Sofia.
Fue lo primero en lo que pensó el joven araña.
Ella estaba guardando unas cosas en el compartimento de su moto y cerca de ellas las personas que estaban ahí tampoco se dieron cuenta de la moto que se iba manejando sola.
Y un segundo después se empezaron a escuchar los ruidos.
La gente cerca de Sofía se dió cuenta y empezó a correr, pero la chica pareció no darse cuenta hasta que alguien la tropezó y la obligó a dejar caer unas cosas que traía consigo, y cuando se dió cuenta del alborto y se volvió a ver la moto, ya casi la tenía en frente.
Peter no se paró a pensar. Lanzó una telaraña a uno de los postes cercanos a Sofía y saltó hacía alli.
La chica no había tenido tiempo de correr, cuando Peter le lanzó una telaraña a ella que la agarro del hombro y la elevó por los aires.
En plena columpiada Peter agarró a Sofía. Que estaba gritando del susto. El chico arácnido la atrapó de la cintura mientras pasaban por encima de las motos. La moto del ladrón chocó y tumbó la moto de Sofía por la parte trasera y está salió derribaba y dando una vuelta. Las cosas que Sofía había metido en el compartimiento salieron volando por el lugar. Mientras que la moto del ladrón finalmente chocó contra un estante de frutas que destrozó.
Hubo esos daños. Pero afortunadamente nadie salió herido.
Sofía seguía gritando. Pero miraba al suelo que ya no estaba pisando y el desastre que se hizo bajo ellos, y respiraba acelerado.
Peter sabía que debía hablarle.
Entonces carraspeó.
—Señorita, ¿está bien? —preguntó haciendo su voz un poco más grave a lo usual— Yo la tengo.
Entonces Sofía se volvió rápidamente a él, mirándolo a la máscara, y abrió los ojos como si cayera en cuenta que había pasado. Ellos habían quedado estáticos, tendidos unos centímetros bajo la luz del poste y Peter sólo la sostenía.
—S-sí —dijo tragando algo de saliva y un pequeño asentimiento.
Por suerte para Peter no era pesado agarrar a una persona, era como agarrar una almohada. Entonces se quedó mirándola unos segundos, ella estaba inquieta, teniendo la tan cerca se dió cuenta que tenía un extraño brillo en sus ojos marrones que le llamó la atención al chico por un momento, él se quedó mirándola sin decir nada.
—¿Podemos bajar? —preguntó ella un momento después.
Peter entonces salió del trance pequeño en el que había entrado.
—Oh, claro. —Dijo él, y entonces activo el botón que lo ayudaba a descender con la telaraña.
Ambos entonces tocaron suelo. Peter deslizó su brazo fuera de la cintura de la chica. Quien no le quitaba los ojos de encima con sorpresa.
—¿Segura que estás bien? —pregunto el chico arácnido. Pero antes de que su compañera de clases pudiera responder algo un policía le gritó al héroe.
—¡Hey, hombre araña! —exclamó uno de ellos frente a la patrulla— ¡Ven aquí!
—Discúlpame —le dijo a Sofía. Quien asintió mientras se quitaba la telaraña del hombro sin decir palabra.
Peter corrió hacia los policías.
Él reconocía al hombre que lo había llamado, el capitán Stacy. El jefe de la policía de Queens. Él se lo había encontrado un par de veces y ya el hombre había manifestado su desagrado hacia él, y que lo estaba vigilando muy bien. Peter por su parte trataba de no toparselo muy seguido, estaba seguro que por cualquier cosa podrían meterlo en problemas.
El hombre no parecía muy feliz de verlo de vuelta tampoco, pero se rascó la nariz y renuente tuvo que decirle:
—Gracias por la ayuda, araña —dijo.
Peter pestañeó debajo de la máscara, y luego reaccionó.
—Oh sí, bueno, para eso estoy en el vecindario... —el chico hizo el gesto de un saludo con sombrero, pero el Capitán Stacy sólo le miró y se dio la vuelta.
—Igual te estoy vigilando...
El hombre entonces se alejó del chico indicándole a otros policías que se estaban llevando al ladrón en una patrulla que fueran directo a la estación.
Peter entonces se dio la vuelta. Y notó que su compañera, a quien recién había salvado se había movido del lugar.
—Sofia... —Dijo Peter debajo de la máscara y entonces empezó a inspeccionar a su alrededor.
Pronto la encontró de vuelta a donde estaba su moto, parandola para que estuviera en la posición correcta.
—¿D-Disculpe señorita? —dijo el bajando en tono de su voz a una más grave— ¿Se encuentra bien?
La chica volteó, mirando al joven héroe justo ahí.
—Ah sí estoy bien —dijo ella llevando un mechón de pelo detrás de su oreja y ajustando la mochila que había tomado del suelo al subir la moto—. Muchas gracias de nuevo, Spider-Man.
—Ah, no fue nada, es lo que hago —dijo él, realmente estaba tranquilo al ver que la chica había salido ilesa de todo eso.
Y estaba tan absorto en pensar aquello, que no se dio cuenta cuando empezaron los aplausos a su alrededor.
Peter salió de sus pensamientos, y se volvió a los lados, para darse cuenta que un grupo de gente que se había reunido a su alrededor para celebrar la hazaña del héroe arácnido.
—¡Sí, Spider-man! —escuchó a algunos gritar y vitorear su nombre.
El chico respondió con un saludo a los ciudadanos de Queens que estaban allí. Recordó una vez que hablando con Karen, y ella le recomendaba con protocolo, dar saludos a los ciudadanos de vez en cuando, e incluso le dió una lista.
—Estoy aquí para servirles y ayudar —Aseguró a los ciudadanos alrededor con una de las frases que había leído en la lista de Karen.
Unas personas más decían cosas pero entonces el héroe se volvió ala chica cerca de él, que aún se aseguraba de que su vehículo estuviera en buen estado. Peter espero un poco a qué los demás se dispersaran para volver con la chica.
—¿Segura que está bien? —preguntó una vez más.
Sofía asintió una última vez, pero por un momento no estaba viéndolo a él. Parecía estar verificando cosas que podían haberse caído.
Y entonces Peter vio como su cara cambió, ella abrió los ojos y miró horrorizada al piso.
—¡No! —exclamo ella, pasando del héroe.
Peter volteó y miró como ella se agachaba a una bolsa donde habían algunos alimentos que había dejado caer, entre ellos una bolsa amarilla de la que salía lo que parecía ser harina, toda rots y botando su interior en la acera, además de unos cuantos huevos rotos en el suelo.
Peter empezó a escuchar que ella murmuraba algo en lo español, sin embargo no pudo captar que decía. Por unos segundos la chica se mantuvo así, hasta que recobró compostura y pareció resignarse.
—Uh... Señorita... —dijo como Spider-Man.
Ella otra vez se volteó a dónde él estaba, ahora sorprendida de ver qué él todavía seguía ahí.
Sin embargo mantenía su expresión triste.
—Oh, ya te dije que estoy bien —habló ella tragando saliva—. Muchas gracias, Hombre Araña.
—¿Hombri...? —Preguntó Peter al escuchar eso último en español.
—Hombre Araña —repitió ella— Significa Spider-Man en español...
—Oh... Ya —dijo él con un asentimiento—Bueno, uh... De nada...
Ella le dió una leve sonrisa y entonces suspiró.
—Bueno, tal vez deba irme ya... —dijo Sofía, moviéndose rápido hasta su moto y encendiendola—. No quiero volver esto más incómodo de lo que ya es.
Pero antes de que el joven arácnido dijera algo, admitiendo que tal vez era cierto, dejó que ella se fuera.
La chica le volvió a agradecer alejándose por la avenida, mientras por su parte el héroe se quedó viéndola hasta que ella ya no estuvo allí.
Entonces miró hacia donde parte de la compra de Sofía estaba rota y perdida en el suelo, ella se había afligido por aquello y Peter se agachó para ver la harina que había en el suelo.
Leyendo que decía en español Harina P.A.N.
Y luego notó que decía que era venezolana, volvió a mirar hacia la calle, en dirección donde su nueva compañera se había ido.
Y luego lo entendió.