Fire on Fire [Larry Stylinson]

By GabuZequeira

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Louis es líder del clan de vampiros más importante de Inglaterra. Harry, el próximo Alfa al mando de la mana... More

⪼Prólogo⪻
⪼Personajes⪻
⪼Capitulo 1⪻
⪼Capítulo 2⪻
⪼Capítulo 3⪻
⪼Capítulo 4⪻
⪼Capítulo 5⪻
⪼Capítulo 6⪻
⪼Capítulo 7⪻
⪼Capítulo 8⪻
⪼Capítulo 9⪻
⪼Capítulo 10⪻
⪼Capítulo 11⪻
⪼Capítulo 12⪻
⪼Capítulo 14⪻
⪼Capítulo 15⪻
⪼Capítulo 16⪻
⪼Capítulo 17⪻
⪼Capítulo 18⪻
⪼Capítulo 19⪻
⪼Capítulo 20⪻
⪼Capítulo 21⪻
⪼Capítulo 22⪻
⪼Capítulo 23⪻
⪼Capítulo 24⪻
⪼Capítulo 25⪻
⪼Capítulo 26⪻
⪼Capítulo 27⪻
⪼Capítulo 28⪻
⪼Capítulo 29⪻
⪼Capítulo 30⪻
⪼Capítulo 31⪻
⪼Capítulo 32⪻
⪼Capítulo 33⪻
⪼Capítulo 34⪻
⪼Capítulo Final⪻
⪼Capítulo Final⪻

⪼Capítulo 13⪻

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By GabuZequeira

El Alfa sorprendido giró la cabeza con rapidez al escuchar la voz del vampiro. En su estado animal, sus rostros no delataban ninguna emoción, pero si estuvieran en su estado humano, denotarían el asombro que los embargó repentinamente. Los vampiros los observaban desde el otro lado del límite, en sus tierras. Aparentaban estar preparados para cualquier desenlace posible.

"¿Pueden escucharte, papá?" preguntó Harry confundido, observando la escena con diferentes emociones comenzando a colmar su interior.

"No sabía que podían hacerlo" respondió incrédulo.

—Yo no puedo escucharlos, Niall sí lo hace.

Ladeó el rostro en dirección al irlandés una vez que le susurrara al oído los pensamientos de los lobos.

El lobo negro los observaba con cautela y recelo. No sabía hasta que punto el vampiro era una amenaza en estas circunstancias. Que uno de ellos pudiera comprenderlos en su forma animal en estos momentos, que no era seguro tomar su forma humana, definitivamente era una ventaja. Pero mañana, se convertiría en un riego. Sus pensamientos expuestos a los vampiros los volverían vulnerables ante ellos. Sería una peligrosa desventaja.

"Evitemos los preámbulos entonces" Exigió, bloqueando cualquier otro pensamiento, al igual que lo hacía con su manada cuando quería preservar su privacidad ante la misma. "Mi hijo me informó lo sucedido. Y puedo asegurarte que ninguno de mis lobos cruzó tus tierras"

El líder aguardó a que Niall terminara de explicar lo que el lobo había dicho. Para luego, antes de hablar, esbozar una sonrisa irónica.

—Dime, Caradok, ¿conoces alguna otra manada cerca de aquí?, ¿algún primo lejano que haya venido de visita? —Su tono evidenciaba un notable sarcasmo.

"No es momento para bromas, Tomlinson" Reprochó el lobo negro.

La sarcástica sonrisa, desapareció de su rostro. Lo observó por unos segundos antes de responder con severidad.

—Créeme que me quedaron muy pocas ganas de bromear luego de haber clavado un puñal en el corazón de mi amigo, Alfa.

El gran lobo negro levantó un poco el hocico, olfateando el aire, captando la esencia de los vampiros. Percibió convicción e indignación, enfado y determinación en el líder. Resopló con molestia cuando su hocico comenzó a arder por causa del olor.

"Siento lo que tuviste que hacer" Se lamentó con compasión hacia la acción de Tomlinson.

—Sé que en verdad lo sientes —aseguró—, pero no me alcanza con eso. Sabes muy bien que el tratado fue violado. —Se adelantó unos pasos, hasta llegar al límite permitido—. Te alarmaste cuando cruce a tus tierras mientras cazaba, ¿de qué manera debería sentirme ahora, Alfa? Comprenderás porque tu compasión no me es suficiente.

El corazón del de melena blanca, quiso estremecerse ante aquellas perturbadoras palabras, no obstante, permaneció con su postura firme, a pesar de no poder controlar por completo el lío de emociones que sentía.

Louis llevó los ojos azules hacia el lobo al percibir su cambio emocional.

"El tratado no ha sido violado. Nadie de mi tribu cruzó a tus tierras ni tampoco mató a ninguno de tu clan"

Volvió la mirada al alfa cuando Niall lo interpretó. —No puedes pretender pasar de esto con esa simple excusa. Uno de los míos apareció agonizando en el bosque, con una herida causada por un hombre lobo. Me importa un carajo que tú no creas que alguien de tu manada lo hizo, porque créeme, Jay, uno de tus lobos mató a Jason. —Adelantó unos pasos más—. Y sangre, con más sangre se paga.

Dijo por último, presionando la mandíbula y apretando las manos en puños. La manada no podía salir impune de esto. Tendría que pagar por la muerte de Jason. Estaba dispuesto a cargarse los lobos que fuera necesario. Excepto uno. Todos tenían terminantemente prohibido lastimar al lobo de melena blanca. La razón ofrecida había sido poder usarlo como comodín si las cosas se salían de control. Definitivamente vengaría la sangre de su amigo. Jason no merecía ese salvaje final.

Las garras del Alfa se clavaron en la tierra con ímpetu, sentía en el aire las vísperas de un enfrentamiento que era inevitable. Porque no tenía manera de demostrar en estos momentos que su manada era inocente de esta acusación. Y sabía muy bien, que el hombre frente a él estaba dispuesto a todo.

El vampiro dio un paso al frente, posicionándose sobre la línea lindera de árboles que señalaban los límites, brindando una clara señal de que no retrocederá.

El lobo blanco contempló con alarma al vampiro. Aquella porcelana delicada —idéntico al hombre de sus sueños—, frente al lobo negro, que estaba dispuesto a lanzarse encima de la criatura para dar una lucha justa y digna de la clase de Alfa que era.

"Tomlinson, no estoy faltando a la verdad" Se apresuró a decir, intentando por última vez detener el inevitable enfrentamiento. "Si desatas una guerra, será tu entera responsabilidad y responderás por las consecuencias"

Louis lo observó por unos segundos, y sin quitar la mirada de los ojos azules del lobo, pronunció escalofriante: —Ashton.

El vampiro de cabellos castaños, comprendía muy bien que era la orden para comenzar a actuar. De su costado izquierdo, junto a Niall, Jessica dio un paso al frente en el mismo momento que lo hizo él, al haber escuchado la orden del líder, estaban listos.

El Alfa se agazapó, la experiencia y su olfato le permitía discernir que serían atacados, y su mayor preocupación, era encontrarse solo con su hijo en estos momentos.

"Barak, Billy. Los necesito ya en los límites" Ordenó en su mente a sabiendas que sus pensamientos no estaban protegidos de las sanguijuelas. "Ve en busca de ayuda, Harry"

—Saben a quien tienen prohibido tocar —susurró apenas audible, únicamente para su clan—. Olivia y Ashton, manténgalo entretenido.

El lobo blanco llevó la temerosa mirada hacia su padre y luego hacia el vampiro principal. "No me iré, papá. No te dejaré solo"

El líder observó al joven lobo quien lo miraba con detenimiento. Podía sentir todas sus emociones como propias, ansiedad, temor y pertenencia, esa misma emoción que había sentido hacía momentos atrás frente a su casa. Sintió la necesidad de acercarse y llevarlo lejos del enfrentamiento inminente. Porque al igual que hacía dieciocho años atrás cuando lo vio por primera vez corriendo imprudentemente hacia su padre, sintió la necesidad de proteger y cuidar al lobito intrépido.

Pero simplemente no podía hacerlo. Como tampoco podía dejar impune el asesinato de Jason. Porque si bien él clavó la daga en su corazón para detener su agonía, la muerte se la había dado un detestable lobo.

—La guerra la desató el maldito lobo traidor que se atrevió a cruzar mis tierras, y matar a uno de los míos. Y tú y tu manada, responderán por él.

Un gruñido desde lo profundo del pecho del Alfa, resonó en el bosque. Un gruñido que anunciaba la batalla, la furia del enfrentamiento, la inminencia de la tragedia.

En respuesta Louis gruñó también, con indignación y enfado.

—Louis —advirtió Niall con urgencia, en el oído de su amigo—, sabes bien que están diciendo la verdad. Ellos no saben que tienen un traidor en la manada.

—Eso no los hace menos culpables. —Sentenció.

Sus ojos azules se fusionaron con los azules del lobo negro. Comprendía perfectamente que lo atacará, y que sería el lobo quien diera el primer paso.

El Alfa arremetió de un veloz salto hacia el líder, Ashton estaba listo para comenzar a proyectar la ilusión. Louis permaneció quieto observándolo, preparado para recibirlo entre los brazos y dar la orden al castaño.

El lobo blanco corrió con celeridad hacia su padre. Jessica se preparó para recibir el ataque del hijo del Alfa, Olivia estaba lista para atraparlo. Niall permaneció inmóvil por causa de las intenciones del joven lobo, quien dejó desconcertado a los vampiros con su proceder.

Al llegar a su padre, se adelantó y lo empujó con fuerza hacia un costado, en el momento justo que el lobo negro tocaría los brazos del vampiro, quien lo aguardaba dispuesto a todo.

"¡No!" gritó en su mente, ordenando con voz Alfa, posicionándose frente a la dulce criatura de sus sueños. Si en ellos no podría evitar el ataque que sufría una y otra vez, ahora con sus ojos más abiertos que nunca, lo haría. "No. Nadie luchará ésta noche" Volteó su gran cuerpo hacia Louis. Observó los confundidos ojos azules de la criatura.

"Harry ¿Qué demonios crees que haces?" Reprochó su padre, posicionándose rápidamente junto a su hijo, sin bajar la guardia.

"Nadie quiere una guerra. No quiero que mi pueblo sufra un enfrentamiento. Hay niños aquí, abuelos. No lo permitiré" Declaró parte del motivo de su intromisión, con autoridad y una mezcla de clemencia en su voz.

Los vampiros, observaban con asombro, mientras Niall le daba voz a los pensamientos del de melena blanca. Cuando transmitió aquellas palabras, se concentró en el joven lobo, entrometiéndose en su fascinante mente, obteniendo cada uno de sus pensamientos, hasta lo más profundo, lo más íntimo. Fue en ese momento, cuando encontró aquello que el lobo se esforzaba tanto en esconder. Abrió los ojos con asombro, para luego girarse hacia su amigo y observarlo con la boca entreabierta, completamente asombrado con la revelación que había encontrado en aquella mente. ¿Cómo era posible?

"Lleguemos a un nuevo acuerdo, y le demostraremos que nuestros lobos son inocentes"

La voz ronca del joven lobo llamó la atención del irlandés que nuevamente transmitió sus palabras hacia el aquelarre.

"Papá..." Suplicó, observando los ojos azules de su padre. "Tiene que haber otra manera"

—Puedo considerarlo, si tu ofrecimiento vale la pena —respondió Louis, quien no podía quitar los ojos de Harry, todavía sorprendido por su accionar, por las emociones que embargan al lobito.

Pertenencia. Protección. Reverencia.

La mirada del Alfa se paseaba entre su hijo y el osado vampiro, sopesando todas las opciones posibles. No le quedaría otro remedio, que exponer a su pueblo a esos malditos vampiros y confiar en la especie que por naturaleza, jamás confiaría. Sus ojos azules se posaron en el líder del clan.

"Te ofrezco vigilar los bosques junto a la manada, y así podrán comprobar por ustedes mismos que el lobo que mató a uno de tu clan, no pertenece a mi tribu"

Ofreció con la seguridad de que nada encontrarían. La tribu de Zabulón conservaría su intachable honor.

"La única condición que te impongo, Tomlinson es que, no pueden entrar al pueblo. Las guardias se llevarán a cabo en el bosque y alrededores, pero de ninguna manera tu gente puede acercarse a las casas"

Louis levantó el mentón con suficiencia cuando escuchó al irlandés, la única manera de evitar una guerra, era acceder al trato que le fue ofrecido. La evitará, solo por el acto que el lobito llevó a cabo, era la única razón por la que accedería.

—De acuerdo —determinó con seguridad—. Pero si el traidor está en tu manada, me lo entregarás y lo mataré frente a tu tribu y mi clan, para que todos conozcan cual será el fin de los que se atreven a meterse conmigo.

El Alfa enderezó su postura, creciendo de tamaño, aun así, no logró intimidar al vampiro frente a él.

"De acuerdo, Tomlinson. Así se hará. Pero si el lobo que mató a uno de los tuyos no está aquí, pagarás con tu vida la humillación de haber manchado el honor de mi manada. Lo juro por los espíritus ancestrales"

—Puedo asegurarte, que eso no sucederá, Jay.

El Alfa resopló molesto y se giró sobre sí, emprendiendo la marcha hacia el pueblo. Encabronado y frustrado por haber llegado a otro acuerdo con el maldito vampiro. Una vez más, se había salido con la suya, y todo gracias a su cachorro. Pero al fin de cuentas, sabía muy bien, que había sido una decisión sabia. Nadie pretendía un enfrentamiento.

El de melena blanca permaneció inmóvil, a una corta distancia del de ojos zafiro, observando marchar a su padre. Volteó su cabeza cuando escuchó hablar al vampiro.

—Gracias, Harry.

"No lo hice por ti, Tomlinson. Lo hice por mi tribu" Aseguró indiferente. Se dio la vuelta y corrió para alcanzar a su padre.

«No lo hice por ti, Tomlinson. Lo hice por mi tribu» —Citó las palabras del lobo, a medida que lo veía alejarse.

Louis lo observaba marcharse. Se sentía sobresaltado, sin poder desprenderse de las emociones del lobito. El clan a su espalda, emprendió la retirada también, excepto Niall que permaneció a su lado, con la mirada puesta en el mismo sitio.

Deseó hablar, decirle a su amigo todo lo que había visto en la mente de aquel lobo. Pero, no debía arrebatarle a Louis la posibilidad de descubrirlo por él mismo.

֎֎֎

Abrió la puerta con rapidez, provocando que esta golpeara la pared con demasiada fuerza. Los hombres en la sala se giraron hacia él.

—¿Qué sucede, Jay? —preguntó Barak, sorprendido por causa de la brusca entrada de su amigo.

—¿Qué sucede? —repitió el Alfa con enfado—. Sucede que estuvimos a punto de desatar una batalla contra los vampiros. ¿Y dónde estaban ustedes? —Recriminó.

—¿Qué dices? —Billy, sobresaltado se acercó con rapidez hacia Jay, y con preocupación preguntó—: ¿Estás bien?

El Alfa los observó contrariado. —Estamos bien pero podría haber sido una tragedia. ¿Dónde estaban?, les pedimos ayuda y nunca acudieron.

—Estábamos con la familia de Dylan, Jay. No estábamos como lobos —explicó el Beta.

El Alfa asintió todavía molesto y pronunció con indignación: —Podríamos haber muerto, si no fuera por Harry.

Billy se acercó con lentitud, apoyó una mano sobre el hombro del Alfa. —¿Qué sucedió, Jay? —dijo conciliador.

El de ojos azules lo observó por unos instantes, antes de responder: —Un lobo mató a un vampiro del clan de Tomlinson.

—¡¿Qué?! —Abrió los ojos con sorpresa, intentando comprender las palabras que acababa de escuchar. —¡¿Qué estás diciendo, Jay?! ¿Un lobo?

—Uno de los nuestros, Billy —aclaró.

—¿Pero qué dices, Jay? —preguntó Barak, con total indignación—. No hubo ningún motivo para que alguno de los nuestros cruzara los límites... y matara a un vampiro del aquelarre con el que tenemos un acuerdo.

—Tampoco lo creo —respondió el Alfa—, pero el asentamiento más cercano está a días de distancia, y estoy seguro que Jeremías, nos informaría si alguno de sus lobos anduviera por aquí.

—No tiene ningún sentido —respondió pensativo Billy—, todos sabemos que el tratado se rompería y desataríamos una guerra. Nadie en su sano juicio haría eso.

El Alfa llevó los ojos hacia su amigo. —Lo sé, no tiene sentido. ¿Pero entonces, quién fue? ¿Acaso los vampiros se atrevieron a mentirme en la cara y fingir lo sucedido? ¿Para qué?

—Quieren nuestras tierras, Jay. Es el único motivo de un enfrentamiento tan repentino —sugirió el hombre lobo de cabellos largos negros, acercándose al Alfa.

El cabecilla lo observó detenidamente. —Si ese fuera el motivo, Barak, lo hubieran hecho antes. El tratado lleva más de dieciocho años sin alteraciones.

—Estoy de acuerdo con Jay —coincidió el Beta—, el real problema que tenemos, es que si en verdad fue uno de nuestros lobos... Entonces hay alguien en esta tribu escondiendo más cosas de las que debería.

Apesadumbrado, bajó la mirada al suelo de madera de la vieja habitación de la casa que solo utilizaban para tratar exclusivamente temas de la tribu.

Si el asesinato lo cometió un lobo de la manada, entonces tenían un traidor conviviendo con ellos. Jay había nacido en esta tribu, conocía absolutamente a todos. Con la mayoría, crecieron a la par, y a los demás les había enseñado desde pequeños. No podía concebir que alguno de ellos, fuera el traidor. Sin embargo, debía considerar esa posibilidad. Tenía que permitirse el beneficio a la duda, hasta que las guardias que comenzarán junto a los vampiros dieran algún tipo de resultado. Porque finalmente, tenía que servir de algo exponer de tal manera a su tribu.

—Lo averiguaremos —aseguró con convicción—, y cuando sepa quien es el traidor, lo entregaré a Tomlinson, él se encargará, pero primero sufrirá la humillación pública de la tribu.

—¿Se lo entregarás al chupasangre? —preguntó Barak, con indignación.

Asintió con la cabeza antes de responder: —Tuvimos que llegar a un acuerdo. Estaba dispuesto a arrancarle la cabeza, pero Harry se interpuso e impidió el enfrentamiento.

—¿Percibió algo? —preguntó con cautela el Beta.

—No lo sé, pero nos detuvo a tiempo, y propuso llegar a un acuerdo para impedir el enfrentamiento.

Barak ladeó la cabeza, entrecerrando los ojos con cierto recelo. —¿Qué acuerdo, Jay? ¿Qué hiciste?

El Alfa observó a los hombres con mirada seria. Presionó su mandíbula, y a pesar de que aún no se sentía conforme con la decisión tomada, la haría respetar.

—El aquelarre hará las guardias con nosotros, para comprobar que el asesino no es parte de la manada.

—¿Harán las guardias con nosotros? ¿En nuestras tierras? —respondió exasperado el de cabellos negros.

—Jay... No creo que sea buena idea —sugirió el Beta.

—Lo sé —admitió el alfa—, pero fue lo único razonable que pude considerar en esos momentos.

—¿Razonable? —reprochó Barak—. Estás completamente loco. ¿Te das cuenta que habrá vampiros recorriendo nuestras tierras y nada podremos hacer? —Gesticuló con las manos, exacerbado—. Más y más jóvenes comenzarán a transformarse antes de tiempo al sentirlos tan cerca.

Negó varias veces. —Eso no sucederá, El aquelarre no estará al acecho. No habrá motivos para transformaciones prematuras. No son una amenaza.

—Los vampiros nunca dejarán de ser una amenaza. Lo sabes bien. —Las palabras del Beta se escucharon con preocupación.

—Estás completamente loco. Perdiste absolutamente el juicio.

—¿Perdón? —El Alfa reaccionó con molestia.

—Lo que escuchaste —afirmó el de cabellos negros—. Te has vuelto loco al permitirles entrar a nuestras tierras. Pondrás en peligro a todo el pueblo.

—Ya es suficiente, Barak. —Interrumpió el Beta—. Si Jay tomó esa decisión, sabe porqué lo hizo. Tampoco había demasiadas opciones. Además —llevó la mirada al Alfa—, no tenemos nada que ocultar, tal vez con ellos aquí también podamos atrapar a los vampiros que lastimaron a Laleh, y al que mató a Dylan. Pueden ser de ayuda.

—Ustedes dos están locos —sentenció el pelinegro—. Esto es demasiado peligroso.

El líder caminó hacia su amigo, y apoyó la mano sobre su hombro. —Sé que es peligroso hermano, pero no tuve opción. —Llevó la mirada hacia el Beta, quien lo observaba comprensivo—. Necesito su apoyo en esto, los necesito conmigo. Por favor. —Rogó.

El de cabellos oscuros con hilos blancos, acortó la distancia que lo separaba de su amigo, e imitando sus acciones, apoyó la mano en su hombro.

—No estuvimos en tu lugar, no podemos juzgarte, hiciste lo que creíste conveniente. Tienes todo nuestro apoyo, Jay ¿No es así, Bar?

Observaron al hombre frente a ellos, que presionaba la mandíbula, todavía sintiendo la duda por cada rincón de su cuerpo.

—Esto no me trae buena espina, nuestros antepasados jamás se habían aliado con vampiros y nosotros llevamos haciéndolo durante dieciocho años... —Sus palabras se escuchaban lentas y temerosas—. Nada bueno saldrá de esto.

Respiró profundo antes de responder, comprendiendo el punto de su amigo. —Tienes razón, Bar, pero el asesinato de ese chupasangre a manos de un lobo, no me dejó otra opción. Debes comprender que hice lo mejor para la tribu.

Barak bajó la mirada y guardó silencio.

—Lo creemos, Jay. Claro que sí. —Aseguró Billy, apretando fraternalmente el hombro del Alfa.

֎֎֎

El aroma a tarta de frutillas invadió su nariz. Amaba esta sensación tan reconfortante de hogar. Las paredes que lo protegían del exterior, eran su lugar seguro en estas tierras. El sentimiento de protección y seguridad que lo rodeaba por completo cuando allí se encontraba, lo hacía volver a sentirse como aquel cachorrito, que había sido arropado con ternura por los cálidos brazos de su madre.

La extrañaba demasiado. Extrañaba las historias que le contaba su mamá por las noches, acerca de sus antepasados, sobre las aventuras de Lycaon o cuando le enseñaba el arte de ver lo que aún no había llegado. Lo que existía en la eternidad, pero que todavía no se había hecho visible para nuestro mundo, hasta que fuera el momento correcto. Recordaba con añoranza ese mundo donde vivió feliz, siendo un pequeño cachorro inocente ajeno a toda clase de maldad.

Era muy pequeño en ese momento para comprenderlo, pero su madre lo sabía. Conocía su destino de una manera clara y absoluta. Sin temor alguno, ella había aceptado su destino. Así como ahora, debía aceptar el de él.

El sonido del platillo de porcelana, siendo ocupado por la porción de su tarta favorita, lo devolvieron a la realidad.

—¿Está bien la porción, o es demasiado pequeña, cachorro? —preguntó su abuela con dulzura.

Se encogió de hombros. —Da igual, me darás más de todas maneras. —Sonrió, descubriendo sus hoyuelos.

Alina lo observaba con adoración. Los ojos del cachorro eran del mismo verde de su amada Lesly. Esa sonrisa con inocentes hoyuelos le pertenecía también. Era maravilloso el parecido que el pequeño Alfa tenía con su madre.

—Puedes comerla entera, es para ti. Pero no le digas nada a tu hermano, no quiero que se enoje.

—A Liam no le molesta, ya sabes.

—¿Por qué no vino contigo? ¿Dónde anda ese descarado? —preguntó, cerrando la nevera.

—Estudiando —masculló con la boca colmada de tarta—. Es un nerd.

—Quiere ser abogado, está bien que se esfuerce para lo que desea ser. —Se limpió las manos con el paño de la cocina—. ¿Cuándo retomarás tus estudios, cachorro?

Se encogió de hombros, tomó la taza de porcelana y bebió un sorbo. —El estudio no es lo mío, abuela. Prefiero trabajar.

Ya habían tenido esta charla, por lo que no insistiría nuevamente. Prefirió cambiar de tema. —¿Sigues soñando con el vampiro? —preguntó con naturalidad, sin necesidad de que su nieto se lo confirmara, sentándose en la mesa enfrente a él.

Este que estaba tomando el último sorbo de su té, al escucharla, escupió estrepitosamente el líquido caliente sobre la mesa.

—Oh, por todos los dioses. Acabas de manchar mi mantelería nueva. —Se levantó con rapidez para buscar un paño—. Lobo asqueroso.

El rizado, apoyó perplejo la taza sobre el pequeño platillo. Sus esmeraldas observaban fijamente a la bella mujer, que el paso de los años no había conseguido envejecer, ni perjudicar en absoluto. Su larga y bella cabellera chocolate con delicados rizos, descansaba sobre sus hombros.

—Abuela —reprochó en un susurro.

Con cuidado, comenzó a limpiar el mantel, llevando su mirada de a momentos al sorprendido joven, que aparentaba estar atravesando viviendo alguna clase de percance.

—¿Qué? —pronunció, sintiéndose molesta por tener que responder, sin que el joven hubiese dicho palabra aún.

Silencio.

Suspiró resignada, lanzando el paño de cocina hacia el lavabo, sentándose a la mesa frente a su nieto, una vez más.

»No entiendo porque te sorprendes. Tú ya lo sabes. —Aseguró.

Pasó saliva nervioso. —Si... Pero suena... algo fuerte escucharlo en voz alta.

Se encogió de hombros con inocencia. —Sabes que puedes hablar conmigo. Necesitas hacerlo con alguien. Y nadie mejor que tu abuela para hacerlo. —Esbozó una gran sonrisa.

Entrecerró los ojos y negó algunas veces. —Vieja manipuladora.

Ella sonrió divertida y aguardó a que su nieto comenzara a hablar. Él asintió lentamente y bajó la mirada hacia la tarta de frutillas.

»Lo vi esta madrugada en el bosque, cuando crucé los límites.

Alina, apretó los labios escondiendo una sonrisa.

—Fue por el vampiro que perseguía —aclaró, rodando los ojos—. Ya lo hablamos, abuela.

—Por supuesto... —Mordió su mejilla interna, continuando con el esfuerzo de esconder una sonrisa.

Respiró profundo, permitiendo que su mirada se escabullera en los dibujos de la fina la vajilla. Esbozó una pequeña sonrisa, bajo la mirada atenta de su abuela y por primera vez, se sinceró con él mismo.

—Tiene los ojos más hermosos que he visto en toda mi vida, abuela.

Al fin, Alina esbozó la sonrisa que intentaba ocultar. Le sonrió con ternura, brindando a su nieto la confianza para continuar.

»Cuando se interpuso en mi camino, me empujó para detenerme... Mi cabeza chocó contra un árbol y me lastimé la frente... Cuando regresé a mi forma humana, él... —calló por unos segundos, recordando el momento—. Limpió mi herida y luego me acarició tan suavemente —sonrió al recordar—, su piel es tan fría, pero sentí calidez cuando me tocó. No sé como explicarlo. —Levantó rápidamente la mirada hacia su abuela, intentando encontrar las palabras correctas—. Sentí...

—¿Qué sentiste, cachorro? Puedes decir lo que sea, lo sabes.

—Sentí... Lo mismo que en mis sueños... Como si fuera mío y yo... de él.. —Bajó la mirada avergonzado, como si las últimas palabras hubiesen quemado su boca—. Sé que no está bien y he intentado no pensar en esto, pero los sueños son cada vez más reales, abuela... Cuando vi a papá a punto de atacarlo, no pude evitar recordar mi sueño e impedir que lo lastimara...

Juntó las manos sobre la mesa, entrelazando los dedos, observando cada detalle de sus manos, acariciando parte de su palma con su pulgar.

—No tienes porque reprimir lo que te está sucediendo, cariño. Tampoco debes sentirte avergonzado. Sencillamente, Louis te gusta.

Negó varias veces, sintiendo culpabilidad. —Es un vampiro.

—No. Es Louis Tomlinson.

Levantó la mirada hacia la mujer de rizos. Aquel nombre era casi una melodía. Pero, a pesar de todo lo que estaba comenzando a experimentar en su interior hacia él, no podía permitírselo.

—Es un vampiro, se llame como se llame.

—Cariño —extendió la mano y tomó cariñosamente la de su nieto—, hasta que no lo mires únicamente como Louis, no podrás apreciar las cosas con claridad. Él continuará siendo el vampiro de tus sueños, el que te genera tantas sensaciones, pero que no serás capaz de corresponder libremente, si lo ves como tu enemigo ancestral.

—Eso es lo que es, mi enemigo ancestral. No puedo verlo de otra manera, abuela. No puedo —respondió lo que le habían enseñado. Lo que últimamente entraba continuamente en conflicto con sus deseos.

Sonrió con ternura, acariciando su mano. —Louis nunca fue tu enemigo, Harry. Los espíritus ancestrales ya lo habían determinado así antes de tu nacimiento, cachorro. Las antiguas leyendas cobrarán vida nuevamente a través de ustedes.

Frunció el ceño escuchando con atención.

—¿Las leyendas...? —susurró entre dientes.

—El acuerdo entre ambas especies —ignoró la pregunta—, el primero a lo largo de los siglos, se hizo por ti, cachorro. Porque Louis salvó tu vida cuando esa noche se lanzó sobre ti para protegerte. Estuve allí, Harry, lo vi con mis propios ojos. Él solo —hizo rápido un gesto con su mano—, se lanzó sobre ti para protegerte. No tenía porqué hacerlo... Aún así, lo hizo. Entiende, cachorro que si no fuera por ti, tu padre lo hubiera asesinado esa noche.

—Y si no fuera por él, también yo lo estaría —dedujo finalmente.

—¿Lo entiendes ahora? Son destinados, desde antes que ambos nacieran. Desde antes de los tiempos, Harry. Recuerda las leyendas, cachorro, no fueron un mito.

—No. —Sentenció, poniéndose de pie con brusquedad, privando a su abuela del toque en sus manos—. No. Un vampiro no puede ser mi destino. ¿Qué diría la tribu si lo supiera? Papá moriría al enterarse. No puedo hacerle eso. No, abuela, somos de mundos completamente diferentes, no podemos ser destinados. No.

—Harry... —lo llamó cuando el joven comenzó a retroceder, dando pequeños pasos—. Harry... No puedes escapar de tu destino, lo sabes. Tu madre lo sabía. Yo lo sé.

El de rizos continuó su lenta marcha hacia atrás con los ojos fijos en los de su abuela, negando con la cabeza.

—No puede ser él.

Reprochó cuando su corazón se estremeció y los ojos se le llenaron de lágrimas. Se apresuró a salir de allí. Debía correr, alejarse de todo para aclararse.

—Cariño, lo es. —Alcanzó a decir cuando la puerta se cerró, quedándose a solas.

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