Overlord: La niña y el nigrom...

Od MichelWittman

37.4K 3.9K 1.2K

Tras arribar de su aventura en el reino santo, Ains Ooal Gown descubre una capacidad desconocida de su cetro... Více

Parte 1
Parte 2
Parte 3
Parte 4
Parte 5
Parte 6
Parte 7
Parte 8
Parte 9
Parte 10
Parte 11
Parte 12
Parte 13
Parte 14
Parte 15
Parte 16
Parte 17
Parte 18
Parte 19
Parte 20
Parte 21
Parte 22
Parte 23
Parte 24
Parte 25
Parte 26
Parte 27
Parte 28
Parte 29
Parte 30
Parte 31
Parte 32
Parte 33
Parte 34
Parte 35
Parte 37
Parte 38
Parte 39
Parte 40
Parte 41
Parte 42
Parte 43
Parte 44
Parte 45
Parte 46
Parte 47

Parte 36

561 51 7
Od MichelWittman

La pradera que se extendía hasta un horizonte relativamente cercano provocado por el declive de una colina dejaba ver un clima típico del otoño, con grandes cumulus de nubes que se amontonaban en las lejanías, donde los tejados de una gran ciudad junto con mástiles de enormes galeones y barcos de guerra revelaban la presencia de la costa.

El cielo azulado era surcado por gaviotas que graznaban alegremente mientras planeaban en las cálidas corrientes del oeste, sin embargo, el panorama era completamente distinto en tierra, donde el fuego se esparcía esporádicamente sobre algunos cráteres poco profundos y en las copas de algunos árboles.

-PRESIONES EN LOS FLANCOS, NO DEJEN QUE LOS INTIMIDEN, YA CASÍ LO TENEMOS!-

Manteniendo su espada en alto, un hombre de apariencia ruda guiaba una carga de caballeros a lo largo del pastizal contra una defensa desesperada que era mantenida en la entrada de un espeso bosque.

La resistencia del reino santo mantenía posiciones en parapetos hechos de troncos mientras utilizaban lanzas para mantener a raya a sus contrincantes, quienes los presionaban con continuas cargas de infantería y caballería.

-Manténganlos a raya, que no crucen más allá de este punto!-

En la contraparte de la batalla, una mujer de apariencia madura intentaba dar órdenes a sus reducidas tropas, que, heridas y cansadas tras 4 días continuos repeliendo ataques, intentaban mantener un frente estable.

La infantería del sur finalmente alcanzó las barricadas, siendo recibidos inmediatamente por una salva de estocadas letales que empalaron a los primeros al frente, la sangre salpicaba el suelo, dejando un rastro de fango carmesí que hacía resbalar a algunos de los atacantes más rezagados, quienes caían en manada solamente para ser recibidos por un arma aún mas devastadora que las lanzas de infantería

-FIRE BALL!!!-

A la entonación del hechizo una bola de fuego cayó sobre la avanzada caída, que voló en pedazos tras el impacto del hechizo, incinerando a algunos de los soldados cercanos.

Los hechiceros santos que aún quedaban en pie estaban repletos de vendajes y heridas, su maná estaba por los suelos y algunos se desmayaban tras agotar el último de sus hechizos; en esta ocasión, quien había lanzado la magia era un anciano, que portaba un bastón con una piedra preciosa en su punta.

-Señor Olviera, gracias por el apoyo, ahora retírese!-

A la orden de la mujer, el anciano emprendió la retirada, aunque no fue muy larga, pues mientras daba la espalda al campo de batalla su cuerpo explotó por la mitad, aunque no por un hechizo, pues en un árbol cercano una enorme saeta se encontraba clavada de lado a lado.

-Viejo!!!-

La mujer gritaba horrorizada mirando a su viejo amigo caer por la artillería enemiga, pues desde la base de la colina, las ropas enemigas asediaban el bosque con toda clase de artefactos, desde catapultas hasta ballestas del tamaño de un auto pequeño y varias hileras de magos, que invocaban angeles de bajo nivel o lanzaban toda clase hechizos de bajo nivel; todo provocando el mismo efecto devastador en las tropas aliadas.

-Capitana, no vamos a resistir mucho más!-

-No hay opción...no hay salida...-

Mientras la capitana intentaba pensar en qué hacer, la batalla prosiguió.

-CAPITANA!-

Una batalla que la sorprendió con un ataque inesperado, pues antes de darse cuenta el parapeto fue destruido con brutalidad, arrojando a los pocos defensores en todas direcciones.

La chica cayó sobre su espalda, tratando de incorporarse nuevamente solo para toparse con una imagen sobrecogedora, pues uno de sus hombres, o lo que quedaba de él, era sostenido por una pierna, exponiendo sus viseras colgantes.

El conde de Rutller, uno de los principales opositores al ascenso de la reina santa y actual cabecilla del movimiento revolucionario había enviado a su primer hijo a la batalla, un hombre apodado como "El Toro Rutller" quien dirigía el ataque, pues su corpulenta figura cargada de fuerza sobrehumana y una notable habilidad en el combate, que aunque ni siquiera se acercaba al nivel de la comandante Remedios o de otros prodigios en el continente, se le consideraba uno de los mejores y más prometedores guerreros del reino...y ahora se encontraba a solo un par de metros de la debilitada mujer.

El guerrero masculino finalmente se deshizo del cadáver que sostenía entre sus dedos, el cual produjo un sonido viscoso al estrellarse contra el suelo antes de ser pisado por su captor.

-No me gusta matar mujeres si puedo evitarlo...ríndete y te prometo un trato justo como mi prisionera!-

Levantandose apresuradamente, la mujer empuñó su espada posicionandose en una postura defensiva, como un gato acorralado que se defiende de un perro de guerra, pues ella había sobrevivido a los campos de prisioneros demoniacos durante la guerra demihumana, por lo que en su corazon ella prefería morir peleando antes que volver a caer en uno de esos campos

-Nunca me rendiré frente a un traidor oportunista-

Las afiladas palabras de la mujer fueron el ultimo intercambio que hubo antes del nuevo choque de armas.

Las espadas crujieron arrojando chispas mientras el suelo levantaba polvo producto del impacto, venciendo una de las piernas de la chica, que inevitablemente se arrodilló sobre una de sus rodillas haciendo lo posible para desviar la carga de su atacante.

Pasando a centímetros de su cara, la espada del conde peinó el cabello atado de la mujer, arrancando mechones de cabello y desbastando el metal de su propia arma, que hizo un horrible chillido mientras se abría camino hasta estrellarse violentamente contra el suelo.

Aprovechando este momento, el primer instinto fue lanzar una estocada para contraatacar, sin embargo el daño en su pierna se sintió al intentar moverse, posiblemente victima de una torcedura o de la ruptura de algún ligamento. En su lugar, la caballero colocó el filo de su espada en su hombro y girando sobre su pierna apoyada aún en el suelo, dio un giro que arrojó su espada contra el abdomen del conde, dando un corte completo sin que este pudiera reaccionar a tiempo.

El impulso del giro hizo caer torpemente a la mujer al suelo nuevamente, pero estaba segura de que su ataque al menos había dañado ligeramente a su agresor; desgraciadamente no fue el caso, pues no fue que el caballero no pudiera reaccionar ante tal ataque, sino que, gracias a su gruesa armadura de placas, había escogido tomar el ataque de frente sin presentar resistencia, confiando completamente en su armadura de primera categoría.

Una fuerte patada acabó con el ultimo bastión de resistencia que le quedaba a la dama, pues la parte blanda de su estomago recibió sin prácticamente oposición a la pesada bota del conde.

Vomito y sangre fue expulsado acompañado de un bramido mudo, posteriormente seguido por una única tajada que amputó la pierna derecha de la chica, quien no pudo gritar de dolor debido a la falta de aire en sus pulmones.

Habiendo eliminado a su adversaria, el conde decidió proseguir su avance junto a las tropas que le quedaban, pues ellos habían sido los primeros en romper el frente del reino santo norte.

-Formación...Formación ahora!-

Guiando a sus hombres, un rudimentario grupo de soldados comenzó a formar, pero apenas y el tumulto de soldados se agrupó una lluvia de proyectiles cayó sobre ellos.

Flechas se clavaron sin piedad en cada punto vulnerable de los soldados del sur, escapando a este destino únicamente el capitán de la unidad y algunos subalternos.

Al buscar el origen de las hostilidades, un grupo de personas envueltos en capas rojas con emblemas y hombreras negras saltaron a la vista. Moviéndose entre el follaje de los arboles y la maleza del suelo, sus vistosas capas no impidieron que estos se perdieran entre las sombras y el verde del lugar.

Eran decenas de ellos, tal vez un batallón completo que había llegado a reforzar ese lado del frente, pero eso no intimidó a los aún 80 soldados que quedaban en pie aunque heridos.

De un movimiento de su espada, los soldados formaron junto a su capitán, espadas en mano listos a atacar, pues las flechas rápidamente se volvieron contrarrestadas con escudos ligeros.

Con una mirada iracunda, el conde busco el siguiente ataque, descubriendo a una figura que se acercaba rápidamente desde arriba empuñando una daga y que al abalanzarse con intenciones hostiles, fue contrarrestado con un movimiento ligero de su espada que lanzó por los aires al atacante, pero que permitió que un segundo individuo de apariencia femenina se acercara, sus manos empuñaban un arco de bella ornamenta, con un rostro oculto por un par de googles especiales, un torso cubierto por una armadura verde de apariencia escamosa y un cabello dorado que se agitaba bajo la capucha que coronaba su cabeza.

Intuyendo que el arco era una finta, el caballero apuñaló con violencia el centro de masa de aquella figura, pero al igual que él había hecho con anterioridad, la mujer no se resistió a la embestida.

La espada apuñaló el centro, pero a la vez, ésta rebotó hacia un costado de forma casi cómica, dejando expuesto una gran porción del pecho del  conde, quien confiaba en que, fuese el arma que usara aquella chica no sería suficiente como para atravesar su armadura.

Para su desgracia la chica no empuñó una espada, daga o cualquier otra de las esperadas herramients usadas como equipo secundario por los arqueros del reino, sinó que ella prefirió usar su equipo principal.

Tensó su arco como había hecho decenas de veces y, aprovechando la abertura de su enemigo, lanzó una única flecha que se clavó entre las placas blindadas de uno de los costados.

Un dolor punzante atravezó el cuerpo del conde, que intentó replegar su brazó en busca de reducir su silueta para adoptar una postura defensiva; sin embargo rápidamente comprendió el motivo por el que la arquera había apuntado a ese sitio en especifico.

A cada movimiento que el conde hacía sentía a la flecha moverse entre sus costillas, rozando sus pulmones y desgarrando sus musculos, dejándolo incapaz de usar por completo ese lado de su cuerpo.

No pudo pensar en una contramedida cuando otra flecha se clavó en su pierna, contraria al costado herido, por lo que perdió el equilibrio cayendo irremediablemente al suelo, donde otro par de flechas le atravezó ambas manos, finalmente incapacitándolo.

El encuentro había durado tan poco que las tropas regulares no tuvieron tiempo de reaccionar salvo para esquivar los incesantes ataques rivales.
Arreglándose las como pudo, una única lanza se precipitó desde la formación hasta la chica de cabellera dorada, la cuál esquivó con maestría antes de regresar nuevamente a la cobertura del bosque.

-Retirada!-

Se escuchó ampliamente por entre los escudos y las lanzas, seguido de una marea de hombres escapando desordenadamente de vuelta a terreno de los revolucionarios.

-El Conde calló, huid! 

La tranquilidad relativa de la victoria solo se vio dañada por los alaridos de los heridos y moribundos, que se retorcían a lo largo y ancho del lugar pidiendo un clérigo o una poción de salud.

Aprovechando la huida de el enemigo, los arqueros salieron de entre la malesa.
Su número era nada impresionante, siendo poco más de 15 elementos mixtos entre hombres y mujeres, pero compartiendo el mismo uniforme y características armas.

-Capitana, sus órdenes!-

Dijo uno de los hombres mientras miraba a la misteriosa chica de cabellera dorada, quien ahora se retiraba la capucha y los googles para evaluar mejor la situación.
Sus ojos eran la culminación de experiencia y seriedad, irradiando una mirada tanto intimidante como cautivadora, pero que la mayoría prefería evitar, pues, aunque se trataba de una legendaria guerrera entre las filas del reino santo, sus ojos seguían siendo intimidantes.

Con la calma y determinación de una veterana, la chica miró de un lado a otro, localizando rápidamente a la capitana de la infantería, así como a los heridos menos graves y con mayor esperanza de vida.

-Atiendan a la capitana y a los heridos menos graves de manera prioritaria...no tenemos manos suficientes, así que tendremos que ayudar a aquellos que puedan andar únicamente, también monten un puesto de vigilancia en la copa de aquel árbol, si el enemigo contraataca necesitamos verlo para estar listos-

-a la orden capitana Baraja!-

Sus hombres partieron sin antelación hacia sus respectivas tareas, confiando completamente en el juicio de su superior y líder fundador, Neia Baraja.

Neia nunca se había considerado a si misma una líder, sin embargo, el equipo que había formado durante la guerra demihumana para rescatar al rey hechicero se había transformado con el tiempo en un batallón de élite que se mobilizaba de manera independiente al ejército, en otras palabras, era una unidad muy similar al 203, aunque bastante más primitiva.

Pokračovat ve čtení

Mohlo by se ti líbit

834K 88.2K 136
1era y 2da temporada ♥️ Sinopsis: En donde Jimin es un Omega mimado y Jungkook un Alfa amargado, los dos se casan por sus propias conveniencias. ⚠️...
470K 65.5K 43
Una sola noche. Dos mujeres lesbianas. ¿Un embarazo? ¡Imposible!
97K 2.7K 28
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...
230K 6.2K 34
﹝🐍﹞ ── Traducciones de historias sobre los Slytherin Boys