Hasta el próximo verano

Af LeilaRipiano

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Desde pequeña Kaia Green pasa sus vacaciones en El Monte donde está la casa de verano de sus padres. Allí se... Mere

Hasta el próximo verano
PASADO 01. Verano de los 11 años
02. Verano de los 12 años
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04. Verano de los 14 años
05. Verano de los 14 años
06. Verano de los 14 años
07. Verano de los 15 años
08. Verano de los 15 años
09. Verano de los 15 años
10. Verano de los 15 años
11. Verano de los 16 años
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13. Verano de los 16 años
15. Verano de los 17 años
16. Verano de los 17 años

14. Verano de los 16 años

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Af LeilaRipiano

{VERANO DE LOS 16 AÑOS}

Aquel año, la fiesta de fin de verano se hacía en nuestra playa y estaba demasiado entusiasmada por poder asistir al fin.

La fiesta era tal cual había imaginado: una fogata en el medio de la playa, círculos de amigos riéndose, parlantes de música esparcidos por la arena y cubos con botellas de alcohol y hielo en medio de los diferentes grupos de amigos.

Gina y yo nos habíamos juntado para arreglarnos en su casa antes de ir a la fiesta. Ella me había hecho una trenza en un mechón de cabello rubio con pequeños caracoles y argollas que me había encantado. Me puse una bikini negra bajo la ropa porque esa siempre era mi elección para ir a la playa, aunque fuera de noche. Había elegido un short de jean con unas pequeñas rajaduras, una camiseta blanca y encima me había puesto una chaqueta de jean por si llegaba a tener frío.

Cuando llegamos, la playa ya se encontraba llena de gente. El primero que nos interceptó fue Derek, uno de los chicos del grupo de surf de Cole. Como siempre que nos cruzábamos, se detuvo para decirme algo.

–Ay, Kaia, Kaia, ¿ya te he dicho que eres mi extranjera favorita?

Me reí y puse los ojos en blanco. Derek siempre aprovechaba para coquetear conmigo cuando nos veíamos. Me lo tomaba a gracia porque nunca se tornaba pesado, aunque sabía que lo que me decía era medio en broma, medio en serio.

–Derek, ser de la capital no es ser extranjera –me quejé.

–No me importa, eso hace más dramática nuestra relación.

–¿Qué relación? –se burló Gina con los brazos cruzados.

Derek entrecerró los ojos, mirándola mal.

–No seras la tía de nuestros hijos.

–Bien. No me gustaría ser tía de niños invisibles –respondió ella, provocándome una carcajada.

En ese momento, escuché que alguien me llamaba a lo lejos. Alcé la vista siguiendo su voz. Cole me saludó desde donde se encontraba. Estaba con Matt y sus amigos de la escuela de surf en una de las esquinas, un poco alejados de uno de los parlantes que reproducía música. En medio de ellos también había un cubo con botellas de alcohol. Tenía que recordar darle a Cole el dinero del alcohol que compró también por mí.

Cole comenzó a acercarse en nuestra dirección y Derek resopló.

–Fue bonito nuestro affair mientras duró, ahora viene tu señor. Me escarparé antes de que me descubra.

Lo miré abriendo mucho los ojos. Vaya que tenía imaginación.

–¿Le tienes miedo a Cole? –se rio Gina.

–¿A Cole estando solo? No. ¿A Cole cuando se trata de Kaia? Sí –afirmó, luego miró encima de su hombro y vio que Cole ya estaba por alcanzarnos y salió corriendo.

Miré a Gina negando con la cabeza.

–Está loco –dije.

–En parte tiene razón –murmuró justo en el momento en el que Cole se detuvo frente a nosotras.

–¡Al fin llegaron! ―exclamó Cole abriendo los brazos. Él llevaba un short de malla azul marino y una camiseta negra.

Ya estaba descalzo y yo aproveché para quitarme las ojotas.

―Qué impaciente ―respondió Gina, alzando las cejas. Comenzó a caminar hacia el grupo con el que estaba Cole y la seguimos―. ¿Nos viniste a buscar porque nos extrañabas o...?

―Para que no se pierdan ―la interrumpió Cole.

Miré a Gina, quien asintió con una sonrisa, sin parecer convencida. ¿Gina iba a preguntar si era por Derek?

En parte tiene razón.

Sentí algo extraño en el estómago. No era agradable. Aparté la vista de mis amigos sin prestarle demasiada atención a su charla.

Cuando llegamos al círculo, dejé mis ojotas al lado de las demás. Gina se agachó para agarrar una cerveza del cubo que estaba en medio.

―¿Quieres una, Kai? ―me preguntó.

―Por ahora no, gracias.

Gina se acercó a Matt y a Ryan para hablar. Cole me agarró la trenza de caracoles para observarla de cerca.

Me obligué a respirar hondo y a relajarme. No estaba pasando nada malo. ¿Qué me pasaba?

―Me la hizo Gina ―le conté a Cole, tratando de volver a la normalidad―. ¿Te gusta?

―La hizo muy bien ―contestó y yo di una vuelta agarrando mi trenza como si estuviera modelando. Él sonrió mientras me miraba―. ¿Quieres que te saque una foto para Instagram?

Sonreí. En mi Instagram, todas las fotos de verano en donde estaba sola me las había sacado Cole. No sabía por qué, pero con cualquier otra persona me daba vergüenza posar sola. Me sentía ridícula y si me sacaban una foto y no me gustaba, no quería molestar pidiendo otra, pero con Cole nunca me pasaba y siempre me gustaban las fotos que me sacaba.

Negué con la cabeza.

―Quiero una foto contigo ―dije, en cambio, sacando mi celular del bolsillo trasero de mi short.

Después de todo ya me estaba por ir de El Monte, tal vez sería nuestra última foto de este verano.

Él me abrazó por detrás y se agachó un poco para estar a mi misma altura y que nuestras mejillas quedaran pegadas. Ambos sacamos la lengua y saqué varias fotos, la tercera vez que apreté para sacar la foto, Cole giró la cabeza y pasó su lengua por mi mejilla. Yo puse cara de asco y resultó en una secuencia de fotos donde yo estaba poniendo cara de asco mientras él se reía con la cabeza hacia atrás y cerrando un poco el ojo como siempre. Las subí a Instagram y escribí en el pie de foto: "Nunca una foto seria con él".

Un minuto después ya tenía algunos likes y un comentario. Volví a la foto para ver de quién era.

MattJones: ¿Me pasan una cerveza?

Me reí y se lo mostré a Cole. Ambos giramos para ver a Matt sentado a unos metros de nosotros, en uno de los troncos de árbol que estaban sobre la arena cerca de la fogata. Nos vio y nos saludó con la mano y una sonrisa inocente.

―Descuida, yo voy ―me dijo Cole.

Agarró una cerveza y trotó hacia él, pero se detuvo a medio camino y se la lanzó en el aire, lo que obligó a Matt a ponerse de pie con rapidez para agarrarla antes de que se cayera en la arena. Matt lo insultó y volvió a sentarse con la cerveza en la mano y el ceño fruncido.

―Eres malvado ―le dije a Cole cuando volvió a mi lado.

―¡Pero se la llevé! ―se quejó― ¿Qué quiere? ¿Que lo abanique también? ―Me reí y volví a guardar mi celular en el bolsillo―. ¿Tú quieres algo? ―me preguntó, abriendo una cerveza para él. Yo negué con la cabeza. No quería tomar nada―. Cualquier bebida que quieras agárrala de nuestro cubo, no aceptes tragos de los demás.

Puse los ojos en blanco.

―Sí, papá.

Cole encaró una ceja.

―¿Estás segura de que quieres llamarme así?

Empujé mi hombro contra el suyo.

―Todavía me tienes que decir cuánto dinero te tengo que dar por haber comprado las bebidas por mí.

Cole negó con la cabeza.

―No me tienes que dar nada.

Alcé las cejas.

―¿Entonces ahora eres mi sugar daddy? Ay no, qué horror. Olvídalo.

Cole se rió.

―Está bien, no seré eso.

―¿Entonces qué serás? ―bromeé.

Los ojos de Cole brillaron de diversión.

―No lo sé, dime tú, Kaia. Seré lo que quieras que sea ―dijo y tomó un sorbo de su cerveza mirándome.

Me mordí los labios para no sonreír.

En ese momento Gina apareció pidiéndome que la acompañara a bailar. Me despedí de Cole llevando dos dedos a mi frente en un saludo militar y seguí a Gina hacia un grupo de personas que estaban bailando al lado de unos de los parlantes más grandes de la playa. Estaban pasando una de las últimas canciones de una banda local y las dos bailamos al ritmo de la música. Se nos unió el grupo de amigas de Gina del colegio y todas cantamos la canción a los gritos.

En un momento, Hannah, una de sus amigas, me alejó un poco del grupo para preguntarme algo.

―Quería hacerte una pregunta, pero espero que no te moleste ―me dijo un poco nerviosa y yo también me puse nerviosa al instante. Odiaba que me hicieran esa introducción, me imaginaba lo peor.

Tragué saliva.

―No pasa nada, descuida, ¿qué pregunta?

Hannah giró la cabeza para echarle un vistazo al grupo de nuestros amigos y luego me miró.

―Tú... ¿Estás en algo con Cole?

Ah, era eso. Suspiré aliviada y negué con la cabeza.

La verdad era que estaba acostumbrada a esa pregunta. Muchas personas que nos veían solían asumir que estábamos juntos, ya fueran amigos o personas más grandes, así que no me sorprendió su pregunta para nada.

―Solo somos amigos ―le aseguré.

Ella sonrió aliviada.

―Ah, genial. ¿Y sabes si está con alguien?

―Nop, está soltero.

―¡Perfecto! ―contestó, entusiasmada― No le digas que te pregunté, ¿sí?

Asentí, pero crucé mis dedos detrás de mi espalda. No había forma que no se lo contara a Cole. Siempre le contaba todo.

Volvimos y Gina me dijo de jugar a "verdad o reto" que estaba por empezar un grupo. Acepté y Gina se aseguró de que Ryan, Matt y Cole también se sumarán. Me senté sobre la arena estratégicamente al lado de Ryan para asegurarme de que me tocara a mí hacer una pregunta en caso de que él eligiera"verdad". Yo no le haría una pregunta incómoda que otra persona si podría hacerle. Cole se sentó al otro lado de Ryan y luego estaba Gina al otro lado de Cole y, por último, Matt a mi lado. Éramos un gran círculo alrededor de la fogata.

Cuando empezó el juego, muchos elegían "verdad", probablemente porque se morían por contar sus chismes amorosos. Yo me perdía un poco con los nombres, ya que solo venía aquí los veranos y apenas conocía a la mitad de las personas, no como los chicos que iban con la mayoría al instituto y sabían sobre todas las personas que se nombraban.

Cuando le tocó el turno a Ryan, él me dijo en tono aburrido "reto". Mi corazón se encogió al pensar que tal vez tenía miedo de decir "verdad", aunque la que estuviera preguntando fuera yo.

Lo pensé por un segundo.

―Te reto a bailar con Matt y Gina una coreografía de alguna canción que esté siendo viral en las redes sociales ―dije.

Ryan me lanzó una mirada asesina.

―No conozco ninguna.

Pero Gina ya se había puesto de pie.

―No pasa nada, nos puedes imitar a nosotros ―dijo ella ya entusiasmada con la idea.

Ryan maldijo por lo bajo y se levantó a regañadientes.

―¿Por qué yo? ―se quejó Matt al ver que se tenía que levantar porque Ryan lo hacía.

Toda la ronda empezó a silbar y a gritar alentándolos. Cole me miró sonriendo, ya estaba con su celular en la mano listo para grabar el baile.

Gina puso una canción y empezó a mover las manos haciendo una coreografía que sabía muy bien. Consistía en extender los brazos, luego llevarse las manos a los hombros y después a la cintura a la vez que movía las caderas. Matt la imitó, aunque iba unos segundos descoordinado. Ryan estaba entre medio de ellos y al principio era una estatua, pero como todos le gritaban, apretó los dientes y siguió de mala gana los pasos de Gina. Yo no pude contener mi risa en todo el baile por la cara de ofendido de Ryan. Sabía que iba a buscar alguna manera de devolvérmela.

Cuando la canción terminó, Ryan se dejó caer a mi lado y me miró por un segundo antes de preguntarle a Cole si elegía verdad o reto.

Cole eligió reto.

―Te reto a sacarle la camiseta con la boca a alguien de este círculo.

Lo miré boquiabierta a la vez que todos los del círculo empezaron a decir "Uhhhh". Ryan podía ser intenso.

Cole se rio.

―¿Puedo sacártela a ti? ―le preguntó a Ryan.

―No.

―Si tuviera ropa interior debajo me ofrecería como voluntaria ―dijo una chica y los demás se rieron.

―¿Alguien se ofrece? ―preguntó Cole paseando sus ojos por la ronda.

―Kaia lleva bikini ―escuché decir a Gina.

Me reí. A mí no me importaba, después de todo era solo Cole, pero dudaba que él aceptara hacerlo conmigo.

―Cole no se atrevería ―aseguré sin pensarlo.

El "Uhhhh" de los demás fue mucho más fuerte e incitador que el anterior.

Los ojos de Cole se clavaron en los míos y vi el desafío en su mirada.

Oh, oh.

Tal vez no debí haber dicho eso.

Cole se levantó, yo lo miré a Ryan que estaba con los brazos cruzados y una pequeña sonrisa triunfante. Entrecerré los ojos mirándolo. ¿Lo hizo para vengarse? No podía saber que Cole me elegiría a mí.

Cole se acercó a mí y se agachó para quedar a mi altura. Tragué saliva sintiendo que mi corazón se aceleraba por ser el centro de atención.

Era solo un estúpido juego y me iba a quedar en bikini como siempre que estaba en la playa, no pasaba nada, me recordé.

¿Entonces por qué estaba tan nerviosa?

Cole me empezó a sacar la chaqueta de jean con las manos con una lentitud desesperante mientras todos gritaban. Yo lo miré frunciendo el ceño.

―Todavía estás a tiempo de arrepentirte, corazón ―me dijo en voz baja para que solo lo escuchara yo.

Su cuerpo estaba tan cerca del mío mientras me sacaba la chaqueta que podía sentir su perfume y el calor irradiando de su cuerpo.

―¿Y quedar como una cobarde enfrente de todos? ―inquirí cuando él dejó mi chaqueta a un costado.

―Diré que no lo quiero hacer yo ―contestó y me miró fijamente esperando una respuesta.

―¡Holder si no te animas tú, lo hago yo! ―gritó un chico y Cole se dio vuelta para insultarlo, pero lo agarré del hombro para que volviera a mirarme.

―Hazlo ―le dije y por un segundo vi sorpresa en su rostro antes de que asintiera.

Yo tenía las piernas cruzadas y él puso ambas manos en mis rodillas. No cortó el contacto visual conmigo mientras agachó su cabeza para atrapar con su boca el extremo de mi camiseta. Mi respiración se aceleró mientras Cole me subía unos centímetros la camiseta. Antes de seguir, Cole llevó su mano a mi estómago y me estremecí al sentir el contacto de su mano contra mi piel. Un segundo después me di cuenta de que lo hacía para que mi piercing no se enganchara con mi camiseta y me lastimara.

―¡Sin manos! ―gritaron todos y Cole gruñó, pero bajó su mano de nuevo a mi rodilla cuando subió unos centímetros más y pasó la altura donde se encontraba mi piercing, logrando que no se enganchara.

Enterré mis manos en la arena cuando llegó a la altura de mi pecho y su cabello castaño me hizo cosquillas en la mejilla. Mi respiración estaba hecha un desastre y sentía mi piel demasiado caliente.

Cole se detuvo y me miró. Creía que tenía intenciones de indicarme algo, pero cuando nos miramos, nos quedamos quietos los dos por un segundo. Luego reaccioné y me di cuenta de que él quería que yo alzara mis manos para que pudiera quitarme la camiseta. Lo hice y él continuó el recorrido con su boca hasta que me pudo quitarme la camiseta por la cabeza.

Todos empezaron a gritar victoriosos y Cole agarró la camiseta con las manos. Pensé que se iba a apartar luego de ello, pero se acercó a mi oído mientras se agachaba para dejar la camiseta en mi regazo.

―No tuviste que haber dicho que no me atrevería, Kaia.

No, definitivamente.

***

El juego siguió por unas rondas más hasta que algunos empezaron a abandonarlo para bailar o juntarse con otros grupos de amigos. Se suponía que en quince minutos empezaban los fuegos artificiales y todos querían juntarse para verlos.

Cuando me levanté y me acerqué a Gina, le sonreí.

―¿Así que has hecho pis en el mar al lado de Matt y Cole? ――le dije refiriéndome a una de las cosas que dijo cuando eligió "verdad"―. Espero que nunca lo hayas hecho mientras yo te enseñaba a surfear.

Gina se rio.

―Nah, solo fue una vez porque no aguantaba. Ellos ni se dieron cuenta.

Ajá...

―¿Y qué hay de esa escena que montaron Cole y tú? Creo que algunos se pusieron cachondos solo mirándolos.

Lancé una carcajada.

―Cole este verano está muy hormonal ―contesté―. Ah, y gracias por el "Kaia lleva bikini" ―me quejé.

―Hey, no me culpes a mí. Fue Ryan el que me hizo el gesto de la malla y te señaló a ti para que dijera algo.

La miré boquiabierta y luego busqué a Ryan con la mirada, pero no lo encontré. Ese chico ya me iba a escuchar.

En ese momento Cole se acercó a mí y pasó un brazo por mis hombros.

―Creo que la fogata está demasiado intensa. Tengo mucho calor ―dijo y luego me miró con una sonrisita―. ¿Tú no, Kaia?

―No ―mentí.

―Tienes las mejillas rosadas. ¿El juego te afectó?

―No.

―Ya se parece a Ryan con esos monosílabos ―bromeó Gina.

Cole se acercó más a mí para que Gina no lo escuchara.

―Porque si te dejó caliente, odiaría no encargarme de eso personalmente.

―No... espera ¡¿Qué?! ―exclamé frunciendo el ceño y un segundo después Cole lanzó una carcajada y se agachó para alzarme en el aire.

―Eres una mal pensada ―dijo dirigiéndose al mar.

―¡No, idiota! ¡Bájame! ―moví mis piernas y agarré mi celular del bolsillo de mi short como pude―. ¡Tengo el celular encima!

Cole me lo sacó de la mano en un rápido movimiento.

―Gina ―gritó y ella se acercó para agarrar el celular.

Traidora.

―¡Cole! ―me quejé mientras veía el mar más cerca de nosotros. Había algunos chicos en la orilla, pero no veía a nadie dentro.

―El verano pasado dijiste que te gustaría mirar los fuegos artificiales dentro del mar ―me recordó.

Agh. Odiaba que se acordara de todo.

―La Kaia del pasado no tenía ni idea de lo que hablaba ―repliqué aferrándome a su cuello, aunque eso no me garantizaba que no me fuera a tirar. Sentí frío al estar a unos centímetros del mar, pero el cuerpo de Cole era cálido―. Voy a estar horrible y voy a pasar frío.

Cole se detuvo en la orilla. El agua ya estaba mojando sus pies descalzos.

―Tengo una toalla en mi mochila y jamás estás horrible.

Reprimí mi sonrisa. Por más que me estuviera quejando, me gustaba jugar así con Cole.

Cole siguió avanzando al mar hasta que el agua le llegó a las rodillas y una ola me salpicó y grité. El agua estaba helada. Ya no me gustaba jugar así con Cole.

―Cole, si me dejas caer voy a salir del mar y voy a buscarte para ahogarte ―le espeté.

―No pensaba dejarte caer.

―¿No? ―pregunté esperanzada.

―No pensaba dejarte caer sola ―se corrigió y acto seguido nos hundió en el mar.

Cerré los ojos con fuerza al mismo tiempo que el agua helada impactaba contra mi cuerpo. Cole y yo salimos a la superficie al mismo tiempo. La diferencia era que Cole había salido con una sonrisa en la cara y yo lo estaba mirando mal.

No era extraño ver a Cole con una sonrisa dentro del agua. De hecho, lo extraño sería no verlo con una sonrisa. Creía que, si todos teníamos un lugar específico en el mundo, Cole ya lo había encontrado y para él era el mar. Parecía parte de él. Cuando surfeaba, Cole fluía con las olas como ninguna otra persona que hubiera visto. Entendía el mar y entendía qué tenía que hacer para no dejar que lo dominara, pero también lo respetaba y sabía cuándo no adentrarse en él.

Y en ese instante, dentro del mar al anochecer, con la luna reflejándose en el agua y Cole mirándome con una sonrisa, sentí que el mar era un poco mi lugar también.

―Espero que Hannah no nos esté mirando o puede pensar que le mentí ―dije.

Cole me miró sin entender.

―¿Quién diablos es Hannah?

―La amiga de Gina ―le conté mientras tiraba mi cabeza hacia atrás y nadaba un poco para que mi cuerpo entrara en calor―. Me preguntó si tú estabas con alguien.

―Ah. Entonces es mejor que no nos vea Derek tampoco después de lo que dijo.

Alcé la cabeza del agua para mirarlo con el ceño fruncido.

―¿Qué dijo?

―Que quería invitarte a salir. Esta vez en serio.

Alcé las cejas.

Si bien sabía que sus bromas tenían parte de verdad, nunca me había preguntado seriamente, y yo nunca consideré salir en serio con él. Lo veía más como un posible amigo, la verdad, pero...

―¿Si me dice de quedar después de la fiesta me cubrirías? ―le pregunté. Se suponía que iba a ir a dormir a la casa de Cole después de la fiesta.

Cole me miró boquiabierto y acercó su mano a su corazón como si lo hubiese herido.

―Y yo que pensaba que íbamos a ver el reality de las Kardashians toda la noche. Quiero saber si Kim encontró sus aros.

Me reí. Cole y yo siempre estábamos viendo realitys que no aportaban nada a nuestra vida, pero nos atrapaban como si no hubiera un mañana.

Estaba por contestarle, pero Cole sumergió de nuevo su cabeza en el agua.

―Cole ―me quejé cuando salió. Su cabello estaba tirado hacia atrás y pequeñas gotas se formaron en sus pestañas.

―Sabes que siempre te puedo cubrir ―respondió―. Aunque eres demasiado para él.

―Eso dices de todos ―protesté, pero en el fondo sabía que no quedaría con Derek esta noche. Era el último día en El Monte y quería aprovecharlo con mis amigos―. Prefiero quedarme contigo mirando realitys.

Cole sonrió complacido.

―Sabía que no me podrías decir que no. Y mira, al final estás encantada de estar en el mar.

Mi respuesta fue levantar mi pie para patearlo, pero él se rió y atrapó mi pierna antes de que pudiera hacerlo. Aprovechó el movimiento para acercarme a él. Era la pierna en donde tenía la tobillera con la caracola que compartíamos y acarició la tobillera con el dedo pulgar antes de soltarme.

―Si te digo algo, ¿me prometes que no vas a reírte? ―me preguntó mirándome con atención.

―Lo prometo ―afirmé, cruzando los dedos detrás de mi espalda debajo del agua.

Cole puso los ojos en blanco.

―Kaia, ¿piensas que no sé que estás cruzando los dedos? ―me preguntó indignado.

Resoplé y alcé las dos manos.

―Está bien, no me voy a reír. Suéltalo.

Pero por alguna razón, cuando Cole me miró, estaba segura de que no me iba a reír con lo que sea que estuviera a punto de decir.

―Cada verano cuando te vas... ―Dudó por un segundo, como si estuviera buscando las palabras adecuadas―. Al día siguiente ya te extraño, pero este verano es diferente.

Tragué saliva sintiendo una punzada en el estómago. No sabía si lo que yo estaba sintiendo en ese momento era bueno o malo.

―¿Por qué? ―musité.

Todo lo que escuchaba era el sonido de las olas del mar y mi corazón latiendo con fuerza.

―Porque no te has ido y ya te echo de menos.

En ese instante se escuchó un estruendo en el cielo y acto seguido aparecieron los fuegos artificiales iluminando el cielo nocturno de colores brillantes.

Cole alzó la cabeza con una sonrisa para observar el cielo, pero yo seguí mirándolo a él, contemplando cómo su rostro se iluminaba a causa de los fuegos artificiales.

En ese momento pensé que lo que estaba sintiendo era negativo. Tenía que ser negativo, porque se parecía mucho al miedo y yo siempre había relacionado el miedo con lo negativo.

Y cuando tenía miedo, huía.

***

♡♥♡♥ Muchas gracias por sus comentarios y mensajes  🥺 ♡♥♡♥

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