Rebeca
Me retorcí como loca en los brazos de aquella persona, tenía que alejarme, por mi bien y el suyo. Cuando lo logre pude sentir como mi cuerpo chocaba con el de Dylan que aún seguía recargado en los casilleros. Él me sujeto de la cintura con una mano para no perder el equilibro.
—¡Hola! —grito Marcus extendiendo los brazos al aire. Abrí los ojos de par en par y me lance de nuevo en sus brazos. Abrazándolo por el cuello y enrede mis piernas a su cintura como un chimpancé—Hay, bebé, te extrañe tanto—volvió a besar mi mejilla y yo reía de lo emocionada que estaba. ¿Hace cuánto que no lo veo en persona?
Me baje de él y lo mire de pies a cabeza.
—Pero que guapo te vez—dije sacudiéndolo de los hombros. Él me sonrió.
—Tu estas igual de guapa—nos miramos un rato, aun sin poder creer lo mucho que había pasado—Dios, escuche lo que te paso, y solo me dije que debía escucharlo de tu lindos labios. Promete que me lo contaras—revolvió mi cabello—Pero bueno, nos vemos en el receso, ¿de acuerdo?, quiero confesarte algo importante.
—Por supuesto.
Beso mi mejilla y se fue.
Sonreí y de nuevo me gire a ver a Dylan, no me sorprendió verlo con una ceja arqueada y los labios ligeramente apretados.
—...¿Qué?... —pregunte para hacerlo enojar y el rodo los ojos.
—Solo una pregunta—asentí ante su petición y el ladeo un poco la cabeza—¿Que es tuyo?
—Mi mejor amigo, nos conocemos desde hace años—respondí y río irónico.
—Okay, otra pregunta: ¿por qué te saludo así?
—Ya te dije, es mi mejor amigo.
Suspiro, y pude ver como su lengua empujaba su mejilla en un esto de incomodidad.
—¿A qué se refiere con confesarte algo?
—No lo sé, pero tengo muchas ganas de verlo.-hice un suspiro dramático y camine hacia mi salón, pude sentir que me miraba enojado, pero no di ninguna señal de reírme. —¿qué pasa?
—Ahora suspiras.
—Si, quiero verlo—Dylan rodo los ojos y miro hacia otra parte—¿Que tienes? —pregunte fingiendo extrañes por su comportamiento.
—Nada.
Apenas timbraron para el receso y todos los animales, (personas), salieron corriendo, yo me tome el tiempo para guardar mis cosas. En ese instante sentí como mi teléfono vibro. Lo saque de mi bolsillo y desboque la pantalla para entrar a mensajes, ahí estaban las fotos que le había tomado a Dylan sonrojado la otra vez, sonreí cuando al final del mensaje venia una carita de fastidio y enojo. Y él me las había enviado.
Oh, Dylan.
De inmediato seleccione una imagen y la acomode para tenerla de fondo de pantalla inicial.
—Señorita, Mendes—me llamo el profesor—Ya es receso.
—Oh, claro, gracias—salí del salón y camine hacia donde normalmente pasaba el receso.
Pero a lo lejos, justo antes de salir al exterior de cafetería vi en una mesa a los chicos como normalmente lo estarían. Todos platicando entre ellos, Ana estaba sentada a un lado de Logan sujetándole la mano y sonriendo juntos de lo que Majo hacía sobre el regazo de Sean y este la abrazaba por la cintura. Brenda y Lucas estaban jugando en un aparato Nintendo y riendo entre ellos. Al parecer Pili y Tanner ya eran pareja...que triste perderme aquella experiencia donde ella me contara que es lo que paso entre ellos. Oh, cuantas ganas tengo de estar con ellos.
Me detuve a unos 15 metros de ellos y pude ver como Pili y Ana giraba a verme, y como consecuencia, los demás decidieron girar a mi igual.
¿Y si lo intento?, como dice Dylan...al menos lo habré intentado, ¿no?
Armándome de valor, di un paso hacia el frente decidida a ir a hablar con ellas, pero...
—¡Beca Mendes!
Me grito un chico a lo lejos que ni siquiera conocía, al ver que no me movía por duda, se acercó a mí.
—Tienes una llamada en la dirección.
—¿De quién? —pregunte extrañada.
Se encogió de hombros.
—Creo que es mejor que vayas.