my famous last words (welcome...

By beaftlarry

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centric!louis ── ¡Bienvenido seas al desfile negro! Sólo recuerda esto: Tu paso en la vida deja una huella. N... More

nota rápida.
intro.
1: and wouldn't it be great if we were dead?
2: and live my life alone, forever now.
3: in love with all of these vampires.
4: and though you're dead and gone, your memory will carry on.
5: would you have the guts to say i don't love you?
6: tell me I'm an angel, take this to my grave.
7: if you say goodbye today, I'd ask you to be true.
8: and when you go, don't return to me, my love.
10: I'm just a sad song about a life-long wait for a hospital bed. (final)
11: awake and unafraid, asleep or dead. (epílogo)

9: a drink, for the horror that I'm in and for the monsters that I've been.

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By beaftlarry

Tres días después, Stephan y Harry se encontraban caminando por los pasillos del hospital. El rubio observaba los cuartos, soltó un bufido por los nervios y la ansiedad que lo carcomía. En sus manos llevaba un ramo de rosas blancas, las flores favoritas de Louis y miró a Harry de reojo.

Quería confiar que el rizado tenía razón, que Louis lo esperaría con los brazos abiertos y que hablaran como si nunca lo hubiera alejado, pero con los pasos que daban hasta llegar al cuarto de su amigo, solo lo hacían retractarse de lo que estaba haciendo.

Habían pasado casi dos años en donde no visitaba a Louis luego de la discusión que tuvo con Louis gritándole en súplicas de que dejara de pagarle el tratamiento y dejarlo morir en el hospital. Se sentía mal por estar pagando tanto dinero que sabía que nunca podría devolver, pero todo eso no le importaba a Stephan, seguía pagando cada mes para que su mejor amigo pudiera seguir viviendo con la esperanza de que saliera adelante y pudiera superar su enfermedad.

Pero cuando Harry fue a verlo en su trabajo luego de ver a Louis, le había contado toda la situación de su amigo. Lágrimas y gritos salían del rubio cuando el rizado le contaba la situación de su amigo. La culpa cayó rápidamente a su amigo, aún sin ser el culpable de todo.

Miró a Harry totalmente nervioso, estaba seguro que lo dejaría solo en el hospital y que lo esperaría afuera si Louis no quería verlo, lo entendería.

―¿Y si no quiere verme? Estoy seguro que me echará de su habitación. A veces puede ser muy terco.

Harry negó mientras dejaba de caminar y lo tomó del hombro, haciendo que Stephan lo mirara.

―Claro que no, Stephan. Estoy seguro que no te echará de su cuarto. Ya me ha pasado lo mismo que tú piensas ―dijo mirando a otro lado, donde se encontraba el cuarto de Louis y asintió levemente. ―Sí, me ha gritado, pero estoy seguro que se pondrá feliz de verte, o al menos un poco. ―Harry miró a Stephan, no pudo evitar ver sus ojos reflejando sus nervios y la culpa por no verlo en los últimos años. Resopló y levantó sus hombros. ―A pesar de todo, sigues siendo su mejor amigo y has hecho mucho por él. Lo menos que Louis puede hacer es dejar que lo veas.

Stephan miró las rosas y asintió un poco, lo vería luego de mucho tiempo y pensaba en las probabilidades de la reacción de su amigo al otro lado de su cuarto. Le gritaría, sería seco con él cuando Stephan le hable o simplemente tomaría las rosas y lo echaría de su cuarto.

Pero haría lo posible para verlo, lo extrañaba mucho. Le hacía falta tenerlo a su lado y hablar de todo y a la vez de nada, Louis era como su hermano y Stephan no se rendiría, no ahora de saber que son días que le quedaba a su amigo con vida. Un nudo en su garganta se formó en él, recordando que era poco tiempo que le quedaba a su amigo. Pasó saliva y asintió.

―Está bien, lo haré ―dijo el rubio.

¿Cuál era la probabilidad de que Louis supiera que él estaba en el hospital? Harry miró a Stephan y sonrió un poco.

―Si gustas, puedes ir tú primero. ―dijo caminando con Stephan hacia su cuarto.

Apenas llegaron, un resoplido salió de los labios de Stephan. El 3 resaltado con la letra R de color dorado en la puerta de color negra, hizo que Stephan asintiera y tocara la puerta cuatro veces con sus nudillos. Cuando escuchó la voz de Louis diciendo que podía pasar, miró a Harry.

―Estaré aquí por si lo necesitas. ―dijo Harry en un murmuro.

Stephan asintió y abrió la puerta para ver a Louis cerca de la ventana de su cuarto, mirándola completamente neutral. Stephan sintió sus manos temblar, tal vez el castaño no notaba su presencia en el lugar.

Era hora y lo haría bien.

Entró al cuarto, cerró la puerta por detrás y apretó sus labios en un intento de sonreír apenas Louis volteó a verlo.

Se sentía incómodo, podía presenciar sus nervios en el aire pero no porque se sentía como un extraño visitando a Louis por primera vez, sino porque había pasado tanto tiempo que no se habían visto, que no sabía cómo sería la reacción de Louis, quien lo estaba mirando de forma neutra.

Louis se alejó de la ventana y dio algunos pasos hacia Stephan.

Había cambiado mucho. Tenía un nuevo corte de cabello, una que otra perforación en sus orejas y se veía más alto de lo que recordaba. No como Louis, que por los tratamientos, hizo que se viera más delgado, más pálido y que su cabello en todo su cuerpo desapareciera por completo por las sesiones.

Se acercó a Stephan y tomó las rosas blancas que tenía su amigo en sus manos. Se miraban el uno al otro, con Louis sin saber que decir y con Stephan sintiendo que los nervios lo estaban consumiendo. El rubio aclaró su garganta y sonrió un poco, casi pareciendo una mueca.

―Tanto tiempo, ¿no Louis? ―dijo Stephan en un murmuro, siendo interrumpido por el abrazo que le daba Louis.

Lo abrazó rápidamente y ocultó su rostro en el cuello de Stephan mientras lloraba en silencio. Stephan, sorprendido por la reacción de su amigo, respondió el abrazo mientras sentía que sus ojos se llenaban de lágrimas. De todas las formas que pensaba de cómo reaccionaría Louis, ésta había sido la última que se le habría ocurrido.

Se sintió aliviado, tenía la esperanza de que Louis le dijera que lo extrañaba y que se sentía un idiota por todo lo que pasó hace años. Una sonrisa se formó en los labios de Louis, las lágrimas seguían cayendo por sus mejillas y su corazón latía rápidamente. Louis le palmeó la espalda y un sollozo salió de sus labios.

―Gracias por venir, amigo. ―dijo con su voz entrecortada, haciendo que Stephan comenzara a llorar en el hombro del castaño. ―Lamento mucho lo que pasó, no era mi intención, todo lo que estaba atravesando me hacía sentir estresado y molesto... ―sobó su nariz y cerró sus ojos. ―Tenías buenas intenciones conmigo y yo te alejé.

―Louis... ―dijo en un murmuro Stephan.

―Gracias por pagar el tratamiento. Eres un gran amigo, Stephan y no lo pude valorar.

Stephan sintió que todos los nervios que sentía antes se desvanecieron por las disculpas de Louis.

Estaban felices, Louis estaba feliz de poder ver a Stephan después de mucho tiempo. Había extrañado mucho a su amigo y que estuviera ahora en sus brazos, lo hacía sentir feliz. Su corazón latía con frenesí, sonrió conmovido por las disculpas de Louis.

Cuando se separaron del abrazo, Stephan no dejaba de llorar, veía a Louis cambiado. Se sentía feliz, se veía feliz. Tomó su mano e hizo un gran intento por dejar de llorar.

―Lo siento mucho, Louis. Por dejar de verte en todo este tiempo. No quería que siguieras molesto porque seguía pagando tu tratamiento. ―dijo para luego sollozar. Louis negó rápidamente y tomó la mano de Stephan. ―Pero todo esto no ha funcionado. Ahora... tú... ―no pudo continuar hablando, negó y sus sollozos se volvieron incontrolables.

No podía decir que moriría, se rehusaba a seguir creyendo que Louis moriría pronto y sabía que su amigo debía estar sensible por la noticia. Nadie es tan fuerte para afrontar su muerte, aun teniendo tiempo de sobra, aunque lo negara, sentía que Louis no estaba cien por ciento aceptando todo. Apenas notaba el terror en sus ojos que lo disfrazaba con una leve sonrisa en su rostro reflejando un "No te preocupes, hiciste lo que pudiste a tu alcance". Aunque sonara muy mal, Stephan no podía estar más feliz de verlo siendo valiente ante su situación.

Louis sonrió entre lágrimas y negó mientras entrelazaba sus manos con las de Stephan para luego negar.

―El tratamiento ha funcionado de maravilla, lo que tengo es otro tumor que encontraron en mi corazón hace poco tiempo. ―sonrió levemente, Stephan podía notar la leve amargura en su tono de voz. ―No te culpes por esto, hiciste lo correcto en seguir pagándolo a pesar de haberte gritado que no lo hicieras más. ―dijo Louis para después soltar sus manos y caminó hacia su cama mientras hacía un gesto a Stephan para que lo siguiera.

Stephan lo siguió y se sentó a su lado y se quedaron viéndose entre los dos por unos segundos.

Un recuerdo en su casa donde Stephan había atrapado a Louis por inyectarse heroína por su cuenta y que estuvo con él el primer momento que lo ayudó a dejar de consumir drogas; cuando Louis le habían suministrado el primer tratamiento de quimioterapia, Stephan también estuvo a su lado como apoyo para Louis en todo momento; Stephan conteniendo a Louis en sus vómitos por su tratamiento, la vez que Louis se había rapado su cabeza por la quimioterapia.

Todos esos recuerdos pasaban fugazmente en sus mentes. Recuerdos que eran amargos para ambos, pero que siempre los tenían presente. Louis sentía que, a pesar de todo, Stephan nunca se había ido a su lado, y en cierto punto, también lo sentía con Harry.

―Estoy muy feliz de verte, Louis. ―dijo Stephan luego de varios segundos mientras secaba sus lágrimas. Louis sonrió entre ellas.

―Lo mismo digo, ¿cómo te ha ido en estos años? ¿Cómo está John? ―dijo Louis, obteniendo una mueca de parte de su amigo.

―Las cosas en casa no son las mismas que antes de que te internaran aquí por tu cáncer. ―dijo para luego sobar su nariz. ―John es más imbécil de lo que siempre ha sido. Más violento y más autoritario. Me fuí de ahí apenas pude.―dijo Stephan levantando sus hombros. Louis frunció el ceño.

―¿Enserio?

―Ya sabes cómo eran sus actitudes, Louis. No es de sorpresa que sea así. ―negó para luego pasar la yema de sus dedos por el tallo de las rosas. ―Tomé mis cosas y me fui de la casa, ahora está solo en ese departamento. Y no sé qué cosas horribles puede hacer allí mientras esté drogado y ebrio. ―miró a Louis, haciendo que un leve escalofrío pase por la columna del castaño. Stephan terminó regalándole una leve sonrisa y Louis se sintió hipócrita. ―Pero lo mejor que pude hacer fue irme de ese agujero y no volver más. Ya... quiero alejarme de John.

Tenía que contarle todo, no podía quedarse con los brazos cruzados. La muerte de Vanessa de una forma tiene que ser reconocida por la policía... ¿pero era lo justo? No quería arruinarle la vida a Stephan si tenía que hablar sobre lo ocurrido año atrás y el asesinato de Vanessa a manos de John. Debía hacer algo al respecto, se lo había prometido a ella en esa... visión o lo que fuera eso. Apretó sus labios y lo miró.

―Tengo que hablar contigo, Stephan. Es importante. ―dijo Louis. Sintió sus manos temblar levemente, agradeció que su amigo no lo notara. Stephan asintió rápidamente. ―Pero prométeme que me escucharás.

―¿Qué es, Louis?

Louis lo miró por unos segundos y se deslizó hasta su mesa de luz para tomar un sobre y entregárselo a Stephan. El rubio frunció el ceño viendo el sobre que tenía su nombre y el de John escrito.

―¿Qué es esto?

―Leelo, por favor. ―dijo rápidamente Louis.

Stephan tomó el sobre para abrirlo, tomó la carta que había dentro de ella y comenzó a leerlo atentamente con el ceño fruncido, curioso por lo que Louis le había escrito.

Con el paso que lo leía, su expresión cambiaba y pasó saliva apenas terminó de leer la carta. ¿Acaso Louis había perdido la jodida cabeza? Cuando terminó de leer la carta, miró a Louis asustado, tenso, pensando que su amigo perdió la cordura luego de estar encerrado entre cuatro paredes por muchos meses. No podía hacerlo, nunca lo haría ni siquiera teniendo a Louis pidiéndole de rodillas que lo haga.

―No lo haré. ―dijo sacudiendo la carta para nuevamente guardarla dentro del sobre y entregársela a Louis asustado y nervioso. ―Lo siento, pero no. No puedo hacerlo. ―dijo Stephan. Louis quitó la mano del rubio y lo miró serio, decidido.

―Lo harás, no te queda otra alternativa, Stephan. Tú has estado conmigo esa noche y puedes declarar en contra de John y meterlo en la puta cárcel por ser un asesino.

Stephan abrió sus ojos más de la cuenta, mirando a Louis como si se hubiera vuelto un lunático.

―¿Entiendes lo grave que es esto? John nunca te lo perdonará, Louis. Mucho menos cuando estés muerto. ―Stephan volvió a negar. Se sentía entre la espada y la pared con Louis en ese momento. No podía, simplemente no. Mucho menos con John y sus actitudes que tenía últimamente.

―Lo harás. No me importa lo que piense John.

―No lo entiendes, Louis. John se volvió más violento, sobre todo con este tema desde que supo lo que tienes. ―pasó saliva. John le había contado que tenía el presentimiento de que Louis confesaría todo, pero lo había ignorado porque tenía fe de que no se acordaría del asesinato. ―Entiende que si me declaro en contra de John en un juicio por la muerte de esta chica, me odiará por el resto de su vida. Y a ti también.

Louis negó. No podía creer lo cobarde que era en ese momento. Cobarde y egoísta. Levantó la carta y lo miró serio. Stephan en cambio lo miraba sin saber qué hacer, con sus nervios palpitando en sus ojos.

―Ya no tengo razones para seguir ocultando la muerte de esta chica, Stephan. Estaré muerto en poco tiempo y si tuviera que hacer algo bueno en estas últimas horas que me quedan, sería hacer que este bastardo termine en la cárcel por ser un asesino. ―dijo Louis.

Se sentía seguro de que estaba haciendo lo correcto. Estaba cerca de lograr un cambio en lo que le quedaba de vida, pero su amigo solo lograba retrasar todo lo que tenía planeado.

Stephan pasó su mano por su nuca. Lo que había empezado como una última visita, se había convertido en un tormento para Stephan. Pero no quedaba otra alternativa, aquel secreto estaba guardado en lo más profundo en los tres amigos y si pensaba que eso era lo peor, tenía a Louis en frente suyo diciéndole que tenía que entregarle su declaración a la policía. Louis le estiró la carta a Stephan, haciendo que éste suspirara para luego tomarlo.

―¿Será lo correcto? Han pasado ocho años, Louis. ―dijo Stephan guardándose la carta en su bolsillo. ―Quiero decir, si ha pasado mucho tiempo, tal vez no hagan caso a todo esto.

Louis miró las flores y recordó cuando Vanessa estaba con él en el bosque. Ambos en aquel lugar, observando la bolsa donde se encontraba el cuerpo de ella. Sus recuerdos lo habían atormentado por tanto tiempo que ya no sabía si el tiempo le jugaría en su contra. Apretó sus labios y visualizó a Vanessa sentada al lado de Stephan. Se veía joven como la recordaba de aquella noche antes de la tragedia. Lo miraba seria expectante a lo que diría Louis, sabiendo que haría lo correcto después de todo.

Suspiró un poco y asintió. Sabía que no la decepcionaría.

―Estoy seguro que todo estará bien. ―dijo Louis mientras le sonreía de lado levemente, miró a su amigo y asintió un poco. ―Quiero irme en paz, Stephan. Ya he sufrido mucho en esta vida y quiero hacer algo bien, al menos una última cosa. ―miró aquella ilusión de Vanessa y apretó sus labios. ―No puedo cambiar todo lo que hice, pero sí lo que pasará en adelante y sé que todo será mejor para ambos. ―dijo para luego mirar a Stephan.

La ilusión de Vanessa se desvaneció mientras le regalaba una última sonrisa y Stephan lo miraba atento y serio. Luego de unos segundos, asintió levemente a lo que le pedía su amigo.

―Prometo que lo entregaré en la primera comisaría que encuentre y confesaré mi parte. ―dijo Stephan.

Louis le regaló una sonrisa y lo abrazó con cuidado. Su fuerza era débil y se sentía más cansado de lo normal. Una parte de Louis estaba agradecida que Stephan se arriesgara a confesar todo, sabiendo que podía ser juzgado o máximo, ir a la cárcel por ser cómplice del asesinato.

Quería verlo, presenciar cómo John sería juzgado, encarcelado por ser el peor ser que pudo existir. Una vez en la cárcel, sentirá que parte de él estará en paz y que sería castigado por toda la mierda que hizo.

―Muchas gracias, Stephan. ―dijo en un susurro. ―Eres un gran amigo.

Stephan correspondió el abrazo y pensó en lo que le dijo su amigo. Cumpliría a pie de letra lo que le prometió. Es lo menos que podía hacer por el castaño como último deseo.

Pero Louis sentía que algo faltaba, algo que era importante. Y cuando Stephan se separó del abrazo, pasó saliva cuando lo miró, supo exactamente lo que su amigo diría.

―¿Pero le dirás a Harry sobre esto? ―dijo Stephan.

Sabía que Louis no le dijo a Harry sobre el asesinato porque tenía miedo de perderlo, menos ahora que ya estaban bien los dos. Louis negó con la cabeza.

―No estoy listo para eso. No quiero que se aleje de mí ahora que estamos bien. ―dijo Louis. ―Necesito más tiempo, no es fácil arriesgar lo que tengo con él. Es una situación muy débil, apenas puede verme de nuevo después de mucho tiempo, Stephan.

La voz de Louis sonaba débil, entrecortada, Stephan pasó saliva y ahogó un suspiro.

―Lo sé ―tanteó Stephan. ―, pero el tiempo no durará mucho, Louis. No tienes que pensar mucho, es decirle la verdad. Harry necesita que seas sincero con él al menos una vez en su vida. ―dijo Stephan, pero antes de que Louis hablara, el rubio levantó su mano para interrumpirlo. ―No solamente hablo de tus disculpas con Harry, lo que pasó esa noche es difícil de entenderlo a la primera, eran novios cuando ocurrió y si no le dices la verdad se decepcionará contigo. ―Stephan tomó el hombro de Louis y lo apretó levemente. El labio inferior de Louis temblaba.

―No quiero perderlo, Stephan. Ya lo hice una vez, no quiero que pase lo mismo. ―dijo Louis sintiendo como una lágrima rodaba por su mejilla.

Miró por unos segundos la puerta de su cuarto, Harry esperaba al otro lado de ésta, paciente a que Stephan saliera del cuarto y ver a Louis nuevamente. Pasó saliva y miró a su amigo. La mirada del rubio mostrando tristeza apenas podía tolerar.

―Es mejor que se entere por ti, que se entere por otra persona. ―dijo Stephan. Louis lo miró por unos segundos, pero al final asintió.

―Lo intentaré... ―dijo Louis.

Stephan soltó el hombro de Louis y le sonrió con tristeza. No entendía cómo su amigo pudo mostrar madurez en él de forma tan rápida, Harry le había comentado que discutieron la primera vez que se vieron y ahora lo tenía en frente suyo, mostrando aquellos sentimientos que siempre le ocultaba. Pudo abrirse ante él y no sabía si tomarlo como madurez de su parte, o presionado por el tiempo que le corría en su contra.

―¿Quieres que entre? ―Louis pasó saliva ante la pregunta de Stephan. No quería que se vaya, no aún. Asintió un poco y notó que su amigo bajó la mirada, intentando no volver a llorar. ―Entonces este es el adiós definitivo. ―dijo Stephan en un murmuro. Louis apretó sus labios y asintió nuevamente.

―Así es... ―Su voz se escuchaba apagada, haciendo que su amigo derramara sus lágrimas.

Stephan rápidamente pasó sus manos por su rostro y sobó su nariz para luego suspirar pesadamente mientras corría su mirada hacia otro lado. No estaba listo para despedirse de su amigo. Varios recuerdos de ellos dos en fiestas, varias salidas a un parque de diversiones o una feria se transmitían en la mente del rubio. No podía soltar todos los buenos recuerdos que tenía con Louis y tenerlo en frente suyo en su situación, no era fuerte para afrontarlo.

Rápidamente, Stephan abrazó a Louis y cerró sus ojos, en un mero intento de no soltarlo.

―Te extrañaré, Louis. ―dijo Stephan cerca de su oído, haciendo que Louis asintiera.

―Y yo a ti, Stephan. Gracias por todo. Eres el mejor amigo que nunca tuve. ―dice Louis. Cerró sus ojos y abrazó más fuerte a su amigo, ocultando su rostro en el cuello de Stephan, intentando no llorar.

―Lo mismo digo...

Sentía que no había aprovechado el tiempo necesario a su lado, a pesar de estar juntos por casi once años. Dejando aquella despedida con un sentimiento semiamargo en ambos chicos. Y Louis lo mira neutro de todas formas, como si se tratara de no arrepentirse de aquellas cosas que ha hecho en los últimos años y no merecía su simpatía, mucho menos la de Harry quien seguía fuera de su cuarto.

Aquello era un abrazo fuerte que significaba todo para el castaño y a su amigo. Una muestra de agradecimiento y afecto que se tenían ambos a pesar de las discusiones y malos tratos que le dio Louis a Stephan en los últimos momentos juntos, y dejándolo en el pasado como un recuerdo más. Lo que quería quedarse el rubio con Louis eran los buenos momentos que pasaron, siempre se lo agradecería de estar con él, aún en sus momentos malos.

Stephan se separó del abrazo y se secó sus lágrimas para luego levantarse de su cama y caminar hacia la salida, suspirando pesadamente ante la situación, era más difícil de lo que pensó. Miró por última vez a Louis y le sonrió de lado, como si estuviera aceptando las disculpas que el castaño le había dicho minutos antes. Aquello alivió mucho a Louis, por lo menos había hecho las paces con su mejor amigo.

―Adiós, Louis. ―dijo mientras sentía que sus lágrimas volvían a llenarse en sus ojos. Louis sonrió y movió su mano levemente.

―Adiós, Stephan. ―dijo Louis con su voz entrecortada.

Stephan levantó su mano como saludo y salió del cuarto. Louis pasó sus manos por su rostro y quitar cualquier rastro de lágrimas mientras esperaba que Harry entrase por la puerta.

Harry levantó la mirada de su teléfono cuando escuchó a Stephan salir del cuarto de Louis. Se levantó de su silla y caminó rápidamente para ver cómo estaba el rubio. Stephan lo miró con lágrimas en los ojos y abrazó rápidamente a Harry.

―Lo voy a extrañar mucho, Harry... ―dijo entre sollozos. Los ojos de Harry no tardaron en llenarse de las mismas y correspondió rápidamente al abrazo de Stephan. Miró la puerta del cuarto y asintió.

―Yo también lo haré, Stephan. ―sobó su nariz y acarició la espalda de Stephan en un intento de calmarlo. ―Sabía que Louis aceptaría verte, nunca estuvo enojado contigo. Solo se sentía agotado de toda la mierda que está atravesando, tú solo lo ayudabas aun cuando estaban distanciados. Hiciste lo mejor para él y es lo que importa. ―sobó su nariz y se separó del abrazo. ―¿Por qué no vas a la cafetería y comes algo? Te hará mejor, ¿de acuerdo? ―Harry le sonríe con pesar. Stephan pasó sus manos por su rostro y asintió.

―Sí, lo haré. ¿Te espero allí?

Harry asintió y eso fue el hincapié para que Stephan asintiera y caminara hacia la cafetería. Apenas se alejó, Harry bufó y miró la puerta de la habitación de Louis.

Louis, en cambio, miraba el reloj de su cuarto y solo había pasado casi una hora. Bajó su mirada a sus manos, no merecía la simpatía de todas formas, no había forma que se sintiera mal por todo lo que hizo y tampoco culpaba a Stephan o a Harry por hacerlo. Es solo que ya había aceptado todo lo que le pasó y le pasará, por eso no se sentía mal. Y en parte podía agradecer que ellos derramen una lágrima por él y por todo lo que atravesó en casi tres años.

Cuando escuchó la puerta abrirse y la voz de Harry segundos después, Louis le sonrió de lado.

El rizado notaba que tenía mejillas rojas al igual que sus ojos, pudo sentir cómo su pecho se contraía al verlo.

―Hola, Harry. ¿Cómo has estado? ―preguntó el castaño mientras veía como el rizado se sentaba en su cama para quedar en frente de él. ―¿Stephan está bien?

―Estoy bien, le dije que vaya a la cafetería para que coma algo. ―dijo suavemente Harry para después apretar sus labios. ―No se sentía seguro de venir antes, pensaba que seguías enojado con él. ―dijo sincero.

Louis asintió a las palabras de Harry, esperaba que pensara eso de él luego de mucho tiempo y por la discusión que tuvieron años atrás. Levantó sus hombros, una sensación amarga en su boca hizo que se frustrara levemente consigo mismo.

―Ya no puedo estar enojado con él o contigo por más que lo quisiera. ―dijo para mirar sus manos por unos momentos. ―Pero entiendo también que se haya alejado de mí, suelo ser una persona difícil de tratar cuando estoy enojado. ―miró por unos segundos a Harry, quien lo miraba neutro. ―Pero sigo sin entender... ¿por qué siguen aquí conmigo después de todo? No merezco su simpatía, Harry.

Harry se acomodó en su lugar y lo miró serio.

―Sé que es duro para ti tener que vernos por última vez, para nosotros también lo es. A pesar de todo, pasamos buenos tiempos juntos y queremos recordarte de la mejor manera posible. ―dijo Harry mirándolo atento. ―Sabemos que hiciste cosas malas, pero queremos quedarnos con la mejor versión de ti. Fuiste el mejor amigo y en cierto punto, un buen novio. ―miró a otro lado y apretó sus labios. ―Lo único malo contigo es que nunca pudiste reconocer tus límites con tus adicciones y acciones.

Louis asintió a las palabras de Harry.

―Es como una pesadilla... ya sabes, saber que morirás pronto. Pero estoy aquí intentando despertar y dar lo mejor hasta que muera.

Sabía que todo lo que ocurría era real, el tiempo estaba pasando tan rápido que no parecía ser algo real. No necesitaba que lo engañaran, pasó toda su vida en un infierno para que cuando muera iría allí sin problemas, en un chasquido estará entre los fuegos y los castigos que lo esperan desde hace días.

―Pero ya es tarde para eso. ―dijo Louis mirando a Harry en frente suyo. Harry lo quedó viendo por unos segundos y bajó la mirada para luego asentir. ¿Para qué engañarse? Tanto Louis como Harry lo sabían.

―Si, es tarde.

Louis asintió levemente y apretó sus labios, relajando sus facciones luego de unos segundos, pensando en cómo reaccionaría Harry después de todo. Aquel recuerdo de Harry parado en frente de la lápida de Louis en la visión de Mamá apareció en su mente. Todo lo que aparecía iba a ocurrir después de que Louis discutiera con Harry para no volverse a ver. ¿Ahora todo sería distinto? ¿Aparecía Stephan en su tumba junto con Harry?... ¿Harry seguiría visitando su tumba?

¿Le importaría a Harry después de confesare todo lo ocurrido con Vanessa?

Sus ojos picaron, tenía que hacerlo. No estaría bien si muere y no es sincero con Harry.

―Te extrañaré, Harry. ―dijo en un susurro, haciendo que el nombrado subiera su mirada de a poco. ―No comprendía porqué hacía todo lo que hice contigo, o hacia mí mismo. ―dijo en un susurro. ―Tal vez recordaba todos los momentos que pasamos cuando salíamos, y nunca pude notar lo malo que llegué a ser contigo hasta que fue demasiado tarde y te perdí. ―una sonrisa amarga apareció en sus labios, era una basura de persona.

Harry lo miraba sin decir una palabra, queriendo escuchar todo lo que Louis le decía sin poder evitar que se formara un nudo en su garganta.

―Louis... ―el nombrado negó y pasó saliva.

―Me alegro que hayas continuado con tu vida y que estés bien. ―dijo Louis para luego sonreír levemente. Harry lo miraba y sentía como unas pequeñas lágrimas se formaban en aquellos ojos verdes que Louis amaba con locura. ―Ojalá encuentres a alguien que te ame y te cuide como yo no llegué hacerlo luego de mucho tiempo. ―Su voz se entrecortaba y Harry sonrió de lado. ―Sé feliz, Harry. Mereces serlo, es uno de mis deseos que tengo para ti.

Harry no dudó en acercarse y abrazarlo por última vez, haciendo que Louis rompiera en llanto.

Extrañaría con locura a Harry, siendo él la única persona que amó y que Louis se sintió amado después de tanto tiempo. En parte sentía que Harry nunca se había ido de su lado. Aquellos momentos y recuerdos que Louis atesorará hasta el último momento que le quedara.

Habiendo aceptado todo lo malo que hizo, solo esperaba que Harry viviera una buena vida, feliz y sin que estuviera enojado con Louis. Harry sentía lo mismo, estaba aliviado que Louis pudiera ya haber aceptado todo lo que hizo en el pasado. Pero aun así, no lograba aceptar sus disculpas. Era algo muy duro para él intentarlo y sabía que, si lo hacía, pensaba que podía caer de nuevo en lo mismo.

Louis le besa la mejilla antes de separarse de Harry para limpiarse sus lágrimas. Un recuerdo repentino apareció en su mente: La carta. Sobó su nariz y miró a Harry.

―Necesito que hagas algo por mí, Harry.

―Lo que sea necesario. ―dijo Harry secándose sus lágrimas para después sobar su nariz mientras veía a Louis tomando una carta de su mesa de luz. Harry miraba todo con cierta curiosidad como también lo miraba confundido. Louis le entregó una carta y Harry miraba que tenía un nombre y una dirección en ella. La tomó y leyó lo que decía, frunciendo el ceño ante lo que decía. ―¿Quieres que le entregue esto a tu madre?

―Sí ―dijo Louis. ―, no pude dársela cuando vino a verme.

Aquello sorprendió a Harry, ¿Juliet decidió verlo? ¿Acaso Stephan pudo convencerla en ir a ver a su hijo? Miró la carta.

―Pero si ha estado aquí antes que nosotros, ¿por qué no lo hiciste? ―preguntó Harry confundido mientras miraba a Louis.

―No tuve la posibilidad de hacerlo. Ella nunca me permitió dirigirle una palabra y cuando lo intenté... las cosas se pusieron pesadas. ―dijo Louis, recordando lo que Mamá le había dicho días atrás.

Louis le había contado a Harry sobre la relación con su madre y entendía por qué reaccionaba como lo hacía frecuentemente cuando estaban juntos. No era que lo justificaba, pero lo entendía. Harry miró la carta y apretó sus labios.

―Okay, Louis. Si quieres lo haré más tarde.

Louis asiente y suspira.

―Hazlo cuando puedas, entenderé si quieres hacerlo después de que pase todo esto. ―levantó sus hombros y miró la carta.

Todo lo que no pudo expresar cuando Mamá lo poseyó, estaba escrito intentando expresar cada sentimiento, cada grito, cada lágrima que había derramado por una culpa que ni siquiera era suya y solo hizo que parte de él comenzara a tornarse en negro.

―De acuerdo, Louis. ―dijo en un susurro.

Luego de una dolorosa despedida donde Harry vuelve a abrazar al castaño y le diera un último beso de despedida en su mejilla, miraba como se iba de su cuarto, dejándolo por última vez solo.

A pesar de haber aceptado todo lo malo que hizo y vio, sentía que nada era real. Tal vez era la nostalgia que sentía después de que viera las únicas personas que merecía sentirse amado, o la falta de simpatía que se exigía a sí mismo para no sentirla después de todo.

Harry y Stephan se encontraban caminando por las calles de Londres luego de quedarse en la cafetería por unos minutos. El día estaba nublado y apenas caía una leve llovizna, el frío para la época del año indicaba que pasarían el mismo día por casi esos tres meses de otoño.

Harry miraba las calles semi vacías, un sentimiento de nervios y nostalgia lo atravesaba desde que Louis le había entregado la carta para su madre. Y para su mala suerte, sería la primera vez que la vería.

¿Y si le grita? Ya tenía una mala impresión cuando la vio en la cafetería, pensando en las cosas que le hizo a Louis antes de conocerlo y cuestionando si era una de las razones de porqué su hijo era así.

Stephan en cambio, contemplaba la carta que le había dado Louis antes de salir leyendo lo que tenía escrito en cursiva en el sobre: "Para Stephan y John".

Se cuestionaba si de verdad podía hacerlo. La relación que tenía con John se iba deteriorando desde que Louis había sido internado en el hospital. John se volvía más violento a la hora de tomar alcohol, golpeaba a cualquier persona que intentaba ayudarlo a mantenerse de pie o lo cuidaba para que no bebiera más, y Stephan no era la excepción.

No podía verse a sí mismo declarando en contra de un juicio contra John, diciendo todas las cosas que había hecho, lo recordaba sin parar las primeras semanas hasta que de a poco el trío de amigos lo fueron olvidando. Juraba que el asesinato de aquella chica ya estaba enterrado y que lo mantendrían así hasta que todos murieran. Pero Louis lo desenterró, confesó todo lo sucedido y le pidió a su amigo que llevara todo a la comisaría.

Mordió su pulgar y miró a Harry, quien también tenía una carta. Pasó saliva y se mordió el labio, totalmente nervioso. Tal vez le había contado todo a Harry y tenía una especie de copia de todo.

Sí, sonaba paranoico, pero los nervios lo hacían sentir de esa manera.

―¿Qué... qué es lo que tiene tu carta, Harry? ―dijo Stephan. ¿También era su declaración? ¿Louis pudo decirle todo lo del asesinato?

Harry miró su carta y levantó sus hombros.

―Es algo para la madre de Louis. ―dijo mirando por unos segundos su carta en sus manos. Stephan miró a Harry por unos segundos y asintió levemente.

―Entonces nos dio una tarea a ambos. ―dijo en un murmuro. Harry lo miró con su ceño levemente fruncido. ¿Acaso le había dado una carta? Pasó saliva, y lo miró curioso.

―¿Qué dice tu carta? ―pregunta Harry. Stephan rascó la punta de su nariz y negó mientras levantaba sus hombros. Parecía nervioso a la vista del rizado.

―Es algo para John. ―dijo mientras guardaba su carta en su bolsillo. En parte era cierto, metía a John en todo, así que no estaba mintiéndole del todo.

¿Por qué no le había contado sobre todo esto a Harry? ¿Acaso tenía miedo de que dejara de verlo? Entendía que el asesinato de la chica había ocurrido cuando ellos salieron y no quería que Harry se enojara o le tuviera miedo a Louis. No era el asesinato, pero si había estado ahí, quería ayudar a la chica para que no muriera y le exigía a John que vayan a confesar todo o que pudieran hacer otra cosa en vez de lo que hicieron los tres.

Louis siempre intentó hacer las cosas bien con todo lo sucedido, pero nunca lo hizo en ese momento o mucho tiempo después. Aquello debió ser el miedo que tenía Louis con Harry de que jamás volviera a verlo.

No sabía qué cosas había pasado en los últimos años Louis en el hospital como para que comenzara a pensar sobre cómo sería su relación con Harry. Le daba curiosidad al rubio, ¿acaso habló con alguien en el hospital para que pensara bien las cosas?

Harry asintió un poco y apretó sus labios.

―Tengo que ir a la casa de su madre y... ―pasó saliva. ―, Louis me contó su relación con Juliet, y no sé cómo va a reaccionar cuando me vea o cuando le entregue esta carta. ―suspiró y dobló en una esquina con Stephan siguiéndolo. ―Me cerrará la puerta en la cara, estoy seguro. ―pasó su mano por sus rizos.

Recordó cuando Stephan había hablado con ella en la cafetería días atrás sobre Louis y negó, será una tortura hablar con ella. Stephan miró a Harry y levantó sus hombros.

―Tiene su temperamento, pero tal vez si le hablas con delicadeza, no te cerrará la puerta en la cara. ―dijo Stephan, ladeó su cabeza y sonrió de lado cuando escuchó una leve risa de parte de Harry a su lado. ―Si quieres, te acompaño a su casa, no está tan lejos de aquí. Además, si es necesario, le insistiremos. Se lo prometiste, ¿no? ―dijo Stephan para luego suspirar, tenía que cumplir con lo suyo y lo haría solo. Y si era necesario contarle todo a Harry, lo haría. Harry miraba a Stephan y asintió un poco mientras apretaba sus labios.

―Me haría mucha ayuda, gracias. ―dijo para mirar la dirección de la casa, notando que solo estaba a unas calles lejos. ―Veré a mi ex suegra por primera vez y no tengo una buena impresión de ella.

Stephan rió y asintió.

―Yo tampoco la tuve, pero algo es algo. Vamos. ―dijo pasando su brazo por el hombro de Harry y caminaron hacia donde la dirección le indicaba.

Las horas pasaron y apenas se dio cuenta ya era casi de noche.

Louis estaba en su cama acostado mientras miraba el techo y el reflejo de aquellas ramas de los árboles que se encontraban en el patio del hospital siendo iluminados por la luz del sol. Se escuchaba el viento soplar afuera del edificio y leves brisas entraban al cuarto por la ventana del baño que se encontraba abierta.

No podía pensar con claridad, varios pensamientos se apoderaron de él luego de todo lo que había pasado en el día con su madre llegando a visitarlo, Mamá poseyendo su cuerpo y las visitas de Stephan y Harry al finalizar el día. Sentía que su cabeza estallaría.

Sin duda, tenía que pensar todo lo sucedido en el día, que, a comparación de los días anteriores con las presencias de los entes, esta vez era distinto y tenía la corazonada que algo sucedería al final.

No sabía que seguiría al día siguiente, ya no había nada más que decir, mucho menos arrepentirse o confesar. Aquellos momentos donde sentía plenitud consigo mismo fueron muy pocas, mejor dicho, ocurrió una sola a comparación a lo que atravesó en poco tiempo. Aquel sueño de él en el desfile de carruajes con su padre y los entes que estuvieron con él fue el momento que sintió en algún punto la plenitud que deseaba sentir al momento de su muerte.

Ahora Louis se encontraba en su cuarto siendo iluminado por la poca luz del día, siendo interrumpida por aquellas ramas, ya sin hojas, reflejándose en el tejado, parte de la pared y la parte baja de su cuerpo.

Miraba todo con una expresión de cansancio y debilidad, ya no tenía sentido intentar despertarse de un sueño donde todo lo que vio y sintió en dos semanas era algo sumamente real para él. La soledad se sentía cada vez más pesada, apenas podía respirar con aquel dolor en su pecho. Sus ojos pesaban y el nudo en su garganta seguía allí por horas y parecía que nunca se iría de ahí.

Seguía contemplando el techo a unos metros. En su mirada, podía verse un destello en sus ojos. Un brillo se instaló en ellos cuando entendió que se encontraba en la última parte de su duelo: la aceptación de su muerte. Sus ganas de llorar no tardaron en aparecer.

Había llegado la hora.

―Tal vez lo necesite, después de todo... ―pasó saliva y miraba las sombras de las ramas que se movían al compás del viento fuera de su cuarto. ―Un brindis para mí, por el horror que me he transformado en más de cinco años ―dijo con su voz entrecortada. Sentía como una lágrima corría al costado de su cabeza y bufó, intentando sacar la sensación de llorar. Ya había llorado lo suficiente en todo este tiempo, ya era hora de mostrarse a sí mismo que aceptaba todo.

Aclaró su garganta. Se sentía mareado, podía escuchar gritos lejos de él y un sollozo entrecortado salió de sus labios.

―Otro brindis para mí, por dejar que aquellos monstruos se adueñaran de mí.

El viento corría más fuerte haciendo que las ramas se movieran más rápido, acompañado de las sombras que seguía observando Louis desde su cama.

―Tres brindis por los abusos que he tenido, que sólo me dañaron más de la cuenta que podría pensar. Cuatro brindis, por mis adicciones, hicieron que mi vida se desintegre hasta donde estoy ahora mismo. ―suspiró entrecortado y miró hacia la puerta.

Mordió su labio, intentando mantenerse fuerte. Sabía que era duro, pero tenía que lograrlo.

―Un quinto brindis por Stephan, quien siguió haciendo lo posible para que siguiera con vida. ―apretó sus labios. Ya no había luz del sol, las nubes habían tapado todo rastro de luz que entraba en su cuarto y las ramas desaparecieron de la vista de Louis, haciendo que su cuarto estuviera a oscuras completamente. La puerta del baño se abría y se cerraba constantemente por el viento fuera del lugar.

Pero Louis mantenía su vista en la puerta de su cuarto, recordando aquellos ojos que nunca olvidaría en su vida.

―Un séptimo brindis por Harry, que lo sigo amando a pesar de todas las mierdas que le hice.

Cerró sus ojos apenas el rugido que comenzaba hacer el viento que a su vez golpeaba las ramas del árbol a la ventana. Sentía que las manillas del reloj avanzaban con rapidez y el suelo comenzaba a temblar, haciendo que uno de los cuadros de su cuarto cayese al suelo y las luces comenzaron a titilar. La máquina de pulso de Louis comenzaba hacer mucho ruido, indicando que el pulso de él aumentaba drásticamente. Sin embargo, Louis permaneció con los ojos cerrados al mismo tiempo que su respiración se hacía más pesada y levantó su mano.

Ya no había nada más que hacer.

―Y un último brindis para mí, porque no hay forma de que vuelva otra vez.

Louis bajó el brazo cuando los temblores y el viento cesaron.

Cuando abrió sus ojos, sintió la intensidad de la luz muy fuerte, pasó sus manos por sus ojos y notó que se encontraba en el mismo lugar que en su sueño, en aquella ciudad gris y vacía donde el desfile que había sido dirigido por su padre.

A lo lejos aún podía escuchar aquel desfile repitiendo la misma frase una y otra vez de forma estática, sin disminuir o aumentar el grito: "¡Lo llevaremos hacia adelante!"

Caminó por las sucias calles por el desfile y las cosas que arrojaban de los carruajes por unos minutos, y paró en una esquina cuando se notó en el reflejo de una vidriera de una tienda.

No llevaba puesto el uniforme que tenía en su sueño y tampoco la famosa bata de hospital que llevaba vistiendo semanas atrás. Vestía de forma normal, se veía normal. Como si nunca hubiera tenido cáncer. Ya no estaba pálido, mucho menos delgado y con sus ojeras cubriendo sus ojos. Se tocó su cabeza cuando notó que su cabello había vuelto, sonrió un poco pero rápidamente fue borrada.

Estaba como se recordaba antes de que comenzara todo lo malo. ¿Acaso era bueno?

Siguió caminando por toda la calle, viendo las tiendas cerradas y el grito de las personas aún en el desfile y como seguía de forma estática. Tenía el presentimiento de qué era lo que estaba pasando en ese momento y no quedaba otra que aceptarlo, de todos modos, era lo que su última parte del duelo indicaba.

Apretó sus labios y dejó de caminar cuando notó que había algo al otro lado de la calle. Frunció el ceño notando que era una persona que a diferencia del entorno, era lo único que imanaba color además de él. Volteó a ver si también se encontraba detrás suyo, pero al notar que no se encontraba nada, volvió a mirar aquella persona. Con curiosidad, Louis avanzó hacia ella de forma rápida.

Tal vez estaba soñando y en cualquier momento despertaría. Pero paró en seco cuando notó lo que era la cosa al final de la calle.

Era su padre, estaba parado mirando a lo lejos el desfile que parecía estar parado. Volteó a ver a Louis de forma atenta, poniendo nervioso a Louis por su reacción neutra ante su presencia. Pero para su sorpresa, empezó a caminar hacia él hasta quedar a unos metros de distancia, lo suficiente como para verse bien el uno al otro.

Los gritos seguían siendo lejanos, el lugar mantenía el mismo color con todo en su lugar y lo único que resalta en las vacías calles de Londres eran ambos. Louis miraba a Robert, quien alzó una ceja, esperando a que su hijo dijera lo que tenía que decir. Pasó su lengua por sus labios y se acercó a su padre.

―Es todo. ―dijo Louis neutro. ―Estoy muerto. ―su padre se mantenía observando al castaño callado. ―Así sin más. ―dijo Louis mientras bajaba su mirada.

Su padre bajó su mirada y sacudió su cabeza para luego mirarlo.

―La vida es tan sorprendente como la muerte, Louis. ―dijo Robert levantando sus hombros.

―Y es justa también. No dejaría que un monstruo como yo esté con vida y siga lastimando a más gente. ―dijo para luego mirarlo. ―Cada quien merece lo que merece.

―¿Y tú merecías morir? ―dijo el ciervo ladeando su cabeza. ―A pesar de que te arrepentiste de hacer todo lo que hiciste en tu vida, ¿realmente mereces estar muerto?

Louis se quedó callado mientras observaba a su padre caminando hacia él. Lo tenía enfrente suyo hablándole como si se tratara de una especie de... ángel. Suspiró, sintiendo que todo el aire que tenía en sus pulmones se fuera de su cuerpo.

―Todos lo harán, es parte de la vida supongo. ―dijo Louis. Su padre asintió.

―¿Pero tú mereces estarlo?

Con esa pregunta, y por primera vez en las últimas dos semanas, Louis no supo qué responder.

Sí asentía, caería en el mismo cuento que merece hacerlo porque fue una mala persona. Y si negaba, dejaría ver el nivel de hipocresía que se tenía y que se negaba a mostrar a los demás. No dijo nada, y su padre asintió.

―La vida y la muerte son enigmas que la humanidad no ha podido explicar con una sola razón. Las personas caen en explicaciones en dónde la religión y la filosofía trataron de razonar a lo largo del tiempo. Pero siguen siendo imprecisas, Louis. Nadie sabe lo que es la muerte hasta que alguien llega a morir, y nadie entenderá qué es la vida hasta que la pierden. ―dijo Robert mirando a Louis, señaló con su cabeza hacia donde estaba el desfile. ―Lo único que aprecian los seres humanos hasta su último momento, son los recuerdos que tendrán y transmitirán a sus seres queridos. Y tú, Louis, perteneces a esta infinita gama de recuerdos y memorias. Tus seres amados te recordarán con las mejores intenciones posibles, no importa lo tan enojados que estén contigo. Nunca se llevarán lo malo, y si lo hacen, se arrepentirán de hacerlo en algún momento en sus vidas hasta que entenderán que es muy tarde para pedir disculpas.

Louis miraba a su padre con neutralidad, escuchando cada palabra que decía.

―Pero lo bueno en ti, Louis, es que pudiste darte cuenta de ello. Las cosas malas que has hecho y lo que viste en tu joven vida muestran las buenas intenciones que tuviste en cambiar. ―Robert apoyó su mano en el hombro de su hijo y le sonrió levemente. ―El pasado no puede alterarse, aún si quisieras hacerlo, pero aprendiste a aceptar las consecuencias de tus decisiones y experiencias, Louis. Mostraste una cierta madurez en ti mismo al aceptarlas y disculparte con Harry y Stephan. ―decía su padre, haciendo que los ojos de Louis se llenaran de lágrimas. ―Muestras que eres una buena persona.

Robert quitó su mano del hombro de Louis y tomó algo de su bolsillo, haciendo que un brillo saliera de su mano.

Louis la contempló y observó los recuerdos que más apreciaba: en el día del desfile dónde su padre lo había llevado de chico. Los momentos que pasaba con Stephan en sus salidas a una feria y una de las citas que tenía con Harry, él sentado encima de Louis mientras le dibujaba una rosa blanca sobre la espalda del castaño, viendo cómo reía y como él besaba la mano de Harry.

Louis sonreía mientras veía los recuerdos, sintiendo que en sus mejillas corrían sus lágrimas. Cuando el brillo se desvaneció, el castaño miró a su padre y un sollozo salió de sus labios.

―Tu madurez fue más rápido de lo que pensaba, pudiste dejar de lado tu soberbia y egoísmo de lado después de todo. ―dijo Robert. Su padre se alejó de Louis y caminó hacia donde estaba el desfile, volteó a ver a su hijo y le sonrió. ―Sabes que harás lo correcto, Louis.

El nombrado asintió levemente y miró cómo su padre comenzó a alejarse hacia donde los gritos del desfile comenzaban a escucharse ya alejándose del lugar.

Louis sonrió entre lágrimas mientras que detrás suyo, todo se volvía blanco, sintiendo que al final de cuentas, todo valió la pena. Al final supo que todo cambiaría para mejor, que todo mejoraría y que tenía que seguir adelante hasta que el tiempo decida cuándo terminar. Cerró sus ojos, sintiendo que se mezclaba con lo blanco que se apoderaba del lugar.



















































el siguiente capítulo es el final.

pau. x

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