Capítulo 4: A solas.
Las chicas del burdel lo saludaron demasiado alegres y emocionadas por su presencia. Algunas le pedían masajes en los pies, otras que las ayude a maquillarse y un grupito lo invitaba para jugar cartas antes de que lleguen los clientes. Él, muy diferente a Draken, las rechazaba de forma amable, con una sonrisa angelical que les hacía suspirar a todas las prostitutas que lo conocían por un apodo especial.
"El novio de Ken"
Ellas esperaban el momento exacto en que ambos niños tengan alguna marca de amor en el cuello o vengan de la mano para molestarlos o felicitar ese hermoso noviazgo. Querían verlos felices, porque solo las chicas de ese lugar vieron a esos niños crecer junto a sus sentimientos.
Una hermosa historia de amor que no se cansan de contarles a las nuevas.
Todas se quedaron en la puerta de sus habitaciones hasta que finalmente Satoru desapareció por ingresar al cuarto de Draken. Apenas las puertas se cerraron este suspiró cansado y observo tranquilo al rubio trenzado que leía una revista de motocicletas mientras descansaba en su cama. Satoru una vez se quitó los zapatos se lanzó sobre el cuerpo de Draken quien gruñó y expulsó todo el aire que retenía por los nervios.
Tuvo que levantar un poco sus brazos cuando Satoru comenzó a arrastrarse sobre él cual gusano hasta meter su cabeza debajo de la revista, un claro gesto de berrinche de su parte para que Ken le de atención.
— ¿Qué quieres? ─ preguntó para fingir desinterés y molestia, cuando era bastante delatado por el leve temblor en sus manos por tener al otro tan cerca suyo en una pose muy sugerente.
—Peina mi cabello. — ordena con un pequeño puchero, dándole un pequeño ataque de ternura a Draken que lo ocultó bastante bien al estrellar la revista en su rostro.
—Está bien, pero quítate de encima, gordo.
—Gorda la tengo ¿Quieres ver?
—¡¡Ya muévete!!
Draken lo empujó provocando que quede del lado de la pared en la cama y este se sentó en el borde para buscar un peine y unas ligas para el cabello —que son especialmente para Satoru ya que las guarda en un frasco muy a parte de las que usa para él y Mikey.
Apenas ambos chicos se acomodaron, el rubio comenzó con peinar los cabellos disparejos del azabache, aunque era una pequeña excusa para tardar más y poder tocar las suaves hebras.
"Se bañó hoy" es lo que piensa Draken cuando nota algunos mechones aún mojados y otros demasiado secos. Les puso real atención a los mechones largos de su nuca y una pregunta surgió en su mente.
— ¿Por qué te dejas solamente largo la nuca? — pregunta con falso desinterés.
—Es como si me preguntaras por qué no tengo moto. — se burla el de menor estatura (5 cm) que estaba demasiado relajado por su toque.
Draken bufó molesto. — Por algo te pregunto, tonto.
Los finos cabellos azabaches desaparecieron de su mano cuando Satoru volteó un poco la mitad de su cuerpo para encararlo. Ambos tuvieron un pequeño ataque al corazón por la enorme cercanía de sus rostros que aparentaron demasiado bien con diferentes expresiones; uno burlón y otro serio.
—Porque si está corto ¿Qué otra excusa puedo tener para que me peines?
—Podrías comenzar con dejar de cortarte tu sólo el cabello — regaña mientras lo empuja para que mire al frente y no pueda ver sus mejillas sonrojadas — ¿Tu mamá no te dio suficientes chanclazos como para que dejes de hacerlo?
—Nunca son suficientes para ella ~
Esquivó la pregunta con una burla hacia su madre. Agradeció que Draken no le esté viendo el rostro, porque sabe que si él lo llega a ver ya no podrá sostener esa mentira nunca más y no quiere que el otro se preocupe por él.
No quiere ser una carga más.
— ¿Le gustó la sandía que les mandé? — pregunta algo ansioso el rubio. Teniendo que desarmar la trenza que le estaba haciendo por los nervios, con la leve excusa de que se equivocó en un paso.
—Papá se la acabó toda y mamá le tiró su zapato de madera a la cabeza. — se burla de la desgracia de su padre, con una escena que recordó de hace mucho tiempo.
Es curioso, piensa Satoru. Mientras menos quiere hablar de ellos, más el otro se empeña en saber, pero ya casi llega a su límite al igual que sus recuerdos y anécdotas. No sabe por cuánto más pueda sostener esa mentira, cuándo se terminará de derrumbar y sabrán de su desgracia.
Ahora que lo medita, cree que es algo tonto lo que hace. Hace años que Draken no ve a sus padres y él, por obvias razones, no conoce a los del rubio por causa del abandono. Sabe que el rubio se vio obligado a madurar a muy temprana edad a causa de las circunstancias de su vida y él más que nadie podrá entenderlo, comprenderlo y apoyarlo.
Tal vez pueda decirle la verdad...
—Ken, yo... Tengo que confesarte al- ¡¡Auch!! — un repentino jalón en el pelo provocó que voltee a ver al otro con molestia — ¡¿Qué te pasa?!
—¡No digas esas cosas de golpe, idiota! — reclama igual de molesto el otro. Respiró hondo para calmar el violento palpitar de su corazón ante todas las posibilidades que tenía "¿Se va a confesar? ¿Aquí y ahora? ¡No estoy listo!" — ¿Qué quieres decirme?
Ambos se miraron a los ojos con diferentes sentimientos, pero igual de nerviosos —aunque por diferentes razones— los dos adolescentes estaban pendientes de los gestos del otro. Draken intentaba prepararse mentalmente, la idea de que Satoru se confiese como los mangas Shoujo que le mostró Baji hace que muera internamente ¡No está para nada listo! Su corazón podría explotar en cualquier momento y no cree que su consciencia lo resista.
Satoru, por su parte, notaba la alteración de Draken y creyó que estuvo mal haber dicho eso. Quizás el otro no esté listo para esa verdad de su parte, pero de igual forma se alteró que el rubio al ver su rubor e imaginar una posibilidad de sus nervios.
¿Él creyó que hablaré de eso?
Expresar sus sentimientos a Draken jamás estuvo en su lista de deseos, tal vez sí, pero muy al fondo por su maldita cobardía. Tragó mucha saliva —gesto que alteró a Ken "¡¡Si va a hacerlo!!" —, tal vez se le ocurra una forma de desviar el tema de conversación.
Los dos estaban alterados y ninguno estaba listo para saber lo que siente el otro ¡Sus corazones no soportan esa presión!
—Ken, yo-
—¡Ken, tienes una llamada!
—¡AAHHHHHHHH!
Ambos adolescentes gritaron al mismo tiempo por el repentino portazo por parte de uno de los guardias que ingresó de golpe a la habitación, siendo totalmente insultado por las chicas del burdel por haber interrumpido algo sumamente importante y el hombre entrando en pánico por tener a los dos adolescentes con sus almas saliendo de sus bocas a causa del susto.
EXTRA:
Mitsuya observó con sospecha a su hermano gemelo de alma a causa de su actitud. Desde que este llegó a la reunión sin Satoru comenzó a sospechar que estos se pelearon y esa suposición aumentó cuando vio llegar al azabache junto a Mikey que parecía molestarlo con algo.
Cuando a Satoru lo irritan suele ser demasiado expresivo.
No comentó nada al respecto, prefiere darle su espacio y esperar a que Draken sea quien junte el valor para hablar de sus sentimientos. Qué lástima para Satoru que por su lado eso no pase.
—Tienes cara de haberte cagado encima. — comenta entre risitas Nahoya Kawata.
—¡Hermano! — regañaron los otros dos algodones de azúcar al trillizo mayor.
—¡Ha ha! ¿Problemas maritales, papá?
—¡Baji-san! — ahora era Chifuyu quien regañaba a su capitán, demasiado asustado con lo que este era capaz de sufrir a manos del Sadao.
—Gracias, Mikey también me lo dijo — le resta importancia el azabache antes de bajarse de la moto y ayudar a Emma a bajar de esta —. No estoy de humor, para ninguno de los dos.
—¡Si! ¡Satchin sólo me va a contar todo a mí! ¿Verdad? — presume burlona la rubia mientras se aferra al brazo del chico — Después de todo, no puedes ocultarle nada a tu reina.
—¿Reina? — cuestiona incrédulo su hermano — De lo único que eres reina es de las feas ¡Satchin es mío, así que aparta!
Ambos hermanos sabían que con la Toman presente Mikey no podía mostrar ese lado tan infantil suyo, así que con un pequeño empujón apartó a su hermana de su mejor amigo y al ver que no faltaba ninguno de sus capitanes le hizo señales de luces a Draken para que se acercara.
—Satchin, te toca~
—Esta es mi parte favorita... — con una enorme sonrisa respiró hondo y cambio ese gesto a uno más autoritario — TODOS EN FILA, LA REUNIÓN DE LA TOKYO MANJI ESTÁ COMENZANDO.
Todos los delincuentes se hicieron espacio en la cima y dejaron un espacio recto dónde el comandante, los sub comandantes y capitanes de la Toman pasaron con aires de grandeza. Los 5 capitanes se quedaron con sus escuadrones, mientras que sólo 3 chicos subieron por esas escaleras y los dos más altos quedaron a los laterales del comandante de la Toman con un rostro serio.
—Bien, demos inicio a la reunión — ordena Mikey con una mirada vacía —. Cómo todos saben; uno de nuestros integrantes fue amenazado por Moebius... Satoru, llámalo.
—Capitán de la tercera división; Hayashida Haruki ¡Da un paso al frente!
Mientras Pa' se acercaba a las escaleras, Mikey aprovechó para sentarse sobre estás con una mirada vacía. Uno de sus mejores amigos, el más fuerte físicamente, se arrodilló frente a él y contuvo sus lágrimas de pura frustración y coraje por lo que le ocurrió a su amigo y novia de este.
Todos estaban al tanto del terrible acto de esa reciente pandilla. Una pandilla que con solo una noche pasó de ser invisible a estar bajo la luz de los dueños de Shibuya, pero está luz no significaba algo bueno, era el peligro que les iba a caer a esos bastardos que osaron hacer sufrir a gente inocente.
A unos niños.
—Te hice una pregunta, Pa'. Responde.
—¡¡Quiero matar a esos bastardos, Mikey!!
A Satoru se le apretó el corazón al escuchar ese grito de pura frustración y enojo. Apretó algo fuerte sus manos detrás de su espalda para evitar lanzarse a consolar a su hermano de alma y juró en ese mismo momento vengar por completo a los bastardos que se atrevieron a meterse con su familia.
—¡¡ACABAREMOS CON MOEBIUS!!
Satoru no aguantó. Apenas acabó la reunión fue hacia quien considera su hermanito menor para consolarlo, pero fue tarde, Pachin había huido de él ya que sabía que con él no podía fingir fuerza, con Satoru sentía tanta paz que le era imposible no romper en llanto. Tal vez, en otro momento, se deje consolar como un bebé, como un hermano menor con su hermano mayor.
Satoru iba a cumplir su rol de hermano mayor y nadie lo vio, pero esos ojos ya no eran de un hermoso gris, sino que estaban inyectados de una venenosa sangre que exigía venganza por haber hecho sufrir a su hermanito de corazón.
Van a pagar cada.puta.lágrima.
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