𖥸𖥸𖥸
El tiempo pasaba, claro estaba.
Había pasado más de un año desde que Fred le había enviado la carta diciéndole su identidad a la dueña de las cartas.
Había pasado más de un año desde que May dejó de enviarle cartas al pelirrojo al que amaba tanto. La vergüenza que había pasado aquel día que recibió la carta de Fred fue poca.
Se suponía que su identidad siempre sería secreta, que Fred nunca se llegaría a enterar de nada. Y le había salido mal la jugada.
Pero que podía hacer ahora? El pelirrojo no la vería más... y cuando decidió ir a Sortilegios Weasley por su propia cuenta para decirle que le quería, vio como el mismo Fred coqueteaba con otra chica.
Se acobardó tanto y se sintió tan humillada que dejó de enviar cartas. Aunque le doliera, no quería hacerse más daño.
Vamos, él era Fred Weasley, él era la descripción de perfección ante sus ojos y los de muchos.
Ella solo era May, May Russell, la Hufflepuff tímida. La chica que ahora trabajaba de mesera para poder pagar el alquiler a la vez de cuidar a su abuelo y estudiar.
La chica miraba la carta que Fred le había enviado, aún la conservaba. Nunca la tiraría.
Nuestro amor es como la brisa, no puedo verlo, pero sí que puedo sentirlo.
Nunca te olvidaré, chica de las cartas.
Atte. Fred Weasley
Aún la recordaría? Si era así... por que no probarlo? Por qué no escribirle de nuevo?