Buscando a mi esposa

By EasyCuteWat

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Las borracheras, que gran dilema, una persona puede cometer demasiadas estupideces estando ebrio, sin embargo... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Epílogo

Capítulo 5

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By EasyCuteWat

Después de las Vegas todo fue tranquilo, milagrosamente nadie se había enterado que estaba casada, todo estaba calmado.

Aún no sabía absolutamente nada de la mujer con la que se había casado, y aún no sabía con quien estaba casada, sus recuerdos eran preciosos pero borrosos, no había un rostro, solo recordaba el tacto de esa mujer, color de piel en cuerpo, recordaba que era más baja que ella, era castaña, sabía que era bonita por el leve reflejó que tuvo cuando está se aferró a su torso esa mañana pero no recordaba nombre y apellido, edad, amigos, porque recordaba que están con amigos de ella pero no recordaba sus rostros.

Pero así era mejor, e incluso el estar casada le trajo beneficios, puesto que cada semana recibía dinero del banco, o ella creía que era del banco disque por una herencia de una tía muerta que le dejo toda su fortuna, y cada semana le darían un poco de está, la tía había puesto en su testamento que el primer o primera sobrina-nieta que estuviera casada o casado, era la que recibiría su fortuna, y ella fue la primera, ya que al parecer la mujer con la que se casó, se encargo de ponerlo en sus papeles personales y hacerlo oficial.

Al principio no lo recibió, paso semanas sin recibir absolutamente nada porque no confiaba, y llamo a sus padres para preguntar de esa tía. Sus padres afirmaron conocer a esa tía, hermana de su abuela, pero no recordaban que tenía una herencia. Era totalmente absurdo pero real y cada semana a recibía al menos mil dólares, los cuales iba ahorrando poco a poco porque hacía años tenía planes para un futuro, el cual era comprarse un hermoso terreno cerca del mar y contruir una casa ahí, y aquella herencia rara le era de beneficio.

En ese momento ella salía del colegio cansada, sus alumnos adolescentes cada vez eran más pesados y más difíciles de que pudieran atención, la mayoría le ponía atención pero jamás faltaba los desastrosos, pero al menos eran respetuosos con ella, o le tenían miedo, una de dos.

Un carro de lujo derrapó frente a ella haciéndola asustarse, la ojiverde se quedó paralizada y pálida viendo a su amiga carcajear frente a ella sin importarle demasiado el haber casi quemado sus llantas ante el derrape que hizo, varios de sus alumnos vieron aquella ascenso asustados, ¡su maestra casi fue atropellada!

—Veronica—Murmuró entendientes sintiendo el temor convertirse en furia.

—Te invito a comer—Rió nerviosa al ver la furia en los ojos verdes de su amiga.

Una cosa que todos sabían para sobrevivir era jamás hacer enfurecer a la ojiverde, tu vida podía correr riesgo. Aunque a veces la pelinegra le daba igual, pero en ese momento estaba más consciente que las demás veces.

—Una hamburguesa especial con doble carne, tocino y jamón, doble pedido de papas fritas, un refresco grande y no puede faltar la ensalada de frutas, con eso te perdono el haber casi matado—Se cruzo de brazos llevándose el maletín bajo su brazo, la veía con seriedad y con una ceja levantada para lucir aún más seria.

—¡Súbete y vámonos!—Asintió frenéticamente abriendo los seguros del carro.

—Bien—Bufó abriendo la puerta del carro y entro ignorando las miradas sorprendidas de sus alumnos.

Verónica volvió a arrancar volviendo a quemar sus llantas contra el cemento de la calle y arranco guiñandole el ojo a los alumnos de su amiga cuando paso a su lado. Lauren rodó los ojos colocándose el cinturón de seguridad, ella no le temía a la velocidad a la que iba su amiga, ella también solía hacerlo así que no era nadie para juzgarla, se acomodo mejor en el sillón una vez puesto su cinturón, mientras buscaba en su maletín dinero para pagar la multa, porque estaba segura que estaban pasando los límites de velocidad.

Aquella apuesta que habían hecho en las Vegas, antes de toda la locura, con aquel hombre que creían que era de la mafia, cumplió su palabra y a los días que regresaron, un auto de lujo estaba estacionado en el apartamento de Lucía y Verónica con una nota diciendo "Apuestas son apuestas", y ahora quién lo conducía era únicamente Verónica, puesto que Lucía le temía conducir.

—No nos van a multar, Lau—Rio burlona la pelinegra pasándose el rojo del semáforo.

Lauren suspiró y volteó por el retrovisor al darse cuánta que se había pasado el semáforo.

—Tarde o temprano lo harán—Dijo sacando unos cuantos billetes de el maletín lleno de hojas y libretas—A cómo vamos, será más temprano que tarde—Dejo el maletín en el suelo del carro acomodándose en el asiento bajando la ventana del carro.

—Vamos, chica mala, tienes experiencia, sabes que no pasará...

—Como dijiste, tengo experiencia, ¡Claro que pasará!—Interrumpió la ojiverde mirando de reojo a la pelinegra, quien no borraba la sonrisa de su rostro.

—Esto es muy divertido, ese hombre fue genial con regalarnos ese carraso—Sonrió aún más emocionada, cambiando completamente de tema, pasando sus manos por el volante acariciándolo sin moverlo.

—Perdió la apuesta, y lo hice firmar un contrato, si no lo hacía iba a perder su enorme mansión—La pelinegra la volteó a ver sorprendida por unos segundos antes de volver su vista a la calle.

—¡¿Qué?!

—No le convenia no darles el auto, hubo una cláusula donde puse que si no hacia la entrega en un mes, los papeles de su casa serían míos, ya que él los firmo antes concordando—Se encogió de hombros restándole importancia—Todo sería legal—Aclaro viendo el rostro sorprendido de su amiga, quien se rondaba en ver el camino y luego a ella, y viceversa.

—¡Y luego dicen que yo soy la perra!—Soltó una carcajada volviendo a acelerar.

La ojiverde rodó los ojos ante la extraña reacción de su amiga, aunque no estaba sorprendida, Verónica era tan elocuante e ilegible, pero insorprendible, a veces.

—Vero... Tengo que ir al doctor antes—Murmuró Lauren acomodándose incómoda en su asiento.

—¿Tienes que ir al doctor y te quieres tragar una hamburguesa, papas y refresco?—La miró de reojo incrédula mientras iba bajando la velocidad del carro.

—Es chequeo semestral con el urólogo, no con el nutriólogo—Bufó levantando el labio superior mostrando una parte de sus dientes.

—¡Oh!, irás a checar a Lolito—La volteó a ver nuevamente con la mirada pícara.

—Ojos en el camino—Ordenó señalando al frente, haciendo que Verónica inmediatamente volteara a esta—Y si, es un chequeo habitual, para ver si todo está bien.

—¡Él estará genial, cuando regresamos de las Vegas estaba demasiado contento!—Rio burlonamente volviendo a dejar la vista a la carretera para centrarla en Lauren.

—Vista en el camino, ¡Por el amor de Dios!—Gruñó golpeando la pierna de la pelinegra—Como te he dicho, de seguro que la loca con la que me case me dio Viagra o algo, no encuentro alguna otra explicación—Refunfuñó entrecerrando sus ojos.

—Si, claro, como tú digas—La mujer volvió a soltar una carcajada.

***
La ojiverde no podía más con sus pies, sin embargo, ahí estaba caminando a un lado de Verónica sosteniendo firmemente su hamburguesa disfrutandola como nunca, usualmente no sé permitía comer demasiada grasa y carne, sin embargo, desde la mañana había estado tenido antojo de una buena hamburguesa, y esa le estaba consintiendo todos sus deseos.

—Lauren, se te está cayendo el relleno—Avisó la pelinegra señalando su hamburguesa con la mano que sujetaba algunos papeles.

—¡Oh, mierda!—Gruñó y rápidamente puso la mano para sostener la lechuga, que efectivamente cayó a su mano—Carajo—Masculló antes de llevarse esa mano a la boca y comer la lechuga mientras con la otra mano sujetaba fuertemente la hamburguesa.

—Que asco, Lauren—La pelinegra hizo una mueca de asco viendo a la ojiverde disfrutar la lechuga.

Lauren la volteó a ver fulmante y trago rápidamente para poder hablar.

—¿Quéeeee?, tú haces lo mismo y no te ando diciendo nada—Frunció el ceño volviendo a acercar la hamburguesa a su boca e inciar nuevamente a comer.

—No es lo mismo—Replicó indignada cruzandose de brazos ante la acusación de su amiga. La ojiverde solo movió la mano restándole importancia consiguiendo un bufido por parte de la pelinegra—Mejor dame una papa.

Lauren movió ligeramente el torso haciendo mención a la mochila que colgaba de su espalda. En la mochilita, que la pelinegra le había prestado, estaban las papas, la ensalada y el refresco, los cuales de vez en cuando sacaba para poder comer un poco. No se habían podido detener a comer debido a que la pelinegra debía entregar un pedido a unos de sus contribuyentes, y ella tenía que acompañarla como Verónica la acompañó al urólogo.

Con él cual todo salió perfectamente, aunque tenía un tipo de problema con las erecciones, ya que no había tenido en mucho tiempo días después de las Vegas, pero el urólogo no encontró ningún problema de disfunción eréctil, por lo que le recomendó tratar de masturbarse, aunque al principio le resolvió su duda, en efecto, ella había consumido Viagra, y que haberlo tomado con alcohol en lugar de agua pudo haber sido uno de los factores por los cuales no podía tener una erección.

—Gracias—Murmuró la pelinegra cerrando la mochila del ají verde después de haber tomado un puñito de papas.

—No hay de que.

A Lauren no le importaba que Verónica tomará muchas papas, ya que sabía que no se las iba a acabar, y aparte de que le quedaban la ensalada y el refresco, más la mitad de la hamburguesa. Siguieron caminando en silencio cada uno disfrutando de la comida que tenía, Verónica de las papas de que había tomado de Lauren, siguieron caminando hacia qué es pararon frente a un local el cual era llamativo por el logotipo y la decoración con la que estaba, pero a Lauren tampoco le importó, ella está más concentrada en comer.

—Lauren, quedate en el sofá mientras entrego esto—Pidió amablemente la pelinegra señalando una sala de estar dentro del local al cual entrarían.

—Esta bien.

La ojiverde no lo discutió e inmediatamente se dirigió a aquel sofá marrón ignorando totalmente la mirada extrañada de la secretaria. Su amiga Verónica le susurró algo a la mujer, la cual borró su expresión de duda y sonrió amablemente levantándose para guiarla a una habitación diferente.

La ojiverde hubiera sacado su teléfono si tuviera la posibilidad, puesto que el sonido de las noticias la había puesto más aburrida, pero no podía porque tenía la probabilidad enorme de llenarlo de grasa y tirarlo, y no se arriesgaría, ese era el tercer en varios meses, no se arriesgaría a perder otro teléfono o a romperlo.

Pasaron los minutos, y llevaba más de la mitad que le sobraba de la hamburguesa y Verónica aún no regresaba, cuándo algo extraño empezó a pasar en las noticias, específicamente en la sección de chismes, juraba haber oído su nombre, y cuando la levantó palideció y tembló, estuvo a nada de dejar caer su hamburguesa cuando vio que era lo que sucedía.

Su cara estaba en la televisión, su nombre, su edad, todas sus características físicas, y en grandes letras que pasaban por los guiones del las noticias se decía; "buscando a mi esposa". Varios vídeos y fotografías empezaron a reproducir por la televisión, videos de ella cocinando, videos de ella conduciendo, videos de ella bailando, pero la imagen que duró más tiempo fue una foto de ella besándose con otra mujer, la cuál ahora tenía nombre y apellido, la más grande y famosa artista pop del momento, Camila Cabello, quien era la que la buscaba.

—Hija de perra—Fue lo único que la ojiverde pudo decir.

***

Las primeras semanas después de aquel tremendo drama que estaba casada, todo parecía un caos, ella estuvo encerrada en su casa día y noche sin salir por días, no podía ni siquiera salir a tirar la basura porque había un montón de personas fuera, personas con cámaras tomándole fotos e irrumpiendo su privacidad de una manera tan grotesca que se tuvo que mudar de departamento.

Camila Cabello era su fin, socialmente.

Varios paparazzi lograron tomarle fotos un poco inapropiadas, las cuales se vieron publicadas en internet, hicieron tendencia rápidamente, aunque internamente en su parte más oscura admitía que le subía el ego puesto que los hashtag que se volvieron famosos eran "#Camila'sWifeIsHot", "#LaurenJaureguiMyWoman", "#LaurenJaureguiFuckingHot". Varios paparazzis lograron tomarle fotos cuando iba a la escuela, ella salía de un traje gris o trajes negros los cuales solían vestir para la escuela, estos rápidamente se hicieron tendencias nuevamente semanas después con el hashtag "#ConUnaMaestraAsiJamasFalto" era demasiado largo pero ciertamente la hizo sentir bien, y era verdad puesto que sus alumnos fueron las clases, casi nunca faltaban, y fue totalmente raro que le pusieron atención, lo que no estaba segura si a ella o a su cuerpo, e incluso la escuela tuvo más propuestas y solicitud para alumnos y profesores como nunca, pero todo se convirtió en un total caos.

Gracias a eso estuvieron por despedirla de su trabajo, debido a que los directores veían aquello como una grande falta de profesionalidad, sin embargo, los alumnos parecieron enterarse de alguna manera, y crearon una jodida huelga para mantener a la ojiverde como su maestra de ciencias naturales, arte y música, materias las cuales daba asignación, y los alumnos ganaron.

Sin embargo, el acoso se hacía aún mucho más, al tal punto de que la ojiverde tuviera ataques de estrés terribles, era solicitada demasiado, acosada íntimamente, su intimidad se fue a la mierda, su privacidad despareció, y estuvo en descanso de su trabajo por semanas, ya que a pesar de que sus alumnos ganaron que se quedará, ella fue mandada a casa por semanas como un tipo de estúpida lección que sus jefes le impusieron.

Una noche en la cual estaba más calmada de lo normal, días atrás había decidido la ubicación de la cual sería su nueva departamento, era un poco más grande lo cual salió siendo un beneficio para ella, ella con todos sus amigos y familiares subieron maletas a los carros y se fueron ahí hacia su nuevo hogar, y fue ahí cuando empezó un nuevo hashtag en Twitter "#WhereIsLaurenJauregui?", el cual jodidamente inicio nuevamente por Camila Cabello, quien no paraba de mandar estúpidos mensajes por todas las redes sociales hartando a la ojiverde.

Lauren jamás respondía, era como un fantasma observador, veía y se enteraba de todo, pero jamás daba la cara, jamás comentaba, jamás hablaba, jamás respondía, sino fuera por las constantes fotos que tenía antes, y que le sacaron, ella fácilmente pudo hacer sido una preciosa fantasía de todos.

Pero claro, no todo el cuento era alumbrado y con brillitos como cuento de hadas, por supuesto que no, no solo eran los problemas personales que el asunto causó, sino también hubo personas totalmente en desacuerdo, personas que repudiaban aquellas acciones, personas que la repudiaban a ella por destruir un shipp que tenía la cantante con un hombre, él cual ella no siquiera sabía de su existencia, empezaron los comentarios malos hacia su físico, personas en las redes sociales que se habían creado la cuenta únicamente para atacarla tachandola de superficial, busca fortunas, de asaltacunas al meterse con alguien menor que ella.

Aunque debía admitir que esos comentarios no le afectaban en absoluto, puesto que en toda su vida había escuchado esos insultos e incluso peores por su condición genética, después de muchas visitas desde pequeña a psicólogos y psiquiatras para que la ayudarán a poder vivir con su condición, esos comentarios simplemente se lo pasaba por el culo, aunque algunos de ellos si le pudieran afectar,pero después de una plática profunda con los amigas, simplemente, de nuevo, se los pasaba por el culo.

—¿Entonces... Camila no ha dicho nada después de todas sus publicaciones buscándote?—Preguntó su amiga Verónica sentada frente a ella mientras leía unos papeles.

—Nada, absolutamente nada, la muy descarada me deja a la deriva entre sus fans, ¡No sale a desmentir jodidamente nada!—Exclamó furiosa dejando caer el lapicero de su mano.

Desde que fue mandada a casa por sus jefes, ella hacía todo en casa al respecto con todas las tareas, proyectos, trabajos de sus asignaturas, y Verónica la acompañaba todos los días haciendo los miles de papeleos que tenía que hacer para poder ser libre por meses.

La pelinegra sonrío graciosamente obtener respuesta de su amiga.

—¿Cómo consideras que es eso?, ¿qué preferirías?, ¿qué apareciera o que jamás lo hiciera?—Cuestionó levantando levemente la mirada para sostenerla unos segundos antes de volver a centrarse en su papeleo.

Nuevamente sonrío al oir el suspiro frustrado de su amiga, escucho cómo se levantaba y caminaba alrededor de la mesa de donde estaban debido al estrés con el que estaba manejando, una manía que tenía la ojiverde.

—No lo sé—Respondió soltando un quejido ante su misma respuesta—Aún sigo con la mentalidad de no verla jamás y que esto no haya sucedido...

—Ni siquiera le has mandado los papeles para el divorcio—Murmuró la pelinegra en voz baja acercando su cara al papel al leer una ridiculez en el contrato—¿Quién mierdas hizo esta mierda?—Farbulló en voz baja mientras arrancaba esa hoja de las demás mientras la rompía con asco—Este estúpido quedará despedido.

—¡Porque no quiero que vuelva!...

—Jamás estuvo, así que no está verbalmente correcto el "vuelva"—Corrigió la pelinegra señalandola con la pluma sin levantar la vista de sus papeles.

—Esta usado verbalmente bien—Se cruzo de brazos viendo a su amiga volver a centrarse en sus papeles.

—Acepta que está usando verbalmente mal, reina de la gramática—Se burló de su apodo escuchando a la ojiverde gruñir en desacuerdo.

—¡No me voy a poner a pelear por un puto verbo!—Exclamó molesta tirándose en el sofá—¡Ahora mi más grande problema es Camila Cabello!

—No es para tanto, sólo mándale los papeles de divorcio—Agitó la mano restándole importancia sin siquiera voltearla a ver.

—No es sencillo—Hablo entre dientes cruzándose de brazos—¿Sabes lo que la perra ha estaba haciendo esos meses antes de disque ponerse a buscarme?—La pelinegra levantó la vista pidiéndole la respuesta aunque todo el mundo sabía qué era la respuesta.

—¿Qué cosa?

—¡Esa perra ha estado escribiendo canciones acerca de esa noche!, ¡joder, así me va a complicar la jodida vida!, ¡¿Sabes cuántas reproducciones tiene sus canciones?!—Su voz sonaba histérica y casi desesperada mientras recarga va sus codos en sus rodillas moviendo las manos al desdén de sus emociones y la explicación.

—Tienen millones—Suspiró Verónica volviendo a bajar la mirada sus papeles.

—¡Exacto, millones de reproducciones!—Se tiró nuevamente al sillón cubriendo su rostro con sus manos en desesperación—¡Todo lo que no quería que pasara está sucediendo!

—A mí me gusta la canción la que dice "cuando lo deja caer, ella rebota como un yo-yo"—Se burló de su amiga inmediatamente recibió un cojinazo en la cabeza.

En lugar de musitar alguna maldición o quejarse, no pude evitarlo y se echó a reír a carcajadas mientras se tiraba al suelo de espaldas escuchando a su amiga quejarse de su inmadurez.

—¡Esa no era para mí!, por si no sabes, esa canción la obligaron a cantar hacía unos meses...

Paro de hablar cuando su amiga se levantó y la vio con una sonrisa incrédula y las cejas levantadas, en ese momento se dio cuenta que dio información de más.

—Oh, cariño, cuéntame más—Movió las cejas pícaramente sin dejar de sonreír.

—¡Verónica!—Se quejó la ojiverde volviendose a dejar caer en el sillón.

—¡Bien que andas investigando, querida!—Se burló la pelinegra levantándose pesadamente del suelo.

—Callate—Refunfuñó cruzandose de brazos infantilmente.

Verónica caminó alrededor del sofá de la ojiverde mirando con gracia el cuerpo de Lauren, la cual miraba enfadada al frente ante la humillación de haber sido atrapada investigando. Paso a su alrededor acercándose a olfatear exageradamente su olor, acercó su mano al pelo de la ojiverde tomando un pequeño mechón y lo froto entre sus dedos para después recibir un azote en su mano, con una sonrisa camino hasta ponerse frente a ella y sostener su rostro entre sus manos ignorando la mirada asesina de la ojiverde.

—Eres fan de Camila Cabello—Afirmó la pelinegra estirando con sus dedos las mejillas de la mujer de piel pálida.

—¡Antes muerta!

***

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