Buscando a mi esposa

Autorstwa EasyCuteWat

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Las borracheras, que gran dilema, una persona puede cometer demasiadas estupideces estando ebrio, sin embargo... Więcej

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epílogo

Capítulo 7

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Autorstwa EasyCuteWat

Tal vez no era demasiado responsable como las personas de su círculo social creían que era. Después de aquella sesión inapropiada de intercambio de fluidos bucales, como prefería llamarlo Lauren para que sonara disgustante a su cerebro, prácticamente huyó de la oficina del director, no miró atrás, ni a los lados, ni siquiera miraba al frente porque estuvo a nada de chocar justamente con el director, pero lo ignoró para apresurarse ir al baño y lavarse el rostro.

¿Que le sucedía?, ella jamás había actuado de una manera tan hormonal..., O no que ella recordara.

Sentía su cuerpo aún arder y vibrar, aún sentía las manos de Camila en su brazo y en su mandíbula, aún sentía la calida presión del cuerpo de la castaña sobre el suyo, sentía la ardiente boca reclamar sus labios violentamente, e incluso podía sentir aún la calida respiración de la misma sobre su rostro, ¡¿es que acaso la drogó?!, desde días después de regresar de las Vegas, hacía meses, y hasta el día de hoy, horas antes, no había tenido una erección, ¡absolutamente no sentía nada de atractivo al acto sexual!, ¿pero ahora?, ¿qué le sucedía ahora?, ¿por qué su cuerpo solo vibro y se encendió como nunca ante el toque y los besos de Camila?, ¿por qué tiene esos pensamientos indebidos y perversos con regresar a aquella oficina y hacer un sinfín de cosas con esa mujer?, ¿por qué con ella y no con otra persona?, ¡¿por qué solo sintió excitación y emoción cuando la tocó y la besó y no cuando la vio en fotografías?!

—Esto no puede estar pasando, esto no puede estar pasando—Balbuceaba quitándose los lentes y dejándolos en el lavabo para después mojarse la cara y mirarse de reojo en el espejo.

Era impresionante cómo había cambiado, su mirada parecía más depredadora y profunda que ella misma tuvo escalofríos con verse, su rostro seguía sonrojado y literalmente ardía, sentía su cuerpo ardir en brasas de fuego. Volvió a mojar su rostro un par de veces más queriendo con desesperación quitar la marca de excitación en su rostro, de su entrepierna no había demasiado problema por el tipo de ropa interior que usaba, lo que sería extraño al caminar, nadie lo notaría cómo algo extraño.

Después de unas respiraciones profundas, se volvió a rehacer la recoleta media alta sin importarle demasiado que parecía despeinada, volvió a tomar sus lentes y salió del baño dirigiéndose a su clase, afortunadamente no le faltaba demasiado para que estás acabarán... Y tal vez pudiera huir de las garras de la castaña.

***
Afortunadamente nadie sabía del reencuentro, o al menos casi nadie, sus alumnos aún parecían ansiosos y estresados, así que no se habían enterado, y no habían visto a la cantante del pop en su escuela. El único que parecía tener conocimiento era el director y unos cuantos maestros, quienes le lanzaban una mirada extraña, la cual no podía reconocer si era de envidia, de sorpresa o de incredulidad. Pero eso no importaba demasiado, ya era la hora de la salida y no había visto por ninguna parte a la famosa cantante, así que se apresuró a ir al estacionamiento en busca de su amiga, quién era la que la iba a recoger.

Se había acobardado al último momento, no quería hablar con ella, absolutamente no, se dio cuenta que aquella mujer maligna tenía un poder sobre ella, y no quería caer.

—Vamos, Verónica, es ahora cuando tienes que aparecer rápido—Habló bajo con desesperación mirando su teléfono y la calle.

Ningún auto pasó, poco a poco los alumnos se iban yendo mientras ella se esperaba a su amiga, el temor fue suplantando el enojo que había sentido al inicio, no era normal que su amiga se tardara demasiado.

—¡Adiós, miss!—Una de sus alumnas exclamó a lo lejos llamando la atención de la ojiverde—¡Que tenga buena tarde!

—¡Adiós, Liz, igualmente!—Con la mano que sujetaba su teléfono levantó levemente la mano en un ademán de despedida mientras sonreía levemente.

—¡Gracias!—La chica se subió al carro bajo la mirada de la pelinegra, quien ahora se encontraba preocupada.

¿Su amiga estaría bien?, ¿Le habrá pasado algo en el camino?, con temor nuevamente vio su teléfono y entro en la sección de noticias para verificar si había pasado algún accidente en el cual podría haber sido víctima su amiga, pero al ver todo despejado, ciertamente se tranquilizó, soltando un suspiro levantó la mirada nuevamente mientras dejaba en el suelo su maletín para no cargarlo en vano, miró a los alrededores para buscar si había algún destello del carro de su amiga pero no hubo absolutamente nada, ¿y si la habían secuestrado?, últimamente los casos de feminicidios y secuestros a la mujeres y muchachas había aumentado demasiado, y pensar en la posibilidad de aquello la hizo sentir terrible.

Con desesperación empezó a buscar el número de su amiga para empezar a marcar, llevo su teléfono al oído y espero, los tonos de llamada iban sonado, sonaba y pasaban los segudbss hasta que sonaba el otro, y así consecutivamente hasta que aparecía la voz de la operadora, donde ella colgaba la llamada y volvía a realizar una llamada tras otra llamada sintiendo el terror de perder a su amiga.

—La llamada se cobrará al terminar...

Lauren colgó la llamada y se quedó mirando la pantalla con nerviosismo. No la llamaría nuevamente, ya iban más de nueve llamadas, así que entró a su contacto y empezó a mandar mensajes de si todo estaba bien y que pasaba.

—Mierda, Verónica, más te vale estar bien—Susurró con temor viendo como los mensajes se enviaban pero estos no eran leídos.

Pasaron varios minutos en donde ella había tomado de nuevo su maletín e iniciado su caminata, tal vez había olvidado pagar su compañía y no tenía saldo para mandar mensajes, apenas cruzo la calle de la escuela para iniciar camino a su departamento, su teléfono vibro en su bolsillo, y ella inmediatamente paró y con desesperación lo saco, había un mensaje de voz por parte de su amiga. Entro al chat y le dio clic al icono de escuchar llevandoselo al oído para escuchar mejor sobre el ruido de la gente y los carros.

—Uhm... Amiga, perdoname mucho, pero no podré ir por ti—Su voz nerviosa alteró a la ojiverde—Me salió una reunión a último momento, tendrás que caminar—Lauren pudo respirar en paz, su amiga estaba bien— ¡Prometo recompensarte!, y respondiendo a tus mensajes, sí, si estoy bien, no te preocupes, solo demasiadas reuniones el día de hoy, me tengo que ir, nuevamente perdón—El audio terminó dejando a una ojiverde más calmada al saber que su amiga seguía viva.

Con más calma presiono el micrófono en el chat para mandarle un audio a su amiga.

—¿Sabes?, eres una perra desgraciada—Insultó mientras volvía a iniciar su caminata—Me hubieras avisado antes, me diste un susto de muerte pensando que te había sucedido algo, me preocupe en vano, perra—Bufó y cortó el audio de voz volviendo a guardar su teléfono para acomodar con esa mano su mochila de guitarra, la cual amenazaba con resbalar.

Estaba pasando por un callejón extraño que sus amigas le recomendaron tomar para despistar a los paparazzi y las locas fans de su lunática esposa, ese callejón era un jodido laberinto pero gracias a la dirección que tenía anotado en su teléfono, no se perdería.

Con la cabeza gacha mirando su teléfono, estaba por dar la vuelta en una de las muchas callecitas del callejón, cuando una mano tomó su muñeca y la jaló hacia esa persona, ella por terror, tomó esa mano, y usando toda su masa corporal, empujó a la persona acorralandola en la pared guiando su otra mano a su cuello para simplemente ahorcar, no le importó que su teléfono cayera ni que si maletín al caerse se abriera, se trataba de morir o vivir.

Quién la había tomado soltó un quejido amortiguado de dolor cuando su espalda de estrelló contra el duro y rápido cemento de los callejones, sintiendo la presión casi mortal en su cuello y en su brazo.

—Pre-prefiero esto en la cama, graci-cias—Su voz amortiguada y al reconocer el rostro hicieron palidecer a la ojiverde, quien rápidamente la soltó y se alejó de ella flexionando su brazo protegiendo su pecho.

—¡¿Qué-Qué mierdas haces aquí, Camila?!, ¡pude haberte hecho daño!—Chilló rompiendo su guardia volviendose a acercar a la castaña para tomar su rostro y checarla.

—Aww, te preocupas por mi—Sonrió tiernamente dejándose revisar por la más alta.

—¡¿Podrías dejar de ser... Tan-tan... Tú en este momento?!, ¡Pude lastimarte enserio!—Exclamó levantando con suavidad el mentón de la castaña para revisar su cuello—Te deje marcas de mis dedos...—Hizo una mueca de preocupación, una de sus manos se quedó mantiviendo el mentón arriba, sin ejercer demasiada fuerza, mientras que con la libre la fue pasando con lentitud sobre la marca de sus dedos sobre el suave cuello de la menor.

—Me gustan tus marcas en mi—Bajó el mentón, haciendo que la ojiverde alejarse sus manos de ella, mirando más de cerca a la ojiverde, quien la miraba seria

—Camila...—Murmuró su nombre entre dientes llevando su mano al brazo de la castaña, al recordar que también la había agarrado fuertemente de ahí.

—Está bien, perdón, no pasa nada—Se encogió de hombros sintiendo escalofríos al sentir el dulce y cálido contacto de la ojiverde en su piel—No sabías que era yo, te estabas defendiendo, todo bien—Con su mano libre, la subió a la altura de su mejilla estirando el dedo pulgar mientras sonreía—Ademas, fue mi culpa, debí haber llamado tu atención primero, ahora lo tengo grabando en mi mente—Asintió firmemente bajando su mano.

Lauren suspiró soltando la mano de la castaña, sin embargo, está rápidamente la volvió a tomar impidiendo que su contacto se desvaneciera, la ojiverde la miró a los ojos con seriedad mientras que Camila sonrió nerviosa, aún sin soltar su mano.

—¿Qué haces aquí... Siguiéndome?—La miró con los labios fruncidos en una mueca ladeada y con una expresión cansada.

—Huiste de mi, de nuevo—La miró con ambas cejas levantas viendo el rostro de la mayor sonrojarse al haber sido atrapada.

—No-no huía, simplemente me-me... ¡Tenía que ir!—Completó rápidamente sintiendo su cuerpo volver a entrar en un ciclo de ardor cuando la castaña entrelazó sus dedos.

—Lo que digas, esposa mía—Habló sin borrar totalmente la sonrisa, lo que era extraño a la mayor, ¿esa mujer no se cansaba de sonreír?

Esposa mía, esposa mía, esposa mía, las palabras se repetían en su cabeza cuando la castaña dijo aquellas dos palabras haciéndola tensarse.

Huir, huir, huir, huir, huir, huir, huir, huir, huir, su mente se formulaban únicamente aquella palabra cuando la castaña de acercó a ella, ella quería retroceder pero su cuerpo estaba paralizado totalmente.

La castaña había notado la reacción de Lauren con sus palabras, y suspiró, sabía que eso pasaría pero era parte para poder saber que era lo que pensaba la ojiverde de su matrimonio, y con eso le contestó. Temiendo que alguna otra cosa sucediera, avanzó un paso haciendo que sus cuerpos se rozaran, no estaban demasiado separadas, y recargó su cabeza sobre el pecho de la ojiverde, quien se tenso aún más al sentir que la castaña rozaban con su cuerpo sus senos.

Su corazón se aceleró terriblemente, y estuvo 100% segura que la castaña estaba escuchando, puesto que su cabeza estaba en su pecho muy cerca de donde latía su corazón. Sintió su cuerpo empezar a cosquillear aún más cuando los brazos ligeramente fuertes de la morena la rodearon haciendo que toda distancia que estaba entre ellas desapareciera por completo, era un abrazo inocente para Camila, pero no para la ojiverde, quien sentía su cuerpo vibrar por algo más, necesitaba algo más, pero ella no lo quería, sin embargo, lo necesidad, y lo ansiaba.

¿Por qué se sentía así?, ¿por qué con un abrazo?, ¡¿por qué no podía tranquilizarse?!, sollozaba mentalmente empezando a relajar el cuerpo lentamente, sus brazos habían rodeado tensamente el cuerpo de la menor, parecía un palo de madera abrazando un oso de peluche. No

—Va-vamos a tener que hablar... Del matrimonio—Musitó en bajo la ojiverde recargando su mentón en el hombro de la castaña, no era demasiado la diferencia de estaturas, ahora que la mayor lo calculaba bien.

—Hablemos ahora—Habló la castaña sobre su pecho.

Lauren se mordió con nerviosismo sus labios para después hacer una mueca al dolor que sintió, sus labios seguían lastimados por los besos que habían compartido horas atrás.

—¿Ahora?, ¿por qué ahora?—Interrogó sintiéndose más tensa al tener que hablar en ese momento.

—Ajá, ahora, ya, en este momento, porque si huyes podré atraparte—Una de las manos de la castaña la había soltado para subir por su pecho, volviendo a rozar muy cercamente sus pechos, para recargarla sobre su pecho, y no sabía si estar agradecida o maldecir al elegir esa playera negra delgada, podía sentir el calor de la palma de la castaña en su pecho.

—Lo dices como si fuera perro—Gruñó en bajo sintiendo la suave risa de la castaña contra su pecho.

—Cariño, entonces no huyas—Pellizcó con suavidad y sin dolor un pedazo de su playera con piel, no dolió en lo absoluto, e incluso la hizo temblar aún más—¡Perdón!, ¿Te dolió?—Se separó levemente de su cuerpo sin soltarla totalmente, Camila había asociado el temblor con el dolor por el pellizco.

—Estoy bien—Suspiró tratando de alejarse de la morena, pero la menor volvió a abrazarla fuertemente quitándole la posibilidad de alejarse—Bien—Suspiró—Hablemos de esto de una vez.

—De acuerdo.

Ambas se quedaron en silencio nuevamente, Lauren maldecia a la castaña con el poder extraño que tenía sobre ella, ¡¿por qué no la empujaba para poder hablar bien?!, ¡de esa manera terminaría haciendo lo que ella quisiera!

—¿Podemos hablar de cara?—Cuestionó la ojiverde rogando interiormente que la castaña se separara.

—Podemos—Concordó la castaña alejando su rostro del pecho de la ojiverde y levantando el rostro para poder verla.

No era eso a lo que Lauren se refería, y Camila lo sabía, lo único que la castaña logró fue que sus rostro se acercarán aún más, solo separadas por unos milímetros.

—Así no, Camila—Se quejó ganándose otra sonrisa de la morena, ¿qué rayos le pasaba a esa mujer?

—Está bien, está bien—Aceptó soltandola, sintiendo también los brazos de Lauren soltarla, y dio dos pequeños pasos hacia atrás poniendo distancia—¿Así?—Preguntó ganándose un asentimiento de la ojiverde, la cual se cruzó de brazos.

—Bien... Uhm—La ojiverde se quedó en blanco, mierda, ¿Qué rayos le diría?—Mira..., nos casamos en las Vegas—La morena asintió concordando—Ambas estábamos ebrías...

—Tú más que yo pero si—Se encogió de hombros sintiendo su estómago revolverse.

—Ajá, no importa mucho, estábamos bajo los efectos del alcohol—Agitó levemente la cabeza en un ademán de no importaba—Y...—¡Pide el divorcio!, su mente gritó haciéndola remover incómoda—No... Creo... Que...

—Me gustaste antes de tomar alcohol—Interrumpió la castaña haciendo una mueca de lamento—Y lo sigues haciendo después de tomarlo.

La ojiverde se tensó aún más, sus manos se hicieron puños al sentir su cuerpo agitarse, no podía sentir eso, y lo obligaría a desaparecer.

—¡Puedo gustarte!, sí—Hizo un amago de continuación, haciendo que Camila suspirara sabiendo lo que se venía— ¡Pero no podemos estar casadas cuando esto no es unilateral!—Negó firmemente con la cabeza mientras una de sus dorso golpeaba con suavidad su otra mano—¡No me gustas!, ¡no quiero estar casada y menos contigo!—Exclamó agitada viendo a la castaña con desesperación.

—Podemos...

—¡Nada, no podemos hacer nada!, ¡yo no quiero, no me gustas, no lo deseo, no quiero estar contigo!—Se señalaba a ella misma sin dejar mirar a la castaña, quien la veía con la ceja levantada.

—Está bien, está bien, no te alteres—Tranquilizó la castaña estirando las palmas pidiéndole relajarse.

—¡No me digas que hacer!—La señaló acusatoriamente—No somos absolutamente nada, ¿Comprendes?—Interrogó entre dientes dejándola de señalar—Somos simples desconocidas casadas por error, ¡Eso es lo que pasa!, ¡lo nuestro es un error!, un error que jamás debió pasar—Hizo hincapié en aquello mientras miraba con molestia, y furia oculta, a la castaña.

—Auch, eh—Rio suavemente y muy bajo removiendose incómoda mientras movía la cabeza de arriba a abajo varias veces—Debemos tranquilizarnos un poquito—Murmuró levantando la mano haciendo juntando los dedos índice y pulgar en el ademán de poco.

—¡No, no me voy a tranquilizar!—Gruñó acercándose a ella furiosa haciendo que la castaña retrocediera con temor al verla tan enojada acercarse a ella—¿Sabes la mierda que he vivido estos meses por tus absurdas cosas?, ¡he vivido acosada todos los jodidos días!—Con su dedo índice lo estrellaba con ella misma—¡Mi vida se fue al carajo con tu mierda de buscando a mi esposa!, ¡hiciste de mi vida una mierda, la arruinaste!—La espalda de la castaña choco contra la pared en su intento de alejarse de la ojiverde, quien se acercaba a ella como su cazadora.

—Bue-bueno, te pido perdón por eso—Susurró la castaña en voz baja sintiéndose intimidada ante la furia que irradiaba la ojiverde.

No estaba segura, pero internamente rezaba que no le hiciera daño.

—Un perdón—Rio burlonamente ante lo dicho por la castaña mientras la aprisionada dolorosamente contra la pared—Un perdón no me sirve de nada ahora—Escupió acercando su rostro al de la castaña, quien tenía los ojos apretados fuertemente y temblaba ligeramente—Lo único que puedes hacer es jodidamente desaparecer, nos vamos a divorciar y puedes irte a la puta mierda después—La voz de la ojiverde salió ronca por la rabia que sentía internamente y la cual empezaba a florar en cada poro de su piel.

Comprendela, comprendela, comprendela, comprendela, comprendela, Camila se repetía mentalmente, no podían escuchar totalmente todas las palabras que la pelinegra escupía con rabia, pero por la furia que destellaban sus ojos y el temblor que casi imperceptible de su cuerpo hacía para controlarse, eso sí que lo notaba.

—Primero—La castaña agarró valor para estirar el brazo y levantar el dedo índice separando el rostro de la ojiverde del suyo—Te pedí perdón, sinceramente no quería causarte demasiada mierda, pero no tenías que pornete tan brusca—Puso los ojos en blanco sabiendo que eso haría enojar a la ojiverde pero no importó.

—No sigas...—Siseó la ojiverde manteniéndose firme.

—Segundo—Elevó otro dedo—Valiste mierda, no te pienso dar el divorcio—Pudo sentir el cuerpo del ojiverde volver a temblar de rabia, pero nuevamente no le importó y se encogió de hombros restándole importancia—Tercero—Elevó un tercer dedo—No te tienes que preocupar más por tu vida privada, la volverás a tener no te preocupes por eso—Aseguró flexionando su rodilla para que la planta de su pie se recargara la pared—Y última cosa—Hizo un impulso con la pared y su pie para hacerse hacia delante pudiendo mover a ella y a la ojiverde, aunque la última tuvo que caminar hacia atrás para no volver a estar bajo el mando de la castaña—Debes empezar a borrar la idea de tu preciosa cabeza que voy a desaparecer—Sonrío tranquilamente acercándose a la ojiverde, quién se cruzó de brazos manteniéndose firme para tratar de intimidar de nuevo a la castaña—No lo voy a hacer—Prometio seriamente acercando su rostro al de la ojiverde, quedando separas únicamente por milímetros—Tenlo muy grabado—Susurró sonriendo levemente.

***

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