Heart of the Darkness [Dean W...

By LauraWinchester26

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Intentaría convencer de que no es la típica historia de amor, pero en el fondo, debajo de toda la oscuridad q... More

Capítulo 1. "Paper Crown"
Capítulo 2. "When The Darkness Comes"
Capítulo 3. "Cut"
Capítulo 4. "Slip Away"
Capítulo 5. "First Defeat"
Capítulo 6. "Life Is A Highway"
Capítulo 7. "Desperado"
Capítulo 8. "Make It Rain"
Capítulo 9. "In My Time Of Dying"
Capítulo 10. "Hey Hey My My"
Capítulo 11. "Lights"
Capítulo 12. "Crossroads"
Capítulo 13. "Weight Of The World"
Capítulo 14. "Angel By The Wings"
Capítulo 15. "Silent Lucidity"
Capítulo 16. "Dreaming With A Broken Heart"
Capítulo 17. "Hymn For The Missing"
Capítulo 18. "Black"
Capítulo 19. "Good Luck, Bad Luck"
Capítulo 20. "Wicked Game"
Capítulo 21. "Sisters Of The Moon"
Capítulo 22. "Way Down We Go"
Capítulo 23. "Comfortably Numb"
Capítulo 24. "Who Wants To Live Forever"
Capítulo 25. "Hurts Like Hell"
Capítulo 26. "Send Me An Angel"
Capítulo 27. "Scars"
Capítulo 28. "Silence"
Capítulo 29. "War Of Change"
Capítulo 30. "Losing My Religion"
Capítulo 31. "Vultures"
Capítulo 32. "Watching Over Me"
Capítulo 33. "Don't You Worry Child"
Capítulo 34. "When The Levee Breaks"
Capítulo 35. "In The Water"
Capítulo 36. "The Four Horsemen"
Capítulo 37. "Night Moves"
Capítulo 38. "Catch The Rainbow"
Capítulo 39. "Tears In Heaven"
Capítulo 40. "Half Hearted"
Capítulo 42. "Oh Death"
Capítulo 43. "Acid Rain"
Capítulo 44. "Running Out"
Capítulo 45. "Let This Haunt You"
Capítulo 46. "The Butterfly Effect"
Capítulo 47. "Take You Down"
Capítulo 48. "Calm Before The Storm"
Capítulo 49. "Barely Alive"
Capítulo 50. "My Heart Will Go On"
Capítulo 51. "Broken Parts"
Capítulo 52. "Feel It In Your Heart"
Capítulo 53. "Broken Bones"
Capítulo 54. "Madness"
Capítulo 55. "I Put A Spell On You"
Capítulo 56. "Tears Of An Angel"
Capítulo 57. "No One Knows"
Capítulo 58. "Jenny Of Oldstones"
Capítulo 59. "Bitch"
Capítulo 60. "My Least Favorite Life"
Capítulo 61. "Shadow Of Mine"
Capítulo 62. "You're Somebody Else"
Capítulo 63. "Power Over Me"
Capítulo 64. "As Time Goes By"
Capítulo 65. "Times Like These"
Capítulo 66. Everything I Wanted
Capítulo 67. "Fell From Heaven"
Capítulo 68. "Play The Game Tonight"
Capítulo 69. "Blessings"
Capítulo 70. "Hold On"
Capítulo 71. "David"
Capítulo 72. "Footprints"
Capítulo 73. "The Whistler"
Capítulo 74. "Atlantis"
Capítulo 75. "Dark Side"
Capítulo 76. "Jekyll and Hyde"
Capítulo 77. "Headstrong"
Capítulo 78. "Carry On Wayward Son"
Capítulo 79. "Cold As It Gets"
Capítulo 80. "Brighter Days"
Capítulo 81. "Daylight"
Capítulo 82. Only You
Capítulo 83. Monster
Capítulo 84. Orpheus

Capítulo 41. "Hollow"

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By LauraWinchester26

"I used to have it all but you gave me up when it got too much. Will I ever make it out? Tell me what I gotta do now, am I gonna see tomorrow? Can't swallow this sorrow, there ain't no other love around. I'm left in the hollow"

Un mes más tarde desde mi ruptura con Dean y que él estuviese a punto de aceptar a Miguel, no habíamos tenido novedades del Apocalipsis y de Lucifer hasta que salió a la luz algo curioso. Una epidemia de gripe A en una pequeña ciudad. El brote fue rápido, en menos de 36 horas ya habían más de 70 casos. Sin embargo, lo que los doctores desconocían era que no sólo había pasado eso, nosotros también habíamos observado que estatuas en una iglesia habían empezado a llorar, así que no era una simple epidemia. El jinete de la Peste estaba dejando sus migas de pan por cada ciudad por la que pasaba, la epidemia era su rastro y estábamos seguros de que había pasado por esa ciudad. Por mucho que le siguiéramos el rastro, era imposible adivinar su próximo movimiento.

-¿Por qué reparte la gripe cuando tiene el virus Croatoan en la manga? -preguntó Sam.

-No importa lo que esté haciendo ese hijo de puta -Bobby respondió directo- Importa que este es el cuarto sitio en el que ha estado que sepamos y seguimos sin atraparle, ¿no tenéis nada?

-No hay un patrón definido -respondí desde el asiento de atrás del Impala.

-Está bien, un segundo -Bobby dejó el teléfono y se escuchó el chirriar de la silla de ruedas- Bueno, según veo aquí, sigue yendo hacia el Este, así que seguid hacia el Este.

-Bobby, estamos en Nevada, tenemos casi todo el país al Este -Dean se quejó.

-Oíd, tengo una idea -murmuró alguien en alto. Todos nos giramos a comprobar y vimos a Crowley, que había aparecido de la nada, sentado a mi lado en el coche. Dean derrapó con el coche y frenó, cuando Sam sacó el cuchillo para matar a Crowley, ya había desaparecido y apareció de nuevo fuera del coche en la carretera.

-¿Charlamos fumando un cigarrito? -me miró a mí, sabiendo que yo fumaba, todos salimos del coche- Estáis cabreados, deberíamos hablarlo..

-¿Quieres hablar? -Sam se acercó a él amenazante, mientras que Crowley retrocedía- ¿Después de lo que nos hiciste?

-¿Después de lo que yo os hice? ¡Yo os di el Colt!

-¡Sí y sabías que no funcionaría contra Lucifer! -Sam continuó gritando- Nos engañaste y perdimos buenos amigos en esa carga suicida.

-A quién llevéis con vosotros es asunto vuestro -respondió con toda la razón- Oíd, todo sigue igual, seguimos estando juntos en esto. Os puedo entregar a la Peste, se cómo cogerle. Eso os interesa, ¿no?

Mientras que los hermanos estaban de pie enfrente de él, yo me apoyé en el coche y saqué el paquete de cigarrillos para llevarme uno a la boca. Lo encendí con un Zippo que Dean me regaló una vez, que había robado para añadir información y levanté la mirada. Crowley me miraba curioso.

-Os juro que pensaba que el Colt serviría pero nada cambia, yo aún quiero al Diablo muerto y ahora él sabe que le quiero muerto, lo que por cierto, me convierte en el peor hijo de toda la creación.

-Oye, me importa una mierda -Dean le cortó.

-Han quemado mi casa y se han comido a mi sastre -Crowley levantó la voz- Llevo dos meses bajo una piedra como una puta salamandra. Todos los demonios, aquí y abajo, están buscándome y aún así aquí estoy, en el último sitio en el que debería estar en una carretera, hablando con Sam y Dean Winchester y la pequeña bruja adicta a la nicotina bajo una puta farola.

Crowley con un tono de voz elevado y cabreado, señaló la farola y reventó la bombilla dejándonos a oscuras. En mi caso, a mí él me hacía gracia, su forma de expresarse con ese típico acento inglés.

-Venid conmigo si queréis los anillos de los jinetes.

Seguimos a Crowley hasta una pequeña habitación abandonada y hecha polvo en medio de un campo perdido. Era la típica casa a la que gente sin techo recurría para dormir o a la que algún asesino mataría a alguien.

-Aquí estamos, mi vida de proscrito -extendió sus manos y encendió la chimenea sólo con señalarla de nuevo- Una habitación sin dobles ventanas y con una chimenea con preservativos usados.

-Me muero de pena por ti -Dean le cortó rápido, cansado de sus explicaciones- ¿Qué sabes sobre los anillos?

-Os he estado vigilando.

-Los amuletos que llevamos nos libran de los demonios.

-De todos menos de mí -sonrió orgulloso- La noche en la que entrasteis en mi casa, nuestra primera cita, mi valet puso un dispositivo de rastreo en vuestro coche. Una moneda mágica más poderosa que vuestras bolsitas. También me permite oír cosas y vaya las cosas que oí.. Así que vuestro plan es meter al Diablo de vuelta en su caja.

-Has dicho que podrías darnos al jinete -entré en la conversación.

-Bueno, no sé dónde está el jinete en sí pero conozco al demonio que lo sabe -asintió, guardando sus manos en los bolsillos de su abrigo- Es lo que podría llamarse el "mozo de cuadra" de los jinetes.

-¿Cómo lo hacemos cantar?

-Lo traeremos aquí y yo le persuadiré -todos le miramos sorprendidos- Por favor, llevo años haciendo que los santos pequen. ¿Creéis que no puedo con un demonio?

Crowley nos indicó que el demonio por el que teníamos que ir, era el gerente de una farmacéutica muy importante, así que como tal, nosotros nos pusimos a preparar todas nuestras armas.

-¿Listo para irnos? -pregunté.

-Sí, Sam mantén la chimenea ardiendo -informó Crowley.

-¿De qué hablas? -preguntó Dean.

-Sam no viene.

-¿Y por qué no? -Sam se giró y preguntó molesto.

-Porque no me caes bien, no confío en ti, y sí, sigues intentando matarme -Crowley dijo con obviedad- No estás invitado, os lo pido a vosotros dos, ¿qué vais a hacer?

Dean y yo intercambiamos una mirada, estaba claro que él no quería ir sin su hermano, así que Sam miró a Crowley con una sonrisa ganadora.

-Yo iré contigo -hablé, provocando una sonrisa de vuelta del demonio.

-Al fin, alguno de vosotros que muestra algo de pelotas -Crowley exclamó.

Se giró para salir por la puerta y yo empecé a seguirle mientras acababa de meter el cargador en la pistola.

-Esperad -Dean murmuró serio- Yo también voy.

Sam se quedó callado observando cómo nos íbamos sin él. No valía la pena discutir, ya que su hermano había tomado una decisión. El viaje en coche fue de lo más incómodo, ya que dejamos a Crowley sentarse en el asiento del copiloto para tenerlo más controlado, aunque era un demonio, podía desaparecer en cualquier momento. Dean ni siquiera se molestó en poner música, estaba demasiado centrado en la carretera y yo observando el paisaje oscuro a través de la ventana. Desde que lo habíamos dejado, todo se había enfriado entre nosotros. No había desaparecido la comodidad de la relación, pero tampoco la aprovechábamos. Cuando llegamos a la sede de la farmacéutica, Crowley nos dio información.

-Los demonios están arriba, en el piso 12, abajo están los escudos humanos que utilizan para protegerse.

-Entonces tendremos que encontrar una manera de entrar por atrás -murmuré.

-Sólo tienes que pedírmelo con unas copas de vino, un fuego caliente en la chimenea..-Crowley murmuró, mirando hacia el asiento de atrás dónde yo estaba sentada.

Dean carraspeó la garganta para frenar a Crowley y le miró de reojo. Un par de segundos después, el demonio había desaparecido del coche. Dean y yo intercambiamos una mirada rápida y salimos corriendo hacia la entrada del edificio. Crowley había rajado el cuello a todos los humanos en esa planta.

-¿Los has matado? -preguntamos alucinando mientras limpiaba su cuchillo con una servilleta que había sacado de su traje.

-Tenemos poco tiempo.

Crowley nos apartó con ambos brazos de los cuerpos de los hombres y nos llevó hasta el ascensor, yo entré pero cuando lo fue a hacer Dean, le agarró del brazo y le detuvo. Ni él ni Dean entraron.

-¿Qué estás haciendo? -preguntó Dean, mientras yo seguía parada en el ascensor.

-Nosotros no podemos ir ahí arriba -explicó con tono de obviedad- A nosotros dos nos están buscando, somos objetivos fáciles, sin embargo ella puede despistarle. Laura tú sólo haz lo que te he dicho en el coche, funcionará.

Las puertas del ascensor se cerraron inmediatamente después de sus palabras. Mientras se cerraban, Dean y yo encajamos una mirada. Él quería venir conmigo y yo no quería subir sola. Sabía que podía manejarme, pero a pesar de todo, tenerle allí conmigo era un apoyo asegurado. Una vez llegué a la planta de arriba, las puertas del despacho principal se abrieron solas. Un hombre rubio, atractivo, estaba sentado en el escritorio mirándome curioso.

-Laura -sin embargo, sabía quién era- ¿Sin cita previa?

-Fue algo de última hora -le seguí el juego mientras entraba con cuidado.

-Entonces llegas justo a tiempo -las puertas se cerraron a mis espaldas y una silla que había delante de su escritorio, se giró hacia mí- Siéntate, por favor. ¿Cómo están los hermanos?

No le contesté, simplemente me senté.

-Vamos al grano entonces -cerró la pantalla del portátil y se apoyó en la silla, mirándome con una sonrisa ladeada- ¿Qué puedo hacer por ti?

-Más bien, es que puedo hacer yo por ti -me incliné, de forma provocativa pero sútil en el escritorio- Sabes que los hermanos y yo acabamos con un par de tus jinetes, resulta que guardamos sus anillos y por eso estoy aquí. He oído que quieres recuperarlos y que estás dispuesto a pagar.

-¿Dónde están? -se llevó su mano a sus labios y se pasó lentamente la lengua por su labio inferior.

-Aquí no -respondí, observando sus labios para que él lo viese- Si los quieres, me gustaría que vinieses conmigo. Podemos salir de aquí y.. negociar en otro sitio menos frío.

-¿Quién dice que los quiero? -preguntó con una sonrisa, sacándome de contexto ya que Crowley es lo que me había dicho. Se levantó, se abrochó el botón de su traje y se sentó en la esquina del escritorio, delante de mí- Mira, Guerra y Hambre, aun si pudiera volver a ponerles los anillos dudo de que sirviese de algo. No quiero los anillos, lo que quiero es represalia.

En un movimiento rápido, me cogió del cuello y me levantó de la silla con fuerza. Me acercó a su cara y cuando estábamos apenas a centímetros de besarnos, me tiró con fuerza contra la puerta, abriéndose de par en par por el golpe. Conseguí recuperarme un poco y gatear hasta el ascensor, dejando gotas de sangre como rastro del golpe en la cabeza. Se acercó de nuevo a mí y me pateó en el estómago, haciendo que me debilitara y cayese de nuevo al suelo.

-Esto es muy terapéutico, ¿sabes Laura? -continuaba hablando mientras se divertía- Te debo una porque me siento mucho mejor.

El teléfono de su oficina sonó y en cuánto se giró y dio unos pasos para acercarse a su oficina, aproveché para correr con todas mis fuerzas hacia el ascensor y encerrarme en él. Apreté el botón de la planta baja mientras escuchaba sus gritos. Cuando las puertas se abrieron en la planta baja, no había ni rastro de Crowley o Dean. Un segundo más tarde, noté un golpe en la nuca.

-Buena reunión, Laura -de nuevo, se acercó a mí peinándose el pelo- Estoy entusiasmado.

Se estaba acercando a mí cuando vi a Crowley colocarle una bolsa con la trampa de demonios dibujada en ella sobre la cabeza. Después, le golpeó con una barra de hierro varias veces para dejarle inconsciente. Dean corrió hacia mí y me ayudó a levantarme cuando vio todas mis heridas y la sangre brotando de ellas.

-¿Qué ha pasado?

-No quería los anillos, me quería a mí.. -le respondí.

-Imagina la sorpresa en vuestras cara -Crowley añadió con satisfacción- Vuestra ignorancia y desinformación. ¿Qué? Ha ido perfecto.

-No para ella, hijo de puta -Dean rabió más que yo.

-Eso os pasa por trabajar con un demonio -Crowley añadió.

***

Volviendo al sitio abandonado que habitaba Crowley, decidimos parar en una gasolinera para echar gasolina al Impala y además comprar algún snack para el viaje de vuelta, ya que todavía nos quedaba la mitad. Mientras Dean y Crowley se quedaron en el coche haciendo lo que tenían que hacer, yo aproveché para ir al baño. Entonces, fue cuando recibí una llamada de Bobby.

-¿Laura? ¿Dónde estáis? -Bobby preguntó directamente- Sam me ha llamado antes y me ha dicho que le habéis dejado tirado porque Crowley no quería que él fuese. No le tengo cariño a los demonios, pero espero que el plan valga la pena.

-De momento todo bien -mentí, mientras observaba mis heridas en el espejo- Ahora estamos volviendo, en un par de horas ya estaremos con Sam.

-Mas os vale, porque está empezando a sonar como un loco.

-¿Qué quieres decir? -me apoyé en la pared y le escuché atentamente.

-En cuanto os fuisteis, Sam me llamó y ¿sabes lo que me ha dicho? El muy estúpido está pensando en aceptar a Lucifer, y que cuando la jaula se abra, Sam ganar el control y hacer un salto para asegurarse de que Lucifer se queda encerrado.

-¡¿Qué?! -grité- ¿Acabamos de convencer a Dean para que no lo hiciese y ahora Sam? Además, ganar el control sobre un demonio no es nada fácil y menos cuando es el mismísimo Diablo. Se llama "posesión" por una razón.

-Pequeña, todo esto que me estás diciendo ya se lo he dicho yo a él -Bobby suspiró- Sam no puede controlar al Diablo cuando ni siquiera puede controlarse a él mismo. No quiero que le digas nada de esto a Dean, pero mantén un ojo sobre Sam porque ahora mismo está caminando sobre un hilo muy fino.

En cuanto tranquilicé a Bobby y le aseguré de que iba a vigilar a Sam, salí del baño y me acerqué al coche solo para encontrarme a los dos discutiendo. Al parecer, Crowley no quería llevar a Brady, el demonio, al sitio en el que Sam nos estaba esperando ya que según él, tenían historia. Conseguimos convencerle de que no seguiríamos adelante si Sam no formaba parte. Cuando llegamos al sitio abandonado, atamos a Bardy a una silla y fue entonces cuando Sam entró en la habitación.

-Sam, necesito que estés concentrado por la tarea -Dean se acercó a su hermano y le habló serio- Hago esto porque confío en ti.

-¿Confías en qué? -preguntó de vuelta sin entender.

-¿Sam? -Brady se despertó, pero seguía con la bolsa en la cabeza- Sam, ¿eres tú?

Le quité la bolsa de la cabeza y Sam lo reconoció. Brady sonrió orgulloso.

-Brady lleva sin ser Brady en años, desde la mitad de nuestro segundo año de universidad -Sam abrió los ojos sorprendido- Tenías un demonio en el hombro, incluso entonces.

-Hijo de puta.. -Sam empezó a tensarse y a coger tono de cabreo- ¡Tú me presentaste a Jess! Voy a matarte.

Dean tuvo que colocarse delante de Sam para pararle los pies y a pesar de que ambos hermanos estaban fuertes, a Dean le costó sacarle de la habitación. En cuanto ambos hermanos salieron, Crowley entró con una silla que colocó delante de Brady y se sentó en ella.

-Mira, haz el cálculo tú mismo -Crowley hizo una breve pausa- Si Lucifer gana, convertirá este sitio en su reino.

-Él nos creó, ¿por qué nos destruiría? No tiene sentido.

-Mira quién.. qué es y mira lo que somos nosotros.

-Quizá deberías preocuparte menos por nuestras cabezas y preocuparte más por el tuyo -Brady seguía tranquilo- Nadie sufrirá más que tú. Lucifer nunca te dejará morir, mientras que yo conozco mi situación, moriré más allá de lo que te diga.

Crowley entrecerró sus ojos y se levantó de la silla, sabiendo que no había nada más que hacer por el momento, salí con él de la habitación y nos reunimos con los hermanos. Dean estaba en un sillón bebiendo una de las cervezas que había comprado en la gasolinera y Sam se estaba tranquilizando.

-Él no va a ceder, así que ahora tengo que lanzarme yo.

-¿Qué vas a hacer? -pregunté.

-Exactamente la aventura desesperada que intentaba evitar -Crowley se encogió de hombros- Darle una patada a una colmena de demonios.

Crowley desapareció de su manera habitual y de repente, el silencio incómodo se apoderó de la sala. Dean y yo evitamos miradas durante unos segundos, pensando en qué decir o en qué no decir. Finalmente, tendí mi brazo y él me miró.

-¿Me das una de esas?

-Deberíamos limpiarte esa herida -Dean murmuró mientras me pasaba una botella.

-No te preocupes, ya lo haré yo.

Abrí nuestras mochilas y cogí el botiquín de alcohol desinfectante y las gasas. Me acerqué al baño, si se podía llamar baño a aquella habitación destrozada, y me apoyé en la pica para mirar la herida en el espejo. Sin mirar, intenté sacar la gasa del plástico, pero tiré al suelo el bote desinfectante. Solté un bufido de cansancio.

-Déjame hacerlo -la voz de Dean me sorprendió detrás de mí, ya que no le había escuchado acercarse. No quise decirle nada, pero no estaba mal tener ayuda.

Me apoyé de espaldas al espejo y Dean se colocó a pocos centímetros de mí, estaba tan cerca que notaba su respiración en mi pecho. Observé la mirada seria y concentrada de Dean mientras vertía un poco de alcohol sobre la gasa, el suficiente sin mojarla toda. Ya tenían mucha experiencia en curar heridas, así que estaba totalmente tranquila.

-Por suerte la herida no es muy profunda, así que no necesitarás puntos -me informó mientras colocaba suavemente la gasa sobre mi frente y limpiaba la herida. Yo cerré los ojos en un esfuerzo para aguantar el dolor y apreté mi mano agarrándome con fuerza al mueble del baño. Después de los segundos de escozor, me reí ya que recordé una situación parecida al poco tiempo que llevaba cazando con los Winchester- ¿Qué pasa?

-Nada, me he acordado de cuando los Daevas nos atacaron y también me curaste las heridas.

Dean se quedó callado, recordando la situación, pero él no sonrió ni tan siquiera recordando a su padre.

-Ha pasado mucho tiempo de aquello.. y sin embargo, estamos igual que antes.

No era estúpida, se refería a que en aquella época no estábamos juntos y después de todo lo que había pasado, ahora tampoco. Apreté los labios e intenté mirar a otro lado, pero no podía, tenía que mantener la cabeza quieta y las únicas vistas que tenía por culpa de la altura, eran los labios y el cuello de Dean. Su olor todavía me seguía afectando y tenerle tan cerca me embriagaba. Suavemente solté una de mis manos del mueble y la acerqué a su abdomen para posarla lentamente sobre él. Dean apartó la cabeza un poco para mirar hacia abajo y cuando levantó la mirada, empezó a acercarse de nuevo. A nuestras espaldas, la puerta se cerró de golpe. Ambos dimos un pequeño bote por el susto y fue cuando escuchamos una silla colocándose bajo el picaporte de la puerta. Sam.

-¡Sam! -gritamos los dos mientras golpeamos la puerta- Abre la puerta.

Sam estuvo un par de minutos desaparecido y nosotros encerrados. Si hubiésemos estado juntos, Dean y yo hubiésemos aprovechado para tener un momento íntimo juntos, ya que era una buena ocasión, pero no fue así.

-¡Está bien! -escuchamos a Sam detrás de la puerta- Voy a abrirla.

Sam abrió la puerta y Dean salió directo hacia la sala donde estaba Brady, preocupado de que su hermano hubiese hecho algo de lo que nos podíamos arrepentir. Por suerte, Sam había conseguido controlarse y no le había hecho nada.

-Dios, qué día he tenido -Crowley apareció buscando atención, entonces miró al demonio- Buenas noticias, vas a vivir para siempre.

-¿Qué has hecho? -preguntó preocupado.

-Fui a la guarida de un demonio e hice una pequeña masacre, dejé vivo a uno de ellos -Crowley explicó mientras daba vueltas a la silla- Quizá le di la impresión de que dejaste tu puesto, porque tú y yo somos amantes aliados contra Satán.

Brady cerró los ojos, arrepentido, ya que Crowley le había convertido en un traidor.

-Ahora que estás en la lista del tormento eterno del jefe haciéndome compañía, tenemos otra cosa en común; un cobarde instinto de supervivencia. Entonces, ¿por qué no me cuentas ahora dónde está Peste?

Brady abrió la boca para responder, pero escuchamos el ladrido de un perro alrededor del lugar abandonado. Todos nos quedamos en silencio, alerta. Sabíamos exactamente lo que era.

-¿Qué hace un perro del infierno aquí? -preguntó Dean, ya que le vinieron recuerdos.

-Mierda -Crowley sacó algo de un bolsillo de su chaqueta- ¿Recordáis mi dispositivo de rastreo? Los demonios me han puesto uno.

-¿Un perro del infierno te ha seguido? -preguntó Sam, levantando la voz.

-Técnicamente siguió el dispositivo.

-Sacadme de aquí y os lo diré todo -Brady se había puesto nervioso.

-Deberíamos irnos -murmuré.

-Lo siento chicos, pero nadie sabe más de perros que yo, es demasiado tarde para irse -Crowley tiró la moneda, que era el dispositivo hacia arriba y Dean lo cogió al vuelo, en cuanto miramos, Crowley había desaparecido y ahora el perro del infierno iba a seguir a Dean.

-Por suerte hay sal en la cocina -buscamos una solución rápida.

Antes de que Dean pudiera llegar a la sal, escuché el sonido de cristales rotos. El perro había entrado a la sala. Le ordené a Sam que se quedase vigilando a Brady, mientras yo corrí hacia las mochilas donde teníamos las escopetas. La agarré con las manos y me guié por el ruido. Vi a Dean arrinconado disparando hacia el pasillo, entonces yo también me sumé, pero el perro seguía avanzando hacia él por el sonido de sus pisadas.

-¡Eh! -gritó Crowley, que había aparecido de la nada- ¡Quieto!

-¿Puedes controlarlos? -pregunté.

-No a ese -señaló a la nada, pero entonces tocó a un perro gigante invisible a su lado- He traído al mío, es más grande. ¡Ataca!

Nos apartamos del camino y empezamos a observar la pelea invisible de ambos perros. Iban apareciendo rastros de sangre y los muebles se iban rompiendo allí por dónde pasaban. Era hora de salir de allí, así que soltamos a Brady de la silla y de la trampa para demonios, pero aún así le teníamos controlado. Les dejamos allí y nos subimos al coche, Dean aparcó en el primer callejón que encontramos. Una vez allí, Brady nos escribió en un papel la dirección en la que el Jinete iba a estar. Nosotros nos alejamos, dejando a Sam con Brady arrinconados en ese callejón. Dean y yo creamos una línea de sal para que así el demonio no pudiese salir. Era justa la venganza de Sam.

-¿Qué es esto? -Brady sonrió confiado.

-Todos esos ángeles, esos demonios.. no lo entienden, ¿verdad Sammy? -Sam negó con la cabeza ante la pregunta de su hermano- Brady, somos nosotros a quienes deberías temer.

-Este debe ser un gran momento para ti, te hará sentir mejor -Brady seguía sin moverse, a pesar de que Sam avanzaba hacia él con el cuchillo en mano- Tú confiaste en nosotros y nos permitiste entrar en tu vida. ¿Alguna vez te has preguntado por qué? Quizá sea porque tenemos lo mismo en las venas.

Esa fue la frase que hizo estallar a Sam. Brady no tenía una oportunidad contra él. En cuánto Sam consiguió arrinconarle, acabó con él en menos de un minuto. Recordé la llamada de Bobby y lo que Sam pretendía hacer. Si teníamos que llegar a ese punto, estaba segura de que Sam podía conseguir control sobre Lucifer si se lo proponía. 

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