ใ€Š TOKYO REVENGERS STORIES โ™ก ใ€‹

By champagnexproblem

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ONE SHOTS TOKYO REVENGERS +18 SE PROHIBE COPIAR LOS PERSONAJES NO ME PERTENECEN, A EXCEPCIร“N DE LAS OC. CON... More

A N T E S D E L E E R
S H U J I H A N M A
M A N J I R O S A N O P A R T E I I
K E I S U K E B A J I
S H I N I C H I R O S A N O
T A K A S H I M I T S U Y A
C H I F U Y U M A T S U N O
C H I F U Y U M A T S U N O P A R T E I I
S H U J I H A N M A P A R T E I I
R Y ลช G U J I K E N
E S P E C I A L: M I T S U Y A & H A K K A I
K I S A K I T E T T A
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R A N H A I T A N I
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โœจ ยกG R A C I A S! โœจ
W A K A S A I M A U C H I - EXTENDIDO โœจ
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S H U J I H A N M A P A R T E I V
H O A X: NUEVA HISTORIA
E S P E C I A L: H A R U C H I Y O &. S E N J U A K A S H I
S ลŒ Y A K A W A T A
R A N H A I T A N I
N U E V A H I S T O R I A: R A N VS K A Z U T O R A
H A R U C H I Y O S A N Z U: M O R P H I N E
S H I N I C H I R O S A N O P A R T E I I

M A N J I R O S A N O

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By champagnexproblem

𝕄𝕒𝕟𝕛𝕚𝕣𝕠 𝕊𝕒𝕟𝕠
ℝ𝕖𝕘𝕣𝕖𝕤𝕒

Los dos despertamos en camas solitarias, diferentes ciudades.
Y el tiempo se está tomando un dulce tiempo para borrarte.
Tienes tus demonios
y cariño, todos se parecen a mi

...

—¿Donde te escondes? —pregunté percibiendo su aroma—. Sé que estás aquí, y tú sabes que es peligroso emboscarme...

—Vine a buscarte, volvamos con los chicos, ¿si? —respondió ella aún oculta entre las sombras.

—¿Insistes con eso? —solté—. Es mejor que me mantenga lejos de todos, vuelve a tu casa, ________.

—No volveré sola —insistió—. No lo haré, a menos que me digas lo que pasa, ¿por que huyes de tus amigos?, ¿por que huyes de mi?

—Hay algo que no deseo que sepas... —confesé—. No quiero que me recuerdes de esa forma...

Por favor, no quiero que sepas que soy un monstruo.

—¿Recordarte? —bufó ella mientras intentaba seguirme con la mirada, sin mucho éxito—. Para recordarte tendría que dejarte ir primero.

—¿Y no lo harás? —pregunté sorprendiéndola, de pie detrás suyo, haciéndola tambalear de la sorpresa. Pero contrario a lo que pensaba ella no se alejó.

—¡No lo haré! —respondió sin titubear, rodeando mi cintura con sus brazos intentando reposar su cabeza en mi pecho.

No lo hagas, aléjate de mi, por favor.

—No me obligues a hacerlo, ____________ —advertí—. No contigo.

Pero sus brazos siguieron aferrándose a mi, haciendo que mi pecho ardiera y que mi estómago volviera a sentir las estúpidas mariposas revolotear en su interior.

—¡¿Por que de todos los miembros de la Tokyo Manji tuve que enamorarme del mas terco?! —soltó sin temor, ella era una de las pocas personas que no me temía, aún.

—Porque siempre fuiste una loca... —dije sin poder resistirme a abrazarla—. Pero vuelve a casa, no quiero que termines lastimada por mi culpa...

—Deja de darme órdenes... —respondió con molestia, después de todo seguía siendo ni chica rebelde—. Ya no eres mi comandante, Mikey. Y no, no me despegaré de ti hasta que volvamos a casa, no me importa tener que arrastrarte conmigo de vuelta.

Y ahí estas de nuevo, sé que esto no va a acabar hasta que obtengas lo que quieres, pero no tengo otra opción.

—¡_________! —tuve que alzar mi voz con el dolor de mi alma—. No estoy jugando, si no me sueltas... Voy a soltarte a la fuerza... —dije intentando quitarla de mi cuerpo, pero sus brazos se resistían a separarse de mi.

—¡Tú jamás harías eso conmigo, soy tu novia! —respondió ella confiada, intentando besar mis labios, causando escalofríos en mi interior, luchaba con todas mis fuerzas para no sucumbir a sus labios sabor a caramelo, mi total perdición.

Pero ya no soy la misma persona que tú amas, y si hago esto es por que siento lo mismo que tú, yo también quiero protegerte, mi ángel, la única luz que alumbra la oscuridad que consume mi vida.

—Lo siento, ________ —fue lo único que pude decir antes de empujarla con fuerza lanzando un puñetazo, ella bloqueó el golpe tal y como esperaba. Su mirada de tristeza y decepción caló en lo mas profundo de mis huesos, una mirada que jamás podría quitarme de la mente.

Manjiro... —dijo ella intentando recomponerse, la conocía muy bien, no iba a darse por vencida. Por eso me había enamorado de ella, tan decidida y valiente, tan persistente y entregada a quienes ama—. ¡No voy a contenerme! —advirtió.

Con el dorso de su mano secó las lagrimas que humedecían sus pestañas, levantando sus puños y preparándose para pelear, testaruda como siempre, como aquella primera vez que peleamos cuando éramos apenas unos mocosos. Solté un suspiro de resignación y me preparé para defenderme, no volvería a atacarla, tan solo resistiría hasta que se cansara y cambiara de opinión, no quería lastimarla.

Se abalanzó sobre mi con ira, intentando golpear mi rostro, pero bloqueé el golpe con mi brazo. La muy astuta aprovechó mi movimiento para atacar con su pierna, dirigiendo una poderosa patada a mi abdomen, dando de lleno en mi estómago, logrando desestabilizarme por un breve segundo, solo para volver a arremeter contra mi intentando reducirme.

—¡Mi abuelo te enseñó bien! —solté entre jadeos, mi chica era una gran peleadora—. Debe sentirse orgulloso...

—¡Aprendí mis mejores movimientos de su nieto! —respondió con firmeza—. Y sabes que no solo me refiero a los golpes...

—Si intentas provocarme, no va a servir... —respondí a su insinuante comentario aunque por dentro moría de ganas por besarla y hacerla mía, un año lejos había sido demasiado, hasta la mas sutil estela de su perfume me hacía temblar.

—¡Repítelo hasta que te lo creas, Mikey! —se burló mientras nuevamente me atacaba con sus poderosas patadas, dándome esta vez en la espalda luego de tomarme por sorpresa, haciéndome golpear mi hombro con un escombro de aquel edificio abandonado.

Excelente lugar elegiste para esto, _______.

No pude evitar la mueca de dolor dibujándose en mi rostro, ella se preocupó y bajó la guardia, perfecto para asustarla un poco y hacer que olvide la absurda idea de llevarme de vuelta, por mas que lo deseara con todo mi corazón, por más que quisiera amarrarme a su cuerpo y no soltarla jamás.

Tomé la decisión de actuar y no podía retractarme, simulo que me abalanzare sobre ella con mis puños listos para golpearla, pero mi estupidez no me permite darme cuenta de la barra de metal que estaba detrás suyo, mi pecho arde y mis ojos se humedecen al sentir el metal atravesando su piel, me siento un maldito idiota, pero es lo que trataba de evitar y otra vez la desgracia vuelve a presentarse en mi vida, otra vez alguien a quien amo corre peligro por mi culpa.

—¡_________! —grito desde lo mas profundo de mi garganta mientras me aferro a ella con todas mis fuerzas—. ¿Estás bien?

—Tan débil crees que soy, Mikey —dijo ella respirando profundo mientras se llevaba la mano a su herida—. Es solo un rasguño, vamos a seguir peleando...

Por esto pedí que te fueras, niña tonta. No quiero que resultes dañada, no me tortures de esta manera, amor.

—¡Basta! —ordené, mientras la vi prepararse para seguir peleando a duras penas, su herida dejaba salir bastante sangre—. ¿Si te acompañó a casa dejaras de intentar pelear conmigo?

Siempre te las arreglas, ya lo dije...

Su rostro se relajó al escucharme decirlo, la tomé entre mis brazos y se dejó caer en ellos, rasgué mi camiseta y presione la herida para detener la sangre. Ni siquiera recuerdo como llegué con ella en mis brazos a nuestro pequeño departamento, la llave de emergencia aún seguía bajo el tapete.

Sigues siendo tan confiada, incluso ahora que no estoy para defenderte.

La recosté sobre la cama, nuestra cama, ella solo sonreía triunfal aunque estaba algo desorientada, busqué dentro del baño el botiquín de emergencias, todo seguía tal como el día en que me fui. Desinfecté y suturé la herida lo mejor que pude, sus labios comenzaban a tornarse pálidos, mi cuerpo tembló de miedo, no podía dejarla sola, debía cuidarla hasta que pudiera sentirse mejor.

—Gracias por traerme a casa, Mikey —dijo en un hilo de voz haciéndome notar lo cansada que estaba.

—Mujer tonta... —suspiré dejando caer mi cabeza sobre su hombro—. ¿Cuanto tiempo estuviste buscándome?

—Desde que te fuiste... —respondió somnolienta, acariciando suavemente las hebras de mi cabello con sus delicadas manos.

—Debes estar exhausta... —le dije mientras acariciaba su espalda con la yema de mis dedos, tan frágilmente como si fuese una muñeca de porcelana—. Si quieres puedes descansar...

—No quiero dormirme —respondió firmemente—. ¿Piensas que soy una idiota?, en cuanto cierre mis ojos te marcharás...

—No me iré dejándote así, bruta... —respondí—. Tengo que cuidarte, estas herida...

—Me siento asquerosa —soltó de repente—. Mi cabello está lleno de polvo por ir a ese edificio a punto de ser demolido a buscarte... Quiero darme una ducha.

No, sé a donde vas con esto.

—¿Crees que puedas? —pregunté ingenuamente—. No quiero que vayas a resbalar en la bañera...

—Entonces ayúdame... —ordenó sin más.

Solo por esta vez... —respondí tragando saliva, separándome de ella para que se pusiera de pie. Mirándola embobado mientras se quitaba la ropa de una forma lenta e insinuante, como si no sintiera vergüenza al desnudarse frente a mi.

—¿Que? —dijo mirándome fijamente a los ojos—. Está bien, voy a desvestirme en el baño... —resopló para caminar con cuidado de no lastimar su espalda herida.

¿Por qué me torturas de esta manera?

El sonido de un golpe en la bañera me sacó de mis pensamientos, me puse de pie de golpe y entré sin previo aviso al baño, asustado de que a _______ le pasará algo, mas solo la encontré muy molesta al no poder levantar bien su pierna para entrar a la bañera y ducharse.

—Debiste esperarme, dije que te ayudaría —la regañé.

—Creí que te cohibía verme desnuda... —dijo ella sin dejar la mueca de enfado en su rostro.

La tomé con cuidado en mis brazos y la ayude a entrar a la bañera, se sujeto del pasamanos mientras dejaba correr el agua tibia, mi cuerpo se congeló, mi pecho dolía y ciertas partes de mi anatomía me pedían a gritos quedarme en ese baño.

—Avísame si necesitas cualquier cosa... —dije para disponerme a salir del baño.

—Necesito al hombre que amo —confesó en un susurro casi imperceptible.

Esa persona ya no existe... Solo quedo yo, la parte oscura de tu Mikey, pero no quiero dañarte con mi oscuridad, no puedo.

Suspiré mandando todo al carajo, quizás no podría volver a verla, quizás debía aprovechar su compañía, sería egoísta de mi parte, pero no podía marcharme sin recibir una pizca de su amor.

¡_______, te amo tanto, no podría negarlo, te necesito. Por favor sálvame, mantenme contigo!

Mi ropa cayó al piso, tragué saliva mientras me incorporaba a la ducha para abrazarla con cuidado por su espalda, acariciando su vientre con delicadeza, cerrando mis ojos mientras el agua tibia resbalaba por nuestros cuerpos desnudos, mi garganta albergaba un nudo que me impedía soltar una palabra, ella tan solo se mantenía en silencio, volteándose para pegar su frente a la mia, acariciando mi espalda, juntando nuestros labios para besarnos con calma bajo la ducha, sentía mi corazón estallar en emociones al saborear su lengua, ese sabor a caramelo tan característico de ella, el tacto de sus labios me estremecía por completo, provocando que la lujuria tomara posesión de mi cuerpo.

Sujeté su mentón con mi mano, impidiéndole concluir el encuentro de nuestros labios, mi mano recorría su cuerpo con cuidado, las suyas acariciaban mi cabello y mi espalda, se sentía tan bien volver a tenerla cerca, volver a saborear su boca, volver a sentir su cuerpo pegado al mío.

Sus pechos juntándose a mis pectorales mientras su piel se erizaba a mi tacto era lo mas excitante del universo, mirar su rostro completamente entregado a mi me llevaba al cielo.

No te merezco mi amor, eres demasiado para mi.

—¡Mikey! —gimió al sentir mi lengua recorrer su cuello, mis dientes se enterraban en su carne dejando mis marcas en su piel, reclamándola como mía.

—Debemos ser cuidadosos con tu herida, no quiero que vuelva a sangrar... —dije nervioso, ella solo me regaló una sonrisa.

—Descuida, soy un miembro de la Touman, puedo con eso... —dijo ella mientras dejaba múltiples besos en mis labios.

—No le digas a Kenchin, pero tú siempre fuiste el miembro mas importante para mi... —confesé.

—¡Cuidado con las preferencias, comandante! —sonrío ella, haciéndome perder el aliento con ese simple gesto. Causando que todo mi mundo se detuviera y olvidara toda la maldad que albergaba en mi corazón—. Y ya basta de la charla, Manjiro Sano... Me muero por que me tomes como tuya nuevamente.

—Pensé que nunca lo ibas a pedir...

Con mucho cuidado la recargué sobre la baldosa del cubículo, intentando no causar mucha presión en su baja espalda, acariciando sus curvas, agachándome frente a ella, levantando su pierna para recargarla sobre mi hombro, mordiendo la carne de sus muslos con suavidad, ella se sujetaba como podía, sin hacer demasiada fuerza.

Sonidos lascivos salían de su garganta cuando empecé a recorrer su feminidad con mi lengua, degustando el sabor de sus fluidos, succionando aquel punto que la hacía retorcer de satisfacción, sus gemidos resonaban como música para mis oídos, mas aún cuando me aventuré a introducir dos de mis dedos en su interior, su cuerpo comenzó a estremecerse lujurioso, estaba tan estrecha, me encantaba sentirla disfrutar de esa forma, sobre todo al sentir sus fluidos bañar mis dedos luego de su orgasmo.

Me levanté para besar sus labios con pasión, a esas alturas mi cuerpo suplicaba por ella, sus brazos se cruzaron cuidadosamente detrás de mi nuca, acariciando mi tatuaje y mis hebras blancas.

Maldigo el momento en que me alejé de ti, te necesito.

Levanté su pierna y ella la enredo en mi cadera, la sujeté con fuerza mientras mi intimidad se abría paso en su estrecha y ardiente cavidad, gemí su nombre al llegar hasta lo mas profundo de su ser, mi cuerpo temblaba mientras la embestía lenta y suavemente, temiendo ejercer demasiada fuerza en su cuerpo, olvidando que era la mujer mas peligrosa que conocía, de todas formas quería protegerla, hacerla sentir a salvo entre mis brazos. Continúe dejando mordidas y besos mojados en su piel, su rostro sonrojado con sus ojos entrecerrados eran como un hermoso poema.

Mis caderas llevaban un ritmo intenso, el vapor y el agua inundaban el ambiente mientras sentía como su vagina abrazaba mi falo intensamente, se sentía tan bien para mi, ser uno solo con ella, como si ambos nos hubiéramos perdido en un universo propio durante esos momentos, solo entregándonos amor. El sonido de nuestros cuerpos fundiéndose hacía eco en la sala de baño, siendo acallado por las gotas de agua que golpeaban el piso de la bañera, mi boca no podía dejar de recitar su nombre una y otra vez al sentir mi cuerpo sucumbir ante la presión de su orgasmo sobre mi miembro, hasta que por fin inunde su interior con mi semilla, besando sus labios antes de que su cuerpo exhausto se relajara en mis brazos.

No podía dejar de acariciarla, luego de salir de la ducha la tomé entre mis brazos aferrándome a ella desesperadamente, mi boca recorría cada rincón de su ser, temía por su herida en la espalda así que la senté sobre la mesa para continuar con nuestro apasionado encuentro.

Mi boca succionaba sus pezones erectos, su cuerpo era una obra de arte para mi, no podía dejar de tocarla, de acariciar y masajear cada parte de ella, su lengua me causaba escalofríos al recorrer ni cuello y morder levemente el lóbulo de mi oreja, mis manos se aferraban a sus caderas permitiéndole penetrarla con fuerza, una y otra vez llenándola por completo, llevándome al cielo con cada embestida, con cada uno de sus gemidos y jadeos, llenándola nuevamente de mi esencia.

Esa noche ambos nos entregamos al otro desde el ocaso al amanecer, nuestros labios no dejaban de reclamarse entre palabras de amor y deseo. No puedo describir lo que sentí al dormirme con ella recostada en mi pecho, el poder acariciar su piel y su cabello hasta quedarme dormido, el poder aspirar el aroma de mi mujer hasta el cansancio, de sus besos en cada rincón de mi piel y de como mis manos dibujaban su silueta.

Mikey, se que perdiste mucho, se que duele, pero por favor, no me apartes de tu vida, te amo, aún me tienes a mi.

Sus palabras llegaron profundo, de verdad no quería dejarla, de verdad deseaba quedarme, pero no quería que mis instintos oscuros terminaran por consumirla, y perderla como perdí a quienes amaba, no podría resistir que ella se fuera, al menos alejándome me aseguraba de mantenerla sana y salva, aunque yo siguiera muriendo por dentro.

Me levanté de la cama con cuidado y tratando de mantener el mas absoluto silencio, volví a mirarla una última vez, lucía cono algo cercano a un ángel durmiendo con tanta paz, no pude evitar dejar un beso en sus labios, para abandonar mi hogar nuevamente, esta vez para siempre.

Y tres años pasaron desde eso, desde la última vez que amanecí a su lado, escapando como una rata cobarde, pero esta vez hubo algo diferente, ella ya no volvió a buscarme, y eso me hizo sentir tranquilo aunque mi corazón deseaba volver a su lado.

Mi castigo siempre será permanecer lejos de ti, no hay nada que me duela mas que eso.

Vivía con la permanente sensación de estar incompleto, de sentir mi interior pudriéndose, pero él volvió a aparecer en mi vida, no tuve mas opción que apuntarlo con un arma. Había luchado todos esos años sacrificando mi felicidad y la de _______ para que ellos pudieran ser felices lejos de mis sombras, así que simplemente sucumbí ante la ira de verlo mandar al diablo mi sacrificio.

—Les dije que no me buscaran, Takemicchi...

—¡Mikey! —respondió él con esa actitud asustadiza de siempre—. Lo siento, esta vez, es algo importante.

—¡Vete y busca tu muerte natural, Takemicchi! —insistí, mientras preparaba el arma para ser disparada, sin remordimientos.

—¡Lo haría si tuviéramos otra opción! —confesó él.

Estuve a punto de jalar el gatillo, pero alguien fue mas rápido, volando de un solo disparo el arma de mis manos, esa precisión solo podía venir de una persona.

Estás aquí, después de todo.

Pero su mirada era diferente, sus ojos ya no se iluminaban al verme, y rostro ya no me expresaba amor, en vez de eso podía percibir el dolor en su presencia, la rabia y la tristeza.

Terminaste convirtiéndote en aquello que temía, en alguien similar a mi, ________.

—¡Hora de irnos, Takemicchi! — ordenó la fémina ignorando mi presencia, causándome un dolor aún mas profundo—. Este sujeto no es nuestro Mikey, tiene su rostro, tiene su nombre, pero está lejos de ser el hombre que amé hace años, podemos encontrarlo sin su puta ayuda.

—¿Encontrar a quien? —pregunté sintiendo mi cabeza a punto de estallar.

—A mi hijo... —respondió ella sin dirigirme siquiera la mirada, matándome por dentro —¡Andando, héroe llorón! —ordenó antes de salir, dejándome a solas con el chico de cabellos negros y ojos azules.

Así que seguiste tu vida, incluso tuviste un hijo, me alegro por ti. Pero, ¿por que me odias?

—¿Que pasó con su hijo? —interrogué rápidamente antes de que él se fuera—. ¿Por que necesitan mi ayuda?

—Lo secuestraron ayer, todos tememos por su vida, tiene poco mas de dos años... Y acudí a ti por que el secuestro es en parte tu culpa, alguien descubrió el secreto que escondíamos los ex capitanes de la Touman.  

—¿Que secreto y por qué yo no lo sabía? —cuestioné, por alguna razón mi corazón se paralizó al escuchar del mocoso.

—¡Por que lo escondíamos de ti! —bufó desde la salida—. Ese niño es tu hijo Mikey, por eso lo secuestraron... Su sufrimiento es tu culpa.

—¿Mi hijo?

Sacó una foto de su bolsillo, arrojándola frente a mi, solo para dejarme saber su nombre y conocer su rostro antes de marcharse.

—Ella siempre esperó que volvieras, hasta que perdió su fé en ti... —dijo Takemicchi—. Su nombre es Shinichiro, no le falles a él también.


Espero les haya gustado, créditos a BluishNiight por incitarme escuchar "Dueles" de Jesse y Joy hasta que se me ocurrió la idea jsjss 💖

La canción del principio es "Sad, beautiful, tragic" ✨✌️

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