuso que era algo demasiado puro para su alma contaminada.

Con un destello crepitante de fuego desapareció dejando tras de sí el cuerpo sin vida de la pelirrosa.


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