"I was a little too tall, could've used a few pounds. She was a black haired beauty with big dark eyes. Out past the cornfields where the woods got heavy, out in the back seat of my '60 Chevy, workin' on mysteries without any clues, workin' on our night moves"
Cuando recibimos el mensaje urgente de Chuck con su localización, salimos rápidamente de dónde estábamos para encontrarnos con él. Por suerte, justo acabábamos de hacer una caza de un nido de vampiros. La localización que nos había mandado era un hotel llamado Pineview y en cuanto llegamos, Dean aparcó de cualquier manera bloqueando el paso a los demás coches. Ni siquiera me había fijado en un detalle curioso hasta que no vi a Dean parado observando el parking; todos los coches aparcados eran Impalas. En todo el tiempo que llevaba con los hermanos, nunca me había cruzado el mismo coche y ahora habían 7 iguales. Sam le llamó la atención y seguimos corriendo hasta la entrada del hotel, donde vimos a Chuck caminando de arriba a abajo.
-¡Chuck! Estás aquí.
-¿Chicos? -preguntó sorprendido al vernos.
-¿Qué ocurre? -preguntó Dean recuperando el aliento.
-Eh, nada -miró a la entrada del hotel de forma sospechosa y después volvió a mirarnos- Nada, solo tomaba el aire. ¿Qué hacéis vosotros aquí?
-Nos dijiste que viniéramos -respondí con obviedad- Nos mandaste un mensaje de texto con esta dirección. "Situación de vida o muerte". ¿Te suena algo de esto?
-No, yo no os he enviado nada -negó con la boca abierta.
-Hemos conducido toda la noche -se quejó Dean algo cabreado.
-Lo siento, yo no entiendo qué ha pasa.. ¡Oh, no! -exclamó dándose cuenta de algo y antes de que pudiese dar explicación, un grito conocido nos reventó los oídos.
-¡Sam! ¡Has venido! -corrió hacia nosotros y se colocó delante de Sam con las mejillas rojas y una cara de ilusión que no se la creía ni ella.
-Beck, ¿verdad?
-Te acuerdas de mí -su cara cambió de ilusionada a sensual, Dean tuvo que apartar la mirada- Has estado pensando en mí. Yo tampoco pienso en otra cosa.
-¿Me has cogido el móvil? -Chuck le preguntó.
-Lo cogí prestado, de tus pantalones -se giró y miró a Chuck amenazante- Seguro que quieren ver esto.
-¿Ver qué? -preguntamos los tres a la vez.
-Oh Díos Mío -se quedó con la boca abierta- ¡Me encanta cuando habláis a la vez!
Un hombre vestido de uniforme abrió la puerta del hotel y avisó a Chuck de que ya le tocaba. Nosotros seguíamos con la boca abierta intentando entender qué estaba pasando, Becky salió corriendo contenta y Chuck se quedó atrás.
-Chicos, yo.. lo siento -se disculpó sinceramente- Os pido perdón por todo.
Les seguimos a ambos hasta la entrada del hotel, dónde allí nos cruzamos con un chico de nuestra edad vestido exactamente igual que Dean. De hecho, llevaba una imitación hasta del collar de Dean. Un hombre disfrazado de espantapájaros se nos cruzó por delante y en cuanto nos empezamos a fijar, no solo había gente disfrazada como nosotros, sino también como monstruos que habíamos cazado.
-¿Qué..? -Dean preguntó, haciendo un gesto significativo con la mano.
-Becky, ¿qué es esto? -le preguntó Sam sin mirarla, concentrado en el merchandising de la serie de libros de Supernatural.
-Es una convención de Supernatural -respondí yo, empezando a notar la emoción.
-¡Es alucinante! -Becky añadió- La primera convención de Supernatural de la historia.
-¿Por qué estás tú tan emocionada? -me preguntó Dean, mirándome curioso.
-Por qué yo he ido a convenciones de mis series favoritas y que ahora hagan una de mi vida, pues la verdad que me parece bastante emocionante, ¿no creéis? -expliqué- ¿No tenéis curiosidad de ver los disfraces de la gente y lo que piensan?
-¡Ven conmigo! -Becky me cogió de la mano- Te enseñaré el escenario.
Llegamos a la sala de eventos del hotel y el escenario estaba cubierto por una lona azul, una trampa de demonios hecha a mano y el título de la convención. El hombre que había salido a buscar a Chuck minutos antes, se subió al escenario.
-Bienvenidos a la primera convención anual de Supernatural -empezó a presentar el programa del día- A las 3:45, en la Sala Magnolia, tenemos el tema de discusión; El niño asustado, la vida secreta de Dean. A las 4:30, el trasfondo homoerótico de Supernatural. Y, por supuesto, la gran cacería empieza después de la ronda de preguntas.
El público empezó a aplaudir y Becky se animó. Cabía decir que esta convención era algo diferente de las convenciones a las que solía ir. Sam, se quedó con los brazos cruzados observando con seriedad mientras que Dean tenía las manos en los bolsillos de la chaqueta y las cejas levantadas.
-Pero ahora mismo quiero presentaros a nuestro héroe -continuó- El creador y escritor de los libros de la serie Supernatural; Carver Edlund.
Chuck salió tímidamente al escenario y cuando se acercó a hablar al micrófono, provocó unas interferencias ya que no sabía ni cogerlo. Empezó a murmurar unas palabras y enseguida se acercó a coger la botella de agua.
-Vale, eh.. ¿Alguna pregunta?
Absolutamente todo el mundo, las 30 personas que estaban sentadas, levantaron la mano ansiosas. Chuck señaló a un hombre del público.
-Hola señor Edlund, soy un gran fan -se puso en pie- Vale, yo quería saber.. ¿Cómo se le ocurrieron los personajes de Sam, Dean y Laura?
La mirada de Chuck se desvió por unos segundos hacia nosotros, que estábamos observando todo desde el final de la sala. Nosotros le miramos intrigados.
-Ya eh, sólo se me ocurrió -todo el mundo enseguida volvió a levantar la mano- Vale, eh sí, el del garfio.
-¿Por qué en todas las peleas, a los chicos se les quita el cuchillo o la pistola y el malo la tira lejos? -preguntó con pomposidad- ¿Por qué no atan sus armas con una cuerda o algo así?
Sam y yo hicimos una mueca con la boca, pensando que igual no era tan mala idea.
-La verdad, no lo sé.. -tartamudeó.
-Ya y además, ¿por qué no pueden darse cuenta de que Ruby es mala? Está clarísimo que está manipulando a Sam para llevarlo a una zona gris.
Dean giró lentamente su cabeza y miró con los ojos entrecerrados a su hermano. Chuck dio como respuesta algo de la trama y pasó a otra pregunta, esta vez era una chica que iba vestida como yo, hasta con una peluca con mi pelo.
-A mí me gustaría saber más sobre Laura, en los últimos libros empieza a descubrir que tiene poderes, ¿pero de dónde vienen? -preguntó, a lo que yo miré directamente a Chuck, ya que ni yo sabía de dónde venían mis poderes- También me gustaría saber, ¿por qué Dean? Encaja mucho mejor con Sam, está claro que ambos son más inteligentes y casi siempre son los que descubren lo que está pasando.
-¡Eh! -gritó Becky, acercándose a la chica cabreada porque claro, Sam era intocable para ella- Si no te gustan los libros, no los leas.
-Está bien, está bien -Chuck levantó las manos- Dejemos este tema. Siguiente.
-Al final del último libro, Dean va al infierno, conque.. ¿qué pasa luego?
-Eh, bueno, tengo que anunciar algo -sonrió algo emocionado- En realidad, todos lo vais a averiguar.. Gracias a un rico inversor escandinavo, vamos a volver a publicar más libros.
Todo el público se levantó de los asientos aplaudiendo y animando a Chuck, incluso Becky no sabía esa noticia, así que imaginaos su emoción. Cómo era evidente, a los hermanos no les hizo ninguna gracia.
***
En cuánto acabaron las preguntas, nos acercamos a Chuck y a Becky que estaban tomando una bebida sentados en una mesa, apartados de los demás.
-Por si no lo has notado tenemos algo de lío -Dean les echó la bronca- Tenemos que encontrar el Colt, cazar al Diablo. No tenemos tiempo para esto. ¿Por qué vas a publicar más libros?
-¿Para tener un techo y comida? -respondió con algo de ironía.
-¿Quién te ha dado el derecho de escribir sobre nuestras vidas? -Dean continuó, pero esta vez acercándose a Chuck.
-Un arcángel y yo no lo quería -Chuck se defendió.
El grito de una mujer sonó por toda la entrada del hotel. Los chicos salieron corriendo, pero yo sabía que era de la cacería que habían montado para los invitados, así que les seguí detrás y llegué a tiempo para ver como todos los demás se acercaban a la chica. En cuanto se dieron cuenta, los aparté de allí.
-Chicos, esto es un Roleplay -les expliqué, más bien a Dean, ya que Sam sabía lo que era- El juego de rol en vivo.
Becky se acercó a nosotros, con la misma emoción que al principio y nos entregó una hoja en la que había algo escrito.
-"Diario de papá: Este hotel está encantado, debéis cazar al fantasma. Interrogad testigos, descubrid pistas y buscad los huesos. El primer equipo que lo logre, ganará un bono de 50 dólares para Sizzler" -leyó Sam.
-Sé que vosotros ganaréis -Becky dijo cantando.
Unos segundos más tarde, grupos de chicos y alguna chica se habían disfrazado con trajes del FBI y habían sacado sus identificaciones falsas para interrogar al supuesto dueño del hotel.
-Sí, agentes Lennon y McCartney -siguió el rollo un actor- Este edificio fue antaño dirigido por la cruel Leticia Gore. Hace exactamente 100 años, tal noche como hoy, la señorita Gore enloqueció, matando a cuatro niños pequeños antes de suicidarse. Ahora, dicen por ahí que las almas de los cuatro niños siguen atrapadas aquí y que el malvado espíritu de la directora sigue castigándoles hasta nuestro presente.
-Bueno, ya no aguanto más teatro de aficionados -Dean añadió observando la escena- Necesito un trago.
Nos sentamos en la barra del bar del hotel y nos pedimos todos unos chupitos antes de irnos de la convención. Yo quería quedarme, pero sabía que los hermanos no iban a estar de acuerdo. Dean tenía razón, teníamos mucho lío como para distraernos con cosas así, pero también nos venía bien no pensar en lo que debíamos hacer.
-Por última vez, no me lo estoy inventando -se escuchó la voz de un chico nervioso- Ella está arriba, un fantasma de verdad.
En cuanto miramos, nos dimos cuenta de que el chico disfrazado de Sam tenía un hilo de sangre saliendo por su oído. Un ejemplo claro de que sí había tratado con un fantasma de verdad. Intentamos hacerle alguna pregunta, pero el chico estaba demasiado nervioso, así que se fue del hotel. La gente seguía preguntando al actor, pero nosotros éramos más inteligentes y sabíamos a quién acudir. Al recepcionista que no estaba participando en el juego.
-Disculpe, ¿podemos hacerle unas preguntas? -me acerqué.
-Chicos, tenéis que hablar con ese tío -nos señaló al actor.
-En realidad, nos gustaría hablar con usted -Dean le ofreció un billete.
-La verdad es que interpretáis muy bien los papeles -sonrió mientras lo aceptaba.
-No tienes ni idea -Sam respondió con una sonrisa falsa- Todo eso que dicen, lo de que está encantado, Leticia Gore.. ¿hay algo de verdad en ello?
-En general no nos gusta que esto se sepa, pero sí. En 1909 esto era el Orfanato Gore y la señorita Gore mató a cuatro niños con un cuchillo de carnicero y se suicidó.
-¿Y esta noche es el aniversario?
-Sí, supongo que los de la convención querían algo auténtico.
-¿Ha habido apariciones?
-De vez en cuando.. Sí, algunas doncellas se han ido porque decían que oían a los niños o los veían.
-¿Dónde se cargó la directora a los niños?
-El ático.
Subimos al ático y en cuanto lo pisamos, el EMF se descontroló. No estuvimos ni un par de minutos cuando nos encontramos el fantasma de un chico arrinconado en el ático. Nos habló y nos enseñó lo que le habían hecho, le habían cortado la cabellera. Volvimos a bajar al salón con los demás y Sam aprovechó para hacer una llamada a la sociedad histórica del condado. Por un momento, conseguí arrastrar a Dean por la pequeña tienda que había montada con objetos de los libros. Había figuras del Impala, tazas, camisetas, imitaciones del colgante de Dean, del Colt, del cuchillo de Ruby.. incluso lentillas de colores. Noté como alguien chocaba contra mi hombro, me giré a mirar y era un chico joven, con facciones parecidas a las de Dean, pero lejos de ser él. En cuanto me vio, se detuvo y apoyó su brazo sobre la mesa de merchandising.
-¿Te dolió? -me preguntó con un tono interesante.
-No, tranquilo, estoy bien -respondí haciéndome la tonta.
-El golpe no, cuando caíste del cielo -sus ojos se entrecerraron y sonrió de lado, entonces se levantó un poco la camiseta, dejando ver su estómago y una cicatriz dibujada- Porque cuando yo me caí, conseguí esta cicatriz.
Dean colocó su mano sobre mi costado y me tiró suavemente hacia atrás para así colocarse él delante de mí. Frunció el ceño y miró al chico de arriba a abajo, exteriorizando su seguridad y confianza con una sonrisa.
-Mira Casper, te voy a hacer un favor y voy a darte 5 segundos para que desaparezcas de mi vista durante todo lo que queda de día -Dean amenazó- Como te vuelva a ver cerca de mi chica, vas a estar comiendo gracias a una pajita durante un mes.
Al principio el chico no se echaba hacia atrás, pero en cuanto Dean dio un paso hacia adelante y levantó su barbilla para mirarle por encima, se fue.
-Por favor, dime que yo no sueno así de gilipollas.
-Mm.. un poquito a veces -respondí con una sonrisa al ver su cara de sufrimiento.
Dean se giró a darme un beso y cuando se estaba inclinando, vio algo que le hizo apartarse rápidamente y poner cara de asco.
-Oh tío, eso está mal -levantó la voz y entonces miré, había una chica y un chico disfrazados de mi y de Sam besándose en medio de los pasillos. Por suerte, Sam vino al rescate con información sobre el orfanato.
-Leticia Gore no sólo masacró a cuatro niños sino que uno de ellos era su hijo -explicó- Según el informe de la policía, le arrancó el cuero cabelludo. Sin embargo, no se sabe dónde está enterrada.
-Fíjate, ahí está el orfanato, aquí las caballerizas y allí el cementerio -se escuchó la voz de un chico imitando a Sam.
Este grupo sólo eran dos chicos imitando a Sam y Dean, no contaban con una Laura. Nos dimos cuenta de que estaban observando un mapa y que a simple distancia, parecía un mapa real. Nos acercamos a los chicos y sin decir nada, Sam cogió el mapa. Nos lo quitaron de nuestras manos, pero Sam confirmó su autenticidad.
-¿Dónde lo habéis conseguido?
-Es un juego, amigo -respondió la imitación de Dean- No una obra benéfica.
-Sí, claro, dame el mapa idiota -Dean extendió su mano.
-Eh no, tú eres el idiota, idiota -respondió el chico agravando su tono de voz y mostrando una pistola de juguete en su cinturón- Además, Dean no acata órdenes de nadie.
Dean cambió su cara en cuánto vio la pistola, cansado de las imitaciones baratas, sacó su pistola de verdad que llevaba guardada dentro de su chaqueta de cuero, pero Sam le detuvo.
-¿Qué? Estos son un coñazo -se defendió mientras la guardaba de nuevo.
-Oíd chicos, todos queremos encontrar los huesos -entré yo en la conversación- Hemos pensado que lo haríamos antes si todos colaborásemos.
-Pero nos quedamos el bono nosotros y nosotros somos Sam y Dean -fueron sus condiciones- Ella puede ser Laura pero vosotros vais a ser.. Rufus y Bobby.
-¿Sabéis qué? Se acabó -Dean paró, ya que había llegado a su límite- Yo no soy Bobby, tú no eres Sam y tú no eres Dean. ¿Qué pasa con vosotros? ¿Por qué coño vais a querer ser esos dos tíos?
-Porque somos sus fans, como tú.. -respondió un chico algo atemorizado por el cabreo de Dean.
-No, yo no soy un fan -negó- De hecho, creo que la historia de Sam, Dean y Laura es un asco. No tiene gracia, no es entretenida, solo es un montón de mierda que haría que muchas personas entraran en el manicomio, así que escuchadme, su dolor no es divertido. ¿Creéis que a ellos les gustaría ser tratados como monstruos de circo?
-Creo que les da igual porque son personajes de ficción.
Dean se abrió paso entre ambos sin saber qué responder, cómo era evidente. Nadie se iba a creer que éramos reales. En el cementerio, en cuanto los chicos vieron que nosotros íbamos en serio a quemar los huesos, se asustaron, nos trataron de locos. El fantasma de Leticia Gore apareció y fue a por ellos dos, Sam y yo conseguimos distraerla con hierro mientras Dean quemó los huesos de verdad. Entonces, se acabó la historia. Los chicos fueron directamente al bar a beber alcohol para intentar tragar todo lo que habían visto. Nos despedimos de ellos y de Chuck, pero a la hora de salir nos llevamos una sorpresa, la puerta no se abría. Ni la puerta ni ninguna ventana, era como si algo quisiera encerrarnos.
Una chica disfrazada de Leticia Gore gritó, así que corrimos al salón y rápidamente detectamos por qué había gritado. El mismo niño que nos habíamos encontrado en el ático, con la cabellera cortada, estaba en una esquina con las manos en la cabeza.
-¿Por qué habéis hecho eso? -nos preguntó- ¿Por qué habéis echado a mi mami?
-Eh, ¿tal vez por el corte de pelo que te aplicó? -Dean preguntó de vuelta, como si fuera una obviedad la respuesta.
-Mi mami no me hizo esto, fueron los otros niños.
El fantasma del niño desapareció, entonces supimos que todavía no habíamos acabado. Por suerte, Chuck había empezado otro panel de preguntas, el último, así que nos acercamos a él y le contamos lo que estaba pasando. Su función era importante, debía mantenerlos a todos distraídos y juntos mientras nosotros nos ocupábamos de los niños. En cuánto encerramos a todo el mundo, menos a una persona, colocamos una línea de sal en la puerta de la sala.
Leticia Gore era la única que mantenía a los niños a raya, así que sólo la temían a ella. Encontramos a la chica que hacía de actriz para los de la convención y Dean se la ligó para convencerla de que interpretase el papel, pero ella no sabía que era para fantasmas.
-No quiero hacer esto -murmuró la chica cuando entró en el salón.
-Estoy aquí, cielo -Dean asomó su cabeza desde nuestro escondite- Tú tranquila.
-"Estoy aquí, cielo" -imité su voz en un tono bajito, mientras agarraba la barra de hierro con fuerza.
-¿Estás celosa? ¿Por qué la he llamado cielo? -Dean preguntó con una sonrisa entretenida.
-Cállate y vamos al lío -le corté directamente.
La chica les llamó y unos segundos después, los 3 chicos aparecieron delante de ella. Al principio parecía funcionar, pero el móvil de la chica sonó, ya que la estaban llamando y entonces fue cuando descubrieron la verdad. Ya no había sorpresa. Dean y yo salimos de nuestro escondite y le indicamos que saliese corriendo de allí, mientras Sam se ocupaba de buscar los huesos de los chicos y quemarlos.
Entre los dos conseguimos deshacernos de los chicos fácilmente, pero reaparecieron por todos lados cada vez que los ahuyentamos con el hierro. En un momento dado, los chicos consiguieron alejarnos del palo de hierro y dejarnos a solas. Como un gato atrapado en una esquina, buscamos con la vista algo cerca a lo que poder agarrarnos para ahuyentarlos, pero no había nada. Consiguieron agarrarnos por el pelo y tirarnos al suelo, Dean estaba forcejeando contra dos y yo contra uno, pero no había manera. Eran fuertes y sus cuchillos estaban rozando nuestra frente cuando se desvanecieron en llamas. Sam lo había conseguido.
-Tal vez ese tío tenía razón -Dean se agachó a coger el palo de hierro- Tal vez deberíamos atarles una cuerda elástica.
Todavía era de día cuando salimos del hotel. En ese momento, fue cuando Sam nos informó de que no había incinerado los huesos solos, había tenido ayuda de los dos chicos con los que habíamos estado en el cementerio momentos antes.
-Oye, tengo que reconocerlo, nos habéis salvado el culo y ni siquiera sé cómo os llamáis -Dean habló.
-Yo soy Barnes y este es Demian -se presentaron con una sonrisa- ¿Y el vuestro?
Dean y yo intercambiamos una mirada.
-Dean y Laura -respondió con sinceridad- Los auténticos.
Ambos empezaron a reírse. Evidentemente, no nos creían.
-Bueno, igualmente, gracias -les agradecí.
En cuanto nos dimos la vuelta para despedirnos de Chuck, los chicos nos pararon, bueno, más bien pararon a Dean.
-Te equivocas, ¿sabes?, sobre Supernatural -habló el chico disfrazado de Dean- No te ofendas, pero no sé si coges el sentido de la historia. En la vida real, Barnes vende equipos de música, yo arreglo fotocopias. Nuestras vidas son un asco, pero ser ellos, Sam, Dean, Laura.. despertar cada día y salvar el mundo, tener a alguien que moriría por ti, ¿quién no querría tener eso?
-Puede que tengas razón -Dean respondió después de un pequeño sentimiento de darse cuenta de que igual, nuestras vidas no eran tan malas- ¿Sabéis? Vosotros no formáis un mal equipo tampoco. ¿Cómo os conocistéis?
-Bueno, fue por Internet, en un chat de Supernatural -entonces ambos entrelazaron sus manos- Nos convertimos en algo más que amigos, somos pareja.
La sonrisa de Dean se borró de su cara en cuanto se dio cuenta de que sí eran pareja. No por nada, si no por el simple hecho de que se había imaginado lo mismo pero con él y su hermano. Yo me llevé una mano a la boca para así evitar que los chicos me vieran reírme y pensaran algo mal de mí. Nos acercamos a Sam, que parecía estar teniendo una charla muy emotiva con Becky y Chuck.
-Chuck, oye si de verdad quieres publicar más libros, creo que nos parece bien.
-¿En serio? -preguntó emocionado.
-No, en serio no -Sam había bromeado- Tenemos armas y te encontraremos.
-Vale, vale, no más libros.
-Chicos, otra cosa, en un capítulo aparece una chica Bela, que era inglesa y una ladrona -Becky añadió- Ella os robó el Colt y dijo que se lo había dado a Lilith, ¿recordáis? ¿Sabéis que mintió, no? En realidad no se lo entregó a Lilith.
Todos nos alertamos cuando escuchamos esas palabras. En cuánto escuchamos que había una posibilidad de encontrar el Colt.
-Hay una escena en que Bela le da el Colt a un demonio, Crowley, la mano derecha de Lilith.
-¿No se te ha ocurrido contarnos esto? -Dean le preguntó indignado a Chuck.
-Lo siento, no me acordaba -se excusó él- No soy tan fan como ella.
-Becky, cuéntamelo todo -Sam le dijo, entonces se apartaron ambos, seguidos por el profeta que se alimentaba gracias a nosotros.
-Pues al parecer aún tenemos tiempo que matar -Dean soltó cuando ya se habían alejado y estábamos a solas, entonces se giró y se acercó a mí- ¿Qué me dices a un polvo rápido en el baño?
-¿Por qué no le haces la misma pregunta a la chavala que iba disfrazada de Leticia? -me hice la indignada, aunque por dentro sabía que me moría de ganas, pero quería hacerle sufrir un poco.
-¿Todavía sigues con eso? Laura, sólo se lo había dicho para que así estuviese tranquila y nos siguiese la corriente. Teníamos que atraer a los niños de alguna forma, ¿no? -Dean me tendió la mano- Déjame compensártelo.
En cuanto le miré a la cara y vi que tenía esa sonrisa confiada, me dejé llevar. Le cogí de la mano y juntos entramos disimuladamente al baño del hotel entre risas. Entramos en el baño de hombres y cerramos el pestillo de la puerta principal, así nadie podría entrar.
Dean y yo estábamos tan cerca que tuve que levantar mi cabeza para mirarle a los ojos. Dean se agachó para besarme y me dejé llevar por el sentimiento, hasta que chocamos con una de las puertas del baño. De forma rápida, nos deshicimos de la ropa hasta que nos quedamos el uno enfrente del otro en ropa interior. Su mano bajó de mi cuello, recorriendo mi espalda, hasta que apretó suavemente y me acercó a él. Me levantó sin esfuerzo, así que envolví mis piernas por su cintura mientras caminaba hacia la pared. Recorrí mis manos por sus músculos y la curva de su espalda. Dean me volvió a besar, primero en los labios y después en el cuello para ir bajando hasta dónde podía llegar. Enterré mis dedos por su pelo y noté como mi cuerpo se empezaba a tensar, entonces Dean apretó su cadera contra la mía.
-Te quiero -ordenó- Ahora.
-Por favor -respondí con una sonrisa- Ahora mismo.
Alargué mi brazo para llegar a él y así guiarle y entonces, con la espalda arqueada, mis dedos se encontraron de nuevo clavados en su espalda cuando noté nuestros cuerpos conectar. Empecé a besarle por la clavícula, mordiéndole con cuidado, mientras nuestros movimientos empezaron a encontrar su ritmo. Nos movíamos juntos, rápido, fuerte. Mis piernas alrededor de él, acercándole todo lo posible a mi. Nos perdimos juntos en la sensación, en el éxtasis haciendo que todo lo demás, desapareciera en la nada.