En el taller estábamos nosotros y otros 10 chicos, de diferentes secciones.
— Bueno bienvenidos a todos, soy la profesora Amelia.— Era una mujer un poco más grande que mi supervisora, su cabello era rojo y su color de ojos eran de un verde raro. — Seré la encargada de guiarlos en el taller, hablaremos de arte y realizaremos algunos trabajos libres. Estoy para ayudarlos, cualquier duda pueden consultarme.
Ninguno dijo nada, por lo que ella buscó algo en su escritorio, era una caja con hojas y lápices, que fue dejando en cada banco.
—El arte es toda forma de expresión de carácter creativo que poseen los seres humanos. Es la capacidad que tiene el hombre para representar sus sentimientos, emociones y percepciones acerca de sus vivencias y el entorno que lo rodea.— Al terminar de repartir las hojas, se sentó en su escritorio con los brazos cruzados. —Esa es una de las definiciones del arte. Su tarea de hoy será decirme que es para ustedes el arte y expresarlo a través de un dibujo o un poema, cualquier cosa que quieran hacer. No tiene que ser perfecto, tiene que ser real.
No sabía que hacer, estaba bloqueada. Todos estaban muy concentrados en sus hojas incluso Zaril, quien decía que lo suyo no era el arte, se encontraba muy concentrado en su dibujo.
La profesora estaba sentada en su escritorio leyendo, yo solo me dedicaba a observar todo el lugar nerviosa por una respuesta. ¿Qué es el arte para mi? No lo sabía, no tenía ninguna idea de que dibujar o responder.
Mi mirada se perdió en las luces del techo, todo el techo estaba pintado de mariposas grises y azules. Eso me dio la idea de dibujar una chica, bajo una lámpara, de su cabeza salían mariposas.
Era la mejor manera de expresar como me sentía, lo aturdida que se sentía mi cabeza y la impotencia de saber que estaba tan cerca de la verdad pero a la vez tan lejos de conocerme.
No se cuanto tiempo paso, quizá una hora o menos, pero estaba conforme con el resultado, realmente era buena dibujando. Solo me faltaba responder que era el arte, al observar mi dibujo, entendí lo que era para mi el arte.
<<El arte es la manera que tiene el alma de poder hablar, expresar lo que uno siente a través de en un dibujo, un escrito o cualquiera que fuera la manera que tiene la persona para desahogar sus sentimientos.>>
Estaba tan concentrada en mi trabajo, que no note que la profesora se encontraba detrás mío, observando mi dibujo. — Es maravilloso, no solo hablo el dibujo sino también la manera que tienes de hablar sobre el arte. — Hablo de manera que solo yo pueda escucharla.— Tienes un futuro de artista, increíble.
Antes que pueda contestar sonó la alarma, anunciando que era la hora del descanso.
— Muy bien, pueden firmar sus trabajos y dejarlos en mi escritorio.— Habló la profesora.— La próxima clase hablaremos de ellos, y trabajaremos con pintura. Que tengan un excelente día.
Todos se marcharon dejando sus trabajos, excepto yo.
—¿Pasa algo?— Preguntó la profesora.
—No sé cómo firmar, no recuerdo mi nombre.
—Bueno puedes firmar de la forma que más te guste, o buscar un nombre temporal. — Me ofreció una sonrisa. —De la manera que yo lo veo, tienes la posibilidad de ser la persona que quieras.
En este momento no quería ser nadie, solo quería desaparecer.
Firmé mi dibujo con un signo de pregunta, se lo entregue y me marché.
Los chicos me esperaban fuera todos con una cara de preocupación, eso me alarmó.
— ¿Paso algo?— Pregunté.
— Tenemos que contarle. — Dijo Zaril, ganándose una mala mirada de todo el grupo.
— No estamos seguros si es verdad, puede ser una mentira para que ella caiga. — Aradia se notaba más seria de lo normal.
— ¿Y eso que?— Zaril lucia serio, demasiado.— Ahora ella es parte de nuestro grupo, no podemos guardarnos secretos mucho menos si esos secretos tienen que ver con ella y su...
— Zaril basta.— Sam lo callo antes de que pueda terminar.
— Pueden dejar de hablar como si no estuviera aquí.— Intervine molesta. — Quiero que me digan lo que saben, ahora.
— Sino me lo dicen esta alianza se termina ahora.
— No estamos seguros de que sea verdad, quizá ellos...
— Sam.— Lo interrumpí, la situación me estaba poniendo nerviosa. — Quiero que me digas lo que saben, luego analizamos si es verdad o no.
— Nahama ayudó a su supervisora a llevar unos papeles, cuando estaba volviendo ella escuchó a los de la elite hablando de ti.— todos me miraban preocupados, como si lo que fuera a decir no me iba a gustar. —Ellos se reían de como habían lastimado a tu familia.
Mi respiración se detuvo, mis manos temblaban quería salir corriendo de este lugar, quería estar sola.
— Eso no puede ser cierto, ni siquiera estoy segura de tener una familia.
— Ellos fueron muy específicos con datos que parecen reales.— Hablo Sam.
— Hace dos minutos me decías que no estaban seguros y ahora estas convencido de que es cierto. — Dije enojada. — ¿Cómo se que no me están mintiendo? Quizás este fue su plan todo este tiempo ponerme, en contra de ellos llenándome la cabeza de mentiras para que me una a su grupo.
— Eso no es cierto jamás te mentimos.— Zaril parecía dolido pero eso no me importaba, estaba muy enojada.
— ¿Y eso quien me lo asegura? Tengo que confiar en la palabra de pacientes psiquiátricos, porque si mal no recuerdo los pacientes que están en la verde son los más cerca de salir y ustedes son de la sección violeta.
—Te dijimos el motivo por el que nos encontramos en esta sección.— Sam estaba tan molesto como yo, se le notaba.
— ¿Por eso les tengo que creer? Y que si ellos son los buenos y ustedes son los malos que no pueden salir de este lugar, por eso necesitan mi ayuda, ustedes tratan de usarme y manipularme.
— Esta bien, estas molesta y confundida pero te estas pasando. — Nahama trataba de calmar las cosas pero yo no quería hablar con ellos no ahora.
— Los quiero lejos de mí, si alguno se me acerca iré con los supervisores y les contaré su estúpido plan de salir de este lugar. —No les di tiempo a contestar solo me fui.
No estaba segura a donde me dirigía lo único que sabia es que quería estar lejos de todos, mi corazón dolía y mi respiración me estaba fallando. Voy a morir, pensé mientras mis ojos se llenaban de lágrimas. Mis piernas me fallaron y caí arrodillada cerca de una puerta. La puerta se abrió y zafira salió arrodillándose delante mío.
— Estoy aquí tranquila.
— Me estoy muriendo.— Dije entre sollozos.
— No estás muriendo, estás teniendo un ataque de pánico. — Cuidadosamente retiro mis manos de mi pelo y las puso en mi rodilla.— Mírame a los ojos e imita mi respiración, inhalo y exhalo.
A medida que iba imitando su respiración los síntomas se iban relajando.
— ¿Te sientes mejor? — Asentí, no tenía fuerzas para hablar.— Bien vamos.
Me ayudo a levantar y me guio dentro de su oficina, me senté en el sillón mientras ella me servía un vaso con agua.
— Lo siento. — Decidí romper el silencio. — Entre en una crisis y en el momento de desesperación no me di cuenta que estaba en su oficina, supongo que me perdí.
Me sentía avergonzada por como me había encontrado, tenía tanta frustración.
— Tranquila, los ataques de pánico no son algo que tengas que avergonzarte, tampoco son un show o una exageración. ¿Cuándo uno tiene una lesión a donde va?
— A un médico. — Respondí confundida, no entendí el punto de su pregunta.
— Exacto va un médico especialista en esos casos, uno se da cuenta que está lesionado por los síntomas que presenta, por ejemplo un dolor al caminar.
— Si eso es algo lógico, no entiendo qué tiene que ver conmigo.
— Porque eso mismo pasa con la salud mental, uno puede ir acumulando muchas cosas malas en la cabeza, en este caso los síntomas se expresan a través de ataques de pánico o la ansiedad. El punto es que la salud mental es igual de importante que la salud física, en el ejemplo de la lesión puede ser tratada por un especialista, en este caso también. Lo que sientes es atemorizante, pero no es peligroso, tus ataques de pánico pueden ser tratados.
— Gracias. — No podía decir nada más, pero sus palabras habían sido tranquilizadoras, me hizo entender que no estoy sola en esto y que un día voy a dejar de sentirme así.
—¿Quieres contarme por qué te sentías así?
Por un momento me entro una duda algo no iba bien, como si ella me estuviera ocultando algo eso no podía ser.
Por el momento ella era la que mas sabia sobre mi eso le daba mas poder que el resto, podría usarlo a su favor pero la pregunta era si realmente lo usaría en mi contra. No creía que eso fuera posible, porque entonces ella seria una mentirosa y yo una idiota por haber bajado mi guardia.
— ¿Usted sabe quién soy?
— ¿A qué te refieres? — Preguntó confundida. — Ya lo habíamos hablado, un grupo te encontró y..
— Sabe a lo que me refiero doctora, quiero la verdad no las mentiras escritas. — Estaba enojada y cansada de que todos me quieran ver la cara de estúpida.
Su cara paso de confusión a una totalmente seria, eso dolió mas de lo que esperaba. No porque ella me importara sino por el hecho de no poder confiar en nadie, todos me mentían y yo era una estúpida. Me sentía tan impotente.
— Lo único que sé es que los jefes de este lugar no quieren que salgas.
— Así que usted sabía que Agaris y todo su grupo me quieren muerta.— Su silencio respondió por ella.— Y tuvo el descaro de fingir que le importaba como me sentía. Es una hipócrita, no se merece su título.
— No sabes nada de mi.
— No pero lo único que me ha mostrado es ser como ellos. Mantienen a personas encerradas, haciéndolos pasar por locos. ¿Hace esto por dinero? ¿O es por que le gusta ver sufrir a las personas?
— Jamás lastimé a ninguno de mis pacientes, mi prioridad siempre fue que ellos estén bien mentalmente.
— Mentiras.— Dije mientras me levantaba del sillón.— Es lo único que dice, mentiras. Promete ayudar a sus pacientes a mejorar y poder salir, pero en realidad lo único que hace es ilusionar a las personas, para que se queden en este asqueroso lugar.
— No sabes todo lo que tuve que pasar, estar en este lugar tampoco es fácil para mi.
— Claro pobre doctora, debe ser muy difícil tener que manejar la vida de tanta gente.— Reí. — Imagine lo que estar en este lugar toda su vida solo porque gente de mierda le quiere hacer la vida imposible. Tener toda tu vida controlada por extraños, estar medicado todos los días, desconfiar de todo y todos. ¡¿Sabe lo que es no dormir por el miedo de que alguien entre y te mate?!
— Nunca fue mi intención dañar a nadie, solo quiero ayudar.— Sus ojos estaban llenos de lágrimas.
— Demuéstrelo. — Dije acercándome a ella.— Ayúdame a salir de este lugar, ayúdame a recordar.
— No puedo. — Desvió su mirada al suelo.— La familia Silent es muy poderosa, no hay nada que pueda hacer.
—¿Es eso lo que se repite todas las noches para poder dormir?— Ella me miró pero no dijo nada.
Salí de su oficina enojada, estaba cansada, no me importaba si me mandaban a la sección negra, tampoco si la elite me quería muerta.
Ya no me interesaban los aliados ni tampoco recordar, lo único que me interesaba era escapar. Como dijo mi profesora de arte, esta era mi oportunidad de ser quien yo quisiera.