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CAPÍTULO DOS
LIBRE EN EL HURACÁN
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SIN DUDA ALGUNA, EL presentimiento de lo bien que se sentiria atravesar el huracán Agatha para Aurora, era la mismisa gloria.
Dejando de lado y evitando pensar en todo el desmadre que causaria el tornado, aún más siendo el lado pogue de la isla, Rory lo esperaba con ansias.
No por ganas de querer salir a surfear, como harian John B y Pope por el mediodia, o solo por recorrer rebeldemente los caminos de la isla mientras el huracán arrazaba con todo; es más, aquello le parecia una semejante estupidez.
En cambio para Rory, al igual que cualquier otro día lluvioso, este era la oportunidad para salir de la cabaña en la que vivia con sus dos abuelos, y acercarse hacia el muelle para empezar a sentir como las gotas de agua y pequeñas piedritas caían de a montones chocando contra su rostro, empapandola en el camino.
Demasiado cliché, ¿No creen?. Tal vez si lo era. Pero la sensación de adrenalina que corria por el cuerpo de la castaña en momentos como ese, no tenían comparación a una ridícula grabación.
Luego de aquel día haber sido recogida por su dos mejores amigos, todos fueron al gran hotel que se encontraba en construcción como habitualmente solian ir por las tardes.
Y ahora aquí estaban, cinco pogues desplazados por la cabaña de John B.
Rory bostezó por última vez recostada sobre la cama que compartia con Kiara, para luego enforcar toda su atención en el castaño, quien mientras preparaba una taza de café, miraba a algún punto fijo perdido en sus pensamientos.
Aurora, a diferencia de sus otros tres amigos restantes que intentaban animar a John B desde otro punto de vista, procuraba apoyarlo desde un lado algo más sentimental. Ajham, extraño viniendo de ella. Pero copartiendo aquel mismo sentimiento de abandono que el de rulos experimentaba desde la desaparición de su padre, Aurora no podía soportar ver a su mejor amigo de esa manera y sin ningún apoyo.
Así no lo pensó dos veces antes de seguir al castaño, a quién vió como se recostaba en la mecedora y observaba una vez más el mar perdidamente...
—Hey—habló en tono suave. John volteó, sorprendido por encontrarse justamente a Rory frente a él.
Sin embargo, el castaño no respondió y simplemente se movió hacia un lado de la mecedora, palmeando su costado.
Un silencio acogedor con un toque de melancolia rondaba por el aire entre ambos, como si de un aura se trataba. Ninguno dijo nada, pues tampoco hacia falta. Rory sabía que el de rulos a su lado agradecia eso, pero se sorpendió rotundamente cuando fue él mismo quien tomó la palabra.
—Lo extraño, ¿Sabes?.—soltó junto a un suspiro y una risa sin nada de gracia, repentinamente.
Aurora mantuvo su mirada en el mar frente a ella. Analizando las palabras de su amigo, decidió voltear y efrenteralo.
—¿Sabes que haremos este verano?.—preguntó con su tono tranquilo habitual pero algo brusco. Tanto, que John B la miró con sus cejas alzadas.
—¿Fiestas pogues en la playa?—cuestionó con duda ante la mirada de incredulidad que le dirigió la castaña.
—Buscar a ese estúpido hombre que de seguramente aún no aprendió a erizar bien su bandera y está perdido, naufragando sin rumbo.
Ambos rieron entre sí por las verdaderas palabras de la castaña. Pero la sonrisa del de rulos se desvaneció poco a poco, y preguntó dudativo.—¿En verdad crees eso?.
—Lo buscaremos por cielo y tierra. Y luego lo traeremos aquí de nuevo. Haremos que nos cuente sus absurdas mentiras sobre como un gran tiburón atacó su lancha y después de eso, nos tiraremos sobre la arena, justo aquí. Hablaremos de la vida y observaremos las estrellas hasta que amanezca.
—...Y te prometo, John B, como que me llamo Aurora; que no pararemos hasta encontrarlo.
Y con una valentia y confianza dentro suyo, el castaño infló su pecho y levantó su mano en el aire.—¿Somos pogues?
—Para siempre.
Al fin y al cabo, eran pogues. Y su meta este verano, era divertirse.
☆ﾟ. * ･ ｡ﾟ
El huracán había dado comienzo, y las personas comenzaban a alterarse y ocultarse dentro de sus viviendas.
Rory se encontraba en la cabaña de John B sola, pues él y Pope habian decidido que ir a surfear en aquel día era de las mejores decisiones —notese el sarcasmo—
Guardaba sus pertenencias lo más veloz que sus manos podían moverse. Pero no ayudaba la idea de tener todo desplazado por cada parte de la chosa.
Suspiró frustrante una vez que acabó, y caminó hacia el perchero de la esquina donde su chaqueta de tela y jean floreada se encontraba colgada. Se colocó la prenda y una vez fuera de la casa, el viento azotó bruscamente sobre su rostro.
Su mirada intentó enfocarse en dos personas a lo lejos dentro del mar y una vez que lo comprobó, corrió hacia un tejado para emprender camino hacia la escuela.
¿Quién demonios iba a la escuela en medio de un huracán Agatha? Nadie más ni nadie menos que Aurora Ambrose. Rory debía hacer un recorrido por la preparatoria "Carmensia" y reencontrarse con el profesor Soomer para devolver los libros que tomó prestados durante el invierno. Y claro que aprovecharía para tomar unos nuevos...
A unos metros pudo diferenciar la entrada de la unica escuela secundaria en la isla, tanto para pogues, como para kooks. Dejó de correr en cuanto puso un pie dentro de esta, e intentó escurrir su largo cabello ya mojado por la tormenta.
Vió como una de las empleadas que se encargaba de la limpieza pasaba frente a ella, y se acercó a preguntar—Disculpa... ¿Está aquí el profesor Soomer?
La pálida mujer pelinegra sonrió a medias y señaló al final del corredizo, donde el señor de más de 40 años se encontraba con lo que parecía ser otro estudiante.—Por allí.
Rory frenó en seco e intentó agudizar su vista; gran fracaso. Decidió acercarse sin darle más vueltas al asunto, nana y labu ya deberían de estar preocupados.
Quedando frente a las marcas espaldas de ambos muchachos, la castaña carraspeó su garganta—Profesor Soomer...
El hombre se volteó con su habitual rostro serio. Pero una sonrisa se anchó en su cara cuando notó la presencia de Aurora, su alumna —en secreto— favorita. Extraño si me lo preguntan a mí viniendo de un hombre extremadamente millonario y kook de pies a cabeza.
—¡Rory, has venido! Yo que pensaba en desarmar la gran montaña de libros que tengo preparados para tí.
En cuanto el otro chico parado frente a ella volteó, el humor y la sonrisa amistosa de Rory cayeron automáticos.
Claro que tenía que encontrarse a Topper Thornton en la escuela en medio de un huracán fuera.
Sin embargo, supo manejar la situación e intentó no prestar atención al ricachón parado al lado del profesor, quien no sacaba su mirada de encima de ella.
Rory no podía descifrar si aquella mirada era buena o mala, pues su vista estaba fija en lo que Soomer le decía, aunque no estaba prestando atención en nada de aquello.
—Rory...
Asintió distraida hacia el hombre, y este sonrió extrañado.—Pregunté como estaban tus abuelos.
—O-oh, ellos... Ellos están bien. Ya sabe, mucho trabajo durante el día y esas cosas...
Aurora no entendía que era lo que la ponía de esa manera. Jamás había actuado así, mucho menos frente a un directivo. Pero luego, entendió que parte de su comportamiento era debido al kook frente a ella, que al final de todo sí, la miraba con un desprecio disimulado.
¿Esperabas otra cosa? <se cuestionó su subconsciente.
—Muy bien, Rory—habló el hombre irrumpiendo el silencio que se había formado—Fué un placer verte otra vez. He separado algunos libros para tí, están en tu casillero. Vé a casa y cuidate a tí y a tus abuelos.
Lo único que escuchó con claridad fueron LIBROS y CASILLERO. Pero igualmente se obligó a ser amable y sonreir—Igualmente, profesor Soomer. Nos vemos luego...
Caminó hacia su looker, escuchando unos ultimos susurros y luego unos pasos. Aunque dudó de que ambas personas se hubieran ido, lo dejó pasar.
Abrió su casillero encontrandose con tres libros de tapa vieja y algo marcados, y sus ojos brillaron. Escucho una exclamación parecida a una risa y observó de reojo a Topper parado a unos metros de ella. Decidió ignorarlo y comenzar a meter los libros dentro de su mochila. Pero en el acto, un grupo de atletistas entraron por la puerta del costado. Uno de ellos golpeó a Rory en el hombro, ocasionando que dos de sus libros resbalaran de sus manos y cayeran.
Pero antes de que el grupo desapareciera, uno de ellos exclamó—Sucia pogue.
Aurora suspiró. Inclinandose para recoger sus cosas, mientras presenciaba como todos reían, inclusive le pareció escuchar a Topper saludar a la misma persona que habia chocado intencionalmente con ella.
Mientras recogia el último libro "Amor de invierno", 60 dolares que había ganado el fin de samana en el restaurante de los Carrera, cayeron del bolsillo de su chaqueta.
—Wow, Rory. Parece que tú y tus amigos se toman muy encerio el trabajo de salir a robar por las noches—la voz de Topper resonó por los solitarios pasillos de la preparatoria.
Cerró sus ojos en un intento desesperado de calmar sus nervios. No es que tuviera miedo de Topper, pues podía asegurar que él solo la molestaria con absurdas palabras. Pero habría sido distinto si aquel que se encontrara frente a ella fuera Rafe Cameron. Ahí si que no podría asegurar nada...
Aurora caminó silenciosa, y la satisfacción de Topper aumentó por aquello. La castaña pasó por su lado aferrada a las correas de su mochila, pero él puso un pie delante de ella provocando que Rory frenara en seco.
Se acercó cautelosamente por detrás y corrió un mechón de su pelo, enredandolo en su dedo con delicadeza. Aurora padeleció, ya no estaba tan segura de sus palabras.
Y como si nada hubiera pasado, el rubio rompió todo contacto que haya podido haber entre ambos.
—Saluda al resto de tus amigos de mi parte—y luego de decir aquello, se marchó. Caminando y desapareciemdo por una de las columnas.
Rory quedó estática, como si al mover un pie de su lugar se derrumbaria. ¿Qué demonios había sido todo eso y porque había reaccionado de esa manera?...
☆ﾟ. * ･ ｡ﾟ
Luego del incidente en la escuela, Aurora pudo suspirar tranquila en cuanto piso su casa. El cielo ya se ponia aún más oscuro de lo normal logrando que la luz fuera tenue. La marea parecia descontrolada a la vez que afuera todo se revolvia como si en cualquier momento desapareciera.
Vaya mal humor, Agatha.
Caminó por la casa sin notar aún la presencia de labu Paul, quién se mecia en su silla mientras leía el periódico de la mañana—¡Rory, querida! Al fin estás en casa.
La castaña se sobresaltó al escuchar la voz de su abuelo, y sonrió enternecida al verlo en aquella posición.
Se acercó a besar su mejilla y dejar un abrazo mojado—¿Cómo estás, labu? ¿Dónde está nana?
—Vaya que vienes preguntona. Tu abuela está tomando una siesta. Al parecer los Carrera tuvieron más trabajo de lo normal—comentó el anciano sin despegar la vista de los papeles sobre la redonda mesa de madera.
Rory soltó un sonido de afirmación y caminó hacia la lasena para tomar un paquete de galletas.
—¿Y bien?—preguntó su abuelo.
La castaña lo observó confundida—¿Qué?
Adam rió y rodó sus ojos—¿Dónde estuviste todo este tiempo?
—Oh, fuí a la escuela para devolver los libros que tome prestados. Por cierto, el señor Soomer me dió "Amor de invierno" ¡¿No es eso genial?!
Adam la miró y negó divertido. Y sin querer, un pensamiento llegó a su cabeza; ¿Qué sería de mí sin el amor de mi vida y mi nieta?
—Eso es fantástico, cielo.
La castaña asintió freneticamente a la vez que tomaba otra galleta y caminaba hacia su cuarto—Iré a quitarme la ropa mojada, labu.
Exhaló una vez dentro y tiró su mochila hacia su cama. Caminó hacia el armario y tomó unos anchos pantalones de tela con corazones y una larga playera negra de JJ, ¿O de John B? Realmente no lo recordaba.
Se lanzó sobre su cama una vez echa la tarea, y no pudo evitar quedarse mirando el techo unos cuantos minutos.
Que día más alocado <pensó
Y de pronto una idea llego a su cabeza erizando los vellos de cada parte de su piel. Miró hacia la ventana, donde podía verse toda la isla. Sentandose rápidamente, logrando un leve mareo, colocó sus viejas converse y caminó hacia el remarco.
En cuanto levantó la manija de esta, el viento y pequeñas gotas dieron paso dentro de sus paredes, haciendo que algunos papeles sueltos en su mesa de noche se revuelvan por el suelo. Sonrió ante eso.
Resó una vez más en su vida para que sus dos abuelos no la oyeran, y traspasó el ventanal. Cuando sus pies tocaron el frío y mojado suelo arenoso, un sentimiento de libertad indundó sus pulmones.
Y ahí se encontraba otra vez ese revoloteo que bailaba dentro suyo.
En segundos se encontraba igual de mojada que todo a su alrededor. Abrió la boca un par de veces para ingerir las gotas que caían y río a carcajadas.
Y es que no podía evitarlo. Aquellos insicnificantes momentos extraños para cualquiera, pero valiosos para Aurora, eran los que lograban arrastrarla hacia la libertad.
Y es lo unico que Rory deseaba con ansias... Ser libre.