Si ellos supieran

By Heatherdelrey

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Mar debe fingir una relación con la chica que detesta, pero lo único que odia más es no poder besarla. *🔮* ... More

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1. La entrevista
02. Típico de capricornio
03. La HonnMar nación ataca de nuevo
04. Casa 10
05. Luna en escorpio
06. Virgo
07. Leo
08. Se fue la luz y solo hay una cama
9. Venus en piscis
10. Marte en aries
11. Luna en sagitario
12. Ayuda
13. Marte en escorpio
14. ¿A qué hora nací?
15. Ascendente acuario
16. Signos de agua
17. Maté a Luna y no me arrepiento
19. Venus
20. Marte
21. Luna
22. Sol
23. Saturno
24. Mercurio retrógrado
25. Periodo de sombra
26. Nadie muere virgen, la vida nos coge a todos
27. Compatibilidad de fuego
28. Planeta estacionario
29. Es Halloween
30. Fiesta
31. Cuaderno
32. Fake Crystal
33. Sinastrías
34. Neptuno
35. Te amo
36. Todo estará bien
37. Feliz navidad
38. Honne me dijo que me ama *llora*
39. Astrology, actually
40. Signos de tierra
41. Una montaña rusa de emociones
42. Luna en aries
43. La familia Alzaga y su lengua loca
44. Los declaro, hada y mujer
45. Astros
Extra: Cumpleaños
Extra: Cocinar
Extra: Kalum y James
Extra: Halloween astrológico
EXTRA: NAVIDAD MISTICA

18. Magia

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By Heatherdelrey



Al separarnos, un ligero hilo de saliva se quedó entre nosotras, Honne volvió a besarme para romperlo. Su labial se le corrió, igual que yo.

El labial también se me corrió.

¿A quién engaño? No uso labial.

—Honne. —suspiré viéndola a los ojos.

Su aliento fresco me rozó la mejilla, utilizó su agarre en mi cintura para levantarme aún más encima suyo. Temblé cuando una de sus manos se colocó muy arriba de mis piernas debajo de mi vestido.

—Qué bien suena mi nombre en tu boca.

Me empezó a palpitar con fuerza, y el corazón también.

Acarició mi muslo con su pulgar, hundiéndolo con fuerza, estaba tan consumida por ella que de no ser porque sostenía mi espalda me hubiera caído. Siendo sincera, su agarre iba pasando cada vez más a mi torso, eso no me molestó, yo me sujeté de su cuello.

—Mierda. —gruñí.

—¿Qué pasa? —se deslizó aún más, ahogué un gemido cuando apretó suavemente mi pecho—. Estás muy roja.

Me estresaba desearla tanto, apenas nos conocíamos, llevábamos media hora de novias. Hace unos meses éramos extrañas, pero dejaría que Honne me destruyera la vida.

Es más, ella podría destruirme la vida y yo le diría gracias.

—Agh, no vine acá para que me manosees. —reí.

—Bueno —me movió a un lado—. ¿De qué quieres hablar?

Escogí mal mis palabras.

Tampoco dejé que acabara, aunque menos segura de mí misma, me agarré de su hombro para al menos estar tan juntas que pudiera sentir sus latidos.

—Era sobre que el contrato dice que no podemos ser una pareja real, ni tener contacto o similares.

—Incumplimos el contrato, listo ¿Por eso estabas mal?

—Hablas como si la vida fuera así de fácil.

—Te aseguro de que habrá una manera.

¿Era eso una proposición de noviazgo?

Pensar en las consecuencias me tuvo tensa todo el día, por eso fue una sorpresa cuando de manera torpe ella intentó hacerme un masaje. Le sonreí negandome.

Nos quedamos viendo, con ganas de reír pero intentando contenerlo, en un silencio tan cómodo que se extendió por minutos.

—Nadie puede saber esto.

—Lo sé, espero que tu hija felina no vaya de chismosa.

—Nuestra hija. —corrigió— deberías ir a verla, te extraña.

Se levantó, en cambio mis piernas no funcionaron tan bien. Arrodillada en el piso la vi desde abajo, tan alta que la luna se alineó al final de su figura, la luz azul se posó encima suyo, sus ojos bajaron a verme y extendió su mano.

—Ven conmigo.

***

Lo nerviosa que estaba en el último concierto no tiene nombre, sentí que en cualquier momento me trababa con las letras, rogué a mis guías espirituales que me ayuden en lo que bailo.

Me compraron nuevas alitas moradas, me puse feliz.

Era chistoso como ayer pude decirle que me gusta pero en el escenario me dio pena ver en su dirección, quería hacer un cover de alguna canción romántica aunque no se me ocurrió nada. Cómo empezó a llover cancelaron lo de que suba conmigo, pero debíamos hacer algo para compensarlo puesto a que los fans esperaban fanservice.

Continué bailando, aunque me cansé hace media hora por lo que me costó caminar en tacones. Decidí que mientras cantaba la penúltima en el repertorio, ver arriba donde ella esperó cada show a través de una ventana, las luces cambiaron a moradas.

Bajé mi mano de mi corazón a mi vientre siguiendo la coreografía, en un instante por tantos gritos perdí la concentración y me caí. Por suerte como estaba flexionando las rodillas quedé cerca del suelo cuando no me respondieron las fuerzas, tomé aire asustada aunque a juzgar por la multitud nadie pensó que arrodillarme allí fuera un error.

Tuve mucho sueño, de seguro estaba cansada por dormir cinco horas y no por el trabajo.

Finalmente llegó la canción final, en las firmas empecé a hacer una menos elaborada para gastar menos energía, no había comido aún así que Honne me trajo un taco que le regaló un extraño en la calle. Lo acepté porque aprecio los regalos.

—¿Por qué tu maleta está llena de estas cosas? —levanté una pelotita—. ¿Son de copito?

Estar en su habitación haciendo las maletas para el viaje fue la mejor parte del día, en especial porque pude acostarme.

—Si aprietas el botón vibra. —explicó ignorándome.

Lo solté.

—No trajiste mucha ropa. —comenté doblando su abrigo.

—No pensaba usarla.

—Ya —dejé su sostén al lado mío—. ¿Dónde aprendiste a hablar de esa forma? Es como si cada vez que me hablaras me estuvieras coqueteando.

—¿Funciona?

—Sí. —bajé la cabeza sonriendo.

—Aprendí leyendo libros, creo que una vez dije que aparte de ser un genio matemático también estoy en el mundo literario y dibujo.

—¡¿Dibujas?! —di un saltito—. ¿Puedo ver?

Se mordió el labio inferior, negó con la cabeza.

—No estás lista.

—Agh, qué aburrida.

—Por cierto, ¿conoces a Luna? —su pregunta me agarró desprevenida.

¿Qué le habrá dicho? Como sea algo malo voy a maldecir a alguien.

—No, ¿Por qué?

Volvió a ignorarme, pero la noté más contenta al aclararle su duda.

***

—Recuerda no saltar del avión. —aconsejó Luka.

—Gracias, lo tendré en cuenta.

Que su hermano viniera con nosotras fue una sorpresa, pensamos que se quedaría con su familia aunque se viera que sus relaciones son complicadas. Verónica explicó en la escalera de subida que lo contrató como chofer por la confianza.

Me pregunté, si él es mejor amigo de la chica esa, ¿Son realmente de fiar?

—Dame el asiento de la ventana. —pidió mi mujer.

—¿Para qué? ¿Quieres sacar tu cabeza por allí a ver el paisaje?

—Veo que eres un monstruo cuando entras en confianza.

—Siempre soy un monstruo —le saqué la lengua—. entra que ya va a despegar.

Se acomodó en silencio, aunque apenas nuestros representantes dejaron de vernos. Se inclinó sobre mi oreja, no hizo falta conocerla con tal de saber que diría una tontería.

—He esperado el momento, ¿Me das tu...?

—¿Carta astral? —preguntó arqueando una ceja—. te la traje impresa. —abrió su bolso sacando un papel plastificado.

¿Es esto una propuesta de matrimonio?

Se la quité con la emoción escapando de mis poros, siquiera me molesté en disimular mi emoción. La sonrisa se me fue al instante.

En caso de que no me diera pena, le explicaría que por ser Saturno quien rige ese planeta, se dice que son personas que fueron obligadas a madurar muy pronto, por eso tanto capricornio como acuario tienen fama de ser serios y fríos. Se proceso es diferente a los demás, en especial en la infancia que suele ser complicada.

—Mira aquí —señaló su Marte—. dice escorpio.

Haré como que no vi eso.

Quise dormir en el viaje, por estar a la vista de los demás, intenté ponerme al lado contrario al suyo.

—Tienes que cuidarte más, es peligroso que subas cansada al escenario. Puedes contratar a quienes te guíen para sobrellevarlo. —susurró.

—Fue por tu culpa.

—Exacto, ser mi pareja es agotador. Te recomiendo ir con cuidado.

—La mía también, ahora que tengo tu carta voy a chismear toda tu existencia.

—Si encuentras algo interesante me avisas.

Antes de quedarme dormida, vi que sacó una libreta y un bolígrafo, estuve demasiado cansada como para ver más.

Al levantarme, me aconsejaron que guardara mi teléfono, levantara la vista y que rechazar un dulce de leche es pecado. Aterrizamos en Buenos Aires.

Cuando llegamos hubo un grupo de jóvenes esperándonos, como dormí una larga siesta me quise despertar yendo a tomarme fotos con ellos, me tiraron un peluche de Honne en la cara.

—Lo tejí por mi cuenta.

—¡Muchas gracias!

Lo sostuve entre mis brazos, puse mi mejor sonrisa para las selfies.

Me giré hacia Honne, que cual estrella estaba posando de varias formas ante las decenas de cámaras de teléfono frente suyo. Nadie podía sacarse fotos serias con ella porque cuando usa sus tacones llega a casi 1.90.

Me hizo gracia como levantan la cabeza al verla, al darse cuenta que yo soy parte de esa multitud, me guiñó.

Hizo una seña de que vaya con ella, sin embargo me negué a parecer un pitufo. Ladeé la cabeza hacia la salida donde nos esperaron Luka y Vero, Kalum detrás suyo sirvió de guardaespaldas.

—Mi novia es mala y no me deja quedarme con ustedes, —hizo un puchero—. nos vemos en los conciertos, las amo. —vociferó al salir.

—Wow, la superestrella Honne. —me burlé.

—Soy, tengo la agenda de la primera semana ya ocupada con sesiones de fotos y una pasarela. Es por tener demasiada facha, empieza a ser peligroso.

—Habladora.

—¡Espera! ¡¿Dónde está Copito?!

—Aquí —informó Kalum sacándola de su bolsillo—. es muy pequeña, entra donde sea.

—Dámela, es delicada. —la sostuve entre mis manos, escuché una risa de fondo.

Levanté los brazos con el bebé colgando mientras ella me puso el cinturón de seguridad, parecía que oyó un chiste que yo no.

—¿Qué te pasa?

Me tomé unos segundos para apreciarla, en la mañana me faltó cabeza. Se puso la bandana que le recomendé en la cabeza, lentes de corazón rojo a juego con su tono de brillo labial, su saco de cuero reflejó la luz.

Honne tiene un aroma distinto cada semana por todas las marcas que la promocionan, es insano pensar que todos le sientan bien. Todos me hacen querer acurrucarme donde esté.

—Te voy a dar una piedra más linda pronto. —señaló mi collar.

—No hace falta.

—De hecho a mí me encanta hacer regalos —sus pupilas se dilataron—. no puedo esperar a que los veas.

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