Cuatro Momentos (Drummond #3)

By Gaby_SWSD

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Un mal inicio... Weston Drummond es el cuarto hijo de lord Wulfric Drummond, regente de Savoir, quien después... More

Nota introductoria
Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Epílogo
Nota Final

Capítulo 43

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By Gaby_SWSD

Aunque apenas había transcurrido tres días desde la despedida de Eilidh y Ashton, junto con toda la comitiva que los acompañaba, Garrett no podía sacudirse la inquietud que sentía desde hacía semanas. Sí, quizás estaba siendo paranoico, como había bromeado Ashton cuando se lo había comentado, pero luego había encontrado la mirada del otro capitán de la guardia de Glenley, Kyan, y pudo encontrar un sentimiento similar. Por tanto, no, no podía estar tranquilo.

Además, su hermana había desaparecido. O bueno, no podía encontrarla y sabía que, si ella no quería ser encontrada, no lo sería. Sospechaba que Arley, ese joven podía saber dónde estaba refugiada. Pero, mientras estuviera a salvo, eso era lo que contaba. Y, ¿para qué presionarla? Lo había notado, la noticia de la próxima paternidad de Wes no había sido algo fácil de digerir para Jordane, a pesar de que había intentado ocultarlo con vigor. Así que, había optado por lo que sabía hacer mejor, escurrirse por ahí.

–Capitán, está tan serio –soltó Candra sorprendiéndolo. Garrett volteó hacia donde había salido la voz. Ella se incorporó tras unos matorrales–. ¿Por qué me miras así? –inquirió con una sonrisa divertida.

–¿Cómo llegaste ahí? No, en realidad, ¿qué estás haciendo ahí? ¿Estás sola?

–No. Estoy recolectando unas hierbas medicinales que encontré y... –miró a su alrededor– estoy segura de que Arley está cerca –un gruñido bajo se escuchó, sospechosamente cerca–. ¿Lo ves?

–Hmm –Garrett siguió con la mirada hacia una parte particularmente boscosa–. ¿Por qué está oculto?

–No lo sé. Supongo que prefiere no someterse a un interrogatorio.

–Ah. ¿Eso es lo que estoy haciendo contigo?

–A veces siento que sí –contestó Candra, pero se notaba que era broma–. Garrett, apenas hablas, al menos conmigo, ¿cómo podría sentir eso?

–¿Apenas hablo contigo?

–Últimamente, sí. ¿Es por las noticias de Weston y Laraine? ¿Te preocupan?

–Sí.

–¿Por qué?

–No lo sé.

–Y eso lo hace peor, ¿cierto?

–Sí –Garrett soltó el aire por lo bajo, frustrado–. Necesito saber si...

–¿Si...?

–Nada. No es nada –Garrett observó como Candra se sacudió las faldas y empezó a dirigirse hacia el camino–. ¿Vuelves al castillo?

–Sí, creo que necesitas reflexionar más. Solo –elevó la mano en signo de despedida. Arley se unió a ella más adelante, pero Garrett no los alcanzó. Ahora no era el momento, no podía darse el lujo de distraerse más.


***


–Laraine, ¿estás segura de que te sientes mejor? –inquirió Candra mirándola con fraternal preocupación–. Aun luces pálida y estos días parece que...

–No es nada, estoy mejor. Solo que no he podido comer bien. Pero no se lo digas a Wes, se preocupará y no es necesario. Mejoro de a poco –dijo, bebiendo la infusión que había preparado su hermana–. Te quedó bien.

–Por supuesto. Tú me enseñaste –Candra sonrió levemente–. Creo que empiezas a lucir mejor.

–Funciona. Como por arte de magia –soltó Laraine divertida–. ¿Sabes algo? Estoy enamorada de Weston.

–¿Y crees que no lo sabía?

–¿Lo sabías?

–Lara, no estamos ciegos. Creo que todo el castillo lo sabe.

–Eso no puede ser bueno –Laraine suspiró–. Pensé estar haciendo un buen trabajo ocultándolo.

–Laraine, por favor... supongo que tú no puedes verlo, pero los que estamos a su alrededor... y con el bebé en camino, bueno, yo diría que es bastante evidente como te sientes respecto a él.

–No quería...

–Lara, ¿sabes lo feliz que estoy de que sea así? –Candra tomó su mano–. Lo único que quiero es verte feliz. Sé que es difícil pensarlo, pero en alguna medida, es lo que todos aquí queremos. O bueno, casi todos.

–Supongo... creo que deberíamos hacer algún tipo de celebración pequeña para anunciar la llegada de un heredero a Nox, ¿verdad?

–Sí, creo que estaría bien.

–Lo discutiré con Wes. Creo que a todos nos vendría bien un poco de alegría.


***


–No puedo esperar más. De cualquier forma, ¿por qué tendría que hacerlo? Tengo la lealtad de varios de los ancianos poderosos, estoy al comando de las tropas de Nox, puedo crear una oportunidad –insistió Shamus.

–No. Él fue muy claro al dar su instrucción. Se requiere esperar su mensaje.

–Pero esta es la mejor oportunidad. El hermano se ha marchado, las sospechas pueden ser sembradas con más fuerza mientras menos tiempo transcurra. Creo que deberías decírselo. No voy a esperar más.

–Creo que está olvidando, capitán, de quién se trata.

–No, no lo hago. Sé exactamente qué debo hacer.

Crear una oportunidad. No, quizá ni necesitaría algo así. Si podía persuadir a Laraine... no. Era demasiado arriesgado. Necesitaba encontrar esa oportunidad.

–Esperaré. Pero hágale saber que estoy al borde de mi paciencia. Un mes, como mucho.

El hombre asintió y salió. Shamus sonrió con sorna. ¿Esperar? No, no iba a esperar. Lo único que necesitaba era una maldita oportunidad.

Y, cuando pensó que tardaría en encontrarla, el anuncio de una discreta celebración debido a un importante anuncio que darían la señora de Nox y su esposo se presentó como la perfecta ocasión para poner en marcha su plan.

¡Qué Atherton se fuera al demonio! De todos modos, no lo necesitaba más.


***


El anuncio sobre la llegada de un heredero en Nox había sido recibido con alegría, para sorpresa de Laraine, y un toque de escepticismo que no podía evitarse. Después de todo, había sido un matrimonio arreglado que había surgido sin ninguna esperanza de funcionar ni tampoco expectativa alguna que hiciera que los pobladores pensaran que podía tratarse de... amor.

Laraine se sentía emocionada, miraba a su alrededor y quería dejarse inundar por el entusiasmo y calidez que parecía emanar de todo el Castillo de Ealaín y sus alrededores. Pero había algo, en el fondo de su mente, que no le permitía entregarse del todo al momento. Quería pensar que era una aprensión sin sentido, aquella que parecía no dejarla tranquila porque sentía que era más vulnerable que nunca. Debía tener cuidado, no solo por ella, sino por el bebé. Su bebé. Suyo y de Wes. Dioses, casi no podía creerlo.

–Lara, ¿quieres ir a descansar? –Wes se acercó a su lado y apoyó una mano en su brazo. Ella lo miró, hasta que él sonrió–. ¿Es un sí?

–Wes...

–¿Sucede algo?

–No.

–¿Y eso te preocupa?

–Un poco. Es solo que esto... –miró al salón y suspiró–. No recuerdo que nunca antes fuera así.

–¿Cómo?

–Feliz. Únicamente feliz, sin planes ni tretas ni compromisos. Algo... –apoyó la mano en su vientre–. Wes, no sé si...

–Lara, serás una madre maravillosa. Y yo estaré a tu lado y seré el mejor padre que pueda ser, así como tu esposo. Siempre seré tuyo, Lara.

–¡Wes! –reprendió en voz baja, pero restó efecto con una leve sonrisa–. En serio, ¿cómo lo haces?

–Lara, no te preocupes innecesariamente. El día de mañana será el anuncio, aunque hubiera sido una buena idea que esté Atherton, ya que representa al Consejo de Ancianos, creo que con la misiva que enviamos será suficiente para que comprenda que no podíamos esperar. Las buenas noticias se deben compartir y mientras más pronto mejor, ¿cierto?

Laraine asintió y trató de dejar de pensar en que algo podría salir mal. Candra entró en ese momento con un ramo de flores que colocó en un jarrón antes de girarse y sonreírle ampliamente. Lara le correspondió.

Y esa fue la última vez que la vio durante aquel día.


***


Garrett sabía que no debía estar siguiendo a Candra en sus paseos por el bosque, pero últimamente parecía no poder evitarlo. Con cada día que pasaba, su inquietud crecía aún más. A pesar de que no lo había creído posible, el anuncio de una celebración por la próxima llegada de un heredero de Nox había hecho que se sintiera aún peor que los días posteriores a la partida de la Comitiva presidida por Ashton Drummond. Además, la desaparición de su hermana tras el anuncio no presagiaba nada bueno.

No estaba inquieto por ella, pues le había dejado una señal de que se había marchado voluntariamente. Era probable que regresara en cuanto el festejo hubiera pasado, tranquilizó a Weston cuando le preguntó. Y, de verdad, no era Jordane quien lo inquietaba, aunque quizá debería.

De cualquier forma, ¿cuál había sido el remedio que lograba hacer que olvidara todas aquellas sensaciones funestas? No era entrenar, no era la confianza de que su espada estaba a su lado y de que su hermana estaba lejos del peligro. No. Su paz, lo que mejoraba su ánimo, era Candra. Solo ella.

Por eso la estaba siguiendo con la mirada mientras iba de un lugar a otro, colocando flores y guirnaldas, sonriendo y dando instrucciones sobre lo que debían servir. Aparentemente, había tomado para sí la organización de la celebración, dejando que su hermana estuviera en un rincón hablando por lo bajo con Weston, como de costumbre.

Deberían tener cuidado. Todos –pensó, mirando a Candra y reprimiendo una sonrisa que no debería estar ahí– deberían tenerlo.

Así que, después del almuerzo, se obligó a marcharse a supervisar de lejos las actividades de la guardia de Nox. No sabía por qué lo hacía, quizá porque así lograba mantener a raya su desconfianza hacia ellos.

Cuando dos horas después interrumpieron su entrenamiento privado, Garrett miró con ferocidad hacia la persona que se atrevía. Luego observó con atención, encontró los ojos de Weston y lo supo.

Finalmente había ocurrido algo. Algo terrible.


***


Wes observó la angustia de su esposa y se sintió absolutamente inútil. Esperaba que la llegada de Garrett contribuyera a calmarla, pero al ver a su amigo supo que no sería de mucha utilidad si no lograba que se concentrara en la tarea que debían emprender: encontrar a Candra antes de que cayera la noche.

–Garrett, ¿dónde la viste por última vez?

–Aquí, colocando las flores. Ustedes estaban presentes también.

–Sí, es donde nosotros también la vimos por última vez. ¿Quizá te mencionó si pensaba ir a algún lugar? –inquirió Wes.

–No. Iba del huerto hacia aquí. Del bosque... ¡no puede ser que nadie la haya visto! –exclamó con impaciencia.

–Eso es lo que estamos tratando de averiguar. ¿Viste algo sospechoso?

–Weston, si lo hubiera hecho, ¿cree que no lo habría reportado?

–Garrett, necesito que pienses con calma. ¿Viste algo fuera de lo normal?

–¡Por los dioses, Weston...! –su voz se perdió cuando Wes dejó a su esposa momentáneamente y apoyó una mano en su brazo–. No.

–De acuerdo. La última vez que la vieron se dirigió al huerto por unas hierbas para un té. Pero no regresó.

–¿Unas hierbas? ¿Para quién? –preguntó Garrett.

–Finalmente estás haciendo las preguntas correctas –exclamó Wes–. Para eso estás aquí. Necesito que escuches lo que he averiguado y logres encontrar a la persona que las requirió. Creo que ahí está la clave para descubrir dónde está Candra.

Weston le contó que en la cocina le habían contado que un muchacho había pedido una infusión para su madre. Nadie parecía recordar quien era el joven, pero estaban seguros de que no había seguido a Candra. Cuando notaron que ella no volvía, una de las ayudantes fue a buscarla, pero a su regreso a la cocina, notó que el joven también había desaparecido y como las personas que quedaban allí estaban todas ocupadas en sus labores por la celebración, nadie había prestado atención a lo sucedido. Ese había sido el momento en que la joven decidió notificar a la señora de Nox.

Al inicio pensaron que quizá Candra había ido al bosque, al no encontrar alguna hierba específica que necesitara para la infusión. Pero por los alrededores nadie la había visto y no lograron encontrarla. Eso no parecía un buen augurio.

Buscaron cerca del lago, pero no encontraron nada en particular. Y, aunque se organizaron para una nueva búsqueda, todo esfuerzo resultó infructuoso hasta que, entrada la madrugada, llegó una nota en la que precisaban que tenían a Candra y Arley la acompañaba, pero si querían tenerla de vuelta, sería necesario que la señora de Nox fuera al antiguo torreón. Sola.

Wes no lo pensó y negó en voz alta. Lara ni siquiera le prestó atención cuando ya estaba colocándose una capa para resguardarse del frío y tomaba su espada. Intentó hacer que desistiera, pero ella lo miró con dureza, por primera vez desde hacía mucho tiempo.

–No me importa si es una trampa. Es mi hermana. Iré por ella.

–Lara, por favor, escúchame...

–No. Por la localización del torreón sabrán si no estoy sola. Lo siento, pero debo hacer lo que piden.

–Pero no te pido que no vayas. Sé que aún si lo hago, no cambiarás de idea. Solo te pido una cosa. Lleva a Garrett contigo.

–¿A Garrett? Pero, Wes, yo...

–Lo sé, sé que puedes cuidarte por tu cuenta. Pero Garrett puede ayudarte de ser necesario. Prométeme que no harás lo posible por perderlo cuando él te siga. Lara, por favor.

–Pero...

–Si pudiera hacerlo con seguridad, yo te acompañaría. ¿Sabes por qué no lo hago? Porque temo distraerte y ser una carga para ti. Garrett no lo será. Y él se preocupa por Candra tanto como nosotros. Por favor, Lara, sé que tú conoces bien los terrenos y si quisieras puedes no dejar que te localice, pero...

–Está bien, Wes –Laraine apretó las manos en puños–. Voy a matarlo.

–No. Vas a ir por Candra y te asegurarás de volver, sanas y salvas. Promételo, Lara.

–Wes, ¿cómo puedes...?

–Merece un castigo, quien lo haya hecho, lo merece. Pero no te arriesgarás. Vuelve sana y salva, Lara. Por ti, por nuestro hijo, promételo.

–Lo prometo, Wes –dijo Lara y lo abrazó, aun cuando estaban en la mitad del salón, donde habían estado toda la noche esperando por cualquier noticia de quienes aún continuaban explorando el bosque. Lo abrazó y él la estrechó, sintiéndose más inadecuado que nunca.

Si pudiera dar la vida por Lara, cambiar ese momento su lugar con el de ella, lo haría. Sin dudar ni un segundo. Lo daría todo por ella.


**Regresé con esta historia, un capítulo un poco más largo que de costumbre. Estoy cruzando los dedos que logre terminarla, ya que no falta mucho. Gracias a quienes siguen esperando por esta historia y espero que tengan un buen inicio de semana. Abrazos.**

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