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Fred leía la carta y de un suspiro de estiró en su cama mientras pensaba cómo sería la dueña de las cartas.
Alta? Baja? Con pecas? Morena? Pelo liso? Corto? El pelirrojo no tenía ni idea pero en realidad le daba igual.
La manera que tenía la chica de escribir era hermosa... ella ya se había ganado a Fred, sin embargo no sabía como demostrárselo.
-Lo tengo!- dijo Angelina después de un rato.- Como te envía las cartas?- preguntó ella.
Fred ahora frunció el ceño. Las cartas siempre aparecían en su puerta... aunque la primera estaba encima de su escritorio. Lo que significaba que era de Gryffindor?
-Es de Gryffindor, creo.- dijo después de un rato.
George frunció el ceño pensando en lo equivocado que estaba su hermano.
-Eso no lo sabes, puede que le pida alguien que deje las cartas ahí... no debemos confiarnos.- dijo este a lo que Lee le dio la razón.
-Por qué no le escribes una carta tú? Déjasela donde ella te deja las cartas... puede que así tenga más confianza de decirte algo.- dijo la morena.
Fred sonrió algo emocionado pero triste.
-Yo no se escribir tan bonito como ella.- dijo algo desanimado.- Soy un desastre con la poesía.
-Mientras te salga del corazón no importa lo mal que escribas.- le aconsejó Lee.
El pelirrojo asintió mientras tomaba una pluma y una carta de su escritorio. Suspiró hondo pues estaba algo nervioso.
-Allá vamos.