Hoy apareciste cincuenta y dos segundos más tarde de lo acostumbrado.
Tu camisa estaba manchada de tintero, tenías bolsas oscuras debajo de los ojos y algunos flecos de tu cabello caían sobre tu frente cosa que nunca antes había sucedido. Además no traías tu horrible suéter.
No supe si preocuparme o sentirme aliviado.
También tardaste más tiempo con tus cafés y olvidaste tamborilear con la pluma. No la vi, creo que fue la que se derramó en tu camisa.
Nuestras miradas se encontraron por primera vez y logré ver la pigmentación que poseen tus globos oculares. Uno es gris, el otro azul. Sin saber porqué mi cerebro lo relacionó con lo que podría figurar las dos partes de tu ser.
El gris es la que más destacas, la utilizas para pasar desapercibido.
Y quiero creer que hay azul en ti. Me gustaría ser quien lo descubra.