Dos cajas de pizza yacian sobre la mesa, y al rededor de ella, nueve jóvenes y un niño se encontraban comiendo mientras platicaban.
—¿Por qué me invitaste a venir?— murmuró Jake solo para que Jungkook lo escuchara. A decir verdad no se sentía del todo cómodo, especialmente porque Namjoon, Jessie y YoonGi no dejaban de mirarlo con los ojos entrecerrados, como si fuera culpable de algún delito, y los otros tres chicos más bien lo miraban con curiosidad, pues no parecían tener ni la más mínima idea de quién era.
Él solo había aceptado porque Jungkook dijo que irían con Jimin y Jukka a comer Pizza. Jamás le dijo que se reunirían con todos sus conocidos.
—No seas amargado, además no tienes más amigos, solo Chanyeol y estaba ocupado.
El mayor lo miró ofendido. Era verdad que no tenía más amigos, pero eso no significaba que debía incluirlo en sus reuniones. No quería incomodar a nadie, o sentirse mal él mismo.
—Te odio Jeon.
—Me amas— y si, literalmente así era, pero no lo diría en voz alta. Solo rodó los ojos.
—Bueno chicos— tomó la palabra Hoseok—, como sabrán, mi familia tiene una casa en la playa.
—No lo sabía— dijo Namjoon.
—Yo tampoco— comentó YoonGi.
—Bueno, como casi todos sabrán...
—Hoseok, nadie lo sabía— intervino Taehyung con una sonrisa divertida.
—¡Ay, como sea! Mi familia tiene una casa en la playa, así que se me ocurrió pedírsela a mis padres y me dieron permiso de ir pasar el fin de semana con ustedes, así que ¿Quieren ir?
—¡Eso sería estupendo!
La mayoría se veían emocionados, pero los amigos de Jungkook más bien hicieron diferentes muecas.
—¿Qué pasa chicos? ¿No quieren ir?
—Es que... No sé— murmuró Namjoon—¿No les incomoda? Nos hemos reunido solo un par de veces y bueno, nosotros no somos tan jóvenes como ustedes.
—¿De qué hablas?— se quejó SeokJin—¡Pero si se ven de nuestra edad! Además eso qué más da, nosotros ya los consideramos casi nuestros amigos. No sería para nada incómodo que vinieran.
—No voy a aceptar que no vayas Min YoonGi— amenazó Taehyung.
—No, pues así cualquiera acepta.
Hubo algunas risas, pero al final, todos, y si, todos los presentes aceptaron ir, aunque algunos obligados, claramente.
Dos autos estaban estacionados frente al gimnasio, que había sido el lugar de encuentro aquel viernes en que todos decidieron faltar a la escuela, así, a las cinco en punto de la mañana se encontraban ya subiendo el equipaje a los vehículos.
—¡Esto es súper emocionante!— chilló Jimin.
—No me agrada tanto— murmuró Chanyeol, quien terminó siendo arrastrado por Jake ya que el chico de cabello blanco no quería ir solo con ellos. Además de Jungkook y Jimin no conocía a nadie más y tampoco quería ir de mal tercio.
—Lo dices solo porque tu hermano y Jungkook están juntos.
—Y no sabes cómo me gustaría separarlos un poco, pero seguro que Jimin se enojará más conmigo... De por sí casi no me habla.
—Tal vez pueda reemplazarte como su hermano mayor— se burló el peli blanco logrando que el rubio lo mirara mal, pero por como iban las cosas, no lo dudaba.
—Ya cállate idiota, que todo fue por tu culpa.
—No seas llorón, Jimin te adora, solo está un poco enojado. Ya verás que pronto volverá a hablar contigo como siempre.
—Lo dices como si lo conocieras de toda la vida.
—Pues no, pero nos hemos acercado un poco estos días.
Y mientras ellos dos charlaban, o más bien discutían por quién era mejor hermano, Jimin veía divertido como Jungkook revisaba una y otra vez que trajera todo lo necesario en su maleta, pero no para él, sino para el cuidado de Jukka.
—Kookie, estás exagerando un poco. Solo nos vamos tres días, no un mes.
—Pero ¿qué tal si le da frío?— insistió mientras metía una cobija a la cajuela.
—¿En la playa? ¡Pero si ahí hace demasiado calor!
—Uno nunca sabe.
—¿Y esa almohada?
—¿Qué tal si ya no alcanza una buena almohada y no puede dormir?
Jimin rodó los ojos y dejó escapar una pequeña risa. A veces Jungkook le recordaba a su madre.
—Está bien, mete todo lo que quieras— al fin y al cabo los demás llevaban pocas cosas, por lo que cabía todo perfectamente.
—Bueno chicos, ¡Vámonos!
—¡Vamos!— gritaron al unísono.
Subieron a los vehículos para emprender el viaje hasta la playa, que estaba más o menos a unas cuatro horas de camino, y aunque iban un poco apretados, al inicio todos subieron con el ánimo hasta arriba... Pero a la mitad del trayecto ya había más de uno con una expresión totalmente seria y fastidiada.
—Jimin, te juro que si SeokJin babea en mi playera, lo mato— amenazó Jungkook luego de tener la cabeza del castaño sobre su hombro por casi una hora, pero el colmo fue cuando este abrió la boca y parecía que en cualquier momento comenzaría a babear.
—Si eso pasa yo mismo me encargo de lavarla cuando lleguemos.
—Pero mientras voy a tener su baba encima de mi.
—Y además tendrás la baba de otra personita.
El azabache frunció el ceño y miró hacia abajo solo para darse cuenta de que Jukka, quien también iba dormido sobre su regazo, había empezado a tirar baba desde hacía un buen rato.
—Mierda, con razón sentía mojado.
El peli gris dejó escapar una risa y pronto acomodó su cabeza en el otro hombro de Jungkook.
—No te enojes, porque a mí me alegra mucho que vinieras con nosotros Kookie. Es la primera vez que voy de viaje con mis amigos y... Bueno, con la persona que estoy saliendo.
Jungkook no pudo evitar sonreír e inclinarse un poco para dejar un beso en la cabeza de Jimin.
—También me alegra haber venido, es la primera vez en mucho tiempo que voy de viaje... Y me alegra que sea contigo.
El menor levantó un poco la cabeza y cuando sus rostros quedaron frente a frente, acortaron la distancia para poder dejar un pequeño beso en los labios contrarios.
—Qué cursi te has vuelto.
—Pero sé que te gusta— el ambiente era bastante agradable, hasta que Jungkook sintió mojado su hombro y...—¡SeokJin!
Dos horas después se encontraban frente a la casa de los Jung, y una vez ahí, todos prácticamente salieron empujándose de los autos, especialmente Jungkook, quien estaba verdaderamente enojado porque el amigo de su, casi novio, había tirado baba por toda su ropa.
—Ash, solamente es tantita saliva—se defendió el castaño.
—Jin, mejor ya cállate— casi suplicó Jimin, quien tenía cargando a Jukka ya que seguía dormido, y si Jungkook cumplía la amenaza de tratar de asesinarlo no iba a poder hacer nada para ayudarlo.
—Bueno ya, perdón.
Sin decir otra cosa, se echó a correr por si a caso, hasta que llegó junto a Hoseok, quien alegremente abría la llamativa y amplia casa en la que estarían los siguientes días.
—¡Adelante chicos!
Al entrar, todos se sorprendieron de ver lo bonita que era. Las paredes eran blancas con algunos detalles de madera barnizada. Los muebles estaban perfectamente acomodados y lucían muy elegantes pese a ser rústicos en su mayoría.
—Wow, esta casa es increíble— admiró Jessie mientras se dirigía a la cocina para ver qué había, ya que a ella le encantaba cocinar... O más bien inventar recetas que, cabe decir, no siempre salían bien.
—¿Y cómo vamos a dormir?— preguntó Taehyung luego de bajar las escaleras, pues se dió cuenta de que solamente había cuatro habitaciones.
—Pues es obvio— respondió Hoseok—. Tú y YoonGi van a compartir una habitación, Namjoon y Jessie otra, el hermano de Jimin, su amigo y SeokJin otra, Jimin, Jungkook y Jukka otra y yo duermo en la sala. ¡Listo!
—¿Y por qué Jimin y Jungkook deben estar en una habitación solos? Yo podría quedarme con mi hermano y.... ¡Ah!— gritó Chanyeol cuando sintió el pellizco en su espalda por parte de Jake.
—No le hagas caso, así está bien, pero ¿Nosotros tres vamos a caber en una sola cama?— preguntó el peli blanco.
—Es que hay una habitación que tiene una cama matrimonial y una cama individual.
—Ohh— emitieron al unísono.
—Pero...— Chanyeol quiso refutar, sin embargo Jake no lo dejó.
Y así, cada quien se fue hacia su habitación correspondiente para acomodarse y acomodar algunas cosas, después de todo la habitación sería únicamente para dormir ya que durante el día tenían planeadas varias actividades.
—Yo creo que Chanyeol va a terminar odiándome— comentó Jungkook riendo un poco mientras acomodaba algunas cosas de Jukka en un cajón.
—No creo, aunque diga lo que diga le caes bien, y va a terminar aceptándolo de buena manera.
—Ojalá— sonrió, y cuando se enderezó, lo primero que hizo fue acercarse a Jimin y tomarlo por la cintura, para posteriormente besar sus labios. Debían aprovechar ese momento en que Jukka estaba en la cocina con Jessie, seguramente robando algo de comida.
—Si sigues haciendo eso me voy a volver adicto— se quejó el menor con las mejillas llenas de rubor.
—Pues eso sería mejor, así no vas a querer otros besos que no sean los míos.
Y está vez fue Jimin quien abrazó el cuello de Jungkook jalándolo hacia abajo para alcanzar su boca. Ambos tenían la respiración acelerada, y en sus mentes aún no podían creerse que se encontraran en aquella situación, y con la persona que tanto querían y que tanto les gustaba.
—No sé qué hiciste conmigo Jimin— murmuró Jungkook sobre sus labios, haciéndole un poco de cosquillas al hablar—, pero no dejes de hacerlo.
Volvió acercarse, aunque esta vez con suavidad; y aunque Jimin vio que sus mejillas estaban un poco ruborizadas, sabía que no lo estaban tanto como las suyas. Los dos estaban nerviosos y a la vez anhelantes, porque habían esperado tanto tiempo por poder besarse, tocarse, tenerse el uno al otro. Era emocionante el cómo sus corazones martilleaban en el pecho, el como les cosquilleaban las zonas del cuerpo donde el otro tocaba, como el cuello, la cintura o la espalda, y era tanta la emoción que casi sintieron que iban a explotar.
Y cuando sus labios se separaron, Jungkook pegó su frente a la de Jimin, importándole poco si debía agacharse más de la cuenta solo para poder alcanzarlo. Amaba que Jimin fuera pequeño, porque el hecho de que fueran tan contrarios, era lo que lo hacía más especial para él.
Y Jimin por su parte, sentía que iba a ponerse a llorar de la alegría en cualquier instante. Jamás se imaginó que Jungkook pudiera corresponderlo, porque eran tan diferentes, pero al final eso era lo que los hacia encajar a la perfección.
...
Unas horas más tarde, todos se encontraban comiendo en un pequeño kiosco frente al mar. Uno que conectaba con la casa, aunque de todas maneras el lugar estaba prácticamente solo, así que nadie los veía.
—A tus padres debió costarles mucho dinero esta casa— comentó SeokJin.
—Bueno, no sé realmente cómo fue que la consiguió mi padre, pero hizo mucho por obtenerla. Según sé, llegó a un buen acuerdo con el antiguo propietario. Gastó muchos ahorros pero al final se la pudo dar a mi madre, porque era ella quien realmente la deseaba.
—Wow, eso es muy romántico.
—Si, y poco a poco fueron cambiando cosas. Cada Navidad y cada cumpleaños venimos aquí a pasar unos días.
—Waa, ojalá mis padres hicieran eso— murmuró Taehyung imaginandoselo.
—Pero bueno, son mis amigos y estoy seguro de que si quisieran usar la casa mis padres no se opondrían.
—¡¿De verdad?! ¡Entonces voy a tomar la palabra después!— exclamó SeokJin aplaudiendo.
Y después de compartir aquella rica comida hecha por Jessie, se fueron a cambiar para poder entrar al mar, o simplemente para asolearse.
Jungkook por ejemplo, se quedó sentado en la arena dejando que las olas lo tocaran, pero no se adentró más. Solo miraba a Jukka siendo sujetado por Jimin mientras jugaban con los demás chicos.
—Apuesto a que no sabes nadar.
La voz de Jake lo hizo mirar hacia arriba, al menos hasta que el peli blanco tomó asiento junto a él.
—No es eso. Solo no tengo muchos ánimos de entrar al agua.
—... ¿Te pasa algo?— preguntó luego de varios minutos en silencio. La expresión de Jungkook indicaba que algo estaba mal.
—Es que, desde que Jimin y yo digamos, hicimos pública la relación que tenemos, o más bien, que intentamos tener, las cosas se han complicado un poco en la escuela... Y detestaría que lo hirieran de alguna manera. ¿Qué pasa si le dicen algo realmente cruel? ¿O qué pasaría si intentan hacerle algo y no estoy ahí para protegerlo?
—Bueno, creo que Jimin sabía bien lo que conlleva una relación así, me refiero entre dos chicos... Y aunque no es nada malo, la mayor parte de la sociedad no piensa lo mismo. Él era consciente de ello, y aún así quiso estar contigo.
—Lo sé, y yo quiero estar con él... pero me da miedo que le hagan o le digan algo. Tú sabes y has visto lo que le ocurre a las personas homosexuales... Son víctimas de abusos, de discriminación, de violencia... Y eso me preocupa.
El peli blanco asintió comprendiendo, porque muchas veces vió cosas horribles, hechas especialmente por personas homofóbicas.
—Entiendo lo que dices.
—Y a todo eso súmale que su padre es totalmente homófobo. ¿Te imaginas lo que va a pasar cuando se entere?
—Bueno, si quieres estar con Jimin debes ser lo suficientemente fuerte para enfrentar todo eso, y él también debe serlo— tomó una bocanada de aire y lo miró—. De hecho, me gustaría decirte algo.
—¿Qué pasa?
—Bueno... Hace unos cuántos días, Jimin y yo nos reunimos en un gimnasio.
—¿Qué? ¿Por qué?
—Como te dije, él es consciente de lo que implica llevar una relación como la suya... así que me pidió que le enseñe a pelar.
—¡¿Qué mierda?! ¡¿Y accediste?!
—Si.
—¡¿Y por qué carajos le vas a enseñar?! ¡No quiero que se meta en problemas!
—¿Entonces prefieres que no sepa defenderse y que si lo agreden mientras no estás se ponga a llorar y termine siendo verdaderamente lastimado?
Jungkook lo pensó por un momento. En realidad no deseaba eso, incluso recordó aquella ocasión en la que tuvo que salvarlo del maldito desgraciado que se lo quería llevar a una habitación en aquella fiesta en la que lo encontró por casualidad. Y no quería que algo así volviera a suceder.
—No.
—Entonces déjame enseñarle. Te prometo que será solamente defensa, no voy a enseñarle a usar una navaja o algo así.
Lo pensó. Aunque él también podría enseñarle sabía que no sería lo mismo, porque tal vez solamente sería un distractor y al final acabaría no enseñándole nada.
—Hmm, está bien.
—¡Jungkook! ¡Ven con nosotros!— gritó Jimin desde el agua moviendo su mano.
—Deberías ir. El viaje no durará mucho y no sabes cuándo podría repetirse, así que disfruta.
—Tienes razón — se puso de pie y lo miró—¿No vienes?
—Claro.
Y así terminaron de reunirse con los demás, sin darse cuenta que con cada cosa que hacían en grupo, con cada nueva charla, con cada nueva acción, todos se volvían un poco más cercanos, y aquellos que alguna vez se sintieron solos, ahora estaban rodeados de personas maravillosas que siempre les brindaban cariño y apoyo.
Ahí, en ese grupo de chicos, comenzaba a formarse una unión y una amistad inquebrantable que cada vez se hacía más fuerte, aunque ellos tal vez no lo notaban.