Ares colocó sus manos alrededor de mi espalda desnuda sin dejar de besarme.
Bajo sus besos hacia mi cuello y empezó a bajar hasta llegar a mis senos.
Yo lo besé y empece a besarle el cuello.
Le empecé a dejar unos cuantos chupetones en su cuello y pecho.
Él me acostó en la cama para luego colocarse encima de mí pero sin colocar todo su peso.
Me volvió a besar haciendo que yo le diera paso a su lengua con la mía.
Bajo sus besos hasta llegar a mis bragas, me las quito y empezó a masajear mi clítoris.
—Mm.—solte un pequeño jadeo.
Él se quitó su bóxer, camino hacia su mesita de noche para colocarse un condón volvió a donde estaba y tomo su miembro colocándolo en mi entrada.
Y sin pensarlo introdujo su miembro haciendo que me mordiera mi labio inferior.
Me tomo de mis caderas y empezó a moverse marcando su propio ritmo.
Me aferre a las sabanas y me tape la boca para no soltar un gemido.
Mi orgasmo se aproximaba, él siguió con sus movimientos, sentí mis piernas contraerse por unos segundos.
Cerré mis ojos al sentir mi orgasmo arrasar con todo.
Ares se salio dentro de mí, en un movimiento me dio la vuelta haciendo que quedara boca abajo en una almohada.
—Si quieres gemir ahí está la almohada, preciosa.—me susurro en el oído.
Él hizo que me hincara para luego volver a introducir su miembro.
Me tomo de mi culo y empezó con sus movimientos, los movimientos no eran suaves eran bruscos y llenos de placer.
Al sentirlo que llego hasta lo más profundo de mí sentí que no iba a poder aguantar los gemidos.
Tome la almohada y la mordí soltando unos jadeos.
Mi respiración es acelerada al igual que Ares.
Ares salió dentro de mí y se quitó el codón botándolo en el bote de la basura.
Me senté en la orilla de la cama, él se acostó y me jalo del brazo para que me acostara con él.
Quede encima de su pecho desnudo.
—Ares tenemos que volver, de seguro ya se dieron cuenta de que no estamos.
—No lo creo, estaban muy pendiente hablando que dudo que se acuerden de nosotros.—dijo en tono burlón.
—¿Ares estás ahí?—pregunto Claudia tocando la puerta.
—¿Qué paso Claudia?—inquirió Ares levantándose de su cama.
Me levanté rápidamente del pecho de Ares.
—Los señores Hidalgos te buscan y ayúdame a buscar a Grecia.—exclamo.
—Ya voy y no te preocupes por Grecia yo la busco.—respondió Ares.
Camine hacia donde estaban mis bragas y vestido tirado.
Me empece a cambiar lo más rápido que pude.
—¿No que no se acordaban Hidalgo?— alce una ceja mientras que me vestía.
—De seguro harán un brindis o repartirán el postre.—respondió.
Camine hacia el espejo del baño y me arregle mi cabello todo desordenado.
Me arregle el vestido y camine hacia la puerta como si nada había pasado.
Deje a Ares que se cambiara y antes de bajar entre de nuevo al baño para tomar mi cartera y poder arreglarme mi maquillaje.
Me arregle mi maquillaje y saque el celular de Ares de mi cintura.
Lo había logrado y él no se dio ni cuenta.
Estúpido Dios Griego.
Lo puse en mi cartera y salí del baño.
Camine hasta la sala y ahí estaban mis padres sentados en el sillón
—¿Grecia donde estabas metida hija?—pregunta mi madre.
—Me perdí.—respondí con una sonrisa de nervios.
Por Dios, me "Perdí" no podía decir algo más creíble.
Me senté a la par de Artemis y él me voltea a ver.
—¿Tú? Grecia Rodríguez la chica que venía todos los días a jugar se perdió—me susurro Artemis en un tono burlón.
—Artemis es la verdad.
—Grey aunque quieras callar tus gemidos se escuchan cuando pasas por el pasillo—me susurro.
—Carajo.—le di una cara de vergüenza.
La sangre me hervía en mis mejillas, al menos solo fue Artemis el que pudo escuchar y nadie más.
Mis padres se despidieron de todos y yo hice lo mismo.
Ares bajo y se despidió de mis padres de una forma muy elegante.
Yo solo le di una sonrisa y salimos de la Mansión.
Al salir empece a correr hacia mi casa, lo más rápido llegaba mas rápido iba a poder borrar el video y entregárselo.
Yo necesito saber que encontrara Grecia en el celular de Ares.