Mi Pareja Perfecta IV

By Brity22

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Ángela Grant, es una joven recién egresada que empieza a trabajar en el hospital Edwards, tal como su abuela... More

Ángela Grant
Supervisión
La salida al Spa. I
La salida al Spa. II
La vida de Martina Edwards I
La vida de Martina Edwards parte II
Buscando a la chica perfecta.
Incógnita
Catalina Grant
La chica del Tinder I
La chica del Tinder II
Fiesta en New York I
Fiesta en New York Parte II
En la boca de la loba I
En la boca de la loba II
En la boca de la loba III
''No pegan, ni juntan''
Salida a casa de Tía Fer.
Lecciones de motocicleta
''Por la boca muere el Edwards''.
Única en su clase.
Aniversario de Matrimonio I
Aniversario de Matrimonio II
Sesión de Fotos.
Fin de semana de Jefazas.
''Si Quieren Guerra...''
Buscando al culpable
Juntas de amigos
Hogar, dulce hogar.
Inauguración
Una historia romántica y no de acción
Citas a ciegas y aniversario
''Dos grandes que se unen''
La cena familiar.
Buenas jugadas.
Salida en familia I
Salida en familia II
''La terquedad hecha pareja''
La despedida.
Las Intensas.
Especial: ''El dilema de las Gabis''

Mala, del verbo ''mala''.

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By Brity22

Martina E.:

Veo llegar a mis madres con ambas sonrisas idénticas, igual de relucientes, resplandecientes y satisfechas.

No quiero saber.

Nos abrazamos las tres. Besan mi mejilla.

−Veo que las vacaciones estuvieron movidas −Digo burlona.

− ¡Aah! −Suspira mamá Noelle con los ojos brillantes− ¡Fue mágico! ¡de seguro volveremos! − acaricia a Sandy

−Fueron de ensueño pulga −Dice mi otra madre inclinándose al animal. − Mamá comió muchas Sandys en el paseo −La acaricia.

− ¡No le digas eso! podrías traumarla −Gruño. −Por cierto, no te hacia mal decirme que en realidad se iban de vacaciones.

−Pero si te lo dije. −Mamá la mira como si no le sorprendiera en lo más mínimo.

−No, no me lo dijiste.

− ¿Enserio? −En su falsa expresión de sorpresa puedo ver el destello de diversión – Seguramente se me pasó.

Está mujer... la miro atareada.

− ¿Y qué tal está mi precioso hospital? −Pregunta.

−Sigue igual de precioso. −Entrecierro los ojos.

− ¿Y mi preciosa hija? −Sonríe cariñosamente.

−Esa está más preciosa −Le digo. Me abraza nuevamente, sí, me indigna. Pero también soy su hija mimada.

−Espero te hayas comportado como una Edwards en mi ausencia. −Besa mi mejilla.

−Por supuesto−Digo recostada en su hombro−No podrías dejarlo en mejores manos.

−Entonces felicitaré a Chloe, sabía que se haría cargo de ti ante cualquier cosa.

¡¿Entonces era verdad?! La quedo mirando.

− ¡No puedo creer que dejes a Chloe cuidándome! − ¡¿A Chloe?! ¡Ni sus madres la dejan a cargo de la casa!

Cuando nos separamos, recoge sus cosas y va a la escalera.

−Oh vamos, ella aparece en cualquier lugar, en cualquier momento. Es muy útil si tienes problemas.

No lo vi de esa manera.

−Podríamos clonarla y hacer un servicio secreto de Chloes −Aventuro.

−Si su madre no nos mata, genial. −Ríe

−Uh, esta complicado. −Prefiero no molestar a Tía Kate... −Pero seguro a Sam no le molesta −Pienso imaginando su cara.

−Tus amigas son puras pervertidas −Dice.

Si y yo soy la peor.

−Lo son. −Sonrío inocentemente.

Lunes

Ángela G.:

Llego más temprano que cualquiera, en lo que me ordeno y planifico mi semana escucho al lado.

− ¡Por fin! −Miro de reojo como si pudiera verla. −Ya era hora maldita sea. −Escucho.

−Oiga ¡cállese! −Digo con firmeza.

− ¡Cállate tú! −Grita− ¿qué haces tan temprano?

− ¡Trabajar! ¿No es obvio? −Grito de vuelta.

− ¡Ah! Pues... ¡bien! −Grita.

Me rio y sigo con mis cosas hasta que al parecer la risa atrajo a la pesada.

−Buenos días−Digo. −Bienvenida.

−Buenos días −Martina está muy animada, pone pose digna − ¡Ahora no podrás andar de anarquista!

Me lo dice con una mirada retadora como si fuese verdad.

− ¿Eh?

− He llegado. – Sonríe en su característica pose de creída ¿Se está anunciando?

−A sido bastante notorio que quieres que te diga. −Comento.

Levanta una ceja y pone una palma en mi escritorio, mis ojos van de su mano a su cara. Decido ignorarla y revisar los pacientes de hoy. Las Edwards están locas, eso ya lo sabía...

Miro la pantalla, cuando le doy una ojeada para ver si se largó, doy un respingo volviendo a mirar hacia el lado. Está inclinada... ¡Está muy cerca!

− ¿Se puede saber qué quieres? −Gruño. Ella no suele hacer estas cosas, generalmente me ignora.

−Veía a qué hora tenías al último paciente de la mañana −Responde.

− ¿Y eso?

−Para que vayamos juntas a comer ¿qué más? −Se extraña.

−Que tierna −bromeo ¿y a esta qué le pasa?

−Así me dicen. – Si claro...escucho los pasos de los demás llegando. −Te debo tener vigilada Ángela Gr... −Le tapo la boca ¡dejó la puerta entreabierta! La miro reojo algo enojada, frunce el ceño.

− Hoooool... olvídenlo −Dice Jo apareciendo como todas las mañanas a saludarme, pero en esta ocasión viéndonos en una inusual posición. Yo sentada y Tina inclinada con la cara muy cerca mientras tapo su boca. −Nos vemos chicas. −Y se escaquea excelentemente.

− ¡Martina no lo digas en público! −Susurro mientras quita mi mano enojada, ¡podría llegar la asistente! ...Querida Astrid, lo siento, pero te miento por fuerza mayor.

− ¡No me tapes la boca de nuevo! −Su mirada dice que me ha matado de diferentes formas mentalmente.

− ¡Yo debería estar enojada! ¡Sé más prudente!

− No sé ni por qué te encubro −Dice. −Si ya estás muerta.

−Encúbreme bien −Sonrío con advertencia. −O te taparé la boca de nuevo −Le advierto bajando la vista por un segundo.

Parpadea.

−Estamos trabajando Dra.

−Si, lo siento. −No, no lo siento.

(...)

Para el almuerzo la voy a buscar y por suerte va saliendo.

− ¿Iremos? −Pregunto.

−Si por que no... −Levanta una ceja.

−Solo dime que sí. −Camino a su lado.

−Si −Dice.

−Eso fue rápido. −La miro de reojo −Por cierto, no escuche música hoy. Pero volveré dentro de poco−Anuncio. −Se me quedó el parlante.

− ¿Parlante? ¡Dios! No me obligues a echarte. −Resopla.

−Estará con un volumen considerado obviamente− ''Ángela la considerada''− es pequeño −Hago una mueca de disculpa −Fue idea de Jo.

− ¿Si Jo te dice que te tires de un puente lo haces? −Se ríe. −Eso me hizo sonar como mamá.

− ¿Eso te pondría muy triste no es así? −Le doy una miradita.

−Ahí están los demás −Me ignora. Me da un apretón en el antebrazo −Pero vamos por comida primero.

La sigo.

Danfa pasa y me saluda con la mano, hago lo mismo sonriente.

−No sabía que se conocían −Dice más pendiente de su plato.

−Si, me agrada.

Me espera y nos vamos a sentar.

− ¿De dónde la conoces? −Pregunta.

−Cuando estabas de jefa de jefazas me asistió una tarde. Es simpática −Digo sin importancia.

−Bueno, no me extraña. Eres una tipa agradable. −Concede.

¿Tipa?

− ¿Gracias? −Levanto una ceja.

Nos sentamos a comer y empiezan a llegar las chicas. Creo que no acabo de entender a Martina. Me quedo ahí mirándola mientras habla sobre su vuelta al trabajo con los demás. Siento un roce delicado en la pierna, no le tomo atención hasta que presiona un poco más con el índice sobre mi pantalón. Abro un poco los ojos esperando a que la comida siga en el tenedor, la miro por un segundo odiando el calor de mi rostro cuando hace un círculo. La muy maldita atrevida me ignora y habla tan casualmente que nadie sospecharía de nada. ¡Me las pagará!

La abordo cuando entra a su box.

− ¿Se puede saber en qué estabas pensando? −Digo. − ¿Podría informarlo sabes?

−Claro, ve y acúsame. Les encantará saber tu nombre −Sonríe confiada.

−Esto no habla bien de ti. −Pensé que con el tiempo mi opinión de Martina iba a cambiar, pero no, esta chica es del diablo.

− ¿Te hice enojar? Oh, es una lástima, y yo que pensé que tus ojos tomaban un lindo tono gris cuando te tocaba. −Lo dice, así como si nada.

Me ruborizo.

−Sabes que no me enojo −Digo. −Estuvo delicioso, pero no lo hagas −Bromeo.

Se ríe.

−Bueno. Ya que resolviste este crimen del acosador silencioso, te recomiendo ir a tu puesto. −Prepara sus cosas.

− ¿Se te olvidó que estábamos en el trabajo hace un rato también?

−Pero si esta es la hora libre del almuerzo −Dice despreocupada.

¡Ah! Pero que listilla. Doy un par de pasos.

−Técnicamente aún faltan unos minutos. −Digo cerca de su oído.

Se gira con el ceño fruncido.

−Ve a tu puesto. −Me advierte.

Con velocidad para no darle tiempo de responder, me inclino un poco y le doy un beso efusivo. No me empuja, eso es una buena señal. Nos separamos tan rápido como empezamos.

''Uuuh, ya extrañaba este sabor'' me digo hormonalmente.

−Nos vemos luego. – Susurro. No me sorprende la intensidad de sus ojos. Levanto una ceja juguetona. Antes de que me gire toca mi mejilla, me acerco de nuevo y mis manos se deslizan por su traje clínico hasta poner a Martina entre la mesa y yo, siento sus manos acariciar mi espalda... Nos besamos con impaciencia.

Al parecer a la señorita le gusta jugar tanto como a mí.

Me pregunto si podré tocar más... mis dedos suavemente exploran por debajo de su uniforme. Siento el calor de su piel, jadeo cerca de su boca. Sonrío con los ojos cerrados.

−Espera tengo que...

−Si... −Sigo con mis manos aún donde las deje. Tengo, pero no quiero irme.

Acaricio su piel.

Nos miramos. ''Martina aún quiero manosearte'' diría mi parte más sincera. Cierro la boca, pero estoy segura de que mis ojos lo gritan.

−Podríamos continuar esto −Sugiero. Después de esta pequeña probada quisiera seguir con las degustaciones.

−Puede ser −Dice vacilante. −Pero ahora hazme un favor y lárgate.

− ¿''Puede ser'' es un sí? −Pregunto.

''Ah, ah... Yo quiero mi sí''.

−Si, si − Se escuchan pasos afuera −Ahora suéltame. −Sonríe−Pervertida.

−Uh, esa soy yo −Le doy una repasada deseosa y alejándome contra mi voluntad. Ella baja su uniforme y lo alisa, veo parte de su piel, levanto una ceja y luego miro a otro lado.

Ups.

−Nos vemos −Salgo de ahí, pensando en que, si ella quiere jugar, jugaremos.

Después de todo es mi pasatiempo favorito.

(...)

− ¿Ibas a llegar atrasada? −Pregunta Astrid sentada a mi lado.

−No ¿Por? – Digo alistándome.

−Estás como si hubieses subido por las escaleras.

''Dios, maldita calenturienta'' me reprendo.

−Si, es que se me cruzó una persona en el ascensor −Pobrecita yo.

−Oh, que gente más desconsiderada.

− ¿Cierto? −Digo pensando en ese trocito de cintura que vi. ¡Martina desconsiderada!

Al salir, me voy a cambiar de ropa.

Cuando ella aparece la miro de reojo. Intento ignorarla.... Lo juro.

− ¿Nunca has hecho una locura? −Pregunta haciendo que olvide mi supuesta ''ignoración''.

− ¿Qué? – La miro incrédula dejando mis cosas. Esta quiere que me echen ¿verdad?

−Sígueme −Ordena.

− ¿Y si no? −Jugueteo. Me gano una fría mirada, sonrío burlona. Entra a los vestidores.

− ¿Qué pasa si nos descubren las chicas? −Susurro tras ella, se gira y camina hacia mí, cuando trago saliva pasa de largo y cierra la puerta con fuerza. Ahora mismo me siento como una pobre alma indefensa a la espera de la piedad de Tina.

−Diremos que se trabó la puerta. −Se excusa con simpleza, se pone frente a mí.

−Eso no es muy creíble. −Apunto algo nerviosa por lo descarado de su mirada. Retrocedo un par de pasos.

−Bueno si ellas no te creen no pasa nada, pero si sigues haciéndote del rogar haré que te despidan. –Camina hacia mi hasta que mis piernas tocan los asientos, pierdo el equilibrio y me voy hacia atrás, quedando ahí sentada con los ojos abiertos de par en par.

Ok, la parte de la piedad no existe. Una de sus comisuras se eleva con gracia por mi reacción. Recuerdo a mi abuelo diciéndome ''ten cuidado con ella''.

¡Abuelito sálvame!

− ¿Qué clase de chantaje es este? −Pregunto. Una quiere ser una buena trabajadora y le salen con esto.

−Uno sexual.

−No tenías que ser tan sincera −Digo.

Se sienta sobre mis piernas, la quedo mirando sorprendida, gratamente sorprendida ¡Y confusa! tal vez todo sea una treta para deshacerse de mí, ¡podría salir mal de tantas formas!... ¡podrían vernos! podrían descubrirnos... me doy cuenta de que ahora escondo más de un secreto.

¡Demonios! Ni siquiera me da tiempo de pensar en esa terrible revelación cuando me besa. En lugar de apartarla, la abrazo y la acerco más. No es ningún secreto esta... ¿atracción?

'' ¡Te estás besando con Martina Edwards y ella te está chantajeando!'' me reto a mí misma cuando acaricio la suave piel desnuda de su espalda, suspira en mi boca y mi mano sube lentamente, beso su cuello, y desordena mi cabello.

Me sorprendo de mí misma cuando, en un arranque de locura mezclado con calentura, la atraigo del trasero hacia mí. Jadeo y ella gime dulcemente. Una de mis manos va de su trasero a sus piernas y la acaricio, llego con el pulgar a acariciar su muslo... siento su lengua deslizarse suavemente bajo mi oreja a medida que me voy acercando a...

−... No puedo creerlo, demoré una eternidad. ¡Odio la periodoncia! −Escuchamos a Jo parlotear. Quedamos congeladas. −Enserio Trini, necesito una copa, me duele hasta la espalda.

−No se que tiene que ver. −Escucho a Trini reírse.

−Es que así no me duele. −Ríe. −Recuerda, mañana nos juntamos en... −Trata de abrir. Miro a Martina con pánico. Ella se pone de pie y se aleja de mi arreglando su ropa en silencio. Yo me peino con los dedos para salir decente. ¡¿Pero a quién vamos a engañar?! ¡Nuestro aspecto grita que estuvimos magreándonos! eso o nos metimos a una secadora.

Ellas la fuerzan, pero no se abre. ¡Te amo puerta!

− ¿Qué demonios sucede con la puerta? −Dice Jo.

−No falta el desubicada que la cierra −Miro a Martina mirar hacia ella sin interés. Antes de que abra la boca frunce el ceño y pone el índice en sus labios.

'' ¡¡Nos van a pillar!!'' muevo la boca en silencio con el corazón en la mano. Solo falta que llegue Christine, juro que si eso pasa me quito los cordones y me ahorco antes de que me ponga las manos encima.

Ella extiende la palma y pone los ojos en blanco, como si yo fuese una llorica. ¡Quién como ella que tiene el lugar asegurado aquí!

−Vamos a preguntar −Dice una simplemente. −O usemos el de los chicos.

−Muy bien −Trini al parecer tiene menos paciencia. −Pero es el colmo...

Se va parloteando.

Martina espera un rato y luego abre, sale sin esperarme. Tomo mochila rápidamente.

− ¡Eso fue muy peligroso! − Le digo mientras caminamos por el pasillo.

−Yo te veo viva −Me mira de reojo. −Además no te obligué a tocarme.

−Tú eres... ¡diabólica! −Digo.

Me mira de reojo, se ríe creída, su risa me da escalofríos.

−Nos vemos mañana García, pórtate bien −Dice tomando el ascensor y yéndose hacia arriba. Lo tomo en dirección contraria.

[...]

− ¡Dónde está tu honor basura! −Escucho mientras mi cuerpo vejado se hace bolita en la cama.

Ok no es tan así, pero aún estoy en shock hormonal. ¡No le conocía esa!

−Ella... ella se sentó en mis piernas y ...

−Y perdiste todo sentido de dignidad −Dice Omar. − ¡Hizo lo que quiso contigo!

−Ahora no podré casarme −Bromeo. −No me molestó que lo hiciese, lo que me molesta es que me ponga en peligro.

−Eres una Grant, deberías hacerte el harakiri. −Dice con severidad −Te acusaré a tu padre.

− ¿Te imaginas? Me mata.

−Si, yo creo que sí. −No lo niega. −Desde que esa chica existe solo te pones más y más en riesgo.

−Bueno, yo creo que me ha encubierto. −Hemos estado en peligro, pero siempre salimos airosas.

−Estas cegada por la calentura. −Niega con la cabeza. −No sé que es peor, que descubra quién eres, o que descubra quién eres y sepa que le agarraste el trasero a su hija.

Ese trasero, me ruborizo. ''Jaja... se lo toqué...'' baboseo. ¡Qué culito más firme!

−Solo te digo que tijereteen en otro lugar.

Enrojezco.

− ¡Nosotras no...!

−Oh por favor, Ángela. Estás de incógnito y te estás besuqueando con la hija de la persona que no debe descubrirte por ningún motivo. Así que... ¿juguemos?

− ¿Y eso?

−No te queda mucho tiempo... −Bromea. −Aunque me parece excitante todo esto, no te culpo.

− ¿De verdad crees que... Christine me mataría?

−No lo sé, pero cariño no te hará. Es su... princesita del mal −Aventura. −Cuando sepa que te la estas sirviendo...

− ¡Pero si ella me chantajea! − ¡Es mala hasta el hueso!

−Si y veo que eso te gusta. −Abre los ojos con impaciencia.

Martina.

−Vine por ti −Le digo a mi madre mientras escribe.

−Sólo dame un momento −Dice concentrada. − ¿Cómo te fue hoy?

''Genial'' pienso.

Ordené mi aspecto en el baño antes de venir, fue divertido. Aún recuerdo la cara impactada de Ángela

−Bien −Digo. Libero una risita.

− ¿Y eso?

−Oh nada −Digo sentándome frente a ella. −Recordaba un suceso divertido en la comida. –''Aún recuerdo la expresión de desconcierto de mi postre'' pienso entretenida.

−Eres rara −Dice ella.

−Tu más.

−Entonces llegarás lejos. −Se carcajea.

Claro que llegamos lejos, ahora que lo pienso esa pervertida me la iba a tocar.

Me quedo pensando en si sería bueno dejarla, por un lado me gusta que se quede con ganas de más. Pero... por el otro...

''Aaah, me divertiré contigo... Ángela Grant''.

[...]

−Bienvenida −Saluda alegremente mi madre, Noelle. Beso su mejilla y rápidamente me tiro al sofá a descansar. Ella besa a mamá, esta le da una suave nalgada y risueña sube al segundo a dejar sus cosas, la veo alejarse a una distancia prudente. Acaricio a Sandy.

−Mamá... −Digo un poco incómoda.

− ¿Sí?

− ¿Cómo es que te gusta Christine? −Murmuro. Ríe.

−Ya vas a empezar...

−No me refiero a eso −le corto el rollo. −Me refiero a que, ¿cómo alguien como ella, puede atraer a alguien como tú? Es decir, mamá es muy linda, pero tiene un genio de los mil demonios −Digo. −Tú eres dulce... y −Me mira – es imposible que ella no te dijese algo sumamente desagradable, que no te hubiesen dado ganas de desistir. −Esa mujer habla y lo arruina. Un delicado tono rosa adorna las mejillas de mamá, algo no me están contando...

−Bueno... −Empieza− En Christine hay una enorme diferencia en como trata a los demás y como me trata a mi −Dice románticamente, rodeo los ojos. −Quizás no lo creas, pero es muy dulce y puede notar primero que nadie cuando algo me molesta o adivinar que algo me va o no me va a gustar −En eso levanta una ceja. – aunque a veces lo use para molestarme.

Libero una risita.

−Como sea −continua – Haríamos lo que sea la una por la otra, no tengo dudas. Es el amor de mi vida.

''Oh... ''

−Pero si te desagradaba tanto, ¿cómo es que pudiste darte la oportunidad de salir con ella? −No veo a mamá llegando y diciendo; ''Hola Noelle, soy Christine, ¿quieres salir?''.

Cuando pienso que pondrá una expresión cursi me sorprende con una de intensa molestia.

−Porque me chantajeó −Gruñe. −Y me mintió. −En eso se toca el mentón−Maldita Christine.

Carajos no estoy ayudando a mamá en esto y mamá Noelle a mi tampoco.

Solo es una desafortunada coincidencia...

−Pero lo logró. −Lo considero un poco. Conociendo a mamá, el fin justifica los medios.

−Si, pero tuvo que cambiar esa manía que tenía de controlar a la gente y de ser tan ruda para pedir las cosas −lo piensa −Y de mentir.

− ¿Y no temes que ella te mienta de nuevo?

−No, le dije las cosas claras. Si volvía a hacerlo se podía ir directamente a la...

−Entendí. −Digo.

−De todas formas, no me parece muy útil calentarme la cabeza con ello −Dice. −Lo que tenga que pasar pasará, ya está bien grandecita para andarla cuidando −Ríe. Me mira moviendo las cejas. − ¿Qué pasa? ¿Una chica?

− ¡¿Por qué tendría que ser una maldita chica?! −Espeto ruborizada−Estuve varios años con un hombre, recuérdalo. −Gruño.

Respeten mi currículum hetero.

−Si, pero te sonrojaste −Dice con ambas palmas en sus mejillas. −Así que le atiné. ¿No es la que está en motocicleta o sí? ¿Quién es?

− ¡Nadie! – Odio que me jodan con alguien− ¡Ella solo es...!

− ¿Es o no es? −pregunta con los ojos brillantes.

−Claro que no −Digo. No debí haber preguntado cosas. −Eso no es posible.

−Lo es −Dice sonriente. − Aaaaw ¡Te gusta una chiquilla! − ¡Olvidé mencionar que mamá es una molestosa de lo peor!

− ¡Claro que no! ¡Vámonos Sandy! −Me voy con mi puerca a mi cuarto bajo su mirada de diversión. ¡Nunca más le pregunto algo así! ¡En esta casa nadie es normal!

Ángela G.:

Me quedo pensativa en el sofá de mi hermana mientras las veo con Aida pintarse las uñas. Una asquerosa capa verde oscura adorna sus rostros.

−Ángela, segura que no quieres... −Empieza Catalina.

−No. −No pondrán sus manos sobre mi y no pienso pintarme las uñas. Ni para las galas de papá me las pinto.

Empiezan a hablar de unos chicos que al parecer conocieron por ahí, me concentro en mi juego de Mario. Algunos pensarían que me compro los últimos modelos de consola, pero esta preciosidad retro, Game Boy me produce nostalgia.

Aunque si, tengo los últimos modelos.

− ¿Y tú? −Escucho, levanto rápidamente la cabeza para volver al juego. Ambas me miran expectantes.

− ¿Yo qué?

−Anda, cuéntanos sobre tu chica ideal.

−La chica ideal no existe −Digo. −Todas están locas.

−Eso te incluye, ¿sabes? −Aida pone cara de pocos amigos.

−Si, pero digamos que prefiero a una con una locura similar a la mía o menor.

− ¿Que le gusten los juegos?

−Si, pero no es excluyente. −Bromeo como si fuese un currículum.

− ¿Alta o baja?

−Me da igual.

−Ruda o fresita −Bromean.

−Un poco de esto, un poco de aquello. −Digo más interesada en el juego.

−Rubia o morena.

−Me da igual −Digo.

−Voluminosa o plana.

− ¡Muy voluminosa! −Bromeo. Se ríen. Por alguna cochina razón pienso en Martina, aunque ella está lejos de ser voluminosa, me sonrojo y pongo cara de tragedia ¡Ángela las cosas que piensas! Y entre cada pensamiento pierdo mi última maldita vida. ¡Iba a batir mi récord!

−¡¡Noooooooo!! −Lloriqueo con ambas manos en mi cabeza. ¡Como odio a esa mujer en este momento!

No, no es verdad.

−Pues yo creo que mejor te cases con una de esas cosas−Catalina levanta el mentón con desprecio.

− ¡Me haría muy feliz! −Apunto pensando en el titular ''Mujer rica y chiflada se casa con sus videojuegos''.

−Como dos hermanas pueden ser tan distintas... −Se sorprende Aida.

Nos interrumpe Enrique.

− ¿Cosas de chicas? −Pregunta.

Gruño.

−Ángela, nuestro padre te llama −Dice −Y no se ve contento.

− ¿Se ve contento alguna vez? −Catalina se ríe.

−Ya sabes a que me refiero −Dice este.

Voy de mala gana a su oficina, levanta la cabeza y sus fríos ojos van de mi a mi consola. Levanto una ceja.

−Hola −Digo.

−Ángela −Dice. −Supe que estás trabajando... en el centro.

Mi rostro sigue igual que siempre, con papá ya estoy acostumbradísima a mentir.

Enrique de mierda soplón.

−Si −Digo. −hay unas consultas.

−No deberías estar ahí.

−Yo estoy dónde quiero.

− ¡Silencio! ¡No deberías estar ahí, deberías quedarte en la mansión con tu hermana! −Me advierte.

−No lo haré. −Digo. ¿A qué viene todo esto? supongo que a papá le decepciona que mi profesión no aporte a la familia o algo así, o quizá que trabaje para alguien. Es un misterio, de cualquier manera, no me importa.

−Acá están seguras y cómodas, no te falta nada, puedes disfrutar del servicio.

− ¿Es una broma? −Sé que no lo es, el jamás bromea.

−Tal vez podrías poner una consulta por acá cerca −Aventura.

−No gracias, ya tengo los Spa. −Digo. −Disfruto estar allí, y a mis compañeros de trabajo −Digo. Papá me mira a los ojos, al parecer decir lo último fue un error.

¡¿Cuál es su maldito problema conmigo?!

−Mira, sé que no te agrada, pero estoy bien ahí, feliz y tranquila. Déjame en paz y no te entrometas −Cierro la puerta en su cara.

Me voy a mi cuarto, no quiero que me jodan con preguntas. 


-----------------------

OAAAAAAAAAAY

¡¡Tinaaaaaaaaaaaaa!!

Enserio, esa se manda sola, la pura e inocente escritora no tiene nada que ver :'c 

Y hablando de pureza e inocencia... 

Anuncio que estamos trabajando en conjunto con @Myrac93 para entregarles un relato muy sensual y divertido con lo mejor de cada una para el distinguido y morboso público ;D 

Porque somos del pueblo, para el pueblo y con el pueblo, arriba y abajo del pueblo. Ok no

¡Espérenlo, abrazos!


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