No te emociones tanto

By PaulStonem

20.1K 1.2K 270

Una chica normal y corriente con una obsesión: Un cantante de rock los 90 en plena crisis de los cuarenta. Él... More

Sinopsis
PRÓLOGO
1. No te enfades tanto
2. No te enfades tanto
3. No te agobies tanto
4. No te agobies tanto
5. No te muevas tanto
6. No te muevas tanto
8. No te obsesiones tanto
9. No te emborraches tanto
10. No te emborraches tanto
11. No te líes tanto
12. No te líes tanto
13. No me llames tanto
14. No me llames tanto
15. No te rías tanto
16. No te rías tanto
17. No me esperaba tanto
18. No me esperaba tanto
19. No me beses tanto
20. No me beses tanto
21. No me subestimes tanto
22. No me subestimes tanto
23. No te emociones Tanto
0o0o Spoileati-me o0o0
24. No te emociones tanto
Epílogo

7. No te obsesiones tanto

611 41 9
By PaulStonem

7.    No te obsesiones tanto

Vega no paraba de reírse mirando su teléfono móvil. Esa mañana de viernes, después de toda la semana currando un montón, estaba bastante más relajada. Rico le estaba escribiendo mensajes contándole su alocada noche de juernes universitario. Le estaba pareciendo de lo más cómico que su amigo hubiese entablado conversación con un camarero del local donde salió, que le ponía luces de cruce como si le gustara, pero que resultó ser novio de la gogó que bailaba en una tarima.

            Rico Online

            ¡Bastardo total!

                Eres un pestiño, por eso
 se buscó una novia.

Mira, graciosita, me dijo:
"Bonita barba". Tía.
BONITA BARBA.
 ¿Estás de coña? ¡GAY!

Jajajajajajajajajajajaja
Resulta muy sospechoso.
¿No le preguntaste si era fan de
Barbra Streisand?

¡Oh! ¡Cuánto cliché!
¿Por quién nos tomas?
😔
Sí, se lo pregunté.

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA😂 😂

Shut up, bitch. 😔

Vio la miraba desde su mesa, con una ceja arqueada y con ganas de que le contara qué era tan divertido. La pelirroja aún estaba mejorando un presupuesto de los que acostumbraba ya a hacer, pero estaba deseando terminar para tirarse sobre Vega y enterarse de la movida. Volvió la vista a la pantalla de su ordenador y suspiró profundamente observando el libro de Excel lleno de números. Definitivamente, no. Prefería tirarse sobre su amiga.

            —¿Qué es tan gracioso, eh? —le preguntó olisqueando por detrás de ella para intentar ver lo que ponía en la pantalla del teléfono de su amiga.

            —Nada, Rico ligando anoche con un hetero. O eso le dijo después de una larga charla sobre barbas y Barbras.

Vio movió la mano en el aire exigiendo que su amiga le diera su teléfono para leer toda la conversación de principio a fin. Vega no le encontró inconveniente y se lo dio, de hecho así se reirían juntas. Y así sucedió, puesto que Vio no paraba de releer en alto aquellas frases que le hacían más gracia, negando con la cabeza y dramatizándolo todo con un montón de gestos exagerados. Vega se estaba divirtiendo muchísimo. Aunque, una figura en el pasillo llamó su atención. Un hombre estaba como esperando a alguien.

            —Como me suena ese hombre...

            —Será famoso —le dijo Vio despreocupada mientras le mandaba un mensaje a Rico diciéndole que debería ponerse un letrero luminoso la próxima vez que salieran.

            —¡Sí! Sí que lo es —dijo la otra cayendo en la cuenta—. ¿No es Cobe Burke?

            —¿El que juega en los Lakers?

            —No tía, ese es Kobe Bryant —le respondió Vega con el gesto torcido. ¿Qué tenía que ver uno con el otro?—. Es un colaborador de un programa de estos de por las noches en el que entrevistan gente. Es un tipo bastante gracioso.

Vio alzó la vista por fin y vio al hombre. Arrugó la frente y lo escudriñó para situarlo. Quizá con menos barba y unas gafas de pasta... a lo mejor podía ser ese que decía su amiga. Se encogió de hombros y el tipo por fin estrechó la mano a uno de los arquitectos y desapareció de su vista.

            —¡Venga! Termina ese presupuesto, quiero bajar a tomar un café. Ya por fin es viernes. ¿Sabes qué? ¡Voy a poner la canción de Den para que te animes! —le dijo Vega a su amiga mientras sonreía de forma divertida.

Vio se quejó por quejarse y se levantó hacia su mesa. Le gustaba la canción de Den, era bastante pegadiza con ese ritmillo y el coro detrás. Aún no se sabía la letra entera, pero ya las dos entonaban el estribillo como si la canción tuviese cinco años. Y así, mientras Vio se ponía manos a la obra, Vega se levantó y bailoteó por todo el despacho, teniendo que sortear las estanterías y los cables del suelo. Vio procuró no hacerle ni caso y ponerse a lo suyo, sólo dos partidas más, nada más que dos partidas. Vega, después de sortear una pila de papeles que podrían haberse caído al suelo si les hubiera dado un caderazo, no tuvo tanta suerte y pisó uno de los lápices que aún estaban por el suelo desde el lunes. Se resbaló cayendo de culo contra la mesa de su amiga.

            —¡Aaaaaaauh! —se quejó.

            —Eso ha sido un castigo divino por dos cosas. Una, por bailar delante de mí cuando yo estoy trabajando y dos, por tirarme los lápices el otro día.

            —¡Joder tía! ¿Pero por qué aún hay lápices en el suelo?

Vio se reía sin quitar la vista de la pantalla de su ordenador y la otra se quejaba frotándose el golpe. Ya se quedó sentada sobre la mesa y balanceó los pies lo que restaba de canción mientras miraba al techo. Se cortaba el pelo tan cerca de su casa... ¿y si paseaban por el mismo sitio y ella no lo sabía? Podría ocurrir. Podría estar ocurriendo en ese instante, en realidad. ¿Y cuánto le conocía ella? Después de veinte años pensaba que sabía todo de él. Tendía a idealizarlo, sí. Era imposible no pensar que debía de ser el mejor amante del mundo, tenía cara y tenía pinta de desenvolverse bien en ese ámbito. Y su chulería innata y todo ese ego también parecían corroborar la teoría. Pero eso no era todo de Den, no era sólo ese ser magnifico que puede tocar las estrellas con la mano y no quemarse, guapo como un Adonis y carismático como el que más. También tenía canciones donde imprimía sentimientos que lo traían de vuelta a la Tierra. Que lo convertían en ser humano. Y luego, cómo hablaba en las entrevistas, los gestos que tenía continuamente. Esa inseguridad que parecía mostrar con el lenguaje no verbal. ¿Sería tan tímido en la vida real? Seguro que el gran ego era una fachada y luego él era demasiado cariñoso y súper adorable. O no, mejor que fuera un tipo duro y difícil de pulir. O... bueno, ¿qué más daba? A ella le gustaba de todas las maneras en las que se lo había imaginado. Porque sí, por triste que fuera, todo lo que sabía  de Den se lo había imaginado. O supuesto. ¿Y él que sabía de ella? Nada.

Menuda mierda.

            —¡Ya está! —anunció alegremente su amiga, levantando los brazos como si hubiera marcado un triple.

            —¿Sí? ¡Pues vamos!

Subían al ascensor con una sonrisa. Lo mejor del viernes es que salían antes y ya quedaba poco para salir. Tenían siempre mucho curro, pero tampoco tenían unos jefes muy ogros. Eso, y que les pagaban el alquiler de sendos pisos, casi los hacía los mejores jefes del mundo. Vega pulsó el botón del ascensor para ir a la planta baja pero, antes de que se cerraran las puertas, un hombre hizo un gesto y casi llegó a la carrera hasta el ascensor. Vio tuvo que poner la pierna en el sensor para que se volvieran a abrir las puertas, y eso que le daba pánico de que no funcionara y se le cortara la pierna en plan dibujos animados.

            —¡Ay! Gracias —dijo el hombre.

            —Nada... —contestó Vio. Se le quedó mirando y se le escapó una sonrisilla cargada de intenciones. Estaba bueno.

Vega miró a su amiga frunciendo ligeramente el ceño por aquel atrevimiento, pero luego el hombre sonrió de forma cortés y a ella se le escapó una risita. Era Cobe, el de antes, y sí, visto al natural era lo suficientemente guapo como para que su amiga le hiciera ojitos.

            —¿Vais para abajo? —preguntó él cuando las puertas se cerraban.

            —Sí —contestó Vega sin mostrarse demasiado obvia, la verdad es que la pregunta era un poco tonta, pero en los ascensores no se suelen tener grandes conversaciones—. Hora del café —añadió simpática.

Él las miró a las dos, asintiendo de forma agradable. Pensando que estaban muy buenas, las dos. Pensando que si tuviera unos años menos habría ido directo a por alguna. Ahora la vida era de otra manera, mucho más relajada a pesar del mundo del espectáculo.

            —¿Vais al bar de abajo? —preguntó—. He quedado yo con un amigo —comenzó a explicar. Vio asintió de forma apresurada, él sonrió. Entonces sonó el teléfono del tipo en el bolsillo. Lo sacó y sonrió al ver que tenía un mensaje grabado en su whatsapp. Ese bastardo siempre tan vago como para escribir. Le dio algo de apuro escucharlo delante de ellas, pero siempre te puede la curiosidad cuando se trata de un mensaje de voz. Pulsó. «Voy tarde, capullo». Y ya está. Cobe miró a las chicas con un gesto de resignación y se encogió de hombros—. Pero viene tarde. Para variar.

Vio sonrió demasiado y Vega lo escudriñó un momento, pero después sonrió también y se encogió de hombros. No era como para ponerse a preguntar quién era su amigo ni si siempre llegaba tarde, ¿no? No. No debería hacerlo. De todos modos, Vio ya se le estaba adelantando.

            —¡Qué mala pata! Vas a tener que invitarnos a un café y a contarnos qué estás haciendo aquí.

Él soltó una ligera carcajada mirando a la chica. Vega no iba a regañarla ni nada, aunque le sorprendió, pero también había hecho cosas muy locas cuando le gustaba un tío normal y corriente de la calle, así que aquello no era nada. Él no parecía estar en desacuerdo, para sorpresa de la morena. Parecía un buen tipo, aunque no se sabe cuánto te puedes fiar de los tipos de la tele. Quizá eso lo hacen todos los días y luego comentan a cuantas tías se han llevado al huerto en el baño de un bar de desayunos. Vega frunció el ceño ante sus propios pensamientos y luego vio como las puertas del ascensor se abrían delante de ella. Fue la primera en salir. Cuando echó la vista hacia atrás se sorprendió viendo a dos personas que se sonreían demasiado. ¿Por qué todos los hombres del mundo se fijaban en Vio? Era guapa y simpática, vale, pero ella también, ¿no? Temía que si un día se encontraban a Deneb Murphy, la pelirroja le gustase más que ella misma. Podría pasar. ¡Ay, no, no!

Pero no todo fue tan sobre ruedas como le hubiera gustado a Vio. Después de que pidieran el café y él les dijese que estaba allí porque tenía intenciones de reformar un local en el que había invertido para hacer una pequeña sala de conciertos y pub de noche, le llamaron por teléfono y así estuvo, fuera del local, hablando como diez minutos largos.

            —Tía, se nos acaba el descanso de quince minutos y éste chico no vuelve a entrar... —le decía Vio a su amiga con gesto preocupado—. Es súper majo, ¿no?

            —Bueno, si todo va bien y haces un presupuesto razonable, lo verás muy a menudo por la ofi —le dijo la otra arqueando las cejas con una sonrisa enorme.

            —¡No había pensado en eso! —exclamó la pelirroja mirando a su amiga, señalándola con un dedo como si hubiese sido una auténtica Sherlock Holmes.

            —Vale, cuando seáis novios y vivas en su piso gigantesco en todo el centro, procura invitarme a las fiestas que haga. Tengo que conocer a Deneb. A alguna irá, digo yo.

            —¡Tía! ¡Qué obsesión! —le dijo su amiga con una sonrisa enorme—. ¿Y si no se conocen?

            —Pues tú, como serás su novia, le mandarás mensajes subliminales cada día para que termine queriendo conocerle. Entre famosos todo es más fácil. Luego me lo presentaréis y nos casaremos y seremos felices los cuatro.

            —Y ya está. Vida resuelta —agregó la pelirroja antes de soltar una carcajada—. ¡Tú estás loca! A esta gente no se los pilla, tía. Estos a lo sumo te echan un polvo y ya date con un canto en los dientes.

            —Yo me lo daría con una noche de sexo con Deneb.

            —Propónselo en twitter.

            —Lo haría si me hiciera caso, pero qué va. ¿Sabes que no sigue a nadie el muy flipado?

            —¡No te obsesiones tanto!

Vega sonrió ante lo que su amiga le decía. Obsesionarse era hablar demasiado, pero no podía evitar tenerlo en la cabeza todo el día. Ocurría porque la canción se oía en todas partes y porque su cara comenzaba a decorar las paredes de la ciudad junto a la fecha doce de abril. Bueno, obsesionarse era decir mucho, aunque odiaba a esa tal Meg hasta lo insospechado. Maldita fuera esa que se lo tiraba todos los días. Esa podría ser ella perfectamente, si casi tenían la misma edad. ¡Maldita Meg! Perra.

            —No podemos alargar mucho más esto, tía —le dijo Vega a su compañera señalando las dos tazas vacías y las migas de las pastas que ya se habían comido.

            —Ya. Éste hombre de mis sueños se lo ha perdido.

Y entonces, el de la tele, llegó a la mesa otra vez. Se rascó el cuello con algo de culpabilidad y sonrió al ver que ellas se levantaban. Arrugó la nariz para demostrar que no estaba contento con haberse entretenido y ellas se encogieron de hombros a la vez.

            —Tenemos que volver al curro —le explicó Vega simpática.

            —Claro, chicas —le dijo él—. Un placer, ¿eh?

            —Sí. Nos veremos por aquí —añadió Vio—. ¿No? —preguntó con bastante interés mientras le clavaba la mirada y arqueaba una ceja de forma sugerente.

Él sonrió con el ego por las nubes y asintió mirando a la pelirroja. Luego miró a la morena y le dedicó otra sonrisa. Estaba buenas, las dos. Joder, ¡qué pena!

            —Pues hasta cuando quieras volver —le dijo Vega simpática.

            —Hasta muy pronto, chicas.

Continue Reading

You'll Also Like

369 58 30
Maya, una chica atea que detesta muy a fondo a los cristiano sin tener un porqué claro. Pero existe a alguien que ella detesta más que a cualquier ot...
3M 159K 62
Ada hace dos años se había enamorado como nunca, ella creía que Alexander era su verdadero amor.Pero como casi siempre pasa el la uso y la engaño...
1.2M 64.6K 46
Una bebida alcholizada y una habitación equivocada será más que suficiente para cambiarle la vida a la retraída Anastasia, quien hasta el día del inc...
3M 187K 35
Desmont James es un hombre que se repite a sí mismo que lo perdió todo cuando la mujer que amaba dejó de existir , aun cuando ella dejó como recuerdo...