━━━𝙘𝙖𝙥𝙞𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙣𝙪𝙚𝙫𝙚:
🌊 ࿐ la traidora está de vuelta . . .
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Julie colocó el colchón sobre la base de la cama ese mismo día y puso sus mantas en ella para echarse encima.
Se quedó mirando al techo por unos largos minutos en silencio. La tristeza de hace un rato había disminuido, no del todo pero al menos ya no salían lágrimas de sus ojos ni le dolía el corazón de solo pensar en sus problemas.
No sabía que hacer ahí. No podía limpiar porque no había un solo material de limpieza en la casa y tampoco se atrevía a salir por miedo de ver a los pogues.
Su teléfono vibró a su lado. Gruñó, cuestionándose si era algún mensaje o solo una tonta notificación de sus juegos.
Extendió su mano y agarró el móvil, para levantarlo frente a ella. Era un mensaje de Sarah.
Sonrió levemente y enseguida desbloqueó la pantalla.
Sarah シ
Hey chica! Cómo van las cosas por allá?
Julieta le había contado de su escapada a Sarah este verano. La rubia la había apoyado en su idea, diciéndole que sería excelente para ella estar ahí con su padre, pero ahora no se sentía como su mejor plan.
↪️ No tan bien.
Vi a los chicos :/
Sarah シ
Oh no:/
En dónde?
↪️ Bueno, resulta que soy vecina de John B.
Sarah シ
Ugh! Que mala suerte Julie:(
↪️ Lo sé. Ahora que se supone que haga? Ocultarme en la casa todo el verano?
Sarah シ
No seas ridícula. Sal y disfruta.
↪️ Estoy literalmente sola, que podría hacer?
Si salgo de seguro todos me verán y las peleas comenzarán.
Julie esperó a que Sarah respondiera a su texto. Mientras observaba el "escribiendo..." otro mensaje le llegó.
Salió del chat y miró su inicio, era Rafe.
Rafe
Hey
Julieta observó el texto unos largos segundos, cuestionándose si responderle o no. No tenía ganas de hablar pero literalmente no estaba haciendo nada.
Entró a su chat y respondió.
↪️ Holaa
Parecía que Rafe se quedó dentro de la conversación, porque el signo de leído apareció apenas Julieta envió su saludo.
Rafe
Escuché a Sarah mencionar que ya estabas en La Corte.
Está todo bien?
Sí, Rafe al ser el hermano de Sarah también sabía, pero confiaba en que no diría nada.
↪️ Meh... nada malo hasta ahora, solo estoy aburrida.
Rafe
Mmmm
Se me ocurrió una idea
↪️ Cuál?
Julie sintió curiosidad y cuando el mensaje de Sarah llegó al fin decidió abrirlo después. Rafe continuaba escribiendo y la pelinegra se preguntó el porqué de su mensaje.
Casi nunca hablaban mediante textos, solo por fotos en Snapchat.
Mientras él respondía, Julieta dejó su móvil sobre su pecho, esperando.
Si estuviera en Figure Eight probablemente se estaría sintiendo igual de mierda, pero en la piscina de los Cameron o viendo una película con Nico.
El teléfono vibró y en unos segundos, lo levantó.
Rafe
Recuerdas cuando dijiste que después de graduarme aceptarías tener una cita conmigo?
(...)
—No creo que sea tan difícil evitarla... digo, lo hemos hecho durante tres meses, ¿por qué sería diferente ahora?
Al ser el primer día de verano, los pogues cumplirían con su tradición de todos los años de ir a surfear a la playa con el fin "bendecir" las vacaciones.
John B conducía y los demás continuaban hablando sobre el tema de Julie. Realmente estaban inquietos con su regreso.
Pope miró incrédulo a JJ y frunció su ceño. —Ahm... no lo sé, JJ, ¿tal vez porque vivía en el otro lado de la isla y era imposible encontrárnosla? —preguntó sarcástico, haciendo rodar los ojos del rubio.
—Chicos, esta misión es imposible. —habló ahora Kie, cansada de escuchar tantas "opciones" para llevar a cabo su tonto plan.— No podemos evadirla todo el verano. ¡Es literalmente vecina de John B!
—Estamos jodidos. —murmuró Pope.
John B frunció el ceño y se apresuró a intervenir. —Esperen, ¿por qué estamos "jodidos", exactamente? —cuestionó, ganando la atención de sus amigos. — Julieta ni siquiera se atreverá a hablarnos. Nos odia.
—Eso es verdad. Digo... hace una semana JJ le dijo muchas mierdas. —le siguió Pope, ganándose una mirada fulminante por parte del rubio.
—Ya cállate, hermano. —le pidió fastidiado y Pope bajó la mirada inmediatamente.
—Sí, sí, es verdad. —se tranquilizó Kie, acomodándose sobre su asiento y sonriendo levemente.— No tenemos de qué preocuparnos... mantendremos distancia, ella también.
—Todo seguirá siendo igual. Solo nosotros cuatro, tranquilos... —continuó John B, asintiendo.
—Sin Julieta... —murmuró ahora JJ, frunciendo los labios.
—Sí... sin ella.
Todos se quedaron en silencio y suspiraron al mismo tiempo. "Todo seguirá siendo igual"... Era pura mierda y lo sabían.
En medio del camino, el color de un semáforo cambió a rojo. John B se detuvo y empezó a mirar a su alrededor, algo distraído.
De pronto el silencio dentro de la van fue interrumpido gracias a las bocinas provenientes de otro vehículo. Los chicos voltearon a ver por la ventana y se toparon con un bonito Jeep negro.
Las ventanas del auto estaban abajo, y los pasajeros de esta también se giraron a observar la van de John.
El recién nombrado entrecerró los ojos incrédulo al encontrarse con Julieta sentada en el copiloto del vehículo acompañando a Rafe Cameron.
Kie, Pope y JJ no tardaron en darse cuenta. Apretaron su mandíbula, observando a Rafe reírse en cuanto los reconoció, en cambio Julieta tragó en seco al verlos justo a su lado.
Lo último que quería... encontrarse con los pogues.
La pelinegra buscó con su mirada a JJ en la van, y ahí estaba, sentado hasta atrás y observándola fijamente con una notable decepción en sus ojos.
El pecho de Julieta ardió. Casi podía escucharlo gritarle como la semana anterior y de tan solo recordar como la trató, su sangre hirvió y a la vez, la tristeza invadió su cuerpo entero.
El incómodo momento no duró mucho, ya que apenas el semáforo cambió de color, Rafe arrancó y se marchó de ahí rápidamente.
(...)
—Gracias por venir hoy.
Dijo honesta con una leve sonrisa en el rostro. El rubio asintió varias veces, también sonriente.
—Me gustó verte, Julie. —dijo y después se mostró vacilante unos segundos.— ¿Lo repetiremos?
Ella calló y desvió su mirada hacia la casa. La verdad es que Julieta solo había aceptado la "cita" para no sentirse sola.
Suspiró y asintió. —Seguro. Tú avísame.
Rafe asintió y finalmente se despidieron. Julieta bajó del auto, antes de caminar al porche miró con disimulo hacia el Chateau, preguntándose si John B o los chicos estaban ahí, sentía curiosidad en saber si ya estaban descansando o solo pasando el rato en alguna fiesta pogue y emborrachándose.
Un montón de tequila en mi sistema me vendría genial. Pensó, a la vez recordando sus salvajes celebraciones con sus ex amigos hace meses.
Al llegar a la puerta salió de sus pensamientos y enseguida sacó sus llaves. Volteó a ver a Rafe una última vez —al parecer estaba esperando a que ella entrara—, lo saludó con un ademán y sin más, entró.
Cerró la puerta tras ella y encendió las luces. Nuevamente se encontró con el salón vacío y triste de la casa, tosió un poco por el polvo a su alrededor.
Caminó hasta su habitación, esta estaba igual de sucia que todo el lugar y eso le molestaba un poco. No podía quedarse en un lugar así un día más, tenía que empezar a limpiar lo más pronto posible.
Antes de dormirse, sacó su teléfono y al encenderlo vio un montón de mensajes en el inicio, pero el que la alarmó fue el de su madre.
Mamá
Entonces sí te fuiste?
Suspiró al leerlo. Quería mucho a su mamá pero desde lo qué pasó —el divorcio y todo lo que tenía que ver con su padre— no podía verla de la misma forma. Toda su relación había cambiado en el transcurso de un año, Julieta odiaba a la persona que se había convertido... tan egocéntrica y superficial. No podía culparla por querer huir a la primera oportunidad que se le presentara.
↪️ Sí
Envió el texto y se quedó leyéndolo unos segundos. Sabía que portarse simple no era lo mejor, pero no tenía ni idea qué decirle. Ella realmente no le había dejado otra opción, toda la semana se negó en darle permiso a quedarse con su padre.
Julie suspiró y dejó a un lado el telefono.
No entendía como es que después de tanto, absolutamente nada mejoraba para ella.
(...)
Julieta se levantó tarde ese día. Era la primera vez que los miles de llamados de su madre no la despertaban por la mañana y tenía que admitir que era genial.
Apenas se sintió lista, se dirigió al baño a hacer sus necesidades y tomar una ducha. Estaba dispuesta a ser productiva ese día, por lo que se apresuró a vestirse y agarrar las llaves del auto para ir directo al pueblo.
Planeaba ir al supermercado a comprar todo lo necesario para esa semana pero optó por ir a desayunar primero.
Al llegar al restaurante se estacionó en la calle frente a este. Pudo ver que el lugar estaba algo lleno así que se apresuró a entrar para conseguir una mesa.
Una campana sonó cuando abrió la puerta y música llegó a sus oídos al entrar. Observó a varias familias sentadas desayunando y conversando, además de los meseros rondando por todo su alrededor. Caminó hasta una de las mesas disponibles y se sentó.
Todo seguía igual a como recordaba. Las paredes color turquesa y llenas de retratos de diferentes lugares de OBX, además de las fotos familiares del dueño, quien durante años habían sido parte de una cadena de restaurantes en Carolina del Norte, más conocidos como "The Blue Garden" y las lindas decoraciones playeras que le daban un toque especial a la estética del restaurante.
Estando ahí sola y leyendo el menú, Julieta recordó todas las veces en las que sus padres la llevaban después de la escuela o una mañana de domingo a comer.
Una sonrisa amarga se le formó en el rostro. Odiaba como todo lo que había en La Corte le recordaba su antigua vida y lo feliz que era en ella, simplemente apestaba.
—¿Estás lista para hacer tu pedido? —un hombre adulto apareció frente a Julie, interrumpiendo por completo sus pensamientos.
Ella sonrió y se acomodó sobre su asiento, asintiendo. —Sí. Ahm... quisiera unos -
—¿Julie O'Connor? —la interrumpió sorprendido, observándola fijamente. Julieta miró hacia los lados, confundida.— Soy Matthew Morrison, amigo de tu papá.
Julie abrió la boca sin saber que decir. Su padre tenía un montón de amigos en la isla y era obvio que no conocía a todos. —¡Oh! ¿Qué tal?, un gusto.
—Me alegra verte, hace mucho que no pasas por aquí. ¿Cómo has estado? ¿Y tú padre? Desde hace meses no sabemos nada de él. —la bombardeó de preguntas, provocándole una risita nerviosa mientras lo escuchaba.
—Todavía está en su viaje. —contó simple y sonriente.— Y lamento ya no venir, no había tenido la oportunidad.
—Oh, no te preocupes, lo entiendo. —respondió amable a lo último.— Solo espero que cuando el capitán vuelva nos visiten, estaremos muy felices de verlos.
Julieta asintió y esta vez Matthew anotó su pedido. No le sorprendía nada la reciente conversación, su padre era famoso en la isla gracias a su profesión de bar-man. Siempre estaba presente en los eventos importantes de Figure Eight y además tenía un bonito puesto en la playa de La Corte, en el que los turistas pasaban el rato bebiendo y los pogues procuraban estar cerca por el agradable ambiente que este daba.
A Julieta le alegraba que la gente todavía tuviera en mente a su padre. Estaba segura que el día de su regreso sería pura celebración y eso la emocionaba.
(...)
—¿Me das más cerveza, John B?
—Seguro, pero esta es la última... o mañana tendrás que limpiar mi baño.
Advirtió John B, señalando con su dedo al rubio, quien poco parecía importarle. Ya había perdido la cuenta de cuantos vasos de cerveza llevaba consumiendo y la última vez que había sido así, él tuvo que encargarse del vomito.
—Sí, como sea.
Bufó JJ, extendiéndole su vaso al rizado, esperando que lo llenara de más alcohol para continuar con lo suyo.
Además de ser también una buena forma de conseguir dinero, los pogues habían aprovechado a hacer una de sus tantas fiestas de verano para ver el atardecer y emborracharse.
La gran cantidad de turistas esa semana era una locura por lo que los chicos estaban emocionados de hacer de las suyas e intentar obtener algo más que cerveza para la noche.
En cambio JJ podía decir que sí tendría algo más que cerveza. Llevaba coqueteando con una guapa turista de Cleveland casi toda la tarde y a decir verdad, ella se veía igual de dispuesta que él a pasar un buen rato juntos.
Después de tanta mierda los últimos días, el rubio había decidido continuar con lo que había estado haciendo los últimos tres meses con el fin de olvidarse de Julieta.
Emborracharse, conocer a chicas bonitas, besuquearse con ellas y si la suerte estaba de su lado, llevarlas a un lugar más privado para pasar el rato.
Para esos momentos en el que el alcohol estaba más que subido a su cabeza y los ojos azules de una muchacha mayor a él estaban encima suyo, no importaba nada. Ni sus sentimientos, ni Julieta, ni lo mal que le estaba yendo sin ella. Solo quería hacer su jugada para así sacarse de la cabeza a la pelinegra que tanto quería al menos por unos minutos.
Mientras el rubio reía y bebía con aquella turista sentados en la arena, todos los pogues bailaban y charlaban más allá de ellos.
A pesar de lo mareado que se sentía, JJ pudo escuchar perfectamente como la joven le pedía que la llevara a su apartamento de estadía. Victorioso, aceptó y se levantaron juntos, rodeó su brazo en su cintura y entre risas empezaron a caminar.
Mientras regresaban a la multitud, Amanda Wellington abrió la boca y empezó a hablar sorprendida y desesperada hacia su grupo de amigos. A JJ no le importó ya que no pensaba que fuera importante, así que avanzó.
De pronto un montón de murmullos se hicieron presentes y bajaron el volumen de la música, llamando la atención de absolutamente todos los pogues, quienes veían fijamente hacia un punto.
—¡Saquen a esa traidora de aquí!
Gritaron detrás de él.
—¡Vete de aquí, pequeña kook!
—¿Qué cree que está haciendo?
JJ paró de golpe al escuchar con claridad todas las cosas que los demás decían y se apresuró a ver hacia todos lados de la playa.
No tardó casi nada en toparse con su mirada. Estaba parada a lo lejos, con las manos dentro de los bolsillos de su abrigo observándolo como tenía pegado a su cuerpo a aquella turista de buen bronceado y linda figura.
Esta notó la tensión en el lugar y miró a JJ extrañada. —¿Qué pasa? ¿Quién es ella?
El hizo caso omiso a sus preguntas. Se sentía helado e incapaz de decir algo. La pronta presencia de Julieta y su intensa mirada clavada sobre su brazo alrededor de la chica a su lado no lo dejaba moverse.
Tragó en seco y salió de su trance, volteando a ver a sus amigos, que la observaban con la misma pena que él y guardaban silencio ante todos los comentarios que le gritaban desde ahí.
JJ regresó a ver a Julie y esta simplemente negó con su cabeza, dándose la vuelta para irse casi corriendo.
—¡Ni se te ocurra volver, traidora! —gritaron detrás, lanzando un poco de cerveza al aire.
—¿Quién se cree que es? —preguntaron entre risas.
John B y Kie se miraron, sabían que todos reaccionarían mal al verla y estaban seguros que la noticia de su regreso se convertiría en una completa locura.
Pope caminó desesperado hasta JJ y lo jaló con el, ganándose un quejido de la turista la cual quedó sola después de esto.
El moreno lo llevó hasta John y Kie y los miró serios. —Nadie puede saber que Julieta regresó para quedarse. —dijo a lo bajo con bastante preocupación.— Querrán matarla.
—No van a matarla, Pope... pero sí, estoy de acuerdo. —le siguió Kie, regresando a ver hacia donde la pelinegra había aparecido.— No podemos decir nada hasta que su padre llegue.
—¿Por qué vino? —preguntó John, confundido.
JJ suspiró y se sentó sobre la arena, pasando sus manos sobre sus rodillas. La respuesta era obvia.
—Nos extraña.